El diseño gráfico, una voz publica maría Ledesma

El diseño gráfico es una práctica significante que tiene la voluntad explícita de comunicar. Esto lo
coloca en una relación particular y conflictiva con el espacio de la comunicación contemporánea. Es
una voz pública. Presta su decir a muchos. Es una voz que circula por distintos medios y casi todo
el territorio de la visualidad contemporánea.

Dueño de ese territorio cubre todas las necesidades de comunicación visual de la sociedad.
Entendido como acto intencional con voluntad de influir y provocar conductas específicas en el
receptor, el diseño gráfico ocupa con sus producciones espacios como los que organizan nuestros
modos de lectura, de información visual que recibimos para orientamos o los de operatoria
persuasiva para estimular nuestra opinión, elección y consumo.

El problema se plantea cuando intentamos dar contenido a la expresión "necesidades sociales”. De

hecho, no existe ninguna homogeneidad entre lo que cada uno considera "necesidad social".

Ledesma concibe al diseño, en general y al gráfico en particular, como factores que al actuar sobre
los modos de habitabilidad contemporánea, inciden en las conductas sociales, contribuyendo a
institucionalizarlas, darles estabilidad y cuestionarlas. En este sentido, el diseñador actúa sobre la
cultura trascendiendo los límites de su propio producto, convirtiéndose en un "operador cultural".
Todos operamos sobre la cultura. Sin embargo, el concepto de operador cultural atribuido al
diseñador apunta a un profesional que tiene conciencia de su acción y actúa en consecuencia.

Entonces el diseñador, alguien capaz de analizar, comprender y planificar su acción más allá de los
límites de la relación con su comitente; capaz de anticipar los efectos generales de las obras y su
relación con los desarrollos culturales; un excelente analista de su producción y la de los otros;
capaz de descubrir qué se oculta detrás de los signos que usa, de los textos que construye y que
construyen los demás.