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Embarazo 1
Embarazo 1
Una vez atraviesan esta capa, los espermatozoides se encuentran con una segunda
barrera: la zona pelúcida, la capa externa que rodea al óvulo.
Penetración de la zona pelúcida
Se necesita más de un espermatozoide para lograr degradar la zona pelúcida, aunque
finalmente solo uno de ellos podrá entrar en el óvulo.
Para poder atravesar esta segunda barrera, la cabeza del espermatozoide establece contacto
con el receptor ZP3 de la zona pelúcida del óvulo. Esto desencadena la reacción
acrosómica, que consiste en la liberación de enzimas hidrolíticas
denominadas espermiolisinas. Dichas enzimas disuelven la zona pelúcida para permitir el
paso del espermatozoide.
Además de todo esto, en la fecundación queda establecido si el futuro bebé será un niño o
una niña en función de sus cromosomas sexuales:
Cigoto masculino: sus cromosomas sexuales son XY y el futuro bebé será un niño.
Cigoto femenino: sus cromosomas sexuales son XX y el futuro bebé será una niña.
El óvulo siempre es portador del cromosoma X. Por tanto, el sexo del embrión se definirá
según si el espermatozoide es portador de un cromosoma X o un cromosoma Y.
Aunque hemos visto cada una de las etapas de la fecundación de forma detenida, en la
siguiente imagen puedes ver un esquema del proceso completo.
Embarazo
A lo largo de los 9 meses de embarazo el bebé va formándose, desarrollándose y creciendo
dentro del vientre materno hasta que llega el momento del nacimiento. Del mismo modo, el
cuerpo de la mujer y los síntomas que siente van cambiando a medida que avanzan las
semanas de embarazo. Es habitual que se hable del embarazo por semanas, meses o
trimestres. En este artículo, se tratará de forma resumida qué es lo que ocurre mes a mes de
embarazo en el bebé, así como los cambios y síntomas que puede notar la mujer. A
continuación tienes un índice con los 14 puntos que vamos a tratar en este artículo.
Para que ocurra un embarazo, un espermatozoide debe unirse con un óvulo. El embarazo
comienza oficialmente cuando un óvulo fecundado se implanta en el tejido que cubre tu
útero (la pared de tu útero). Después de tener sexo, se tarda de 2 a 3 semanas para que el
embarazo ocurra.
¿Cómo quedan embarazadas las personas?
El embarazo es un proceso bastante complicado que tiene varios pasos. Todo comienza con
los espermatozoides y un óvulo. Los espermatozoides son células microscópicas que se
producen en los testículos (huevos). Los espermatozoides se mezclan con otros fluidos para
formar el semen (leche) que sale de tu pene al eyacular. Millones y millones de
espermatozoides salen cada vez que eyaculas. Sin embargo, para que se produzca un
embarazo, solo se necesita que 1 espermatozoide se encuentre con un óvulo. Los óvulos
están en los ovarios. Cada mes, las hormonas que controlan tu ciclo menstrual hacen que
algunos óvulos maduren. Cuando un óvulo está maduro, quiere decir que está listo para ser
fertilizado por un espermatozoide. Estas hormonas también hacen que el tejido que cubre tu
útero se ponga grueso y esponjoso, lo que prepara al cuerpo para el embarazo.
Más o menos en la mitad de tu ciclo menstrual, un óvulo maduro sale de tu ovario —esto se
llama “ovulación”— y viaja a través de una de tus trompas de Falopio hacia tu útero. El
óvulo permanece allí durante unas 12 a 24 horas, moviéndose lentamente por la trompa de
Falopio por si hay algún espermatozoide cerca. Si el semen (leche) entra en tu vagina, los
espermatozoides pueden nadar a través de tu cuello uterino para llegar a tus trompas de
Falopio. Los espermatozoides y el útero trabajan juntos para mover los espermatozoides
hacia allí. Si sucede que un óvulo se está moviendo a través de tus trompas de Falopio al
mismo tiempo, el esperma y el óvulo pueden unirse. Los espermatozoides pueden vivir
hasta seis días, durante los cuales puede unirse con un óvulo. Cuando un espermatozoide se
une con un óvulo, esto se llama fertilización. Sin embargo, la fertilización no sucede de
inmediato. Como los espermatozoides pueden permanecer en tu útero y trompas de Falopio
hasta 6 días después de haber tenido sexo, pueden pasar hasta 6 días entre el sexo y la
fecundación. Si un espermatozoide se une con un óvulo, el óvulo fertilizado se mueve por
tu trompa de Falopio hasta tu útero. Luego, comienza a dividirse en más y más células, y
forma una bola a medida que crece. Esta bola de células (llamada “blastocisto”) llega a tu
útero entre 3 y 4 días después de la fertilización.
Después, la bola de células flota en tu útero durante otros 2 o 3 días. Si se adhiere a la pared
de tu útero (lo que se conoce como implantación), el embarazo comienza oficialmente. La
implantación suele comenzar más o menos 6 días después de la fertilización y tarda de 3 a 4
días en completarse. El embrión se desarrolla a partir de las células que hay dentro de la
bola. Por otro lado, la placenta se desarrolla a partir de las células que hay en la parte de
afuera de la bola.
Cuando un óvulo fertilizado se implanta en tu útero, libera hormonas de embarazo que
evitan que el tejido que cubre tu útero se desprenda. Por eso, a las personas embarazadas no
les baja el periodo. Cuando el óvulo no se une con un espermatozoide, o cuando el óvulo
fertilizado no se implanta en tu útero, el tejido grueso que cubre tu útero ya no es necesario,
por lo que se desprende y forma tu periodo, que sale a través de tu vagina. Más o menos la
mitad de los óvulos fertilizados no llega a implantarse naturalmente en el útero, por lo que
salen de tu cuerpo durante tu regla.
¿Cuáles son los primeros síntomas de embarazo?
Muchas personas notan síntomas de embarazo muy temprano, sin embargo, hay personas
que no tienen síntomas.
Las señales y síntomas comunes del embarazo pueden incluir:
que no te baje el periodo
inflamación o sensibilidad en los senos (pechos)
náuseas o vómitos
sensación de cansancio
hinchazón
estreñimiento
orinar (hacer pipí) más frecuentemente de lo usual
Algunos síntomas al comienzo del embarazo se pueden parecer a los de otras condiciones
comunes (como el síndrome premenstrual). Por eso, la única manera de saber con certeza si
estás en embarazo es hacerte una prueba de embarazo. Puedes hacerte una prueba de
embarazo en tu casa (como las que venden en las farmacias y supermercados), en el
consultorio de tu doctorx o en el centro de salud de Planned Parenthood más cercano a ti.
¿Cómo suceden los embarazos múltiples?
Un embarazo múltiple puede ocurrir de dos maneras. Los gemelos idénticos se forman
cuando 1 óvulo ya fertilizado se divide en 2 embriones separados. Como los gemelos
provienen del mismo espermatozoide y del mismo óvulo, tienen el mismo material genético
(ADN) y se ven exactamente iguales.
Los mellizos (también llamados gemelos fraternos) se forman cuando dos óvulos separados
son fertilizados por dos espermatozoides separados y se implantan en tu útero. Esto puede
pasar si tus ovarios liberan más de un óvulo o durante ciertos tipos de tratamientos de
fertilidad. Los mellizos tienen material genético completamente diferente y por lo general,
se ven diferentes. Este es el tipo de embarazo múltiple más frecuente.
¿Qué es la edad gestacional?
El término “edad gestacional” quiere decir el tiempo que tienes de embarazo. La edad
gestacional se cuenta a partir del primer día de tu último periodo menstrual (UPM).
La edad gestacional puede ser un poco confusa, porque mide el embarazo desde tu último
periodo, alrededor de 3 o 4 semanas ANTES de que se produzca el embarazo. Se considera
que el embarazo dura 9 meses, y es cierto que usualmente tendrás un embarazo de más o
menos de 9 meses. Sin embargo, la forma en que se mide el embarazo hace que sea un poco
más largo. Un embarazo a término típico dura entre 38 a 42 semanas desde tu último
periodo (alrededor de 10 meses).
Muchas personas no recuerdan la fecha exacta de su último periodo, pero esto es normal.
Tu enfermerx o doctorx puede saber la edad gestacional a través de un ultrasonido.
Lactancia
La lactancia materna es el proceso por el que la madre alimenta a su hijo recién nacido a
través de sus senos, que segregan leche inmediatamente después del parto, que debería ser
el principal alimento del bebé al menos hasta los dos años.
Composición
La leche materna incluye todos los nutrientes que un recién nacido requiere hasta los seis
meses de edad, por lo que será su único alimento. La Organización Mundial de la Salud
(OMS) recoge en su libro La alimentación del lactante y del niño pequeño los componentes
principales de la leche materna, que son:
Grasas: En cada 100 mililitros de leche hay 3,5 gramos de grasa, aunque la cantidad que
recibe el lactante varía a lo largo de la toma. La grasa se concentra especialmente al final de
la toma, por lo que la leche presenta una textura más cremosa que al inicio. Las grasas de la
leche materna son importantes para el desarrollo neurológico del niño.
Carbohidratos: El principal es la lactosa, cuya presencia es más alta que en otro tipo de
leches y sirve como fuente de energía. Otros hidratos de carbono presentes en la leche
materna son los oligosacáridos, importantes para combatir infecciones.
Proteínas: La leche materna contiene una menor concentración de proteínas que la leche
normal, lo cual la hace más adecuada para los lactantes. Algunas de estas proteínas son la
caseína o la alfa-lactoalbúmina. La beta-lactoglobulina, una proteína presente en la leche de
vaca y que puede provocar intolerancia a la lactosa, no está presente en la leche materna.
Vitaminas y minerales: La leche materna ofrece la cantidad adecuada de la mayoría de
las vitaminas, a excepción de la vitamina D. Para corregir esa carencia, se debe exponer al
bebé a la luz del sol para que la genere de manera endógena, o si no, mediante suplementos
vitamínicos.
Factores anti-infecciosos: Entre ellos se encuentran las inmunoglobulinas, los glóbulos
blancos, las proteínas del suero o los oligosacáridos.
Factores bioactivos: Algunos de ellos son la lipasa, que ayuda a la digestión de la grasa en
el intestino delgado; o el factor epidérmico de crecimiento, que estimula la maduración de
las células de la mucosa del intestino para mejorar la absorción y digestión de los nutrientes.
Periodos de lactancia
Durante este periodo la leche materna debe ser el único alimento del bebé, excepto si necesita
algún tipo de suplemento vitamínico. No es necesario que el bebé tome agua u otro tipo de
líquidos: según la OMS la propia leche materna contiene un 88 por ciento de agua, por lo que
es suficiente para saciar al lactante. La leche materna tendrá variaciones durante este periodo en
cuanto a su composición y cantidad, adaptándose a las necesidades del recién nacido.
Se llama calostro a la leche materna que se producen durante los dos o tres primeros días tras el
parto. Esta leche contiene una mayor cantidad de proteínas y minerales. En adelante, la leche va
reduciendo su porcentaje de proteínas y aumenta el contenido en grasas y lactosa.
En este periodo no hay que establecer un horario para amamantar, sino que el bebé tiene que
ser alimentado cuando lo necesite. Generalmente se dan entre 10 y 12 tomas diarias que duran
entre 10 y 20 minutos.
A partir de los seis meses, el niño comenzará a necesitar más alimento que el proporcionado
por la leche materna. Esta sigue siendo igual de necesaria, y el aporte mínimo diario no debe
bajar de los 500 mililitros. Las tomas suelen ser de cuatro o cinco por día hasta el primer año, y a
partir de entonces se irán reduciendo de forma progresiva. Tanto la AEPED como la OMS
recomiendan que la lactancia materna se mantenga un mínimo de dos años.
Una vez pasados estos años de recomendación, la madre puede seguir amamantando a su hijo
todo el tiempo que desee. En el momento en que se decida llevar a cabo el destete, no se debe
hacer de inmediato, sino que se tiene que reducir paulatinamente la frecuencia.
Bebés prematuros:
Las tomas de los bebés prematuros suelen ser más frecuentes de lo normal, y además no suelen
succionar toda la leche que necesitan, por lo que es frecuente administrar posteriormente leche
previamente extraída.
En algunas ocasiones, la madre puede dejar de producir la cantidad de leche necesaria para su
hijo. En estos casos se recurre al método canguro, que consiste en el contacto directo entre la piel
del neonato y la madre, lo que estimula la producción de leche.
Conservación de la leche
La leche de la madre puede extraerse de las mamas y conservarse, de forma que el bebé pueda
alimentarse si la madre no puede estar presente en el momento en que lo pida. Además, cuando
se produce más leche de la que el bebé necesita, es recomendable extraerla para evitar problemas
como la ingurgitación o la mastitis.
La leche puede adquirir un olor rancio en algunas ocasiones, algo que se puede evitar
escaldando la leche y enfriándola rápidamente después. No obstante, la leche rancia no es
perjudicial para el bebé, aunque generalmente suelen rechazarla por su olor o sabor.
Salud de la madre
Alimentación:
Según la AEPED, la dieta de la madre no tiene por qué verse alterada durante la lactancia si
ya seguía una dieta equilibrada en cuanto a variedad y cantidad de alimentos, ya que el aporte de
la energía para su hijo será suficiente. Aun así, la OMS recomienda que la mujer incremente en
un 10 por ciento su ingesta de alimentos si no es físicamente activa, o en un 20 por ciento si
realiza ejercicio de forma moderada o intensa habitualmente.
Las mujeres que realizan ejercicio de forma activa no tienen por qué modificar sus rutinas de
ejercicio, pero en ningún caso se debe comenzar a realizar ejercicio de manera intensa si
antes o durante el embarazo no se realizaba: el volumen de leche puede disminuir, además de
aumentar el ácido láctico, lo que proporcionará a la leche un sabor amargo que el bebé podría
rechazar.
A la hora de realizar deporte, se deben evitar aquellos que pudieran causar lesiones en las mamas,
y para el resto se recomienda usar sujetadores deportivos, preferiblemente de algodón. Tampoco
se recomienda la natación en las cinco o seis semanas posteriores al parto, pues existe riesgo de
contraer una endometritis.
Tanto la AEPED como la OMS abogan por la lactancia materna en lugar de la artificial,
con base en diferentes estudios científicos que demuestran las ventajas que tiene la leche materna
en la salud del bebé. Los nutrientes aportados por la leche materna son mejor absorbidos por los
niños, aportan mejor las propiedades contra infecciones, o incluso, proporcionan efectos
analgésicos.
La supervivencia del bebé también parece estar muy relacionada con el tipo de leche que los
bebés toman durante sus primeros meses: según la OMS, los bebés que no reciben leche
materna durante sus primeros meses de vida tienen entre seis y 10 veces más
probabilidades de morir que los que sí la toman. Los niños alimentados de manera única por
lactancia artificial también presentan mayor riesgo de contraer enfermedades o trastornos como
la diabetes, la celiaquía, la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn.
Es posible que el bebé rechace la leche por problemas en las mamas. Estos son los más comunes:
Pezón plano o invertido: No impide al bebe succionar la leche, pero lo dificulta. Se puede
usar una pezonera o un sacaleches para conseguir la leche.
Dolor o grietas en la mama: Surgen a causa de una mala postura al amamantar o porque el
bebé presente problemas para succionar, como un frenillo lingual corto. Para aliviar el dolor,
se recomienda aplicar la propia leche sobre la grieta, o tratar de amamantar con el pecho no
dolorido primero.
Ingurgitación: Es el dolor que se produce en las mamas por acumulación de leche. Para
aliviar el dolor se debe extraer la leche, para lo que se puede recurrir a un sacaleches si el
bebé no quiere tomarla. Para facilitar este proceso se puede aplicar calor sobre los senos, ya
que se produce una vasodilatación que permite que la leche fluya mejor.
Mastitis: Cuando se retiene leche durante mucho tiempo, los lóbulos de la mama pueden
llegar a inflamarse, provocando lo que se conoce como una mastitis. Puede presentar
síntomas parecidos a los de una gripe: fiebre, escalofríos, malestar general, cefaleas,
etcétera. Es una infección que no puede trasmitirse al bebé, y la forma de tratarla es
extrayendo la leche (de forma similar a la ingurgitación) y reposar. Se pueden tomar
analgésicos como el ibuprofeno o el paracetamol para aliviar los síntomas. Continuar
amamantando también puede ayudar a revertir los síntomas.
Rechazo del bebé:
Es posible que el bebé se muestre más inquieto en ciertos días cuando transcurren cerca de tres
meses de su nacimiento. Esta inquietud se traduce en una mayor insistencia para mamar con
repentinos agarres al seno, lloros o problemas a la hora de dormir.
Esto se debe a que el bebé está creciendo y, por lo tanto, su apetito crece al necesitar más
alimento. En estos días, el número de tomas se verá aumentado, pero de forma natural las mamas
producirán la leche necesaria para que el niño quede satisfecho. En ningún caso se debe recurrir a
alimentar al bebé con leche artificial, ya que se puede producir una ingurgitación debido al
acumulamiento de leche.
Mordidas:
La curiosidad del bebé con sus dientes recién desarrollados puede hacer que en ocasiones se
produzcan pequeños mordiscos en el seno, que pueden causar dolor. Para evitarlo, se debe hacer
entender al bebé que no puede hacerlo.
Para ello, se puede retirar al bebé del pecho en el momento de la mordida mientras se le dice “no”
con semblante serio. Poco después, se puede seguir amamantando. Es posible que sea necesario
repetir el proceso varias veces para que el niño entienda el mensaje.
Membrana amniocoriónica
Amniochorion
Sinónimos: Amniocorion
La cara fetal de la placenta (o placa coriónica) está cubierta por el amnios, o membrana
amniótica, que le da a esta una apariencia brillante. La membrana amniótica secreta líquido
amniótico que sirve como protección y amortiguación para el feto, mientras que también
facilita el intercambio de sustancias entre la madre y este. Debajo del amnios está el corion,
una membrana gruesa continua con el revestimiento de la pared uterina. El corion contiene a
los vasos coriónicos que a su vez son continuos con los vasos del cordón umbilical.
Surgiendo desde el corion están las vellosidades coriónicas que contienen una red de
capilares fetales, permitiendo un área máxima de contacto con la sangre materna. El
intercambio de sustancias entre la circulación fetal y materna ocurren en el espacio
intervelloso.
Cabe resaltar que la placenta y membranas placentarias (amnios y corion) son fundamentales
para el desarrollo y evolución del embarazo. Una alteración de la placenta o sus membranas
asociadas traerá diferentes tipos de consecuencias, como se detalla en la sección de
correlaciones clínicas. El cordón umbilical, que es la conexión entre la placenta y el feto, se
inserta en una posición ligeramente excéntrica en la placa coriónica. Este contiene una vena
(la vena umbilical) que transporta nutrientes y oxígeno de la placenta al feto y dos arterias
(las arterias umbilicales) que transportan los productos de desecho del feto de vuelta a la
placenta. Revisa la siguiente unidad de estudio para conocer más sobre el útero, la placenta,
los tejidos placentarios y las estructuras vasculares propias del embarazo. Aquí podrás
encontrar información clave sobre el feto en el útero.
Placa basal
1/4
Sinónimos: Ninguno La cara materna de la placenta, o placa basal, es una cara artificial que
surge de la separación de la placenta de la pared uterina durante el parto. Esta cara está
compuesta por la decidua, endometrio modificado o especializado (o revestimiento mucoso
del útero) que se forma en preparación para el embarazo. Este da un aspecto rojo oscuro,
parecido a la sangre, a la cara materna de la placenta. Incrustadas en la decidua se encuentran
las venas y arterias endometriales maternas. También se encuentran visibles en la cara
materna de la placenta pequeñas regiones de elevaciones denominadas lóbulos o cotiledones
placentarios (aproximadamente de 10 a 40), los cuales están separados por surcos. Dentro de
la placenta, los surcos corresponden a los septos placentarios. Cada cotiledón visible en la
cara materna corresponde a la posición de los árboles coriónicos que surgen de la placa
coriónica.
Funciones de la placenta
La placenta juega un papel esencial durante el embarazo. Es el responsable por
proporcionar nutrición y oxígeno al feto así como remover el material de desecho y el
dióxido de carbono. También es responsable por crear una separación entre las
circulaciones materna y fetal conocida como barrera placentaria, la cual permite también el
intercambio de sustancias por varios mecanismos entre los principales se encuentran la
difusión simple que permite el intercambio de iones como cloro, sodio, potasio, etc y la
difusión facilitada que permite el paso de glucosa de la madre al feto y de lactatos del feto a
la madre, estos mecanismos no usan energía para su proceso. Además de esto, la placenta
protege al feto de infecciones y otras alteraciones maternas, mientras colabora en el
desarrollo del sistema inmune fetal. Además, este órgano tiene una función endocrina al
secretar hormonas (tales como la gonadotrofina coriónica humana - hCG) que actúa en el
embarazo, metabolismo, crecimiento fetal y parto.
Desarrollo del feto mes a mes
1.Primer mes de embarazo
Si se mantienen varias relaciones sexuales durante los días fértiles de la mujer para buscar el
embarazo, es habitual que no se conozca con exactitud cuándo ha ocurrido la concepción y el inicio
exacto del embarazo. Sin embargo, es más fácil que la mujer sepa cuándo le bajó la última regla
(fecha de última menstruación o FUR). Por ello, la FUR es la fecha que se suele tomar como
referencia y, por tanto, la primera semana de gestación, en realidad, se corresponde con la semana
en la que la mujer tuvo la última menstruación.
La segunda semana da paso a la selección y dominancia folicular, donde un conjunto de folículos ha
comenzado a crecer en el ovario, pero, finalmente, solo uno será el seleccionado, el folículo
dominante. Más tarde, en la tercera semana, el óvulo sale del folículo ovárico que lo contenía (el
folículo dominante). Esto es lo que conocemos como ovulación. El óvulo es recogido por las
trompas de Falopio, donde será fecundado por un espermatozoide y comenzará su desarrollo, ahora
ya como cigoto (una célula) y, posteriormente, como embrión. El embrión proseguirá su camino
hacia el útero, donde implantará, aproximadamente, unos 7-9 días después de la ovulación. En este
momento, el embrión tiene entre 6 y 8 días de desarrollo. Empezará así la liberación de la hormona
hCG, que es la hormona detectada por los test de embarazo. Es posible que, debido al aumento de la
hormona hCG (la hormona del embarazo), la mujer empiece a notar algunos síntomas en este
primer mes, pero de forma muy suave. No será hasta la ausencia de la menstruación cuando
verdaderamente sospeche el embarazo. Puedes leer más detalles sobre este primer mes de gestación
aquí: Primer mes de embarazo: primeros síntomas y cuidados en la madre
2.Segundo mes de embarazo
Tras la implantación, se producirá la gastrulación, mediante la cual las células del disco embrionario
darán lugar a 3 capas diferenciadas: ectodermo, mesodermo y endodermo. Estas tres capas
embrionarias formarán todos los tejidos y órganos del bebé. Posteriormente, en este segundo mes de
embarazo se origina el sistema nervioso central y el corazón primitivos del bebé. También empieza
a formarse el intestino, los ojos, las orejas, las piernas y brazos y, en definitiva, la mayoría de
órganos primitivos del bebé. Es un mes de mucha evolución en el que el corazón primitivo, incluso,
comienza a latir en la semana 6 de gestación. Por otro lado, los cambios en la madre todavía no son
notables externamente. La barriga todavía no se nota, aunque es posible que la mujer empieza a
sentir ya algunos síntomas como náuseas, vómitos, cansancio o sensibilidad mamaria. También
puede ocurrir que la gestación avance sin demasiados síntomas, pero ello no es indicativo de
complicación: simplemente significa que hay mujeres que padecen los síntomas de forma más
suave.
3.Tercer mes de embarazo
A partir de este mes finaliza el periodo de embrión y comienza el periodo fetal, por lo que el
embrión pasa a denominarse feto. En el tercer mes de embarazo, el futuro bebé forma todos sus
órganos, aunque, por el momento, no están desarrollados del todo. Falta que maduren y acaben de
evolucionar correctamente. A pesar de que se irán formando también los genitales, aún es pronto
para poder determinar con exactitud el sexo del bebé en una ecografía. A lo largo de estas 4
semanas, el feto crece hasta los 7 cm y llegará a pesar unos 8-14 gramos, aproximadamente.
En cuanto a la embarazada, es habitual que ya empiece a coger peso y que la barriga comience a
aumentar su tamaño. Además, al finalizar este mes, es habitual que comiencen a reducirse los
molestos síntomas causados por la hormona hCG, como las náuseas. El motivo es que la
concentración de esta hormona alcanza un pico en la semana 12, pero luego comienza a descender
paulatinamente.
4.Cuarto mes de embarazo
En este cuarto mes de gestación, el feto se cubre de lanugo, un vello muy fino que recubre su piel y
que actúa de conservador del calor corporal. Sus ojos son particularmente grandes, aún los mantiene
cerrados y están muy separados entre sí. Sin embargo, la forma de la cara ya está definida y se
puede distinguir perfectamente el cuello que separa la cabeza del resto del cuerpo.
El intestino fetal comienza a acumular una sustancia espesa denominada meconio, que constituirá
las primeras heces del bebé que expulsará tras el nacimiento. Además, en la semana 16 de
embarazo, aparecen los pliegues epidérmicos en las palmas de las manos y en los dedos del bebé, lo
que serán sus huellas dactilares. El tamaño del feto cuando finaliza el cuarto mes de gestación
puede ser de unos 18 cm y su peso será de unos 100 g. El volumen del vientre materno seguirá
aumentando, así como el peso corporal, lo que hará que comiencen ciertas molestias relacionadas
como una mayor frecuencia de micción. Notar al bebé puede ser algo ya habitual al finalizar este
mes, especialmente entre las mujeres que no son primerizas, pues por su tamaño y desarrollo sus
movimientos son frecuentes.
5.Quinto mes de embarazo
Uno de los primeros cambios en este periodo de gestación es la aparición de la vérnix caseosa, una
sustancia grasa y blanquecina que protegerá la piel del bebé. Por otro lado, el feto empieza a
percibir sonidos como la voz materna, por lo que puede ser interesante estimular esta capacidad.
Además, las 4 cavidades cardíacas (2 aurículas y 2 ventrículos) se delimitan en este mes y el
corazón fetal ya late con fuerza. Al finalizar el quinto mes de gestación, el bebé puede llegar hasta
los 25 centímetros de longitud, aproximadamente, y a los 300 g de peso.
Es posible que la embarazada note que, cuando se tumba, el feto se mueve mucho más y con más
energía. Esto se debe a que el bebé se encaja mejor en la pelvis materna cuando la mujer está de pie.
Por esta razón, sus movimientos pueden disminuir considerablemente, mientras que aumentan
cuando la embarazada está en posición horizontal (tumbada).
Puede que el ombligo de la mujer se aplane o empiece a salirse hacia afuera. Si es el caso, volverá a
su aspecto habitual después de dar a luz.
La embarazada ya no sentirá náuseas ni vómitos, aunque puede que tenga otro tipo de molestias,
tales como ardores de estómago y dolores de espalda.
Tipos de neonatos
Definimos como neonato vivo, a todo niño que presenta alguna señal de vida al nacer y se
consideran neonatos fallecidos solo aquellos mayores de 500 g de peso de nacimiento.