Los seléucidas son los herederos de Seleuco a quien corresponde
en primer lugar Babilonia y luego la antigua Siria. Emprende numerosas campañas militares y extiende más tarde su soberanía sobre una gran parte de las satrapías orientales (Pérside, Media, Susiana, Sogdiana, etcétera). Los seléucidas son junto a los lágidas la más potente de las dinastías hereditarias que se reparten al imperio de Alejandro. Los conflictos fueron por otra parte numerosos entre ambas. En particular, se cuentan seis Guerras Sirias por la posesión de Celesiria. Sin embargo, el Imperio seléucida no consiguió mantener sus muy extensas posesiones, tomada atenazadas entre el partos del este, y los romanos y atálidas al oeste. Desde el siglo II a. C. el Imperio se reduce a Siria, que se convierte en una provincia romana a partir del 64 a. C.
Es considerado un período de transición entre el declive de la
época clásica griega y el alza del poder romano. Sin embargo, el esplendor de ciudades como Alejandría, Antioquía o Pérgamo, la importancia de los cambios económicos, el mestizaje cultural y el papel dominante del idioma griego y su difusión son factores que modificaron profundamente el Oriente Medio antiguo en esta etapa. Esta herencia cultural será asimilada por el mundo romano, surgiendo así con la fusión de estas dos culturas lo que se llama «cultura clásica», fundamento de la civilización occidental.