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R∴ B∴ L∴ S∴ ADOLFO BALLIVIÁN Nº 5

VALLE DE ORURO

A∴ L∴ G∴ D∴ G∴ A∴ D∴ U∴

S∴ F∴ U∴

SIGNIFICADO DE LA LETRA “G”

I. INTRODUCCIÓN

Mis muy QQ∴.HH∴, en primera instancia, permitidme expresarles el entusiasmo y


alegría que siento al exponer mi primera plancha en esta nueva gestión, sin dejar
de lado el hecho de que se trata de mi primera plancha en segundo grado. De
todo corazón deseo que el contenido de la misma, pueda ser de vuestro agrado y
principalmente, pueda ser fuente positiva de conocimiento, para posteriormente
ser plasmada en sabiduría en bien nuestro, dentro del sendero masónico que
tenemos el honor se seguir.

Para la realización del presente trazado, he procedido con la lectura de diferentes


escritos, referentes o relacionados al tema, por tanto, puedo concluir que la letra
“G” tiene varios significados; al tratarse de un símbolo, no es posible contar con
solamente un significado, ni mucho menos es posible realizar su interpretación en
su máxima expresión en un trazado como éste. Sin embargo, en función a lo
analizado, aprendido e investigado, trataré de exponer de forma clara, la esencia o
espíritu, del significado de la letra “G” dentro de nuestra orden.

La simbología mística y esotérica de la masonería especulativa, no tiene sino una


comprensión muy superficial en la lectura, puesto que es en la vivencia del
simbolismo que se conoce en su verdadera profundidad.

Considero que la letra “G” es probablemente uno de los símbolos más importantes
de la vida masónica, prueba de lo cual es su ubicación al centro de la Estrella
Flamígera en el Templo. Desde allí, le recuerda al Compañero, cinco palabras
fundamentales: Geometría; Generación; Gravitación; Genio y Gnosis. Asimismo es
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necesario recordar que fueron cinco los viajes que realizamos en nuestra
ceremonia de aumento de salario.

Un poco de Historia.

Conforme declara Oswald Wirth en el Libro del Compañero (Wirth), la letra G


aparece en el culto masónico después de 1737, una idea que me parece es
secundada por René Guenón (Guenón) quien va incluso más allá al señalar que
tal letra proviene de un alfabeto moderno y por tanto carente de carácter sagrado y
tradicional, razón por la cual, debe asociarse su simbolismo con la letra Yod del
alfabeto hebreo que es la primera letra de uno de los nombres de Dios,
asociándose más tarde tal significado con la palabra inglesa God.

Por otra parte, el Diccionario Enciclopédico Masónico (Diccionario Enciclopédico


de la Masonería) la describe simplemente como la octava letra del abecedario en
España y el séptimo en el resto de los países hispanos; acto seguido la asocia con
las letras Gamma griega y Ghimel hebrea, pero que ocuparían el tercer lugar de
sus abecedarios respectivos. Para el Diccionario Masónico, es la letra que en
inglés designa a God, Dios en español. Desde esta perspectiva, las logias
masónicas modernas iniciales, nos legaron el sentido de un Dios creador al que
hasta el día de hoy denominan en las ordenes deístas el Gran Arquitecto del
Universo, G.:A.:D.:U

No parece haber disenso en lo que respecta al concepto de Geometría, cuyo


origen griego y latino (dimensión de la tierra) se identifica con una masonería
profunda vinculada a una lengua antigua, que se liga históricamente con la
sabiduría Pitagórica y con lo que el artículo de Francisco Ariza nos recuerda sería
la “quinta disciplina” (René Génon y la Masonería) de las siete que se enseñaban
durante la Edad Media (suma del antiguo Trivium y el Quadrivium que organizó la
enseñanza de las llamadas “artes liberales”). Creo que esta referencia a la
Geometría la vincula con la totalidad del Templo, con la historia de Hiram Abiff,
con la historia de los constructores de catedrales y en fin, con una larga cadena de
unión hacia los conocimientos más profundos de la herencia masónica. De algún
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modo es como si pudiéramos tener el placer de conversar con Hiram, Pitágoras y


Platón al mismo tiempo en única lengua Universal.

Tampoco hay desacuerdo en asociar la letra G con el Concepto de Generación:


“el griego gé es de un valor casi igual al de latín natura, que tiene la misma
etimología (originariamente gna-tura), significando la “engendradora” o
“productora” por excelencia, y por ende la “madre” del universo visible. Por
consecuencia, geometría es sinónimo de “naturimensura”, o sea “estudio de la
interna medida de la naturaleza, y de los Principios Matemáticos a los cuales se
reconduce y por cuyo medio se hace manifiesta la creación”. (Lavagnini). Para
algunos tratadistas, la palabra Generación sería el concepto más relevante que
encierra la letra G y se asocia con la causa creadora, Principio y Fin, encuentro de
los opuestos.

El sentido de la palabra Genio aludido en El Manual del Compañero de Wirth


(Wirth) puede asociarse con el concepto griego de Daimon, un Genio creativo e
inspirador que acompaña al hombre, lo exalta para su obra creadora. Lavagnini en
cambio, considera que epistemológicamente la palabra Genio deriva también de la
raíz común gé, uniéndose con Geometría y Generación (Lavagnini).

En el caso de la palabra Gravitación, ella posee un doble significado: por un lado


está la acepción física de la palabra que la vincula con un conocimiento básico de
todo constructor, “todo lo que sube tiene que bajar”. La palabra Gravitación hace
entonces referencia a una Ley básica del Universo cuya comprensión parece
evidente incluso para el profano. Pero una segunda acepción común a los textos
consultados, permite entender ésta como una “fuerza amorosa” que liga a los
hermanos y hermanas del taller y cada uno de ellos y ellas con el mundo, con el
conocimiento y con los secretos simbólicos de su Logia. La Gravitación nos
recuerda como en la ilustración (Musquera, 2009) que el trabajo de los
constructores es un trabajo al mismo tiempo que individual colectivo, ante todo
fruto de la “ley del amor universal”.

Finalmente, la letra G revela un significado último y complejo: Gnosis, definida en


Wirth como “…el Conocimiento característico de todo espíritu que haya sabido
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penetrar los misterios de la iniciación…” (Wirth). Por su parte, René Guenón


describe la Gnosis en 1910, como un “conocimiento tradicional que constituye el
fondo común de todas las iniciaciones, cuyas doctrinas y símbolos se han
transmitido, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, a través de
todas las Fraternidades secretas cuya extensa cadena jamás ha sido
interrumpida.” (Guenón, La Gnosis y la Francmasonería, Marzo, 1910). Cualquiera
de las acepciones conduce a un conocimiento que parece intransferible y que es
más bien el resultado de un descubrimiento personal e íntimo pero también guiado
por un Maestro, entregado a veces por él, y que conforme a los principios
metafísicos que la inspiran, provoca una “conciencia interior de la realidad” (Daza).
La Gnosis está en la base de toda iniciación masónica pues es desde allí y en
adelante que el masón recibe la luz de un conocimiento que está vedado al
profano.

3. El significado esotérico

En su condición hereditaria de la masonería objetiva y tributaria de un enorme


cúmulo de conocimientos herméticos y místicos, la masonería especulativa
contiene en su tradición, simbología y práctica, la idea de que el Universo puede
manifestarse como una obra perfecta a través de símbolos que permiten entender
su creación. La reiteración de algunos símbolos en el templo, la numerología, las
leyes universales a las que tributamos reconocimiento y un número de actos
simbólicos que hacen visible “lo invisible” construyen la obra esotérica que culmina
en la idea de un masón libre, hombre o mujer, que puede encontrar en su interior a
través del trabajo de su piedra bruta, la verdad acerca de “lo creado”. Lo expresa
más claramente aun Francisco Ariz en “Símbolos y Ritos” (Ariz, 2007): “…todo se
trata de los vehículos de la edificación interior, del templo espiritual, que está en la
esencia misma de lo que ha sido y es la Masonería, la cual nos enseña a conocer
el sentido iniciático de su Arte, pues sólo a través de ese conocimiento podemos
realizar, u operar, en nosotros mismos los principios derivados de él.”
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René Genón va incluso más allá cuando señala que nuestra masonería
especulativa no puede perder de vista que la carga simbólica que heredamos no
es sólo una forma de ocultismo que debemos desentrañar porque sus creadores
debieran ocultar en un lenguaje simbólico algún secreto perseguido o vedado en el
mundo medieval, “…el simbolismo es precisamente el modo de expresión normal
de los conocimientos de este orden; tal es su verdadera razón de ser, y ello en
todos los tiempos y en todos los países, incluso en los casos en los que no era
cuestión de disimular lo que fuese, y muy simplemente porque hay cosas que, por
su naturaleza misma, no pueden expresarse sino de esta forma….”. Esta idea
puede ser simplemente comprendida y aceptada cuando recordamos que en cada
iglesia –aún más en cada catedral medieval- un sinnúmero de símbolos
portadores del mensaje evangélico o una doctrina moral, evangelizan sin ser
explícitos en su lenguaje, sino más bien simbólicos. (Musquera, 2009)

Ese es el primer peso de la simbología de la letra G. No sólo es un símbolo


masónico, es una enseñanza oculta para la vida de un recto masón. Y la tarea del
iniciado es develarla en el trabajo colectivo e individual en la vida de nuestros ritos
y momentos de meditación, porque es allí donde el conocimiento esotérico venido
desde el símbolo cobra sentido y significado.

Tal es el caso de la letra G, que se expande por el Templo desde la Estrella


Flamígera, ocupando el lugar central de toda forma de Generación o creación
divina, al modo en que lo hace la Gran Explosión desde el “huevo cósmico”. Todo
parece provenir y dirigirse al mismo tiempo desde ese único centro original, y nos
reúne con una fuerza única que mantiene unida la materia del universo, aunque en
ella haya más vacío que materia misma; esa unión que procede de este momento
creativo se expresa desde la G hacia todo el templo en la cuerda de nudos que
nos señala como parte del todo, como hermanos y hermanas en el todo. Por eso
es que a pesar de conocernos poco y a pesar de vernos menos frecuentemente
que nuestros propios compañeros de trabajo profanos, nos une un sentimiento
amoroso y cálido al reencontrarnos, porque compartimos el calor del rito que se
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Genera y Germina desde la irradiación de la fuerza que estoy intentando


comprender y hacer comprensible para todos y todas.

Pero el simbolismo generativo tiene a mi modo de ver una segunda lectura: no es


una imagen antropomórfica, ni es un símbolo al modo usual no alfabético. Es una
letra, que casi podría girar sobre sí misma, pues el fin interior marca su centro.
¿Por qué marcar con esa forma el centro sino para marcar el sentido gravitacional,
que genera un pilar de movimiento invisible sobre sí misma? Si tal lectura fuese
posible, entonces la Letra G del alfabeto latino y que precedió al uso habitual de la
C, podría recordarnos el viejo principio metafísico del eterno retorno: ciclos
generativos que se repiten sobre reglas de causalidad que retornan siempre al
origen. Supongo que esa es otra de las razones por las que el masón no se
reconoce a sí mismo sino es reconocido como tal por sus hermanos, porque en
sus ciclos de vida, comienza siempre de nuevo un camino eterno de aprendizaje,
porque todo vuelve a comenzar, desde la evolución germinal de su alma y su
corazón que ahora reconocen una parte nueva y más profunda del misterio
gnóstico.

Pero la marca del centro también nos recuerda el lugar de la germinación, al


modo en que lo hace el hombre de Vitrubio de Da Vinci. Como en la imagen, el
centro de este medio circulo en donde descansa el yunque de la letra, marca el
lugar de la germinación, del inicio nuevamente, de la vida misma: hombre o mujer,
el yunque de la letra G descansa mostrándonos la potencia creadora en una
simbología que al mismo tiempo nos devuelve al origen, eterno.

El Templo se cuadra y del mismo modo en que los antiguos constructores lo


hacían, nos recuerdan que somos todos y todas parte de un “Arte Real” al modo
alquímico de transmutación por el conocimiento otorgado en la Gnosis de nuestra
iniciación. Somos herederos de arquitectos que desde los más remotos tiempos
conocían y protegían el arte constructivo en el símbolo gnóstico cuyo significado
profundo sólo ellos conocían; somos herederos de esos constructores que
enterraban simbólicamente a uno de sus maestros en el lugar del terreno en
donde se erigiría el punto más alto del edificio, el mismo que renacía al día
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siguiente para iniciar la obra. Una Gnosis Geométrica de alta complejidad que unía
la Generación y las más complejas formas de resolver los problemas constructivos
impuestos por la Gravedad al momento de construir cúpulas de gran altura sin
grúas ni horquillas mecánicas.

Templos a nuestras virtudes y tumbas a nuestros vicios.

Valle de Oruro, 8 de abril de 2019 e∴ v∴

H∴ A∴ Gonzalo Hernán López Arce

Bibliografía:

 La Sagrada Biblia
 Manual del Aprendiz, Editorial Kier-Buenos Aires. Autor: H:.Aldo Lavagnini.
Edición: Décima.
 Gran Logia de Bolivia-Ritual y Catecismo 1º Grado R:.E:.A:.A:., Editorial
G:.L:.B:., Edición Reservada. Preguntas de Primer Grado. Publicación
2016.
 http://puliendopiedra.blogspot.com/
 https://masones.blogia.com/
 https://www.diariomasonico.com/

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