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154 FRANCISCO LACUEVA LAS AUTORIDADES DE LA IGLESIA 155

3. La Santa Biblia, mensaje de salvación. hizo que los apóstoles se volvieran entonces a los gentiles
(Hech. 13:46).
Se ha dicho muy bien que la Biblia es corno la Carta Nosotros, pues, gentiles (es decir, no pertenecientes a
Magna de la salvación, descendida del Ciel.o para los la nación judía) debemos a ese rechazo el haber obtenido
hombres perdidos, así corno del Padre C~lestlal para .~u más de prisa las Buenas Nuevas de la salvación (Roma-
Pueblo. Su mensaje es, pues, un mensaje de salvación nos 11:11), hechos ahora hijos espirituales de Abraham
ofrecida por pura, gratuita Y misericordiosa iniciativa por la fe; ya que, de lo contrario, la Iglesia de Cristo
divina. (= Iglesia de Dios) sería probablemente una comunidad
Pero este mensaje ha sido transmitido, desde el prin- universal (el gran qahal del nuevo eón) de base israelita
cipio envuelto en las vicisitudes de la Historia de un pue- con prosélítos gentiles. El hecho de que el mismo Pablo
blo. Por un proceso de progresiva selección (Seth, Noé, -el apóstol de la incircuncisión (Gál. 2:7)- fuese primero
Abraham Isaac, Jacob), Dios se formó un pueblo que a predicar en la sinagoga, dondequiera que existía una
fuese vehículo de su mensaje salvífico, así como objeto comunidad judía, parece avalarlo.
de Su presencia y acción salvíficas. Este proceso tiene De aquí se desprende que toda la historia de la salva-
diversas etapas siendo la era cristiana con la Nueva ción, según la registra la S. Biblia, está enhebrada en un
Alianza al men~s en lo que afecta a la Iglesia," la última hilo único, que es Jesucristo. El Mesías profetizado en el
de ellas. Con la Encarnación del Verbo, con Su predica- Antiguo Testamento, y encarnado, muerto y resucitado
ción y Su obra redentora, Dios. ~a. cumpli~iento a la fase .para inaugurar la Nueva Alianza, presta la solución clara
decisiva de las profecías mesiamcas, pomendo en clara al crucigrama que el mensaje de la Biblia hebrea parecía
luz el espíritu de la Ley (como «nuestro. ayo, par~ lle- presentar. Agustín de Hipona lo expresó magníficamente
varnos a Cristo» -Gál. 3:24), que las tradiciones Iariseas en una de sus frases lapidarias: «El N. Testamento está
habían oscurecido. latente en el Viejo, y el Viejo Testamento está patente en
Esta renovación y «plenitud» que Cristo vino a traer el Nuevo.»
a la Antigua Alianza, dio ocasión al hecho tremend? ~el Recalquemos de nuevo que la Biblia es una Historia
rechazo por parte de la gran masa del pueblo JUdlO, de salvación que comporta un mensaje de salvación.5 Lo
del me~saje salvador ofrecido por Dios en su ~esí~s al cual implica dos consecuencias muy importantes, que con-
pueblo elegido, como una nueva etapa. de la Historia de viene tener en cuenta para evitar dos extremos igualmente
la salvación 4 que empalmaba convementemente, dentro peligrosos: el literalismo y el modernismo; a) la Biblia es
de los planes divinos, con la etapa anterior. Este rechazo un libro de religión, no de astronomía, física, biología, et-
cétera; b) la Biblia está escrita en el lenguaje de la época,
3. No queremos entrar aquí en la discusión dispensac~?nalista dentro de una cosmovisión típica del Oriente y con un
respecto al futuro de Israel (11. el vol. VII -en preparacion-> de estilo semita, que varía según la formación humana y cul-
esta serie teológica). tural de los redactores humanos o «hagiógrafos» y el de-
4. Por eso, como hace notar L. Sp. Chafer (o. C., I!I, pp. 3?2-378). signio de la vocación divina para cada uno de ellos, que
la exhortación a la «metánoía» o cambio de mentaltdad, ~s~ como
a creer, al mismo tiempo, en el Evangelio (la «Buena NotJcJa~ del la inspiración se encargaba de llevar a cabo a través de
cumplimiento de los tiempos), que forman el ~squema del prlm~r
sermón de Juan el Bautista y del mismo Jesu<?rl~to (Mat. 3:2: 4 :1/; 5. Para más detalles, ef. J. Grau, Introducción a la Teología,
Marc. 1:15), van dirigidas, ante todo, a los 1udws. lecciones 45.a-51".

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