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Enmarcado dentro de la Primera Revolución Industrial, el nacimiento del primer ferrocarril supuso
el ejemplo cumbre de la labor de emprendimiento tecnológico e industrial en occidente. Desde su
invención, el ferrocarril fue visto como una manera rápida y eficiente de transportar grandes
volúmenes de carga y significativas cantidades de personas en poco tiempo.
Hasta su aparición, la manera de abarcar dichas distancias por tierra era por medio del empleo de
tracción animal. Además también se aprovechaban los cursos de los ríos para delimitar rutas de
transporte en embarcaciones destinadas a dichas labores logísticas.
La irrupción del ferrocarril en las sociedades que lo adoptaron gradualmente supuso la adopción
del tren como el nuevo medio de transporte más importante durante el transcurso del siglo XIX.
Así pues, se acortaron las distancias sociales, político y económicas, facilitando, a su paso, la
aparición de nuevos intereses comerciales.
Este avance fue crucial para el desarrollo posterior de las líneas de ferrocarril y su rápida
expansión.
Reino Unido acogió en esos primeros años los primeros prototipos de ferrocarril, que confluyeron
en la construcción de la primera línea de tren entre Manchester y Liverpool.
La aparición del tren supuso la posibilidad de interconectar por vía terrestre puntos lejanos en
multitud de países e, incluso, continentes. Fruto de ello nacieron las primeras líneas ferroviarias.
Estas permitieron recortar extensos plazos de entrega en materia de rutas comerciales navales,
por ejemplo.
De este modo, fue posible conectar mediante vías Europa con Asía, así como acortar plazos de
desplazamiento en América. En este contexto, destacan las extensiones amplias de Estados Unidos
o México y en el extenso continente africano.
Fue tal la importancia del ferrocarril y su crecimiento exponencial que muchas administraciones
públicas asumieron su gestión. Junto a la iniciativa industrial de tipo privado, motivaron la
denominada fiebre del ferrocarril.
Desde la primigenia máquina de vapor hasta los actuales trenes de autoimpuso eléctrico y con
fuentes de energía renovables, se han sucedido múltiples avances tecnológicos que han ido
aplicándose progresivamente a este invento.