Está en la página 1de 4

Los alumnos son

todos diferentes.
No es algo excepcional,
es normal.
Cuando una institución educativa persiste en un ‘estilo’ de enseñanza a
través del tiempo, en realidad está garantizando el fracaso y la
insuficiencia de sus estudiantes. La sociedad, así como las empresas,
reclaman una serie de habilidades sociales y emocionales que las
escuelas hemos sido, en mayor o menor medida, incapaces de cubrir.
No preparamos a nuestros alumnos para la sociedad y trabajo actual -
mucho menos, futuro. El potencial de nuestra juventud sigue siendo
‘potencial’.

La Variabilidad del Alumno, como se define


aquí, abarca tanto a los estudiantes que luchan
como a los que prosperan. ¿Por qué? Debido a
la variabilidad natural que se encuentra en cada
persona, en la escuela y fuera de ella.

Las razones pueden ser muchas y variadas, las consecuencias son las mismas. Las
mismas aulas, los mismos libros, los mismos programas educativos, el mismo trato para
todos. La investigación en ciencias del aprendizaje nos aclara que no hay dos personas que
aprendan exactamente de igual manera. Nuestro bagaje de experiencias es distinto para
cada uno de nosotros: significamos de manera distintas las experiencias, las palabras, el
conocimiento. Comprender estas diferencias nos permitirá ayudar a los estudiantes a
construir una mentalidad de crecimiento que les permita acceder a sus metas de manera
más segura.

Los sistemas educativos de los países desarrollados comienzan a manejar el término


‘variabilidad’ del alumno. Las ciencias del aprendizaje respaldan dicho término. En este
caso, hablamos de variabilidad refiriéndonos, no sólo a los estudiantes que se esfuerzan,
sino por igual a aquellos que no logran alcanzar las expectativas. Somos diferentes no solo
dentro de la escuela, sino también fuera de ella.

Algunos estudiantes vienen de entornos donde la pobreza -socioeconómica y cultural-


impera. Otros, simplemente se aburren con nuestras clases tradicionales. Para los primeros,
la comprensión de algunas lecturas puede ser más difícil que para otros. Para los segundos,
seguir el ritmo monótono de una clase puede ser poco menos que imposible. En ambos, el
aprendizaje se verá seriamente afectado. Algunos estudiantes deben convivir con la
violencia familiar o social; deben lidiar con eventos traumáticos y, con ellos a cuestas, asistir
a clases donde les hablarán de un mundo ideal, donde existe un gobierno y una sociedad
que se preocupa por ellos. Aprender, definitivamente, tiene un significado diferente para
cada uno de nosotros.

En el contexto de la singularidad "el


comportamiento individual no se puede explicar
o predecir separado de una situación particular,
y la influencia de una situación no se puede
especificar sin hacer referencia al individuo que
la experimenta".

Todd Rose y sus colegas argumentan que para quienes buscan abordar las necesidades
del individuo, existen dos nociones: 1) el objeto de interés es el individuo, no el promedio
estadístico; y 2) los individuos humanos son notablemente variables. Según Rose, la ciencia
del individuo depende de los caminos y el contexto. El no aprender alguna habilidad al
tiempo que sus iguales no necesariamente determina que no se aprenda nunca.

Para comprender el comportamiento de un individuo, es necesario hacerlo también con su


entorno y contexto. Ambos factores ayudarán a entender cómo el sujeto experimenta sus
vivencias. Somos el resultado de ambos factores y el aprendizaje en el aula se ve implicado
en esta fórmula de manera indisociable.

Para Immordino-Yang, el aprendizaje es “dinámico, social y dependiente del contexto


porque las emociones son, y las emociones forman una parte fundamental de cómo, qué,
cuándo y por qué las personas piensan, recuerdan y aprenden”. Las escuelas, además de
inclusivas, deben ser dinámicas, experienciales, motivacionales, “necesitamos encontrar
formas de aprovechar los aspectos emocionales del aprendizaje en la educación”.

Immordino-Yang subraya la
relación dinámica entre la naturaleza y
la crianza, que "las experiencias de los
niños dan forma a su biología tanto
como la biología da forma al desarrollo
de los niños".

Entender que el hombre no nace bueno o malo y que la sociedad no forma buenos o malos
hombres, es primordial para guiar a los estudiantes en su paso por la vida. El cerebro es un
“órgano dinámico, plástico, dependiente de la experiencia, social y afectivo”, por tanto cada
individuo es único e irrepetible. La formación deberá conciliar los resultados de la
neurociencia y la pedagogía para construir una experiencia educativa eficaz, personalizada,
que satisfaga las necesidades tanto del aprendizaje como de la sociedad a la que
pertenece.
La diversidad de los estudiantes, abarca pero va más allá de aquellos con diferentes ritmos
o estilos de aprendizaje. Cada alumno, con su bagaje social, cultural y emocional, presenta
un conjunto único de habilidades y desafíos que hacen la experiencia de vida cambiante y
singular.

Al aceptar esta variabilidad de los alumnos en el aula, podemos tomar decisiones para crear
entornos óptimos para apoyar el aprendizaje. La tecnología actual, con su precisión y
flexibilidad, nos brinda la oportunidad de diseñar un entorno de aprendizaje que dé
respuesta a dicha variabilidad. Ahora tenemos un problema de diseño, no un alumno con
problemas.

En reconocimiento de esta singularidad, se proponen cuatro principios para respaldar y


facilitar el aprendizaje individual:

1. Contenido
2. Cognición
3. Aprendizaje Social y emocional
4. Antecedentes del estudiante
Cada uno de estos factores se sitúa en el contexto de un objetivo de aprendizaje. Cada
factor se conecta con los otros. Es necesario adecuar -o desarrollar en su caso- los modelos
de enseñanza-aprendizaje apropiados.

La variabilidad del alumno es un término para describir a todos los estudiantes que ingresan
al aula y traen consigo una constelación única de habilidades y experiencias que importan
cuando se trata de aprender. Es necesario esforzarnos por acelerar el abordaje de la
variabilidad de cada alumno mediante la síntesis de la investigación en una forma completa,
breve y accesible, y presentando ejemplos de estrategias que mejorarán el aula y los
productos de tecnología de aprendizaje que encuentran su camino. ¿El objetivo final? Para
que cada alumno se conozca a sí mismo y reciba apoyo e inspiración para alcanzar su
máximo potencial.

Referencias
Gray, A. (2016, January). The Ten Skills You Need to Thrive in the Fourth Industrial
Revolution. The World Economic Forum. Retrieved from https://www.weforum.org/
agenda/2016/01/the-10-skills-you-need-to-thrive-in-the-fourth-industrial-revolution/

Immordino-Yang, M. (2016). Emotions, Learning, and the Brain: Exploring the Educational
Implications of Affective Neuroscience. New York, NY: W.W. Norton & Company.

Pape, B., & Vander Ark, T. (2018). Making learning personal for all: Policies and practices
that meet learners where they are. Washington, DC: Digital Promise Global.
Rose, T. (2016). The End of Average: How to Succeed in a World that Values Sameness.
San Francisco, CA: HarperOne.

Rose, T. Rouhani, P., & Fischer, K. (2013) The Science of the Individual. Mind, Brain and
Education, 7(3), 152-158

También podría gustarte