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¡Qué afortunados somos! La comunidad que estamos creando nos regala sus
tesoros. Un regalo superlativo que nos ha enamorado y descubierto a una señora
maravillosa. En esta charla TEDxRioDeLa Plata, María Fux, la creadora de la
Danzaterapia, a sus 92 años de edad, muestra la relación de la música con
nuestros cuerpos y sus movimientos.
Nació en 1922 y comenzó a bailar desde la niñez, aún hoy lo sigue haciendo.
Tomó clases de danza clásica, actuó en diferentes espectáculos y fue convocada
por los directores del Teatro Colón como bailarina solista en 1954 y 1960. Sus
giras artísticas y pedagógicas la llevaron a viajar por gran cantidad de ciudades
alrededor del mundo.
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predispuestas a un cambio (en su cuerpo, en su sentir, en su vida). Es un método
de trabajo creado a través de mi labor de artista.
A través del movimiento se generan cambios que no son sólo físicos, sino que
involucran activamente a nuestro cuerpo interno, muchas veces aislado,
ignorado, con miedos o problemas tanto sensoriales como psíquicos. A través
de los estímulos que doy se mueven y cambian los «no» del cuerpo,
convirtiéndose en sucesivos «sí», en «esto que estoy haciendo me pertenece».
Simplemente estimulo las áreas dormidas, que no acuden únicamente a través
de formas auditivas, sino que todo el cuerpo es el protagonista.
No danzamos para gustar, sino para ser nosotros mismos, para poder crear,
expresarnos y entregar a los demás, desde el principio y para siempre.
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apunto a los efectos inmediatos, porque éstos no brindan, en general, un
bienestar duradero. Todas las disciplinas corporales o gimnásticas que se
valoran por los resultados físicos medibles e instantáneos no van más allá del
momento, no llegan a la profundidad de una transformación y aceptación real, y
su efecto (frecuentemente relacionado con la moda o la apariencia física externa)
desaparece de inmediato, no pudiendo sostenerse a lo largo de toda la vida. No
hay una valoración de la persona en su totalidad ni en su unicidad (su ser único),
sino un molde que funciona como modelo a seguir, por imposición externa, aún
a fuerza de quirófano, anabólicos o hábitos que conducen a la anorexia. Sin ir a
los extremos de la negación del propio cuerpo, lo que quiero significar con esto
es que el verdadero bienestar es una victoria que se conserva a lo largo de la
vida y, por lo general, se hace contagiosa hacia nuestro cuerpo, hacia nuestro
ánimo y también hacia los demás, logrando cambios.
Lo que incluyo en mis clases tiene relación directa con las posibilidades de todos,
es como un gran factor común que tomo, incluyendo todo aquello que sí pueden
hacer los alumnos, cualquiera sea su condición física o psíquica. Mi danza sobre
el escenario me dio las pautas de conocimiento necesarias para utilizar en las
clases.
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Siempre digo que yo no enseño, sino que trato de ser un puente de comunicación
con mi experiencia. Yo doy esa experiencia de una manera viva y siempre
encuentro receptividad en la gente. Vivo en una búsqueda permanente de cosas
que resuenen en mi cuerpo, porque todo pasa primero por el propio cuerpo.”
Trabajo con diapositivas con imágenes y líneas que sugieren ritmos diferentes y
conectan instantáneamente con movimientos, más allá de la presencia o no de
un sonido.
Otro estímulo invalorable es el color. Trabajo con telas muy grandes y con
diapositivas en las que proyecto colores, e invariablemente las respuestas se
traducen en movimiento y forma.
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de sensaciones y aptitudes que expanden el mundo interno donde los miedos
desaparecen.
Una persona que atraviesa esta etapa de su vida puede integrarse a través del
movimiento, explorando y ensanchando potencialidades que hasta entonces
desconocía, que afloran mediante el estímulo musical, visual o a través de mis
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palabras motivadoras. que son siempre renovadoras de paisajes que ayudan a
creer que ¨sí, puedo¨.
El trabajo sobre una silla permite desprenderse del temor que implica el
desplazamiento para estos cuerpos postergados, casi olvidados, que ven
restringido su contacto al encuentro con el dolor y la rigidez. Poco a poco van
sintiendo cierto grado de independencia que les permite salir a explorar esa silla
que los ha albergado, que los ha sostenido igual que lo hacían sus madres
cuando eran niños. Pueden reconocerla como algo estático que está afuera, pero
que también tiene una fuerte presencia dentro de ellos. Después de la
independencia viene la confianza, y con ella la memoria, entonces, lo cotidiano
se transforma.”
“A fines del año ’99, antes de viajar a Italia para dar mis cursos durante el verano
argentino, caí en un pozo, sufriendo la rotura de una de mis rótulas en dos partes.
Los especialistas tuvieron que operarme a los pocos días y atravesé una
recuperación muy lenta y dolorosa. Al mes de la operación ya podía caminar sola
y había recuperado algo de mi autonomía, aunque no al ritmo que yo deseaba.
Esto que puede tener un gran aspecto de pérdida tiene, además, por supuesto,
un aspecto de gran ganancia, donde he recibido y descubierto valiosas lecciones
de vida.
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y con los avances más minúsculos que, tal vez en otra oportunidad, hubiera
minimizado o pasado por alto.
Mi cuerpo tenía también partes sanas, que tal vez no estaban en mi foco de
atención en algún momento, pero fueron ellas las que ayudaron a mi pierna
limitada. A la vez, mi rótula me decía «¡no te apures, tiempo al tiempo!».
Tengo una rodilla diferente que requiere un cuidado y una atención diferentes.
Esto es algo que acepto desde que aprendí a no ser omnipotente y que trajo la
maravillosa consecuencia de aprender a pedir ayuda, sin sentirme por eso una
persona dependiente.
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El dolor físico indudablemente trae aparejado el dolor psíquico, pero se sale, se
puede. Es muy trabajoso, y hay que aprender a pedir ayuda, tanto como a
valorarla.”
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Notas tomadas de: María Fux. (1999). Danza: Experiencia de Vida y Educación.
Buenos Aires: Editorial Paidós. Páginas 87-90.
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que tenemos todos podemos equilibrarnos. Es decir, debemos buscar la
integración como seres humanos.
La expresión y la creación en el nivel del cuerpo son propias del ser humano,
cualquiera que sea su estadio cultural o cualquiera que sea su condición física.
La necesidad de moverse es parte de la persona y cuanto más se la ayude a
expresarse, más beneficios obtendrá para el resto de sus actividades, en su vida
privada o social.
Tengo gran satisfacción cada vez que compruebo que, gracias a la improvisación
y a la comunicación de las expresiones individuales, se adquiere un sentido
grupal, donde todos colaboran, y que es recibido por el grupo transformado en
alegría todo impulso creador que cada uno lleva adentro.
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