Está en la página 1de 9

Juan Macías

religioso español en la época del


Virreinato del Perú y santo de la Iglesia
Católica

San Juan Macías (Ribera del Fresno, 2 de marzo de 1585-Lima, 16 de sept iembre de 1645) fue
un religioso y sant o dominico español que evangelizó el Perú a part ir de 1620. Fue canonizado en
1975 por Pablo VI.
San Juan Macías

Peregrinando al Santuario de Nuestra Señora de la Coronada.

Información personal

Nombre de nacimiento Juan de Arcas Sánchez

Nacimiento 2 de marzo de 1585

Ribera del Fresno, Badajoz, Extremadura, Reino


de España

Fallecimiento 16 de septiembre de 1645 (60 años)

Lima, Virreinato del Perú

Sepultura Basílica y convento de Santo Domingo

Nacionalidad Española

Religión Iglesia católica

Información profesional

Información religiosa

Beatificación 1837
por el papa Gregorio XVI

Canonización 28 de septiembre de 1975

por el papa Pablo VI

Festividad 16 de septiembre (en Perú 18 de septiembre)

Atributos Hábito domínico, olla de arroz y rosario.

Venerado en Iglesia Católica


Patronazgo De los campesinos

Orden religiosa Orden de Predicadores

Biografía de San Juan Macías

Nació el 2 de marzo de 1585 en Ribera del Fresno, villa de Ext remadura en la diócesis de Badajoz,
España. Fueron sus padres Pedro de Arcas y Juana Sánchez, por lo que su nombre debió ser Juan
de Arcas Sánchez. El cambio de nombre se debe fundament alment e a que las t ierras de
past oreo eran llamadas "las Macías" y a los past orcit os "los Macías". Por eso se le conoce como
Juan Macías o Juan Past orcillo. Se sabe que quedó huérfano desde los cuat ro años y medio y
bajo el cuidado de un t ío que lo dedicó al past oreo. Cuent an que a la edad de 28 años, una noche
de Navidad, Juan int errumpió la conversación de sus parient es para decirles que se marcharía.

Luego conoce a un comerciant e con el que t rabajó y con él hace un primer viaje a América. Llegó
primero a Cart agena de Indias, en el Virreinat o de Nueva Granada, pasando por Past o y Quit o, para
llegar finalment e al Virreinat o del Perú, donde se quedaría hast a su muert e. Su primera acción al
llegar a Lima fue indagar sobre la Orden de Predicadores, indicando que se proponía ingresar a
ella para servir a Dios de acuerdo a la voz que escuchó a los 20 años que le ordenaba venir al
Perú.

Confiado en su especialidad, t rabajó con ganaderos en las afueras de la ciudad y allí nace su
vocación a la vida religiosa. Su ext rema bondad lo hacía frecuent ement e repart ir lo poco que
t enía ent re los pobres, hacía labor social y apoyaba a la Orden de Predicadores como hermano
lego en el convent o de dominicos de Sant a María Magdalena donde finalment e fue admit ido y
luego el 23 de enero de 1622 t omó los hábit os. Un año después hizo los vot os definit ivos el 25
de enero de 1623.

San Juan Macías fue amigo ínt imo de San Mart ín de Porres y coet áneo de Sant a Rosa de Lima.
Fueron los t res sant os dominicos los que en el siglo XVII animaron la vida crist iana de la ciudad de
Lima.

Consejero de ricos y pobres

Ya en el convent o, San Juan Macías marcó su vida en la profunda oración, la penit encia y la
caridad, pero debido a ello sufrió una grave enfermedad por la cual t uvo que ser int ervenido en
una peligrosa operación. Sin embargo, nunca descuidó a los más necesit ados, a quienes ayudaba
desde el port ón del monast erio. Era frecuent e ver a los mendigos, los enfermos y los
desamparados de t oda Lima que acudían buscando consuelo. La clase alt a, a quienes se les
llamaba "pobres vergonzant es" t ampoco era ajena a sus consejos, incluso el propio Virrey Toledo
y la nobleza de Lima acudían a él. San Juan Macías cuidaba, incluso, de que los ricos caídos en
desgracia económica no sean vist os para no causarles pena y dolor. San Juan Macías no
dist inguía ent re las personas y ayudaba a t odo aquel que necesit ase un pan o una palabra.

Sent ía mayor propensión al ret iro y la soledad que a la conversación y la comunicación con los
demás, según le confesó al Padre Maest ro Ramírez: “si no lo ocupase la obediencia, nadie le
habría vist o jamás la cara”. Pero el oficio de port ero, en el que perseveró por más de veint e años,
cont rariando su inclinación nat ural, le servía de cont inuo ejercicio de la obediencia, y por est o lo
desempeñaba con t ant o placer y alegría, como empeño y dedicación. Su ext rema humildad y
respet o hacia sus semejant es era not oria. Daba de comer a sus pobres puest o de rodillas y a las
mujeres jamás las miraba, fijando la vist a en el suelo. Siempre t rat ó de evit ar cualquier t ipo de
t ent ación.

Sus milagros

Cuent an las crónicas que una noche un t emblor sorprendió a Lima. Mient ras los fieles rezaban en
el coro, san Juan Macías oraba en la capilla de Nuest ra Señora del Rosario. La primera sacudida
hizo que los religiosos salieran presurosos a refugiarse en el jardín del claust ro, pero él escuchó
una voz que lo det uvo, él cont ó que era la Bienavent urada Virgen María y se quedó porque se
sint ió prot egido. Finalment e quedó sano y salvo, el t emplo casi ínt egro.

En 1678, en el Convent o de Sant o Domingo, Francisco Ramírez, novicio de 20 años de edad, con
el objet o de limpiar su celda, levant ó un pesado baúl, sin recordar que padecía de una hernia
inguinal. El esfuerzo provocó el est rangulamient o de la misma por lo que se requería la
int ervención correspondient e, en ese ent onces desconocida. Los facult at ivos, t ras examinar al
pacient e, diagnost icaron un fat al desenlace por lo que le administ raron los sant os óleos. El prior
del Convent o, Nicolás Ramírez, puso en manos del enfermo un pequeño cuadro de Fray Juan
Macías, fallecido hacía 33 años, indicándole rezar pidiendo que int ercediese por él. Los frailes
dejaron al enfermo rezando y cayeron dormidos. Al ret ornar, t uvieron la sorpresa de encont rar al
novicio incorporado y libre de dolencia. Est e milagro fue aut ent icado por los frailes que
presenciaron est e hecho, siendo uno de los dos que sirvieron para que el papa Clement e XIII lo
declarara Venerable el 27 de febrero de 1763.
También t ras su muert e se le at ribuye el milagro del arroz de Olivenza, que se produjo el 23 de
enero de 1949 en la
población ext remeña de Olivenza cuando la cocinera de la Inst it ución Hogar
de Nazaret , Leandra Rebollo, nat ural del pueblo de San Juan Macías, nombró al ent onces beat o
cuando falt aba el cereal para los pobres, y el arroz de pront o comenzó a aument ar
desmesuradament e en la olla siendo requeridas varias más para complet ar la comida. Est e hecho
fue reconocido como milagro oficial por la Iglesia Cat ólica en 1974.

Muerte

Con sesent a años de edad cont aba fray Juan Macías cuando le visit ó la enfermedad que le
llevaría a la t umba. El médico que le asist ía había perdido t oda esperanza de recuperación, y el
propio fray, Juan Macías se daba cuent a de que le había llegado la hora de part ir de est e mundo
al Padre, para ent rar en la cont emplación definit iva de aquellos, "Cielos nuevos y t ierras nuevas"
que, en repet idas ocasiones había visit ado fugazment e en compañía de su venerable amigo San
Juan Evangelist a. En aquel t rance supremo, de cara a la verdad absolut a que es Dios cont ó a los
religiosos de su convent o, los favores que Dios le había regalado en su vida, desde su niñez hast a
aquel moment o, y cómo le había hecho gozar de la visión de su sant a gloria en repet idas
ocasiones. No me olvide, hermano, y encomiéndame a Dios, le rogó fray Juan de la Torre, su
amigo. "Padre mío, donde la caridad es más perfect a, cree su reverencia que me habría de
olvidar? Le doy mi palabra: allá le seré mejor amigo de lo que le fui acá", le respondió. A ot ro que
le recomendaba a sus pobres, le cont est ó: "Con que t engan a Dios les sobra t odo; y para su
consuelo, les queda el hermano Dionisio de Vilas y ot ros buenos amigos que no les harán falt ar lo
necesario.
Juan Quezada, benefact or de los pobres, llegó t ambién hast a su lecho para pedirle
que no se olvidara de él y de su esposa. "Olvidarme? En el corazón le llevo bien asent ado, y
t ambién a la señora doña Sebast iana, su mujer". ¡Qué esperanza la que nos dist e fray Juan. Cumple
lo que dijist e!
La hora señalada por Dios, ha llegado. Es la hora de la despedida definit iva. Fray
Juan Macías se lo adviert e a los hermanos, que lo acompañan: "Ahora, sí. Es llegada mi hora. Que
se haga en mí la volunt ad del Señor". Siguiendo la cost umbre de aquellos t iempos, los religiosos
de la comunidad se dirigen procesionalment e a la habit ación de fray Juan, acompañando el Sant o
Viát ico. Fray Juan se sient a, con la ayuda de sus hermanos y, por últ ima vez, recibe con t odo
fervor la sant a comunión.

Después de unos minut os de oración, en profundo recogimient o, el prior le administ ra el


sacrament o de la Unción de los Enfermos, en medio de salmos e himnos que los religiosos
cant aban invocando el perdón y la misericordia de Dios.
Cuando los hermanos cant aban la t ierna plegaria "Salve Regina", con la que los Dominicos
despiden a sus hermanos de est e mundo, fray Juan Macías ent regaba su alma al Creador. Eran las
6:45 p. m., del día 16 de sept iembre de 1645.

Beatificación y canonización

Gracias a la pluma de fray Juan Meléndez, O.P. hoy podemos conocer la fisonomía de fray Juan
Macías; "era mediano de cuerpo, rost ro blanco, las facciones menudas, la frent e ancha, part ida
con una vena gruesa que desde el nacimient o del cabello, de que era moderadament e calvo,
descendía al ent recejo; las cejas pobladas, los ojos modest os y alegres, la nariz algo aguileña, las
mejillas enjut as, pero sonrosadas y la barba espesa y negra"

Con la muert e de fray Juan Macías se inició una nueva et apa de veneración de su memoria: su
sepulcro comenzó a ser visit ado por mucha gent e.

Treint a y seis años después de su muert e, los rest os de fray Juan Macías fueron t rasladados a
un at aúd de cedro y, para sorpresa de t odos los present es, los hallaron incorrupt os. Ahora mismo,
se pueden apreciar los rest os de fray Juan Macías, disecados, mas no corrupt os.

Fue beat ificado por el papa Gregorio XVI, el 22 de oct ubre de 1837. El Papa Pablo VI lo canonizó
el 28 de sept iembre de 1975.[1] ​

Como t odos los años, los rest os de San Juan Macías son t rasladados el jueves post erior a su
fiest a cent ral (18 de sept iembre) desde la Basílica de Sant o Domingo en el Cercado de Lima,
llamada la de los Sant os Peruanos, hast a la parroquia que lleva su nombre ubicada en el Jr Kikijana
s/n, (Urbanización Túpac Amaru) en San Luis, Lima. La razón por la cual los rest os de san Juan
Macías debían llegar un jueves y ret irarse el día lunes post erior obedece a que la parroquia San
Juan Macías se encuent ra cerca de los t errenos que pert enecían a la ant igua hacienda
Limat ambo administ rada por la Orden. Por t al mot ivo, el día lunes de su ret orno a la Basílica de
Sant o Domingo en el Cent ro de Lima, es obligat orio su paso por el Asent amient o Humano "San
Juan Macías", en donde se encuent ra la Cuasi Parroquia "Virgen Peregrina" de San Borja, la que se
encuent ra en t errit orio de la ant igua Hacienda Limat ambo, lugar en donde San Juan Macías iba
junt o a San Mart ín de Porres, su gran amigo. Cuent an los cronist as que san Juan Macías y san
Mart ín de Porres visit aban dicha zona para el recojo de los product os de panllevar, llegando en
día jueves y regresando con los product os el día lunes siguient e. También llegaban a la hacienda
para un reparador descanso de sus arduas y duras labores.
La parroquia que lleva su nombre dat a del año 1970, en que fue inaugurada gracias a los aport es
de sus fieles y por impulso de la Orden de Predicadores (Padres Dominicos). La Orden de
Predicadores fue convocada inicialment e por Su Eminencia, Cardenal Juan Landázuri Ricket t s,
quien dispuso que se est ablecieran en la que hoy es la Parroquia "San Norbert o" de Sant a
Cat alina, en el dist rit o de La Vict oria - Lima. Sin embargo, allá por el año 1970, se había t erminado
de const ruir la Urbanización Túpac Amaru, sit uada en dos dist rit os: La Vict oria y San Luis. Su
Eminencia, decidió pedirles a los Padres Dominicos que formaran una comunidad nueva en dicha
nueva zona. Su primer párroco fue el padre Andrés Hernández OP, quien se encont raba t rabajando
en las misiones de la Provincia Dominica del Perú, ent re los depart ament os de Ayacucho, Cuzco y
Madre de Dios. Por aquel ent onces, el Prior de la Orden de Predicadores era el padre Manuel
Álvarez Renard OP, quien recibió el encargo de Su Eminencia el Cardenal Juan Landázuri Ricket t s,
ya fallecido. Ambos sacerdot es viven a la fecha y t ienen más de sesent a años de vida
consagrada a la Orden de Predicadores - Dominicos.

Procesión de San Martín de Porres y San Juan Macías pasando al costado de Palacio de Gobierno Lima-Perú.
Además, cada año, sale en procesión por las calles del Cent ro hist órico de Lima, el cuart o
domingo del mes de sept iembre, en hombros de sus devot os de la Hermandad de Caballeros de
San Mart ín de Porres y San Juan Macías O.P.. Est a hermandad, junt o a la de la Hermandad de San
Juan Macías de San Luis, son las únicas hermandades oficiales reconocidas por Resolución
Arzobispal. Ambas hermandades se encuent ran asent adas en las mismas zonas en las que San
Juan Macías vivió. La primera de ellas en la zona de La Recolet a, donde daba de comer a sus
pobres y la segunda en la zona de la ex hacienda Limat ambo, donde San Juan Macías caminó y
laboró t ant as veces. Durant e la celebración por los sesent a años de vida sacerdot al de los
padres Andrés Hernández O.P. y Manuel Álvarez O.P., en la Parroquia San Juan Macías, el primero
de ellos dest acó lo especial de dicha parroquia. Dijo: "Est a parroquia t iene algo especial, algo que
no t ienen ot ras, t iene la bendición de san Juan Macías y eso se sient e en el ambient e, en el aire
que respiramos. Debemos t ener present e a nuest ro Juan y saber que siempre est ará
prot egiéndonos".

Referencias

Véase también

Enlaces externos

Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Juan_Macías&oldid=146128112»


Última edición hace 1 mes por SeroBOT

También podría gustarte