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LA GUERRA INTEGRAL
¿Qué ocurrió en la Catedral el 12 de junio de 1955, a do, Alejandro y Federico Padilla, Guillermo Máximo Leloir
cuatro días del bombardeo a Plaza de Mayo? y Eduardo Twaites Lastra, quienes explicaron que estaban
Quienes allí estuvieron, en valiente actuación sin dispuestos a defender la catedral en caso de que fuera inva-
duda, acudieron convencidos de que los peronistas pro- dida”. 3
yectaban incendiarla. Me remitiré a lo relatado por cató- Con todo tranquilo y normal, pese a los mencionados
licos y testigos presenciales, a lo que surge del expediente trascendidos, había frente a la Catedral más de 500 per-
judicial, que consulté, a lo conversado con algunos de los sonas, ninguno peronista. Entonces un anónimo sujeto
presentes aquel día y a lo señalado por historiadores no advirtió a activistas peronistas, que un grupo de católicos
peronistas. y comandos civiles “están tramando algo” en Plaza de Mayo.
Florencio Arnaudo –de la Acción Católica y entonces Jugada maestra de los mandiles. El día anterior había sido
jefe de 200 Comandos Civiles–, dice que el 12 de junio, la manifestación de Corpus Christi (ver mi nota III en El
hacia las 14 hs. fue llamado por Marcelo Cárdenas para PA nº 47, p. 15 ss.).
advertirle que “había un gentío impresionante vociferando Si bien “no pasaba nada”, acota Arnaudo que “por las
frente a la Catedral. Hay que ir a defenderla si quieren ata- dudas” se quedaron ya que “circulaba la versión que los
carla. Nosotros ya salimos para allá”. Para cerciorase, se peronistas iban a tratar de asaltar la Catedral esa tarde”. 4
comunicó con el padre Mackinnon, y le trasmitió no que Por fin indica que el grupo que llegó a la plaza “daba más
se trataba de un “gentío vociferante” sino que “Acaban de lástima que temor. Lo integraban diez o doce malevos de
decirme que están asaltando la catedral… ¿qué podemos suburbio, otros tantos muchachotes que gesticulaban y salta-
hacer?”. Se prepara entonces para “la pelea” y al volver a ban encabezados por un negro que era un verdadero contor-
comunicarse con el sacerdote, éste lo trata socarronamente sionista y que parecía escapado de una murga de corso veci-
de “alarmista”, pues desde la curia le habían informado nal… el conjunto daba más pena que indignación… Los
que no pasaba “absolutamente nada”. católicos nos alineamos sobre las gradas de la Catedral en
Un nuevo llamado, de Isidoro Lafuente Ansó, da ya al actitud decidida… Mientras los veía acercarse me restrega-
supuesto ataque un tono de tragedia: “Arnaudo, me aca- ba los puños con entusiasmo. Hasta estaba eligiendo con la
ban de decir que están incendiando la Catedral, hay que ir vista la mandíbula que tomaría de blanco para mis prime-
para allá a ver qué podemos hacer”. Otro comando civil, ros impactos apenas se diera la orden de ataque”. 5 El cho-
Pérez Cobo, añadió “que una señora amiga lo había lla- que fue, sigue, entre unos “quinientos” “defensores”, y “cien
mado llorando a lágrima viva para decirme que estaban o doscientos forajidos que la asediaban”. 6 Monseñor Tato,
incendiando la Catedral”. El Dr. Romero Carranza, quien informante, no muy confiable habla de “cerca de 250 per-
equiparaba a Perón con Nerón, fue más lejos, “Corrió la sonas”. 7 Vista la tendencia de Arnaudo a la exageración,
voz de que el barrio Norte sería incendiado”. 1 sus “entre cien y doscientos forajidos” podrían ser pues unos
Arnaudo parte raudamente para la catedral. Llega a 150, contra más de 500 antiperonistas, como él mismo
“las tres de la tarde” y allí tiene “la seguridad que no pasaba reconoce expresamente.
nada…, se encontró con una Plaza de Mayo vacía, soleada Añade que “tiene la impresión” de que había algunos
y apacible”. 2 con armas, pese a no ver ninguna. Pero, en su imagina-
Horas antes de los altercados, estando él en la “solea- ción, presume “que no debía haber más de 20 o treinta
da, apacible y vacía” plaza, la policía, informa Ruiz More- hombres armados”. Le parece que una vez dentro de la
no, detuvo cerca de la Casa de Gobierno un automóvil, Catedral tiraron tiros desde afuera contra ella, aunque no
“dentro del cual se encontraban armados los jóvenes Eduar- quedó vestigio alguno de disparos en columnas, paredes,
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Tomamos esta nota de la revista chilena CIUDAD DE LOS CÉSARES N° 17, 1991. Consta como de tres movimientos
musicales: lingüístico, metafísico, teológico, más una coda sobre la postmodernidad y cómo revertirla para conectarnos con
la beatitud de los orígenes. Su lectura no es fácil. En vez de fastidiosas notas aclaratorias, preferimos los lectores remitan sus
dificultades a nuestro e-mail y responderles según nuestra limitada comprensión, ayudándonos mutuamente a entenderla.
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tos entre sí. Muere la semántica rerum creatrix, superar: 1) controversias estériles y fragmenta-
repliégase el nous y la historia concéntrase como rias sobre la modernitas ut sic; 2) evadir el cerco
la historia potens hominum para ensayar una dei- de la catástrofe, y por ende plantear una anábasis
dad que destruya definitivamente la vida hyper- entitativa al margen del pensamiento profético,
bórea. Este ritmo de katábasis signa la post-mo- que reanima de suyo otras alternativas que no es
dernidad, ya desembozada, o simplemente incoa- posible considerar aquí. En última instancia es-
tiva. Ella confiere una dispensación concentra- tán planteadas en mi libro Las Fuentes de la Cul-
cionista pero en detrimento del ser profundo del tura, cuya redacción tiene ya casi treinta años. Y
hombre, según se adviertan o dimensionen sus en definitiva lo que nos urge y sobrelleva al mis-
vías y sus corifeos. En cualquier caso, es la mani- mo tiempo en el seno de la post-modernidad, tal
festación del fatum modernum. como la concibo desde el pensar anaxagórico son
El segundo ritmo, de anábasis, sería conna- las dos dimensiones del pensar simbólico: a) el
tural a la raíz lingüística que no puede perecer, ni symbolon cognitivo per se; b) el symbolon ope-
aun por regencia de lo anteriormente atribuido al rativo, que anule el homo daedalicus, reduzca la
ritmo katabático; y connatural también physica- dispersión homeomérica, y desembarque en el ho-
mente a la luz, que tampoco podría extinguirse, y gar vestálico del nous.
cuyos ciclos, los de la luz, son inmunes a la dis- La anábasis es pues posible, o sobrevendrá
pensación y confusión de las homeomerías. Por por efusión musical del “centro”, o de la “arkhé”,
donde el cosmos physico, noético y semántico o del héroe heráclico, reinstaurado para limpiar
sería como dice Tucídides un ktema eis aei (un de monstruos la tierra devastada y emponzoña-
logro para siempre), o como expresa un lyrico da. En cuanto al primero, o sea, el symbolon cog-
grecista en la modernidad (me refiero a Keats) “a nitivo, la post-modernidad los comporta, en el
thing of beauty is a joy for ever”. Aquí radica el oleaje indiferente de las homeomerías modernas.
punto, espacio o rampa de apoyo para la anábasis En cuanto al segundo, el symbolon operativo, sólo
(ascenso). La post-modernidad por ende, actuan- los hyperbóreos que subsisten entre los hombres
te ya o incoativa, como advertí, exige de todo de la ferrea aetas, tecnotrónica ahora, conocen el
hombre libre por el noein irrestricto un acto de camino del hymnein, el maravilloso camino que
selección que permita “la alternativa en la katá- recorre Perseo antes de yugular a la Gorgona.
basis”, aunque a su ruta de descenso infernal sea Es así el contexto finimilenar, no lo podemos
imposible eliminarla o constreñirla; pero sí pue- cambiar, pero podemos “oír y ver”, y sobre todo
do con giro reluctante desalojarla de mi alma o “noein”. Este es por otra parte el destino de Amé-
mente o inteligencia, para compartir con otros rica. Por sobre estos pormenores desplegaremos
hombres la aventura de la reconquista del nous. en otro momento y ricorso nuestras reflexiones
En el mar de las homeomerías sin riendas noéti- al borde del abismo. Entretanto en lo profundo
cas somos como Odiseo con su balsa en medio de nuestro corazón, entonamos un cántico pindá-
de la tempestad. Sólo que –conviene subrayarlo– rico en celebración de la Hélade incólume en el
Odiseo eligió ese camino riesgoso. Aquí, en la océano de la postmodernidad. La tectónica del
anábasis descripta, sigue vigente la antiquitas nous habita pues en nosotros, no en los artefac-
como hontanar, régimen de ciclos luminosos, ca- tos.
tegoría hyperbórea precisamente para este segun-
do parámetro de la post-modernidad. CARLOS A. DISANDRO
Sea como fuere, mi breve reflexión intenta
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EL ANTICRISTO, EN VLADIMIR SOLOVIEV
PERSPECTIVAS GEOPOLÍTICA Y RELIGIOSA
ADVERTENCIA
Tras encomendarme estudiar y hacer conocer autores rusos, el Dr. DISANDRO me encargó una
reseña de La Grande Controverse et la Politique Chrétienne (Orient et Occident) 1 de
Soloviev para La Hostería Volante, publicada después de su muerte en el nº 41, julio 1994,
de la revista. Considerablemente ampliada ella acompañó luego nuestra versión del texto
sobre el Anticristo con que concluye S. sus Tres diálogos, última obra por él escrita.
El primer texto mencionado fue publicado originalmente en 1882, a los 30 años de edad
de su autor; el segundo en 1899, un año antes de su muerte. Hay entre ambos una profunda
relación. Pero si en 1882 postulaba S. acabar con el cisma entre la Iglesia Ortodoxa greco-
rusa y la Iglesia Católica romana, y en su medida integrar allí también a la confesión lutera-
na, considerándolo en esos momentos realizable, en 1899 en cambio lo veía posible sólo en
tiempos apocalípticos, en combate contra el Anticristo.
Creo que el breve estudio con que prologué nuestra edición del relato 2 sigue sosteniéndose y a él remito. Pero interesa
subrayar ahora que en su cuidadosa composición se distinguen dos partes. Pues el relato integra una conversación entre
cinco personajes. Uno de ellos, el Sr. Z., se encarga de leerlo, escrito en la ficción soloviana por quien él llama Padre
Pansophii. Pero la lectura se interrumpe de pronto porque el escrito, dice el Sr. Z., quedó inconcluso por la muerte de su
autor; lo que sigue, muy somero, será sólo un rápido recuerdo de lo que éste le confió. Las dos partes no están pues al mismo
nivel. La primera, delicada y artísticamente elaborada, contendría lo más depuradamente concebido; la segunda luce como
un breve informe que completa lo trunco.
Las palabras siguientes, substancialmente resumen de una clase, sólo quieren ayudar a leer y comprender el texto.
1. Su parte primera, la más importante pues, co- rico-política es una aspiración que según él no pue-
mienza con la perspectiva geopolítica, preocupación den las iglesias descuidar sin ser infieles a su cometi-
constante de nuestro autor. Pues la re-unión religiosa do.
que le interesaba tiene que plasmarse en el orden civil Preocupado desde su juventud por el peligro que
con la realización de una política congruente. La mi- para Rusia signicaba el lejano oriente, dice S. en su
sión de la Iglesia queda incumplida si no culmina prác- relato que hacia los años finales del s. XX, era de las
ticamente en la justicia social. Le reprocha por eso últimas grandes guerras, el panmongolismo, doctrina
don Vladimir a su propia iglesia, la que en Bizancio surgida en Japón, hace que los japoneses invadan
prefirió recluirse en los monasterios –de suyo una bella China y convenzan de a poco a sus invadidos para
decisión–, que con ello abandonara por entero el or- consolidar entre ambos un gran imperio central, con-
den civil a la dominación musulmana. Y por lo mis- quistar a los restantes pueblos asiáticos y atacar luego
mo rescata parcialmente del papado romano que siem- a los de Europa, racialmente extraños. De allí que
pre haya procurado incidir sobre la vida civil, aunque con Asia ya en su mayoría conquistada, entrenados
históricamente transformara eso en una insensata bús- ejércitos orientales, aprovechando conflictos entre ára-
queda de puro poder mundano, para terminar preso bes y europeos, vayan luego contra una imprevisora
de él. Pero cualesquiera hayan sido en uno y otro caso Rusia, rápidamente deshecha, y sean detenidos sólo
las falencias y extralimitaciones, la proyección histó- por los disciplinados alemanes a quienes, para ven-
1
Publicamos de ella una traducción, La gran controversia. Oriente y Occidente, Buenos Aires, Dunken 2012.
2
V. Soloviev, Breve historia del Anticristo, Buenos Aires, Cielos Abiertos 1998.
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garse de antiguas derrotas, los franceses atacan por la dudable, asceta y filántropo, espiritualista convenci-
espalda. Rehaciéndose, el maltrecho ejército panmon- do, cree en Cristo respetándolo como su ilustre ante-
gol, tras degollar escrupulosamente a sus colabora- cesor. Y los textos referidos a su Segunda Venida, con
dores franceses, intenta invadir flota mediante a In- ilimitada vanidad, que razones de ser tenía, se los aplica
glaterra, que compra entonces su libertad a cambio a sí mismo. Pero si Jesús había sido un reformador
de dinero, por el ejército y el gobierno imperial nece- que distinguió buenos y malos y amenazó con un tre-
sitado. Las naciones europeas pierden así su sobera- mendo juicio definitivo, sería él en cambio un bene-
nía y el invasor consolida un dominio de 50 años, factor que misericordiosamente daría a todos a la vez.
mientras llegan de oriente cada vez más trabajadores Espera por eso para su obra salvífica una señal supe-
que agudizan los problemas sociales. La intuitiva in- rior, que se demora. Con más de 30 años ya, una
sistencia de S. en estos detalles debería alertarnos hoy, duda lo atormenta un día del modo más violento. ¿El
con tantos islámicos ya instalados o penetrando en verdadero sería no él, sino el Galileo? La envidia y el
Europa, o con Rusia comprometida en una guerra de odio sustituyen entonces al respeto. Y sufre una pa-
desgaste, sin fin a la vista, mientras China sigue for- vorosa experiencia preternatural. Corre convulsiva-
taleciéndose y espera tal vez algún acuerdo con mente en la noche hacia un precipicio y se arroja al
EE.UU. que el propio Biden no ve imposible. 3 vacío. Una fría columna como acuosa lo sostiene y lo
Transcurrido medio siglo, gracias al empeño cons- devuelve a la cima. Allí al recuperar la conciencia apa-
pirativo de las sociedades secretas, la masonería sobre rece a su lado un extraño personaje que le indica ado-
todo, el yugo mongol es abatido y masacrados o ex- rarlo desde entonces en más solo a él y ya no más al
pulsados los soldados y trabajadores asiáticos. La se- otro. Pues a cambio, si el mencionado personaje antes
paración entre las naciones europeas, que tanto había lo había engendrado en la belleza, lo engendraría ahora
favorecido su derrota, es sustituida entonces por una en el poder. Lleno de una energía sin precedentes, el
cierta unión entre ellas cuyo ejército vence por com- gran hombre es devuelto a su casa.
pleto en Asia misma a las hordas mongólicas. Al día siguiente todos advierten su transformación.
En tal panorama bélico-social sorprende que, esti- Escribe velozmente un libro sobre la paz y prosperi-
mulado por nuevos descubrimientos científicos, co- dad universales que sólo unos pocos, los más religio-
lapse el materialismo. La acumulación mecánica de sos, critican. Allí todas las contradicciones son conci-
cambios no convence ya a ninguna inteligencia, aun- liadas. Traducido a todas las lenguas, cada lector se
que también la fe simple es tenida por una puerili- siente bien representado en él, considerando satisfac-
dad. El dogmatismo científico o el religioso resultan torias y por fin practicables sus soluciones, basadas
así cosa del pasado. Y ante la débil fe que muchos en el espíritu cristiano, mas sin mención alguna de
ilustrados conservan, los pocos creyentes de verdad Cristo. S. no prevé pues que pueda mencionárselo a
quedan obligados a ser pensantes. La mera adminis- destajo, como ahora en documentos y declaraciones
tración de sacramentos y culto, hoy encarecida entre católico-romanos desde hace más de 50 años, y sin
nosotros por tantos sedicentes tradicionalistas, resul- embargo lo que Cristo mismo de veras significa que-
ta pues para S. insuficiente. Quien no piensa y pro- de ausente.
fundiza, en tiempos anticrísticos sucumbe forzosa-
3. Poco después de su éxito editorial, que le da
mente a la coerción.
una popularidad sin precedentes, se reúne en Berlín
2. Este panorama bélico-político-social deja luego una asamblea para unificar a Europa, amenazada de
lugar a una trayectoria y semblanza del hombre del graves disidencias internas sólo solucionables con un
futuro. Dotado de persuasiva belleza y un genio in- mando unificado que adjudican al hombre del futu-
3
https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2022/10/Biden-Harris-Administrations-National-Security-Strategy-10.2022.pdf, (esp. p. 23-27).
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rigiéndose a todos para decirles que los ama, los quie- propio padre. Los príncipes de la iglesia acompañan
re hacer felices y necesita en reciprocidad también el a gritos, “¡Perezcan, perezcan!”, la imperial admoni-
cristiano amor de ellos. Después a los católicos, celo- ción. Emperador, mago y séquito se retiran entonces
sos siempre de la autoridad y las decisiones jurídicas, y en el templo quedan sólo los dos cadáveres y los
les promete la vuelta a sus instalaciones e institucio- aterrorizados y escasos cristianos remanentes.
nes de Roma, de donde habían sido desalojados; para Pero hay uno a quien el temor generalizado no
los ortodoxos, tan inclinados a preservar la santa tra- doblega, sino le despierta fuerzas espirituales. El prof.
dición, reserva un museo arqueológico cristiano y Pauli, majestuosamente ahora, sube al estrado, redacta
participación con él mismo en decisiones para exa- un conciso documento de clausura del concilio con
minar las costumbres y corregir en lo posible las no el que admite la legitimidad de lo hecho por Iván y
tradicionales; a los luteranos, defensores de las con- Pedro, los reconoce como testigos de la Verdad, rom-
vicciones personales y el libre examen de las Escritu- pe con el excomulgado y sus adherentes y decide reti-
ras, él, reciente doctor en teología por la universidad rarse al desierto a esperar la Segunda Venida. Reani-
de Tübingen, les asegura un cuantioso presupuesto mados, los presentes refrendan el documento y a ins-
para un Instituto que estudie libremente los textos tancias de Pauli trasladan con ellos en angarillas a los
sagrados. Les pide a cambio a todos que lo reconoz- dos testigos. Antes de poder salir de la ciudad los in-
can como su Jefe, y se trasladen de donde están senta- tercepta empero un magistrado con un pelotón de
dos a butacas que al lado de él y de Apolonio aguar- guardias que por orden del emperador los expulsa de
daban. La mayoría, obispos incluso, hacen su trasla- los centros poblados y se queda con los dos testigos
do en señal de acatamiento, mas no Pedro II, el sta- para exponer públicamente sus cadáveres. Los fieles
rets Iván y el profesor Pauli, que con los pocos que se resignan y parten hacia Jericó.
permanecen junto a ellos cierran filas entre sí.
Ante el rechazo de esos pocos el emperador, con- 5. Les llegan al día siguiente noticias de que en
trariado, les pregunta qué más quieren de él. El sta- Jerusalén, los numerosos miembros pro imperiales del
rets le señala que si confesara a Jesucristo, bien po- concilio, convocados y urgidos por el emperador, ha-
drían reconocerlo como precursor de su Segundo Ad- bían nombrado papa a Apolonio, quien se declara de
venimiento. Apenas puede entonces el emperador inmediato católico, ortodoxo y luterano convencido,
contener su ira. Pero Apolonio lo tranquiliza, mani- sin atención alguna a sus viejas precisiones. En el pa-
pula bajo su manto y adviene una nube renegrida que lacio y el templo se produce una serie de atrayentes
oculta el cielo por completo. El padre Iván, espanta- fenómenos preternaturales: aromadas flores, formas
do, alcanza a gritar: “¡Hijitos, el Anticristo!”, y un luminosas, voces e instrumentos musicales inauditos,
rayo lo fulmina. Reclama entonces el emperador, ante sin que falte algún rápido y desagradable contraste,
el descenso aniquilador de lo que él llama fuego divi- rápidamente pasajero en medio de tanto esplendor.
no, que el concilio en pleno lo acepte formalmente Por la noche, mientras el emperador saluda a la mul-
como soberano y Señor. Se yergue entonces Pedro titud, Apolonio despliega nuevas luminarias que se
para decir: “Contradicitur”, antigua advertencia usual transforman en papeletas con plenarias indulgencias
en las cuestiones disputadas, declara que el único Se- para todos. Algunas se convierten, es verdad, en ani-
ñor es Jesucristo, y que, ya desenmascarado el empe- males repugnantes, lo que no impide el éxtasis popu-
rador por el starets, él lo excluye para siempre por el lar que prolonga el festejo varios días.
poder de Cristo de la Iglesia, anatematizándolo tres En la desolación de Jericó los fieles cristianos ex-
veces. Como antes el P. Iván, también Pedro cae ful- pulsados ayunan y oran en cambio. Mas a la noche
minado. El emperador amenaza entonces con una del cuarto día, aprovechando la distracción generali-
muerte semejante a todos los enemigos –dice– de su zada, Pauli y unos pocos penetran en la ciudad y res-
PARA PENSAR
“Tu invitas a los cristianos de todas las confesiones a unirse en una lucha común contra la incredulidad;
yo desearía por el contrario unirme con los incrédulos contemporáneos en una lucha contra los cristianos
actuales”.
De Vladimir Soloviev a Eugène Troubetzkof (1892). Cit. por Maxime Herman en su estudio introductorio a V.
Soloviev, Crise de la Philosophie Occidentale, Aubier, París 1947, p. 100.
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Reseña: NICOLÁS BERDIAEF. Las fuentes y el sen- radamente.
tido del comunismo ruso. Buenos Aires, Lo- Como otros pensadores rusos, B. considera al concepto
romano de propiedad una intromisión occidental indesea-
sada 1939 (1ª ed. rusa 1936).
ble, ignorada por el pueblo ruso para el que la tierra solo es
1. Este libro, traducido esta única vez al castellano, comien- de Dios y quien viva en ella y la trabaje debería disponer de
za con La idea religiosa y el estado ruso para explicar la sus frutos.
formación de su “inteligentzia” y de los movimientos que Estas características tanto del alma cristiana de su pue-
durante el s. XIX afectaron dramáticamente su sociedad e blo como de la práctica del poder de sus gobernantes va a
historia. Detalladamente pasa así por nihilismo y socialis- permear allí todas las ideologías del siglo XIX, fueran sus
mo, populismo y anarquismo, el marxismo clásico y el es- cultores cristianos o no. Y el molde “ortodoxia vs herejía”
pecíficamente ruso, intercalando un capítulo sobre el ca- incluirá a las de origen occidental. Hasta las teorías científi-
rácter profético de la literatura rusa de entonces. cas se volverán dogmáticas y a favor o en contra de ellas se
Aquí nos limitaremos a la introducción y al capítulo so- luchará con fervor religioso.
bre el comunismo, la revolución y Lenin, sin omitir el últi- Nihilistas, anarquistas, marxistas llevaron en general vi-
mo, denominado Comunismo y Cristianismo, que junto das austeras y se entregaron a sus ideas como mártires, tal
con la introducción abarca a los demás y trasunta las pre- como ya no, subraya B., los que se consideraban cristianos.
ocupaciones personales del autor. Sostenían todos ellos una aversión a la sociedad burguesa y
El alma rusa está moldeada para B. por el cristianismo a su concepto de propiedad, tal como lo enseñara el cristia-
oriental de la iglesia ortodoxa rusa y por la experiencia de nismo en el que fueron educados y la misma sociedad de la
un espacio patrio sin límites ni mojones. Este cristianismo que eran parte. El comerciante ruso enriquecido, añade, se
fue el del raskol, o sea, el de la escisión, el cisma. Después siente culpable y ansía abandonar todo para recluirse en un
de la caída de Constantinopla (Segunda Roma) Iván el Te- monasterio.
rrible considerará a Moscú la Tercera Roma, además de la La literatura y cultura estrictamente rusa que floreció
única que observa el cristianismo ortodoxo: “La fe ortodoxa cuando el reinado de Pedro el Grande, solo afectó a las
es la fe rusa. La fe no rusa, es la fe no ortodoxa”. Pero en clases cultas y las élites. La contradicción entre un estado
todas sus variantes y escisiones, que fueron varias, es éste militarizado, por una parte, y el reino mesiánico añorado
un cristianismo mesiánico. El alma de estos creyentes siem- por el pueblo, por otra, insumirá de alguna manera a la
pre buscó o bien un más allá espiritual y apocalíptico o uno “inteligentzia”, creación para B. rusa por completo. For-
revolucionario para un mundo mejor en esta tierra. mada por quienes querían dirigir un movimiento en favor
El extenso territorio que tocó a Rusia en suerte solo supo de una sociedad más justa ligada a la tierra y la nación,
ser gobernado por el poder despótico de los zares, que ad- nunca pudo realizar sus ideas. La tenaz vigilancia imperan-
quirieron además un te en la Rusia zarista le impidió plasmar acción política al-
aura sagrada, como guna. Esta frustración profunda los llevó a proponer una
guías y protectores del moral fanática, la del “raskol”; fueron los nuevos cismáti-
pueblo hasta para la cos, más semejantes a una orden monástica que a un movi-
salvación de las almas. miento político.
A partir de la Rusia
moscovita –la tercera, 2. ¿Pero cómo fue que el comunismo pudo hacerse con el
puesto que la primera poder en esta nación del este de Europa cuando hasta el
fue la de Kiev y la segun- momento en que nuestro autor escribe, no lo había hecho
da la de los invasores en ningún otro lado del planeta? No con el marxismo a se-
tártaros– la Iglesia or- cas, sino con el marxismo-leninismo hondamente ligado a
todoxa quedó subyuga- la idiosincrasia y el tipo de poder rusos hasta aquí reseña-
da al poder de un Esta- dos.
do que crece desmesu- Pues Lenin fue un heredero de la “inteligentzia” y de las
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trascendente. un castigo para la nación y la Iglesia, pero incurrió en sus
El estatismo total –un capitalismo de estado, después de mismos pecados.
todo– en tanto exige una unificación del pensamiento, ne- A lo largo del libro B. compara varias veces la Rusia
cesariamente debe reemplazar a la religión: él mismo es soviética con el reinado de Pedro el Grande, incluso en la
una religión. Y esta produce otra vez una escisión, un ras- cruel persecución a los cristianos, en especial a los “viejo-
kol, un cisma en el fondo religioso. Si para Iván el Terrible creyentes”. Pero en el de Pedro aparecieron los “staretz”
al zar le correspondía la salvación de las almas, también que renovaron la verdadera santidad de la Iglesia rusa. ¿Su-
para el estado comunista, donde la única verdad que salva cedió algo semejante en la era soviética? En todo caso no
es el materialismo dialéctico. parece que su sociedad fuera más atea y farisaica que la
occidental capitalista donde la persecución al cristianismo
3. Berdiaev se preguntaba en sus años qué pasaría cuando asumió formas más sutiles. Por algo los que gobiernan el
el trasfondo religioso, ascético-mesiánico del cristianismo mundo decidieron su fin en los años ’90. Por algo también
ruso fuera por fin desterrado de las almas de estos revolu- seguramente la tónica antirrusa que el Atlantismo promue-
cionarios. Eso convertirá al socialismo ruso, presumía, en ve hoy con todos sus recursos.
ideología burocrática y egoísta, donde nadie aceptará el
sacrificio por el bien común ni menos el martirio por causa 4. En medio del revoltijo ideológico y político en que vivi-
alguna y llevaría al fin del comunismo estrictamente ruso. mos, los defensores de ciertas banderas tradicionales dig-
Pero el último capítulo reflexiona en especial sobre los nas de ser defendidas –la familia natural, la vida desde el
errores, o pecados, de la Iglesia como institución terrenal; comienzo, nuestra lengua y nuestras fronteras– a menudo
fueron éstos los que indujeron a sus antiguos fieles a la lu- olvidan la justicia social y el bien común, y dan la espalda
cha leninista contra la Fe. Para B. la Iglesia convertida en también a las Bienaventuranzas evangélicas. Parecen defen-
un apéndice del Estado convalidó todos sus excesos y falseó der así una sociedad cuyos ideales son el individualismo, el
la palabra de Cristo para sostener a las clases dirigentes. placer y el sálvese quien pueda. B. vio las catastróficas con-
Declaró al sufrimiento y la opresión de los pobres necesa- secuencias de ello en su país y su Iglesia, y las sufrió. ¿No
rios para la salvación del alma: interpretación contraria, será hora de verlas también entre nosotros? Porque el capi-
dice, a la dignidad humana. Olvidaron o escondieron el ver- talismo promueve tanto como antes el comunismo un mun-
dadero mensaje evangélico; también a los padres como San do de hombres sin trascendencia ni misericordia.
Basilio o San Juan Crisóstomo, críticos de la injusticia so-
cial y la propiedad privada. Y el comunismo ruso, juzgando S. P. G.
al cristianismo por los hechos de esta iglesia terrenal, fue Buenos Aires, febrero de 2023.
EL PAMPERO
a m e r i c a n o
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