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REINO MEDIOASIRIO

Durante cuatro siglos, desde el final del Reino Antiguo asirio (aprox. 1750 a.C.)
hasta el inicio del Reino Medio asirio (aprox. 1360 a.C.), la Historia asiria está
mal documentada, tanto por las inscripciones locales como por las noticias
exteriores. En términos arqueológicos, podemos decir que el Reino Medio es
un periodo de la Historia asiria a medio camino entre dos mundos, ya que
comienza en la Edad del Bronce Final y termina en la Primera Edad del Hierro
(aprox. 1360-1050 a.C.) En términos políticos, estos cuatro siglos de crisis
abarcan desde el reinado de Ishme-Dagan I (aprox. 1780-1741 a.C.,
contemporáneo a Hammurabi de Babilonia) hasta el de Ashur-uballit (aprox.
1365-1330 a.C.). Lo que sí tenemos claro es que el reino asirio pasó unos
siglos de gran decadencia, en los que su territorio habría quedado reducido a
su mínimo alcance, y con escasas posibilidades de maniobra.

EL DOMINIO MITANNIO DE ASIRIA

Particularmente, la expansión de un poderoso Estado como Mitanni alcanzó y


puso cerco a la capital, Assur, y llegó a condicionar en ciertos momentos la
independencia de los asirios. Hubo también en este periodo actividad comercial
(entrando en contacto con Egipto en momentos puntuales), y actividad militar
(sobre todo contra Babilonia). Sin embargo, lo cierto es que Mitanni le ganó la
partida a los asirios, llevándose a su capital, Washshukkani, las puertas de oro
y plata de la ciudad de Assur, y manteniéndola dominada entre el 1550 y el
1360 a.C., aproximadamente. Asiria solo consiguió «independizarse» de
Mitanni bajo el reinado de Ashur-uballit, iniciando el periodo del Reino Medio.
Pero, ¿cómo y por qué consiguieron esta victoria? La expedición que el rey
hitita Shuppiluliuma emprendió alteró y desestabilizó las relaciones de fuerza
entre Asiria y Mitanni, de tal modo que Mitanni acabó desmoronándose y
muriendo como gran potencia. Durante muchos años se llevó a cabo una gran
partida para para llenar el vacío de poder que había dejado Mitanni, acabando
de modo que Ashur-uballit controlaría solo las zonas más orientales en
contacto con Asiria, sin poder aspirar a nada más.

EL LEGADO DE ASHUR-UBALLIT

A la muerte de Ashur-uballit, podemos ver el legado que este rey deja a sus
sucesores: Asiria se ha convertido en una potencia de primer orden, aunque
sus vecinos no lo reconocieran, ya que se había codeado con Babilonia, el
imperio hitita o el Reino Nuevo egipcio. En conclusión, podemos decir que
Asiria ya no era ni mucho menos un puente, un puesto avanzado hacia la
península de Anatolia. Se había convertido en una potencia regional más en un
contexto de potencias regionales, por lo que solo le quedaban dos alternativas
ahora: o integrarse en un sistema de relaciones entre grandes potencias (con el
comercio de bienes de lujo y correspondencia de los palacios), o lanzarse a
campañas expansionistas para extenderse por la Alta Mesopotamia,
conquistando territorios a los hititas o a los casitas. Como ya veremos en la
próxima entrada, el Reino Medio de Asiria eligió la segunda opción.
CARACTERÍSTICAS DE LA CULTURA MEDIOASIRIA

Teniendo en cuenta el condicionamiento que todo esto ejerce sobre ella, la


cultura del Reino Medio asirio tiene una serie de características particulares. La
primera de ellas es la existencia de una amalgama de influencias culturales:
hay elementos culturales antiguos que todavía persisten, y hay aportaciones de
Mitanni y Babilonia. Mientras que las primeras influyen sobre todo en la
estructura económica y política asiria, las aportaciones culturales mitannias y
babilónicas afectan sobre todo al mundo social y tecnológico, y al mundo
literario y religioso, respectivamente. En este sentido, el rey asirio Tukulti-
Ninurta adopta la literatura de la Babilonia conquistada, y hace escribir además
en dialecto babilonio el poema conmemorativo de tal victoria. La segunda
característica destacable de la cultura medioasiria es que está perfectamente
situada en su tiempo y asume las características de las potencias interestatales
de la época, es decir, que es una potencia totalmente actualizada y adaptada a
todas las novedades tecnológicas que se están experimentando. Un ejemplo
de esto es el uso de los carros y caballos, pieza fundamental del ejército asirio,
uno de los mayores y más letales de este momento el Oriente Próximo antiguo.
A nivel palatino, la enorme calidad de los vidrios, la cerámica, la glíptica, las
armas y las joyas hacen que la medioasiria sea una de las grandes cortes de la
época. En tercer lugar, la cultura medioasiria está totalmente controlada por el
poder político, al servicio de la justificación ideológica que necesitaba Asiria
para lanzarse a sus ininterrumpidas campañas militares expansionistas. En
este sentido, los dos sectores más característicos de la cultura palatina
medioasiria son la arquitectura monumental y la literatura política. En cuanto al
primero cabe decir que no hay ninguna que se le compare en este momento
(salvo en Egipto, obviamente) en grandiosidad y abundancia. A pesar de esto,
solo conocemos bien el caso de Assur, debido al ritmo tan lento con el que se
pueden llevar a cabo las investigaciones arqueológicas en la zona actualmente
ocupada por lo que fue Asiria. Junto a unas obras monumentales estrictamente
funcionales, como las murallas o los muelles del Tigros, hay otras de gran
envergadura, sobre todo la restauración y nueva construcción de palacios
reales y templos. La situación en las demás ciudades asirias no se conoce tan
bien, pero se cree que los reyes asirios prestaban la misma atención a otras
ciudades, como Nínive o Arbela.
En lo que se refiere al segundo, hay que decir que los reyes medioasirios
también seguían las tendencias de la época, pero aplicando sus rasgos
particulares. En este sentido, las inscripciones de fundación asirias empiezan a
tener un claro tono de realzar las grandes gestas políticas y militares de los
reyes. En este tiempo, también se escriben las primeras crónicas, en las que el
rey actúa y habla en tercera persona, no en primera. Un buen ejemplo de todo
esto es el ritual medioasirio de la entronización: por un lado se conserva la
antigua subordinación del rey a la divinidad, mientras que por el otro se
aumenta el protagonismo e importancia de la figura del rey. Ahora bien, sin
duda alguna, la obra maestra de la literatura política medioasiria es el llamado
Poema de Tukulti-Ninurta, el que podríamos considerar como el «Santo Grial»
del conocimiento de la guerra santa asiria, ya que supone todo un repertorio
sobre las formas correctas e incorrectas de hacer la guerra y mantener la paz,
y creado en el contexto de la victoria sobre el rey Kashtiliash de Babilonia.
Según este poema, este rey casita es un impío cobarde que ha sido
abandonado por sus propios dioses por haber roto el juramento solemne y
haber comenzado una guerra que fue incapaz de afrontar. En contraposición,
se presenta a Tukulti-Ninurta como un rey valiente, justo y piadoso que respeta
los juramentos, y como alguien que se ve «obligado» a hacer la guerra para
restablecer la justicia y el orden.
LA COMPOSICIÓN SOCIAL

La población está dividida en tres grupos: los dependientes del palacio, los
campesinos «libres» de las aldeas (llamados hupsu), y los beneficiarios de las
tierras del rey. El grupo de los hupsu se está convirtiendo en una colectividad
social económicamente deprimida y muy secundaria a nivel social, ya que
atraviesa un proceso de esclavización. Los que han recibido tierras del rey son
los que forman el grupo social privilegiado, ya que están en el ámbito palatino.
A diferencia de los dependientes del palacio, estos beneficiarios gestionan
personalmente las tierras, y acceden además a los puestos directivos del
ejército o la administración, por lo que el ejército va a estar formado por éstos
más los miembros de las otras categorías sociales.

Gliptica medioasiria del siglo XIV y XIII a.C.


EL MUNDO DEL PALACIO MEDIO ASIRIO

En la sociedad del Reino Medio asirio, el palacio es grande y posee un


numeroso personal, aunque sus competencias y funciones no sean tan amplias
como en otros Estados, ya que es como la residencia del rey, pero en su
versión ampliada. A partir de las fuentes de conocimiento que tenemos,
podemos intuir que el palacio era como una especie de prisión, por así decirlo,
ya que sus residentes (mujeres del harén y siervos, sobre todo) estaban
sometidos a una estrecha vigilancia por parte de una red de «espías
delatores», agentes del rey que se podían sobornar para que no se «chivaran»
de lo que sabían al monarca. Por otro lado, los eunucos son los funcionarios
más típicos del palacio, tanto por las garantías que ofrecen en la gestión del
harén como por la relación de estricta dependencia y fidelidad que mantienen
con el rey. Si comparamos el mundo del palacio medioasirio con el del mundo
hitita, vemos que hay grandes diferencias entre ambos, ya que el primero
refleja una sociedad mucho más cerrada que el segundo, aunque también
teniendo en cuenta que comparten la importancia de los vínculos de fidelidad.

Reconstrucción del templo de ishtar en Assur.

LAS LEYES MEDIOASIRIAS

Las leyes del Reino Medio asirio se refieren sobre todo a los problemas
privados, sobre todo prestando atención al comportamiento de las mujeres.
Pongámonos en situación: nos encontramos en una estructura familiar
patriarcal basada en la subordinación absoluta de la mujer al hombre (primero
al padre y luego al marido) Las penas son crueles, desde la frecuente pena
capital hasta las mutilaciones, los golpes o los trabajos forzados. También son
crudas las penas por los delitos sexuales o de violencia. A menudo se ha dicho
que este cuadro refleja que la sociedad asiria era una sociedad militarizada y
agresiva. A nivel más local, nos encontramos otras leyes que nos permiten
perfilar un paisaje económico de aldeas campesinas, con sus típicas disputas
por las tierras, por problemas de riego, por problemas de herencias, etc. Por
último, cabe destacar que la actividad militar también queda reflejada en la
legislatura asiria: las viudas de los soldados deben esperar al menos cinco
años para volver a casarse, por lo que se intuye que durante ese tiempo
deberían pasarlo muy mal para poder sacar adelante a sus hijos.
En cuanto a ejemplos concretos de colecciones de leyes medioasirias,
podríamos mencionar sin duda un conjunto legal cuya redacción se remonta a
la época de Tiglat-pileser I (1114-1076 a.C), pero que en realidad data de los
siglos XIV y XIII a.C. Aunque sabemos que se copió y archivó en el palacio,
sabemos que no es un edicto real, ya que no cuenta con la típica morfología de
un documento de este estilo: no tiene prólogo ni epílogo, no tiene carácter
propagandístico o celebrativo…

FINAL DEL REINO MEDIOASIRIO


ASIRIA ANTES DE TIGLAT-PILESER I

A mediados del siglo XII a.C., el reino asirio se hallaba en grandes dificultades.
Las infiltraciones de los arameos a través del río Éufrates habían mermado la
seguridad asiria en la Alta Mesopotamia, mientras que los últimos coletazos de
la invasión de los frigios en la península de Anatolia habían llegado a las
puertas del alto Tigris, arrebatando algunos territorios al control asirio. Al mismo
tiempo, el avance elamita en la franja situada al pie de los Zagros se había
extendido bastante, por lo que en su conjunto Asiria se hallaba reducida a unas
dimensiones mínimas. Sin embargo, no todo es malo para Asiria, ya que sacó
ventaja de las actividades militares del rey de Isin, puesto que asistieron a la
eliminación de Elam del tablero político militar.
TIGLAT-PILESER I

Durante su largo reinado (1114-1076 a.C.), el rey asirio Tiglat-Pileser I llevó a


Asiria a uno de sus momentos de máximo esplendor, comparándose al
esplendor alcanzado con Tukulti-Ninurta I (siglo y medio antes) o con
Assurnasirpal II (dos siglos y medio después). Sin embargo, al estar
contextualizado entre dos periodos de oscura crisis, el reinado de Tiglat-Pileser
I parece una gesta efímera, aunque es un claro ejemplo de cómo una dirección
política enérgica puede hacer que un Estado como Asiria coseche éxitos
importantes a pesar de la situación internacional. Conocemos cinco años de las
campañas militares del rey gracias a sus anales, que representan el momento
en que las inscripciones reales asirias se estructuran de forma analística y se
convierten en una fuente histórica más fiable.
En la actividad militar del rey se pueden distinguir dos aspectos. En primer
lugar, hay una actividad bélica oscura y constante, pero totalmente necesaria,
con escasa gloria pero mucha dificultad y situada en el frente de las montañas
por su amenaza sobre los campos asirios. En segundo lugar, hay actividades
mucho más llamativas y gratificantes desde el punto de vista ideológico, pero
mucho menos necesarias: las dirigidas a Babilonia en el sur y al Mediterráneo
en el oeste. Veamos ahora más detalladamente ambos puntos. El sector
montañoso plantea todavía los mismos problemas que en la época de
Salmanassar I o Tukulti-Ninurta I, pero aun más intensificados debido a la
presión frigia. La primera de las campañas de Tiglat-pileser se dirige contra el
país de Katmukhi, situado en torno a las inmediaciones del río Tigris en Asiria,
mientras que la segunda va dirigida contra el país de Nairi, en pleno territorio
armenio.

Durante su cuarto año de reinado comienzan las campañas por el oeste que
llegan al Mediterráneo. Un primer obstáculo a superar son las tribus arameas,
que se han hecho fuertes en casi toda la Alta Mesopotamia. Lo que pretendía
este rey asirio es expulsarles al otro lado del Éufrates, devolviéndoles a sus
lugares de origen. Con ello, lo que quería conseguir era garantizar las
comunicaciones entre los centros administrativos asirios, interceptando y
persiguiendo a los grupos tribales. En el otro extremo de la balanza tenemos la
campaña contra Babilonia, que se desarrolla en la parte final de su reinado.
Aunque llega a tomar no solo las ciudades babilonias más septentrionales sino
también la propia capital, es un episodio que no cuenta para mucho ya que en
cuanto vuelve a casa estas conquistas se disuelven.
Los aspectos ideológicos de la actividad bélica de Tiglat-pileser I están
reflejadas en sus propias inscripciones. Existen estelas erigidas o esculpidas
en la roca, colocadas en lo que era para ellos el fin del mundo, como en las
fuentes del río Tigris o los pantanos del Éufrates, y en las que se representan
escenas de caza de animales salvajes. Analizándolas, vemos cómo la caza
posee el valor simbólico de presentar al rey como el único capaz de dominar
las fuerzas salvajes de la naturaleza. Las imágenes de piedra de esos mismos
animales cazados se erigen a la entrada de los templos y palacios asirios,
convertidas en genios protectores y disuasorios al servicio del rey, que ha
demostrado ser capaz de dominarlos.

ARTE Y LITERATURA

Las expediciones a los montes también tienen como objetivo obtener


materiales para el programa de restauración y ampliación de los templos
emprendido por Tiglat-pileser I. En el terreno urbanístico, su reinado es la
culminación del periodo medioasirio, presentando una continuidad total
respecto a la época de Tukulti-Ninurta no solo en la arquitectura, sino en la
producción artística general. Lo mismo se puede de la producción literaria y
administrativa, ya que a su reinado pertenecen el código de leyes que lleva su
nombre y una valiosa colección de edictos de palacio. Sin embargo, lo que
personalmente más me llama la atención es que Tiglat-pileser I recopila y
ordena el material legislativo y literario, creando una bibilioteca en la que se
reúnen las obras babilonias conseguidas en los saqueos de Babilonia.

ASIRIA TRAS TIGLAT-PILESER I

Después de Tiglat-pileser I, Asiria vuelve a adentrarse en la oscuridad


documental. No lo sabemos a ciencia cierta, pero es probable que no se repitan
campañas de mucha resonancia, como la de Babilonia o la del Mediterráneo.
En el otro lado de la moneda, es probable que prosiguiera la presencia asiria
continua en las tierras del norte y la reconstrucción del territorio
altomesopotámica tratando de expulsar a los arameos. De este periodo
posterior yo destacaría un monumento, el llamado «obelisco rojo», que quizás
se pueda atribuir al tiempo de reinado de Ashur-bel-kala. Este monumento
ilustra a la perfección los apuros que tuvieron que pasar los asirios para
controlar zonas como el valle del Khabur.

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