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en Temporada de Huracanes
Con la llegada de la cuarta ola del feminismo, una sensación agridulce invade a las lectoras que
consumimos novelas escritas por mujeres, ya que no se puede ignorar que el feminismo las
inunda y se apropia de ellas, sin embargo, últimamente son las mismas autoras las que se
encargan de transmitir, a través de su narrativa, todo aquello que nos atraviesa a las mujeres que
vivimos en una sociedad patriarcal. Pareciera ser esta una dualidad incompatible, ¿es posible
que una autora que se proclama como feminista pueda retratar en su escritura la violencia y la
Tal caso sucede con frecuencia en la escritura de la autora Fernanda Melchor, ya que sus
heteropatriarcal, ellos son quienes desde primera voz narran con tal naturalidad actos tan
que propuestas como ¿Qué es una autora? Encrucijadas entre género y autoría de Aina Pérez
Fontdevilla y Qué es una autora o qué no es un autor de Meri Torras Fracès ayuden a desvelar
ensayista y traductora. Entre sus publicaciones se encuentran Falsa liebre (2013), Aquí no es
miami (2013), Temporada de huracanes (2017) y Páradais (2021), ha sido galardonada con
premios como el Premio Nacional de Periodismo Dolores Guerrero 2012 por su crónica
Veracruz se escribe con Z, Premio Internacional de Literatura 2019 por Temporada de
Se podría considerar como bien delineado el camino que, con mucho esfuerzo, les han
trazado las generaciones pasadas de escritoras a las actuales. Autoras como Rosario Castellanos,
Elena Poniatowska, Elena Garro, Amparo Dávila, Nellie Campobello, Inés Arredondo hasta la
misma Sor Juana Inés de la Cruz se ganaron el reconocimiento por su excelencia escritural, sin
embargo es algo que no sucede de la misma forma con la autoría masculina. Para que una mujer
tome la batuta en el mundo de las artes debe de ser diez veces mejor que un hombre, ya que el
[…], aquello que constituye ‘lo más grande y lo más humano de la humanidad’ y que hace del
hombre un ‘genio’ —la excepción, la libertad, la singularidad—, las convierte en ‘locas o escandalosas’
y, en última instancia, en figuras ‘monstruosas’” (Fontdevilla, 2019).
Si bien Melchor, por la generación a la que pertenece, se encontró con un panorama más
ameno, no quiere decir que podamos hablar de equidad entre autores y autoras. Habría que
plantearse cómo fue recibida una obra como Temporada de huracanes, la cual gira en torno a
la víctima y qué participación tienen los demás habitantes del pueblo en dicho crimen, cuando
la encargada de desarrollar los hechos literarios es una mujer que ha vivido en carne propia la
violencia misógina. Existe un interés genuino por lo que lleva a una mujer a escribir aquello por
explica que quería escribir una novela oscura y carnavalesca basándose en su tierra natal
brillante y vivo en contraste con lo oscuro y violento. La autora también menciona su interés
por la nota roja periodística y las emociones que ahí se presentan: odio, pasión, rabia, amor y
cómo esto desencadenó la intención de escribir sobre una nota roja, pero dejando de lado la
inmediatez de la que goza el periódico y, al contrario, realizar una descripción de los hechos
más detallada y literaria; con matices, alejada del maniqueísmo y centrada en que lo ficcional
está en potencia de ser real. Tan real como el contexto vivido por la autora fuera de sus escritos,
propuesta feminista. También sería importante plantear cómo se hubiese recibido esta novela si
el autor hubiese sido hombre. Para ello la proposición en Qué es una autora o qué es un autor
podrá guiar este cuestionamiento hacia la luz. Perez Fontdevilla nos va trazando un panorama
nos expone cómo se han definido las relaciones entre el género sexual y los atributos que
cualifican al/la creador/a literario/a, esto después de que líneas críticas como La muerte del
autor propiciaran la desaparición del “cuerpo que escribe” provocando así problemas para el
feminismo.
esté escribiendo sobre violencia patriarcal y compararlas con las implicaciones que tendría que
un autor hombre cishetero escribiera sobre lo mismo, después de leer a Fontdevilla queda claro
importancia que a la masculina, de hecho, existe una errónea noción de un “autor en general” y
una necesidad de restarle importancia al género como categoría teórica y analítica productiva.
Todo con tal de explicar que si no existe la misma cantidad de obras escritas por mujeres que
por hombres se debe a la genialidad y posibilidad que cada género posee y no a una
problemática histórica.
Sin temor al equívoco sería posible afirmar que los hombres pueden escribir de lo que les
plazca sin que eso signifique estar sometidos al enjuiciamiento moral de quien lee, tenemos a un
Gabriel García Márquez que escribió desde la visión pederasta de un anciano en Memorias de
mis putas tristes, a un Vladimir Nabokov que habla desde la perspectiva de un pedófilo en
Lolita o a un José Donoso que puede hablar sobre un transfeminicidio en El lugar sin límites.
Parece ser que es difícil aceptar una mujer también pueda hablar de la violencia, del arrebato, de
las pasiones desbocadas, de cómo los seres humanos sobrepasan los límites del bien y el mal.
Fontdevilla explica que existe una relación de la escritura femenina con la espontaneidad o la
naturalidad, es decir que a ciertos géneros textuales se les asocia a lo femenino pues “se
El hecho de que Melchor escriba desde una formación periodística, la cual en su mayoría
es dominada por hombres debido a los riesgos que representa, pinta un panorama aún más
agresivo y reacio a aceptar que las mujeres escriben más que novelas rosas (sin desestimar a las
novelas rosas que su nivel artístico tienen); Russ en Como acabar con la escritura de las
mediante oraciones adversativas como “ella lo escribió, pero mira sobre qué escribió”.
En una entrevista para el periódico La Jornada, Fernanda Melchor explica su relación con
el feminismo y las formas en las que manifiesta como las marchas del 8M:
Hace ya varios años que tomé la decisión de no acudir a manifestaciones de ningún tipo. A lo
mejor algún día me animo a decir por qué, pero creo que todavía no estoy lista. […] aunque no participo,
tengo amigas y colegas escritoras, artistas y periodistas que sí lo hacen, y cuando miro las imágenes que
comparten en redes sociales, me lleno de emociones contradictorias. Me da mucha alegría ver a tantas
mujeres, tan distintas, tan jóvenes, unidas por una causa común, pero también siento muchísimo enojo,
sobre todo cuando las marchas se convocan para protestar por los feminicidios impunes y demás
crímenes. También siento mucha esperanza cuando miro estas imágenes. Hay algo bellísimo en el rostro
de una mujer indignada, gritando, grafiteando, expresando su descontento, rebelándose contra el orden
que las oprime (Jornada, 2022).
Asumimos que estamos frente a una autora que se proclama feminista, pero que mantiene sus
reservas en cuanto al movimiento y es que si se piensa por un momento ¿existe alguna mujer
que cumpla con todos los requisitos del “feministómetro”? De hecho, la autora también parece
“[…] desde muy niña viví muy rodeada de hombres […]. Son un misterio y me fascinan. Hasta
las cosas malas que hacen me fascinan en el sentido de que trato de entender por qué somos tan
diferentes nosotras, las mujeres, y al mismo tiempo por qué los entiendo tan bien.” (Jornada, 2021)
Sin embargo, los hombres históricamente han hablado de y por las mujeres durante siglos y no se les ha
cuestionado cómo pudieron robar la voz femenina y moldearla para conseguir sus objetivos estéticos, solo se
Creo que el mal lo ha hecho la naturaleza humana que engloba a hombres, mujeres e intermedios,
indefinidos, un tema polémico. Me asumo feminista; antes me costaba mucho, pero ahora sí lo hago,
porque quiero darle mucha visibilidad a la violencia contra las mujeres. […] Hemos dejado de hablar de
la violencia que las mujeres ejercemos, y me parece importantísimo desterrarla. En mis libros siempre
hablo de violencia y del daño que hace, y también de la violencia de las mujeres hacia otras. […]
En Temporada de huracanes analicé de qué manera he ayudado al machismo y repetido estereotipos
injustos hasta para hombres y mujeres. (Jornada. 2022)
Hablar de feminismo y recurrir a la literatura de Melchor no es gratuito, justamente en un
contexto en el que se tiene tan al alcance al movimiento feminista y que aún así puede no
saberse mucho de él. Es de importancia apremiante ahondar en todos los matices que abarcan al
feminismo y afrontar que existen tantos tipos de este como mujeres en el mundo habitamos.
Melchor quizá represente ese estereotipo de “mala feminista” que se ha formado desde el boom
de la cuarta ola feminista, es decir esa que no grita a los cuatro vientos “soy feminista”. La
misma que puede rascar la herida de los feminicidios desde su narrativa evocando a la nota roja
que ha sido dominada por los hombres, ellos quienes se apropian de las historias de las que ya
no están.
Pero el líder señaló el borde de la cañada y los cinco a gatas sobre la yerba seca, los cinco
apiñados en un solo cuerpo, los cinco rodeados de moscas verdes, reconocieron al fin lo que asomaba
sobre la espuma amarilla del agua: el rostro podrido de un muerto entre los juncos y las bolsas de
plástico que el viento desde la carretera, la máscara prieta que bullía en una miríada de culebras negras,
y sonreía. (Melchor, 2017)
Melchor es una autora feminista que no solo desafía al patriarcado y al sistema que
oprime a las escritoras y a las periodistas, sino que desafía al feminismo mismo. Sería una
necedad no reconocer al feminismo presente en una mujer que escribe, en una mujer que es
periodista, en una mujer que se apropia de la nota roja, que escribe sobre “lo que no debe”, en
una mujer que cuestiona a otra mujer, en una mujer que se cuestiona a sí misma.
Bibliografía
Aina Pérez Fontdevila, M. T. (2019). ¿Qué es una autora? Encrucijadas entre género y autoría. Barcelona: Icaria.
Marcela Vargas, K. S. (2020). Escritoras mexicanas: feminismo y reivindicación en la literatura . Corriente Alterna.
Melchor, F. (octubre de 2017). Fernanda Melchor "Temporada de huracanes". (J. Valdez, Entrevistador)
Poniatowska, E. (14 de marzo de 2021). La escritora más fuerte: Fernanda Melchor. La Jornada.