1776 a.C., Babilonia era la mayor ciudad del mundo.
El Imperio babilonio era probablemente el mayor del mundo, con más de un millón de súbditos. Gobernaba la mayor parte de Mesopotamia, que incluía prácticamente todo el Irak moderno y partes de lo que hoy es Siria e Irán. El rey babilonio más famoso fue Hammurabi. Su fama se debe principalmente al texto que lleva su nombre, el Código de Hammurabi. Se trata de una colección de leyes y decisiones judiciales cuyo objetivo era presentar a Hammurabi como un modelo de rey justo, servir como base para un sistema legal más uniforme para todo el Imperio babilonio y enseñar a las futuras generaciones qué es la justicia y cómo actúa un rey justo. Hammurabi dijo que ese Código se lo habían dictado los dioses. Él confiaba que el millón de súbditos obraran cooperándose en y con justicia y así serían felices. Pero el Código de Hammurabi no era ejemplar para el mundo que vendría. El Código establecía una jerarquía de superiores, plebeyos y esclavos. Los superiores tenían todas las cosas buenas de la vida, los plebeyos lo que sobraba y los esclavos recibían una paliza si se quejaban. Primaba la desigualdad.
Las generaciones futuras tomaron nota.
La élite intelectual y burocrática de la antigua Mesopotamia canonizó el texto, y los aprendices de escribas continuaron copiándolo mucho después de que Hammurabi muriera y su imperio se desmoronara.