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Ensayo de la relación entre cognición y la teoría de las emociones

Hary Nathalia Rojas

Santiago Giraldo Aguirre

¿Qué ocurre primero? ¿El pensamiento consciente o la reacción fisiológica? Estas son
preguntas de gran importancia para los sectores filosóficos, científicos y psicológicos, los
cuales buscan comprender y explicar de forma concreta y directa el funcionamiento de
nuestro intrincado cerebro, el cual pese a acompañarnos durante toda nuestra vida aun es
uno de los objetos de estudio de los que sabemos menos, junto con el fondo marino y el
espacio exterior.

Cuando hablamos de emociones debemos reconocer que muchos de sus temas relacionados
aun no son confusos o desconocidos para los investigadores de este tema, sin embargo, el
tema más importante y que deberíamos calificar como centrar en torno a las emociones es
la presencia de la cognición, esto debido a que es una necesidad vital el comprender si las
emociones son un proceso automático e irracional o un proceso consciente y direccionable
para poder definir su verdadero funcionamiento. Para definir esto se crearon dos corrientes
las cuales son definidas en el texto leído con anterioridad: La corriente perceptiva y la
corriente cognitiva. Las cuales buscaremos explicar así como la solución del autor a la
lucha sin fin de ambas tesis.

Para empezar, la corriente perceptiva promueve la idea de que las emociones surgen de un
área automática en el cerebro humano, por lo que tenemos poco o nulo control sobre estas.
Para sostener esta hipótesis, sus defensores afirman que en primer momento ante un
estimulo se realiza una respuesta fisiológica, desde la cual el cerebro ejecuta una emoción
dependiendo de la sensación que nos ha ocasionado esta. Es decir, las emociones se podrían
definir como sensaciones o respuestas a los cambios físicos que ocasionan el contacto con
un estimulo determinado, el cual debemos conocer y comprender para que así tenga un
efecto previsible en nuestra fisiología. Para explicar mejor esta corriente la autora Melamed
(2016) propone el siguiente ejemplo del autor James: “Nos sentimos tristes porque
lloramos, furiosos porque golpeamos, o asustados porque temblamos; no es que lloremos,
golpeemos o temblemos porque estemos tristes, furiosos o asustados, como cabría esperar”
(pg. 16). Con esto podemos comprender que el proceso desde esta corriente es el siguiente:
Primero tenemos un objeto o estimulo, después obtenemos la percepción del objeto, Luego
vienen los cambios corporales ocasionados por el estímulo, a lo que le sigue el estado
emocional y finalmente la conciencia reflexiva de la sensación/emoción.

Por otra parte también poseemos la corriente cognitiva, la cual podemos definir como la
promoción de que las emociones son procesos cognitivos conscientes y controlables por el
ser humano, defendiendo así que antes de toda emoción hay un proceso cognitivo que le
precede. Para la defensa de esta hipótesis, los autores sostienen que un simple evento o
estimulo no es por si mismo suficiente para generar una respuesta emocional, sino que
requiere una valoración cognitiva por la cual se le pueda dar un significado a este evento, lo
cual lleva a la afirmación de que las emociones son en verdad juicios normativos y morales,
los cuales serian un diferente tipo de juicios a los “juicios fríos”, los cuales serían
respuestas rápidas para situaciones inesperadas. Esta visualización llevaría al autor Lazarus
a distinguir dos métodos de valoración: unas automáticas y reflexivas y otras conscientes y
deliberadas. Para definir esto con mayor claridad, Melamed (2016) afirma lo siguiente:
“Las emociones son estados que se siguen a partir del contacto con ciertos tipos de
estímulos, y que involucran constitutivamente operaciones mentales valorativas.” (pg. 23).
Con esto claro, diríamos que el proceso desde esta corriente ocurriría de la siguiente forma:
Primero aparecería el estimulo u objeto emocionalmente significativo, a lo cual seguiría la
percepción del objeto en la cual se daría la valoración cognitiva del evento y finalmente se
llegaría al estado emocional.

Debido a la lucha intensa entre ambas corrientes, sobre si el componente clave deben ser las
sensaciones fisiológicas o las valoraciones cognitivas, la autora remarca un tercer modelo,
propuesto por el autor LeDoux, donde se les da una validez equitativa a ambas
características a través de un aspecto biológico, en el cual se dan por sentado la existencia
de procesamiento automático y consciente y se afirma que estos dos procesamientos inician
a la par en la amígdala, en el interior del sistema límbico. Este proceso es explicado por
Melamed (2016) de la siguiente manera:

La idea que defiende LeDoux (1994a, 1996) es que la información del

mundo externo (el estímulo emocional) que llega a la amígdala, lo hace por dos

vías distintas:

- Una vía baja que une directamente el tálamo con la amígdala. Esta vía es

más corta, lo que la convierte en una ruta rápida de transmisión de información

(más rápida que la vía alta). Sin embargo, debido a que esta ruta directa elude

el córtex, es incapaz de beneficiarse el procesamiento cortical (más sofisticado),

proveyendo a la amígdala de una representación apenas rudimentaria del

estímulo.

- Una vía alta que une el tálamo con la corteza sensorial y luego alcanza

la amígdala. En la corteza sensorial, que en esta ruta está mediando entre el

tálamo y la amígdala, tiene lugar el procesamiento del estímulo perceptivo, que

con más sofisticación y más tiempo determina de qué se trata ese input (es decir,

siguiendo el ejemplo anterior, determina si se trata de una serpiente o una rama).

Esa información es retransmitida a la amígdala. Si el córtex determinara que

el objeto es inocuo (la rama de un árbol), el mensaje que envía a la amígdala

disipará la respuesta emocional de temor. (Pg. 30).

Con esto podemos ver dos vías de procesamiento, siendo la baja una vía rápida y
automática para responder a situaciones inesperadas y apremiantes que se relacionarían más
a nuestros instintos básicos de supervivencia, mientras que la vía alta buscaría un análisis
consciente y detallado del evento en cuestión para generar una emoción acorde y de
proporciones coherentes.
En conclusión, si bien el texto resulto difícil para los autores, estos pueden percibir con
totalidad la importancia del tema que se trabaja, adquiriendo conocimientos mu valiosos
que nos permiten comprender como funciona la teoría de las emociones y el papel de
nuestras capacidades cognitivas en todo esto, algo muy importante para definir la
importancia de las emociones en el desarrollo de la conducta y, a su vez, en la importancia
de la reflexión cognitiva a través de los mecanismos por los cuales les damos un significado
a los eventos que más tarde se podrían llegar a convertir en experiencias vitales que definan
nuestra personalidad e incluso una futura psicopatología. Un tema muy importante para
todo psicólogo.

Bibliografía

 MELAMED, Andrea F. (2016). LAS TEORÍAS DE LAS EMOCIONES Y SU


RELACIÓN CON LA COGNICIÓN: UN ANÁLISIS DESDE LA FILOSOFÍA DE
LA MENTE. Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales -
Universidad Nacional de Jujuy, (49),13-38. [fecha de Consulta 20 de abril de 2022].
ISSN: 0327-1471. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?
id=18551075001

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