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Homero
Fausto Codino.

Indicamos aquí los puntos de referencia ridional y el lejano Norte. En Micenas se los poemas homéricos. Los textos que con-
esenciales para la civilización creto-micé- construyen las grandes tumbas de cúpula y servamos en la actualidad se remontan a sus
nica, la época de Homero y los destinos de la Puerta de los Leones ( comienzos del si- cuidadas ediciones.
la Jlíada y la Odisea. Para los siglos ante- glo xn).
riores a Homero, las fechas tienen un valor Siglo XVI d. C.
aproximado. 1250 a. C. Primeras traducciónes de Homero a las len-
Troya, situada en la costa noroccidental de guas modernas.
2600 a. C. Asia Menor, es destruida por fuerzas ene-
1715
Creta. Período Minoico Antiguo. Rápido y migas, probablemente un ejército aqueo.
vigoroso ascenso de la artesanía, sobre todo Aparece póstumamente el ensayo Con¡etu-
en la metalurgia del bronce, y desanollo 1200 a. C . ras académicas o disertación sobre la Jlíada
de la navegación. Relaciones con Chipre, Dentro del cuadro de los grandes m ovi- del abate Frarn;ois Hédelin d'Aubignac, el
Asia Menor y Egipto. mientos migratorios, la estirpe griega de los primero que niega la existencia histórica
dorios penetra hasta Grecia meridional. Son de Homero y sostiene que la Jlíada es una
2000 a. C. destruidos el palacio de Pilos y las moradas recopilación de poemas más antiguas reali-
Creta. Período Minoico Medio. Se constru- que rodean a la ciudadela de Micenas. Ate- zada en la época de Licurgo o de Pisístrato.
yen los grandes palacios. Cerámica en el nas resiste a los atacantes. 1730
"estilo de Kamares". Comercio con Egipto,
Babilonia, Ugarit, el Egeo y la P enínsula 1100 a. C. .En el libro 111 de la Ciencia Nueva Giam-
Griega. battista Vico interpreta los poemas como
Destrucción de Micenas y de las otras ciu-
creación anónima de una época todavía
dadelas griegas. Fin de la civilización mi-
1900 a. C. bárbara; el nom bre ideal de Homero desig-
cénica y comienzo de la edad media helé-
na, para él, al conjunto de los pueblos grie-
Grecia. Ocupan la Península pueblos de len- nica. Desaparece el uso de la escritura.
gos que, a fines de los tiempos heroicos,
gua indoeuropea, antepasados de los ·g rie- Muchos grupos de la madre patria griega
reunieron los recuerdos de toda la nación.
gos micénicos, o aqueos. ( los jonios) emigran hacia el otro lado del
Egeo, hacia las costas d e Asia Menor. Edad 1795
1700 a. C. del hierro. En la cerámica, comienza el pe- El filólogo alemán Friedrich August Wolf
Creta. Fin del Minoico Medio. D estrucción ríodo Submicénico, seguido luego por el publica los Prolegómenos a H amero, punto
de los palacios por un terremoto y rápida Protogeométrico. de partida de t odas las discusiones poste-
reconstrucción de los mismos. Se introdu-
riores sobre la "cuestión homérica", Según
cen sistemas lineales de escritura: Lineal A 900 a. C.
Wolf, los p oemas nacieron con la redacción
siglo xvn) , y más tarde el Lineal B ( siglo Cerámica de estilo geométrico.
de Pisístrato, antes de la cual, dada la au-
X\·). Máximo desarrollo del comercio cre-
sencia de la escritura, no podían existir más
;:ense. 700 a. C.
que cantos breves, de edades y autores di-
Aparece la primera cerámica arcaica, más versos.
1600 a . C. simple en la composición y más rica en el
Grecia. Surgen las ciudadelas y palacios color y en la representación de objetos de 1870
micénicos, con fuerte influencia cretense. la naturaleza. Por esta época, se componen Heinrich Schliemann comienza w s exca-
A la inversa, en el siglo xv los micénicos en Jonia la Ilíada y la Odisea. En Beocia, 'vaciones arqueológicas en Troya, Micenas
ejercen influencia sobre Creta y conquista- el poeta Hesíodo compone la Teogonía y y Til'into.
ren, quizás, el dominio de Cnosos. Los traba;os y los días.
1893
1400 a.c. 561/60-528/ 57 a. C.
Sir Arthur John E vans inicia las excavacio-
Ruina de los palacios cretenses ( Cnosos, Atenas. Gobierno de Pisístrato, quien según nes en Creta .
~esw. Hagia Triada, :\1allia, etc.) . Su des- una tradición antigua hizo establecer y es-
cucción se debió a una sublevación local cribir los textos homéricos en su redacción 1932
;:ra los dominadores aqueos o a la inva- definitiva. Reiniciación de las excavaciones en Tro~·a,
!::111 de nuevos grupos de estirpe griega. conducidas por Carl \V. Blegen.
Las po;:encas micénicas, con sus palacios Siglos III-II a. C.
~ reemplazan a Creta en el do- ..\J.ejandría de E gipto. L os críticos Zenodoto 1952
de~ = y del comercio: intercambian
µ:::ctJri".15 ca:l e 'Medio Oriente_ Italia Me-
de Efeso. Aristófanes de Bizancio y Aris- ~1ichael Ventris logra descifrar la escritura
tarco de Samotracia estudian y comentan silábica cretense-micénica Lineal B .
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. El mundo homérico.
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2
Homero

La cuestión homérica
Homero vivió en Jonia, sobre la costa occi-
dental de Asia Menor, y quizás era oriundo
de Esmirna: he aquí todo lo que podemos
recoger de las noticias antiguas sobre el pri-
mer poeta griego que conocemos. Quizá
fuera ciego, como otros cantores de la Gre-
cia arcaica y de pueblos que han tenido
una poesía similar a la épica griega. Ade-
más de los poemas conservados, se le atri-
buían otros, entre ellos poemas desapare-
cidos que desarrollaban leyendas sobre la
guerra de Troya y otras gestas heroicas. E
incluso una serie de poemas en hexámetros,
dedicados a divinidades helénicas, con el
título de Himnos Homéricos. Pero no es
posible aceptar estas atribuciones. Quedan
la Jlía,da y la Odisea, los dos poemas en los
que la crítica moderna ha descubierto
contra dicciones de contenido y grandes des-
niveles estilísticos, hasta el punto de que
se ha llegado a negar su unidad y a consi-
derarlos como la obra de muchos poetas,
diversos en cuanto a la época y al talento
artístico. Actualmente, la mayoría rechaza
esta solución extrema de la "cuestión homé- .
rica", si bien la Odisea parece en conjunto
posterior a la Ilíada: la diferencia sería de
solo algunos decenios, pero no se puede
pensar que el mismo autor haya compuesto
ambos poemas en tiempos distintos de su
,ida. Los autores fueron ·dos, pero por co-
modidad podemos continuar usando el nom-
~ único de Homero. Tales como las cono-
cemos, la Ilíada y la Odisea fueron com-
puestas, salvo algunos agregados posterio-
res, en los últimos decenios del siglo VIII
a. C. o en el transcurso del VIII al VII. Ho-
mero es, por lo tanto, aproximadamente
contemporáneo de Hesíodo, el primer autor
que habla de sí mismo, y algo anterior a
Aiquíloco, el más antiguo poeta lírico del
que tengamos noticia.
il ciclo sobre Troya narraba, en una larga
Serie cronológica, los antecedentes remotos
de la guerra y la decisión. de Zeus de ha-
~ perecer a una parte del género humano,
las bodas de los padres de Aquiles, el jui-
. de Paris, el rapto de Helena y sus con-
secuencias, hasta el retorno a la patria y las
~ aventuras de los que volvieron de
T;::--:a.. Los poemas homéricos desarrollan
<letalle episodios limitados en el tiempo. ll
En la Ilfada, el más vigoroso de los aqueos
~ t e s , Aquiles, se retira de la guerra
des¡,ués de un altercado con Agamenón, 1. Vista de la parte sep'tentrional
del ejército. Al cabo de algunos días del Palacio de Mallia.
Incha. los aqueos están a p unto de ser
~ al mar, hasta que Aquiles con- 2. Calle del banio ori.ental de Gumia
= que Patroclo descienda al campo de (Creta oriental). Gumía es la ú nica
y cuando éste recibe la muerte localidad donde puede verse una ciudad
=.DOS de Héctor. Aquiles retorna al com- minoica, probablemente un burgo de
- y •-enga a su amigo. El poema ter- campesinos y artesarws, con sus casas
COI! los funerales de H éctor. E n los y sus calles. (Minoíco Reciente I,
~ primeros libros de la Odisea se des- alrededor del 1500 a. C.).
siruzción de !taca. donde Telémaco,
Odisea o Clises. según la ,·ersión 3. El barrio occidental de Gumia:
- f'SE nrzn!Jre , oonne,.1,. 51l Í:n- en la cúspide de la colina se extienden
= -~dese el ágora y el palacio.
Ha:::ero

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4
Homero

madre, Penélope, y va a Pilos y Esparta 3000 hasta el 1100 a. C. Uno de los estra- En el siglo XIII, los centros micénicos, ya
para buscar noticias de su padre en las cor- tos corresponde a una ciudad, llamada Tro- en decadencia, comienzan a dar signos de
tes de Néstor y Menelao. Ylientras tanto, ya VII, que fue destruida por obra de la inquietud y se consolidan las fortificacio-
Odiseo abandona a Calipso, la ninfa que violencia humana hacia el 1253 a. C. La nes. Hacia el 1200, Pilos, en Mesenia, fue
lo ha retenido durante largo tiempo en su fecha no se aleja mucho dé la que los mis- devastada, y las construcciones periféricas
isla, y es bien acogido por el pueblo de los mos griegos atribuían a los hechos de la de Micenas fueron incendiadas. Antes del
feacios que escuchan el extraordinario re- Ilíada. El arqueólogo norteamericano Carl 1100 fueron destruidas todas las ciudade-
lato de sus a.venturas y lo llevan de vuelta VV. Blegen, que dirigió las excavaciones, lle- las. El fin de la civilización micénica se
a Itaca. Aquí, disfrazado de mendigo, se gó a la siguiente conclusión: "Considerando produjo dentro del marco de un nuevo y
da a conocer a Telémaco y prepara la ven- el estado actual de nuestros conocimientos, gran movimiento migratorio que agitó tam-
ganza contra los pretendientes; una vez no se puede dudar de que hubo en la his- bién Asia Menor y el Medio Oriente. Otra
muertos éstos, también la fiel Penélope re- toria una verdadera guerra de Troya, en la estirpe griega, la de los dorios, que habían
conoce a Odiseo. cual una coalición de aqueos o micénicos, permanecido en condiciones de vida atra-
Los poemas no pueden informarnos sobre bajo la conducción de un rey de reconocida sadas en los límites septentrionales de la
la personalidad del autor, quien no habla soberanía, combatió contra el pueblo de península griega, descendió en masa hacia
de sí mismo, ni del ambiente en el que vi- Troya y sus aliados". el sur y provocó la desaparición casi com~
yfa porque su materia se remonta clara- Este resultado, aunque notable, no permite pleta del modo de vida micénico.
mente a fuentes lejanas. Pero entre tantos todavía extraer grandes conclusiones con La época siguiente, el llamado Medioevo
elementos mitológicos y fantásticos aflora, respecto a los acontecimientos políticos y Helénico, ha dejado escasos rastros mate-
con caracteres bastante verosímiles -en lo militares d el siglo xm ni con respecto a la riales en la arquitectura y en la artesanía
esencial- el recuerdo de un suceso que no veracidad de Homero. Los datos arqueoló- de lujo. Es fácil pues, imaginarla como
tuvo por escenario el Olimpo ni las tierras gicos, en realidad, no, permiten ni siquiera una época bárbara, aunque justamente en
fabulosas que Odiseo visitó, sino que está identificar con seguridad a los vencedores estos siglos ( xr-vm a. C. ) se introdujo en
ligado a una región y una ciudad determi- con los micénicos o aqueos (los habitantes Grecia el trabajo del hierro que significó
nadas: la guerra de Troya. Los griegos de de la península griega en la tardía Edad una gran revolución tecnológica. El a traso
la época clásica relataban esta guerra, que del Bronce), y menos aún aclarar las cir- en la vida civil está atestiguada por dos
se destacaba entre las grandes gestas de sus cunstancias de la guerra. Pero a nosotros, hechos: la desaparición de la escritura y la
orígenes, p ero no sabían agregar nada pre- más que esto nos interesa conocer en líneas interrupción de las relaciones externas.
ciso a lo que se desprendía de la épica mis- generales esa civilización micénica que los Ahora Grecia ya ~es una gran potencia
ma. Y su modo de vivir y de pensar era poemas homéricos describen o pretenden entre otras, y ,.,sé encierra en ese relativo
tan diferente del de los poemas, que en un describir. Los antepasados de los aqueos aislamiento que durará hasta el período clá-
tiempo la moderna crítica histórica estuvo homéricos ocuparon la península griega ha- sico; durante siglos los griegos se sentirán
poco dispuesta a admitir que los griegos cia el 1900 a. C., introdujeron e n ella la diferentes de todos los otros pueblos, a los
del llamado período Arcaico, ocupados to- lengua indoeuropea que luego será el grie- que consideraban totalmente extraños o
davía en el siglo vn a. C. en echar las bases go e iniciaron la Edad del Bronce Media. "bárbaros". Los cretenses habían tenido,
del ordenamiento político que finalmente se Con un modo de vida todavía predoininan- para representar su lengua, hasta fines del
realizará en el siglo v -y aún entonces én temente pastoril, detuvieron durante un siglo xvn, un sistema silábico de escritura,
la escala limitada de un organismo comunal tiempo el proceso de urbanización iniciado llamado Lineal A, del que nos quedan do-
bastante circunscrito, la polis- hubiesen te- en la anterior cultura "Heládica Antigua", cumentos todavía indescifrados; de una
nido antepasados ricos y poderosos como pero pronto d ieron impulso a la construc- adaptación de este sistema al griego micé-
los héroes de Homero, cuya culhua, fuera ción de centros fortificados y palacios. En nico surgió un nuevo sistema silábico (Li-
de la poesía, hubiese desaparecido sin de- el siglo XVIII fueron atraídos a la órbita de neal B) , cuya existencia en el siglo xv está
jar rastros. aquella civilización, más evolucionada y sin- atestiguada por tablillas de arcilla que fue-
gular, que tenía su centro en la isla de Cre- ron descifradas en 1952 por el estudioso
La Civilización Micénica ta y que mantenía activas relaciones comer- inglés Michael Ventris. El micénico es un
_.\hora este escepticismo ha sido superado. ciales con Egipto, Oriente y el Egeo. En un griego quinientos años más antiguo que el
Hace casi un siglo, las investigaciones ar- primer momento -quizás hasta su domina- de Homero, y corresponde a la lengua ha-
queológicas estimuladas con energía por un ción- sintieron la influencia de Creta, pero blada en la época de Aquiles y Agamenón,
aficionado rico y de confiada obstinación, más tarde, a partir del siglo xv, la relación si es que realmente existieron. Los docu-
el alemán Heinrich Schliemann, sacaron a se invirtió y probablemente Cnosos fue do- mentos, varios miles de tablillas encontra-
fuz los restos de ciudades que, por su po- minada por los micénicos, hasta que su pa- das en Cnosos, Pilos, Micenas y otros lu-
sicion geográfica y sus dimensiones, corres- lacio, como los de Festo y oh·as ciudades gares, no son textos literarios, religiosos o
~ a las homéricas. Ante todo, Troya, cretenses, fue destruido. políticos, y no nos permiten reconstruir to-
.."f'rca del Helesponto; luego la capital de la Los micénicos crearon una gran potencia da la lengua micénica porque contienen
-=ª antitroyana, Micenas, en el Peloponeso, en el Mediterráneo centro-oriental, con un simples listas de personas o bienes, recibos
sus tesoros que justificaban el epíteto radio de acción comercial y militar que e inventarios. Muchas palabras de ellas son
de -rica en oro" que le aplicaba Homero; superaba los límites alcanzados por los ere• incomprensibles, muchas no son griegas,
= tarde, los palacios de Creta y otros tenses. Tenían establecimientos en las isfas quizás porque los escribas al servicio de los
señores micénicos eran cretenses y emplea-
re&tros de Grecia y Asia Menor que ernn del Egeo, las costas de Asia Menor ( Mile-
::::portantes en el mundo homérico pero ha- to), Rodas, Chipre y U garit. Mantenían un ban términos de su lengua. Estos regish·os
desaparecido o decaído en la época intenso tráfico con Troya, los hititas, Siria, tenían un destino provisorio, para el uso
-c:aica y en la clásica. H oy sabemos que Egipto, Sicilia e Italia meridional. En su administrativo de los palacios y no debían
1L .ra fue realmente incendiada y destruida patria, alc.'!'nzacon un elevado nivel técnico conservarse; los que han llegado hasta nos-
_ a::acantes externos. Indagaciones exac- en la construcción de ba,cos, caminos, otros, hechos sobre arcilla que no pasaban
realizadas en los últimos decenios con puentes, canales, tumbas monumentales de por la cochura, quedaron solidificados, fe-
=ros de los establecimientos que se cúpula y en todas las ramas de la artesanía lizmente para nosotros, por los incendios
~ en la colina de Hissarlik han y el arte. Las armas, los palacios y los ob- que destruyeron los palacios.
::ecofu-=ruir en ~erminos arqueo- jetos de lujo nos re,·elan una sociedad de Sin embargo, esos registros nos brindan
- rici>e:nde- de Troya desde el clases dominantes_ guerreras y refinadas. noticias que difícilmente habriamo- podido

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obtener mediante otras informaciones ar- La lengua homérica En la pág. 4
queológicas. El palacio micénico tenía una Los p oemas homéric~s asumieron su forma l. Mesa para las ofrendas. Palacio
administración centralizada y compleja; la definitiva en Jpni¡¡. Están compuestos en
sociedad se subdividía en muchas catego- de Mallia (Creta), sala XVII.
un dialecto jónico que contiene, sin embar-
rías de especialistas; la tierra era, en parte, go, muchos elementos eólicos, algunas for-
propiedad comunal, y en parte, propiedad mas que se encuentran en el arcadio-chi- 2, 3, 4. El Palacio de Mallia: la sala
privada. Al frente de la comunidad había priota y algunos aticismos. La mezcla de de las cisternas, el patio central
un soberano, cuyo título se mantiene en la dialectos no es un fenómeno sorprendente, y la puerta sudeste.
lengua griega clásica (anax), secundado aunque no esté bien explicado. Más extra-
por un jefe militar. Cada centro menor te- ño es comprobar que en la lengua homérica
nía una especie de "intendente" subordi- coexisten fenómenos fonéticos y morfoló-
nado al poder central. La recolección de gicos que en la historia del griego repre-
los tributos y la distribución de armas y sentan fases diversas y que no podían co-
víveres se realizaban de acuerdo a un sis- existir en la lengua hablada. Justamente
tema tan minucioso que exigían el uso de por esto, la lengua homérica parece muy
la escritura. artificial, sumamente estilizada, y para no-
Después del llOO se pudo prescindir tam- sotros permanecería aún más aislada en la
bién de la escritura porque la organización historia del griego literario si no se hubie-
era mucho más simple. El alfabeto fenicio, sen difundido muchas palabras y formas
que a través de los griegos llegó con el a causa de la influencia de los poemas en-
tiempo a expresar todas las lenguas euro- tre los poetas y hasta los prosistas de las
peas, fue adoptado y utilizado para usos edades posteriores, aunque siempre como
muy limitados en el siglo vm a. C. Los poe- "homerismos" evidentes. El lenguaje poé-
mas homéricos tomaron forma en una so- tico del que disponía Homero se había fi-
ciedad 'iletrada. Si bien los temas de la jado en gran parte varios siglos antes. No
Ilíada y la Odisea se remontan a los tiem- sabemos si los micénicos tuvieron una poe-
pos micénicos, los cantos épicos se trans- sía heroica, probablemente sí. Sea como
mitieron oralmente, a trayés de muchas fuere, es cierto que los poemas han here-
generaciones, en un ambiente esencialmen- dado y conservado; sino versos y frases
te distinto. enteras, al menos muchas palabras micé-
nicas ya desaparecidas de la lengua ha-
Los palacios que eran las b ases de la po-
blada.
tencia micénica, ya no existían. La arqueo-
En los siglos del medioevo helénico, natu-
logía no puede decirnos cuál fue la suerte
ralmente la lengua poética, no había cesado
de los aqueos después de la invasión dó- de desarrollarse. Sin duda, admitía térmi~
rica. En la distribución histórica de los nos nuevos del uso común; pero también,
dialectos, los -que más se asemejan al micé- por ser justamente un instrumento poético
nico se sitúan en regiones aisladas y peri- artificial y estilizado, forjaba nuevas 'expre-
féricas con respecto a los dialectos dóricos: siones siguiendo leyes propias que no ope-
Arcadia, -en el centro del Peloponeso, y raban en el griego hablado y que estaban
Chipre. Pero esto no demuestra que las condicionadas por las exigencias de la mé-
poblaciones mismas hayan sido rechazadas trica. Además, los poetas hallaban en el
y relegadas a los confines. Dialectos no dó- patrimonio tradicional, palabras cuyos sig-
ricos que pueden ser la continuación del nificados se habían perdido, y las repetían
micénico, aunque muy modificados por el atribuyéndoles un sentido arbitrario que no
tiempo, ~on el eólico y el jónico. Se habla- siempre podemos precisar. Esto sucedía
ba el primero en el noreste de Grecia, en fácilmente con los característicos epítetos
Tesalia y Beocia, y en la región más septen- repetidos que acompañan a los nombres
trional de la costa de Asia Menor bañada de las divinidades. Por lo demás, la termi-
por el Egeo, junto con la isla de Lesbos. nología del culto siempre es conservadora,
Más al sur de Lesbos, en la zona compren- y en una sociedad iletrada no es raro que se
dida entre las ciudades de Esmirna y de olvide el sentido original de las palabras
I
Mileto, se hablaba el dialecto jónico, afín - como el de los ritos mismos- y se lo sus- 1. El patio central del palacio de
al de Atenas y su región. el Ática. Esta dis- tituya por una nueva interpretación. Por Cnosos (Creta).
tribución de los dialectos es posterior a la ejemplo, la diosa Atenas, a la que ya se
invasión dórica. Desde el siglo x1 en ade- veneraba en la época micénica y se la lla- 2, 4. Cnosos: dos vistas de la entrada
lante, fuertes corrientes migratorias pasa- maba a menudo Glaukopis, "rostro de le- norte del palacio.
ron de la madre patria al Asia Meno¡, don- chuza". El epíteto nos hace remontar a
de se unieron a los grupos que ya se habían concepciones teriomórficas de la divinidad 3. Palacio de Cnosos: la cisterna
establecido allí en la época micénica y que existían en la época micénica, pero en de las purificaciones.
crearon aquella notable región d e civiliza- Homero han sido olvidadas casi totalmen-
ción ( con Milete, ,Efeso, Priene, Colofón, te; por ello, en la época de estos poemas
Teo, Lebedo, Miunte, Quíos, Samos, etc.) se daba al epíteto el sentido de "mirada
que se distinguió en el período arcaico y terrible" o el de "ojos azules", que fue el
durante la gran colonización.. En buena aceptado generalmente más tarde.
parte, estos movimientos migratorios debie-
ron pasar por Atenas, la única ciudad im- La poesía de los aedas
portante que no fue destruida en el mo- Aún más que la repetición mecamca de
vimiento de los dorios. epítetos, es característico en Homero la

6
Homero
• l. El •ca.so de los guerreros' encontrado
er. una casa de las cercanías del
círculo de tumbas reales situadas
en la ciudadela de Micenas. Alrededor
del 1200 a. C. Atenas, Museo Nacional.

2. Pequeña cabeza de guerrero con


yelmo; maifil. Proveniente de las tumbas
en forma de habitación de Micenas.
Siglo Xlll a. C. Atenas, Museo Nacional.

3, 4 . Puñales damasquinados
p rovenientes de la tumba IV de Micenas.
Mitad del siglo XVI a. C. Atenas,
Museo Nacional.

4
Homero

repetición, en cantos diferentes, de grupos que se trata de las armas maravillosas fa- quien creó la amplia estructura de los poe-
iguales de palabras y de versos enteros. bricadas por Hefesto. mas. Ahora bien, justamente en la estruc-
Los poemas son composiciones originales en tura y en estas partes llamadas a menudo
su estructura total, pero conservan el len- La estructura de los poemas homéricos "redaccionales" se encuentran esas anoma-
guaje y el estilo de la poesía de tradición lías o incoherencias en las cuales la crítica
En un tiempo la crítica miraba con sospe-
oral que los precedió. Cuando se dice que moderna veía el indicio de una decad encia
cha las rep eticiones de versos y fragmentos
en esta poesía los cantos se trasmitían de de la poesía heroica, el rastro de una forma-
enteros, y veía en ellas la obra de imitado-
memoria, esto no significa que cada cantor ción mecánica y no poética de la Ilíada y
res tardíos. Hoy sabemos que éste es el
repitiese sin cambios textos recibidos de sus la Odisea. En realidad, muchas de estas
sentido auténtico de la poesía de tradición
predecesores. En su largo aprendizaje, los incoherencias o contradicciones internas
oral. Sin embargo, los poemas homéricos
cantores no sólo aprendían numerosos tex- son incompatibles con nuestra idea d e la
no pueden considerarse como documentos
tos que habían adquirido una forma casi creación poética. Se puede admitir un
de poesía oral. El verdadero cantor decla-
definitiva, sino también una técnica que, ligero error, como los que se deslizan tam-
ma para. un público reunido ocasionalmente ·
además de ayudarlos a fijar los cantos en la bién en autores modernos de novelas y
en una •fiesta o un banquete y debe dispo-
memoria les permitía al mismo tiempo re- poemas: por ejemplo, la reaparición en la
ner de un repertorio vasto, por ejemplo,
elaborarlos y retocarlos según las preferen- batalla de algún guerrero secundario que
debe estar dispuesto a narrar cualquier
cias personales o las exigencias de su audi- había sido muerto en un libro anterior,
episodio del ciclo troyano; pero, para él y
torio ocasional. Al re petir en un lenguaje como el caso de Pilémenes, jefe de los
para el público, la unidad poética es justa-
impersonal, corporativo, un re pertorio rela- Paflagonios, que prir)'lero e s muerto por
mente el episodio autónomo, concluso en sí
tivamente estabilizado, los cantores podían Menelao ( Il. V 576) y luego llora la muer>-
mismo, y con el que puede entretener al
agregar o quitar, extender o condensar y te de su hijo (XIII 658). Pero un proble-
máximo a sus auditores durante toda la
cambiar palabras o frases. En resumen, en ma serio es -el de las contradicciones que
noche. El repertorio no constituye un
cac;la recitación, el cantor repetía y creaba hacen peligrar la sustancia poética d e la
poema amplio y orgánico, sino solamente
a{ mismo tiempo; y lo hacía como si impro-
obra y en las cuales no podría incurrir un
una serie de episodios. Si se lo registra, si
autor que creara con plena conciencia y
visara, frente a un público atento e impa- se lo pone por escrito, conserva esta simple
ciente. libertad .
estructura paratáctica y los episodios sólo
quedan unidos por la relación de suce sión E n el desarrollo del conflicto entre Aqui-
En los aedas F emio y Demódoco de los les y Agamenón tiene importancia ·funda-
q ue habla la Odisea, encontramos ejemplos cronológica. Pero los poemas homéricos
p resentan una vasta concepción: desarro- mental e l intento de reconciliación relatado
de esta capacidad de declamar durante en el libro IX, cuando la delegación de
horas e nteras, sobre temas elegidos por el Jhn argumentos que son retomados y lle-
vados a su conclusión mucho después, Odiseo, Ayax y Fénix ofrece a Aquiles Ja
p úblico; es lo que hace Demódoco cuando restitución de Briseida y muchos ricos do-
Odiseo quiere oír de sus labios la historia mientras insertan hechos nuevos, "motivos
retardante s", entre el comienzo de una ac- nes, p ero se encuentra con un rechazo.
del cahallo de madera ( Od. VIII 485-520) . Sin embargo, más adelante parecería que
E l secreto de esta habilidad reside en un ción y su final, corno en el caso de la ira
de Aquiles. Entrelazan acciones diversas y este intento nunca se hubiera producido.
lenguaje formado por un repertorio de for- En una ocasión ( XI 609 s.) Aquiles dice a
mulas ya listas. Para el cantor, el verso no admiten el flashback prolongado (los rela-
tos de Odiseo entre los feacios en los li- Patroclo: "ahora sé que los aqueos ven-
está compuesto de ocho o diez palabras, drán a mis pies / a suplicarme" . Y m ás
bros IX-XII de la Odisea). Una construc-
como puede parecernos, sino de dos o tres tarde dice que los troyanos serían derrota-
ción meditada de este tipo, que parece
frases métricamente útiles, cada una de las dos si Agamenón se mostrase conciliador
destinada al lector más que al oyente
cuales tiene su lugar preestablecido en el para con él, e incita a Patroclo a mostrarse
- mientras que la poesía griega, al menos
verso. Para cada idea que se quiera expre- valeroso ante los aqueos: "y así la b ella
hasta el siglo v a. C., nunca estuvo destina-
sar hay formulas fijas que pueden repetir- muchacha / me devolverán y m e traerán
da a la lectura-, exige la presencia de
se de igual modo, o bien adaptarse y com- espléndidos presentes" (XVI 72 s., 85 s.) .
elementos estructurales que la poesía oral
binarse con facilidad. Por e jemplo, al final Aquí puede pensarse que la embajada del
no necesita. Elementos estructurales típicos
de los discursos se encuentran esos típicos libro IX fue insertada secundariamente en
del gran poema monumental son los proe-
versos-fórmulas que comienzan con "así la composición de la Ilíada, o que el mis-
mios y las partes de ensamblamiento entre
dijo", o "habiendo dicho esto". Entre las mo autor combinó dos versiones diferen-
un episodio y otro. La Ilíada y la Od-isea
muchas oo:mbinaciones posibles, por parecen, sin embargo, compuestas sustan- tes.
ejemplo, ¿e cuenta el verso "así dijo, Para la evalua ción de estas incongruen-
cialmente por episodios bastante autónomos,
y estimuló la fuerza y el ánimo de cias debemos recordar que los poemas no
cada uno de los cuales corresponde a me-
todos", que aparece diez veces en la Ilíada. estaban destinados a la lectura escrupulo-
nudo a uno de los 48 libros, los cuales
Es posible repetir grupos enteros de versos pueden ser presentados y apreciados sepa- sa que realizamos nosotros y sol:ire todo
para exponer los mismos h echos, aunque radamente. Pero no es raro que entre uno que Homero, aunque pueda haber innova-
cambien los personajes. Por ejemplo, los y otro haya fragmentos de unión que en el do en la técnica de la 59d:p osición, debía
cuatro versos que describen al guerrero repertorio aédico habrían sido superfluos trabajar siempre con ;:ría teriales ya prepa-
que salta a tierra para combatir y reanima o se habrían reducido a unos pocos versos rados, sea en las líneas generales del con-
a los suyos se repiten idénticos tres veces de transición; encontramos partes extensas· tenido, sea también, en grah parte, en los
Il. V 494-497 VI 103-106, XI 211-214). q ue sólo interesan por la función que tienen detalles que en algunas series de versos o
Los versos en los cuales se describe a París en la compaginación de los poemas y que E;pisodios existían ya en versiones canónicas
rolocándose la armadura ( III 330-338) se no podrían tener existencia independiente: q ue estaban en -la memoria de todos. Para
repiten para Patroclo ( XVI 131-144) , pero por ejemplo, el libro VIII de la Ilíada, que el público, los hechos de la guerra troya-
con una modificación final pues el poeta señala un cambio en la guerra, pero no na se habían desarrollado de ese modo:
ciebe estar dispuesto a narar cualquier tiene particular interés en sí mismo, y por eran historia, como diríamos nosotros, y un
.es con las cuales se prepara para ir a la lo tanto no representa una unidad poética. p oeta podía dar mayor o menor relieve a
hata.Ila. Patroclo no puede asir la gran lan- En tanto que los d iversos episodios de la un personaje o a un suceso, pero no inven-
z..: los mismos versos son utilizados en par- Tlíada y la Odisea repiten composiciones tar de cabo a rabo. Alguncs duelos. esce-
te para _'\quiles XIX 369-373 . pero con trasmitidas por la poesía oral, las partes de nas de batalla. diálogos y •~scenas di~inas
ag:::~ado de rm d esarrollo necesario. ya ensamblarniento revelan mejor la mano de hab ían sido aceptados desde hacía tiempo
....
Homero

en versiones casi "definitivas" que también para compensarse se apoderará de la pri- 1, 2. Palacio de Pesto (Creta):
H omero repite al pie de la letra; ciertas sionera de aquél, Briseida. Por un instan- el patio central y el "teatro".
partes en las que podemos reconocer un te Aquiles piensa en sacar la espada y ma- La civilización micénica.
fondo lingüístico particularmente arcaico tar a su adversario, pero después d e una
con respecto al conjunto de los poemas de- aparición de Atenea, se contiene y se limi-
bían provocar la misma impresión entre los ta a reprochar a Agamenón su avidez y su
contemporáneos de Homero. En todo esto prepotencia. Los héroes homéricos matan
nadie veía un límite, una restricción o una con facilidad, pero no viven en un mundo
falta de originalidad. totalmente anárquico. Aquiles sabe muy
Había mayor margen de libertad cuando· bien que el abuso de Agamenón ha sido
existía más de una versión de un mismo he- aprobado en asamblea; aunque ningún otro
cho, en cuyo caso era posible elegir. En tome la palabra se supone que la comuni-
un poema de grandes dimensiones, cons- dad ha dado su consenso. A Aquiles no le
truido con el método casi antológico que queda más que replegarse y oponer una
hemos descrito, quedaban fácilmente ras- especie ·de resistencia pasiva, retirándose de
tros de estas elecciones. Para nosotros, las la guerra.
incongruencias1 las alusiones a leyendas no Al final, toma la palabra el viejo Néstor, con
desarrolladas, fas referencias ocasionales re- intención conciliatoria pero sin obtener re-
velan algo de la poesía prehomérica y nos sultado alguno; después de su intervención,
permiten realizar una especie de análisis las posiciones adversas se definen aún más
de las fuentes y comprender el sentido y el en las réplicas finales de los protagonistas.
alcance de la innovación homérica, que Agamenón afirma que Aquiles, por ser un
-dentro de los límites reconocidos- no de- e,xcelente guerrero, quiere sobreponerse a
be subvalorarse. Si en la Ilíada a veces. todos. Aquiles confirma su decisión de no
H omero es incoherente hasta en el desa- someterse y concluye ( I 298-$)3) :
rrollo del tema central, nos place pensar, Mediante la fuerza, ciertamente, no comba-
aunque sólo sea una hipótesis, que antes tiré por la ¡oven,
dio al conflicto entre Aquiles y Agamenón ni contigo, ni con otro alguno, pues al fin
tal relieve que relegó al fondo la guerra de me quitáis lo que me dísteis.
Troya, y que al tratar extensamente este
conflicto aprovechó al máximo su margen de
Pero de las otras cosas que tengo en
mi
veloz nave negra, ·
libertad; las eventuales incoherencias, por nada podrías llevarte ni tomarlo contra mi
lo tanto, son rastros de este esfuerzo inno- voluntad.
vador. Y si no, haz la prueba, para que. éstos
también lo sepan:
La mano del poeta pronto tu negra sangre brotará en torno a
En el libro I se exponen con admirable cla- mi lanza.
ridad los motivos de la oposición entre los En palabras breves y claras, dice, 1) que:
dos héroes. Una comunidad en armas re- no puede negarse a entregar a Briseida
cibe el golpe de la venganza de Apolo. Pa- porque ésta le ha sido asignada por la
ra hallar una solución, se reúne la asamblea, asamblea y ahora esta asignación ha sido
único órgano deliberante responsable, que revocada por la misma asamblea ("lo que
ruede ser convocada por uno cualquiera me disteis" ); 2) los otros bienes conquista-
de los jefes, Aquiles en este caso (Il. I 55) . dos en empresas personales, no controlados
El adivino Calcante revela que Apolo está por la asamblea, son de su propiedad exclu-
encolerizado por la ofensa infligida por siva y pueden ser defendidos por todos . los
Agamenón a su sacerdote Crises. Agame- medios.
nón es el primero entre los jefes, pero no Como se ve, rige aquí un régimen ·demo-
tiene poderes autocráticos. Para aplacar al crático primitivo, que no tiene leyes ni
dios, deberá restituir la hija de Crises, que poderes delegados, y en el cual todo lo de-
es su prisionera. Agamenón consiente, pero cide la asamblea. El nombre de "democra-
surge un complejo problema de honor y de cia primitiva", de base gentiliciai" es prefe-
prestigio. La prisionera era su parte de un rible al de "monarquía democrática", que
botín de guerra, y pide entonces que la puede hacer pensar en un estado encarnado
.-\.sa.mblea, a la cual le corresponde la tarea en un soberano, mientras que en Homero
de di,idir el botín según los méritos de ca- el estado no existe. En la asamblea todos
da uno, le ofrezca una compensación por la son teóricamente iguales, pero quien se des-
pérdida sufrida. Aquiles responde que la taca por méritos personales puede acumu-
dfrisión ya ha sido realizada, que no exis- lar bienes, defenderlos y evidentemente,1
tm bienes de reserva y por lo tanto, Aga- usarlos como instrumento de poder y pres-
menon deberá esperar a que Troya sea tigio. Que el equilibrio de este régimen es
rooc;_uistada para resarcirse ( 1 - 122 - 129) . inestable, lo demuestra ejemplarmente el
Peco éste no se deja convencer y amenaza conflicto entre Agamenón y Aquiles. El
apoderarse por la fuerza de la parte primero es el de mayor autoridad en la
1 botín ya asignada a otro de los jefes. Asamblea, sin ser un monarca; su a utoridad
quiles Jo acusa de hacerse conceder siem- deriva del libre reconocimiento de la comu-
los mayores premios. La pelea estalla nidad como ·10 prueba toda la Ilíada, aun-
;e::::;:a men::e_ .\ qui'.es declara que se re- que sólo sea por la ausencia de un aparato
de h guerra. y A;:ameoón anuncia que represivo o burocrático q ue dependa de él.

1l
l . Máscara funeraria de oro, de un rey
"aqueo", llamada "de A gamen6n".
Proveniente de la tumba V de Micenas .
Mitad del siglo XVI a. C. Atenas,
Museo Nacional.
1
2, 3, 4. Máscaras funerarias de oro,
provenientes de la tumba IV de M.icenas
Atenas, M11 seo Nacional.

2 4
Homero

Aquiles dispone de los medios personales poderes temporarios y revocables, y en afirmarse que contiene formas lingüísticas)
para oponerse a Agamenón, esto es, en caso cuyo seno surgen individuos que adquieren y estilísticas bastante toscas, pero que su
necesario, para sustraerse al control de la una posición autónoma y quieren asegurar- nómina de los lugares de proveniencia de
asamblea. Por esta vez se somete, pero se la y verla reconocida. En estos individuos los combatientes aqueos se funda en un
comprende que él encarna una fuerza de podemos discernir los elementos aristocrá- conocimiento auténtico de la geografía mi-
disgregación, o eventualmente de progreso, ticos que hallamos en el poder en las ciu- cénica: nombra centros habitados que en el
en la democracia primitiva. Mientras tan- dades durante la época histórica. Natural- medioevo h elénico habían desaparecido y
to, en su protesta queda reducido al aisla- mente, tambi~n el jefe de la comunidad, les atribuye un rango que parece corres-
miento. el basileus (e l "rey", según la traducción ponder a la situación real de la época mi-
Su soledad es la nota do¡ninante de la esce- corriente de este término ) tiende a apro- cénica. Sea como fuere, el Catálogo no es
na siguiente, en la cual apela a su madre, vechar sus privih:gios para obtener bienes una reseña de batallones en armas, listos
la única p ersona que puede interceder a su materiales y poder, como hace Agamenón para la batalla, reseña que se adaptaría al
favor ante Zeus. En el diálogo con la ma- y si es posible, lograr que su cargo sea comienzo de la Ilíada, sino la descripción
·dre aparece el tema paté tico de su muerte hereditado, como puede inferirse de algu- de una flota que se reúne antes de zarpar
inminente, de la cual Aquiles es consciente. nos pasajes de la Odisea. Aqui Telémaco para una expedición guerrera: es el momen-
Esta parte final del libro I nos introduce en quisiera suceder en el señorío de Itaca a to de la partida de los aqueos del puerto
la sociedad de los dioses homéricos que in- su padre desaparecido, pero Antínoo, uno de Aulis, en Beocia. Su carácter extraño
tervienen de manera constante e imprevi- de los pretendientes, lee en sus pensamien- con respecto a la Ilíada se revela también,
sible en los asuntos terrenales. Aquiles no tos y le dice ( Od. I 386 s.) : "no quiera el a pesar ele aparentes retoques, en las gran-
puede apelar a leyes humanas; sólo le resta Crónida que llegues a ser rey de ltaca, ro- des discordancias enh·e algunos de sus da-
recunir a los dioses, lo cual sin embargo deada p or el mar, como podrías serlo por tos y los hechos del poema.
tiene siempre un éxito problemático. De herencia de tu padre". Telémaco le res-
las relaciones con los dioses está excluido ponde que q uisiera llegar a ser rey, pero Aquiles
todo contenido de devoción interior. A no tiene esperanza si su padre no retorna :
En el libro III se posterga nuevamente la
ellos se les piden favores y se les ofrecen en ausencia de Odiseo, el hijo no puede
reiniciación de la guen a y por ende, la eje-
tributos en sacrificio. Pero no siempre las aprovechar una costumbre que no constitu-
cución del "plan de Zeus", para introducir
plegarias son escuchadas, y raramente son ye un derecho.
el duelo entre París y Menelao. D estinado a
recibidas de manera favorable. Al realizar Naturalmente, no puede reducirse toda la
resolver o evitar el conflicto con un enfren-
los sacrificios, aunque se observen escrupu- llíada al desarrollo del antagonismo entre
tamiento directo entre el raptor y el ma-
losamente las prescripciones rituales, siem- Aquiles y Agamenón, del cual para nada
rido de H elena, en la h·adición el duelo
p re puede cometerse algún error u omisión: se habla en muchos cantos. En torno a
debía producirse inmediatamente después
por ejemplo, cuando Apolo hace estragos este tema se concentran muchos materiales
del desembarco de los aqueos en la Tróade,
en el ejército, los aqueos se preguntan si que sólo tienen una relación indirecta con
y no después de diez años de combate,
no habrán omitido un voto o una hecatom- él y que en su origen por cierto no tenían
cuando los aqueos ya parecen haber olvi-
be ( I 65). ninguna. En conh·a de lo que cabría espe-
dado la causa remota de la guerra y están
rar, inmediatamente después del libro I no
Aquiles, que es de estirpe divina, puede decididos a saquear Troya para resarcirse
se asiste a la reiniciación inmedia ta de la
contar con la intervención de Tetis ante los de las pérdidas sufridas. Durante las ope-
guerra y a la derrota de los aqueos que
dioses mayores. E lla obtiene la promesa de raciones preliminares al duelo, en el mismo
Zeus ha prometido a Tetis. Este "plan de
ayuda a favor de su hijo. Pero logra esta libro III, es aún más sorprendente ver que
Zeus" no se realiza hasta el libro XI, cuan-
promesa a cambio de un viejo servicio que Helena, desde los muros de Troya, señala
do los troyanos contratacan con éxito y
ella prestó a Zeus ( I 394-407; 503) , sin los principales jefes aq ueos a Príamo, como
hieren a los principales jefes aqueos. Todo
que se haga referencia alguna a normas si éste, después de tantos años de asedio,
lo que su cede antes en la guerra no puede
superiores de justicia, que no existen, o a no hubiese tenido nunca ocasión de verlos.
concebirse como una continuación de la
e,·entuales méritos de Aquiles. La preca- También este episodio se refería original-
cólera de Aquiles, cuyas consecuencias to-
riedad d e la asistencia divina se revela en mente a la fase inicial de la g uerra.
davía no se hacen sentir. Quien compuso
:a vacilaciones de Zeus, quien sabe que la Ilíada insertó y unió en ella, lo mejor
Al llegar a este punto la cólera de Aquiles
no es el único dios: aunque sea el más se pierde de vista. Puede criticarse al poeta
que pudo, muchos episodios que, en la
:uerte, otros pueden oponerse a él y aun que ha unido sin demasiada exactitud estos
tradición, debían ubicarse en momentos di-
anularlo, como sucede a veces en la misma episodios con el tema principal del poema,
ferentes de la guerra d e Troya.
11ada. Esta religión no conoce firmes prin- pero tiene el mérito de haber iniciado, con
apios éticos, no ofrece certidumbres para los materiales y la técnica esencialmente
este mundo ni esperanzas para el más allá. "El catálogo de las naves" inapropiados de la poesía oral, un procedi-
Ha alcanzado un grado precario de antro- En el libro II se hace la reseña de las fuer- miento que hallará gran aplicación en mu-
prmorfismo que ha superado los terrores zas comba tientes: es la larga lista o "Catá- chos poemas y novelas de la literatura eu-
ci~gos frente a las fuerzas naturales, pero no logo de las naves" con la cual comienza ese ropea: iniciar varios hilos del relato para
se basa todavía en un sistema de valores desarrollo del material q ue justamente con- retomarlos después, ab1ir graneles parénte-
rales; éste sólo podrá nacer como reflejo vierte el tema de la cólera de Aquiles en sis, sacrificando el método fácil y obvio de
una sociedad jerárquicamente diferen- una Ilíada. A nosotros el Catálogo nos pa- yuxtaponer fácilmente los hechos, de hacer
ciada y gobernada a través de instituciones rece un trozo árido y totalmente falto de seguir inmediatamente a toda causa su
políticas. Es conveniente examinar con de- poesía. Pero en un amplio poema guerre- efecto.
tille lo· términos del conflicto entre Aquí- ro, de fondo casi histórico, una reseña de En la primera serie de cantos, Homero
:· Agamenón porque a través de los este género tiene la función de registrar, ya ubica todos los episodios que no podrían
ionales ornamentos de origen micénico de una vez, datos y circunstancias que, si hallar cabida después de que comience a
la grandilocuencia del estilo épico es fá-, no recibieron fo rma poética - único medio realizarse el plan de Zeus conb·a los aqueos.
en~ender erróneamente las relaciones de conservación cuando no había escritu- En la parte central, con la interminable ba-
realmente desaibe H omero: son rela- ra- serían más tarde olvidados o deforma- talla de los libros XI-XVIII, reúne y en-
de pequeñas comunidades primitivas, dos. sambla, no muy ordenadamente, escenas
la- que debían de existir durante el Sobre el origen de este catálogo que no fue de combate de diverso origen. Con el re-
-=--"'''"'u belfnico. que eligen un jefe con creado para la Ilíada seguramente puede tomo de Patroclo al campamento, el tema

13
Homero

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4 5
6

1, 2. El gran patio y los muros.


del palacio de Micenas

3, 4. El círculo de las tumbas reales


de la acrópolis de Micenas.

5. Micenas: la Puerta de los Leones.

6. Micenas: la tumba "de Agamenón",


tmabién llamada "el tesoro de Atreo".

7. Vista de la acrópolis de Micenas.

7
( Homero

de la cólera de Aquiles se encamina hacia sión de cólera ( v. 55 s., 67 ss.). También 1. Ánfora protogeométrica ática. Siglo
su conclusión: la última parte tiene un de- Agamenón, con igual lejanía, se justifica V III a. C. Atenas, Museo Benaki.
sarrollo más coherente, aunque incluye acusando a los diose s de haberlo sumido en
también episodios extensos y relativamente un momentáneo estado de ánimo irracional, 2. Ánfora geométrica, proveniente de la
autónomos qu~ otra vez interrumpen y re-, y relata la extensa historia mítico-alegórica necrópolis del Dipílón. Fines del
tardan el relato inminente y dramático de ele Ate, esto es, del error personificado. siglo VIII a. C. Atenas, Museo Nacional.
la muerte de Patroclo y la consiguiente Luego quiere entregar inmediatamente los
reaparición de Aquiles que mata a Héctor. presentes prometidos en la embajada -del
Los episodios aludidos son: la descripción libro IX, pero Aquiles no quiere oír hablar
de las nuevas armas fabricadas por Hefeso de ello. Sin embargo, Agamenón ya no
para Aquiles ( libro XVIII), la batalla de tiene el deber ele enh·egar los presentes,
Ios d ioses (XXI) y los juegos fúnebres en pues éstos eran solamente el precio ofrecido
honor de Patroclo (XIII ). E stos cantos no a cambio ele un retorno inmediato a la ba-
•son independientes del tema de la cólera talla por parte ele Aquiles, que se había
de Aquiles, del cual forman parte, natural- negado: Si Aquiles los reclamara, no sería
mente, la gesta de Patroclo, la muerte de como precio por el retorno a la guerra, re-
Héctor y lo que sigue, pero la crítica los torno ya decidido, sino como compensación
ha analizado a menudo con dudas, porque por el daño y la ofensa expuestos en el libro
ante el análisis lingüístico parecen de ori- I; pero los rechaza. Aquí una condescen-
gen relativamente tardfo y tienen un sesgo diente voluntad ele pacificación hace olvi-
descriptivo y decorativo tan didáctico que dar los serios y graves motivos de la que-
contrasta con el tono austero y hasta paté- rella. Estas consideraciones no parecerán
tico del contexto. Pero esto no es suficien- demasiado sutiles, si se recuerda que en
te para considerar a estas partes como in- una sociedad sin leyes escritas el cambio ele
terpolaciones no homéricas. dones entre individuos y comunidades es el
Tambié n el último libro, que relata el res- único acto concreto y formal posible que
cate del cadáver de H éctor, presenta mu- atestigua y convalida las relaciones de
chas e xpresiones y fórmulas de fecha re- amistad, subordinación y alianza y que ex-
ciente. Como conclusión del poema no presa de manera tangible el obsequio o la
podría pedirse nada mejor: el Aquiles soli- reparación de un daño. No p uede pensarse
tario que hemos conocido en el lib ro I, que que en la Ilíacla los presentes puedan ofre-
en el libro IX ha rechazado las ofertas con- cerse o rechazarse por pura cortesía. La
ciliadoras de Agamenón y que ha perdido entrega ele los dones se produce luego, tal
al amigo, después de la venganza cede fi- como d ispone con autoridad Odiseo ( v.
nalmente a la piedad y restituye a Príamo 172 ss.), quien interviene para impartir a
el cuerpo de Héctor. El joven héroe y el" Agamenón y a Aquiles las precisas prescrip-
\iejo troyano lloran juntos sus desgracias. ciones del ceremonial que pondrá fin a la
Se sabe que la guerra comenzará de nuevo disputa. Mientras que en el libro I la in-
y que Aquiles morirá: él mismo lo dice tervención del más viejo y sabio Néstor, no
XXIV 540) . Para él, la guerra y la vida ha sido tomada en consideración, aquí
han llegado a su fin. El conflicto con Aga- Odiseo aparece dotado directamente de una
menón, del cual no se habla en este libro, autoridad superior a la de los contendientes.
está olvidado; pero se comprende que Aunque no se llegue a negar la paternidad
_.\quiles actúa definitivamente por sí mismo homérica del canto de la reconciliación, es
tanto es así que se preocupa por ocultar la necesario admitir que fue compuesto te-
presencia de Príarno a los otros jefes aqueos niendo ya ante la vista ese tipo de sociedad
:· a Agamenón, y concluye por su cuenta que conocemos ·a través de Hesíodo, en la
una tregua con el enemigo ( XXIV 650-658, cual las querellas entre personas eran· diri-
cfr. 683-688). Al hacer causa común, al midas por un juez aristocrático. Se lo pue-
menos sentimentalmente, con el rey de los de considerar como una espe¡;ie de fin ale-
:roya.nos, Aquiles rompe aún más la solida- gre de la cólera de Aquiles, ·pero no con-
ridad con los aqueos. cuerda con las premisas ele la Ilíada ni con
Este melancólico final no parece presupo- el final desconsolado del último libro.
"ler ni admitir una reconciliación con Aga-
menón. la cual, sin embargo, ya se ha reali- Los personajes de la Ilíada
zado con todas las formalidades ( XIX 34- También podría decirse, desde otro punto En la página siguiente:
_:-5 . en un episodio demasiado edificante de vista, que el Aquiles conciliador, el Aga- 1, 2. Anillos de oro con sello, proven'ientcs
_ rnilizado para la época que describe la menón dadivoso y el Odiseo autoritario ele de la tumba IV de Micenas. AtentM,
linda. );°o había sucedido nada que pu- este episodio revelan disposiciones persona- Museo Nacional.
diese modificar las posiciones recíprocas les que no son sus características en el
de ios litigantes. pero el mismo Aquiles se resto del poema. Pero no pi:i'ecle ouscarse S, 4. Tirínto: el ingreso a la escalera
adelante y le dice a Agamenón: nos hemos en el personaje homérico una coherencia del pasaje secreto sobre el 'lado
eq-ni.ucado al encolerizamos "por una mu- psicológica análoga a la de las figuras lite- oeste de la ciudadela.
cbachan ( v. 58) . En realidad, la muchacha. rarias modernas. No tiene cualidades inte-
hab!a sido el pretexto para una prue- riores individualmente bien definidas; no 5, 6. Las casamatas de la ciudade'la de
de fuerza en la cual ambos habían las manifiesta porque la poesía épica no se Tirinto. Sigzd X11I a. C.
-- en iuego toda la dignidad y el honor detiene a expresar los irnpulsos.J~s del
sn rang~. mientras que aquí .-\.quiles re- ánimo. Tam poco las posee en una medida 7. Tirfnto: 'la entrada principal
~ lo mcedido a una simple explo- digna de mención. porque la existencia de la ciudadela.

r
Homero

afectiva de estos hombres está volcada toda


hacia el exterior, se agota en la vida de
relación que compromete a toda la perso-
nalidad y no da mucha cabida para la for-
mación de esos sentimientos y resentimien-
tos privados que constituyen para nosotros
la nota dominante de un carácter.
En la vida de relación, lo que cuenta y ca- 1

lifica a una persona es el éxito práctico. El


comportamiento de cada uno y el juicio de
~s demás se orientari según este único pun-
to de referencia. En las relaciones pacífi-
cas, es menester conquistar entre los otros
una posición honrada y defenderJa a toda
costa, contando solamente con0la propia
energía, la capacidad de reacción inmediata
contra quien nos quiere humillar: la cólera
de Aquiles es el argumento de la Ilíada,
pero también los otros héroes y dioses prin-
cipales tienen su momento de cólera. En la
guerra, el éxito se obtiene, naturalmente,
con la fuerza. Aquiles sólo demuestra po-
seer en grado superior las cualidades comu-
nes a todos, y no actúa según su índole pro-
pia o su predisposición específica.
Sin e mbargo, los personajes homéricos ya
habían sido individualizados de algún modo
en la poesía anterior, la cual había atribui-
do a cada uno un papel determinado en la
guerra troyana. Tampoco en esto Homero
podía inventar libremente. En el libro I
de la llíada, que comienza el relato -a la
~anera directa de ios aedas-, sin ningún
::iforme sobre lo que antecede, no se pre-
8
senta a los personajes, sino gue se los intro-
duce como figuras conocidas por todos. Pe-
:o en los libros II y III construidos como
::nicio de un poema vasto y complejo que
€'.·ocan momentos anteriores de la guerra,
:os p ersonajes principales son presentados
en reseñas diversas. En el Catálogo se tie-
ne un regisÚo completo de los combatien-
-es, con el número de las fuerzas . y su pro-
·-eniencia precisa. Más adelante, _ Helena
:;eñala a Príamo, uno por uno, los jefes
;;.queos ( III 166-242) . Y todavía en el
Ebro IV (250-421) cada uno de los jefes
-:P<Uece en una actitud significativa, cuan-
Agamenón pasa revista al ejército.
Las muchas señales que sirven para indivi-
dualizar a los héroes y que aluden a hechos
incluidos en los poemas-homéricos,. indi- 5
= que eran conocidos como protagonistas
~ tantas gestas que Homero no podía
'tir a ninguno. No se podía privar a
=die de su fama de combatiente, y así
:romo todo guerrero valeroso tiene siempre
día de gloria en ,alguna batalla, así tam-
cada héroe debía ser por lo m enos; el
~gonista de un breve canto: como Aga-
=er--~ en el libro XI, Diomedes en el V,
• ;-ax en el X\·. ~1enelao en el XVII e Ido-
= en el XIII. En la importancia de
gestas que les atribuye, Homero deb e
haber respetado la fama y el rango de
que cada uno gozaba, según la tradi-
~i confrontunos todo lo que se dice
dñ-es::as ocasiones sobre un héroe o todo
qtr sabemos ?(l." fuentes DO homéricas,
6 7
Homero

1. .4nfora geométrica ática. se ve que tiene siempre detrás de sí una En el fragor de la batalla es prota;onis-..a
Atenas, Museo Naci011al. historia propia, y que, aunque en aparien- ele un episodio singular, el encuentro con
cia siga siendo siempre el mismo, el cambio Glauco: ambos están a punto de combatir,
2. Oinokhoe (jarro para servir vino) de las costumbres y del gusto se ha refle- cuando Diomedes pregunta al otro su nom-
geométrico ático. Segunda mitad del siglo jado en él. Sería interesante saber hasta bre. Glauco relata su estirpe y cuenta fa
VIII a. C. Atenas, Museo del Ágora. qué punto Homero,' aun respetando la tra- historia de su célebre abuelo Belerofonte.
dición, contribuyó a este proceso de rein- Diomedes descubre, de este modo, que sus
3. Gran crátera funeraria de estilo terpretación y en particular, poder discer- familias están unidas por viejos vínculos de
geométrico, proveniente de la necrópolis nir en qué medida promovió esa caracteri- amistad, sancionados por un intercambio
del Dipik5n. Alrededor del 750 a. C. zación interior del personaje cuyos primeros de dones hospitala1ios; por lo tanto no quie-
Atenas, Museo Nacional. atisbos se perciben. re luchar con Glauco. El encuentro termina
Un héroe que conserva de antigua data el con un nuevo intercambio de dones.
carácter inmutable del guerrero puro es
Ayax Telamonio. Su atributo inseparable
Principios morales y atisbos líricos
es el gran escudo micénico "semejante a
una torre" que protege a toda su persona y Este episodio, aislado en el contexto de la
que hasta puede cubrir a un segundo gue- Ilíada, nos presenta a un Diomedes muy
rrero, como T eucro quien, en una oportu- diferente del que poco antes ha atacado a
nidad Il., VIII 266 ss.), oculto detrás del los dioses; ahora interroga a Glauco porque
mismo, atisba de tanto en tanto para herir teme tener ante sí a un dios, y dándole
con su arco a un enemigo. También en la como ejemplo la historia de Licurgo, le ex-
manera de combatir, Ayax representa un plica que quien ofende a los dioses está
pasado lejano. En la Ilíada es todavía el destinado a tener mal fin. El poeta debe
más fuerte después ele Aquiles, pero queda de haber agregado este episodio para C'Om-
un poco en la sombra con respecto a otras pletar o corregir la imagen del Diomecles
figuras que quizás fueron introducidas pos- impío y salvaje al cual, un poco inopina-
teriormente en el ciclo troyano o que asu- damente, le. atribuye respeto por los dioses
mieron características más modernas. Rudo y por los huéspedes. Además, esta escena
y taciturno, no lo afectan los sentimientos contiene versos que anticipan una concep-
sensiblemente más humanos que Homero ción de la vida que será expresada más
tiende a insinuar en el ánimo de ciertos tarde por la poesía lírica. Glauco responde
héroes. a Diomedes que le pide que diga su linaje
(Il., VI 745-149) :
En las más antiguas leyendas, conocidas
pero en parte omitidas por Homero, las
.. . ¿Por qué me interrogas sobre mi estirpe?
historias de Aquiles estaban llenas de ace-
Como las estirpes de las hojas, así son las
chanzas y muertes crueles. Volvemos a en-
estirpes de los hombres;
contrar a este Aquiles merodeador y asesino
en los cantos de la venganza, que contie- A las hojas, algunas el viento las echa
nen sin duela elementos prehoméricos y en por tierra, mientras que a otras la selva
los cuales la ferocidad halla cierta justifi- floreciente las nutre en la . primavera;
cación en el dolor causado por la muerte de igual modo son las estirpes de los
de Patroclo. En los otros cantos en cambio, hombres: una nace y la otra perece.
;\<¡uiles logra ser -aunque sea intratable-
cortés y patético. La cortesía y la gentileza En Homero, los hechos y los personajes de
son también las cualidades de las dos figu- la épica comienzan a ser objeto de conside-
ras que la Ilíada exalta a primer plano, jun- raciones morales. En un principio simple-
to y frente a Aquiles, o sea, Patroclo y mente se juzga si una acción es buena o
Héctor. mala, y el único criterio de juicio es el re-
No era posible hacer la reintepretación del sultado, no los motivos que la han inspirado.
personaje atenuando demasiado sus carac- Quien comete una acción dañina para la
teres. En el viejo y el nuevo Aquiles, la colectividad puede ser castigado, pero sus
ferocidad y la gentileza fo1man un contras- inte nciones no son objeto de reprobación.
te que nos parece demasiado nítido, incluso En las relaciones entre grupos, está com-
para un guerrero semibárbaro. Un con- prometida toda la colectividad, la cual se
traste similar existe en la figura de Dio- siente soHdaria con cada uno de sus miem-
medes, un héroe familiar del ciclo épico que bros. Si un individuo ofende a otra cornu- ,
narraba las historias de Tebas y que quizás nielad o a los dioses, todos pagan las
fue introducido posterio1mente en el ciclo consecuencias. Si Agamenón ofende al sa-
troyano. Homero insiste en sus preceden- cerdote de Apolo, todo el ejército sufre la
tes tebanos Il., IV 364-410; V 8C;3-808 y venganza del dios, y luego, después de q ue
en otras partes) , como para establecer tam- se reconoce y se repara la ofensa, todo el
bién una relación cronológica entre gestas ejército se purifica y realiza el sacrificio
diversas. En la Ilíada Diomedes realiza em- expiatorio (ll. I 308:317; 430-474); nadie
presas grandiosas, concentradas sin embar- piensa en atribuir la responsabilidad sólo a
go en un solo libro (el V, con todo lo que Agamenón. En estas condiciones, no hay
lo precede y le sigue inmediatamente) ; razón para indagar en los recovecos de la
combate con furia salvaje, hace frente has- psicología individual y llegar a valoraciones
ta a los dioses, hiere a Afrodita y a Ares; morales. El proceso de la iniciativa huma-
en todo aparece como un segundo Aquiles. na queda pues, en la oscuridad, y habitual-

20
Homero

mente se atribuye a los dioses el estímulo 775); en cambio, Príamo todavía sostiene incipiente reprobación de que es objeto
inicial d e un a~to, aunque sea ruinoso. el otro punto de vista, ya que le dice: "no París no se refleja sobre los otros troyanos,
Sin embargo, en casos de particular grave- eres culpable ante mí, sino que los dioses solidarios con él "políticamente", pero no
dad, se comienza a tentar una búsqueda lo son, / ellos han promovido contra mí la moralmente. La Ilíada, que se convertirá
de las responsabilidad es. En la reconcilia- triste guerra de los d ánaos" ( III 164 s.) . para los griegos en una especie de poema
ción del libro XIX, Agamenón, contradi- Al mismo tiempo, el rapto de Helena como nacional, nunca coloca a los troyanos, corno
ciendo el desarrollo de los hechos relatados causa de la guerra debía parecer insatis- colectividad, en una perspectiva d esfavo-
en el libro 1, siente el deber d e explicar factorio desde un punto de vista racionalis- rable. En la Odisea, en cambio, se condena
que un impulso irracional lo llevó a cometer ta y estético. Los griegos de edades poste- en bloque, sin atenuantes y desde el co-
la ofensa contra Aquiles. Estamos todavía riores, como el historiador Heródoto, obser- mienzo, a todo un grupo, el de los preten-
en el origen divino d e los actos humanos; , vaban que el rapto d e una mujer era dientes, pero e l peso moral de la condena
origen qne equivale a una disculpa total, una causa d es p r oporcionada para una eslá distribuido de manera diversa, en pro-
pero la larga y razonada justificación d<' guerra enorme como la d e Troya. Si porción a la responsabilidad de cada uno,
Agamenón d emuestra que se podía pensar quisiéramos aventurar una hipótesis, po- aunque la distinción, como veremos más
de oh·a manera, dríamos pensar que la expedición micénica adelante, no se observa en el castigo final.
Ante todo, habría que aplicar a la misma quizás fue emprendida con fines d e saqueo. En realidad, en este poema el reconoci-
guerra de Troya una búsqueda d e las res- En la Ilíada se habla mucho del futuro sa- miento d e la responsabilidad personal ha
ponsabilidades individuales. E n la Ilíada se· queo, desde el primer libro, mientras que avanzado mucho. Ya al comienzo del libro
dice muchas veces que su causa fu e el no se insiste mucho en e l viejo mito. El I Zeus lamenta que los hombres atribuyan
rapto d e Helena realizado por Paris, por famoso juicio de Paris, por ejemplo, sólo a los dioses todos los males que les sobre-
rnluntad de Zeus y obra de Afrodita. Esta es recordado brevemente una vez y en el vienen por su p ropia culpa. Es una protes-
explicación, que excusa a los fugitivos, a la último libro ( XXIV 25-30 ) , en un pasaje ta contra el modo de pensar que sólo en
larga debía parecer inadecuada, Original- que podría ser una interpolación tardía . parte ha siclo superado en la Ilíada y en la
mente -y todavía a menudo en la Ilíada- L a introducción d e un juicio moral sobre el misma Odisea. Citamos las palabras de
Paris era un personaje moralmente neutro, carácter de los individuos, y no solamente Zeus ( Od. I 32-34) :
•m héroe vigoroso como los otros, y ni si- sobre sus actos aislados, exige una diferen- ¡Ah, cuántas culpas echan los mortales a
quiera H elena era censurada. Pero se· ve ciación de las personas en el plano ético, los dioses!
esporádicamente q ue su acción arroja una es decir, la distinción enh·e "buenos" y
Dicen ellos que de nosotros prodenen los
'iombra sobre su personalidad. A veces, "malos", que en H omero es una novedad.
males, pero en cambio
Paris se comporta poco valerosamente en D e los héroes principales pod emos decir
s11fren por sus alocadas violaciones del
la batalla y es atacado y vilipendiado por que reúnen en sí el bien y el mal, mientras
deber.
otro troyanos. H elena se acusa a sí que oh·os tienden a especializarse, como
IDI"ma Il. VI 344. 3.56) y es condenad:-> Paris e n el mal sentido o Patroclo en el Y luego relata el caso de Egisto que se-
por b opini ,.. pública III 242: XXI\" sentido más noble. Pero es notable que la dujo a Clitemnestra r mató a ..\gamenón,
Homero

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1 %

con lo cual se atrajo la venganza de Orés- de la Ilíada, que eran guerreros puros. Mu- acc10n. !taca revela en toda su extensióP
tes, aunque los dioses lo habían advertido. chas referencias a la guerra pasada nos ase- el trasfondo cultural que la Ilíada, poem;.
Con este discurso lleno de resentimiento guran que este Odiseo es el mismo que guerrero, sólo dejaba entrever.
Zeus proclama la libertad y la responsa- hemos conocido en Troya. Pero sólo aquí La sociedad pacífica que aquí se expone de
bilidad de la iniciativa humana. se nos aparece con esas cualidades -astucia manera completa, con todos sus encuadres.
y tenacidad- que conservará en toda la actividades económicas, animales domésti-
La Odisea literatura posthomérica. Es por esto por cos, etc., también está gobernada por un
En este comienzo, también la Odisea lo que el guerrero de la Ilíada ha sido iden- "rey" y una asamblea popular. Pero, en ese
se presenta como un canto épico entre tificado con personajes poéticos muy diver- momento· es inestable, porque el rey esta
tantos extraídos del amplio repertorio de sos. Ante todo, h a asumido el papel, pro- lejos y quizás ha muerto, la asamblea casi
la guerra troyana. El relato sobre el fin pio del folklore de varios países, del héroe no se reúne y no tiene muchos poderes.
de Agamenón con el cual Zeus inicia la al que se cree muerto, después de una mientras un grupo bastante fuerte de privi-
discusión entre los dioses, que decidirán larga ausencia, pero que vuelve a su casa legiados quiere que uno de los suyos des-
autorizar la repatriación de Odiseo, resu- disfrazado, es reconocido por el hijo y final- pose a Penélope y suceda a Odiseo. A
me sucesos que eran narrados en un poema mente se venga de los pretendientes de su ellos se opone solamente la resistencia de
del ciclo épico, los Retornos (Nostoi), que mujer. Además, en los años de la ausencia, Penélope y de Telémaco, quien precisa-
abarcaba también las aventuras de Mene- la Od~ea ubica peregrinaciones lamas y mente ·imtonces se hace adulto y revela una
lao y de otros combatientes de la guerra maravillosas que no fueron inyt?.ntadas para insospechada energía.
troyana. Pero este poema, que en sólo cin- Odiseo, sino que repiten en parte, aventu- El retorno y la venganza de Odiseo se re-
co libros relataba el retornó de muchos hé- ras del ciclo épico ya atribuidas a otros latan de una manera circunstanciada y
roes, no podía compararse, por la riqueza protagonistas, y en parte han sido también realista. Odiseo demuestra paciencia -vir-
del material y la complejidad de su estruc- retomadas y adaptadas de motivos de las tud insólita en un héroe épico- en su fre-
tura, con nuestra Odisea, que en veinticua- fábulas populares. cuentación del campo enemigo, en las alian-
tro libros narra los hechos de un solo héroe. El tema del retorno aparece liberado de zas realizadas con los modestos personajes
Desde el primer verso ("Cuéntame del los esquemas _menos verosímiles del folklore que le han permanecido fieles y en la
hombre ric_o en astucias ...") la poesía de la y desarrollado en el marco de una comuni- elaboración de planes de acción. En esta
Odisea ' se revela como esencialmente dife- dad -!taca-, descrita de una manera muy tendencia realista, el poeta supera, aunque
rente de la observada en la Ilíada. El tema nítida y realista. En los cuatro primeros no del todo, el esquematismo del relato po-
ya no es una acción con muchos personajes, libros -la "Telemaquia", que son de origen pular, mediante la linealidad de la trama
sino la historia de un personaje que·pasa por relativamente tardío y en los que Odiseo y la contraposición neta del bien y el mal.
muchas aventuras. El hombre situado de todavía no aparece- se establecen firme- En el folklore, los enemigos del que vuelve
esta manera directa en el centro de varia- mente los vínculos con el ciclo troyano ( es- de la guerra son usurpadores y la justeza
dos sucesos deberá surgir con una perso- pecialmente con las figuras de Néstor y de su castigo está fuera de discusión. Ho-
nalidad más nítida que la de los personajes Menelao) y se presenta la escena de la mero nos presenta un grupo de aristócratas

22
Homero

1. Crátera funeraria de estilo geométrico

2. Anfora geométrica ática, de la


necrópolis del Dipilón. Hacia mediad-Os
del ·siglo VIII a. C. Atenas,
Museo Nacional.

3. El cegamiento del cíclope Polifemo


por Ulises y sus compañeros. Detalle
de una ánfora protoática. Mediados del
siglo VII a. C. Museo de Eleusis.

En las páginas siguientes: Polifemo


cegado por los compañeros de Ulises.
Fragmento de una crátera del siglo
VII a. C. Museo de Argos.
Homero

bastantes pacientes -también ellos- que no


sustituyen al señor ausente en sus funcio-
nes, sino que se limitan a darse buena vida
en su casa; actitud que no es muy grave,
porque la casa del señor es un lugar de
representación semipúblico y abierto a los
jefes menores de la comunidad. Por lo de-
más, piden,_ solamente que se nombre un
sucesor a Odi,eo respetando todas las for-
malidades. Penélope y Telémaco, aun-que
molestos por h insistencia y la poca urba-
nidad de los p retendientes, logran con éxito
impedir toda usurpación irreparable.
Todo esto se explica en largas escenas de
diálogos y asambleas, en los cuales cada
uno expone sus razones y de las que resul-
ta que Odiseo, cuando reaparezca podrá
hacerse restituir sin dificultad, por el pue-
blo, los bienes consumidos ( XXIII 356-
357) y además, los pretendientes estarán
también dispuestos a entregarle amplias
indemnizaciones ( XXII 54-59 ) . Odiseo es
juicioso y civilizado. No está movido por
un odio ciego y llega a pensar que alguno
de los pretendientes merece el perdón; por
ejemplo, cuando les pide para ponerlos
a prueba ( XVII 360-368) o cuando ala-
ba a uno de ellos, el cortés Anfinomos,
y le advierte que no esté con los otros en
el momento de la venganza (XVIII 143-
156). Pero más tarde los mata a todos. La
conclusión es la de la fábula, que no prevé
la reflexión ni la evaluación de las culpas
individuales. P ero después de la matan-
za, el poeta recuerda que en un mundo
real los asesinados dejan a su vez vengado-
res, tanto que en el libro XXIII Odiseo, re-
ducido a la defensiva, toma precauciones
que quizás no bastarían si, finalmente, en
el último libro, Atenea no resolviese todo
con una intervención milagrosa.
Este último libro contiene también un re-
sumen del poema q ue en dos puntos impor-
tantes contradice el curso real de los acon-
tecimientos; esto .es, contiene referencias a
versiones no incorporadas a la Odisea. En
el Hades, el alma d e uno de los pretendien-
tes, Anfimedonte, relata lo sucedido a Aga-
menón. Duran te la ausencia de Odiseo -le
dice entre otras cosas ( XXIV 128-50 )- ,
Penélope prometió casarse nuevamente
cuando hubiese terminado de tejer el suda-
rio de Laertes; pero de noche deshacía el
trabajo realizado durante el día, y durante
tres años engañó de este modo a los pre-
tendientes. Estos descubrieron por fin la
treta y la obligaron a terminar la tela, pero
iustamente en ese momento volvió Odiseo.
Se trata de otro motivo folklórico; una per-
sona sobre la cual pesa una amenaza que
se concretará al terminar cierto trabajo, des-
hace de noche lo que hace de día; final-
mente se la descubre, pero en el momento
supremo llega la salvación inesperada. En la
Odisea, no se produce esta coincidencia ma-
ravillosa. Se cuenta la historia de la tela
otras dos veces; la cuentan Antínoo II. 8 7-
110 ) y la misma Penélope (XIX, 137-156 :
en ambos casos el descubrimiento del en-
1IocJen

=año se produce un poco antes de la llegada al ver que justamente entonces Penélope ha tiene sus bases rana, en el folldore corno
de Odiseo, y extrañamente los pretendien- renunciado a la esperanza de volver a ver- en la civilización contemporánea. El re:.---ctl-
tes no han obligado a Penélope a mantener lo y abandona . la _resistencia. Todo sería tado es un Odiseo movido por estimuios
su promesa. El poeta no q uiso renunciar a más simple si los dos actuasen de común interiores más complejos qne los que guia-
e.te motivo, pero prefirió no utilizarlo en acuerdo, como cree recordar Anfimedonte ban a los héroes de la Ilíada.
la trama. en el último libro; pero . al retardar el reco-
.·\nfünedonte relata también ( XXIV-167-s.) nocimiento, el único pretexto para introdu- La curiosidad, la astucia, la audacia y la
que Penélope es incitada por Odiseo a pro- cir la iniciativa de Penélope, la decisión de prudencia que se perfeccionan frente a he-
poner la prueba del arco que provoca la volver a casarse, es justamente lo que más chos nuevos, imprevisibles y más inquietan-
matanza. H omero, en cambio, había dicho debería disgustar a Odiseo. También aquí tes que la aparición directa del enemigo en
claramente que el proyecto fue concebido se obtiene un resultado poético con un pe- armas en el campo de batalla, han sido
exclusivamente por Penélope (XIX 570- queño renunciamiento al rigor lógico. atribuidas con razón a las actitudes de los
581) . La contradicción sería de poca im- A través de estos indicios podemos sorpren- griegos que, desde el siglo vm a.C. en ade-
portancia si no pusiese en tela de juicio un der a Homero en su trabajo de elección y lante, partieron de la madre p atria hacia
momento fundamental de todo el poema: el combinación de materiales preexistentes. ·todas direcciones para buscar posibilida-
del reconocimiento de Odiseo y Penélope. Más qu_e censurar las incongruencias, sólo des comerciales y sobre todo, nuevas sedes
En nuestro poema, éste se produce al final, reconocibles en un examen muy atento, para fundar colonias. Pero ya en su patria,
en el libro XXIII. Para Anfimedonte evi- conviene admirar la sustancial unidad poé- mirando a su alrededor y meditando sobre
dentemente se ha producido fintes de la tica de la Odisea. La originalidad de Ho- sí mismos, los griegos d ebían desarrollar la
prueba del arco: el poeta que compuso su mero aparece sobre todo en estas partes que curiosidad, el gusto o el temor por lo nue-
narración tenía en mente otra versión, en hemos examinado, en el 'retorno y la ven- vo, y pensar métodos para afrontar situa-
la cual se anticipaba el reconocimiento y ganza, unidas al ambiente muy real del pa- ciones insólitas y sorprendentes. Las rela-
los dos esposos actuaban de común acuer- lacio de Itaca, pero también en las peregri- ciones sociales se complicaban, mientras que
do. Algunos pasajes del poema revelan, en naciones de los libros V-XIII pues, aunque los horizontes geográficos se ampliaban.
realidad, que Homero conocía esta versión fabulosas, son vividas y observadas con el Para moverse con un mínimo de seguridad
pero quiso retardar el reconocimiento hasta mismo espíritu crítico. era menester poseer una naturaleza "ver-
lo último. sátil" y "paciente".
La fusión de materiales tan heterogéneos
Ya en el libro XVIII Atenea inspira a Pe- se obtiene, ante todo, gracias al valioso ins- No se está seguro de encontrar en el próji-
nélope la idea de presentarse con todo su trumento de la lengua y de la técnica épica, mo la imagen de sí mismo. Frente al des-
encanto ante los pretendientes y de hala- capaz de refundir y asimilar en la familiar conocido, y también frente al pariente y al
garlos mostrándose dispuesta a casarse nue- atmósfera heroica hasta lo inaudito y fan- amigo, es necesario primero indagar con
vamente, a fin ele "ser honrada / ante el tástico. Epítetos y fórmulas que se aplica- cautela y no descubrirse de .inmediato. La
esposo y el hijo más de lo que lo había ban antes al ambiente limitado de la guerra audacia y la astucia controladas por la pru-
sido antes" (v. 161 ag.). Cuando ella hala- de Troya valen ahora, con pocas modifica- dencia nacen de un sentido fundamental
ga a los pretendientes, Odisea la oye y eñ ciones, para un mundo encantado que se de inseguridad. No se está seguro ni de sí
realidad, experimenta gran alegría. Sin em- extiende hasta la ultratumba. Los gigantes, mismo. Telémaco sabe que es el infeliz hijo
bargo, no puede conocer las verdaderas in- los magos y los hados, que hablan el len- de un desventurado. Quisiera alcanzar la
tenciones de Penélope y no tendría por qué guaje de Aquiles y de Héctor, parecen re- felicidad familiar, y en este deseo llega a
alegrarse. En esta escena, se supone que motos, pero no totalmente extraños a la reali- poner en duda su nacimiento, como en un
el reconocimiento ya se ha producido y que dad y a la historia. intento de liberarse de su condición; a Ate-
la aparición de Penélope fue concertada Además, al exponer diversos sucesos que se nea que, bajo el aspecto de Mentes, le
entre ambos. desarrollan en todos los niveles de la vida pregunta si e s realmente el hijo. de Odiseo,
En el libro siguiente, el desconocido Odi- humana, desde las cortes principescas hasta responde ( Od. I 214-218) :
sea, que debe ser lavado por una criada, los antros de los monstruos y las chozas de
pide a Penélope que lo haga una mujer los porquerizos y pastores, el poeta no sólo También yo, ¡oh huésped!, te responderé
vieja y fiel: la elección no puede recaer refleja una realidad más diferenciada de con sinceridad.
sino sobre Euriclea, la única criada que aquella encerrada en la lejana llanura de Mi madre dice que lo soy, pero yo no lo sé.
puede reconocerlo y que lo reconocerá con Troya, sino que también multiplica las re- Nadie puede conocer su lina¡e por sí mismo.
certeza porque lleva sobre la pierna una ferencias a la vida cotidiana que tiene ante ¡O¡alá fuese híio feliz
cicatriz inconfundible. Aquí Odiseo parece sus ojos. Las famosas comparaciones, que de un hombre que enve¡eciese rodeado de
decidido a darse a conocer; sin embargo, en la Ilíada suministran algunos atisbos so- sus riquezas!
durante el lavado de los pies vuelve la ca- bre la existencia cotidiana, en la Odisea son
beza hacia la sombra, aunque inútilmente, mucho más raras, como si el nuevo poeta Odiseo emplea tanta sagacidad, diplomacia
para que no se lo reconozca ( XIX 389-391). sintiese en menor grado la necesidad de y humildad simulada· en ocultar su identi-
Esta escena, contradictoria por lo demás, introducir estas pausas descriptivas en un dad que cuesta reconocer en él a uno de
difícilmente puede haber sido compuesta relato que no ignora los espectáculos de la los impulsivos héroes de la Ilíada. El arte
para un personaje modesto como Euriclea. Naturaleza y las fatigas de los seres hu- de la ficción se convierte en un refinado
También aquí, ·la intención de dejar a Odi- mildes. juego humorístico en el encuentro con Eu-
sea en el incógnito hasta el final se super- meo (Libro XIV). Odiseo, falso mendigo,
pone a una trama qHe llevaba al reconoci- Odiseo anuncia vagamente al porquero que quizá
miento precoz. podrá darle noticias de su patrón, es decir,
Si la fama de Odiseo y su anterior actividad d e sí mismo. Numeo responde inmediata-
Cuando luego Penélope anuncia a l marido de combatiente en Troya garantizan la exis- mente que no acepta estas noticias, pues ya
desconocido que propondrá a los preten- tencia casi histórica del protagonista, sus han pasado por Itaca muchos embusteros.
dientes la prueba del arco para decidir con viajes por mar, que parecen una pura eva- Odiseo insiste y acicatea la curiosidad del
q uien volverá a casarse ( IX 570-581) , Odi- sión hacia la fantasía, sirven para desvincu- porquero con algunas alusiones a la vengan-
seo debería pensar que ella quiere real- lar al personaje de los presupuestos rígidos za próxima, pero el otro lo invita a cambiar
mente ceder. Él la estimula a realizar el y arcaicos de la tradición iliádica y para de tema. Odiseo improvfsa uno de sus re-
plan y tiene buenos motivos para hacerlo, enriquecerlo humanamente, inh·oduciéndo- latos falsos y ¡¡grega hábilmente las noticias
pero no tendría mucho de qué alegrarse lo en una esfera ideal pero existente, que no solicitadas sobre sí mismo, noticias tam-

26
Homero

1 2

1, 2. Tablilla en la escritura Lineal B, bién falsas. Numeo se siente conmovido Se inspira en lo ocasional para fijar algunas
proveniente de Pí"los. Atenas, por el relato, pero rechaza su última parte. imágenes del presente que fluye.
).fu.seo Nacional. La riña continúa hasta que Odisea, con otro
relato bélico del cual es protagonista él
Bibliografía
En la página anterior: Diomedes. Detalle mismo, logra astutamente hacerse dar una
de una escena de combate sobre el capa. Pero Eumeo le advierte que deberá Textos
cadávt¿r de Patroc"lo, en una crátera restituirla al día siguiente. Para la Ilíada: edición de P. Mazon, P. Chan-
de Exekias. Alrededor del 530 a. C. traine, P. Collart, R. Langurnier, "Collection
Atenas, Museo Nacíonal. Hacia una realidad nueva des Universités de France", París, 1946-48, con
traducción francesa y un volumen introductorio.
Esta actitud compleja, hecha de circunspec- Para la Odisea: edición de P. von der Mühll,
ción y de cautela unida a la osadía, en la "Editiones Helveticae", Basilea, 1946.
defensa de los propios intereses, es una vir-
tud del hombre que vive en la edad incierta Traducciones
del pasaje de la democracia primitiva al Es-
tado político aristocrático. En sus nuevas Los clásicos de Monti ( Ilíada) y de Pindemonte
(Odisea) son insuperables por su calidad poéti-
formas de solidaridad, este Estado garan- ca, pero en la actuaJidad se prefieren versiones
tiza más autonomía y libertad a los indivi- más exactas en el sentido de la terminología y la
duos, al menos a los que tienen éxito, pero cadencia homéricas, con sus fórmulas recurren-
al mismo tiempo los aisla y los enfrenta. tes. Abandonada la medida demasiado estrecha
Si antes, en las condiciones del medioevo del endecasílabo, se ha recurrido a la prosa
( N. Festa) o se recalcado el hexámetro griego
helénico, cada uno se hallaba incorporado ( E. Romagnoli). Nuestras citas están tomadas
por nacimiento a un sistema relativamente de la reciente versión de Rosa Calzecchi Ones-
simple y estable de relaciones gentilicias, en ti ( Iliade y Odissea, Turín, Einaudi, 1963), la
el cual cada grupo actuaba frente al exte- que evita la imposición de un ritmo demasiado
uniforme, brindado así una traducción de gran
rior como una unidad compacta, ahora, an- fidelidad verso por verso.
tes que la aristocracia se organice sólida- Para quien desee consultar los poemas en su
mente en clase dominante, el individuo de- traducción española, se recomiendan La Ilíada,
be tratar por sí mismo de construir o man- versión de Luis Segalá y Estalella, colección
dirigida por Henríquez Urefia ( 2. t.), Buenos
tener su sistema de relaciones. Aires, Losada, 1939; y La Odisea, del mismo
La poesía épica está a punto de convertirse traductor ( l. t.), y en la misma colección,
en un medio anacrónico de entretenimien- Buenos Aires, Losada, 1938.
Para mayor información, consúltese: F. Codino,
to. En todo caso, sus relatos parecen de- Introduzione a Omero. Turín, 1965; M. l.
masiado unidos a un pasado que es un puro. Finley, El mundo de Odisea, México, Fondo
y vago recuerdo. La Odísea, con su apa- de Cultura Económica; A. Schokel, Historia de
rente evasión al mundo de la fábula y su la literatura griega y latina, 5~ ed., Santander,
efectiva adecuación al espíritu contemporá- Sal Terrae; C. M. Boura, Historia de la litera-
tura griega, trad. de Alfonso Reyes, México,
neo, roza ya las posibilidades extremas de F. C. Económica; 1963; Wilhelm Nestle, His-
una épica moderna. Con el surgimiento del toria de la literatura griega, trad. ele E. Echau-
individuo dedicado a desarrollar su inicia- ri, Barcelona, Labor; Pareti, Homero y la reali-
tiva en una época de rápido progreso, el dad histórica, México, UTEHA; C. O. Müller,
Risloria de la lite·ratura griega, prólogo de C.
mismo oficio de poeta debe renovarse. La Thiele, Buenos Aires, Ed. Americalee, 1946.
poesía épica era elaborada por la corpora-
ción de los aedas para un público estable, Si se desea ahondar la información, pueden
y se la trasmitía en medio de una sociedad hallarse materiales y extensas referencias biblio-
gráficas en la obra fundamental de T. B. L.
que se transformaba con lentitud. vVebster, From Mycenae to Horner, Londres,
Con Homero y con la forma del gran poe- 1958; D. L. Page, History and the Ilomeric
ma, ha llegado a una síntesis grandiosa, Iliad, Berkeley, 1959; G. S. Kirk, Los poemas
pero también a su punto final. Ahora el de Homero, trad. y supervisión de Eduardo
Prieto ( de próxima aparición), ed. Paidos, Bue-
poeta se convierte en un creador antónomo, nos Aires. Sobre la "poesía oraJ": A. B. Lord,
su mundo es efímero y su público mutable. The Singer of Tales, Cambridge, Mass., 1960.

28
El fascículo Nº 13 de
de la historia

I a Historia Universal
a través de
sus protagonistas
/
contiene la biografía ;~

· completa e ilustrada de

El eminente naturalista que


revolucionó el mundo científico
con su famosa teoría sobre la
evolución de las especies.

;Un momento apasionante


de la historia
que usted debe conocer!
Así, Homero, Buda, Confucio••• van
Cada fascículo formando el tomo dedicado a la
Civilización de los Orígenes.
le da una visión Carlomagno, Mahoma, Marco Po~
Dante... el tomo dedicado a
moderna y total Cristianismo y Medioevo.
Leonardo de Vinci, Ignacio de Loyola,
de la vida de un hombre y del momento Galileo, Calvino... el tomo que
de la historia que lo cuenta entre trata del Humanismo a la
sus protagonistas principales. Contrarreforma.
Además, cada Fascículo va integrando Churchill, Einstein, Lenin, Gandhi,
un tomo dedicado a un período Hitler... el tomo dedicado a El
· importante de la historia mundo contemporáneo.

Y asi, en 12 magníficos de la historia


l0mOS, wta colección
da Historia Universal
ucepcional por su enfoque,
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mtu es, por la amplitud de
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Cada semana una biografía completa
cac ·ó semanal
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