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Señor Juez
LABORAL DE PEQUEÑAS CAUSAS DE CÚCUTA
E.S.D.
4. El nombre, domicilio y dirección del apoderado judicial del demandante, si fuere el caso.
Igualmente las declaraciones extra juicio, ni los registros civiles de matrimonio, constituyen
prueba idónea para demostrar convivencia y dependencia económica.
AL NOVENO: No es un hecho.
A LAS PRETENSIONES:
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Las peticiones de la demanda son improcedentes, entre otras razones por las siguientes.
Del mismo modo me opongo, por cuanto al Sr. GUMERCINDO JERÉZ GÓMEZ, no le
asiste el derecho de reclamar incremento pensional por persona a cargo, toda vez que dicha
prestación no forma parte de la mesada pensional, como expresamente lo advierte el
Decreto 758 de 1990. Por cuanto al entrar en vigencia la ley 100 de 1993, más exactamente
en el artículo 21 del Acuerdo 049 de 1990, aprobado por el Decreto 758 de 1990,
desaparecieron de la vida jurídica a partir del 1 de abril de 1994 los incrementos
pensiónales, en primer lugar por no hacer parte de las prestaciones contempladas en el
nuevo régimen pensional y en segundo lugar por no estar contemplados entre los derechos,
que excepcionalmente, en virtud de la transición del artículo 36 de la ley 100 de 1993, se
les siguieron respetando a las personas señaladas en esta misma disposición.
1. El tipo legal del artículo 141 de la citada Ley 100 de 1993, establece
“Así las cosas, debe decirse que impuesta la condena por concepto de
intereses moratorios, no cabía la indexación de las mesadas, por ser incompatibles,
en cuanto ambas cargas económicas tienen una misma finalidad, esto es, paliar los
efectos adversos producidos por la mora del deudor en el cumplimiento de las
obligaciones, además, que en la fijación de los intereses de mora del artículo 141 de
la Ley 100 de 1993, ya está involucrado el componente inflacionario que afecta el
poder adquisitivo del dinero.
Ahora bien, aun cuando es cierto que la Corte en sentencia del 1º de diciembre de
2009, radicación 37279, precisó que eran compatibles la indexación y los intereses
moratorios de Ley 100 de 1993, tal como lo afirma el opositor, dicho criterio fue
rectificado en la sentencia del 6 de diciembre de 2011, radicación 41392, en la que se
acogió lo precisado por la Sala de Casación Civil de la misma Corporación el 19 de
noviembre de 2001, expediente 6094.
En atención, al referente jurisprudencial que ahora se reitera, es claro que el Tribunal
sí incurrió en la violación de las normas denunciadas y, por ende el primer cargo tiene
éxito; por ello queda relevada la Corte del estudio del segundo que tiene el mismo
alcance.
En instancia, las mismas consideraciones que se hicieron para despachar el cargo, son
suficientes para concluir la improcedencia de la indexación de las mesadas
pensionales ante la prosperidad de los intereses moratorios de que trata el artículo 141
de la Ley 100 de 1993, teniendo en cuenta que estos se formularon como pretensión
principal. De ahí que se modificará la decisión de primer grado, en cuanto condenó a
la indexación de las mesadas atrasadas, para en su lugar, absolver de dicha
pretensión.”
La sola indexación, tampoco da lugar a la condena, teniendo en cuenta que no hay lugar al
reconocimiento por personas a cargo, e igualmente me opongo.
La pensión de vejez a cargo del seguro social se causa cuando se reúnen los requisitos de
edad y el mínimo de cotizaciones contemplado en el reglamento. Sin embargo, debido a
los constantes cambios normativos sobre la materia, cuando se pretenda establecer el
derecho a esta prestación será necesario determinar, en cada caso, la norma vigente en el
momento en que se reunieron los requisitos de edad y cotizaciones que contempla el
seguro.
Afirmó de manera categórica que los incrementos pensionales que establecía el art. 21 del
acuerdo 049 de 1990 desparecieron basándome en lo que el art 22 del acuerdo disponía de
respecto de la naturaleza de esos incrementos pensionales, pues esta forma del reglamento
general del seguro social obligatorio de invalidez, vejez y muerte establecía que los
incrementos “no forman parte integrante de la pensión de invalidez o de vejez que
reconoce el Instituto de Seguros Sociales” .
El art. 31 de la ley 100 de 1993 estableció que al régimen de prima media con prestación
definida le son aplicables las disposiciones vigentes para los seguros de invalidez, vejez y
muerte a cargo del ISS, pero “con las condiciones, modificaciones y excepciones
contenidas en esta ley” .
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Basta leer los artículos 34 y 36 de la ley 100 de 1993 para convencerse de que el monto de
la pensión de vejez se determina según el número de semanas de cotización en los
porcentajes fijados en la primera de estas normas y para quienes se aplica el régimen de
transición lo que se conserva es la edad para acceder a la pensión de vejez, el tiempo de
servicios o el número de semanas cotizadas y “el monto de la pensión de vejez”, monto de
la pensión dentro del cual no están incluidos los incrementos que preveía el art 21 del
acuerdo 049 de 1990, taxativamente señalado por éste.
Solo hay que leer el art. 22 del acuerdo 049 de 1990 y los artículos 31, 34 y 36 de la ley 100
de 1993 para concluir que los incrementos a las pensiones por riesgo común y de vejez, por
razón de los hijos, el cónyuge, el compañero (a) permanente, no hacen parte de la
pensión de vejez que debe pagar el ISS, pues en el régimen vigente no aparecen
mencionados y en el anterior expresamente se señalaba que no eran parte integrante de la
pensión de invalidez o de vejez.
La ley 100 de 1993 en su artículo 289 derogó todas las disposiciones que le fueran
contrarias, y expresamente dispuso esa ley en el art. 31 que continuaran aplicándose las
disposiciones vigentes para los seguros de invalidez, vejez y muerte a cargo del ISS en el
régimen de prima media con prestación definida, que es el caso que administra el Instituto,
en cuanto no hubieran sido adicionadas o modificadas, por lo que al haberse establecido en
el art 34 como se determina el monto de la pensión de vejez, es forzoso concluir que los
incrementos pensionales desparecieron, puesto que no están previstos en el actual régimen
de prima media con prestación definida y nunca dichos incrementos hicieron “parte
integrante de la pensión de invalidez o de vejez que reconoce el ISS” de conformidad con
lo claramente establecido en el art. 22 del acuerdo 049 de 1990.
a. en un siete por ciento (7%) sobre la pensión mínima legal por cada uno de los hijos
o hijas menores de 16 años o de dieciocho (18) años si son estudiantes o por cada
uno de los hijos inválidos no pensionados de cualquier edad que dependan
económicamente del beneficiario y,
b. En un catorce por ciento (14%) sobre la pensión mínima legal por el cónyuge o
compañero (a) permanente del beneficiario que dependa económicamente de éste y
no disfrute de una pensión
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Los incrementos pensionales de las pensiones de invalidez y vejez por estos conceptos, no
podrá exceder del cuarenta y dos por ciento (42%) de la pensión mínima legal “
El inciso segundo del art. 31 de la ley 100 de 1993, al tratar sobre el régimen de prima
media con prestación definida, señalan que serán aplicables a este régimen las
disposiciones vigentes para los seguros de invalidez, vejez y muerte a cargo del ISS con las
adiciones, modificaciones y excepciones contenidas en la citada ley. Considero que esta
disposición no debe aplicarse en forma aislada, sino, en forma contextualizada, por tanto, se
debe armonizar con el resto de la norma, es decir, con el inciso primero de esta misma
disposición y posteriormente con lo dispuesto en el inciso segundo del art 36 de la misma
ley 100 de 1993, modificado por el art 18 de la ley 797 de 2003.
El inciso primero del art. 31 de la ley 100 de 1993, dispone que el régimen de prima media
con prestación definida es aquel mediante el cual los afiliados o sus beneficiarios obtienen
una pensión de vejez, invalidez o de sobrevivientes o una indemnización previamente
definidas de acuerdo con lo previsto en el presente título. Nótese que esta norma, se refiere
en forma taxativa a las prestaciones del régimen de prima media, reiterando que estas se
reconocen de acuerdo con lo previsto en el presente título, es decir, en la ley 100 de 1993.
De suerte tal que el Sistema General de Pensiones y más exactamente el régimen de prima
media con prestación definida, garantiza en forma exclusiva, el amparo de las prestaciones
contempladas en la ley 100 de 1993, en donde no se encuentran los incrementos
pensionales a que nos hemos referido.
De otro lado, el inciso segundo del art. 36 de la misma disposición legal modificado por el
art. 18 de la ley 797 de 2003, señala que la edad para acceder a la pensión de vejez de las
personas que al momento de entrar en vigencia el sistema tengan 35 o más años de edad si
son mujeres o 40 o más años de edad si son hombres, será la establecida en el régimen
anterior al cual se encuentren afiliados. Agrega la norma que las demás condiciones,
requisitos y monto para acceder a la pensión de vejez, se regirán por las disposiciones
contenidas en el numeral 2º del art. 33 y 34 de esta ley.
De acuerdo con lo anterior, el legislador no le está garantizando a las personas que cumplan
los requisitos de edad y tiempo antes mencionados, la aplicación de la totalidad de las
disposiciones que conforman el régimen pensional anterior a la vigencia de la ley 100 de
1993, sino que lo limitó única y exclusivamente, en lo que tiene que ver con el requisito de
la edad.
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Con todo, se hace oportuno citar el concepto No. 1001000 OAJ-72 emitido el 30 de enero
de 2005 por la jefatura de la oficina jurídica del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,
al establecer que el art. 21 del decreto 758 de 1990 fue derogado por la ley 100 de 1993, en
donde resaltó:
“… Se observa que la ley 100 de 1993 al señalar las prestaciones que reconoce el régimen
de prima media con prestación definida, no contempla incrementos por personas a cargo,
pues el esquema financiero del sistema pensional fue concebido sobre la base de que cada
persona construye su pensión con los aportes que de su salario realmente realiza.
EXCEPCIONES
4. Cuando en los procesos de qué trata el numeral anterior, todos los acreedores que
hayan concurrido convengan en que se acumulen a un ejecutivo quirografario que
contra el mismo deudor se adelante por otros acreedores.” (El resaltado es fuera de
texto)
Lo dicho anteriormente, es muy claro que se debe proceder a declarar la INDEBIDA
ACUMULACIÓN DE DEMANDAS, confrontándolo con los aspectos fácticos del proceso
bajo estudio, en los siguientes términos:
Esta clase de procesos, se torna inmanejable tanto para los Apoderados Defensores y
para los mismos administradoras de la justicia, porque cada caso tiene sus
particularidades, es decir, la única identidad entre los mismos, no es más que la
demanda se adelanta contra COLPENSIONES y por lo tanto, esta clase de procesos,
atenta contra el Derecho a la Defensa y el Debido Proceso que debe reinar en todas
las actuaciones judiciales y administrativas, máxime, cuando los operadores
judiciales, solo están obligados al cumplimiento de la ley.
El Consejo de Estado, adelantó pronunciamiento sobre el auto que rechazó por
improcedente la acumulación de Demandas y que fue adoptado por el Juzgado
Octavo Administrativo de Bucaramanga, Auto bajo radicado No. 23-31-000-2004-
00979-01(7865-05) teniendo como Consejero Ponente al Dr. GUSTAVO
EDUARDO GOMEZ ARANGUREN, en el cual a la letra consideró:
“Dispone el inciso 3° del artículo 82 del C.P.C.P. que pueden formularse en una
misma demanda pretensiones de varios demandantes o contra varios demandados,
siempre que éstas provengan de la misma causa, o versen sobre el mismo objeto, o se
hallen ente si en relación de dependencia, o deban servirse específicamente de unas
mismas pruebas. Como puede observarse, aún cuando se trata de los mismos actos
administrativos, éstos producen efectos individuales para cada uno de los actores,
por lo que no puede decirse que sus pretensiones tengan una causa común;
tampoco existe dependencia entre las pretensiones de uno y otro demandante, ni las
pruebas son comunes, pues en cada caso deberán probarse los vicios que se le
endilgan al acto y las circunstancias del restablecimiento del derecho pretendido
que son particulares y específicas sin relación alguna entre sí. Así mismo, el
vínculo que une a cada uno de los peticionarios con la administración es particular
y concreto; los servicios prestados por cada cual son personales y generan derechos
individuales; y el hecho de que se invoquen como vulneradas, unas mismas
normas,, no significa que exista unidad de causa, pues la causa de la pretensión la
integran los hechos constitutivos (no accesorios, circunstanciales o
complementarios) de la relación sustancial debatida. Pero además, existen
pretensiones económicas que en el evento de prosperar tienen connotación
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diferente para cada uno de los peticionarios, dependiendo del salario, tiempo de
servicios y demás circunstancias que se toman en consideración bajo un régimen
normativo específico, lo que no deja duda acerca de que el objeto de las demandas
no es el mismos y que hay imposibilidad legal de acumular pretensiones dentro de un
mismo proceso. No queda duda entonces de que no se dan los requisitos exigidos por
el artículo 82 del Código de Procedimiento Civil, que permitan estudiar bajo una
misma cuerda las pretensiones acumuladas. En consecuencia, estima la Sala que
cada uno de los demandantes debió promover por separado su respectiva acción,
para obtener el restablecimiento particular y concreto, pues al hacerlo de una
misma demanda se incurrió en indebida acumulación de pretensiones, (…)
(subrayado y resaltado fuera de texto)”
Se reitera que en el Distrito Judicial de Cúcuta, es el único en el país que acepta esta
clase de prácticas indebidas, porque no existe ninguna posibilidad legal que, se
acumulen esta clase de procesos, porque atenta contra el Debido Proceso, Derecho a la
Defensa, Acceso a la Justicia, al Juez Natural, porque no está avocando el
conocimiento el juez definido para el efecto y para rematar, las demandas se
presentan en total desorden y sin los mínimos requisitos para la admisión.
EXCEPCIONES DE FONDO:
PRESCRIPCION:
Lo anterior de conformidad con el artículo 151 del C.P.L., que señala que las acciones que
emanen de las leyes sociales prescriben en tres años que se contarán desde que la respectiva
obligación se haya hecho exigible.
INEXISTENCIA DE LA OBLIGACIÓN:
1993, por ser contrario a lo dispuesto en este mismo estatuto, por lo tanto no existe la
obligación de COLPENSIONES de reconocer dicha prestación, INCREMENTOS
PENSIONALES por cuanto la misma fue derogada al entrar en vigencia la ley 100 de 1993.
Así mismo no está probado que la señora ROSA MARIA CORREA VILLAMIZAR
dependa económicamente del pensionado GUMERCINDO JEREZ GOMEZ.
COBRO DE LO NO DEBIDO
Así las cosas, podemos afirmar que los incrementos pensionales no hacen parte de la
pensión y son una prestación diferente a la misma, que no fue contemplada dentro de los
derechos que conservan vigencia con posterioridad a la entrada en vigencia de la ley 100
de 1993, en virtud de la transición del artículo 36 de la misma ley, por tanto debemos darle
aplicación a lo señalado en la parte final del inciso 2º de este artículo (modificado por el
art. 18 de la ley 797 de 2003), según el cual las demás condiciones, requisitos y monto
aplicables a las personas amparadas por el régimen de transición, se regirán por las
disposiciones contenidas en el numeral 2º del art. 33 y art. 34 de la ley 100 de 1993,
modificados, a su vez, por los arts. 9º y 10º de la ley 797 de 2003.
Así mismo no está probado que ROSA MARIA CORREA VILLAMIZAR dependa
económicamente del pensionado GUMERCINDO JEREZ GOMEZ.
BUENA FE
De las peticiones del demandante, por cuanto estos emolumentos no estas previstos en la
ley 100 de 1993.
GENERICA
DERECHO:
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Como fundamento de derecho invoco art. 21 del acuerdo 049 de 1990, y el artículo 22
donde señala que éstos no hacen parte de la pensión al definir su naturaleza, ley 100 de
1993 artículo 36, parte final del inciso 2º de este artículo (modificado por el art. 18 de la
ley 797 de 2003), según el cual las demás condiciones, requisitos y monto aplicables a las
personas amparadas por el régimen de transición, artículos 21,33 y 34 de la ley 100 de
1993.
PRUEBAS:
TESTIMONIO:
Solicitó al Juzgado que se cite a la señora ROSA MARIA CORREA VILLAMIZAR para
que bajo la gravedad de juramento declare si recibe pensión por parte de Caja de previsión
del sistema general de pensiones, de fondos de Pensiones o del ISS-COLPENSIONES, para
que así mismo afirme si depende económicamente del DEMANDANTE, además si le
suministra toda su manutención, alimentación, vestuario y vivienda y si tienen bienes
muebles o inmuebles a su nombre y si su sociedad conyugal se encuentra vigente y desde
cuando se constituyó, a que actividad laboral se dedica, cuál es su vinculación y en qué
calidad con el sistema general de seguridad social, y todas aquellas que controviertan la
supuesta dependencia económica con el demandante.
Se adelante la ratificación de testimonios, según lo señala el artículo 229 del C.P.C., a las
declaraciones aportadas por el demandante de los señores HUGO ARIEL PUELLO
JIMENEZ y OSCAR AUDIN GUTIERREZ mencionados en el acápite de pruebas
documentales, por cuanto, se desconoce su valor probatorio, y no puede tenerse como
prueba para el reconocimiento de las pretensiones debatidas en el proceso.
De igual forma, solicito al Despacho se libre oficio para que comparezca la parte actora en
la fecha y hora programada para la diligencia.
INTERROGATORIO DE PARTE:
De igual forma, solicito al Despacho se libre oficio para que comparezca la parte actora en
la fecha y hora programada para la diligencia.
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OFICIOS
ANEXOS
NOTIFICACIONES:
Atentamente.