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TEXTO 1
En Estados Unidos surgen protestas contra las pruebas estandarizadas. Para muchos
padres y maestros, la escuela se ha convertido en poco más que una serie de sesiones de
entrenamiento para la próxima evaluación. Y es exactamente al revés según muestra una
investigación. En un experimento publicado a fines del año pasado, dos psicólogos de la
Universidad de Texas desecharon el examen final para los 900 estudiantes de su curso de
Introducción a la psicología y lo reemplazaron con pruebas cortas que los estudiantes tomaban
al inicio de clase. “No les gustó, al menos al principio”, dijo uno de los profesores, James W.
Pessebaker. Pero les fue significativamente mejor que a otro grupo de Introducción a la
psicología, tanto en sus calificaciones como en un examen que incluía 17 de las mismas
preguntas que aparecían tanto en las pruebas como en el examen parcial del otro grupo.
Henry L. Roediger, de la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri, argumenta
que las pruebas de diferente escala e intensidad pueden profundizar el aprendizaje. “Ahora
sabemos que las pruebas cortas, incluyendo las autopruebas, son una forma especialmente
poderosa para estudiar”, añadió.
¿Por qué? Porque recuperar datos es un acto mental triple: encontrar la información
buscada en el cerebro, traerla de forma consciente a la mente y, finalmente, almacenarla. Esa
memoria recién almacenada se incrustará en una serie de asociaciones y conexiones
adicionales y será mucho más fácil de recordar si se lee una información, por ejemplo,
diariamente, que solo leyéndola de nuevo una sola vez.
El cerebro es una máquina exótica de aprendizaje. Uno le puede decir que recuerde a los
jugadores de fútbol más importantes de la historia, enfatizar lo importante que esto es, y en la
prueba, una semana después, recordar muy poco. Y, sin embargo, puede recordar a casi todos
los jugadores de cada equipo que participó en las eliminatorias de la Liga de Campeones que
continuamente observó. ¿Por qué? Porque el cerebro no escucha lo que uno dice; observa lo
que uno hace. Y pensar frecuentemente en los goles de Cristiano Ronaldo o Lionel Messi,
hablar sobre los jugadores: estas son acciones mentales, así como formas sutiles de probar el
conocimiento. Las pruebas en todas sus permutaciones, sutiles y no, convencen al cerebro de
que el conocimiento es útil e importante. Y al variar las propias estrategias de prueba, el
verdadero examen final no es tan aterrador.
TEXTO 2
Sin necesidad de trabajar como terapeutas o analistas, todos nos encontramos con
expresiones que definen la ubicación, ya sea autodefinida o designada por los otros, de las
personas en el imaginario racial. Desde niños, los peruanos somos entrenados por diversos
medios para efectuar clasificaciones raciales, las cuales están enlazadas con percepciones
socioeconómicas, además de estéticas y afectivas, como hemos visto. Dichas clasificaciones
deberán ajustarse a la ubicación de cada cual, en las coordenadas cartográficas de ese
imaginario, claro está. Digo imaginario porque una de las características de las definiciones
raciales es su extrema imprecisión y variabilidad, según quien la emita.
De hecho, la propia noción de ‘raza’ carece de asideros biológicos, pero su impronta en el
nivel de las representaciones sociales es de tal fuerza que tiene el mismo efecto de la realidad
psíquica en el ámbito del trauma. Las razas existen en el imaginario social, pese a que hoy
hayan sido descartadas del discurso biológico e incluso coloquial (en la edición del 82 del DRAE
se hablaba de raza cobriza, negra, asiática o blanca, dignas de las que hacía el naturalista
Linneo siglos atrás. Hoy, esas menciones han desaparecido). Y esto da lugar a una serie
interminable de lo que Leary (2000) llama ‘enactments’ raciales en el proceso terapéutico, que a
su vez provienen de lo que Bell, citado por Leary, llama microtraumas que se producen en
situaciones cotidianas inadvertidas. Esto incluye esa hipocresía que cada vez más caracteriza a
nuestro racismo, inserto en esa razón cínica de la que hablan tanto Sloterdijkt como Zizek.
TEXTO 3
Civilización y Cultura son dos conceptos conexos, unas veces considerados como
equivalentes, otras como distintos y hasta opuestos. A mediados del siglo XVIII, ambos
ingresaron al lenguaje científico y filosófico, siendo ese el momento en que se trató de
diferenciarlos y definirlos recibiendo mayor preferencia, en cuanto a su fundamentación y
empleo, el concepto de cultura especialmente en el campo de la etnografía y de muchas de las
llamadas disciplinas culturológicas. Dejado de lado el concepto de civilización, este,
posteriormente, aflora de nuevo como algo que hace referencia a “los medios con que se logra
los valores culturales, o sea, algo menos valioso por sí mismo o que incluso tiene una
característica axiológica negativa”, frente a la cultura que sería “el sistema positivo de valores
espirituales”.
Esta última apreciación según la cual primero es la civilización y después la cultura, se
revierte con Oswald Spengler para quien, el rumbo de ascenso y progreso lo representa la
cultura y el de descenso o periclitación lo expresa la civilización, que es avance material,
tecnológica, intelectual, pero pérdida de “alma”, de lo espiritual, por lo que la cultura es vuelo de
águila y la civilización es marcha reptante de ofidio.
11. Cardinalmente, el autor se refiere a
a. valorar y diferenciar conceptualmente cultura y civilización.
b. la descomposición espiritual del concepto de civilización humana.
c. la oposición de civilización y cultura según el científico Spengler.
d. la conexión teórica de civilización y cultura en las sociedades.
e. la ambigüedad científica y filosófica de cultura y civilización.
14. Resulta incompatible con lo desarrollado por el autor afirmar que, para Spengler,
a. ambos conceptos no valían de igual manera en las sociedades.
TEXTO 4
Todo un movimiento intelectual, social y político revoluciona los últimos años de la década
de los sesenta y toda la década de los setenta en Estados Unidos. Cansadas de negociar con
los hombres para lograr pequeñas cuotas de igualdad y de medir la lucha feminista teniendo el
estatus masculino como referencia, las feministas radicales deciden que serán ellas las artífices
de su propio cambio. Su discurso sobre el género, la libertad sexual y el patriarcado se
convierte en la base teórica del Movimiento de Liberación de la Mujer en EEUU, Francia,
Alemania, Gran Bretaña... y un largo etcétera.
Así, el feminismo radical es una corriente estadounidense que se desarrolla entre 1966 y
1977 con enorme influencia en todos los movimientos feministas posteriores. Su lema es "Lo
personal es político" y sus principales obras de referencia son La política sexual de Kate Millet y
La dialéctica del sexo de Shulamith Firestone. Las radicales tomaron distancia de los
movimientos de izquierdas de los años sesenta, que vinculaban el feminismo con el socialismo
y la democracia, para extender la lucha contra el patriarcado de lo económico y público a lo
social y privado.
Para muchas autoras, como Alicia H. Puleo, el feminismo radical marca el inicio de la
tercera ola feminista o feminismo.
16. El viraje que realiza el feminismo radical consiste fundamentalmente en defender que
a. el capitalismo a ultranza alienta la subordinación de la mujer.
b. el hombre ejerce dominación endémica sobre la mujer.
c. no existe promoción de una buena política sexual.
d. existen bases socialmente sólidas de liberación sexual.
e. la dominación masculina es base de la estructura de poder.
17. Entre el feminismo radical y los movimientos sociales existe, a partir de 1977, una
relación de
A) oposición. B) continuidad. C) marginación.
D) simultaneidad. E) incondicionalidad.
18. Según el texto, los conceptos de género, libertad y patriarcado tienen, para el
feminismo, carácter
A) filosófico. B) ambivalente. C) multinacional.
CAPACITACIÓN DOCENTE – MG. MANUEL CALLE REYES - +51989690260
D) abstracto. E) metafísico.
19. Se puede inferir que las estructuras de opresión femenina
A. se interiorizan desde la infancia.
B. son la base teórica del feminismo.
C. son las bases del feminismo radical.
D. marcan la tercera ola feminista.
E. permiten hablar de “razas” y “clases”
20. Si el feminismo radical no se hubiese distanciado de la izquierda,
a. no defendería la educación, en todos sus niveles, como una solución.
b. confiaría en sus instituciones como artífices de su propio destino.
c. no se habría iniciado una lucha contra el molde patriarcalista.
d. la liberación sexual, tan anhelada, no se habría realizado todavía.
e. la dialéctica del sexo, sin duda, habría fracasado en forma rotunda.
TEXTO 5
El tabú es una prohibición de ciertas acciones u objetos basada, bien en
razones religiosas, bien en otros prejuicios, conveniencias o actitudes sociales. Tabú
es una palabra malayo-polinésica que significa «sagrado»; entre los polinesios se
considera tabú aquello que, si se realiza o se toca, puede acarrear grandes desgracias
para el que lo hace o para su gente. Por lo general, son tabú los objetos religiosos
(ídolos, amuletos, templos) o las personas relacionadas con ellos (sacerdotes), pero,
como se ha dicho, el tabú no se ciñe al terreno de la religión o de la superstición, sino
que frecuentemente obedece a convenciones y actitudes sociales.
22. Resulta incompatible, respecto del tabú lingüístico, afirmar que este
a. genera rechazo en los miembros de la comunidad.
b. hace alusión, entre otros, a elementos escatológicos.
c. también está referido a juramentos y defectos físicos.
d. es motivado únicamente por ciertos animales y Dios.
e. tiene como móvil, en algunos casos, a la mala suerte.