La novela romántica es aquella que aborda temas como el amor, la muerte, la
sensación de incomprensión o el rechazo al mundo. Suele remontarse a épocas pasadas o lugares lejanos o imaginarios. En este tipo de novela, el mundo emocional de los personajes es central para narrar sus pasiones y los sentimientos de melancolía o soledad que los agobian.
Características de la novela romántica
Las principales características que describen la novela romántica son las siguientes:
El romance estructura la acción. La trama amorosa es el eje a partir del
cual se desarrollan los acontecimientos. Los personajes son impulsados por el sentimiento desbordado de amor, pese a que no necesariamente tendrán siempre un final feliz. A veces, incluso, el desenlace de la historia puede ser trágico. Marcada subjetividad y presencia del yo. La subjetividad lo impregna todo. La novela romántica otorga protagonismo al mundo interior de los personajes, a sus sentimientos, estados de ánimo y arrebatos pasionales. Describe, de modo intimista, los tormentos del individuo, las luchas que atraviesa en la búsqueda del amor o sus dificultades para adaptarse al mundo y la sociedad. Idealización de la naturaleza. La descripción de la naturaleza es fundamental. Se la idealiza y se la utiliza como metáfora de los sentimientos de los personajes. El paisaje, en este sentido, no se comporta como telón de fondo, sino que tiene una función expresiva. Nostalgia por el pasado. La nostalgia por un pasado idealizado marcó este periodo. La fascinación por la Edad Media, momento del nacimiento de los primeros nacionalismos, y periodo de apogeo del gótico, de mística y espiritualidad, fue fundamental. Hay, en este gesto, cierta actitud de escapismo frente a los estragos que ya comenzaba a causar la Revolución Industrial en la realidad de los autores. Nacionalismo. Los autores del Romanticismo sintieron fascinación por la Edad Media. Había en ellos una necesidad de revisitar, en sus libros, el momento de nacimiento de sus naciones, ocurrido en este periodo. En parte, la búsqueda de la identidad (individual y colectiva) fomenta este espíritu. Consecuencia de esto también es la incorporación de la herencia popular, antiguamente considerada baja cultura, a la literatura y el arte.