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 No imputable: Caso Fortuito. Fuerza Mayor.

Caso fortuito y fuerza mayor: El artículo 1272 del Código Civil dispone: «El deudor no
está obligado a pagar daños y perjuicios cuando a consecuencia de un caso fortuito o
fuerza mayor, ha dejado de dar o de hacer aquello a que estaba obligado o ha ejecutado
lo que estaba prohibido».

Ejemplos: covid19, tormentas, desastres naturales, hecho que no ha podido preverse,


inevitable.

Esta disposición consagra los efectos básicos liberatorios del caso fortuito y de la fuerza
mayor en nuestro Derecho, al disponer la liberación del pago de daños y perjuicios
cuando el deudor a consecuencia de tales hechos incumple una obligación de dar, hacer
o no hacer. Como crítica merece destacarse que para algunos autores los efectos de esta
disposición legal están ya contenidos en lo previsto en el artículo 1271 del Código Civil,
referente a la causa extraña no imputable.

 Hecho del Príncipe o hecho del soberano

Hecho del príncipe: El hecho del príncipe, expresión muy en boga durante la Edad
Media, comprende todas aquellas disposiciones prohibitivas o imperativas emanadas del
Estado por razones de interés público general que necesariamente deben ser acatadas
por las partes y causan un incumplimiento sobrevenido de la obligación.

(Derecho Administrativo) En el derecho de los contratos administrativos, expresión que


designa toda medida que, tomada por una autoridad pública, termina por encarecer el
costo de ejecución de las prestaciones contractuales.
Algunas de esas medidas dan derecho por este título a indemnización cuando emanan de
la Administración que ha contratado.

(Derecho Civil) Caso de fuerza mayor consistente en una prescripción (modo de


extinguirse un derecho como consecuencia de su falta de ejercicio durante el tiempo
establecido por la ley) del poder público, por ejemplo, una expropiación (requisa de una
propiedad por motivos de interés público, generalmente dado a cambio una
indemnización) o una requisición.
Laubadere da dos significados: uno amplio y otro restringido. En un concepto amplio, la
expresión hecho del príncipe significa toda intervención de los poderes públicos que tenga
por resultado afectar de una manera cualquiera las condiciones jurídicas o sólo las
condiciones de hecho de acuerdo a las cuales un contratante de la administración ejecuta
su contrato. Tales actos de los poderes públicos pueden ser de carácter general o de
carácter particular.
Pero en un sentido restringido afirma que, para ser aplicable la teoría del hecho del
príncipe, el acto o hecho dañoso debe emanar de la propia autoridad pública con al cual
se celebró el contrato.

 Hecho del Tercero.

El hecho del tercero: El hecho del tercero puede constituir una causa extraña no
imputable. Es indudable que si el hecho del tercero ha sido la única causa del daño, no
hay relación de causalidad entre el daño y el hecho del agente del daño. Falta por
consiguiente uno de los elementos de la responsabilidad civil. Esto es tan evidente que no
amerita mayor explicación.

Ahora bien, el hecho del tercero puede haber sido concurrente con el hecho culposo del
agente del daño; y si el tercero también ha incurrido en culpa, se le considera coautor del
hecho ilícito, y por consiguiente, solidariamente responsable (Art. 1195 del Código Civil).

En materia de responsabilidad civil extracontractual objetiva, en la cual se presume la


culpa del propietario o guardián de una cosa (responsabilidad por el hecho de los
animales) (Art. 1192 CC) de las cosas (Art. 1193 CC) del propietario de los vehículos
(Art. 54 dela Ley de Tránsito Terrestre), y de las aeronaves (Art. 51 y 52 dela Ley de
Aviación Civil), se establece como eximente de responsabilidad el hecho de un tercero1.

 Perdida de la Cosa Debida.

Pérdida de la cosa debida: Constituye otra de las especies de la causa extraña no


imputable. La pérdida de la cosa debida hace imposible el cumplimiento del deudor y no
siendo imputable a éste, produce los efectos liberatorios consiguientes.

Artículo 1.272.- El deudor no está obligado a pagar daños y perjuicios, cuando, a


consecuencia de un caso fortuito o de fuerza mayor, ha dejado de dar o de hacer aquello
a que estaba obligado o ha ejecutado lo que estaba prohibido.

Artículo 1.344.- Cuando una cosa determinada, que constituía el objeto de la obligación,
perece, o queda fuera del comercio, o se pierde de modo que se ignore absolutamente su
existencia, la obligación se extingue, si la cosa ha perecido o se ha puesto fuera del
comercio o perdido, sin culpa del deudor y antes de que haya incurrido en mora.
Aun cuando el deudor haya incurrido en mora, si no ha tomado a su cargo el peligro de
los casos fortuitos, se extingue la obligación, si la cosa hubiera perecido igualmente en
poder del acreedor, caso de que se le hubiese entregado.
El deudor está obligado a probar el caso fortuito que alega.
De cualquier manera que haya perecido o se haya perdido una cosa indebidamente
sustraída, su pérdida no dispensa a aquél que la ha sustraído de restituir su valor.

 El Hecho del Acreedor y La Culpa de la Victima.

El hecho del acreedor: La negativa injustificada del acreedor contractual a recibir la


prestación lo constituye en mora (Mora Accipiendi) y el cumplimiento de la obligación del
deudor puede quedar en un período de letargo (sin actividad), aunque con consecuencias
adversas al acreedor. Ello sólo justifica el incumplimiento temporal del deudor. En cambio,
si el acreedor obstaculiza e impide definitivamente el cumplimiento de la obligación, esta
conducta imposibilita en forma absoluta el cumplimiento de la obligación y debe ser
considerada como una causa que lo exime de responsabilidad.

Culpa de la víctima: En materia de responsabilidad extra contractual ordinaria, la culpa


de la víctima no constituye una causa de exoneración de la responsabilidad civil, no
constituye causa extraña no imputable. El artículo 1189 dispone que «cuando el hecho
de la víctima ha contribuido a causar el daño la obligación de repararlo se disminuirá en la
medida en que la víctima ha contribuido a aquel». Por consiguiente, solamente atenúa la
responsabilidad del agente del daño y el juez tendrá que tomar en consideración el grado
de culpabilidad del agente y de la víctima para determinar la proporción en que deben
repartirse el daño entre ellas. Si la culpa de la víctima ha sido la Única causa del daño,
entonces no hay relación de causalidad entre el acto culposo del agente del daño y
éste.

 Elementos de la Responsabilidad

La noción de responsabilidad civil radica en una concepción de derecho natural conocida


desde muy antiguo y que sirve de norma fundamental de la vida del hombre en sociedad:
la de que nadie debe causar un daño injusto a otra persona, y en caso de causarlo,
dicho daño debe ser reparado.

C.C. Artículo 1.185.- El que con intención, o por negligencia o por imprudencia, ha
causado un daño a otro, está obligado a repararlo.

En un principio, en las comunidades primitivas, la tendencia general que se observa es


que la víctima de un daño injusto, cause, como reacción, un daño idéntico al autor del
primitivo daño. Esta reacción inicial es recogida en normas y disposiciones de carácter
general. Es generalizado el uso en dichas comunidades de la Ley del Talión (ojo por ojo,
diente por diente, mano por mano, quemadura por quemadura). En épocas
posteriores, y en las comunidades más evolucionadas, comienza a desarrollarse la etapa
de las llamadas composiciones voluntarias, ya la víctima de un daño injusto no va a
causarle a su autor un daño idéntico, sino se va a contentar con exigirle una reparación de
tipo económico o patrimonial al causante del daño, reparación en bienes. En este
momento, es cuando puede fijarse el nacimiento de la responsabilidad civil Al mismo
tiempo, la idea de venganza contra el autor del daño se transforma en una idea de
castigo, que ya no va a ser ejercida ni aplicada por la víctima, sino por la comunidad,
interesada en que el castigo sirva de freno a la realización de daños injustos. Ello marca
el germen de la responsabilidad penal.

La responsabilidad civil exige la concurrencia de tres elementos:

1. Elementos personales. Se trata de la persona que provoca el daño y la que lo


padece. La primera es responsable civilmente de la reparación, restitución o
indemnización frente a la segunda.
2. Lesión. La lesión puede tener forma de incumplimiento contractual o de daño.
Además, puede afectar a la persona o al patrimonio del perjudicado. En el caso de
la responsabilidad civil contractual se pueden establecer penalidades a la hora de
indemnizar la lesión. Y en el caso de la extracontractual, será el juez el encargado
de valorar la lesión.
3. Relación de causalidad. Es necesario que entre la acción u omisión de quien
provoca el daño y la propia lesión exista una relación de causalidad. Así, nadie
tiene por qué responder de daños fortuitos (salvo que su deber sea evitarlos) o de
aquellos imprevisibles o inevitables.

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