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Resiliencia

1)Elabore una definición de Resiliencia y de Proceso Resiliente.


Es la capacidad que tiene una persona de recuperarse frente a la adversidad
utilizando recursos y elementos que estaban latentes permitiendo
sobreponerse a los hechos sufridos, también – la resiliencia- posee la
cualidad de adaptación de manera positiva a situaciones desfavorables.
Inicialmente se la consideró una condición innata individual, luego se
extendió a un enfoque familiar, más tarde comunitario y finalmente
cultural, que responden a tres modelos según la psicología; compensatorios,
de protección y de desafío; dentro de sus clasificaciones se destacan la de
buen desarrollo a pesar de un alto riesgo social; la de mantención de las
competencias pese al estrés continuo y la de recuperación después del
trauma.
Dentro de las características propias contemporáneas se hallan la resiliencia
menos que óptima y la resiliencia óptima y un nuevo concepto resiliencia
que no se halla estrictamente relacionado con un resultado positivo, sino
mas bien con el enfoque o proceso en como la persona enfrenta el riesgo.
Actualmente la resiliencia se aborda desde la psicología positiva, la cual se
centra en las capacidades, valores y atributos positivos de los seres
humanos y no en sus debilidades y patologías como lo hace la psicología
tradicional; se corresponde con superar algo y salir fortalecido en una
posición mejor que antes; se prueba en situaciones de estrés, como por
ejemplo la pérdida inesperada de un ser querido, en el mal trato o un abuso
psíquico y físico, en prolongadas enfermedades temporales, en el abandono
afectivo, en el fracaso, en las catástrofes naturales y en la pobreza o
condiciones dignas de vida.
En relación a la definición del Proceso Resiliente lo podemos sintetizar
como aquel que engloba una multitud de factores, es decir cuando una
persona está pasando por una situación extrema o delicada influye la
familia, el entorno, la situación económica, amistades y no la misma
persona; es por eso que no se habla de la capacidad de una sola persona
sino de la consecución de sucesos en los que intervienen varios individuos
y sus elementos para conseguir salir reforzado de esa situación, cuando ello
sucede esa persona ha llevado a cabo un proceso resiliente.
Desde el punto de vista teórico se puede hablar de tres corrientes de
proceso resiliente; la norteamericana, conductista, pragmática y centrada en
lo individual; la europea con enfoque psicoanalítico; y la latinoamericana
comunitaria enfocada a lo social como lógica respuesta a los problemas de
contexto.
Ahora bien, hablar del proceso resiliente implica comprender su desarrollo
histórico de acuerdo a dos generaciones; la primera que comprende
cualidades personales para superar la adversidad - como autoestima y
autonomía - dirigidas hacia un mayor interés en estudiar los factores
externos al individuo - como el nivel socioeconómico, estructura familiar;
presencia de un adulto significativo etc - y que constituyen los pilares de la
resiliencia dados por la introspección en la manera de preguntarse a sí
mismo y brindarse una respuesta honesta; la independencia, en el
establecimiento de los límites y su distancia emocional; la capacidad de
relacionarse estableciendo lazos con otras personas para compensar la
propia necesidad de afecto; la iniciativa en la posibilidad de establecer
creatividad y humor para afrontar la adversidad; la moralidad en la
capacidad de extender su deseo personal de bienestar a toda la humanidad y
finalmente destrezas para acrecentar la resiliencia.
Una segunda generación incluirá la comprensión para establecer la
dinámica entre los factores que permiten una adaptación positiva; su
función esta dada en la continuación de la primera generación presentes en
aquellos individuos de alto riesgo social que se adaptan positivamente a la
sociedad. La idea de este modelo es que el individuo se halla integrado a un
marco ecológico que van desde el microsistema que es el individuo a un
macrosistema que son los componentes lo rodean como la familia y la
comunidad que impone sus normas. La resiliencia es como se dijo la
capacidad de afrontar la adversidad mediante la adaptación positiva; dicho
proceso está dado por la interacción dinámica entre factores individuales,
familiares, comunitarios y sociales, para desarrollar o afrontar la
adversidad compuesta por la percepción subjetiva del individuo, por la
definición objetiva de la relación entre los factores de riesgo, por
situaciones de vida estresantes, por factores de riesgo como la pobreza y la
definición en la percepción de cada individuo, la adaptación positiva según
connotaciones ideológicas y teóricas que habrán de diferir según el
contexto y según el género y finalmente la conexión entre ambas.
Esta segunda generación contará con mecanismos protectores que son
propios de los ambientes donde se desarrollan los individuos, interactuando
permanentemente entre sí y contribuyendo a comportamientos resilientes
constituyendo, primeramente, las necesidades básicas, luego en lo que
vienen a ser los cimientos encontramos la aceptación fundamental de la
persona, el sentido de vida, autoestima y aptitudes, humor y competencias
para desembocar en otras experiencias por descubrir.
Otro tanto harán los pensamientos y los prejuicios adelantando situaciones
de vida que habrán de culminar en inconformismo, curiosidad, persistencia
y voluntad o no de asumir riesgos; en ese sentido los estados de ánimo
influyen en la asunción de la toma de riesgos, de manera que un alto
coeficiente intelectual no garantiza la creatividad y con ello la capacidad de
superar la mala fortuna.

2)En un caso que Ud. haya conocido y/o participado identifique si hubo
resiliencia y/o proceso resiliente y por qué.
El caso que voy a citar es propio, en algún momento de la carrera
universitaria – camino a ser abogado – como la mayoría de los estudiantes,
me encontré atascado en el progreso de la carrera teniendo implicancias de
carácter económico, social, intelectual y afectivo; concretamente me vi
desbordado por el gran esfuerzo que realizaba y con el escaso más bien
nulo resultado positivo; por lo que el colapso me llevó o me derivó al
abandono – en ese término – de la carrera; sin embargo al momento de
tomar distancia de los objetivos concretos ( materia por materia) y la forma
de resolverlos pude arribar también en la distancia temporal, de algún plan
para reevaluar la manera en que les haría frente; allí me encontré con los
pilares de resiliencia en la introspección adecuada en el tiempo y en el
espacio de la manera de concebir no solo cada materia sino todo el
quehacer universitario, me propuse dentro la independencia propia, límites
en cuanto al tiempo de estudio, de esparcimiento, de afectos, de
alimentación y fundamentalmente de descanso, en relación con la
capacidad de relacionarme con el ambiente universitario y metodología
de estudio escuché y analicé dentro de mis posibilidades, maneras de salir
exitoso de los exámenes que en definitiva son los que posibilitaban pasar
una instancia ulterior, combinando la creatividad de prepararme lo mejor
posible para exponer exámenes de gran contenido académico y
descomprimiéndolo en el conocimiento de otras instancias, que harían las
veces de filtro hasta que de alguna manera, no exista otra forma de aprobar
o aprobar; básicamente en el contexto de manejar dichas materias con la
naturalidad de haberlas conocido tantas veces y finalmente la moralidad de
saber que mi conocimiento estaba comprometido con aquello que se
ajustaba con el valor de algo propio en toda esa estructura montada para
salir airoso sí o sí en algo que daría réditos, no solo a mi persona si no a
quienes me consultaran de hechos devenidos de aquella situación.
Dicho esto, cabe aclarar que no solo se trató de superar una circunstancia
adversa mediante recursos latentes y evaluados como “la capacidad
propia”, sino que la superación provino de lo que entiendo tiene que ver
con la segunda generación, debido a que lo mío no se circunscribía a lo
que podía ser la preparación de un maratonista que debe esforzarse como
eje y foco principal sí mismo, sino que inmerso en las consideraciones de
los investigadores de la segunda generación me avoqué a la incorporación
de las devoluciones que en dichas circunstancias me proporcionaban los
docentes a cargo, para ello no solo debía considerar la meta u objetivo de
los exámenes sino toda mi participación con quienes impartían ese
conocimiento, para que desde el mismo enfoque, utilizado en la
creatividad, descomprima la única exigencia propia de los exámenes.
Dicho de otra manera, cada consulta o intervención constituía una especie
sub evaluación donde primaba no solo la interiorización de los contenidos
sino también esa relación con los docentes en las devoluciones de los temas
tratados.

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