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Antes de presentar mis propias experiencias quiero exponer un resumen de la historia del
método termométrico para la determinación de alturas, ya que sobre su origen y desarrollo
existen ideas contradictorias que conviene rectificar.
En una representación que Caldas dirigió al Secretario del Virreinato, fechada en Bogotá el
30 de setiembre de 1808 y reproducida en la página 514 del Semanario de la Nueva
Granada (París, 1849), se apropia, sin embargo, la paternidad del nuevo método en estas
palabras: «En 1799 y principios de 1800 se presentaron a mi espíritu muchas ideas sobre la
constancia del calor del agua en ebullición en una misma altura y sobre su variación,
rnudando de nivel. Estas ideas se pusieron en práctica y subí cuatro veces sobre los Andes
de Popayán. Cargado de mis barómetros, termómetros y una lámpara de ebullición,
verifiqué una larga serie de observaciones. El resultado fué que la altura de las montañas se
1. Esta memoria fué reimpresa en 1870 en La Revista de Bogotá y en los Anales de la Universidad Nacional de los
Estados Unidos de Colombia (Bogotá, 1872), págs. 365 y sigtes.
puede medir con el termómetro como se hace con el barómetro. Este resultado
verdaderamente nuevo e importante me agitaba y resolví verificarlo siempre que se me
presentasen ocasiones».
Como se ve, está en abierta contradicción este aserto con el de su primer escrito y como por
otra parte el método había sido descrito por Sigaud en 1787, y según Humboldt ya había
sido empleado por Le Monnier en 1739, sólo podemos considerar a Caldas como un
entusiasta propagandista, que seguramente fué el primero en usarlo en la América del Sur.
Esta deducción de Caldas es, sin embargo, errónea, como se verá más adelante, porque la
presión barométrica y la ebullición del agua no guardan la sencilla proporción aritmética
que él les supuso.
Los experimentos de Caldas fueron hechos en su mayor parte en Bogotá y Popayán, o sea
en una zona situada entre 1.700 y 2.600 metros de elevación. Allí la diferencia de presión
de una pulgada del barómetro francés tiene aproximadamente el valor que le da Caldas,
pero no sucede lo mismo en alturas mayores o menores que las indicadas, como puede
verse en la siguiente tabla que he calculado en líneas de París y grados Réaumur.
Por primera vez aplicó Caldas el método termométrico en 1800, en ocasión de su ascensión
el Puracé y poco después tuvo oportunidad de exponer a Humboldt el resultado de sus
experimentos. El mismo Humboldt hizo algunas observaciones sobre la temperatura de
ebullición a diferentes alturas, leyendo simultáneamente el barómetro con el fin de
comprobar y verificar la teoría de Deluc. En su obra Kleinere Schriften (Stuttgart y
Tübingen 1853), páginas 34 y 35, dice lo que sigue sobre sus experimentos hipsométricos:
«Para mi viaje había hecho construir por el hábil mecánico Paul, de Ginebra, además de un
cyanómetro algo imperfecto, un aparato recomendado, por Saussure para determinar la
temperatura de ebullición en grandes elevaciones. Este Bouilloire Thérmoscopique no lo
usé como los viajeros modernos, en Persia y el Asia menor, para determinar alturas por el
método ya empleado por Le Monnier en 1739, (el error de un grado Fahrenheit en la
temperatura de ebullición puede ocasionar otro de 340 pies en la altura); sino que más bien
lo dediqué a la observación de la temperatura de ebullición simultáneamente con la de la
presión barométrica y temperaturas del mercurio y del aire, cuantas veces podía, a fin de
recoger experiencias que sirviesen a la verificación de la entonces tan insegura teoría de
Deluc sobre el punto de ebullición».
Corno se ha visto, el método es muy antiguo y se remonta a la primera mitad del siglo
XVIII, pero su uso puede decirse que data de la primera mitad del siglo pasado, después de
las investigaciones de Regnault sobre la fuerza elástica del vapor de agua y la publicación
de sus tablas en los Annales de Chimie et de Physique, Tomo XIV, página 206. La
exactitud de estas tablas fué comprobada por el explorador Wisse, quien hizo en los años
1844 a 1849 observaciones comparadas de barómetro e hipsómetro en 26 estaciones desde
el nivel del mar hasta la cumbre del Pichincha, y sus resultados constan en los mismos
Annales de Chimie et de Physique tomo XXVIII, página 123-año de 1850.
De la América del Sur sólo me son conocidas las observaciones comparadas con el
barómetro de mercurio por Whymper en diez y siete estaciones en los Andes ecuatorianos,
algunas de las cuales se hicieron en las cimas del Cotopaxi, Antisana y Cayambé a
5.943,5.756 y 5.840 metros de elevación, respectivamente4. Como no constan en la obra de
Whymper las comparaciones y sus correspondientes diferencias, no es posible averiguar a
qué causa obedece el desacuerdo que él acusa entre uno y otro instrumento.
Mis propias experiencias fueron hechas en la Cordillera de los Andes venezolanos con dos
hipso-termómetros de Fuess, Berlín, y dos de Baudin, París, comparados en 18 estaciones
con un barómetro de mercurio Gay-Lussac de Chevalier y se extienden desde el nivel del
mar hasta 4.460 metros de elevación. Los termómetros de Baudin están graduados en
décimos de la escala centesimal, la cual abarca en el n° 333 desde 80 hasta 102 grados,
Nota: Las indicaciones de los hipsómetros están corregidas de la gravedad por latitud y
altura
Las aguas corrientes contienen, a menudo cal o algunas sales en solución, que vienen a ser
fuentes de errores sensibles en la temperatura, puesto que alteran la densidad del agua; no
así las impurezas que se hallan en suspensión, como tierra y materias vegetales, las cuales,
según los experimentos de kohlsehütter, no influyen sensiblemente sobre el punto de
ebullición.
En cuanto a las demás precauciones que deben observarse para llegar a resultados útiles,
creo oportuno exponer aquí las que la experiencia ha sugerido.
Los aparatos más recomendables son los de Baudin, de París y Fuess, de Berlín, por ser de
construcción sencilla a la par que sólida. Compónese de una pequeña caldera que se
calienta con una lámpara de alcohol; sobre la caldera se fija un tubo dentro del cual se
encierra la parte inferior del termómetro hasta cerca del punto en que se leerá la
temperatura de ebullición. La parte superior del tubo tiene un agujero lateral por donde
escapa el vapor de agua. Debe cuidarse de que este orificio se mantenga siempre libre y que
no sea obstruido por gotas de agua de condensación, pues de lo contrario el vapor encerrado
en el tubo aumentará la presión que pesa sobre el agua y esto ocasionará aumento de
temperatura. El termómetro debe colocarse verticalmente y de modo que no toque las
paredes del tubo metálico.
Para la observación se elegirá un sitio abrigado de las corrientes de aire, a fin de obtener un
funcionamiento continuo y tranquilo de la lámpara de alcohol. La llama debe graduarse de
modo que su longitud no exceda de 3 a 4 centímetros. Heeker, quien ha estudiado este
efecto de la llama, ha encontrado que al doblar su altura, la indicación del termómetro
aumentaba en 0,07 milímetros6. Como se vé, es de poca importancia este efecto y en la
práctica basta cuidar de que la llama no adquiera proporciones anormales y tenga un arder
tranquilo. Para evitar el sobrecalentamiento, Heeker ha usado un baño-maría, dentro del
cual colocaba la caldera del aparato. El agua de este baño-maría contenía cierta cantidad
fija de sal en solución, a fin de que su temperatura ese siempre igual y algo mayor que la
del agua destilada en ebullición. Esta precaución me parece, sin embargo, supérflua en la
práctica general, siempre que se tenga el cuidado de mantener una llama moderada y libre
el escape del vapor.
Los cálculos que he hecho para la aplicación del hipsómetro en las regiones intertropicales,
demuestran que la temperatura de ebullición guarda una proporción constante con la altura,
de modo que un grado de diferencia en la ebullición del agua (no afectada de gravedad)
equivale exactamente a 318,2 metros de elevación. Tomando por base mi tabla
barométrica7, la cual contiene distribuidos por zonas los elementos de temperatura y
humedad del aire, según mis propias experiencias, resultan estos valores:
A fin de facilitar el cálculo de las alturas medidas con el hipsómetro, he arreglado las tablas
que van a continuación, las cuales están basadas en mi ya citada tabla barométrica.
Para poder efectuar la comparación de las indicaciones del hipsómetro con las del
barómetro de mercurio, es necesario aumentar previamente las lecturas de aquel en la
cantidad que corresponde el error de gravedad que afecta la columna barométrica, error que
varía según la latitud y altura del punto de observación. A este fin están destinadas las
tablas I y II. La primera contiene la corrección de gravedad en fracciones de grados Celsio,
en tanto que la segunda expresa esta misma corrección en milímetros de presión.
Corregida de gravedad y del error de índice la temperatura de ebullición de los termómetros
franceses, puede entrarse a la tabla altimétrica III directamente con esta temperatura y al
mismo tiempo puede usarse esta tabla para obtener la altura, entrando con la presión
corregida de los hipso-termómetros alemanes, o para convertir los grados de ebullición a
milímetros de la columna barométrica.
7. A. Jahn. Tablas barométricas para el cálculo de alturas entre los paralelos 0 y 16 de la América tropical. Caracas, 1907.
alturas indicadas en la cuarta columna de la misma tabla y bastarán para la obtención de
alturas aproximadas por observaciones aisladas.
Destinadas como están las tablas al uso en Venezuela, donde la mayor elevación alcanza a
5002 metros en el Picacho. La Columna de la Sierra Nevada de Mérida, solo se han
extendido hasta la temperatura de ebullición de 83° que corresponde a una altura de poco
más de 5400 metros.
Tabla I
Corrección aditiva la temperatura de ebullición, por gravedad
Tabla II
Corrección aditiva la presión, por gravedad
Tabla III
Que indica la presión barométrica, temperatura media y altitud que corresponden a la
temperatura de ebullición
Tabla IV
Corrección métrica aproximada al nivel del mar para el cálculo de alturas mediante
observaciones aisladas
Tabla V
Para la corrección por diferencia de temperatura del aire
Ejemplos:
El casi completo acuerdo de este resultado es, por supuesto, accidental, pues en este género
de observaciones no deben extrañarnos diferencias que alcancen a 0,50 por ciento y aún
más.
Cuando se dispone de observaciones simultáneas, puede hacerse el cálculo riguroso, así:
Timotes.-Nov. 29 de 1910.-10 a. m.
Hips° N° 1190 B. 603,5
error de índice + 0.7
604,2 = 2003,0 t = 18°.0 tab. 16.4
Pt° Cab°-Bar. a 0° 761,0 = + 11.7 t = 27°,7 tab. 27.5
A = 2014.7 t = 22°,85 21.95
Dif. 0°,9
Tabla V 0,°9 para 1000M = 3,3
para 2000M 6,6
Altura buscada = 2021,3M
Id. exacta 2018,0
Diferencia = 3,3 M o sea
0,16 por ciento de la altura.
A Jahn.
Ingeniero civil.