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DESDE EL ÚTERO

ESCRIBIR CON EL CUERPO


TALLER DE AUTOCONOCIMIENTO Y CREATIVIDAD FEMENINA

Creado y coordinado por GERMANA MARTIN

CUADERNILLO DE LECTURAS COMPLEMENTARIAS

Llamando a tus fuerzas, pintura de Cristina López Casas


Cuadernillo de Lecturas Complementarias - Taller a Distancia Desde el útero
coordinado por Germana Martin

LECTURA COMPLEMENTARIA PARA EL LATIDO 1


VIRGINIA POGGI

LA MAGIA CREADORA

La creatividad no es algo que se tiene o no se tiene. Es el talento de todos.


Hemos sido creados creadores. Es nuestro propósito como seres humanos.
Es lo que es natural. Ser creativos es el destino de la humanidad. Por eso en
todas las personas hay una búsqueda, a veces muy inconsciente, de poder
expresar la creatividad.
La mayoría de las personas no sabe que es creativa. No reconoce este
potencial que tiene infinitas posibilidades de desarrollo. En rasgos generales
la sociedad no educa para crear, sino para producir-consumir. El ritmo de
vida habitual tiende a recluirnos en una rutina, en hábitos, en formalidades,
nos enseña a copiar modelos y a repetirnos. Incluso las personas «artistas»
poseen un potencial más vasto del que han podido expresar y muchas veces
en lugar de crear, recrean. Muchos artistas trabajan la mayor parte del
tiempo desde el ego, y el ego humano no es nada creador.
Hace muchos siglos que se ha disociado de la vida el aspecto intuitivo,
sensible y mágico de la expresión creativa. Desde niños se nos orienta
rápidamente hacia el lado racional, y acabamos creyendo que esto es lo real
y lo normal. Crecemos así disociados de nuestra naturaleza esencial. De
espaldas a nuestro infinito talento.
Cuando hablamos de creatividad a veces nos confundimos y pensamos
sólo en los artistas. No todos somos artistas. Pero todos somos creadores.
Todos tenemos un potencial riquísimo a explorar e infinitas posibilidades de
desarrollarlo. En algunas personas este potencial subyace profundamente
enterrado, en otras está más a flor de piel. Esta capacidad creativa,
independientemente del canal de expresión que se utilice, es la forma como
nos manifestamos y movemos por la vida, como nos vestimos y adornamos,
como diseñamos y decoramos nuestras casas, como organizamos la
sociedad, o una empresa; lo que elegimos vivir o no vivir, la capacidad de
poder dar respuestas nuevas a las situaciones planteadas por la vida, es
hacer algo nuevo, original. Fluir con la vida como el movimiento del agua o
del aire.
Cuando por fin conectamos con nuestra creatividad, ésta se expande;
luego podemos aplicarla indistintamente y expresarnos en cualquier faceta:
mundana, mística, artística, científica. El punto es cómo reconocerla en
nuestro interior. Cómo permitirla y comenzar a manifestarnos como los
auténticos seres creadores que somos en verdad.
La creatividad es un movimiento de energía que se expande desde el
interior hacia fuera, trayendo algo nuevo. Un movimiento que fluye desde el
ser y que está en armonía con la energía vital. Y cuando la vida plantea una
situación a resolver, la creatividad nos hace responder con espontaneidad y
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nos da la habilidad para encontrar la mejor solución. Es descubrimiento,


comunicación, diálogo, manifestar a través de contenidos innovadores.
Esta capacidad innata surge cuando se produce una chispa de conexión
con nuestro ser interior, que nos traslada de la dimensión ordinaria, donde
mora el ego con su mundo de pensamientos de separación y miedo a una
dimensión de unidad. Para crear pues, la primera conexión es con uno
mismo y desde allí se desencadenan todas las posibilidades.
Expresar la creatividad es profundamente sanador, pues nos conecta con
nuestra verdadera naturaleza y nos abre a poder comunicarla. Nos conecta
con la dimensión que faltaba, con la parte que estaba reprimida, silenciada
debajo de las capas de la «normalidad».
Cada vez que creamos algo nos sentimos plenos, satisfechos. Es una
experiencia que nos hace sentir muy felices, porque nos hemos dejado SER.
El espíritu que se libera a través de la experiencia creativa es pura medicina.
Aunque se trate de momentos aislados o de creaciones pequeñas, ínfimas.
No es una cuestión de cantidad. Es un instante de unión con nosotros
mismos en nuestra verdadera dimensión espiritual y material.

Ser creativos es sencillo


Al revés de lo que podría parecer experimentar la creatividad es algo
sencillo y no requiere conocimientos previos. No hace falta saber nada.
Realmente es al revés: aprender las técnicas viene después. Requiere volver a
ser como niños. Hay que estar dispuestos a jugar. A permitir que la energía
se mueva a través nuestro.
La clave para crear es dejar la mente en silencio, relajarla, para que
podamos conectar con el ser interno, con nuestra parte sabia y
resplandeciente, ya que la creatividad no surge de la mente racional o del
intelecto. Es el resultado de estar presentes, aquí y ahora, fuera del ámbito
de la mente y de los pensamientos. El ego no es creador porque es repetitivo,
no posee imaginación, no se inspira, tiene respuestas automáticas, es rígido,
tiene miedo, depende de lo que ya conoce. Tal como está diseñada, la mente
está en el pasado o en el futuro, pero no puede estar en el ahora. Para crear
necesitamos estar en el ahora. Es nuestro Ser el que crea, nuestra chispa
divina, nuestro Yo Soy, nuestro espíritu, o como queramos llamarlo. Cuando
estamos en el momento presente nos despegamos de la mente racional y nos
fundimos con el espíritu. El acto creativo surge de este encuentro. Cuando
se produce esta conexión nos inspiramos y sentimos como si nos iluminara
un haz de luz. Es como «enchufarse» a otra dimensión, más profunda.
Inspiración significa respirar dentro de uno mismo, a la vez que nos
hacemos eco de una voz que viene de un espacio más allá de los límites de la
propia piel.
Eckhart Tolle nos enseña que cuando necesitamos crear, sea lo que sea, o
cuando buscamos una respuesta o la solución de un enigma planteado por
la vida, en lugar de pensar, por un instante busquemos enfocarnos en la

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sensación de la energía dentro nuestro, siendo conscientes de la quietud y


del espacio interno. O procurando cualquier otra forma de escucha interior
que nos haga sentir esa dimensión de serenidad profunda. Al regresar a
nuestro tema, la mente estará fresca y creativa. Estaremos dispuestos y el
movimiento que surgirá será algo nuevo, original. Vendrá del Ser. Eckhart
Tolle, en su libro «El Poder del Ahora» lo expresa así: «No pienses con tu
cabeza, piensa con la totalidad de tu cuerpo».
La creatividad que poseemos habla de nosotros mismos. En qué punto
estamos. Pero no sirve juzgarnos o comparar con otra persona o
disgustarnos porque lo que conseguimos hacer no posee la calidad que
deseamos. O no somos todo lo creativos que soñamos. Hay que calibrar
nuestra capacidad como un proceso que se despliega. Y observarnos con
total desapego para dejar que el proceso se desarrolle. Aquí tenemos que ser
amorosos y tiernos con nosotros mismos para no bloquear la fluidez de
nuestra creatividad. El miedo y los juicios cierran el «grifo» automáticamente.
Necesitamos valorarnos y alentarnos para poder continuar. La creatividad se
va desplegando como si fuera un proceso alquímico, donde la búsqueda del
oro=luz comienza de cero, trabajando una materia basta, oscura,
rudimentaria, y poco a poco, laboriosamente, se la va refinando hasta
hacerla resplandecer como una estrella.
La excelencia viene después de pulir y pulir y volver a pulir. Es un proceso
largo, requiere paciencia y gozar del momento presente.
La experiencia de permitirnos ser creativos abre muchas puertas, nos
permite manifestar lo que queremos en cualquier área de la vida. Nos
permite aprender a transformar/nos, a cambiar, a movernos de lo viejo a lo
nuevo, a flexibilizarnos, a sanarnos. Nos permite ser libres y espontáneos.
Aumenta nuestra calidad de vida y nos prospera. Toda la riqueza humana
viene de la creatividad humana.
La dinámica creativa nos da alternativas insospechadas, nos enseña
facetas que permanecían ocultas, por ello es un camino de
autoconocimiento. Cuanto más creativos nos volvemos más belleza, aventura
y satisfacción obtenemos en la vida. La creatividad es un proceso infinito, no
hay un final, nunca.

Crear es canalizar
Canalizar es algo natural. Todos estamos haciéndolo constantemente. Hay
una interconexión entre todos los seres, a través de la intuición y de otros
sentidos sutiles. Estamos permanentemente captando información que viene
de todos los planos dimensionales, y del conjunto humano, del inconsciente
colectivo. Formamos parte de un entretejido, de una red con millones de
millones de centros pulsantes, emisores y receptores de información, luz.

Hace poco leí un artículo sobre Bob Dylan, que además de músico es un
extraordinario poeta; cuenta que «él se ve a sí mismo como una antena
donde van a parar rayos, truenos, lluvias y vientos de todos los planetas
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reales o imaginarios» y luego añade: «Es como si un fantasma las hubiera


escrito. Te regala las canciones y desaparece. Tú no sabes lo que significan,
solo que el fantasma me eligió a mí para escribirlas».
Canalizamos a nuestro Yo superior, al dios interior, al espíritu del Sol, al
espíritu de una piedra, a un antepasado, a una musa o a un fantasma como
dice Bob Dylan. Muchas veces sabemos quién viene, otras no tenemos la
menor idea. En el juego de la creación podemos invocar a los ángeles o a
Picasso. Pero a lo mejor la fuerza que se mueve viene de una galaxia del
interior de nuestro estómago. ¿Cómo saberlo? ¿Importa realmente? Si nos
abrimos a jugar las sorpresas no es que vengan a guiarnos potestades
invisibles, sino que el universo creativo se vuelva fluido, y podamos
expresarnos y divertirnos mientras lo hacemos.

La creatividad se manifiesta en el ahora


Steve Rother, canalizador de El Grupo (o canalizador de su propio Yo
superior como una vez el mismo sugirió), es muy inspirador y ha lanzado
esta visión: «Transformar nuestra acción creativa para mantenerla en un
constante fluir, gozando del proceso creativo más que de la obra y su
resultado final». Esta nueva perspectiva pone en movimiento la posibilidad
de permanecer en un estado creativo en constante fluir, no sujetos a
ninguna meta, ya que cuando buscamos el resultado de la obra acabada nos
volvemos rígidos. Para conseguirlo necesitamos alinearnos con nuestro ser
infinito, creando desde allí creaciones sin final, transformando nuestro
quehacer y nuestra vida en una creación fluida en constante movimiento.
Interesante propuesta ¿verdad?
Poder crear es un regalo, una gracia concedida por la Gran Madre. Un
acto de amor. Imaginemos cuál es el mundo que queremos. Imaginemos
cómo hacer de nuestra vida una obra de arte y pongamos manos a la obra.

Virginia Poggi, autora de la revista digital Natural. Salud Natural y Ecología (invierno 2008).

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LECTURA COMPLEMENTARIA PARA EL LATIDO 2


OSHO
EL EQUILIBRIO CUERPO-MENTE

1
LA INTELIGENCIA DEL CUERPO
La ciencia médica occidental ha considerado al hombre como una entidad
separada, al margen de la naturaleza. Éste es uno de los más grandes errores
que se hayan cometido. El hombre es parte de la naturaleza; su salud no
depende más que de sentirse cómodo con la naturaleza.
La medicina occidental ve al hombre desde una óptica mecánica, por lo que
hasta donde puede funcionar bien la mecánica, funciona bien. Pero el hombre
no es una máquina: el hombre es una entidad orgánica, y no necesita que se
trate solamente la parte enferma. La parte enferma es sólo un síntoma de que
el organismo entero está pasando por dificultades. Sólo se muestra la parte
enferma porque es la más débil.
Tratas la parte enferma, la curas… pero entonces surge la enfermedad en otro
lugar. Has evitado que la enfermedad se manifieste a través de la parte mala;
la has hecho más fuerte. Pero no has comprendido que el hombre es un
conjunto: o está enfermo o está sano, no hay punto intermedio. Debe tomarse
como un organismo integral.
Es algo primordial que hay que comprender: el cuerpo siempre está
dispuesto a escucharte, pero nunca has hablado con él, nunca te has
comunicado con él. Has estado dentro de él, lo has usado, pero nunca se lo
has agradecido. Él te sirve, y lo hace de la manera más inteligente posible.
La naturaleza sabe que es más inteligente que tú, y por eso las cosas
importantes del cuerpo no se han dejado a tu cuidado, se le han
encomendado a él mismo. Por ejemplo, el respirar, el latido del corazón, la
circulación de la sangre o la digestión de la comida no se ha dejado a tu
cuidado: de lo contrario hubieras tenido problemas mucho antes.
Si la respiración se hubiera puesto en tus manos, habrías muerto. No hay
posibilidad de sobrevivir si en cualquier momento te puedes olvidar. Al
pelearte con alguien puedes olvidarte de respirar. Al dormir por la noche
puedes olvidar los latidos de tu corazón. ¿Cómo vas a acordarte? ¿Y te das
cuenta de la cantidad de trabajo que tu aparato digestivo está haciendo? No
dejas de comer cosas y crees que estás haciendo un gran trabajo. El hecho
de comer lo puede hacer cualquiera.
En la Segunda Guerra Mundial, un hombre recibió un balazo en la
garganta. No murió, pero no podía comer o beber a través de la garganta: le
tuvieron que cerrar todo el conducto. Pero los médicos le hicieron uno
pequeño junto al estómago, con un tubo hacia fuera. Él tenía que poner la
comida en el tubo; naturalmente no podía disfrutarla. Incluso cuando
introducía helado… se ponía furioso.
Exclamaba: ¨Da lo mismo… No saboreo nada¨.
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Entonces un médico sugirió: ¨Haga una cosa. Primero pruébelo, luego lo


pasa por el tubo¨. Y eso hizo durante cuarenta años. Primero lo masticaba y
lo saboreaba y luego lo pasaba al tubo. El tubo hace la función, porque lo
que hay en un cuerpo también lo que hay es un tubo, pero está escondido
bajo la piel. El de este pobre hombre estaba al aire. Y era mejor que el suyo,
porque además se podía limpiar.
Todo el aparato digestivo hace milagros. Dicen los científicos que si
nosotros tuviéramos que hacer lo que hace tu pequeño aparato digestivo –el
de un solo hombre– necesitaríamos una gran fábrica para convertir la
comida en sangre, clasificar todos los elementos y enviar tales elementos a
los distintos sitios en donde son necesarios. Unos cuantos elementos hacen
falta en el cerebro, y se necesita que sean enviados desde el flujo sanguíneo
hasta el cerebro. Otros hacen falta en otra parte; en los oídos, en los huesos
o en la piel, y el cuerpo lo maneja perfectamente durante setenta años,
ochenta años, noventa años; y tú no te percatas de su sabiduría.

La Sabiduría del Cuerpo


Habrás oído hablar de los alquimistas, que intentaban transformar
metales básicos en oro; tu cuerpo lo hace mucho mejor: está transformando
en sangre, en huesos, todo tipo de porquerías que no dejas de arrojarle
dentro. No sólo en sangre y en huesos: de toda esa porquería hace tu
cerebro. De tu helado, de tu Coca Cola, sigue formando tu cerebro, un
cerebro que puede crear un Rutherford, un Albert Einstein, un Buda, un
Zarathustra, un Lao Tzu. ¡Date cuenta del milagro! Un cerebro, una cosa tan
pequeña, encerrado en un pequeño cráneo… un simple cerebro puede
contener todas las bibliotecas del mundo. Su capacidad es casi infinita. Es el
método de memoria más extraordinario. Si quisieras hacer un computador
de la misma capacidad necesitarías millas de espacio para hacer funcionar
tal computador. Y está encerrado en tu pequeño cráneo. Y a pesar de todo lo
que ha avanzado la ciencia, todavía no ha sido capaz de transformar el
helado en sangre. Lo han estado intentando, pero no pueden encontrar la
clave. ¿Qué hacer? ¿Cómo transformar helado en sangre? ¡Es una cosa
inalcanzable hacer de un helado algo como un cerebro! Puede que nunca
ocurra. O, incluso, si llega a ocurrir, sucederá a través del cerebro; será de
nuevo un milagro del cerebro.

Habla con tu Cuerpo


Una vez que comienzas a comunicarte con tu cuerpo, las cosas resultan
muy fáciles. No hace falta forzar al cuerpo, hay que persuadirlo. No hace
falta luchar con él: resulta feo, violento, agresivo, y cualquier tipo de
conflicto creará más y más tensión. No necesitas tener ningún conflicto: deja
que la comodidad sea la norma. El cuerpo es un regalo tan maravilloso de
Dios que luchar con él es como negar al mismo Dios. Es un santuario…
estamos acogidos en él; es un templo. Existimos dentro de él y tenemos que
tener los máximos cuidados para con él; es nuestra responsabilidad.
Trata de estar atento durante siete días… Al principio parecerá un poco
absurdo porque nunca se nos ha enseñado a hablar con nuestro propio
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cuerpo, cuando a través de él pueden ocurrir milagros. Ya están sucediendo


sin que te des cuenta. Cuando te digo algo, mi mano lo sigue con un gesto.
Te estoy hablando: es mi mente la que te está comunicando algo. Mi cuerpo
la sigue. El cuerpo está compenetrado con la mente.
Cuando quieres levantar la mano, no tienes que hacer nada: simplemente
la levantas. Sólo con la idea de querer levantarla tu cuerpo la obedece: es un
milagro. De hecho, la biología o la psicología todavía no han sido capaces de
explicar cómo sucede. Porque una idea es una idea; quieres levantar la
mano: es una idea. ¿Cómo esta idea llega a transformarse en un mensaje
físico para tu mano? Y no tarda nada en hacerlo: una fracción de segundo;
algunas veces no hay intervalo de tiempo.
Por ejemplo, yo estoy hablando contigo y mi mano continúa colaborando;
no hay intervalo de tiempo. Es como si el cuerpo corriera paralelo con la
mente. Es muy sensible: uno debería aprender cómo hablarle, y pueden
hacerse muchas cosas.

Escucha al Cuerpo
Sigue al cuerpo. Nunca trates de dominarlo de ninguna manera. El cuerpo
es tu base. Una vez que has comenzado a entender a tu cuerpo, el noventa y
nueve por ciento de tus sufrimientos desaparecerán de la manera más
sencilla. Pero no quieres hacer caso.
El cuerpo dice: ¨¡Para! ¡No comas!¨. Pero sigues comiendo, le haces caso a
la mente. La mente dice: ¨es muy sabroso, delicioso. Un poco más¨. No
escuchas al cuerpo. El cuerpo se siente asqueado, el estómago está diciendo:
¨¡Basta! ¡Ya tengo suficiente! ¡Estoy cansado!¨. Pero la mente dice: ¨Fíjate
qué sabor… toma un poco más¨. No dejas de hacerle caso a la mente. Si
escuchas al cuerpo, el noventa y nueve por ciento de los problemas
desaparecerán sin darte cuenta y el uno por ciento restante serán tan sólo
accidentes, no problemas serios.
Pero desde la infancia hemos sido apartados del cuerpo, nos han alejado
de él. El niño está llorando, el niño tiene hambre y la madre está mirando el
reloj porque el médico le ha dicho que sólo pasadas las tres horas hay que
darle de mamar. Ella no está mirando al niño. El niño es el verdadero reloj al
que hay que mirar. Ella escucha al médico, y el niño está llorando, está
pidiendo comida, necesita comer ahora mismo. Si al niño no se le da de
comer enseguida lo estás apartando del cuerpo. En lugar de darle comida le
das un chupete. Lo estás engañando y lo estás defraudando. Le estás dando
algo falso, de plástico, y estás intentando distraer y destruir la sensibilidad
corporal. No se le permite a la sabiduría del cuerpo dar su opinión, es la
mente la que se hace cargo. Al niño se le está calmando con el chupete, se
duerme. Entonces el reloj dice que ya han pasado las tres horas y que
puedes darle la leche al niño. Pero el niño está profundamente dormido,
ahora su cuerpo duerme; lo despiertas, porque el médico dice que hay que
darle la leche. Destruyes de nuevo su ritmo. Poco a poco, alteras todo su
organismo. Llega un momento en que llega a perder todo sentido de su
cuerpo. No sabe lo que quiere éste: si quiere comer o no quiere comer, no
sabe; si el cuerpo quiere hacer el amor o no, no sabe.

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Todo es manipulado por algo desde el exterior. Mira la revista Playboy y al


cuerpo le apetece hacer el amor. Esto es algo tonto, es algo de la mente. El
acto del amor no resultará gran cosa; será tan sólo un estornudo, nada más,
un alivio. No es amor en absoluto. ¿Cómo va a surgir el amor a través de la
mente? La mente no sabe nada del amor. Todo llega a convertirse en un
deber. Tienes una esposa, tienes un marido, tienes que hacer el amor; se
convierte en un deber. Obedientemente, religiosamente, cada noche haces el
amor. Ya no hay sitio para la espontaneidad. Entonces empiezas a
preocuparte porque sientes que nada te está satisfaciendo. Te pones a
buscar alguna otra mujer. Empiezas a pensar lógicamente: ¨Quizá esta
mujer no sea la adecuada para mí. Puede que no sea mi alma gemela. A lo
mejor no está hecha para mí. Yo no estoy hecho para ella, porque no me
excita¨.
La mujer no es el problema, el hombre no es el problema: tú no estás
dentro del cuerpo, ella no está dentro del cuerpo. Si la gente estuviera dentro
de él, nadie perdería esa maravilla llamada orgasmo. Si la gente estuviera
dentro de su cuerpo, conocería los primeros atisbos de Dios a través de sus
experiencias orgásmicas.
Escucha a tu cuerpo, sigue a tu cuerpo. La mente es tonta, el cuerpo es
sabio. Si consigues entrar al fondo de tu cuerpo, justo en todas esas
profundidades encontrarás tu alma. El alma está escondida en las
profundidades del cuerpo.

El Cuerpo es un Milagro
Es extraordinariamente hermoso, extraordinariamente complejo. No hay
otra cosa tan compleja, tan sutil como el cuerpo. No sabes nada de él. Sólo
lo has mirado en el espejo. Nunca lo has mirado desde el interior; te darás
cuenta de que es un universo en sí mismo. Eso es lo que los místicos han
estado diciendo siempre: que el cuerpo es un universo en miniatura. Si lo
ves desde el interior, es tan vasto: millones y millones de células, y cada una
de ellas viva en sí misma, cada célula funcionando de una manera tan
inteligente que casi parece increíble, imposible, inconcebible.
Comes y el cuerpo transforma la comida en sangre, huesos, médula.
Comes y el cuerpo la transforma en conciencia, pensamiento. Un milagro
está sucediendo a cada momento. Cada célula funciona tan
sistemáticamente, de una manera tan ordenada, con tal disciplina interior,
que casi parece no ser posible: millones de células. Setenta millones de
células existen dentro de tu cuerpo, setenta millones de almas. Cada célula
tiene su propia alma. ¡Y cómo funcionan! Con qué coherencia funcionan, con
qué ritmo y armonía. Y las mismas células se convierten en los ojos y las
mismas células se convierten en la piel y las mismas células se convierten en
tu hígado y en tu corazón y en tu médula y en tu mente y en tu cerebro. Las
mismas células se especializan –entonces se convierten en células
especializadas– pero son las mismas células. Y cómo se mueven y cómo
trabajan de sutil y silenciosamente.
Penetra en el cuerpo, penetra en el fondo de su misterio. Porque son tus
raíces. El cuerpo es tu tierra; tú estás enraizado en el cuerpo. Tu conciencia

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es como un árbol en el cuerpo. Tus pensamientos son como frutos. Tus


meditaciones son como flores. Pero tú estás enraizado en el cuerpo; él te
apoya. El cuerpo apoya todo lo que estás haciendo. Amas, y el cuerpo te
apoya. Odias, el cuerpo te apoya… Quieres matar a alguien, el cuerpo te
apoya. Quieres proteger a alguien, el cuerpo te apoya. En la compasión, en el
amor, en la ira, en el odio –en cada modo– el cuerpo te apoya. Estás
enraizado en el cuerpo; te estás nutriendo del cuerpo. Incluso cuando
empiezas a darte cuenta de quién eres, el cuerpo te apoya.
Es tu amigo; no es tu enemigo. Escucha su lenguaje, decodifícalo, y poco
a poco, según penetres en el libro del cuerpo y pases sus páginas, llegarás a
darte cuenta de todo el misterio de la vida. Condensado, está dentro de él.
Aumentado un millón de veces, está extendido por todo el mundo. Pero,
condensado en una pequeña fórmula, está presente en tu cuerpo.

Selección del capítulo 1 del libro de Osho, El Equilibrio Cuerpo-Mente, 1ª ed. (Grijalbo, Barcelona,
2005).

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LECTURA COMPLEMENTARIA PARA EL LATIDO 3


PAMELA K. METZ Y JACQUELINE L. TOBIN
EL TAO DE LAS MUJERES
SABIDURÍA FEMENINA PARA NUESTRO TIEMPO

Introducción
¨El Tao de las mujeres, inspirado en el Tao Te King de Lao Tsé, conecta la
antigua filosofía taoísta con la sabiduría femenina. Poco antes de su muerte,
Lao Tsé fue persuadido por sus seguidores para que dejase constancia de las
enseñanzas de su vida bajo la forma de 81 capítulos o versos. El Tao Te
King, ¨Libro del Camino¨, ha sido fuente de reflexiones filosóficas para
muchos. Utilizamos aquí el mismo formato con el deseo de hacer revivir y
ofrecer la sabiduría generada por las vidas de las mujeres durante siglos,
con la esperanza de que esta sabiduría no se pierda. El Tao de las mujeres
significa ¨El camino de ser mujeres¨. Sabíamos intuitivamente que si
permanecíamos en silencio y escuchábamos cuidadosamente, seríamos
guiadas por las voces y mensajes de nuestras antepasadas.
Las historias de mujeres no han sido sacadas a la luz ni examinadas en
publicaciones, incluso no se ha hablado de ellas hasta hace poco. Estas
historias están ocultas en las colchas que cosemos, las cestas que tejemos,
la cerámica que diseñamos, las canciones que cantamos, los poemas que
creamos y las familias que criamos: los mensajes de vidas enteras están
codificados en las tradiciones femeninas. Todas las mujeres compartimos el
poder de crear; nosotras somos el origen y las ilimitadas posibilidades de la
vida. En algunas breves y profundas meditaciones, intentamos captar este
poder y explorar las diversas perspectivas y roles de las mujeres a lo largo de
los siglos.
Incontables generaciones de mujeres han vivido antes que nosotras. Los
relatos de las extraordinarias vidas de mujeres corrientes se han perdido en
el tiempo o han sido olvidados. Reconocemos que las mujeres ya no se
reúnen en la fuente; madres e hijas ya no se sientan unas al lado de otras; a
las abuelas ya no les queda nadie a quien enseñar. Las principales líneas de
comunicación entre mujeres, ya frágiles y tenues de por sí, se apartan cada
vez más de nuestras vidas cotidianas.
Mientras estábamos escribiendo El Tao de las mujeres, en nuestro
periódico local apareció un artículo de Norma Libman que relataba el
reciente descubrimiento de un lenguaje milenario y secreto, usado
antiguamente por las mujeres en China. Este lenguaje secreto, llamado Nu
Shu (¨escritura de mujer¨), se desarrolló como medio de comunicación en
una sociedad que sólo permitía leer y escribir en público a los hombres. Con
caracteres sencillos, sin adornos, las mujeres se comunicaban a pesar de su
opresión. Este lenguaje es, a propósito, minúsculo y sencillo. Puede ser
fácilmente descifrado por el ojo entrenado pero resulta prácticamente
insignificante para quienes no saben qué buscar. El Nu Shu era dibujado
entre las líneas verticales de la escritura china tradicional, o cosido en
pañuelos, abanicos y servilletas enviados como simples regalos. Se nos había
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comentado que sólo unas pocas mujeres de avanzada edad todavía utilizan
el Nu Shu en su vida privada, habiendo aprendido esta técnica de sus
madres y abuelas. Inmediatamente supimos que esta forma secreta de
comunicación debía ser valorada y preservada.
El Nu Shu salió a la luz pública por primera vez en 1950 en el área
montañosa de Hunan, China, cuando una mujer que estaba intentando
encontrar la casa de su niñez acudió a una comisaría con la dirección escrita
en ese lenguaje en un trozo de papel: nadie pudo entender la escritura ni la
había visto antes. No fue hasta 1982 que este lenguaje secreto pudo reunirse
y traducirse con éxito.
De acuerdo a la tradición budista de esa región, cuando una persona
muere todas sus posesiones son quemadas, con lo que muchos de los
objetos originales que contenían dicho lenguaje fueron destruidos. La
etnóloga Hung Che-ping fue a Hunan con la esperanza de preservar esta
herencia cultural antes de que muriera la última transmisora conocida. Allí
reunió, estudió y tradujo todos los trabajos Nu Shu que pudo recuperar. De
no haber sido por su diligencia y curiosidad, se hubieran perdido gran
cantidad de poemas, canciones, historias, cartas y autobiografías escritas a
mano en Nu Shu.
Shi-huei Cheng, editora, traductora y miembro directivo de la
organización feminista china Fundación para el Despertar, tradujo los títulos
de cada uno de los 81 capítulos de que se compone El Tao de las mujeres,
únicos ejemplos de Nu Shu publicados en Occidente. Ella ha dirigido un
amplio trabajo de campo en Hunan con unas pocas mujeres que aún
utilizan esta escritura, y ha editado algunos de los manuscritos originales
junto con su traducción al mandarín. Su Chien-ling, vicepresidenta de la
citada fundación nos la recomendó; queremos agradecer a ambas la gran
ayuda prestada…¨
¨…Aunque las mujeres han sobrevivido a lo largo de la historia al
permanecer en silencio, quienes escucharon pudieron percibir su poder. Las
mujeres de todas las culturas, aun sin voz ni lenguaje, a menudo sin saber
leer ni escribir, siempre han encontrado formas de comunicarse. El Tao de
las mujeres es una versión moderna del lenguaje Nu Shu. Lee entre sus
líneas y encontrarás el lenguaje eterno de las mujeres. Sólo es secreto para
quienes no intentan o no quieren entender. Con estos versos y traducciones
rompemos el silencio, reclamamos nuestra sabiduría como mujeres y
reconocemos lo que nos une a todas. Cuando se rompe el silencio y se
descifra el código, descubrimos el hilo de la tradición femenina que nos
conecta como mujeres. Este hilo puede servirnos de guía a través del
laberinto a medida que se van abriendo los pasadizos de la vida, llevándonos
por el camino que tantas otras anduvieron antes que nosotras. El Tao de las
mujeres está tejido con ese hilo.
Pronunciad los versos en voz alta para vosotras mismas y para las demás.
Oíd las voces de nuestras abuelas y de las abuelas de nuestras abuelas en
los silencios entre palabras. Visualizad las conexiones entre nosotras a
través del tiempo, el espacio y la cultura. Recordad a las mujeres que
vivieron antes y a las hijas que nos siguen.
El Tao de las mujeres es tu legado. Transmítelo.¨

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1 Emergencia
Del Tao emergen las historias que conectan a todas las mujeres.
Los hilos han estado escondidos durante miles de años.
Los caminos han sido desgastados por los pies de aquellas que los
[anduvieron antes.
Las historias fueron silenciadas. Las vidas olvidadas.
Ahora el silencio se rompe; un coro se eleva. Las mujeres hablan.
Emergencia.

2 Tarea de mujeres
Ella se atreve a crear lo extraordinario con lo ordinario.
Toma tiras, trozos, restos y hace colchas, cestas, pasteles y familias.
Tener y no tener proporciona la tensión para crear.
Ella se atreve a crear sin hacer, a tejer sin hilo y a cantar en silencio.
Cuando el trabajo de la mujer está hecho, lo deja ir. De esta forma, puede
[continuar sin ella.
Extraordinario.

3 La mujer que sabe


La mujer que sabe se ocupa de lo suyo y deja a los demás hacer lo mismo.
Todo llega a realizarse cuando nos apartamos del camino de los demás.
Ha aprendido a distinguir lo que es importante y toma tiempo para visitar a su
vecina. Celebra que haya mujeres famosas y honra a todas las demás
alegrándose de sus conexiones.
Está segura de su lugar en el mundo y hace sitio a las demás. Toda una vida
de experiencias la han conducido hasta aquí.

4 Continentes
Ella contiene lo que alimenta al mundo.
Derramándolo libremente, la mujer sabia sacia primero su propia sed.

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coordinado por Germana Martin

5 Equilibrio
La mujer sabia es como una madre; trae al mundo el bien y el mal. La mujer
sabia es neutra; abre sus brazos a toda la gente.
El Tao es como la mujer sabia; está libre de desviación y permanece
equilibrado. Cuanto más da, más tiene. Cuanto más se habla de ella, menos
se la entiende.
Permanece centrada, equilibrada.

6 Útero
La mujer sabia recuerda sus orígenes. A menudo vuelve a ellos buscando la
renovación y el renacimiento.
A los hijos del mundo la Madre Tierra les ofrece un lugar seguro por explorar,
una fuente de nutrición y la posibilidad de crecer.
La mujer sabia es guardiana del orden natural de la creación.

7 Conexión
La mujer sabia mantiene su conexión con todas las cosas al soltarlas.
El niño que se apega a su pecho no se hace hombre.
Suelta.
La niña que vive de los sueños de su madre no se hace mujer.
Suelta.
La red que sostiene a la araña no puede verse. Sin embargo, mantiene la
conexión que le da libertad y seguridad.
Suelta.

8 Fluida
La mujer sabia puede tomar la forma de su espacio pero no pierde su forma.
No le es esencial a su naturaleza mantenerse dentro de las líneas.
No renuncia a lo que la mantiene unida; por tanto, es libre.

9 Plenitud
A la copa llena no le cabe más. La copa vacía espera ser llenada.
La copa de la mujer sabia está siempre a medias, preparada para dar y
[preparada a recibir.

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10 Dar a luz
¿Puedes dar a luz y después soltar? ¿Puedes cuidar de los demás y seguir
cuidando de ti misma?
¿Puedes mostrar a otros el camino sin perder el tuyo propio? ¿Puedes
proporcionar seguridad y atreverte a arriesgarte a lo desconocido?
¿Puedes calmar el miedo de los niños y quedarte con el tuyo?
Todo lo que tocas cambia. Cambias todo lo que tocas. El proceso es creación.

11 Entre los trazos


El espacio entre los trazos crea el cuadro. Perfilando el significado de nuestras
vidas, la figura y el fondo se invierten. No es una ilusión.
El vacío está lleno; la plenitud no deja sitio al vacío.
Fuera de los márgenes se halla su tierra virgen, su lugar para estar con otras
mujeres, recordando los espacios sagrados que hay entre los trazos para
quienes los buscan.
El vacío está lleno. Entre los trazos se alberga el misterio.

12 Intuición
Su poder reside en percibir la vida directamente, sin ponerle nombre.
Intuición: inteligencia más allá de las palabras; estrategias de supervivencia.
Confía en tu inteligencia. Sé sensible a lo esencial.

13 Su yo / Ella misma
Escalar la montaña o bajarla, tener éxito o fracasar, el proceso es el mismo.
Paso a paso. ¿Qué es más difícil?
Manteniendo sus conexiones con la tierra, está conectada consigo misma.
Cada paso que la mujer sabia da es suelo sagrado.

14 Sabiduría
Si buscas la sabiduría, atrévete a saltar los límites y a salirte de lo
establecido. Siéntate junto a las mujeres y hombres que trabajan con sus
manos. Participa en la vida.
Escucha a los profesores y habla con los demás alumnos. Cierra los libros.
Conocimiento no es sabiduría.

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15 Mujeres sabias
Las mujeres sabias caminan junto a nosotras haciendo de hermana, hija,
amante, madre, amiga. Hacen lo que hay que hacer y siguen adelante sin
obtener reconocimiento.
Las apariencias engañan. ¿Cómo puedes ver sin estar preparada? La mujer
sabia no busca reconocimiento, no quiere ser malinterpretada.
La mujer sabia sabe sobrevivir. Aparece bajo formas diversas.
Si quieres conocerla, comienza ahora. Camina por las calles de la ciudad.
Escala las montañas. Lee libros. Habla con las vírgenes. Mira en tu espejo.
Está por todas partes.

16 Ciclos
Debe haber separación antes de que alguien pueda volver. Debe venir el
invierno antes de que pueda llegar la primavera.
Cada semilla necesita un tiempo para crecer; cada mujer necesita un tiempo
[para sí misma.
La luna crea las mareas. La mujer que está en contacto con su propia
naturaleza da la bienvenida al flujo y reflujo de la vida.

Selección de Germana Martin y traducción de Miguel Iribarren del libro de Pamela K. Metz y
Jacqueline L. Tobin, El Tao de las mujeres (The Tao of women), 1ª ed. (Gaia Ediciones, Madrid, 1996).

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coordinado por Germana Martin

LECTURAS COMPLEMENTARIAS PARA EL LATIDO 4

CLARISSA PINKOLA ESTÉS


BAUBO: LA DIOSA DEL VIENTRE1
Hay un dicho muy expresivo: Ella habla por la entrepierna. Hay cuentos de la
¨entrepierna¨ en todo el mundo. Uno de ellos es el cuento de Baubo, una
diosa de la antigua Grecia, la llamada ¨diosa de la obscenidad¨. Se le
atribuyen también otros nombres como, por ejemplo, Yambe, y parece ser
que los griegos la tomaron prestada de otras culturas más antiguas. Desde
tiempos inmemoriales existen arquetípicas diosas salvajes de la sexualidad
sagrada y de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida.
Sólo existe una famosa referencia a Baubo en los escritos de la Antigüedad,
lo cual parece indicar que su culto fue destruido y quedó enterrado bajo la
estampida provocada por las distintas conquistas. Tengo la corazonada de
que en algún lugar, quizá bajo las boscosas colinas y los lagos de Europa y
de Oriente Próximo, hay templos dedicados a ella, incluso con objetos e
íconos óseos.
Por consiguiente, no es de extrañar que muy pocas personas hayan oído
hablar de Baubo, pero no olvidemos que un retazo de arquetipo puede
contener la imagen del todo. Y el retazo lo tenemos, pues conservamos un
cuento protagonizado por Baubo. Es una de las más seductoras y pícaras
divinidades del Olimpo. Ésta es mi versión de contadora, basada en el
antiguo y salvaje vestigio de Baubo que sigue brillando en los mitos
posmatriarcales griegos y en los himnos homéricos.

Deméter, la madre tierra, tenía una hermosa hija llamada Perséfone que un
día estaba jugando en un prado. De pronto, Perséfone tropezó con una
preciosa flor y alargó las puntas de los dedos para acariciar su bella corola.
Súbitamente el suelo empezó a estremecerse y un gigantesco zigzag rasgó la
tierra. De las profundidades de la tierra surgió Hades, el dios de Ultratumba.
Era alto y poderoso y permanecía de pie en un carro negro tirado por cuatro
caballos de color espectral.
Hades agarró a Perséfone y la atrajo a su carro en medio de un revuelo de
velos y sandalias. Después los caballos se precipitaron de nuevo al interior de
la tierra. Los gritos de Perséfone son cada vez más débiles a medida que se
iba cerrando la brecha de la tierra como si nada hubiera ocurrido.
Los gritos y el llanto de la doncella resonaron por todas las piedras de las
montañas y subieron borbotando en un acuático lamento desde el fondo del
mar. Deméter oyó gritar a las piedras. Oyó los gritos del agua. Después un

1Pinkola Estés, Clarissa, Mujeres que corren con los lobos, Barcelona, Ediciones B.,
2001, págs. 362-364.
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pavoroso silencio cubrió toda la tierra mientras se aspiraba en el aire el


perfume de las flores aplastadas.
Arrancándose la diadema que adornaba su inmortal cabello y desplegando los
oscuros velos que le cubrían los hombros, Deméter voló sobre la tierra como un
ave gigantesca, buscando y llamando a su hija.
Aquella noche una vieja bruja les comentó a sus hermanas junto a la entrada
de su cueva que aquel día había oído tres gritos: uno era el de una voz juvenil
lanzando alaridos de terror; otro, una quejumbrosa llamada; y el tercero, el
llanto de una madre.
No hubo manera de encontrar a Perséfone y así inició Deméter la búsqueda de
su amada hija a lo largo de varios meses. Deméter estaba furiosa, lloraba,
gritaba, preguntaba, buscaba en todos los parajes de la tierra por arriba, por
abajo y por dentro, suplicaba compasión y pedía la muerte, pero, por mucho
que se esforzara, no conseguía encontrar a su hija del alma.
Así pues, ella, la que lo hacía crecer todo eternamente, maldijo todas las
tierras fértiles del mundo, gritando en su dolor: "¡Morid! ¡Morid! ¡Morid!" A
causa de la maldición de Deméter ningún niño pudo nacer, no creció trigo para
amasar el pan, no hubo flores para las fiestas ni ramas para los muertos.
Todo estaba marchito y consumido en la tierra reseca y los secos pechos.
La propia Deméter ya no se bañaba. Sus túnicas estaban empapadas de
barro y el cabello le colgaba en enmarañados mechones. A pesar del terrible
dolor de su corazón, no se daba por vencida. Después de muchas preguntas,
súplicas e incidentes que no habían dado el menor resultado, la diosa se
desplomó junto a un pozo de una aldea donde nadie la conocía. Mientras
permanecía apoyada contra la fría piedra del pozo, apareció una mujer, más
bien una especie de mujer, que se acercó a ella bailando, agitando las
caderas como si estuviera en pleno acto sexual mientras sus pechos brincaban
al compás de la danza.
Al verla, Deméter no pudo por menos de esbozar una leve sonrisa.
La bailarina era francamente prodigiosa, pues no tenía cabeza, sus
pezones eran sus ojos y su vulva era su boca. Con aquella deliciosa
boca empezó a contarle a Deméter unas historias muy graciosas.
Deméter sonrió, después se rió por lo bajo y, finalmente, estalló en una
sonora carcajada. Ambas mujeres, Baubo, la pequeña diosa del
vientre, y la poderosa diosa de la Madre Tierra Deméter se rieron
juntas como locas.
Y aquella risa sacó a Deméter de su depresión y le infundió la energía
necesaria para reanudar la búsqueda de su hija y, con la ayuda de
Baubo, de la vieja bruja Hécate y del sol Helios, consiguió finalmente su
objetivo. Perséfone fue devuelta a su madre. El mundo, la tierra y los vientres
de las mujeres volvieron a crecer.

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CLARISSA PINKOLA ESTÉS


EL CALOR: LA RECUPERACIÓN DE LA SEXUALIDAD SAGRADA2
Las diosas obscenas
Hay un ser que habita en el subsuelo salvaje de la naturaleza femenina.
Esta criatura es nuestra naturaleza sensorial y, como cualquier criatura
integral, tiene sus propios ciclos naturales y nutritivos. Este ser es
inquisitivo, amante de la relación, a veces rebosa energía y otras
permanece en estado de reposo. Reacciona a los estímulos sensoriales: la
música, el movimiento, la comida, la bebida, la paz, el silencio, la belleza, la
oscuridad.
Este aspecto de la mujer es el que posee calor. No un calor del tipo "Vamos a
acostarnos, nena", sino un fuego subterráneo cuyas llamas suben y bajan
cíclicamente. A partir de la energía que allí se libera, la mujer actúa según le
parece. El calor de la mujer no es un estado de excitación sexual sino un
estado de intensa conciencia sensorial que incluye su sexualidad, pero
no se limita a ésta.

Mucho se podría escribir acerca del uso y el abuso de la naturaleza sensorial


de las mujeres y acerca de la manera en que ellas y los demás reprimen sus
ritmos naturales o intentan apagarlos por completo. Pero vamos a
centrarnos en su lugar en un aspecto que es ardiente y decididamente
salvaje y despide un calor que mantiene caldeadas las bajas sensaciones. En
la época moderna apenas se ha prestado atención a esta expresión sensorial
de las mujeres y, en muchos lugares y momentos, incluso se la ha
desterrado por completo.
Hay un aspecto de la sexualidad de las mujeres que en la antigüedad se
llamaba lo obsceno sagrado, no con el significado con que hoy
utilizamos la palabra "obsceno" sino con el de "sexualmente sabio e
ingenioso", y se tributaban a las diosas unos cultos dedicados en parte a la
irreverente sexualidad femenina. Los ritos no eran despreciativos sino que
más bien pretendían representar algunas partes del inconsciente que incluso
hoy en día siguen siendo misteriosas e inexploradas.
La idea misma de la sexualidad como algo sagrado y, más
concretamente, de la obscenidad como un aspecto de la sexualidad
sagrada, es esencial para la naturaleza salvaje.
Había en las antiguas culturas femeninas unas diosas de la obscenidad así
llamadas por su ingenua y, sin embargo, astuta lascivia. Pero el lenguaje,
por lo menos en castellano, dificulta enormemente la comprensión de las
"diosas de la obscenidad" como no sea en términos vulgares.

2 Pinkola Estés, Clarissa, Op. Cit., págs. 359-361.


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He aquí el significado del adjetivo "obsceno" y otros vocablos afines. A través


de estos significados creo que se comprenderá por qué razón este aspecto del
antiguo culto de la diosa fue desterrado bajo tierra.
Me gustaría que mis lectores consideraran estas tres definiciones de
diccionario y sacaran sus propias consecuencias:
*Sucio: El significado del término se ha extendido hasta abarcar cualquier
tipo de suciedad y especialmente el lenguaje obsceno.
*Palabrota: Palabra obscena, expresión utilizada también actualmente
para designar algo que se ha convertido en social o políticamente impopular
o sospechoso, a menudo a causa de críticas y descalificaciones injustificadas
o por no seguir las tendencias del momento.
*Obsceno: del hebreo antiguo Ob, con el significado de "maga",
"bruja".
Todos estos términos tienen cierto carácter despectivo Y, sin embargo,
subsisten en todas las culturas mundiales vestigios de cuentos que han
sobrevivido a las distintas purgas. En ellos se nos dice que lo obsceno no es
vulgar en absoluto sino que más bien se parece a una especie de criatura de
naturaleza fantástica que uno quisiera tener por amiga y cuya visita desearía
con toda el alma recibir.

Hace unos años, cuando empecé a narrar "cuentos de la diosa obscena", las
mujeres sonreían y después se reían al oír los relatos de las hazañas de las
mujeres, tanto reales como mitológicas, que utilizaban su sexualidad y su
sensualidad para conseguir un objetivo, aliviar una pena o provocar la
risa, y, por este medio, enderezar algo que se había torcido en la psique.
También me llamó la atención la forma en que las mujeres se aproximaban
al umbral de la risa cuando se hablaba de estas cuestiones. Primero tenían
que apartar a un lado todas las enseñanzas recibidas, según las cuales
reírse aquella manera no era propio de una señora.
Y yo comprobaba que el hecho de ser una señora en una situación apropiada
ahogaba a una mujer en lugar de ayudarla a respirar. Para saber reír hay
que poder exhalar el aire e inspirar en rápida sucesión. Sabemos por la
quinesiología y otras terapias corporales como el Hakomi que el hecho de
inspirar nos hace experimentar sensaciones y que, cuando no queremos
sentir nada, contenemos la respiración.
Cuando se ríe la mujer respira libremente y, al hacerlo, es posible que
empiece a experimentar unas sensaciones no autorizadas. ¿Y qué clase
de sensaciones son ésas? Pues bien, en realidad, no son sensaciones sino un
alivio y un remedio para las sensaciones, un alivio y un remedio que a
menudo dan lugar a la liberación de lágrimas reprimidas y a la
recuperación de recuerdos olvidados o a la rotura de las cadenas de la
personalidad sensual.
Comprendí que la importancia de estas antiguas diosas de la obscenidad
quedaba demostrada por su capacidad de soltar lo que estaba demasiado

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Cuadernillo de Lecturas Complementarias - Taller a Distancia Desde el útero
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tenso, borrar la tristeza, provocar en el cuerpo una especie de humor


que no pertenece al intelecto sino al cuerpo y mantener expeditos estos
canales…

JEAN SHINODA BOLEN


LAS DIOSAS DE LA MUJER MADURA

Las Diosas de la Risa Curativa: Su Nombre es Alegría


Baubo, un personaje menor entrado en años que aparece en uno de los
mitos griegos más conocidos, guarda paralelismos con Uzume (Ama-No
Uzume) diosa japonesa que desempeña un papel relevante en el mito más
importante del antiguo Japón. Las dos divinidades supieron aportar la risa
curativa a las situaciones desesperadas. Así como en un mito predominan
las observaciones humorísticas, en el otro, en cambio, hay danzas y redobles
de tambor, pero el acto específico y responsable de desencadenar la risa en
ambos es el mismo: Baubo y Uzume se levantan la falda y muestran la
vulva. Las risas que desencadenó este gesto devolvieron a la diosa madre la
capacidad de mantener y traer la luz del sol al mundo; no se trataba,
empero, de una risa hostil como la que inspira el ridículo, ni de la risita que
provoca presenciar obscenidades. Era otra cosa más profunda y significativa
la que se revelaba con tal hilaridad.
Las mujeres que se sienten cómodas consigo mismas se ríen mucho
juntas, sobre todo las que llegan a la edad madura. En The Metamorphosis of
Baubo Winifred Milius Lubell apuntó que ¨las referencias a Baubo, por lo
general, implican una categoría de risa especial. Es una especie de humor
sardónico, una risa entre dientes compuesta de ironía, compasión y
experiencias que comparten las mujeres… Es la carcajada sagrada de
Baubo¨. Baubo (a quien también se la denomina Iambe) tan sólo era una
doncella que desempeñó un pequeño papel en el mito de Deméter y
Perséfone, y que, no obstante, reflejó el espíritu maduro de las mujeres, que
es directo, divertido, solidario y, sobre todo, sabio. Marija Gimbutas, la
famosa arqueóloga, describe el personaje como la encarnación de ¨una
deidad importante aunque poco conocida que ha influido en la mente
humana durante milenios¨.

La indecente Baubo
Cuando la diosa Deméter se enteró de que a su hija Perséfone la había
secuestrado Hades con el permiso de Zeus, el dolor que sintió por la pérdida
fue incluso más acuciante. Deméter abandonó el Olimpo y rechazó la
compañía de los demás dioses para vagar por la tierra, ocultando su divina
belleza bajo la apariencia de una mujer que ya no estaba en edad fértil. Un día
apareció en Eleusis y se sentó junto al pozo donde las hijas de Celeus, el
gobernador de Eleusis, habían acudido para recoger agua. Las muchachas
sintieron curiosidad por esa extraña que estaba entre ellas y le hablaron.
Deméter les dijo que buscaba trabajo de niñera, y entonces las muchachas la
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Cuadernillo de Lecturas Complementarias - Taller a Distancia Desde el útero
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condujeron a su casa para presentarle a su madre Metanira, la cual acababa


de dar a luz a un niño. Cuando la diosa atravesó el umbral y tocó el techo con
la cabeza, durante unos instantes la puerta se iluminó con un resplandor
divino. Metanira, a quien la escena había infundido un gran respeto y que
estaba sentada con el niño en el regazo, le ofreció al instante su espléndido
diván y su mejor vino, pero la diosa declinó la invitación. La visión de la madre
con el niño debió de evocarle antiguos recuerdos y despertar la nostalgia por la
hija desaparecida, porque Deméter se quedó callada y cabizbaja, y sólo se
sentó en una silla ordinaria que la criada Baubo le trajo más tarde. Deméter,
sin embargo, siguió guardando un doloroso silencio del cual nadie podía
arrancarla, hasta que Baubo consiguió animarla con sus chistes picantes. Sus
bromas le hicieron sonreír, y cuando la doncella, se levantó la falda y mostró
sus partes, Deméter rió y se curó. Entonces aceptó un simple refresco de
cebada y menta y accedió a ser la niñera del bebé (como solaz momentáneo en
su camino).3

Las chanzas de Baubo no han llegado hasta nuestros días, pero lo que ella
representa incluso en la actualidad es algo que las mujeres comprenden de
manera intuitiva: la noción de que sumidas en la pérdida y la traición, las
mujeres pueden gritar, llorar, jurar e incluso vomitar o sentirse embotadas
por el dolor y la indignación, pero si Baubo se encuentra presente, en ese
momento alguien puede intervenir con un comentario jocoso que arranque
lágrimas de risa y suavice la situación. Solemos compartir nuestro valor y la
constatación de ser supervivientes gracias a la risa. Al ser capaces de reírnos
juntas, afirmamos nuestra mutua fuerza. Los chistes y los gestos de Baubo
forman parte de un humor obsceno que nos hace reír a carcajadas y que
puede surgir en una reunión de mujeres que viven una situación
catastrófica. Una buena amiga dice algo que nos hace reír a todas, y
entonces es cuando empieza la curación.
Cuando Baubo se levantó la falda en son de burla, tal y como nos lo relata
el mito griego clásico, el acto que realizó, el mostrar su vulva, en los textos
religiosos griegos se llama ana-suro-mai (que literalmente significa
¨levantarse las faldas¨). Su gesto era indecente y provocó la risa, pero había
algo más profundo en todo eso. Lubell indaga en las raíces prepatriarcales
de este gesto y descubre que es un vago recordatorio de una era matriarcal
muy antigua en que la zona púbica de la diosa era la puerta sagrada de
donde provenía la vida, y que el triángulo invertido era un símbolo sagrado.
El gesto de Baubo de levantarse la falda y mostrar su vulva aparece en
diversos útiles y en las manifestaciones artísticas que comprenden desde el
Paleolítico hasta la Edad Media, y desde la antigua Europa y Egipto hasta
Siberia y las Américas.
Algunas de las figurillas de arcilla de Baubo que los arqueólogos han
hallado nos hacen sonreír. Son mujeres con la ropa levantada sobre un
vientre orondo. Son todo piernas y abdomen. A veces incluso se
representaba un rostro sonriente sobre el vientre, y la hendidura de la suave
barbilla en forma de V era la ranura vulvar y vertical que tenía entre las
piernas. A pesar de que Baubo y estas estatuillas son imágenes menores

3 Lubell, Winifred Milius, The Metamorphosis of Baubo: Myts of Woman’s Sexual Energy
(Nashville, Tennessee: Vanderbilt University Press, 1994), 34.

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comparadas con las divinidades olímpicas y las estatuas de mármol de la


antigua Grecia, cuando nos remontamos a la época prepatriarcal para
indagar en sus orígenes comprendemos que son el recordatorio vago e
infravalorado de que las imágenes de la sexualidad y la fertilidad de la mujer
eran sagradas, y no lascivas. En el pasado la vulva era la entrada al cuerpo
de la diosa, y las entradas de las cuevas en forma de ranura se pintaban
consecuentemente de color rojo tierra en señal de reverencia.
Rufus C. Camphausen, en The Yoni: Sacred Symbol of Female Creative
Power, también se basaba en las pruebas halladas en distintos enseres para
ampliar los límites geográficos donde se habían originado esas imágenes y el
espacio temporal, que ahora no sólo se situaba en el Paleolítico, sino
también en la actualidad. Yoni es una palabra en sánscrito que se utiliza
para designar los genitales femeninos y se traduce como ¨vulva¨, ¨matriz¨,
¨origen¨ y ¨fuente¨. Camphausen eligió emplear este término porque no
poseía connotaciones médicas ni pornográficas, y procedía de una tradición
religiosa y cultural en la cual los genitales femeninos se consideraban el
símbolo sagrado de la Gran Diosa.
Las representaciones de genitales y pechos femeninos y de mujeres
embarazadas que aparecen en los relieves, en las pinturas rupestres y en
otros útiles son las pruebas arqueológicas circunstanciales de que los
pueblos del Paleolítico y del Neolítico adoraban a diosas. Con el auge del
patriarcado, sin embargo, la vulva pasó de ser un lugar de reverencia a
convertirse en una parte de la mujer puritana, innombrable y sucia. Pasó de
ser el símbolo de la diosa a convertirse en una de las palabras más
degradantes y agresivas con que calificar los genitales de una mujer: ¨coño¨.
Mientras buscaba el significado de Baubo, Lubell descubrió nexos de
unión entre la risa, la sexualidad de las mujeres y la recuperación del
equilibrio. ¨La espontaneidad de la risa de Baubo corre como un destello
entre las ruinas del pasado. Sus bromas han desaparecido, pero su
gestualidad sardónica y desconcertante y la constancia de su ingenio cómico
permanecen. Se ha sugerido numerosas veces que la risa entre mujeres es el
lado oculto de su sexualidad. Esta clase de risa (que a menudo se asociaba
con la figura del embaucador y con la fertilidad) solía emplearse en los
rituales sagrados de la alegría para suavizar una situación agobiante, para
plantearse cuestiones dolorosas o para recuperar el equilibrio… Es
irreverente, y es sagrada.¨
Parece ser que Baubo era parte integrante de los Misterios que se
celebraron en Eleusis, al noroeste de Atenas, durante dos mil años, hasta
que el santuario fue destruido en 395 d. de C. El Himno homérico a Deméter
relata que tras el regreso de Perséfone del mundo subterráneo, Deméter
entregó los Misterios a la humanidad. Una parte de estos Misterios fue
hecha pública, que es la que conocemos en la actualidad, y otra se confió
sólo a los iniciados, a los cuales se les prohibía revelar los secretos. En los
Misterios eleusinos participaban tanto hombres como mujeres. Lo poco que
sabemos de ellos es gracias a los textos de los obispos cristianos contrarios a
esos ritos. Según Clemente de Alejandría (150-215 c.E.), en un momento
dado, durante la celebración de los Misterios eleusinos, Baubo ¨se levantaba

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la ropa y mostraba todo su cuerpo de un modo absolutamente


improcedente¨.
Es más probable que Baubo no estuviera presente mientras se celebraban
estos ritos solemnes en Eleusis, sino que su presencia se manifestara en los
Misterios de Thesmorfia, unos festejos de tres días a los cuales sólo asistían
mujeres y que se celebraban en Eleusis en octubre, en esa época del otoño
en que llegaba el momento de sembrar el grano. Las mujeres se reunían para
acompañar el duelo de la diosa y consolarla por la pérdida de su hija (y
representaban el secuestro original, porque la escena les resultaría catártica
a la hora de compartir el dolor). Tras los ritos solemnes y el duelo
comunitario, llegaba la alegría, con chistes, mímica, palabras soeces y
cánticos.

Jean Shinoda Bolen, Las Diosas de la Mujer Madura, 5ª ed. (Kairós, Barcelona, 2009), Parte II, pp.
166-171.

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LECTURA COMPLEMENTARIA PARA EL LATIDO 5


ANA CACHAFEIRO Y CASILDA RODRIGAÑEZ
LA SEXUALIDAD DE LA MUJER
(FRAGMENTOS)

¨A lo largo de unos años nos hemos ido encontrando con una serie de
datos que, en principio, casi no llaman atención ni sugieren nada; son datos
sueltos que en su desconexión no resultan significativos; son como las
piezas de un puzle que, de algún modo, han quedado almacenadas en algún
lugar de nuestra conciencia a la espera de ocupar su puesto en la resolución
del puzle.
a) Para Masters & Johnsons 4 , las contracciones uterinas son una
componente esencial en todo orgasmo femenino. Maryse de Choisy5 va
más lejos al afirmar que éste… tiene su origen en el cuello del útero. Y
que los psicoanalistas, desde hace tiempo, vienen confundiendo el
orgasmo cervico-uterino con el orgasmo vaginal, no es sólo debido al
narcisismo masculino, ni tampoco sólo a la ignorancia femenina, sino
también porque las cervico-uterinas no frecuentan nuestras consultas.
b) Bartolomé de las Casas6 y otros viajeros del siglo XVI han escrito que
las mujeres de las poblaciones que habían encontrado en zonas del
planeta desconectadas de nuestra civilización, parían sin dolor.
c) Histeria viene de ¨hysteron¨, es decir de útero. En la Antigua Grecia se
creía que las enfermedades nerviosas o ¨histéricas¨ de las mujeres eran
debidas a que el útero sufría un desplazamiento hacia arriba. Platón y
otros7 hablan del ¨vientre errante¨ de la mujer, de un ¨animal dentro
del animal¨.
d) El útero aparece sistemática y cuantiosamente reproducido en la
cultura que ahora se está desenterrando de la llamada Antigua
Europa, datada entre el 6500 y el 3500 a.c. 8 . En aquel mundo
simbólico, el útero era aquello cuyo latido significa la vida; algo análogo
a lo que en nuestro mundo simbólico significa el corazón: el amor y la
vida. La arqueología está obteniendo datos sorprendentes y reveladores
de aquella civilización. Con esta información se vuelve evidente que lo
que relata el Génesis (datado precisamente hacia el 3000 a.c.) no es la
creación de la naturaleza humana, sino las condiciones de un nuevo
modo de convivencia y de ser humano que se imponen contra otras, y
que incluyen el parto con dolor, la transformación del ¨hysteron¨ en

4 Masters, W. y Johnsons, V., Human Sexual Response. Intermédica, México, 1978 (1ª
publicación 1966).
5 De Choisy, M., La guerre des sexes, Ed. Publications Premièrs, París, 1970. Págs. 45 y 47.
6 De las Casas, Bartolomé, Historia de las Indias, Fondo de Cultura Económica, México,

1986 (1ª publicación 1552).


7 Ver, por ejemplo, lo que se dice en: Anderson, B.S. y Zinsser, J.P., Historia de las Mujeres:

una historia propia, Crítica, Barcelona, 1991 (1ª publicación).


8 Ver obra de Marija Gimbutas, que ha hecho un estudio al respecto en base a varios miles

de piezas decoradas y talladas: The Language of Goddess, Harper-Collins, 1991 (1ª


publicación 1989).
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¨histeria¨. De hecho el Génesis habla de un Paraíso del que fueron


expulsados nuestros primeros progenitores; es decir, que aunque lo de
¨primeros¨ da pié a pensar que desde el principio esa fue nuestra
condición, no pudieron omitir la existencia de otro mundo anterior al
actual. ¿Por qué si no inventar la historia de un Paraíso, de una
serpiente-demonio, de un Árbol del conocimiento del bien y del mal
cuya accesibilidad queda también prohibida con la expulsión del
Paraíso?
e) La oxitocina que se utiliza como oxitócico, como dilatador del útero en
la Medicina, se empleaba en las orgías eleusíacas por medio del hongo
del cornezuelo de centeno. La misma química, una aplicada en el parto
con dolor forzado, la es también la hormona del orgasmo, que por otra
como afrodisiaco. La misma hormona –la oxitocina– que está presente
en el parto para dilatar el cuello uterino ello se la conoce como la
hormona ¨del amor¨.9
f) En los partos actuales existen casos de partos orgásmicos. Según los
que lo han estudiado (Dr. Serrano Vicens, Juan Merelo-Barberá, Dr.
Schebat del Hospital Universitario de París), son más frecuentes de lo
que se cree.10
g) Dentro de la práctica de partos ¨alternativos¨ o humanistas, es decir,
en los que la mujer se siente apoyada, en confianza, etc., exista la
constatación de Michel Odent11 de que cuanto menos órdenes y menos
se interfiera, cuanto menos se provoca el neocortex de la mujer,
haciéndola prestar atención (racional) a conversaciones, y cuanto más
desinhibido permanezca el cerebro ancestral, más fácil resulta el parto.
(La mujer no puede estar en ese estado sino está en ese clima de
confianza y de cierta intimidad).

Casos de recuperación de una cierta sensibilidad uterina

Lo que acabó de retener nuestra atención sobre este tema fueron los
testimonios de unas mujeres que habían recuperado una cierta sensibilidad
uterina, tras la lectura del libro de Merelo-Barberá, en el que afirma que la
mujer se socializa en la ruptura psicosomática entre la conciencia y el útero.
Esta percepción o sensibilidad, aunque difícil de traducir en palabras, fue
descrita así:
En el momento del orgasmo habían empezado a percibir, en el centro y en
el interior de la cavidad pélvica, como una ameba que se retrae y que se
expande rítmicamente con cada oleada de placer. Podía también asimilarse
al latido de un corazón, aunque más lento, o al latido del cuerpo de una
rana 12 . En el momento en que termina el movimiento de retraimiento y
comienza la expansión, podían empujar y amplificar la onda expansiva, lo
9 Sendón de León, V., Más allá de Itaca, Icaria, Barcelona, 1988. Y también: Hoffmann, A.,
LSD, cómo descubrí el ácido y qué pasó después en el mundo, Gedisa, Barcelona, 1991 (1ª
publicación en alemán, 1979).
10 Citados en Merelo-Barberá, J., Parirás con placer, Kairós, Barcelona, 1980.
11 Odent, M., El bebé es un mamífero, Mandala, Madrid, 1990.
12 En algunas culturas pre-colombinas, como la Tairona (de la actual Colombia), la rana era

el símbolo del útero. Museo del Oro en Santa Fé de Bogotá.

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Cuadernillo de Lecturas Complementarias - Taller a Distancia Desde el útero
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mismo que en las contracciones de la fase expulsiva del parto, o al defecar,


cuando ¨vienen las ganas¨ como normalmente se dice.
Al ampliar la onda expansiva del latido, se amplifica al mismo tiempo la
contracción uterina y la ola de placer.
Esto supuso un cambio en el modo de percibir sus cuerpos y en su
sexualidad. El simple hecho de dirigir la atención/pensamiento al útero
produce excitación y placer ubicados en las paredes del útero y en los
pechos.
Otra amiga nos comentaba que entre la tercera y octava semana de un
embarazo, se encontraba en un estado de bienestar flotante permanente,
que podría calificar de pre-orgásmico. Lo relacionaba con el concepto de
¨gravidez¨, de sentir la matriz pesada, hinchada, presionando el suelo de la
cavidad pélvica.
Contrastados estos testimonios con Juan Merelo-Barberá, éste afirma que
el útero efectivamente comienza a palpitar como un corazón desde el
momento en que la mujer se excita sexualmente; a palpitar y a descender.
Afirma que el cuello uterino se hace incluso visible desde el exterior a simple
vista en estado de excitación fuerte. Por eso en la Antigüedad la mujer frígida
era aquella cuyo útero no podía moverse y descender. Luego se invierte la
valoración: la mujer cuyo útero se mueve como un pez es una mujer lasciva
y pecaminosa; la del ¨vientre errante¨, la del ¨animal dentro del animal¨; la
que no está castrada ni sometida al varón…¨

¨… La sexualidad en la que nos educan es la sexualidad de un cuerpo


despiezado, escindido, en ¨cuerpo¨ y alma13. Lo que llamamos ¨cuerpo¨ es en
realidad el subproducto de un cuerpo despiezado y en buena medida
desvitalizado. La clave de esta escisión es ¨la ruptura psicosomática entre la
conciencia y el útero¨, como dice J. Merelo-Barberá.
El ¨cuerpo¨ que las mujeres creemos que tenemos, es un cuerpo al que le
ha sido arrebatado el órgano central de su sistema erógeno; es un cuerpo sin
útero, con un sistema erógeno que comprende sólo vagina y clítoris.
Y todo esto, establecido por la Ciencia; porque cuando la sexualidad fue
abordada ¨científicamente¨ en el siglo pasado, la sexualidad femenina que se
definió fue la de un cuerpo castrado, devastado, despiezado; sometido y
explotado: una sexualidad falocrática, vaginal y/o clitoridiana. Aunque
algunos llegaron a reconocer que había algo ¨indefinido¨ en la sexualidad de
la mujer (Groddeck), que era un ¨continente negro¨, inexplorado y
desconocido (Freud) ¡Y tan desconocido!
¿Y qué ocurre realmente, con la verdadera libido y anhelo de la mujer? El
deseo se reprime, se sublima en amores románticos y espirituales, se
manipula y, finalmente, lo que queda después de toda esta descomposición
se orienta hacia el falo, dejando un rastro de enfermedades psicosomáticas
que prueban la quiebra de la autorregulación de la vida: partos traumáticos,
histerias, depresiones post-parto, falta de leche, dolores menstruales,
cánceres de cuello uterino y de mama elevadísimos, etc.

13Decía Jesús Ibáñez que ¨el alma es una compensación imaginaria del cuerpo realmente
despiezado¨. De la familia al grupo: del grupo al bucle en el árbol familiar (Ponencia en la
Universidad Menéndez y Pelayo, 1983).
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Cuadernillo de Lecturas Complementarias - Taller a Distancia Desde el útero
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Pensemos en nuestro útero inexistente; en nuestro tejido muscular


uterino, y pensemos en que si una simple inmovilización durante algún
tiempo por una escayola requiere después ejercicios de rehabilitación para
que el tejido muscular se recupere, ¿qué sería, por ejemplo, de un brazo que
hubiese permanecido inmovilizado durante toda la vida, porque no sabíamos
que teníamos ese brazo ni para qué servía? Si quisiéramos utilizarlo, nos
encontraríamos con unos músculos que habrán perdido su elasticidad,
rígidos y contracturados. Y como todo el mundo sabe lo que duele un
calambre, podemos entonces entender los dolores de la dilatación del cuello
uterino en nuestra sociedad 14 . Es significativo que en el Génesis se diga
¨parirás con dolor¨, como algo nuevo que iba a ser y que antes no era…¨

¨… La recuperación de la sexualidad de la mujer: escuchar y sentir el


latido del útero.

La civilización patriarcal cambia el principio de la vida por el de la muerte,


y por eso ha tenido en el cuerpo femenino su principal enemigo y su objetivo
estratégico central; Romeo de Maio 15 decía que la historia del cuerpo
femenino, en nuestra civilización, es una Ilíada de sufrimientos: En el
Génesis también se ordena la destrucción de la serpiente (el símbolo de la
sexualidad de la mujer) y la prohibición de su conocimiento. Porque si la
mujer pare sin deseo y con dolor, y si se aparta de ella a la criatura en el
momento del alumbramiento (para cortar el deseo y la producción hormonal
que regularía el acoplamiento de ambas), la criatura queda privada de la
carga de energía que le corresponde a su integridad humana, al tiempo que
la madre queda insensibilizada; insensibilizada ante los deseos y ante el
sufrimiento de su prole; es decir, capacitada para realizar las funciones
nutricias maternas de manera fría y aséptica, con la disciplina y la represión
establecidas en el orden social.
El parto será doloroso mientras las reglas de las adolescentes sean
dolorosas, es decir, mientras no exista una cultura que restablezca la unidad
psicosomática del cuerpo de la mujer: es decir, que respete, cultive y dé
conciencia a la mujer de su condición, de su sexo, de su sexualidad, de lo
que en realidad es. Una cultura que reconozca y nombre el latido del útero
como el latido de la vida. A menudo decimos que el parto actualmente es
una violación del cuerpo de la mujer, como lo es el coito cuando la mujer no
lo desea, cuando no opera el deseo y se realiza en estado de rigidez, de
sequedad, con desgarros.

14 Después de escrito este artículo, leemos en el último libro de Frédérick Leboyer, El parto:
crónica de un viaje, lo siguiente: ¨Qué hace sufrir a la mujer que da a luz… la mujer sufre
debido a las contracciones… unas contracciones que no acaban nunca y que hacen un daño
atroz, pero son calambres! todo lo contrario de las ¨contracciones adecuadas¨. ¿Qué es un
calambre? Una contracción que no cesa, que se crispa y se niega a soltar su presa y, por lo
tanto, no ¨afloja su garra¨ para transformarse en su contrario: la relajación en la que
normalmente desemboca. En otras palabras, lo que hasta ahora se había tomado por
contracciones ¨adecuadas¨ eran contracciones altamente patológicas y de la peor calidad.
¡Qué sorpresa! ¡Qué revelación! ¡Qué revolución en ciernes!¨, págs. 244-246.
15 De Maio, Romeo, Mujer y Renacimiento, Mondadori, Madrid, 1988 (1ª publicación, Milán,

1987).

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Para la recuperación de la sensibilidad uterina y de la sexualidad de la


mujer, las madres tenemos que explicar a nuestras hijas desde pequeñas
que tienen un útero, para qué sirve y cómo funciona.
Las mujeres tenemos que poner en funcionamiento nuestro neocortex
para que nuestra conciencia asuma y asimile el útero; para que lo
reintegremos en la percepción de nuestro cuerpo; para recomponer nuestro
cuerpo despiezado y que fluya la corriente de sensibilidad entre el útero y la
conciencia.
Tenemos que aprender a escuchar y a sentir el latido del útero; practicar
la visualización y la concentración en el útero; y también recuperar la
cultura arcaica y su mundo simbólico que han definido y expresado la
verdadera sexualidad femenina y la regeneración de la vida.
La danza del vientre, en sus orígenes ancestrales, no debía consistir sólo
en el movimiento del esqueleto pélvico; de hecho, si se realizan los ejercicios
que en algunos sitios se recomiendan16 para la preparación al parto, para
ejercitar los músculos pélvicos, si la mujer se concentra en el útero, si ha
recuperado en alguna medida la sensibilidad uterina, puede llegar a
diferenciar los músculos pélvicos de los uterinos.¨

Fragmentos del texto de Ana Cachafeiro y Casilda Rodrigañez, La sexualidad de la Mujer, tomado
del blog Mujer Despierta.

16Por ejemplo en el libro del Colectivo de Mujeres de Boston: Nuestros Cuerpos, nuestras
vidas, Madre Tierra, Madrid, 1996 (1ª publicación en inglés: 1977).
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LECTURA COMPLEMENTARIA PARA EL LATIDO 7


CLARISSA PINKOLA ESTÉS
LA PÉRDIDA DE LA INOCENCIA

La vida creativa no es un idílico paraíso, ni un camino lineal donde, cada


tanto, aparecen molestos “bloqueos”. Para crear, el alma necesita visitar el
oscuro mundo de Hades: como la mítica Perséfone, en ese fuego arde y
descubre lo nuevo.
Repasemos el mito clásico, poshelénico, de Deméter, diosa de la Tierra –
esposa de Zeus–, y de su hija Perséfone.
Perséfone crecía feliz entre las ninfas cuando un día la tierra se abrió y
surgió de las profundidades el dios Hades, quien, enamorado de ella, la
raptó y la llevó a su frío mundo subterráneo, en una carroza negra.
Perséfone lanza un grito antes de desaparecer; su madre lo escucha y acude
angustiada al lugar, pero la tierra se ha cerrado sin dejar un solo rastro de lo
sucedido. Se inicia así una larga peregrinación de Deméter en busca de su
hija, mientras la tierra se reseca, mueren todos los brotes y sólo crece el
polvo. Se encuentra primero con Baubo, la diosa de la obscenidad, que la
hace reír con sus bromas desenfadadas, y luego con la hechicera Hécate, la
que le aconseja ir a pedir ayuda a Helios, el Sol.
Helios, la saluda diciéndole: “Has venido a buscar ayuda al lugar correcto,
pues veo lejos y veo todo. Tú quieres saber quién se llevó a tu hija. Yo lo sé: se
la llevó Hades. Lo sé porque lo vi”.
Deméter siente una ira profunda pero a la vez un gran alivio pues ahora
sabe que, Perséfone, está viva y conoce su paradero. Tiene una dirección
concreta en la cual encaminarse. Perséfone está en el mundo subterráneo.
Aun sin reunirse con ella, el solo hecho de verificar su estado y situación la
consuela inmediatamente.
En el plano metafórico, este pasaje simboliza un movimiento esencial de
toda vida creadora: la función perceptiva, dinámica, juvenil de la psique es
como sustraída de tanto en tanto, y de manera irregular, de la conciencia.
Es robada hacia el inconsciente, donde parece esfumarse sin dejar rastros.
Este es un fenómeno muy conocido por quienes crean de manera
esporádica, un día sí y un día no. En un ataque súbito y furtivo, un complejo
negativo existente en el propio inconsciente o algún factor sombrío y
engañoso del destino, hace zozobrar de pronto toda la creatividad,
disociando la pauta habitual de aparición de ideas y de su manifestación en
diversas formas. Por un lapso, parecería que los medios creativos de los que
uno disponía han desaparecido. La mente se llena de pensamientos que
discurren a excesiva velocidad, de modo tal que es muy difícil atraparlos; o
bien semeja una tierra arrasada donde nada brota y uno se pregunta si
alguna vez lo hará.
En estos períodos de descenso, de aparente decadencia, es importante
saber que, irrefutablemente, hay en el centro de nosotros mismos algo
(simbolizado aquí muy bien por Helios) que es como un astro de luz que lo ve
todo, conoce lo que sucede –siempre lo ha sabido– y está permanentemente
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atento a lo que pasa en la psique. Esta luz central es el “consultor”


primordial del artista, sobre todo en ese descenso a las tinieblas.

Mientras uno está ocupado ejercitando su creatividad, su creatividad


está ocupada tratando de hacer algo útil y digno de uno.
Mi abuela Beneficia era una mujer muy interesada en las cuestiones
relativas a lo mundano y lo espiritual. Creía que todo ser humano lleva
consigo una parcela de tierra que le ha dado Dios, y que esa parcela tiene
mil ojos, no tanto para vernos como para permitirnos ver lo cotidiano y lo
que está más allá. A esta fuerza ella la llamaba “la luz”. En la psicología
analítica, esta luz, simbolizada por Helios, es denominada el self (sí mismo o
identidad). El self es consciente de todos los esquemas y pautas de la psique,
de todos los ciclos comunes a los seres humanos, de los impulsos rituales;
Jung postuló que, además, tiene acceso a cuestiones que están fuera del
mundo material. Un artista joven e inexperto tal vez ignore que el proceso de
pérdida y retorno es una de las cosas más importantes que puede
enseñarnos la vida creativa. ¿Acaso creemos que la creación sólo consiste en
“hacer cosas”? No, esa es su función más secundaria; su objetivo principal
es hacernos, es decir, hacer de una persona (si tiene suerte) un ser de mil
ojos, que sepa desplazarse con facilidad por el mundo terrenal y también por
el de los espíritus.
A lo largo de los años, mantuve muchas charlas con mi abuela acerca del
arte. Yo solía preguntarle: “Abuelita, ¿qué es el arte?” Ella movía el dedo
índice en señal negativa: “Hay que esperar, hay que esperar…”, me decía.
Fumaba cigarrillos negros y nos servía un café espesísimo. Una vez me
mostró un gastado cucharón de madera que, en una ocasión, por accidente,
se había quemado en uno de los extremos.
“¿Ves este cucharón?”, me preguntó, levantándolo para que yo viera que
en el otro extremo tenía grabada la figura de un árbol que mi abuelo había
hecho con su cortaplumas. “Si no tuviera grabada esa figura, yo tendría que
hacerla” – añadió.
Yo no comprendía cuál era el sentido de tallar la madera si el cucharón
cumplía una finalidad puramente utilitaria. Con o sin grabado, podía servir
igual. Ella me explicó: “Hacer señales buenas o bellas en los objetos que
usamos diariamente es nuestra manera de llamar a Dios para que baje y se
nos presente. Si tú quieres ir a algún sitio lejano, necesitas un mapa. Dios
necesita señales para venir aquí”.
Me convenció de que las obras de arte son diagramas para guiar a Dios
hacia la propia familia o comunidad.
“Yo lo atraigo a Dios con las señales más hermosas que puedo, con lindas
plegarias, eligiendo las mejores frutas y verduras en nuestra huerta,
bordando algún pequeño dibujo en los repasadores y hasta adornando todo,
incluso poniéndome linda yo misma… Todo esto lo guía a Dios para que
llegue aquí sin perderse.”
¿Y por qué se lo necesitaría a Dios en medio del revoltijo de la cocina?
“Porque, sin el Gran Señor, uno podría pasarse cocinando todo el día y
nunca cambiaría. Con el Señor, uno cambia. Eso es todo.”
¿Y qué pasa con los que descuidan la tarea de hacerle señales?

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Cuadernillo de Lecturas Complementarias - Taller a Distancia Desde el útero
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“Si alguien asegura que puede crear algo bueno, algo que alimente, sin la
presencia de Dios, si alguien te dice que se convirtió en un ser importante
sin la ayuda del Señor, no hace más que hablar pura porquería.”
Me quedó en la memoria el énfasis con que dijo “pura porquería”.
Ella me convenció de que Dios ama el arte, que no puede vivir sin él, y que
anda rondando cerca de toda obra de arte realizada con una intención
genuina. Mi abuela sentía esta verdad en sus huesos. Si el self está presente
en el proceso creador, no sólo el arte se torna más profundo, porta mayor
sentido, sino que también el artista cambia y crece.

Cuando se habla del “bloqueo” de un escritor o un artista, no se


describen adecuadamente las luchas transformadoras de la psique. Sería
mejor llamarlas muerte, incubación, sueño, largas tinieblas.
Al igual que las olas del mar, diversos sectores de nuestra vida deberían,
de cuando en cuando, volcarse hacia adentro y alejarse, apartarse bastante,
a fin de cobrar renovado poder antes de regresar con la próxima oleada.
Salvo que, de nuestra parte, haya pereza, descuido, indiferencia; salvo que
secretamente hayamos renunciado a la vida creativa aunque aún no lo
reconozcamos; salvo que adhiramos apenas tibiamente al proceso y sólo
conservemos la fe cuando las cosas andan bien… Salvo que suceda todo eso,
es seguro que, tras un lapso en barbecho, tras un tiempo de sequedad y de
falta de frutos, habrá a la larga un resurgimiento, un llamado a que retorne
el animador de la vida creadora.
En el mito de Deméter, cuando ésta busca a su hija sin orientarse hacia el
interior de la tierra, el pueblo griego perece por una hambruna generalizada.
Entonces la gente se reúne y va al Monte Olimpo a protestarle a Zeus. Le
piden que devuelva a Perséfone a su madre, porque ellos son su pueblo y
están sufriendo mucho. Hasta lo amenazan con ir a buscar a otros dioses si
no atiende a sus ruegos. Esto amilana a Zeus, quien no desea que su pueblo
se aparte de él. Se devela este misterio: Zeus había conspirado con Hades
para tender una emboscada a Perséfone y raptarla. Le había dado su
expreso permiso para hacerlo. Ahora Zeus comprende que su trato con
Hades tiene efectos más perjudiciales de lo que supuso y resuelve rever su
decisión. Llama a Hades; la tierra tiembla y se abre formando una grieta
enorme hasta el horizonte; salen del interior humo y llamas, y aparece
Hades en su carroza negra tirada por caballos también negros, exhalando
fuego. Zeus le ordena que devuelva a Perséfone, pero Hades no quiere
plegarse a su solicitud. Perséfone es ahora su prometida y su reina. En ese
frío mundo subterráneo en el que mora Hades –que no es como el infierno
imaginado por religiones posteriores, sino más bien la tierra de los espíritus,
tanto de los muertos que ya abandonaron el mundo como de los que aún
deben encarnar en la materia–, Perséfone, con sus buenos instintos y su
imaginación, era un ser de una extraña calidez y Hades no quiere perderla.
Al principio, Perséfone se afirma en su trono, pálida como la muerte, y se
niega a retornar al mundo material; tampoco Hades tiene idea de cómo
puede fundirse con las energías creadoras de Perséfone, pero con el tiempo,
gracias a ella, aprende sobre el mundo de la materia y los requisitos para la
vida.
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Cuadernillo de Lecturas Complementarias - Taller a Distancia Desde el útero
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Al fin, Zeus hace un pacto con Hades: “Si Perséfone no ha comido nada en
tu tierra de muertos y no nacidos, podrá volver con su madre para siempre,
pero si ha comido algo, tendrá que pasar una buena parte del tiempo en el
submundo”.

La calidad de la visión creativa depende de la duración y la


profundidad del período en el que uno está cara a cara con “lo otro”.
Hades retorna triste a su mundo subterráneo, pero, como es también un
astuto confabulador, cuando Perséfone y él suben de regreso a la carroza,
parte una granada y se la da para comer. Según el mito, ella sólo traga seis
granos. Zeus declara que, a raíz de esto, Perséfone sólo podrá vivir con su
madre la mitad del año, y el resto con Hades.
Cuando Perséfone regresa a la tierra, Deméter rebosa de alegría y se torna
de nuevo fértil y abundante. Entretanto, Helios, el fuego gigantesco que está
en el centro de la creación, sigue brillando cada tanto sobre todo lo visible y
comprensible.
Este relato de resurgimiento triunfal desde las tinieblas ha sido conocido y
transmitido en la especie humana durante siglos. Vengo de una familia de
inmigrantes de antigua prosapia católica que reverencia a muchos santos.
Uno de ellos es san Juan de la Cruz, el místico español de fines del Medievo.
El se refirió muchas veces a este tipo de súbito secuestro del ser en el
mundo tenebroso. Una oración que mi tía Tirezia recibió de su madre, la que
a su vez dijo haberla recibido en un sueño del propio san Juan, decía:
“Mantenme oscuro tanto tiempo como se precisa para ser bien cocido”. San
Juan nos dejó su obra La noche oscura del alma, cuyas palabras son citadas
a menudo en nuestra tradición oral de letanías y en las plegarias que piden
ayuda para el “oscuro viaje”, análogo a los Tristes Misterios, los relatos sobre
la mortificación y la muerte del alma resplandeciente.
Existen muchas celebraciones de este fenómeno psíquico de la luz
convertida en tinieblas para volver a ser luz. La unión de un momento de la
noche con un momento del día se corresponde con la unión entre el espíritu
y la materia. Así se lo conmemora, en la tradición católica, a partir del Día
de los Muertos, a principios de noviembre, período en que se entra en
comunión con los espíritus y que culmina en diciembre con la Navidad, el
nacimiento de Cristo. Este ciclo de retorno a la luz se celebra, asimismo, en
los festivales de santa Lucía (que literalmente significa “la dadora de luz”).
Todos estos rituales, y muchos más que se celebran en el mundo,
reconocen la pauta eterna de “la noche entre dos días” en la vida del alma.
Admiten que lo más difícil para un ser humano es permanecer en las
tinieblas todo el tiempo que sea indispensable para llevar a su término el
proceso y poder retornar. “Conocernos en el fuego” de lo oscuro y luego
regresar es el movimiento básico de nuestra evolución emocional y
espiritual, y de nuestra individuación. Si no se aprende esto, nada de lo que
se aprenda quedará; si se aprende esto, todo lo que se aprenda será nuestro
para siempre.

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El precio de una vida creativa profunda es una cierta pérdida de la


inocencia.
Perséfone es devuelta a su madre e impera el júbilo por doquier: brotan
los capullos, las viñas se cargan de frutos, las parejas procrean, la vida
vuelve a inundar la tierra. Pero hay un cambio importante: el tiempo que
Perséfone ha pasado en el submundo la afectó. Aunque sigue rebosante de
vida, ahora se ha vuelto más contemplativa, más comprensiva, capaz de
mediar entre los mundos de la luz y las tinieblas. Ha perdido su candor, su
ingenuidad, esa concepción del mundo que la llevaba a pensar que para que
todo fuese lozano, profuso, bello, bastaba quererlo. En el mito, como en la
vida real, la pérdida de la inocencia casi siempre obliga a cruzar un umbral
más distante y traducir experiencias más difíciles.
Este relato contiene, para aquellos cuya misión es crear, los que están
enamorados de la creación o luchan con ella diariamente, una información
decisiva: al contrario de lo que afirman quienes ven en la creatividad una
utopía, si se la vive como se debe, nos transmite que una vida creadora
intensa está lejos de ser paradisíaca.
Si lo fuera, sería perfecta; y, si fuera perfecta, no habría evolución,
movimiento, desarrollo. En ese esquema mental tergiversado se postula que
uno puede permanecer inocente para siempre, como Perséfone al principio.
Es una bella fantasía, pero que no ofrece sustento a los laboriosos
requerimientos que son propios de la vida creativa.
Si existe un arte “superficial” es porque la fuerza creadora del artista se ha
visto enormemente debilitada por su esfuerzo de hacer que un proceso difícil
se torne sencillo (o de creer que esto es posible). Falta, entonces, en la
experiencia del artista, lo que aportan el ingreso en las tinieblas, la muerte y
el retorno, o bien estos elementos no están integrados con el resto; por
alguna razón han sido mantenidos aparte de la mezcla creadora. Estoy
convencida de que el concepto de “madhurya pradhana bhakti” del que
hablaba Gandhi, la creencia en que una vida de amor se funda en el
descubrimiento de la profundidad y la dulzura de Dios, es otro modo de
describir la meta básica que hay detrás del drama de “la pérdida y el
retorno”. El viaje en busca de la dulzura siempre pasa por la oscuridad.
En rigor, el sufrimiento causado por las pérdidas y reuniones de las
fuerzas psíquicas (tal como lo simboliza este relato mítico), así como la lucha
para alcanzar un equilibrio digno entre ellas, es lo que aleja al individuo de
sus ideales excesivamente optimistas, sus anhelos soleados y risueños.
Cuando un cuerpo crea sin este factor o más allá de él, la obra tiene una
curiosa minuciosidad y la voz clara de su autor, muchos sentidos dentro del
sentido.

La vida creativa tiene un solo secreto, pero hay una clave…


Me dicen algunos artistas: “Por favor, dígame cuál es el secreto de este
proceso”.
Bueno, es muy lindo que yo tenga aquí mi varita mágica, con su vieja
estrella de madera pintarrajeada unida al extremo de una vara de sauce.
¿El secreto? Oh, sí, me encantará contárselo tal como lo sé; aunque, a los
cincuenta años, todavía soy joven para eso. Pero, por supuesto, antes tengo
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que hacer una advertencia muy estricta. Siempre que hay un secreto, hay
una prohibición que lo acompaña. Ya verán.
He aquí el secreto, y que les aproveche:
Una vida profunda y llena de sentido se alimenta y mantiene sentándose
sin anestesia sobre el fuego.
“¡Un momento!”, siento que exclaman. “¡Ese no es el secreto que yo quería!
Por favor, ¿no hay algo más básico que esto?”
Tal vez haya otros secretos, pero no los conozco. Después de haber
indagado muchas posibilidades en todos estos años acerca de lo que está en
el núcleo del impulso creador, vuelvo una y otra vez a este “secreto”. Es el
desafío de Perséfone y el nuestro: unir los dos mundos, el del espíritu y el de
la materia, como consortes…; aunque resultemos heridos, desgarrados,
aunque suframos ambivalencia y confusión y ansiemos volver a un tiempo
anterior. Cuando se sostienen estos dos mundos, uno al lado del otro,
siempre se produce una explosión, y a esto lo llamamos transformación.
La transformación está alimentada por dos clases de fuego: uno que
quema a su paso todo lo que sea combustible, y otro que edifica desde las
cenizas toda suerte de visiones, concepciones, actitudes y capacidades más
tesoneras, afiatadas y refinadas que nunca. A la postre, lo que intentamos es
mantener ardiendo a estos dos fuegos juntos, pensarlos inseparables por un
instante.
Y, ahora, mi advertencia. Allí va:
Nunca se entenderá el “secreto” de oídas solamente. Para ser aprehendido,
y mucho más, para ser comprendido, debe experimentárselo de primera mano.
Y esto implica, nada más ni nada menos, sumergirse totalmente en el
fenómeno.
El aspecto mental que normalmente atribuimos a las tenaces habilidades
del pensamiento cognitivo nunca puede captar por entero el mundo del
espíritu. Esto no significa desconocer o menospreciar lo cognitivo, todo lo
contrario. La función del pensamiento es invalorable en muchos sentidos;
pero el mundo de la imaginación y la valoración simultánea de sus diversas
capas, no es el fuerte del pensamiento. Pertenece más específicamente a lo
que Jung llamó las funciones intuitivas y de sentimiento de la psique.
La “experiencia de primer orden” es uno de los tipos más eficaces de
aprendizaje con el que contamos, y difiere de las de segundo orden (leer
sobre las experiencias ajenas o escuchar algo al respecto) y las de tercer
orden (estudiarlas y analizarlas estructuralmente).
Sea que el individuo tenga un origen humilde o que proceda de los niveles
que suelen considerarse más altos, conviene recordar que esas cuestiones no
se comprenden en una semana ni en un año. No se las compra con dinero;
no se las observa como si uno fuese un turista psíquico que llega a un sitio,
entra, mira un poco el espectáculo y se va. No se las hace propias mediante
una modalidad puramente intelectual o analizando la experiencia de otros
sin vivir la de uno. No basta con acercar un poco el pie al fuego y retirarlo, ni
con zambullirse en él sólo de cuando en cuando. No se lo logra huyendo ni
convenciéndose de que uno ya ha pasado bastante tiempo en eso… cuando
no es así. A este fuego hay que entrar con la totalidad del propio ser y
quedarse hasta que sea necesario, hasta que se acabe. ¿Cuánto tiempo

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puede tardar? Nadie lo sabe más que uno mismo. Como decían mis abuelas,
escuchemos al destino: ¿qué nos pide nuestro destino individual?
Quienes hayan permanecido en el fuego lo suficiente, podrán transmitir lo
que vieron, no sólo con sus objetos de arte o sus palabras, sino, mucho más,
con su presencia. Se parecerán a ese “duende” silvestre que danzó alrededor
de ellos. Sabrán que los mundos se interconectan uno en otro. Habrá, en
esas personas, algo inmenso, una esencia que no puedo describir, pero cuya
autenticidad reconozco cuando la veo. Y tú también la reconocerás. Busca
pruebas de que ha habido una gran tormenta, un vendaval que sopló muy
fuerte y después pasó.

Publicado en el número 151 de la revista Uno Mismo, págs. 24-29 (publicado originalmente en
Magical Blend).
La traducción es de Leandro Wolfson.
Digitalizado para Palabra Chamánica por Omar Pereira.

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