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Construcción social

Berger escribe junto a Thomas Luckmann en 1966 La construcción social, obra indispensable para
la persona que quiera profundizar no solo en la gestación de los movimientos sociales, sino
también en la sociología del conocimiento, que articula en último lugar, la utilización del lenguaje.

Según los autores, el lenguaje construye enormes edificios de representación simbólica que
parecen dominar la realidad como gigantescas presencias de otro mundo. La intersubjetividad
que sustenta el habla cotidiana se basa en el conocimiento previo, la interacción de las personas,
la realidad que las circunda y las experiencias vividas.

Es en este marco conceptual en el que se mueven los impulsos nacionalistas en la redefinición


constante de las diferentes categorías de institucionalización de la realidad. Este hecho en sí no
seria preocupante sino supusiera la destrucción del consenso general y la deformación en la visión
de los hechos. Una construcción social caracterizada por la falsedad y la tendenciosidad en la
mirada.

El lector se preguntará llegados hasta aquí por el mecanismo que provoca el proceso de
desconstrucción: si conocemos su tipificación, también deberíamos saber cómo poder evitarlo, o
mejor, cómo eludir sus efectos, cómo prevenirlos.

En primer lugar, debemos ofrecer a la persona un sentimiento de pertenencia a un grupo de


manera inequívoca, que aleje el sentimiento de amenaza hacia su propia identidad como
comunidad. Un paso siguiente y necesario es la gestión adecuada de los recursos sobre los que se
edifica el sentimiento nacionalista: idioma, cultura y fronteras. Para terminar, ofrecer la garantía
suficiente al desarrollo de la identidad particular alejándola de toda tentación de
individualización, no porque ésta sea negativa, sino porque la misma va acompañada de
enfrentamiento en forma de oposición y supremacismo.

Es necesario establecer un relato común que nos una, recuperando la competencia Educación por
parte del Estado; la Constitución debe ser reformada para reconocer la riqueza cultural que
aportan las diferentes identidades que forman parte de España, despojándolas de la personalidad
jurídica que las hace portadoras de derechos y procura desigualdad entre ciudadanos. En último
lugar, seria recomendable el desarrollo de un sistema federal simétrico que no dispare
aspiraciones letales.

@Isabel Sastre Páez/Diario de Watajica

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