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Combes, J. Cefaleas primarias en población adulta: epidemiología, modelos


teóricos y abordaje terapéutico desde la Psicología. Psico Logos 2019, 30: 11-
17. Facultad de Psicología. UNT.

Cefaleas primarias en población adulta: epidemiologia, modelos teóricos


y abordaje terapéutico desde la Psicología.

Resumen

Las cefaleas primarias en población adulta representan un grave


problema socio-sanitario debido a su elevada prevalencia en la población
mundial. La gran mayoría de los dolores de cabeza corresponden a cefaleas
primarias. El objetivo es exponer la epidemiología de las cefaleas primarias, la
evolución de los modelos teóricos del dolor y los métodos de evaluación y
tratamiento psicológico. Se mencionan datos epidemiológicos relevantes, luego
se revisan los diversos abordajes teóricos del dolor: el modelo biomédico, los
enfoques biopsicológicos y la concepción biopsicosocial del dolor con el
Modelo del Estrés de Lazarus y Folkman. Finalmente, se analiza la modalidad
de evaluación y tratamiento psicológico. Conclusión: las cefaleas primarias
presentan mayor prevalencia en la edad más productiva del individuo y afectan
su calidad de vida. Su abordaje interdisciplinario debe combinar del enfoque
psicosocial con el tratamiento médico para lograr mayor efectividad terapéutica.

Abstract

Primary headaches in the adult population represent a serious socio-health


problem due to their high prevalence in the world population. The vast majority
of headaches correspond to primary headaches. The aim is to expose the
epidemiology of primary headaches, the evolution of theoretical models of pain
and the methods of evaluation and psychological treatment. Relevant
epidemiological data are mentioned, then the various theoretical approaches to
pain are reviewed: the biomedical model, the biopsychological approaches and
the biopsychosocial conception of pain with the Lazarus and Folkman Stress
Model. Finally, the modality of evaluation and psychological treatment is
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analyzed. Conclusion: primary headaches have a higher prevalence in the most


productive age of the individual and affect their quality of life. Its interdisciplinary
approach must combine the psychosocial approach with medical treatment to
achieve greater therapeutic effectiveness.

Palabras clave: cefaleas primarias – epidemiología – modelos teóricos -


Psicología

Key Words: primary headaches - epidemiology - theoretical models -


Psychology

Introducción

Las cefaleas son un problema mundial socio sanitario ya que


afectan a personas de todas las edades, razas, niveles de ingresos y zonas
geográficas con una elevada. La gran mayoría de los dolores de cabeza
corresponden a cefaleas primarias y de éstas más del 90% son una migraña o
bien una cefalea de tensión. Aunque la cefalea tensional es la más prevalente,
la migraña es la cefalea por la que los pacientes solicitan con más frecuencia
ayuda médica (Navia Bueno; Farah Bravo; Yaksic; Ríos Valdez, Arce Vargas;
Rivera. y Del Carpio, 2006).
El objetivo es exponer la epidemiología de las cefaleas primarias, la
evolución de los modelos teóricos del dolor y los métodos de evaluación y
tratamiento psicológico. Se mencionan datos epidemiológicos relevantes, luego
se revisan los diversos abordajes teóricos del dolor: el modelo biomédico, los
enfoques biopsicológicos y la concepción biopsicosocial del dolor con el
Modelo del Estrés de Lazarus y Folkman. Finalmente, se analiza la modalidad
de evaluación y tratamiento psicológico.
Desarrollo
1. Epidemiología e impacto socioeconómico de las cefaleas
primarias.
Las cefaleas son los dolores localizados en la cabeza y aquellos que
desde la cabeza se extienden a estructuras contiguas, como el cuello o los
hombros. La cefalea es un síndrome único en medicina y se lo ha denominado
el síntoma más común de la gente civilizada (Figuerola, 2000). Representan un
problema de salud pública significativo, por el elevado gasto sanitario que
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producen y por el impacto en la calidad de vida de las personas que las


padecen. El atlas de la OMS (Organización Mundial de la Salud) señala que a
nivel mundial, entre el 50% y el 75% de la población adulta entre 18 y 65 años
sufre algún tipo de dolor de cabeza por año con frecuencia, entre un 1,7% y un
4% al menos, cada 15 días al mes (Pardo Cebrián, Fernández-Marcos y
Lozano Herrera 2017 citan a la OMS, 2011).
Existen dos grandes grupos de cefaleas. De acuerdo a su perfil
temporal y a su origen lesional: a: las cefaleas primarias o crónicas
recurrentes que suponen casi el 95% de todas las cefaleas y cuyos ejemplos
más significativos son la jaqueca, cefalea tensional y cefalea en racimos y b.
las cefaleas secundarias, agudas y recientes son las que se asocian a
procesos orgánicos cerebrales como meningitis, tumores, etc. (García Albea
Ristol, 1999, 133). Excepcionalmente, las enfermedades orgánicas causan
cefalea severa. Las cefaleas primarias por sí mismas no ponen en peligro la
vida del paciente pero representan una causa frecuente de incapacidad social,
laboral y familiar, ya que interfieren en la vida personal, al temer que la
aparición de un ataque destruya proyectos de cualquier índole (Figuerola,
2000, 131).
Una de cada cuatro consultas por motivos neurológicos se debe a
dolor de cabeza. Menos del 5% de los pacientes que consultan por cefalea
como síntoma guía, sufren cefaleas secundarias. La gran mayoría de los
dolores de cabeza corresponden a cefaleas primarias y de éstas más del 90%
son una migraña o bien una cefalea de tensión. Aunque la cefalea tensional es
la más prevalente, la migraña es la cefalea por la que los pacientes solicitan
con más frecuencia ayuda médica (Navia Bueno; Farah Bravo; Yaksic; Ríos
Valdez, Arce Vargas; Rivera. y Del Carpio, 2006).
El impacto de las cefaleas en la población tiene grandes
dimensiones. Afectan en la edad más productiva del individuo. Suponen un
elevado costo financiero debido al ausentismo laboral, el alto consumo de
medicamentos que suponen y el número de consultas médicas una
enfermedad que (Pardo Cebrián et al., 2017).
Si una cefalea evoluciona de forma grave que puede ser
incapacitante y adquirir una condición crónica. Se ha estudiado que el dolor
afecta a la realización de las actividades de la vida diaria, reduciendo la
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capacidad de realizar acciones como: caminar, hacer ejercicio, hacer tareas


domésticas, conducir, trabajar (fuera de casa), mantener relaciones con amigos
y familiares, mantener un estilo de vida independiente y tener relaciones
sexuales (Pardo Cebrián et al. 2017 cita a Dureja et al. 2014).
2. Modelos teóricos del dolor.
El abordaje del dolor, durante décadas, fue conceptualizado desde el
modelo biomédico de forma unidireccional, como un fenómeno únicamente
fisiológico.
Melzack y Wall en 1965 introdujeron la Teoría de la puerta del
control. Descubrieron una zona en la médula espinal que actúa a modo de
puerta, que regula la cantidad de mensajes de dolor que pasan hacia centros
superiores. Los factores que abrirían la puerta, aumentando el dolor, serían
tanto físicos (la gravedad y extensión de la lesión, la tensión muscular) como
emocionales (ansiedad, depresión, ira) y cognitivos (pensamientos, creencias,
actitudes, focalización en la experiencia del dolor). Entre los factores que
cerrarían la puerta disminuyendo el dolor, se encuentran factores físicos,
(tratamientos biomédicos, descanso e inactividad), factores emocionales
(relajación, actitud positiva) y factores mentales como fomentar la sensación
de control sobre el propio dolor con estrategias de afrontamiento activo
(Almendro Marín, Clariana Martín, Hernández Cofiñoc , Rodríguez Campos ,
Camarero Miguele y del Río Martín, 2011 y Pardo Cebrián et al., 2017)
Los modelos teóricos sobre el funcionamiento del dolor han ido
progresando hasta explicar el dolor como un fenómeno multidimensional en
el que los componentes psicológicos tienen un papel esencial en su percepción
y modulación. Se ha demostrado en diversos estudios científicos que existe
una interacción entre el aprendizaje emocional y el dolor crónico. La evidencia
sugiere que han de tenerse en cuenta en el tratamiento del dolor los enfoques
biopsicológicos (Pardo Cebrián et al., 2017 citan a Miró, 2003 y a Bussone,
Grazzi, y Panerai, 2012).
El modelo de estrés de Lazarus y Folkman propone que la
discapacidad será mayor o menor en función de cómo se evalúe y afronte el
estímulo doloroso. Así, variables como la autoeficacia, las estrategias de
afrontamiento activas, la expresión de emociones y la búsqueda de apoyo
social van a ser determinantes en la discapacidad. Es una concepción
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biopsicosocial del dolor: incluye aspectos psicológicos y sociales


relacionados con la vivencia del dolor, lo que permite hablar de nuevas
alternativas terapéuticas. Entonces, si se consigue disminuir el grado de
sufrimiento con estas opciones terapéuticas, aunque la intensidad del dolor
siga siendo la misma, el impacto sobre la vida de la persona será menor y
aumentará la calidad de vida. En este sentido, cabe destacar numerosos
estudios sobre una mayor efectividad terapéutica de intervenciones
interdisciplinares que combinan el enfoque psicosocial con el tratamiento
médico, frente a los que únicamente se basan en uno de los dos enfoques.
(Almendro Marín et al., 2011).
Las cefaleas primarias, han sido conceptualizadas en el contexto
médico en el ámbito de las enfermedades psicosomáticas. En la década de
1970, en el ámbito de la psicología se consolidó un modelo relativamente
complejo que explicaba el dolor como una reacción sostenida al estrés debida
a un fallo homeostático de la respuesta del organismo. Tradicionalmente, el
modelo explicativo de las cefaleas tenía en cuenta principalmente la
perspectiva fisiológica, atribuyendo el dolor a la tensión o inflamación periférica
de ciertas estructuras del cráneo; en el caso de la migraña se debía a una
disfunción vascular y en el caso de las cefaleas tensionales a una disfunción
muscular. Pero estos parámetros periféricos no explicaban de forma completa
las cefaleas. Por lo tanto, se comenzó a investigar una etiología central
relacionada con el sistema de modulación endógeno del dolor (Pardo Cebrián
et al., 2017 citan a Cano, 2001). Las nuevas teorías partieron del supuesto de
que el organismo funciona como un todo, que responde a las exigencias del
medio. El dolor de cabeza estaba relacionado con la forma en que el sujeto
interacciona con el medio: con su percepción, sus reacciones y respuestas y,
en consecuencia, de esta interacción con el medio, el sujeto alteraba su
homeostasis (Pardo Cebrián et al., 2017, citan a Labrador y de la Fuente,
1988). Este modelo psicobiológico incluyó otros factores precipitantes físicos,
hormonales, ambientales, sociales o emocionales, así como la influencia de la
predisposición genética. Dado que los factores psicológicos que tienen mayor
peso en estas cefaleas, existe consenso en señalar el estrés como el principal
factor desencadenante que ,además, puede actuar como factor predisponente,
que puede acelerar la cronificación de la cefalea y exacerbar los episodios de
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dolor (Pardo Cebrián et al., 2017, citan a Britton, 2012; Buse y Lipton, 2015;
González y Vives, 2015; Kikuchi, Yoshiuchi, Ando, y Yamamoto, 2015, entre
otros).
3. Evaluación y tratamiento psicológico de cefaleas primarias.
A partir de la experiencia en la Unidad del Dolor del Hospital
Universitario Príncipe de Asturias en Alcalá de Henares de Madrid se plantea
iniciar la intervención del psicólogo con una evaluación psicológica para
estimar la relevancia de los factores psicológicos y sociales en la experiencia
de dolor de cada paciente. Se identifican así a los pacientes que no obtendrán
todo el beneficio esperable de la intervención médica. Se utiliza la entrevista
como método principal de evaluación por ser el que permite entablar un clima
de mayor confianza y cordialidad. Es necesario hacer un recorrido exhaustivo
con cada paciente por todos los posibles campos relacionados con el dolor, lo
que hace muy aconsejable contar con algún esquema (quizás un cuestionario)
que permita guiar la entrevista sin dejar ninguna laguna. Más adelante, las
posibles intervenciones psicológicas sobre el dolor se basan en información
muy precisa utilizando registros o autorregistros, pero nunca más entrevistas
(Benito, Nadador ,Fernández-Alcnatud, Hernández-Salvan, Ruiz-Castro y
Riquelme, 2006).
Las personas que padecen dolor crónico suelen sentir que sus
expectativas vitales no se satisfacen e intentan dar un sentido a lo que les está
ocurriendo: impedimentos físicos, problemas emocionales, cognitivos,
relacionales y socioeconómicos. Es necesario replantear su autoconcepto,
reconstruir su mundo de significados. La aceptación implica reorganizar todos
estos aspectos del self, dejar de focalizar la atención en sus limitaciones e
incorporar nuevos significados positivos (Almendro Marín et al., 2011).
La intervención psicológica, desde una perspectiva bio-psico-social
del dolor, es necesaria para ofrecer una terapia efectiva, maximizando la
adhesión al tratamiento médico y creando cambios en el estilo de vida y las
actitudes del paciente que aportan beneficios en otros ámbitos. La psicología
puede contribuir a una mayor efectividad en el tratamiento del dolor y una
mayor adaptación del paciente en su vida cotidiana. Hay pacientes que
obtienen suficiente mejora clínica con los tratamientos médicos con efecto
puramente biológico pero también es cierto que hay un gran porcentaje de
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pacientes con aspectos picosociales que interfieren en su tratamiento de modo


significativo (Benito, 2006). En tal sentido, vale el caso de una mujer de 41
años con migraña cónica remitida a terapia desde neurología, para el
tratamiento cognitivo conductual (Comeche, 2013). Aunque el tratamiento de
primera elección para la migraña suele ser el farmacológico, las intervenciones
cognitivo-conductuales son muy útiles tanto en la prevención de la aparición de
los episodios de migraña como en el afrontamiento del dolor. La intervención se
inició con el conocimiento de las características de sus episodios de migraña, el
análisis de aquellas situaciones que ponen en marcha un proceso
estereotipado de activación, dando lugar al episodio de dolor de cabeza. Luego
se analizan las relaciones funcionales entre las situaciones activadoras (sobre
todo las de interacción social) y el problema de dolor de la paciente. Resultado
del análisis se establecen, las metas prioritarias de la intervención: la
enseñanza de las adecuadas estrategias de afrontamiento de esas situaciones,
previniendo así la aparición de muchos de los episodios de dolor.
Benito et al. (2006) resaltan la necesidad de la constancia y el
esfuerzo personal en los tratamientos para llevarlos a buen fin. Proponen una
formación sobre el dolor para que los pacientes tengan una idea clara de qué
factores no médicos pueden influir en su problema de dolor y cómo se puede
actuar sobre ellos. La adhesión al tratamiento para lograr el éxito se apoya
tanto en el trato cercano mostrado al paciente como en la motivación y
confianza en cada técnica empleada. Estos autores mencionan como técnicas
a utilizar: la respiración que va ligada casi siempre a técnicas de relajación
aunque son recursos independientes. Técnicas cognitivas que implican
también cambios en las emociones y el estado afectivo general del paciente, se
aplican por lo general de forma individual que consisten son un conjunto de
intervenciones que tratan de modificar las creencias y pensamientos acerca de
uno mismo, su situación presente y futura. Y el manejo de contingencias: la
vida con dolor crónico se convierte en muchos pacientes en un juego de
dependencias de sus familiares. Por lo tanto se interviene en las reacciones de
los familiares ante las conductas de dolor.
Los tratamientos en grupo, por su parte, tienen la ventaja de que
permiten a los pacientes tomar contacto con personas afectadas por problemas
similares y reducir así cierto estrés producido por verse distintos, limitados o
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incapaces. En grupo se aprenden las estrategias de afrontamiento que


emplean otros pacientes, e incluso crear redes de apoyo entre enfermos
(Benito et al., 2006).

Conclusiones

La consulta por cefaleas es la más frecuente en el mundo, su


impacto en la población tiene grandes dimensiones en todos los aspectos:
económico, laboral, social y por supuesto, en salud. Si bien las cefaleas
primarias por sí mismas no ponen en peligro la vida del paciente, deben ser
diagnosticadas por el neurólogo para descartar etiología secundaria. Por lo
tanto, el psicólogo debe tener siempre presente la importancia de realizar la
interconsulta con el neurólogo.

Dado que las cefaleas primarias presentan mayor prevalencia en la


edad más productiva del individuo y afectan su calidad de vida, deben tener un
tratamiento adecuado y eficaz con abordaje interdisciplinario que combine el
tratamiento farmacológico con el abordaje psicológico tanto individual como
grupal. Así la combinación del enfoque psicosocial con el tratamiento médico
logra una mayor efectividad terapéutica.

Referencias bibliográficas
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Cofiñoc, Rodríguez Campos, C.; Camarero Miguele, B. y del Río Martín, T.
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Benito, G.; Nadador,V. ,Fernández-Alcnatud, J.; Hernández-Salvan,
J. , Ruiz-Castro, M., Riquelme, I. Intervenciones del psicólogo en las Clínicas
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Hospital Universitario Príncipe de Asturias en Alcalá de Henares, Madrid. Rev.
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Navia Bueno, M. del P.; Farah Bravo, J.; Yaksic, N.; Rios Valdez, C.;
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Pardo-Cebrián, R., Fernández-Marcos, T., & Lozano Herrera, T.
(2017). Estudio epidemiológico sobre cefaleas en población universitaria
española. Psychologia, 11(2), 13-27. doi: 10.21500/19002386.2785

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