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La escasez de recursos se resuelve con imaginación, con creatividad,

con conocimiento, con voluntad, esfuerzo, trabajo, con perseverancia,


con amor fraterno. Casi nunca con dinero.
El primitivo Neanderthal tuvo que ingeniarse un arco y unas flechas
para conseguir sobrevivir.
La vida humana siempre empuja para adelante, instando a resolver
cada nueva situación.
El verdadero milagro esté en la inspiradora llegada de ideas y
motivaciones que con nuestro posterior trabajo y elaboración, aporten
la prosperidad y el bienestar que merecen nuestras vidas.

Tarde o temprano, todo ser humano en crecimiento supera el


dependiente parasitismo de alguien que lo “protege”.
Llega un momento en el que el sujeto auto-consciente, finalmente,
comienza a aportar a la sociedad la verdadera música que lleva
dentro.

Todo ser humano que se plantea crear soluciones está invocando una
energía disponible en el Universo.
Energía en forma de ideas y motivos.
Energía infinita que habita dentro de nuestro Yo Profundo, y que sólo
basta invocarla y dejarla salir y fluir con fe práctica (creyendo pero
haciendo), confianza profunda (en el Poder que poseemos) y alegre
esperanza de que nuestros sueños, nuestros anhelos, se realizan.

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