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La actualidad de los sujetos está delimitada por su desarrollo que incluye aspectos tecnológicos,
económicos, políticos y pautas sociales educativas y culturales. Para lograr esto la constitución
política designó a la educación con el papel de llevar al ciudadano a acceder a los conocimiento,
tecnologías y valores bajo los preceptos de calidad, permanencia y cobertura.
Se entiende la calidad como una característica del servicio público que muestra el modo en el que
este es prestado. Para alcanzarla es necesario el desarrollo del pensamiento crítico, los procesos
metacognitivos y motivacionales en los sujetos y es en este punto donde los procesos educativos
se convierten en una base para que el estudiante adquiera autonomía intelectual y utilice estas
herramientas.
La palabra crítico parte de la raiz Kritikos referida a la capacidad de preguntar, separar y elegir.
Respecto a su significado algunos pensadores dicen lo siguiente:
Paul: forma de pensar sobre algo, el pensamiento mejora al ser contrastado con estándares
intelectuales.
Finalmente, el enfoque metacognitivo es clave para el éxito del proceso de aprendizaje, ya que
permite a los estudiantes ser responsables de su propio aprendizaje y tener mayor conciencia y
control sobre sus procesos cognitivos.
Para ello menciono algunas habilidades metacognitivas que permiten a las personas reflexionar y
comprender sus propios procesos de aprendizaje.
La autoeficacia es una creencia personal en la propia capacidad para llevar a cabo tareas y alcanzar
metas, esta puede influir en la elección de tareas y la proyección de metas, lo que puede facilitar
la planificación de acciones y el logro de objetivos.
En conclusión, para mejorar la calidad de los procesos educativos en todos los niveles, es
necesario reconocer la importancia de la relación entre los aspectos cognitivos y emocionales de
los estudiantes. Es esencial que los estudiantes adopten una postura constructiva hacia su propio
proceso de aprendizaje y utilicen estrategias metacognitivas mediante la planificación y
evaluación.
Se debe prestar atención a la formación integral de los estudiantes, teniendo en cuenta sus
emociones y necesidades, para que puedan desarrollar su potencial de manera efectiva y positiva
en el proceso de enseñanza-aprendizaje.