Está en la página 1de 20

Matrimonio Igualitario y Libertad:

Una Contradicción en la Constitución Política del Perú de 1993

Equality Marriage and Liberty:


A contradiction in the Political Constitution of Peru of 1993

Giacomo Ormea Bardales

5 de enero del 2023


“La sabiduría sin elocuencia es poco útil
para los estados, pero la elocuencia sin
sabiduría es casi siempre perjudicial y nunca
resulta útil. Quien se arma con la elocuencia
para defender los intereses de su patria será
un leal ciudadano y un hombre muy útil
tanto para sus intereses como para los
públicos.”
Cicerón

“El soberano tiene únicamente tres deberes


para cumplir (…). Segundo, el deber de
proteger en lo posible a cada uno de los
miembros de la sociedad de la violencia y de
la opresión de que pudiera ser víctima por
parte de otros individuos de la misma
sociedad…”
Adam Smith
Prólogo

Ha llegado ya un nuevo año, el 2023. Y no sin reflexiones sobre el propio motivo de mi


vida. Tras algunas meditaciones y algunas frases que vienen sin autor a mi memoria, he
llegado a la conclusión que, por naturaleza, soy un ser que ha nacido para dedicarse a
la cultura y que estos deseos me motivan a seguir viviendo. Puede sonar arrogante:
¡oh él se cree superior al resto! ¡Pero mira, pues, ahora se cree un ser de cultura!
Considero como meras interjecciones y prejuicios estos enunciados. En verdad les
hago esta confesión para librarme, siento la necesidad de contárselos, ya que he
tratado de hacer otras actividades, como el deporte. Hace poco fui a jugar fútbol con
unos compañeros y en verdad mi habilidad para esa actividad es verdaderamente
risible. Pero llego a mi casa, entro a mi cuarto y allí encuentro mi querido celular, no
porque vea en él los juegos ni cosas de la modernidad, sino que recurro, no sin
cansancio a veces, a mis libros electrónicos o a mis PDF. En ellos encuentro el placer de
la cultura, del conocimiento que me embelesa y que me permite luego pensar con
mayor profundidad y complejidad. Me despacho usando mi energía mental en
problema que me resultan atractivos: la naturaleza así lo ha querido. Los hombres no
piensan porque sean superiores, sino porque sus impulsos mentales, su composición
biológica, los hace ser así. Así soy yo. Y no considero inferiores a aquellos que no se
dedican a lo mío; puede que así allá pensado antes, pero no hoy. Que cada uno viva su
buena vida, como dijo Aristóteles.

El presente trabajo es producto de una época en mi vida, una “época de las luces”, en
analogía al conocido siglo. Como estudiante de historia, actividad que realizo en mi
reputada y querida Universidad Nacional de Trujillo, me veo expuesto a la política
ancestral, a los deseos que en su momento fueron dominantes, pero que hoy no son
más que letras negras en las hojas de un libro. Tantas formas de gobierno, tantos
estados, pero a la vez pocos en su esencia. De gran ayuda fue para mí el libro “El
Espíritu de las Leyes” del gran Montesquieu. De tres naturalezas dice él que pueden
ser los estados: tiranía, monarquía y república. Soy un producto de mi época, de mi
realidad y de mis pasiones, las cuales en estos últimos meses me han hecho preferir
esa primera forma de gobierno.

Y en verdad que a pesar de haber descubierto ya la naturaleza del bien y del mal, cuyo
fundamento no está más allá de uno mismo y de nuestras pasiones, aun así, no lo
desecho, así somos, pues, seres humanos con sentimientos, es la humanidad la que
nos hace ser así, tener emociones, alegrías y pasiones. Estas últimas son las que han
movido la historia. No quiero ser impúdico en mis ideas, pero debo decir que hoy soy
un amante de la república y de sus fundamentos. Por ello es que, hecho este ensayo,
ya que los principios en los que me baso son los de ella misma, la mejor forma de
gobierno (solo cuando los ciudadanos están aptos para tan magna responsabilidad).

Gracias a mi situación, esta vida, he podido tener acceso a libros riquísimos, entre las
matemáticas, la lógica, el derecho antiguo, la historia, la filosofía, la política, la
dialéctica, etc. Pero quisiera hacer un reconocimiento especial a Euclides y su libro Los
Elementos, a pesar de tratar de geometría, en el fondo se manifiesta la razón(logos), la
correcta forma de pensar, y gracias a ese contacto he podido hacer esta
argumentación que en breve van a leer y de la cual me siento orgulloso. Pero no dejo
naturalmente el miedo a estar equivocado, a quedar en ridículo por la opinión de
algún reputado personaje que refute lo que aquí he hecho, pero, por otra parte, animo
a quien esté en contra de alguna de mis ideas, a hacer esa antítesis, ya que a ese
proceso dialéctico se debe el conocimiento. A pesar de que no es de mi completo
agrado, digo lo siguiente: ¡Critíquenme!... pero con fundamentos.
1. Un Problema contemporáneo

Ciudadanos del Perú, me es grato, aunque agotador también debido al esfuerzo que
realizo al realizar este ensayo, dirigirme a ustedes nuevamente con el fin del progreso
de nuestra sociedad. Esto es producto de mis últimas lecturas (aunque ya he tenido un
contacto en años anteriores) de la era de la ilustración, cuyas ideas quizá no son la
madre, sino el hijo, el presente en el que vivimos. Estas ideas generaron las
Revoluciones republicanas de los siglos XVII y XVIII, cuyos principios éticos máximos
son la libertad y la igualdad; principios que, si bien históricamente no son nuevos, sí
que se erigieron en esos años con gran aplomo y brío, hasta llegar a opacar la
desigualdad y el sometimiento de una persona a otra. La libertad hoy en día resulta el
camino imborrable y brillante en el mapa, cuyo dorado trazo es la guía sempiterna de
nuestros pasos. Y es que la libertad es un tema del presente, y se enfrentará tanto a
los sometimientos ilegítimos, patentes como latentes, que bajo el peso del tiempo o el
destino irán surgiendo hasta ser objeto de nuestro estudio, hasta que descubramos
esas desigualdades que antes no eran tomadas en cuenta, eran ignoradas o no
existían. La libertad se manifestará de nuevas formas. Uno de esos problemas es el
matrimonio llamado igualitario. El cual ha generado postura a favor y en contra, pero
yo quiero contribuir a solucionar ese problema, y demostrar, si es que mis capacidades
intelectuales me lo permiten, este tema.

1. Ustedes se han sometido voluntariamente a las leyes

No estoy esquivando el tema central, en cambio, estoy explicando lo que creo


necesario para defender mi opinión y que esta repose sobre un pilar sólido y
resistente.

El punto principal aquí es el contractualismo. Todos los ciudadanos del Perú, aquellos
que poseen el DNI azul, han ido voluntariamente a firmar su pertenencia al estado
peruano, ante organismo facultado para ello: el Reniec. Han contraído desde ese
momento un sagrado compromiso de respeto y sumisión a la justicia y las leyes; sobre
las cuales ustedes están de acuerdo. Como dice Cicerón: “a esta patria uno está ligado
simplemente por el deber de cumplir las leyes, aparte del deber que tiene la república
con nosotros”. Las leyes son, pues, aquello que estamos obligados a cumplir y
respetar, los derechos que da el estado son también leyes, pero de una naturaleza
distinta, ya que en este caso quien está obligado a cumplirlas es el estado, pero el
estado está conformado por los ciudadanos y en el fondo quienes reconocen esto
somos todos, no el estado como entelequia sino como un ente vivo conformado por la
ciudadanía. En suma, tengo que decir: cumplan su palabra. ¿No es legítimo acaso que
les reclamen algo a lo que se comprometieron? Si no se puede confiar en la palabra del
otro simplemente sería un caos, todo patas arriba. Es fundamental en las relaciones
humanas que se cumpla lo que se dice, la confianza en el otro es una regla sobre la
cual se cimienta todo lo demás.

Ustedes han dado a su visto bueno a los fundamentos del estado peruano, pero sobre
todo a los derechos fundamentales: vida, libertad e igualdad. A partir de ellos se
generan todas las leyes, estas son el origen. Y si se quiere cambiar algo de las leyes
tenemos que ver que estén de acuerdo con ellas, caso contrario se generaría una
contradicción.

Para ser más específico aquí les traigo algunos de los artículos de nuestra Constitución,
a estos ustedes dieron su aprobación. Primero expondré el Título I: De la Persona y de
la Sociedad. Capítulo I: Derechos Fundamentales de la Persona:

“Art. 2.2: A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen,
raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole.”

“Art. 24. A la libertad…

b. No se permite forma alguna de restricción de la libertad personal, salvo en los casos


previstos por la ley. “

Además de esto, el estado peruano comulga con la Declaración Universal de Derechos


Humanos y qué dice en su primer artículo: “Todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben
comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
Y el artículo segundo:

“Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin

distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional
del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país
independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido
a cualquier otra limitación de soberanía.”

El artículo 3 dice: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad


de su persona.”

Y El séptimo: “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual
protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección, contra toda
discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal
discriminación.”

En suma, les hago recordar que a todo esto se han comprometido. El estado no les ha
hecho ciudadanos de la nada, para aclarar más el asunto veamos el Capítulo 3 de la
CPP: art. 30: “Son ciudadanos los peruanos mayores de dieciocho años. Para el
ejercicio de la ciudadanía se requiere la inscripción electoral.” Si no hubieran firmado
esa inscripción que los hizo parte del estado, comprendería que no están de acuerdo,
pero la situación es la contraria, por lo tanto, no hay excusas.

Esto que les he manifestado me servirá posteriormente para demostrarles que las
conclusiones a las que llegue los liga y compromete a ustedes también, en la forma, un
deber inapelable.

3. Cosas de Palabras

En este capítulo no hablaré propiamente de leyes, sino de un reproche lingüístico y


conservador que se hace al uso de la palabra matrimonio para aquellas uniones entre
personas que no necesariamente sean hombre y mujer, o de cualquier otra forma de
“nuevo matrimonio”. Quiero mencionar además que el análisis de este asunto es el
más fácil de refutar, para tal fin utilicé argumentos que creo han derribado este muro
débil en su estructura, pero que lo adornan de tal manera que parece, para algunos,
infranqueable.

Una de esas críticas se dice casi tanto como una orden y como si fuera una ley
inviolable. Así dicen algunos: Matrimonio provine del latín matrimonium, compuesto
por mater (madre) y monium (cualidad de madre).

Dicen que el fin del matrimonio, según esto, es la procreación y el cuidado de los hijos.
Por lo tanto, no es correcto llamar matrimonio a un enlace no procreador, ya que sería
ilógico y falso, no se corresponde el significado con el objeto al que hace referencia.

Para refutar este argumento hace falta saber las reglas del lenguaje:

La palabra es un signo de naturaleza oral. Esta puede ser escrita mediante letras que
conforman un signo lingüístico llamado: palabra. Esta tiene dos componentes: el signo
y el significado. El primero es aquel símbolo que recién en nuestra mente nosotros le
otorgamos significado a partir de la experiencia, tanto vivencial, esto es por ejemplo
que nos digan la palabra “manzana” y que la imaginemos ya que la hemos visto, o
también si es que entendemos el significado según el contexto. Por ejemplo, esas
personas que dicen que la palabra matrimonio viene del latín tal o del griego cual, en
un principio no sabían esto, y probablemente ni siquiera sabrían haber definido el
significado exacto, pero aun así, usaban esta palabra, de la cual tenían simplemente
nociones.

Veamos lo siguiente: papa. Lo que vemos no son más que destellos de luz compuestos
por fotones, los cuales tienen una forma determinada, pero en sí no son más que eso.
Recién cuando esta palabra llega a nuestro cerebro, nosotros los humanos, mediante
una capacidad que llamada “significación”, le otorgamos significado (conjunto de
semas o características den forma de ideas).

Yo no reprocho a esas personas y el uso que le den a esa palabra, ya que eso es
precisamente lo que importa, el uso, el uso hace las palabras, nosotros somos sus
creadores y tenemos la libertad de manipularlas a nuestro gusto. Aunque claro,
tenemos que estar de acuerdo con los demás para que los signos no sean solo
individuales sino grupales y por ello pueda haber entendimiento. Sería ilógico, pues,
usar la palabra matrimonio para esos otros casos cuando aún no hayamos cambiado el
significado de matrimonio, por ello eso es lo que importa, que simplemente lo usemos
con un sentido (significado) distinto. Si yo quiero llamar culantro a un edificio, pues
bien, por mí, ya que he adaptado el significado a esta palabra(culantro), lo ilógico sería
decir que la pablara culantro es inmutable y que solo puede significar una planta
aromática. El uso se impone siempre. No hay, por tanto, un uso “correcto de la
palabra”.

Hoy en día ya se está usando la palabra matrimonio para llamar, por ejemplo, al
constituido por dos hombres, dos mujeres, etc. Yo propongo usar solo la palabra
matrimonio, no matrimonio igualitario. Pero siguiendo las siguientes reglas: que la
antigua palabra matrimonio sea menos específica para que su cantidad sea mayor, es
decir, que contenga en su nuevo significado a todos esos casos no tradicionales. Todo
será matrimonio y no solo matrimonio igualitario. Y por qué no usar esta última
denominación, pues para evitar los privilegios, ya que si unos pueden tener acceso a
una cosa impedida para los demás constituiría este caso legal de desigualdad. Así,
desde un principio todos podrían acceder al matrimonio, no se daría la situación
siguiente: que unos accedan al matrimonio igualitario y otros no.

Otra solución sería crear la figura legal de la unión civil, pero eso y otros asuntos
legales que se desprenden del nuevo uso de la palabra matrimonio lo explicaré en el
siguiente capítulo.

4. El Nuevo Matrimonio

Hablemos ahora con definiciones y con las leyes. En el segundo capítulo de la CPP art.
4 dice:

“La comunidad y el Estado protegen especialmente al niño, al adolescente, a la madre y al


anciano en situación de abandono. También protegen a la familia y promueven el matrimonio.
Reconocen a estos últimos como institutos naturales y fundamentales de la sociedad. La forma
del matrimonio y las causas de separación y de disolución son reguladas por la ley.”
Como se ve, en la constitución no dice que el matrimonio sea entre hombre y mujer,
este punto se explica recién en el Código Civil, ya que, como dice la constitución, el
matrimonio está regulado por leyes: “El marido y la mujer tienen en el hogar
autoridad, consideraciones, derechos, deberes y responsabilidades iguales.” En suma,
este código civil establece los deberes de aquellos que han contraído matrimonio,
versan sobre el trato hacia los hijos, asistencia mutua, etc. Pero todo enmarcado entre
hombre y mujer.

El nuevo matrimonio es una institución que gozaría de los mismos deberes y derechos,
pero no enmarcado entre hombre y mujer. El matrimonio actual consta de dos partes:
su composición (hombre y mujer) y los efectos legales. Lo queda por hacer para
solucionar este problema es mantener los efectos legales, pero ya no restringirlo solo a
una unión entre personas de distinto sexo.

Como vemos, estamos avanzando, pero aún no llego a la parte central: demostrar la
necesidad y obligatoriedad por la que el estado peruano tiene que reconocer según
sus propias reglas este nuevo matrimonio. Es una empresa difícil, pero en lo que sigue
del texto trataré de demostrar este deber del estado que no está cumpliendo, ya que
las leyes han creado un sistema que a primera vista parece sostener una postura, pero
en el fondo existe otra, la cual soluciona el problema, y eso es lo que me he propuesta
hallar, si es que no lo he hallado ya. En suma, este matrimonio vendría a ser
completamente legal.

5. La CPP: un sistema ético inconsistente

No tengo conocimiento sobre algún autor que ya haya propuesto ese nombre: sistema
ético. El cual se circunscribe, naturalmente, al área ética de la filosofía. Debo decir que
este término lo he utilizado ya en algunas conversaciones con un profesor de la
universidad, además lo he comenzado a utilizar en analogía al sistema lógico, que
pertenece al área de las matemáticas. Por eso mismo mencioné en el prólogo a
Euclides, ya que en su obra Los Elementos, realiza un gran avance en el campo del
conocimiento. Él procedió de la siguiente manera: primero estableció las definiciones,
en su caso definió, entre otras cosas, qué era el punto, qué cosa una recta, etc. Esto
con el fin que no haya ambigüedad en lo que trata. Esto mismo hacía Sócrates y Platón.
Primero definían el objeto sobre el que estaban tratando y luego a través de la
argumentación lógica llegaban a conclusiones, sobre todo en el campo de la moral, allí
tenemos, pues, sus libros Las Leyes, La República, etc. Lo segundo que hizo Euclides
fue establecer 5 postulados, estos son afirmaciones que se admiten como ciertas y que
son evidentes (no necesitan ser demostradas debido a su “evidencia”), por ejemplo,
dijo que “todos los ángulos rectos son iguales”. ¿Es algo muy evidente, cierto? Y a
partir de estos simples 5 postulados, ayudado de la lógica, es decir, el correcto
razonamiento, pudo llegar a realizar demostraciones (conclusiones) sobre diversas
figuras geométricas, pero todo a partir de estos enunciados, estos son digámoslo de
algún modo “las leyes de su universo”, nada puede ser si no es según ellas.

Un sistema ético, por el contrario, tiene en el fondo la cualidad de la subjetividad, ya


que, si bien usamos la razón, también usamos la noción subjetiva de bien y mal
(nuestras preferencias), ambas son, pues, las antorchas que guían nuestro camino.
Esto se expone claramente en “La República” de Platón, en la cual el personaje
Sócrates, que, si bien argumenta correctamente, en el fondo se guía por su idea de
bien y de mal, es decir, no solo por la razón sino por sus preferencias morales
(originadas en el sentimiento). Un sistema de este tipo también tiene definiciones, no
tiene necesariamente postulados, sino que tiene principios (recordemos la frase: eso
va en contra de mis principios), y también podemos argumentar a partir de estos.

Ahora explico el título. Un sistema ético inconsistente vendría a ser aquel sistema que
genera contradicciones. Es decir que podemos llegar a decir que algo es bueno y malo
a la vez, incluso para una misma persona, según sus únicas reglas de partida, las cuales
son los principios. ¡Qué cosa tan ilógica! Una cosa siendo dos contrarias y excluyentes
a la vez, y no dos cualquiera, sino dos que se contraponen. Un sistema así es
verdaderamente irracional. Según lo que yo he hallado, la CPP es un sistema de estos y
lo procederé a demostrar a continuación:

Primero hagamos un sistema ético solo con las reglas que definen el matrimonio y
establecen sus deberes y derechos, esto ya se los he mostrado más arriba, en los
artículos de la CPP y las leyes del Código Civil. Allí dice que el matrimonio es una unión
entre hombre y mujer, nada más. Y está bien según sus propias reglas. ¿cómo podría
yo decir que no lo es? No podría decir eso si es que me guío según sus normas
internas, aquellas que “rigen su universo”.

¿Pero saben cómo podríamos decir que no lo es? Pues añadiendo nuevas reglas,
nuevos principios que digan que eso no es así, que digan que es malo. En un principio
teníamos un universo aparte, pero lo hemos ampliado y hemos entrado en él usando
nuevos principios. Llamémosle a ese proceso una mezcla de universos, al principio
estaban sometidos bajo un fenómeno que yo le llamo exclusión: supongamos que un
universo se llama A y hay un fenómeno que se llama X y en ese universo X es bueno.
También tenemos el universo B para el cual X es malo. Yo de buenas a primeras no
puedo decir que X es malo para todos los universos, ya que se excluyen, pero si yo los
uno, la situación cambia. Lo que se genera es un universo inconsistente, ya que para
una misma cosa hay 2 enunciados contradictorios.

Ahora sí voy a proceder a expresar el problema no con conceptos abstractos sino con
ejemplos prácticos, de tal modo que pueda aplicar este tema de los “universos” a las
leyes del Perú. Pero antes de eso quiero mencionar como un paréntesis, que las leyes
son por naturaleza subjetiva, ya que juzgan una cosa como buena o mala y el bien y el
mal, a pesar de que algunos crean que exista un dios, al fin y al cabo, están hechas por
los hombres.

Para efectos prácticos, daré el nombre de “M” al conjunto de reglas sobre el


matrimonio establecidas en la CPP. El cual, como ya he dicho, está regulado por las
leyes, solo para un hombre y una mujer, quienes reciben a cambio (por parte del
estado y, por lo tanto, de toda la sociedad) derechos que, entre otras cosas, reconocen
ese vínculo especial. ¿Pero qué pasa con las parejas que no pueden acceder a esos
derechos? Pues que algunas leyes hacen que esa unión matrimonial sea exclusiva de
un hombre y una mujer. ¿Y no es esto un privilegio? ¡Ya hemos hallado el problema
central!

Los privilegios son conocidos desde hace milenios, podría citar un autor moderno, pero
citaré a San Isidoro de Sevilla, quien en su enciclopedia llamada “Etimologías”, define
los privilegios como un conjunto de derechos a los que solo un conjunto de personas
determinado puede acceder. O sea que el estado arbitrariamente reconoce solo a ese
grupo preestablecido y no al conjunto total de ciudadanos unos derechos exclusivos,
esos son los privilegios. Aquí entra la cuestión de la igualdad. Expandamos, pues, el
universo “M” e introduzcamos el principio de igualdad. Ahora sí podemos hablar de
privilegios, ya que todos somos ciudadanos, y en tal condición, todos en principio
merecemos tener los mismos derechos. Caso contrario se estaría produciendo el caso
de un abuso por parte de un grupo de personas que arbitrariamente no quieren
permitir la misma libertad y derechos para otros grupos. La libertad es también ese
otro principio fundamental aquí y atentar contra ella sin otra justificación más que el
disgusto implica un estado violento, en el cual los disminuidos arbitrariamente de su
libertad (que vendría a ser menor que los otros que están abusando de la suya propia)
pueden justificadamente defenderse no solo con las leyes sino con la violencia como
dice John Locke, el cual citaré posteriormente.

Puede que ya estén viendo la solución, pero aún falta pan por rebanar. Lo que quiero
hacer es demostrar que este nuevo vínculo es perfectamente legal y que se está
viendo reducido por unas leyes menores que están contradiciendo los principios
mayores de la libertad y la igualdad. Entonces, ¿cómo solucionamos ese problema? Lo
veremos en el siguiente capítulo

6.La Libertad y la Igualdad Permiten el Nuevo Matrimonio

Un sustento legal para derribar las leyes contradictorias que lo prohíben

Hemos llegado al fin de este ensayo. Aquí pretendo zanjar de una vez el
“impedimento”, o el supuesto impedimento para el nuevo matrimonio. Para ello les
contaré la siguiente historia: El conde inglés y matemático, Bertrand Russel, vivió en
una época en la que la teoría de conjuntos era el problema de moda entre la erudición
europea y mundial. Él investigó esa teoría y descubrió su famosa Paradoja. La cual
demostraba mediante un simple procedimiento una contradicción que en esencia dice
lo siguiente: una cosa es solo si no es. No traten de buscar 3 pies al gato, la cosa es
simple, esa afirmación, aplicada en un problema específico, dice que una cosa es solo
si no es. Una completa contradicción. Pero no cualquier tipo, sino una contradicción en
el mismo seno de las matemáticas, las cuales se creían completamente infalibles hasta
ese momento. Y este matemático aristócrata, tras muchos meses de meditación,
pensó la siguiente solución: deberá haber afirmaciones que por su naturaleza sean
superiores a otras, y estas afirmaciones menores, a pesar de que lleguen a una
contradicción, no podrán derribar las que están más arriba. En otras palabras, él
estableció una jerarquía.

Eso mismo ocurre con el caso que estamos analizando. Lo que queda es demostrar esa
mayor importancia de los principios de libertad e igualdad, así como su naturaleza, con
el fin de demostrar que los límites impuestos por otras leyes, pierden todo su valor
cuando los contraponemos con la libertad y la igualdad. Antes he citado la constitución
y ella dice en el artículo 4, que el matrimonio está regulado por las leyes, ellas son
precisamente el problema que he hallado.

Liberte, egalite. Un grito revolucionario. Oído en las calles de París durante la


Revolución Francesa. Un culmen del pensamiento de siglos, cuya madre más reciente
es el Siglo de las Luces. Diversos autores fueron escribiendo obras en la que defendían
estos principios, y dieron grandísimas ideas para justificar y cimentar de una vez por
todas, su aplicación práctica en los estados modernos, los cuales no serían lo que son
sin estas dos antorchas.

La libertad. Qué es la libertad. Todos conocemos la historia del pecado original: Adán Y
Eva estaban en el paraíso terrenal. Allí había el árbol del conocimiento del bien y del
mal. Eva fue tentada por Satanás y comió el fruto prohibido. Antes comió del fruto
ingenuamente, pero ahora le ofrecía, sabiendo que estaba mal, el fruto a Adán. Dice la
biblia que sus ojos fueron abiertos, y a partir de ese momento pudieron darse cuenta
del bien y del mal.

La idea profunda de este antiquísimo relato, es que quienes lo crearon sabían una
cualidad connatural a todos los seres humanos: la capacidad de poder elegir. Esta
capacidad se origina debido a que nosotros tenemos raciocinio, y este mismo nos abre
las puertas para elegir entre opciones que sin él no podríamos elegir porque no
tendríamos la capacidad de pensar estas nuevas opciones.
Avancemos más en el tiempo, hasta el siglo XIII, hasta el libro 7 Partidas, del rey Alonso
X de Castilla, en este escrito dice en su capítulo referente a la libertad: “aman y
codician naturalmente todas las criaturas del mundo la libertad, quanto más los
hombres que han entendimiento sobre otras… Y dice su primera ley sobre ella:
Libertad es poderío que ha todo home naturalmente de facer lo que quisiera.”

Avancemos aún más, hasta llegar a John Locke, y su libro “Dos Tratados Sobre el
Gobierno Civil”, el capítulo 2 se llama Del Estado de Naturaleza, allí dice en el punto 4:
“…hemos de considerar el estado en que los hombres se hallan por naturaleza. Y es
ese un estado de perfecta libertad para que cada uno ordene sus acciones y disponga
de posesiones… como juzgue oportuno, dentro de los límites de la ley de naturaleza,
sin pedir permiso ni depender de la voluntad de ningún otro hombre.” Ha quedado
claro, pues, que todos los que pertenecemos al género humano y que gozamos de la
capacidad de elegir, somos por naturaleza libres. “El hombre está condenado a ser
libre” decía Sartre, ya que la libertad es inherente a la condición de ser humano.

El hombre humano que reclama su libertad es feliz en ella; quien la reclama, reclama
su naturaleza, y eso basta. Se podría objetar que hay hombres que no quieren ser
libres y yo digo: bien por ellos. Pero los que quieren ser libres son los ciudadanos del
Perú. Pero esta libertad, como sabemos no es la misma que la del estado natural ya
que está enmarcada en un estado y en una sociedad. Locke habla sobre esto también y
dice en el punto 6:

“Mas, aunque este sea un estado de libertad, no es, sin embargo, un estado de licencia. Pues,
aunque en un estado así, el hombre tiene una incontrolable libertad de disponer de su propia
persona o de sus posesiones, no tiene, sin embargo, la libertad de destruir a ninguna criatura
de su posesión, excepto en el caso de que ello sea requerido por un fin más noble que el de su
simple preservación. Siendo los hombres iguales e independientes, ninguno debe dañara otro
en lo que atañe a su… libertad…”

Esa barrera inderribable que limita la libertad se llama igualdad, y dice también en el
segundo párrafo del punto 4:

“Es también un estado de igualdad, en el que todo poder y jurisdicción son recíprocos, y donde
nadie los disfruta en mayor medida que los demás. Nada hay más evidente que el que criaturas
de la misma especie y rango, nacidas todas ellas para disfrutar en conjunto las mismas
ventajas naturales y para hacer uso de las mismas facultades, hayan de ser también iguales
entre sí, sin subordinación o sujeción de unas a otras…”

Ya va tomando forma lo que quiero manifestarles. Pero aún no terminan las citas.
Ahora nos acercaremos más al presente, iremos a la época de las revoluciones
republicanas, las cuales inspiraron nuestro Estado del Perú. Menciono la Declaración
de Independencia de los Estados unidos de América de 1776, y dice:

“Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales, que
son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, que entre estos están la vida, la
libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre
los hombres los gobierno… que cuando quiera que una forma de gobierno que se haga
destructora de esos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un
nuevo gobierno…”

Y no podría evitar citar la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano:

“Artículo 1º: Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones
sociales solo pueden fundarse en la utilidad común.

Artículo 2 º: La finalidad de cualquier asociación política es la protección de los derechos


naturales e imprescriptibles del Hombre. Tales derechos son la libertad, la propiedad, la
seguridad y la resistencia a la opresión.”

Por ello nos han enseñado en el colegio que existen los derechos de primera
generación, y como dice Locke, de la libertad viene todo lo demás.

La igualdad siguió inmediatamente después las huellas de la libertad. Y tiene a su vez


raíces muy antiguas, podríamos remontarnos hasta la democracia griega, pero hay una
muy linda frase del código de leyes del reino visigodo de Toledo, llamado “Fuero
Juzgo” y dice así: “…las leyes son como el Sol, brillan igual para con todos.”

La igualdad, como ya he dicho y según la definen algunas de estas citas, limita el


accionar de los unos sobre los otros, cada uno vivirá su libertad siempre cuando no
limite la libertad ajena, reza un proverbio muy conocido: tus derechos terminan donde
empiezan los míos. En la CPP está establecida la igualdad entre los ciudadanos, solo se
los recuerdo.
Como vemos, ambas son condiciones sine qua non de nuestro estado. Un estado que
no se cimiente sobre ellas no es república democrática. La cual, como escribió
Montesquieu en el Espíritu de las Leyes, se basa en la igualdad de todos los
ciudadanos, los cuales se someten voluntariamente a las leyes que han establecido por
asentimiento común y son “libres en ellas”. Caso contrario tenemos una idea de
Nicolás Maquiavelo, quien dijo que dónde no hay igualdad debe haber un príncipe. Un
príncipe ya que en las repúblicas el fundamento es la igualdad y si no la hay entonces
por fuerza deberá haber alguien que beneficiado de esa desigualdad se erija como
superior al resto. Pero en nuestro estado no existe tal figura.

Conclusiones

La libertad y la igualdad son los principios primeros, mayores y fundamentales de la


República del Perú. Todos los ciudadanos, por tanto, gozan como tal de los mismos
derechos. Y cualquier excepción que se haga solo se enmarca en el caso del beneficio
común: como en el caso del presidente, de los congresistas, etc. Cualquier ley o
derecho constitucional que esté por debajo de la libertad y la igualdad debe ser
necesariamente rechazado, como ha quedado demostrado por los argumentos
expuestos. La disminución de la libertad solo puede ser hecha si algún individuo atenta
contra nuestra libertad: “a menos que se trate de hacer justicia con quien haya
cometido una ofensa, no podrá quitar la vida, ni entorpecerle, ni poner obstáculo a los
medios que son necesarios para preservarla, atentando contra la libertad… de otra
persona” (Locke), y las distinciones sociales solo deben ser hechas si su fin es el bien
común.

El matrimonio en el Perú está regulado por unas leyes que limitan su aplicación a
vínculos que no sean el de hombre y mujer. Por lo tanto, está generando una
exclusividad al acceso de unos derechos que están amparados en la libertad y la
igualdad. Las personas que quieren acceder a ello pueden legítimamente reclamar al
estado que, según lo expuesto, esas leyes que impiden su acceso a esos derechos
deben ser desechadas, ya que su menor jerarquía no puede derrumbar la libertad y la
igualdad. Estas personas excluidas están amparadas así por unos principios de mayor
importancia y se ha evidenciado que esos privilegios son de facto contradictorios,
además que el goce de estos derechos no daña ni afecta de alguna manera justificable
a aquellos que no quieren aplicar el nuevo matrimonio, por lo tanto, estos últimos
están excediendo el uso de su libertad en perjuicio del recorte de los derechos
fundamentales de los otros. La vida en sociedad, en grupo humano, implica la vida en
armonía y en equilibrio de derechos, quieran o no, estas nuevas disposiciones
igualitarias, por estos motivos, deben implementarse.

El nuevo matrimonio es una institución cuya especificidad ha sido reducida, por lo que
amplía su rango de aplicación, ahora, a personas antes excluidas. Por lo tanto, no es un
privilegio porque en principio todo ciudadano puede acceder a él, es decir que no
atenta contra la libertad ni la igualdad, ya que no es un privilegio.

Queda solamente el reclamo ante las instituciones estatales, para que se den cuenta
del error, ya que el nuevo matrimonio, por una parte, sí está permitido (basándonos
en la libertad y la igualdad), pero están impedidos (por llamarlo de alguna manera, ya
que, en verdad, la libertad en la que se sustenta es mayor, por lo tanto, estas leyes
contradictorias deberían ser nulas) por esas otras leyes.

El problema como se ha visto es una contradicción, ya que se reconoce a todos los


ciudadanos como libres e iguales, pero a la vez no. Por un lado, los derechos dicen que
son libres e iguales, pero por otro dicen que no son iguales al resto. Por una parte,
tenemos a ciudadanos con privilegios y, por otro lado, a esos mismos ciudadanos se les
llama iguales a pesar de que no gozan de los mismos derechos. Pero esta
contradicción, según lo que he expuesto, puede ser resuelta del modo coherente,
además de lógico y fundamentado, que he planteado.
Referencias

Alfonso X. (1989). 7 Partidas. Lex Nova.

Aristóteles. (2005). Ética a Nicómaco. Alianza Editorial.

http://mastor.cl/blog/wp-content/uploads/2017/12/Etica-a-Nicomaco-
Aristoteles-PDF.pdf

Cicerón. De Res Publica.

https://www.mercaba.es/roma/republica_de_ciceron.pdf

Constitución Política del Perú de 1993

https://www.congreso.gob.pe/Docs/files/documentos/constitucion1993-01.pdf

Locke, John. Segundo Tratado Sobre el Gobierno Civil. Alianza Editorial.


http://cinehistoria.com/locke_segundo_tratado_sobre_el_gobierno_civil.pdf

Montesquieu. (2018). El Espíritu de las Leyes.


https://www.prd.org.mx/libros/documentos/libros/espiritu-leyes.pdf

Declaración de los Derechos del hombre y del Ciudadano. (1789).


https://www.conseil-constitutionnel.fr/sites/default/files/as/root/bank_mm/
espagnol/es_ddhc.pdf

Declaración de Independencia de Estados Unidos.

https://www.diputados.gob.mx/biblioteca/bibdig/const_mex/decla_1776.pdf

Maquiavelo. El Príncipe.

https://ocw.uca.es/pluginfile.php/1491/mod_resource/content/1/
El_principe_Maquiavelo.pdf

Fuero Juzgo.

https://www.boe.es/biblioteca_juridica/abrir_pdf.php?id=PUB-LH-2015-6

También podría gustarte