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Hoy en día la sociedad en la que vivimos depende de las personas que estamos formando en la actualidad, de

ahí la preocupación de todo lo relacionado con la educación y el desarrollo emocional de nuestros alumnos.
La clave de muchos de los problemas que se están viviendo a nivel mundial se debe a la carencia de valores
éticos del ser humano, y para arrancar este mal de raíz debemos implementar métodos didácticos que
impacten en la educación de los alumnos. Como bien afirma Cuenca (2014) “la ética es uno de los ejes de la
vida en sociedad y siempre se reitera su necesidad en las acciones de cada ser humano, en tanto estas
repercuten en la vida de muchos más” (p.32), por lo tanto, la importancia de la ética y su enseñanza en el aula
es formar ciudadanos capaces de participar en una sociedad diversa y democrática. La democracia y la
diversidad exigen de todos nosotros una actitud de respeto y reconocimiento de las diferencias individuales,
grupales y culturales.

Para lograr estas propuestas la escuela y los profesores que impartimos en el campo de las humanidades
debemos comprometernos a brindar herramientas para que los alumnos sean capaces de elaborar juicios
morales y juicios políticos acerca de la realidad en la que viven y generar en ellos el compromiso necesario
para la construcción de proyectos comunes dentro del marco que ofrece la vida en democracia a través del
desarrollo y del ejercicio de la argumentación, el diálogo y la participación. Tal y como lo expresa el
profesor Suances (1997) en el video La ética de los grandes filósofos actuales, menciona que el ser humano
descubre los valores porque de esa manera podrá ser empático con sus semejantes, es decir hace que el
hombre vaya creciendo como persona cuando los hace permanente para sí mismo y los hace valer, es decir
los pone en práctica. De esta manera se retoma el pensamiento de Scheler al tomar en cuenta que la meta y el
sentido de la historia es llevar al ser humano al perfeccionamiento moral.

Una de las aportaciones que llamó mi atención en el foro, fue la del profesor Aldo (2019) cuando expresa que
los valores son los ladrillos donde se sostiene la ética, pues si están débiles habrá problemas en la
construcción moral del individuo, considero que el profesor influye de manera especial en promover valores
y actitudes con sus alumnos cada vez que demuestra con ejemplos su preocupación por construir una
sociedad más justa, solidaria y de ayuda a sus semejantes. Es necesario también reconocer que nadie da lo
que no tiene, es decir, que ningún profesor enseñará un valor que ni él mismo profesa o se encuentra en su
persona, pero que no es difícil adquirir con un poco de voluntad. 

Otra aportación en el foro que me parece significativa es la de la profesora Polanco (2019) al percibir que la
ética es una construcción, que el joven experimenta en diversas dimensiones y se apropia de los valores de
acuerdo a la experiencia cotidiana, es decir bajo la perspectiva de Scheler los valores están puestos en las
cosas por nosotros, y en ellas no nos es posible encontrarlos sino por la proyección emocional o sentimental
producto de nuestras percepciones que finalmente el ser humano pondrá en práctica, así pues cada persona le
da prioridad al valor que más tiene relevancia en su persona, de ahí se deriva la jerarquía de valores que
establece Scheler.

Por lo tanto, la ética, la libertad y los valores son indispensables para el desarrollo integral del alumno ya que
implica un ejercicio permanente de la libertad, ser ético es el máximo grado de la libertad. La ética nace de
una decisión personal que no puede ser impuesta por nadie, y en esto se diferencia de la ley.
El indidivuo se sabe libre y quiere seguir afirmando su libertad en su vida. Pero todo esto se da en el
contexto de un ser que vive en una comunidad, una sociedad o un colectivo que, como sabemos, lo
determina. Sin embargo tal sigue siendo un ser libre que quiere hacer cosas porque quiere estar bien,
un ser que quiere conducirse libremente para estar bien, apelando a diversos medios para alcanzar su
bienestar. (Cuenca, 2014,p.40).

Esto significa que la libertad es posible como resultado de la práctica de las virtudes que llevan a la
excelencia personal y profesional de la persona. Puesto que nadie le da la libertad a nadie, la libertad es
creación de lo mejor de cada persona, y los valores fortalecen las creencias del individuo o grupo social
acerca de lo que se considera importante en la vida, tanto en los aspectos éticos o morales como en los que no
lo son, en otras palabras dan el fundamento sobre el cual se formulan juicios y se realizan elecciones.

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