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Una revolución social es una ruptura del sistema llevada a cabo directamente por la sociedad. 1 Se
trata de una transformación radical y global del conjunto de relaciones sociales cotidianas y de las
interacciones de un grupo humano en el seno de un espacio dado. 2 De manera más general, el
concepto de revolución social se usa en ocasiones para designar los cambios mayores de una
sociedad, como la Revolución francesa, el Movimiento por los derechos civiles de los Estados
Unidos, la contracultura en la década de 1960 o el movimiento feminista.3 La revoluciones
sociales, pues, se caracterizan por haber transformado no solo el sistema político, sino también la
sociedad, la economía, la cultura, la filosofía y la tecnología. 4
Descripción[editar]
Para el marxismo-leninismo, las revoluciones son el resultado necesario, sujeto a leyes, del
desarrollo de la sociedad clasista. En las épocas revolucionarias surgen nuevas ideas sociales que
organizan y movilizan a las masas, de modo que quienes antes estaban fuera de la vida política,
ahora se incorporan a la lucha consciente y, por tanto, se produce una gran aceleración del
desarrollo social. Por eso, según Marx, las revoluciones son las locomotoras de la Historia. 7
Al contrario que Le Grand Soir o que la revolución política, la revolución social es un proceso
ascendente de acción directa -en contraposición a los dirigidos de arriba hacia abajo por
las vanguardias políticas-, con el objetivo de reorganizar toda la sociedad. La revolución social es la
capacidad colectiva de las personas para transformar radicalmente sus condiciones de existencia. 3
Así, una revolución social no se centra en la toma del poder político, pues no se trata de sustituir
un poder político por otro, sino en la reapropiación del poder de cada miembro de la sociedad, un
proceso de igualación radical de las condiciones y de lucha contra todas las formas de dominación.
El ejemplo más citado es el de la Revolución Rusa de 1917 y su profundo proceso de
transformación social ligado a la experiencia de la democracia directa autogestionada por
los soviets (1905-1917), una práctica social radicalmente diferente de la toma militar del aparato
del Estado que llevaron a cabo los bolcheviques durante la Revolución de Octubre. Se trata, pues,
de un cambio profundo, que va más allá del marco político o económico, pero que permea todas
las dimensiones de la vida cotidiana y social.