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AÑO: 2005
INTRODUCCIÓN
ADAPTACIÓN
La adaptación es uno de los mecanismos responsables de los cambios
cognitivos y, en tal sentido, permite explicar cómo funciona la inteligencia. A su vez,
este mecanismo está constituido por los procesos de asimilación y de acomodación,
quienes conforman las dos caras de la misma moneda. El otro mecanismo responsable
de las transformaciones cognitivas es la organización.
Piaget denomina a la adaptación y a la organización invariantes funcionales, tal
denominación alude al no cambio de estos mecanismos a lo largo del desarrollo
intelectual, ni entre los sujetos. Es decir, la inteligencia de cualquier bebé, cualquier
adulto o cualquier anciano funciona del mismo modo. Estos conceptos, que fueron
recuperados por Piaget del ámbito biológico, explican aquello que es constante y
estable en la inteligencia.
ESTRUCTURA
Ahora bien, el interrogante que pretendemos trabajar se refiere a lo que
cambia de la inteligencia. Al respecto, nuestro autor plantea que lo que se desarrolla o
modifica son las estructuras cognitivas, esto es los modos de entender la realidad o,
en términos de Piaget, las propiedades organizativas de la inteligencia. Cambian
gracias a las invariantes funcionales, las que se ponen en marcha en la interacción con
los objetos y con una tendencia hacia un equilibrio cada vez más estable y óptimo
entre el sujeto y el objeto de conocimiento.
Este es un movimiento que se inicia en una fase de preparación y se cierra en
una fase de consolidación de la estructura. En la fase de preparación el sujeto cuenta
con algunos esquemas mínimos de acción, los que actúan unos independientes de
otros y luego se coordinan en la fase de consolidación. Esta coordinación de
esquemas permite que la estructura se comporte como un conjunto coordinado que
abre la posibilidad al inicio de otra estructura más compleja. Esta nueva estructura no
sólo es más compleja sino que también integra los logros de la estructura anterior.
Este es el sentido del concepto de génesis propuesto por Piaget.
Cuando refiere a esquemas está aludiendo a la idea de instrumentos o
herramientas intelectuales, posibilidades de acción que caracterizan a la estructura y
que dan cuenta de la conducta del sujeto con los objetos de conocimiento.
Conceptualizado de este modo el desarrollo para Piaget es “espiralado”, donde una
estructura más simple soporta el origen de una más compleja, la que a su vez integra a
la anterior.
Entiende que el contacto directo, la manipulación con los objetos -al decir
empirista- no garantiza un conocimiento del mismo, sino que hay que actuar sobre
ellos para construir un saber.
Esta acción depende fundamentalmente de las posibilidades estructurales del
sujeto, las que pueden ser del orden de la manipulación sensorio-motora, del orden
representacional o del orden operacional, primero concreto y luego formal. Constituye
entonces una acción que pone en marcha el sujeto para conocer.
La misma permite el pasaje de una experiencia física a una experiencia lógico-
matemática. La primera experiencia permite identificar un dato informacional, por
ejemplo que una piedra es sólida, mientras que la experiencia lógico-matemática no
es una información que esté en el objeto sino que depende de la acción del sujeto
sobre el objeto, por ejemplo que esta piedra es más grande que aquella. En efecto,
una objeto no es en sí mismo grande o pequeño, sino que resulta de la “comparación”
(acción cognitiva) que un sujeto realiza sobre el mundo. Esta experiencia lógico-
matemática se constituye a partir de la dialéctica entre las posibilidades estructurales
de acción del sujeto y los datos y resistencias que ofrecen los objetos.
Por lo tanto, es esta experiencia la que permite una construcción de
conocimiento que va más allá del simple registro de información.
“En efecto, es fundamental para nuestro propósitos recordar que si bien existe un
conocimiento lógico-matemático puro, en tanto que desligado de toda experiencia,
en cambio no existe conocimiento experimental que pueda ser calificado como
“puro” en tanto que desligado de toda organización lógico-matemática” (Piaget,
1985)
“Los estímulos son hechos significativos y sólo se vuelven significativos cuando hay
una estructura que permite su asimilación. Una estructura que pueda integrar ese
estímulo pero al mismo tiempo, da una respuesta” (Castorina et al, 1988)
Cuando Piaget analiza el factor de la transmisión social plantea que el sujeto
sólo puede desarrollar su capacidad de conocer en un mundo humano. La
contribución e intervención intencional o no de otros en la vida de los niños es
indispensable para la construcción del conocimiento. Por otra parte, todos los objetos
de conocimiento tienen una significación social históricamente construida.
Pero al momento de marcar su relevancia este factor queda condicionado por
las posibilidades estructurales del sujeto. En este sentido Piaget dice:
“La transmisión social (factor educativo en el sentido más amplio) . Es un
factor determinante en el desarrollo pero por sí mismo es insuficiente por la razón
evidente de que para que se establezca un transmisión entre el adulto y el niño, o
entre el medio social y el niño educado, es preciso que exista una asimilación por
parte del niño de lo que se intenta inculcarle desde afuera. Pero esta asimilación se
encuentra siempre condicionada por las leyes de este desarrollo parcialmente
espontáneo” (Piaget, 1973)
Al nacer, el bebé sólo cuenta con reflejos, es decir respuestas determinadas del
organismo a estímulos específicos, son de orden innato y constituyen la estructura
biológica a partir de la cual el sujeto construye la inteligencia.
A pocos días del nacimiento parte de esos reflejos desaparecen y Piaget
entiende que algunos de ellos se transforman dando lugar el primer salto cualitativo:
del plano estrictamente biológico (reflejos) al plano cognitivo (esquemas). Así la
succión es, en un principio, un acto reflejo que tiene la función adaptativa de
sobrevivencia, pero durante el primer mes de vida este reflejo se transforma en un
esquema a través del cual el sujeto conoce el mundo. Lo mismo ocurre con la pensión.
Este el primer salto cualitativo, la primera discontinuidad estructural a partir
de la cual el sujeto pone en marcha acciones motrices que le permiten conocer los
objetos. Acciones que hasta aproximadamente los 8 meses no coordina, es decir
actúan unas independiente de las otras. Este tiempo constituye el momento de
preparación de la estructura “sensorio-motora”.
A partir de esa edad aproximadamente, los bebés comienzan a coordinar los
esquemas que han construido, y esta coordinación da cuenta de una inteligencia
práctica capaz de resolver problemas de esta índole, es decir con objetos que estén al
alcance de los sentidos y movimientos del sujeto.
Es una inteligencia ligada a la acción sensorio-motriz, no hay pensamiento, es
decir no hay posibilidades de representar mentalmente los objetos. Si los objetos
desaparecen del mundo inmediato del bebé, no hay conciencia de la existencia de los
mismos, porque no lo puede conservar mentalmente.
Aproximadamente al año y medio o dos la estructura sensorio-motora se
consolida y permite el advenimiento de esta conservación de los objetos mas allá de la
percepción o movimientos del niño, es decir ha construido la noción de objeto
permanente.
Además pude realizar acciones motrices en un doble sentido, el niño
comprende que puede actuar en un sentido, y que a esa acción le corresponde otra
que la anula, es decir a logrado la reversibilidad en el plano de la acción.
El niño comprende que el espacio y los objetos tienen su propia identidad
independiente de su acción, es decir a objetivado a los objetos del mundo y a su
cuerpo como un objeto más de ese mundo.
A partir de aquí surge un nuevo gran salto cualitativo hacia una inteligencia
representativa que integra a la acción motriz pero al mismo tiempo la complejiza.
BIBLIOGRAFÍA
Castorina, J.; Lenzi, A.; Fernández, S. y otros (1988). Psicología Genética. Buenos
Aires: Miño y Dávila.
Piaget, J. & Inhelder, B (1972) Psicología del niño. Madrid: Morata.