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A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.

R.·. L.·. S.·. CHAN CHAN 197

LA COLUMNA DE LA BELLEZA

Q.·.H.·. Orlando David Cortijo Leiva


R.·. L.·. S.·. CHAN CHAN 197

Valle de Trujillo – Oriente del Perú


16 de febrero del año 2023, e.·. v.·.
Introducción:

La “Belleza” como tal, es descrita como una cualidad placentera de ser percibida,
provocando un placer sensorial, intelectual o espiritual para quien la contempla. Este
término proveniente del griego Kalia (bello) se entiende como el orden que posee dentro
de si un objeto, pero también algo que genera orden al exterior de sí mismo.

Las dos grandes interpretaciones históricas de belleza vienen de Platón y


Aristóteles, para Platón la belleza se relaciona únicamente con la realidad eidética y
suprasensible; es decir, reside en la idea y sólo desde esta se puede entender, el realismo
aristotélico permitirá tomar en cuenta el mundo sensible y considerarlo como expresión
de la esencia; a partir de él, la belleza será una forma de manifestación corpórea. Por lo
tanto, esta manifestación se realiza en todo ente, considerándose a la belleza como un
elemento trascendental de este, que es captada por nuestra sensibilidad y llevada a nuestro
intelecto.

Las civilizaciones antiguas por su parte adoraban a una diosa suprema que
dispensaba la vida y personificaba la Belleza. Esta reina del cielo de la espiritualidad reina
en el alma de los artistas enamorados de la Belleza, quienes edificaron Templos y
Catedrales en su representación.

Presentación:
Quienes hemos sido expuestos a la revelación de la luz mediante la ceremonia de
iniciación, fuimos inmediatamente instalados en el lado norte del Templo, con el fin de
llevar a cabo los trabajos que competen al primer grado de la masonería; hasta este punto
llegan los fraternos saludos de nuestros hermanos, quienes mediante sus discursos y
alocuciones de bienvenida nos hacen notar que hemos pasado a conformar uno de los tres
pilares simbólicos que sostienen la Logia: “La Columna de la Belleza”.

Esta asignación se refuerza más aún, cuando nos percatamos que una de las
columnas doradas, ubicada en el acceso al templo, muestra una letra B iluminada, que
funge como lindero del espacio septentrional asignado al aprendiz, el mismo que, en el
Rito Escocés Antiguo y Aceptado, limita al este con la ubicación del H:. Hospitalario,
junto a la balaustrada que divide al Oriente, al sur con la guardilla dentada que marca el
inicio del pavimento de mosaicos y al oeste con el mar de bronce, que se ubica frente a la
posición del H:. Primer Vigilante.

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En secuencia con la descripción material de esta ubicación, debe ser motivo de
reflexión el simbolismo de la iluminación que decora este lado del Templo, ya que
partiendo desde el Oriente, una luna en cuarto menguante con nube gris nos alerta de un
cierto estado de opacidad que contrasta ante el sol radiante que se ubica al otro extremo
del Templo; lo mismo ocurre en el Valle, ya que de las tres luces en escuadra que rodean
al Ara, dos se ubican al sur y solo una ilumina el lado norte, finalizando con la proyección
del candelabro del primer vigilante, quien sólo hace uso de una de las cinco luminarias
asignadas en su posición; evidenciando entonces, que hablamos del espacio menos
alumbrado del Templo, lo cual, además de fundamentarse en la relación cosmogónica del
desplazamiento de la luz solar, guarda un significado implícito ligado al conocimiento;
ya que la luz de la razón irá evolucionando para el iniciado a medida que demuestre la
virtud de vencerse a sí mismo.

Una vez ya ubicados en el espacio físico que ocupa el aprendiz, corresponde


analizar su relación con la “Belleza”, palabra que, en primera instancia, contrasta con el
ambiente tenue descrito anteriormente, pero que, a través de la interpretación del
simbolismo perfectamente adecuado en el templo, aguarda encontrar una profunda
relación. El pilar que se ubica al lado norte del Ara, nos puede dar algunos indicios, ya
que muestra el más ornamentado de los órdenes arquitectónicos clásicos de los antiguas
civilizaciones griegas: “El orden Corintio”, destacando por su lujo y elegancia, es de
elaboración más compleja que las columnas Dórica y Jónica, ya que buscaba resaltar la
opulencia y majestuosidad de las grandes edificaciones aristócratas de aquel tiempo.
Otro elemento contenido dentro del Ara, el Volumen de la Ley Sagrada, manifiesta
textualmente una referencia al esplendor del Trabajo en el primer grado: “Ved cuan bello
y hermoso es habitar los hermanos juntos en armonía…”. Esta armonía que precisamente
se logra con la conjunción de la “Sabiduría” (que inventa e ilustra), “Fuerza” (que
conserva y sostiene) y la “Belleza” (que adorna y hermosea), proporciona las bases
necesarias para la obra del constructor, siendo que el trabajo constituye la ley fundamental
de nuestra existencia, debemos tener claro lo que buscamos edificar, empleando los
materiales e instrumentos adecuados en su ejecución y teniendo en cuenta una vez más a
la Belleza, sin la cual, este oficio no podría alcanzar la categoría de “Arte” y el arte de
vivir que la iniciación nos enseña, descansa sobre la base de aceptar con alegría el
esfuerzo que la vida nos sabe imponer.

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Ahora bien, ¿es todo esto la descripción exacta de lo que se entiende por “Belleza”
en el mundo profano del cual procedemos?, ¿Acaso la Columna Corintia está ubicada en
ese punto específico durante el génesis de nuestra formación espiritual para darnos una
referencia del gran trabajo que nos espera al tratar de desbastar nuestra piedra tosca?, ¿es
el lujo, la elegancia, y la opulencia el perfil que debe mostrar un iniciado en la masonería?,
o ¿Es acaso la majestuosidad de nuestra obra de edificación espiritual la que debe
percibirse ante quienes nos revelamos como masones?, ¿Es adecuado proclamarnos como
eternos aprendices para justificar nuestra debilidad al no cumplir con nuestro deber de
combatir nuestras pasiones? …Os pido Queridos Hermanos, rememorar los momentos
acontecidos durante nuestra Ceremonia de Iniciación en el Gabinete de Reflexiones,
cuando se nos solicitó efectuar el despojo de todas nuestras joyas, metales y valores,
entendiéndose éstas como un signo de vanidad, lastre que cargamos en nuestras vidas,
perdiendo frecuentemente a los que se dejan dominar por ella. Debido a esto, es necesario
tomar en cuenta el mensaje que da el Q:.H:. Orador durante la culminación de esta
ceremonia, en el momento que da lectura al texto contenido en la Liturgia del Primer
Grado (R:.E:.A:.A:.), refiriendo lo siguiente: “Debéis saber que el brillo exterior y
mundano no ofusca a los masones que honran la virtud y desprecian el vicio, en cualquier
condición en que se encuentren, pues tienen como principio que se debe buscar la
comodidad por el trabajo y la economía”, “Para llenar su misión, el Masón no debe
conformarse con iniciarse y tomar después los otros Grados, concretándose únicamente
a leer las Liturgias, conocer la marcha, signos y tocamientos. La Institución masónica,
más que el conocimiento de las Liturgias exige de sus miembros el conocimiento de la
moral que está simbolizada en todas y cada una de sus ceremonias”, es así como,
mediante el desarrollo de sus estudios, deberá acostumbrar la vista paulatinamente a la
acción de la luz, a fin de no deslumbrarse o quedar afectado ante una intensidad que bien
podría cegar su inteligencia al no haber estado debidamente preparado para recibirla.

“Sin la Belleza que nos fascina y hace placentera nuestra tarea, vivimos tan sólo para
vivir cual míseros mercenarios indiferentes a la Magna Obra, objeto verdadero de la
Vida”.

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Bibliografía

❖ Liturgia del Grado de Aprendiz Masón / Rito Escocés Antiguo y Aceptado –


Gran Logia del Perú
❖ Monar, Alberto / La belleza y la filosofía/Universidad Politécnica Salesiana-
2009
❖ Web: http://tallermasonico/la-divina-belleza.html

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