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La inclusión es una consecuencia de diferentes procesos de integración, dentro de las

instituciones, en este caso, la escuela. La misma es claramente una de las instituciones

para vincular lo que en otras, se encuentra demasiado estereotipado como un ejercicio

institucional del maltrato. Tal vez, sea el comienzo de una descentralización social distinta

y necesaria, que tiene su origen en un espacio estratégico sociocultural esencialmente

diverso, como la primer institución a la cual el niño/a concurre y que, durante muchos

años, será una parte muy importante de su vida.

El Diseño Curricular de la provincia de Buenos Aires, desarrolla una caracterización actual

específica de la escuela desde la homogeneidad relevante en lo particular, pues resalta

la edad similar de los alumnos, en un mismo espacio un mismo tiempo, con un docente

que desarrolla una propuesta para todos simultáneamente, en un mismo ciclo lectivo para

enseñar un número determinado de contenidos para aprender y promocionar ese año. Sin

embargo, en lo general, la escuela también reviste una caracterización estratégica clave

para una jurisdicción, porque la importancia o valor proyectivo que tiene este espacio, en

realidad, está emparentado con el futuro, como se adelantó, no sólo del alumno sino con

el de su comunidad, también. Se puede agregar a lo establecido por el Diseño Curricular,

una caracterización global inigualable por otra institución, pues tiene población masiva,

es decir, millones de niños/as cada mañana y cada tarde, concurren a la escuela los cinco

días de la semana durante 180 días de clases, cada año lectivo.

El argumento, líneas arriba expuesto, señala a la escuela como una plataforma sociocomunal
que no tiene otra institución en la sociedad. La misma, contiene un valor estratégico

nacional clave, pues posee población infanto-juvenil diversa y masiva; continuidad en el

tiempo de formación con la misma; recursos humanos disponibles, y a la vez, perfectibles.

Además, todo esto se concentra en un espacio infraestructural de continencia.

Es una realidad social de encuentro tan profunda, la posibilidad inclusiva institucional que

brinda la escuela a los alumnos/as y los docentes, que rápidamente pueden ser principales

gestores del cambio social.

La Educación tiene componentes muy profundos para influir positivamente dentro de un

escenario social complejo para cada población infanto-juvenil. Esto no es un dato menor,

si se tiene en cuenta que ya existen muy pocas instituciones que generen microambientes

adecuados de protección social gratuitos.


De ahí, que todos los medios e instrumentos que puedan utilizarse y construirse a favor

de enriquecer este microambiente, son un punto clave resiliente para la difícil vida escolar

actual y futura.

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

La diversidad se expresa en la capacidad o la competencia moral que los chicos logren

para ponerse en el lugar del “otro”, porque a partir de este nuevo aprendizaje situado28,

sus saberes se cimentan en los valores de la convivencia y del respeto mutuo. En este

punto, nos valemos nuevamente del Diseño de la Provincia de Buenos Aires, al resignificar

el valor instrumental que tiene “la diversidad”:”es indispensable, entonces, hacerse cargo

de la diversidad reconocida y transformarla en una ventaja pedagógica. (…)29.

La escuela con su tiempo a favor, su continuidad y su población masiva, puede aportar

una mirada sobre la diversidad y en particular, sobre las necesidades que muchas minorías

padecen al tener que vivir igual que todos, cuando en realidad esta situación concreta

podría cambiarse sin que esto modifique sustancialmente la complejidad de la vida civil

y productiva de la sociedad. En definitiva, lo que nos une no es sólo la familia, la escuela

o un trabajo, en realidad lo que realmente importa es que todos somos personas en un

ambiente determinado, unidos por lo que siempre pronunciamos fácilmente: - “somos

semejantes” – Una aseveración que tiene los argumentos de la diversidad en cualquier

parte del mundo; que reconoce en cada persona que la integra, no importa donde viva, la

identidad, la autoestima y los valores de convivencia y aceptación del “otro”.

Es una obligación irrefutable para la escuela, que forma a los alumnos que inicie el camino

en esta formación ética y competencia moral, donde el “otro” construye la educación

integral del ser social, y donde este logro promueva a largo plazo un progreso significativo

institucional30.

Es, por tanto, indiscutible, que como señala el Diseño de la Provincia de Buenos Aires: “la

escuela primaria compromete el futuro de quienes transitan por sus aulas –mayoritariamente

niños y adolescentes-; los propósitos que orientan su acción deben ser sistemáticamente

repensados en relación con la sociedad en que la escuela se instala y con lo que, a su vez,

la sociedad plantea a la escuela como nuevas exigencias”31.

La resignificación de la propia práctica en este trabajo se basa en una concepción abierta


del currículo escolar, donde la tercera concreción es relevante, y por tanto, alumnos y

docentes participan mancomunadamente del proceso nuevo de enseñanza-


aprendizajeenseñanza (como se verá más adelante).

28 Aprendizaje situado: se toma como base la teoría de Lave, J. y Wenger, E, (1991) que
explican a este tipo de

aprendizaje, como la relación entre las diversas dimensiones físicas, sociales y culturales del
contexto de aprendizaje

(leer anexo de este Módulo)

29 Diseño Curricular para la Educación Primaria. Primer y Segundo Ciclo Volúmen 1 / Dirección
General de Cultura

y Educación - 1a ed. - La Plata: Dir. General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos


Aires, 2008.

30 Progreso significativo institucional: representa la conexión entre lo que la institución recibe


del ámbito

jurisdiccional, con lo que trae históricamente, con la trama vincular desarrollada entre los
actores, su vinculación

con las organizaciones de su entorno, su estructura administrativa y lo que se propone como


productora de

conocimientos, estrategias y nuevas líneas de acción, para una identidad colectiva comunal.

31 Diseño Curricular para la Educación Primaria. Primer y Segundo Ciclo Volúmen 1 / Dirección
General de Cultura

y Educación - 1a ed. - La Plata: Dir. General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos


Aires, 2008.

35

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

En este sentido, y en particular, en este trabajo, la variabilidad constituye un elemento

esencial basado, como se sabe, en la “Teoría de los esquemas” de Schmidt (1975)32,

cuyo perspectiva señala la importancia de la práctica abundante y variable, innovándola,

a manera de un motor para favorecer el aprendizaje situado. Dentro de esta variabilidad,

permanece oculta una finalidad soporte de la formación de redes sociales entre las diversas

dimensiones físicas, sociales y culturales del contexto de aprendizaje, como explica la

teoría de Lave, J. y Wenger, E, (1991)33.

El Diseño, por otra parte, también ejerce un sentido descriptivo sólido, cuando sostiene:

“la escuela tal como la conocemos tiene características que subrayan la homogeneidad

como rasgo relevante: un grupo de alumnos/as de una edad similar que cursan un mismo
año, un mismo espacio, un mismo tiempo, un/a docente que desarrolla una propuesta

de enseñanza para todos en forma simultánea, un ciclo lectivo completo para enseñar

determinados contenidos cuyo dominio permitirá a ese grupo aprobar ese año y pasar al

siguiente. Se exceptúan de esta descripción las escuelas rurales o de islas que, instaladas

en comunidades pequeñas generalmente en situación de aislamiento relativo, atienden a

matrículas reducidas que exigen una organización peculiar: alumnos/as matriculados en

varios años diferentes comparten el tiempo y el espacio de aprendizaje conformándose

plurigrados a cargo de uno, dos o tres docentes. Sin embargo, al iniciar el trabajo con

los alumnos/as, se advierte que, en unas y otras instituciones, la diversidad atraviesa las

puertas de la escuela e invita a repensarla”34.

Cada área curricular, de alguna manera puede contribuir desde su singularidad, para

fomentar determinados propuestas o actividades de aprendizaje situado en la diversidad,

a nivel familiar, social, instructivo, deportivo y recreativo, para la inclusión. Las mismas,

producirán diferentes cambios de mentalidad que irán siendo seculares, cuanto más

integradas en la cultura escolar estén. Sin embargo, cuando la aproximación disciplinar se

concreta desde una contribución plural, en algún tipo de modalidad de trabajo, como el

proyecto didáctico, las posibilidades todavía se potencian aún más hacia los valores para

una convivencia integracionista, patrimonio de una educación “para todos”.

La escuela nuevamente, está en el centro de la discusión; porque es además un espacio

de formación actitudinal para las personas. En otras palabras, si nos preguntamos cuales

son los elementos que conforman una sociedad con rasgos de discriminación, sería muy

difícil de resolver, ya que la discriminación responde a múltiples factores. Si se pudiera

hablar de dimensiones de la discriminación, la primera de ellas sería la actitudinal. La

actitud de rechazo a lo desconocido; lo que “no conocemos” provoca temor y muchas

veces, como cualquier otra situación de la vida que no podemos ni sabemos cómo

resolver, nos genera angustia.

32 SCHMIDT, R. A. (1975). “A schema theory of discrete motor skill learning”. Psycological


Rewiew, 82, pp. 225-260.

33 LAVE, J Y WENGER, E, (1991) Situated learning: Legitimate peripheral participation. New


York: Cambridge

University Press.
34 Diseño Curricular para la Educación Primaria. Primer y Segundo Ciclo Volúmen 1 / Dirección
General de Cultura

y Educación - 1a ed. - La Plata: Dir. General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos


Aires, 2008.

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

Es un gran desafío recoger esta diversidad y tener en cuenta, cuándo lo hacemos, qué es

lo que puede pasar o lo que queda atrás sino lo hacemos. De ahí, que la inclusión, es:

• la posibilidad humanizante para ofrecer soluciones para un rango más amplio de personas.

• más eficiente cuando podemos pensar antes, que adaptar después. Resulta más

económico anticipar que modificar después de haber construido o producido;

• estimula el cambio actitudinal de las personas, y, así, dejar de ser tan indiferentes e

impasibles ante la falta de oportunidades.

Cuando hablamos de diversidad en la escuela, es también un concepto cuya magnitud

representa francamente un desafío para la ampliación conceptual.

En otros lugares del mundo, nos enseñan la valorización que se hace a la heterogeneidad,

como la proveniente de la cultura Malinké (África), donde significa interacción para el

beneficio mutuo. Leamos de dicha cultura, la siguiente frase: “Observa tu mano. Todos los

dedos son diferentes. Es por esto que una mano puede hacer su trabajo. Si todos tus dedos

fueran iguales, tu mano no podría funcionar”. En este sentido, si realizamos el ejercicio de

analizar la palabra diversidad desde su etimología: “di – versión”, su significado corresponde

a “escuchar otras versiones”. Es decir, no esperar siempre la misma versión de algo, porque

el mundo es diverso y cambiante y lo que hoy es de una manera mañana no lo será y, como

tal, hay que saber ganar registro de este hecho cultural. En otras palabras, eso mismo es la

diversidad… la forma de sentir, pensar y captar el mundo que cada uno puede tener, porque

esto permite que la vida sea interesante al encontrarnos en esas diferencias y proyectarlas

como coincidencias sociales, lejos de lo monótono y homogéneo.

Digamos para ampliar el concepto que el ser humano ha trabajado culturalmente, en

muchos campos, para homogenizar lo que originalmente era heterogéneo, y de hecho lo

ha logrado. Es decir, lo que era vasto en su variedad, lo ha modificado hasta transformarlo

en vasto pero estereotipado. Un ejemplo concreto, es la “agricultura”, como el dominio

en la utilización estereotipada del ambiente terrestre. Pero en los derechos humanos, esta
reproducción o tendencia representa, por un lado, la carencia para comprender lo diverso

en todas sus dimensiones filosóficas, religiosas, morales y políticas (en un sentido amplio).

Por otro, esconde un riesgo antropológico para el futuro de aquellos ámbitos donde hay

manifestación de diferencias, peligrosas para la convivencia.

Es el “aquí y el ahora” de la pluralidad, la que debe preocuparnos como ciudadanos, y

su pluralismo como docentes, pues ambas son el sostén de fondo para el ejercicio de la

tolerancia. Al ser tolerantes, dentro de ese pluralismo, nos distinguirnos y a la vez, nos

reconocemos en esa diversidad para construir el vinculo entre los distintos integrantes de

una sociedad, La razón es simple y contundente a la hora de plantear ciertas evidencias

científicas, ahora ya irrefutables, como que nuestro cerebro parte de una base funcional

“diversa”; ya desde que nacemos somos diversos. Por lo tanto, lo bio-psico-social, es cierto,

pero también lo es, el hecho, que cada una de estas dimensiones es diversa en sí misma.

Agregaríamos a lo expuesto líneas arriba, lo peligroso que puede resultar si desdibujamos

la realidad, pues podemos caer en el error de desconfirmar la identidad, las necesidades

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

y por lo tanto también las capacidades que toda persona tiene; podemos perder el

contenido realmente humano y el alcance social que implica la adaptación de la persona

por desarrollar habilidades compensatorias para colocarse en igualdad de condiciones

de socialización, entendiendo a la misma, como la mayoría de los especialistas, como:

un proceso donde el individuo elabora su “Yo” propio y distinto de todos los demás,

asimilando y haciendo propios los conocimientos, valores, normas de la sociedad y en

particular de la comunidad en la que vive.

La discapacidad es eso mismo, tener que resolver una carencia con un desarrollo paralelo

de otra capacidad específica, para compensar esa discapacidad, pero producto de una

socialización dentro de una realidad inclusiva en igualdad de condiciones.

De ahí, que para enmarcar el campo conceptual de este curso, es necesario recurrir a la

arbitrariedad de una clasificación. En este sentido, la nueva Ley Nacional de Educación35

resalta la necesidad de atender a la diversidad, en el marco de la educación multicultural

en los distintos modos con que se presenta en la escuela:

a) educandos con necesidades educativas especiales


b) educandos que provienen de grupos culturales heterogéneos

c) educandos que viven en contextos sociales adversos

La clasificación nos permitirá lograr dos objetivos:

a) Establecer un panorama general del abordaje de la categoría de la diversidad que

tomará el curso

b) Identificar el alcance aplicativo del curso.

En el marco de este curso, se señalan los propósitos definidos por la Ley Provincial de

Educación, para la educación primaria, son:

. Garantizar la participación de los alumnos en una experiencia escolar-institucional

pluralista y democrática que les permita crecer en el pleno ejercicio de la ciudadanía.

. Ofrecer a los niños espacios de evaluación de su desempeño y de sus aprendizajes como

instancias de reconocimiento de sus progresos y de la identificación de “lo que falta aprender”.

Es necesario una escuela que puertas hacia adentro, como indica la Ley provincial: “sea

capaz de asumir los modos de ser, de vincularse, de identificarse, de expresarse, de

construir conocimientos y apropiarse de saberes que tienen los niños, los adolescentes,

los jóvenes, los adultos. Una educación que pueda inscribirse en las dimensiones de

la ‘sociedad educadora’, más allá de las instituciones educativas, como formadora de

sujetos, de subjetividades y de ciudadanos”36. En este sentido, el aislamiento docente no

tiene lugar, aunque este presente la realidad del profesor taxi, que comparte su trabajo con

diferentes instituciones, pues los derechos humanos no cambian de escuela a escuela. Es

cierto, que esto está emparentado con la idea de la relación con el “otro”, pues lo hace

35 Ley Nacional de Educación 26.206. Poder Ejecutivo Nacional. Ministerio de Educación


Ciencia y Tecnología.14

de diciembre de 2006, Argentina.

36 Ley de Educación de la Provincia de Buenos Aires Nº 13.688. Provincia de Buenos Aires,


Argentina.

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

poner en un sitio de privilegio e igualdad, pues propone un eje comunicacional como

condición para todo lo que pueda lograrse en este sentido, para un futuro pedagógico.

4) REVISANDO LA DIDÁCTICA

4.1) INTRODUCCIÓN
La vinculación lúdica de todos los sujetos, es también una forma de ejercitar la construcción

diversa y dinámica propia del aprendizaje situado y social, porque sólo así se la puede

entender como diversificada y dinámica, como se adelantó líneas arriba. Dicha situación,

permite la vivencia en pos de la comprensión educativa del concepto integración,

favoreciendo así una nueva representación social significativa de la convivencia, como

parte del ambiente y de sus interacciones significativas. Por eso, su fin es colectivo y el eje

por donde se justifica su presencia es ético, constructivo y múltiple, para la competencia

moral de cada ciudadano.

Las realidades locales en cada jurisdicción reciben una dinámica constante de nuevas

culturas y comportamientos en relación al “otro”. En este sentido, se presenta otro gran

desafío para este siglo, aparte del ambiental, que se centra en mejorar a las sociedades

ante la realidad de la diversidad, bajo un principio de justicia y que desde allí, se entienda

como: “una unidad a la identidad personal, social y ambiental”. Este sentido de justicia

comienza a ser un camino con el “otro” ser social y esto sin dudas, empieza en la escuela.

Entendemos, por tanto, que es un camino que solo la educación puede comenzar a

cimentar, pues como plantea la antropóloga Margaret Mead, “(...) para construir una

cultura en la que el pasado sea útil y no coactivo, debemos ubicar el futuro entre nosotros,

como algo que está aquí, listo para que lo ayudemos y protejamos antes de que nazca,

porque de lo contrario sería demasiado tarde”37.

Entendemos al juego como un instrumento de privilegio, cuando aporta nuevos conceptos

para proceder hacia un aprendizaje social, donde la ética y los valores sean un común

denominador de la convivencia para operar significativamente y desarrollar la aptitud

física, la inteligencia cívica, el aprendizaje social y ético. y la autoprotección psicológica,

transformando la formación y la calidad de vida de las personas que intervienen. Esta

representa una pedagogía integra, pues se preocupa por desarrollar y mejorar las

relaciones intersubjetivas e intrasubjetivas de los alumnos/as y, así, salir de un centralismo

metodológico, donde lo único es lo normal. Es decir, lo relacionado a lo que se considera

capacitado. Pues es desde aquí, desde donde comienza la lucha y el conflicto, que

plantea el “ida y vuelta” del aprendizaje social, como dice Bandura (1977): “la capacidad

de la persona de afrontar los riesgos, analizar los problemas y tomar decisiones en forma

participativa, desarrollando habilidades sociales para su futuro comunitario”38.


37 MEAD, Margaret (1970) Cultura y Compromiso, Estudio sobre la ruptura generacional.
Ediciones Granica.

Buenos Aires, Argentina.

38 BANDURA, A (1977) Teoría del aprendizaje social. Editorial Escapa-Calpe. Madrid, España.

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

El eje actitudinal producto de la Formación ética escolar, pasa por:

a) la comunicación

b) el crecimiento vincular de cada individuo

c) el mayor intercambio, con el resto del grupo.

En este sentido, nos parece muy importante señalar que las áreas curriculares de la escuela

deberían comenzar a orientar específicamente sus contenidos, sus metodologías y sus

estrategias hacia la consecución a largo plazo de las cinco necesidades básicas, para las

sociedades que pretendan una mejor calidad de vida, para el futuro de sus habitantes:

la salud comunitaria, la convivencia con el “otro”, la educación integral, la educación

ambiental a favor del estado ambiental del planeta y la política comunitaria.

Es fundamental incluir en un proyecto didáctico la conjugación de diferentes actividades

de diversos alcances y vivencias pedagógicas. El juego, en este sentido, no puede faltar

en un proyecto gobernado por el criterio de la variabilidad desde una didáctica auténtica,

propia de una escuela inclusiva.

Esta trama vincular sostenida desde el intercambio, es siempre realista desde la diversidad

del “otro”, pues en esencia es un acto de donación en común, que le permite a cada

alumno/a jugar para aprender a vivir y desarrollar sus vínculos, y al mismo tiempo, construir

un progreso moral para la vida social y en el ambiente39.

Ahora bien, si el planteo pedagógico esta claro, la elección del tipo de juego, resulta muy

importante a la hora de la aplicación práctica en el proyecto didáctico. En el siguiente

punto, se explicará el tipo de juego que debe seleccionarse, prioritariamente, para este

tipo de proyectos.

4.2) DEL JUGAR A LA FORMACIÓN DE REDES SOCIALES

El jugar en los chicos/as y jóvenes activa, profundiza y desarrolla las interrelaciones

personales, colaborando así, en la constitución de su mundo simbólico, ampliando su


propio contexto subjetivo, desde sus experiencias, sus conocimientos, motivaciones, sus

deseos, actitudes y el ejercicio de una educación en valores que permite adaptarse a

las necesidades y satisfactores de las mismas. Lo que se da en las acciones lúdicas,

que por cierto parten de la base de ser placenteras, representa un concepto demasiado

importante como para no dedicarle un tiempo para su planteo académico. Es decir, que

la persona se comporta, porque previamente piensa y siente afectiva y emocionalmente.

No obstante, sería conveniente establecer con nitidez que esto obedece a que el matiz

biológico, el psicológico y el social no existen de manera independiente, por eso hablamos

de una relación particularmente humana: bio-psico-social y ambiental. De ahí, que sus

acciones tienen determinadas consecuencias tanto, para él como persona, como para el

39 Entendemos la necesidad de este término como inalienable de la realidad humana, como


indica Antonio Brailovsky

(1991) al decir:“ambiente es todo, es la resultante de interacciones entre sistemas ecológicos y


socioeconómicos,

susceptibles de provocar efectos sobre los seres vivientes y las actividades humanas” citado en
“Aportes para pensar

el diseño curricular desde la Educación Ambiental. (2007) DGCyE. Dirección de Gestión


Ambiental.

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

entorno en el que se desenvuelve incluyendo a “otros”. La situaciones lúdicas, no importa

su tipo y determinación aplicativa cronológica, representa pura comunicación. El jugar

conjuga a todas estas esferas humanas, convirtiéndose en un medio a través del cual

descubre su mundo y expresa su individualidad. Es un verdadero soporte para el ejercicio

de los valores y así, determinarles desde el apoyo educativo de ese particular “hacer”, una

prioridad para la vida en sociedad.

Cuando los niños juegan se produce un “hacer” particular de su mundo lúdico, que

retroalimenta su esfera biológica, psicológica y social, para elaborar situaciones de vida.

En definitiva pone en marcha funcional esta triple determinación biopsicosocial en un

ambiente determinado.

En otras palabras, el jugar con “otros” les ayuda a consolidar un sentimiento de pertenencia,

es una experiencia placentera, donde el sujeto puede desplegar su capacidad: de


pensamiento, de respuesta físico-orgánica, creativa, social y autónoma, y así, convivir con

nuevas situaciones de vida, de la cual la discapacidad forma parte.

La sociedad tipifica desde su cultura dominante, la manera especial que tiene la ciudadanía

de responder con la cooperación y la competencia. En este sentido, muchos pueblos

originarios de América, han desterrado de su mundo lúdico la competencia, pues el

principal componente movilizador es el cooperativismo. Es ante todo, una cuestión que va

al interior de su realidad contextual, pues depende uno del otro para vivir en un contexto

agreste y hostil. El pacto cultural, no puede ser otro que cuidarse: “unos a otros”. No hay

espacio para ideologías individualistas aisladas del “otro”, porque el “otro” es su sostén de

vida. Teoría y práctica cultural son lo mismo, no hay dualización entre lo que se transmite

y se requiere para vivir.

Hay tres características que distinguen al jugar, que lo convierten en un ejercicio didáctico

fundamental para la metodología de cualquier proyecto que pretenda la formación de redes

sociales , para conformar un eje ético y un cambio actitudinal en la diversidad.

Las características principales son:

a) La relación juego-jugar

El juego con intenciones pedagógicas en lo bio-psico-social, es: “un producto por hacer,

de un corte estático, con un desarrollo con condiciones de participación potenciales,

determinando una serie de tareas a realizar en estado latente, que le implican al sujeto

la concepción previa de las mismas”. Por su parte, el jugar es la puesta en práctica, que

remite a la acción del sujeto (la acción entendida como actividad constitutiva del pensar

y la respuesta biológica y sociomotriz, consecuente), donde se rompen las condiciones

concebidas anteriormente por el juego”40.

40 NAVEIRAS, Daniel & GIL MADRONA, Pedro (2007). La Educación Física Cooperativa.
Aprendizaje y juegos

cooperativos: enfoque teórico-práctico. WANCEULEN Editorial Deportiva. Sevilla, España.

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

b) El jugar sujeta al jugador

El chico encuentra, dentro de su motivación interna y de su proceso de formación y

aprendizaje social, el mecanismo simbólico que se promueve como deseo lúdico, y que se
manifiesta en su apertura a la acción y que encuentra los límites en la objetividad cultural

donde, paradójicamente, nace y se desarrolla. Si el jugador/a pierde este deseo no jugará.

c) La sistemicidad lúdica

Este principio tiene muy en cuenta el concepto de la sistemicidad, que señala la relación de la
parte

con el “todo”. Tomando como base descriptiva la situación individuo-grupo, se han encontrado

semejanzas en las dinámicas grupales que se producen al jugar en grupo. Es decir, que cada

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

jugador (parte) administra su participación ante el grupo, ó para relacionarse lúdicamente con

el mismo. Esta situación multiplicada por cada parte, genera un todo dinámico o espacio de

acción. La dinámica que se abre desde estas acciones, están contenidos individualmente por la

comprensión, protagonismo y la utilización del reglamento.

Cabe destacar, que esta característica, es la que produce una funcionalidad lúdica

determinada en cada participante, proyectada desde un punto de vista, organizativo,

como centralización o descentralización del grupo (todo).

La dinámica, entonces, se abre desde las acciones participativas de todo el grupo

interactuando. Sería, en todo caso, establecer con nitidez que representa la primera

aproximación social que los juegos generan, antes que cualquier otra intención pedagógica

pueda activar la sabiduría práctica del docente.

4.3) LA EVOLUCIÓN DE LA ESPECIFICIDAD PEDAGÓGICA

Hoy sabemos gracias a la evolución de la pedagogía, que la especificidad pasa por una

pedagogización de lo realmente relevante, pero no por eso , mucho menos abierta en sus

ámbitos, contenidos y alcance poblacional, porque trata de centrarse, en principio, en

una ética para el siglo XXI (antropoética), con características seculares, hacia la propia

y profunda capacidad del pensamiento y comportamiento humano, permitiendo así la

emancipación de nuevas posibilidades humanizadoras determinantes para el futuro.

Esta evolución se caracteriza por tener una dirección ‘subjetiva- objetiva’, dentro del

proceso de enseñanza–aprendizaje. La dirección ‘subjetiva- objetiva’ se concreta cuando

los alumnos y los docentes se apropian de las falencias y los aciertos de su participación
en la construcción del conocimiento y pueden entonces, objetivizarlos reconquistando

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

desde un aprendizaje auténtico, ahora situado, una forma de enseñanza para ambos,

colaborando en el fortalecimiento de su rol y su progreso educativo. A esta situación,

distinguida y única por su reciprocidad, es a la que en este módulo llamamos


enseñanzaaprendizaje-enseñanza.

Dicho proceso continuo, no sólo es de ida hacia el alumno, sino que además, es mucho

más amplio de lo que a veces suele considerarse. Básicamente, porque hay dos niveles de

concreción. El primero, “abierto y recíproco”, al hacer centro a la vez en los alumnos y los

docentes. Está representado por los nuevos aprendizajes que logre el alumno, teniendo

en cuenta los conocimientos previos que trae, y que durante el proceso de


enseñanzaaprendizaje del proyecto, ampliará significativamente. Por otro lado, por el campo
de

decisiones técnico-pedagógicas previas a la práctica, como también la segmentación de

contenidos de cada área curricular de los docentes intervinientes, gracias a su capacidad

y experiencia en la enseñanza para todos los alumnos/as involucrados/as.

El segundo, “cerrado-direccional”, pues hace centro en el docente, pues es lo que

realmente ocurrió y se concretó en términos “rendimiento y resultado”, convirtiéndose

en una segunda enseñanza, para él y en definitiva, el mecanismo de resignificación de

su propia práctica, como también la apertura a un nuevo espacio de encuentro con los

alumnos/as para nuevos proyectos.

Queda demostrado que el proceso es mucho más amplio y profundo para ambos actores. De

ahí, que lo llamaremos de ahora en adelante: proceso de enseñanza- aprendizaje-enseñanza.

El siguiente gráfico señala el camino de ida y vuelta, que el objeto del conocimiento tiene

en el espacio – pedagógico, lo cual también marca la evolución de la especificidad:

Graficación nº 2

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

En este último nivel de concreción (tercero) es donde se debe estudiar y decidir la mirada

peculiar que el proyecto tenga para movilizar sus fases, en función de una corriente crítica,

para cambiar las posibilidades y límites de la acción en lo social, desde los valores, los
intereses y las acciones que pretendemos ejercitar para modificar las restricciones y

contradicciones que la escuela como la sociedad tienen. La escuela puede autocorregirse y

planificar más profundamente una educación en valores en función de la diversidad, gracias

a la continuidad en todos los niveles que contiene dentro del sistema educativo formal.

Una herramienta clave a la hora de planificar la didáctica, es sin dudas el juego. Pero a la

hora de pensar sobre el juego y su consecuente jugar en los alumnos, nos encontramos

con el problema de la elección adecuada de este instrumento tan importante. Podemos

decir al respecto, que justamente hoy el conocimiento del mundo lúdico, es tan amplio

que tiene su reciprocidad con la ignorancia que hay sobre el mismo. Esta realidad, se hace

aún más evidente si el docente no investiga su propia práctica.

5) EL JUEGO COMO HERRAMIENTA INCLUSIVA DEL PROYECTO

En este proyecto, los tipo de juegos que deben utilizarse son los cooperativos, pues

plantean las acciones participativas y mancomunadas en el colectivo de alumnos/as de

manera ejemplar. Es decir, el giro didáctico se origina desde un desafío al interior del

grupo y a la necesidad de su cohesión, para resolver las problemáticas lúdicas. En ese

movimiento particular, incorpora al “otro” y así, al “nosotros”, abriendo el jugar con la

tolerancia y el respeto por la diversidad.

Los docentes tienen una función clave en un proyecto de estas características, pues deben

favorecer tres procesos intrínsecos que impidan que las actividades traben la continuidad

de la secuencia de los contenidos del proyecto, y a su vez, que los sobrepasen:

a) La participación-expresión

b) La cohesión del grupo

c) La mayor descentralización del grupo

Los juegos cooperativos, favorecen estos tres procesos, ya que cada participante del

grupo debe poder expresar lo mejor posible sus posiciones y hacer que la eficacia de

sus intervenciones sea óptima (cohesión), para que la satisfacción de cada uno de sus

miembros acompañe la producción del grupo. La descentralización del grupo, permite

cambiar y ampliar la variedad participativa, fusionando en un todo en acción a los tipos

de liderazgos, aumentando el flujo comunicacional que recibe y emite el individuo. De ahí,

que estos juegos son fundamentales para equilibrar la integralidad del aprendizaje social,

físico y cognitivo, fortaleciéndose la relación con el “otro”. Esta relación lúdica, no se carga
de expectativas que todos solemos poner en el “otro” generalizado, cuando en realidad

pertenece a lo diverso, variable e integral de la persona. En este sentido, nos hacemos “eco”

de lo planteado por Guillermo Brown41, cuando se refiere a los juegos cooperativos:

a) No tiene en cuenta el concepto de vencer al “otro” o a otro equipo, como resultado de

41 Brown, Guillermo (1992) Que tal si jugamos...otra vez. – Editorial Humanitas. 3° edición.
Buenos Aires, Argentina

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APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

una organización.

b) Elimina las reglas que minimizan o permiten la agresión física.

c) La construcción colectiva es consecuencia del intercambio creativo de todos las que

participan.

d) Es prioritario la meta colectiva y anula las individualidades.

e) La estructura de los juegos cooperativos en inclusiva, necesitando la participación de

todos para jugarlos.

El jugar no siempre se encuentra vinculado pedagógicamente, como se sabe al aprendizaje

motor y/o cognitivo-motor, sino al social y dentro de este tipo al cooperativo y/o
socioagonístico (leer anexo del Módulo). Esta vinculación es a la que podemos llamar un

paradigma globalizador, aún tratándose de lo lúdico. A fuerza de verdad, representa a la

participación infantil dentro de sus diferentes dinámicas, como un indicador o una señal que

atraviesa el ejercicio práctico, el ensayo, la imitación, la asociación con el fin en común de

aceptar y aplicar los comportamientos adecuados, diferenciación, rotación de roles, igualdad

colectiva en un rol común grupal, aceptación y respeto de reglas, que incluyen a los “otros”

y a la mediación del árbitro (el rol del tercero), el ejercicio de valores positivos desde y para

“todos”. En este último sentido, resume los conceptos, lo establecido en el Documento

Curricular de la Provincia de Buenos Aires42, desde un punto de vista didáctico:

• El Juego por el Juego Mismo, como actividad recreativa y placentera.

• El Juego como medio de desarrollo del pensamiento táctico, de las capacidades


lógicomotrices, de resolución de problemas y como escuela de la toma de decisiones.

• El Juego como medio de socialización, mediante el cual se despliegan las capacidades

sociales y relacionales que permiten la incorporación de normas, reglas, el desarrollo de

la solidaridad, la cooperación, el respeto por el otro y la ejercitación de su responsabilidad


y vínculos con los demás.

El juego cooperativo, representa un medio de socialización particularmente diferente a

todos los juegos. Tal vez, sea justo decir, en este sentido, la importante circulación de

los vínculos sin diferencias y ponderación de los jugadores que estos juegos generan. En

esta adaptación, subyace el aprendizaje social y la necesidad de la mediación docente,

para que se pueda canalizar las energías productivas y se distribuyan equilibradamente la

importancia de las posiciones de los miembros. Sin dudas, esto es una forma de regular

y permitir la expresión de las individualidades dentro de la protección y crecimiento de la

cohesión y producción grupal.

5.1) LA COMPOSICIÓN DIDÁCTICA DE ESTOS JUEGOS

Los juegos cooperativos colectivizan la individualidad de cada jugador en contraposición

con los juegos motores, los deportes adaptados o los propiamente formales.

En estos dos últimos, la organización interna progresa desde una individualización

diferenciada hacia una dinámica organizada, para enfrentar a otro equipo con el objetivo

de imponerse una sobre la otra. Por otro lado, la individualidad enfrenta características

42 Documentos Curriculares. Consejo General de Cultura y Educación. Dirección General de


Cultura y Educación, 1997.

46

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

similares de imposición, en deportes adaptados o formales individuales, en la exigencia

orgánica-motora, para vencer.

Los juegos cooperativos que proponemos, distan didácticamente un poco de lo planteado

por Guillermo Brown. Aquí se plantea un ámbito externo, al cual el grupo debe oponerse

desde un patrón colectivo de acción. Así se construye un antagonismo, que viene de

afuera hacia adentro del grupo, y que debe responder funcionalmente de adentro hacia

afuera en oposición a la creación didáctica de dicho ámbito externo.

Este ámbito tiene tres posibilidades de manifestación:

a) Variable del tiempo

El grupo debe resolver la problemática que plantea el juego en el menor tiempo posible.

Es decir, el desafío, es mejorar el tiempo o quebrarlo , estableciendo el record, ajustando

cada vez más la participación de “todos para todos”.


b) Variable del elemento:

Exige una acción cooperativa distinta, pues el “objeto” o elemento se pone en función lúdica,

47

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

cuando es activado como consecuencia de sus propiedades y características, puestas

dentro del espacio de acción del jugar, sin que nadie del ámbito externo intervenga; es en

general, una forma posible más relacionada con el azar y con las respuestas espontáneas

de cada individualidad dentro del grupo en acción cooperativa.

c) Variable del tercero

Toma dos formas posibles; por un lado, las acciones de una persona externa al grupo,

que se opone al mismo (antagónica); en general dada por el profesor/ra, la maestra/ro o

bien otro grado evitando el “cara a cara”, aunque se realice en le mismo patio, pero en

diferentes momentos.

Otro aspecto muy importante de estos juegos, es el espacio de acción, casi diríamos que

es determinante, pues como vimos incorpora a todas las individualidades colectivizándolas

cooperativamente para enfrentar al ámbito externo. Esta unidad de medida, para la acción

comunitaria que desarrolla el grupo en este espacio, fuerza la competencia de todos

contra la composición variable del ámbito externo. En síntesis, exige un alto grado de

performance a todo el accionar del grupo para oponerse colectivamente.

Entonces definimos, que el “espacio de acción” sólo puede estar integrado por alguna

variable o combinación de ellas, como ámbito externo. Por ejemplo, la variable del tercero,

que puede estar dada por el docente o bien por otro grupo de alumnos.Otro ejemplo es

la variable del tiempo, si realizamos con un grupo la carrera de la tortuga, planteando el

desafío de superarse como grupo en acción, mejorando el tiempo.

48

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

Otro caso, puede darse cuando la performance determinada por un tiempo record de un

grupo contra otro (variable del tercero), desafía la acción colectiva de otro grupo en ese

mismo espacio de acción, pero en otro momento o bien con un grupo de otra escuela,

bajo las mismas condiciones de participación. Ambos grupos intentarán quebrar el tiempo

record de cada uno, generándose una variable del tercero combinada por la variable del
tiempo, sin el “cara a cara” que justamente este tipo de juego minimiza. Así pasa a ser

más importante, cómo se organiza el grupo para enfrentar a las variables en un espacio de

acción que sólo los incluye a ellos y a lo que puedan hacer juntos, para intentar vencer.

Esta es la clave integradora alejada de los liderazgos, pues todos están juntos y en un

sentido de participación horizontalizada por la normalización de los roles diferenciales

en la participación y los liderazgos absorbidos por la colectivización de cada uno de los

integrantes del grupo, ahora mancomunado, para enfrentar al ámbito externo.

Es justamente desde este principio de horizontalidad y de otros (ver anexo virtual Editorial)

que surgen tres dispositivos necesarios para la dinámica que se construye con la aplicación

de estos juegos; algunos de ellos previo a su realización en el espacio de acción, aunque

pueda resultar paradójico.

El primero y anterior a la dinámica de competencia, es el de “inclusión significativa”43 y es

anterior a cualquier dinámica interna que el grupo pueda producir, pues la presencia de

todos (característica de la sistemicidad) es relevante. Es decir, que cada individuo puede

participar en estos juegos, pues tiene su derecho participativo no por su calidad técnica

lúdica y capacidad competitiva sino por la razón de formar parte del grupo.

El “otro” es indivisible del jugar en estos juegos y jamás puede dejar al grupo o enfrentarse

al mismo, pues de lo contrario, se convierte en un juego motor. El segundo dispositivo es

“la cohesión del grupo” “absorbe la condición del primero, por tanto, tiene un doble nivel

de significación; por un lado, lo que aporta individualmente cada uno, que al jugar se

multiplica con cada compañero, resignificándose con la necesidad del “otro” que también

aporta lo que puede con su participación. Lo que hace uno, se conecta con lo que hace el

otro, generando un colectivo de acciones, como una auténtica producción grupal paralela

43 NAVEIRAS, Daniel & GIL MADRONA, Pedro, Op. cit.

49

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

que le devuelve aún más profundizada la situación grupal de: “cooperar para pertenecer”,

que ahora representa desde un punto de vista social, una relación lúdica que promueve

redes sociales.

Así emerge el tercer dispositivo: “cooperación paralela”44, Este último representa: “una

verdadera respuesta colectiva actitudinal, que va más allá de un rendimiento-resultado;


pues está cimentada por los valores que garantizan un sentido humano para todas las

acciones del grupo, mientras se juega. Los valores más importantes, que se activan al

compartir el paralelismo cooperativo, son: la solidaridad; la tolerancia; el respeto mutuo;

la igualdad; la confianza; la justicia y la libertad”45.

Estos tres dispositivos, construyen una disponibilidad grupal particular, que es a la que

apuntamos, con la utilización de estos tipos de juegos en un proyecto de esta naturaleza.

La inclusión que durante estos juegos vivencian los chicos/as, es propio de plantearles

desde lo ludomotricidad la causa común para “todos”, donde desde cada reconocimiento

de las individualidades emerge el compromiso participativo del grupo.

Programar esos juegos como parte de un proyecto, son en definitiva un desafío pedagógico,

cuando persiguen el fin de plantear la inclusión de todos los alumnos, con aquellos que

tienen o que pasan en ese momento por necesidades especiales. La diversidad y el

grupo se conjugan en un “todo” en acción donde la aceptación y el respeto grupal están

garantizados, convirtiéndose en una fuente de inspiración y energía humanizante para

seguir adelante. En otras palabras, sientan un legado en el patio y el aula, propio de una

nueva cultura lúdica, que los chicos/as disfrutan, siendo en definitiva casi una obligación

volver a ellos en otros momentos del año.

Para ahondar más en la didáctica y los beneficios pedagógicos de estos tipos de juegos,

se puede recurrir al anexo virtual de la Editorial, donde hay una base de datos con juegos

cooperativos, para completar este adelanto del Módulo.

5.2) EL GRAN SIGNIFICADO DE COMPARTIR Y COMPETIR

El compartir y competir, son dos palabras que encierran un gran significado, que nos

pueden mostrar una parte del camino hacia la inclusión. Podríamos decir, que sin esas

premisas, que si las repetimos en nuestro interior, y analizamos una situación de inclusión

puntual, nos puede ayudar a dar una guía en esta tarea.

Analicemos cada una de estas palabras, comenzando desde su significado:

COMPARTIR: Repartir, Dividir. Participar en algo

COMPETIR: Semejarse en las propiedades.

Contender varias personas por el mismo objeto.

44 NAVEIRAS, Daniel & GIL MADRONA, Pedro, Op. cit.

45 NAVEIRAS, Daniel & GIL MADRONA, Pedro, Op. cit.


50

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

Una persona en situación de discapacidad, debe poder compartir con sus pares, con el

grupo de pertenencia, cuando se habla de compartir estamos hablando de los objetivos,

las metas, el proyecto, porque la situación de inclusión favorece a todos por igual, a la

persona con alguna discapacidad y al grupo en general, si esta condición no se da: difícil

es la inclusión, porque sería forzada y desfavorable para todos.

Un ejemplo, podría ser, un niño con psicosis, incorporado a un grupo de niños de su edad

“convencionales”, si este niño sufre alteraciones en su carácter, comunes en este tipo de

patologías, comúnmente no puede relacionarse y necesitan una atención personalizada

y especializada, donde se aprende sobre cada momento de las conductas esperables,

en grupos exclusivos. Para el grupo, tampoco ayuda imponer esta inclusión porque

se hace difícil entender el por qué, y podría ser una experiencia para los niños quizás

hasta traumática. Por supuesto que no queremos herir susceptibilidades, en algún lector,

y sabemos que algunos personas con psicosis medicadas adecuadamente, pueden

integrase, pero por su puesto el ejemplo es precisamente para explicar el concepto falso,

que, muchas veces, acompaña a la inclusión.

De la misma manera, la persona tiene que sentirse con la posibilidad de competir, en el

mejor sentido y significado de la palabra, para ser parte del grupo. Un simple ejemplo, que

seguramente algunas/os habrán vivido en sus épocas de estudiantes o incluso ejerciendo

la docencia, es cuando una persona en sillas de ruedas, es incluida en un grupo escolar

con los mismos accesos a la información, compartiendo las clases en el mismo salón;

el resultado es claro, estará en las mismas condiciones de enriquecer su educabilidad.

En este ejemplo, vemos como se interrelacionan las dos palabras, pues el acceso a los

lugares comunes, a los grupos de trabajo y estudio, hacen que compartan y compitan

en igualdad de condiciones, podríamos hablar de una situación normalizada, gracias a la

inclusión:

a- Actividades tendientes a la inclusión.

b- Actividades para grupos exclusivos.

Las actividades tendientes a la inclusión de aquellas personas que por sus condiciones

pueden incorporarse con personas que llamamos “convencionales” o para nosotros con
parámetros normales de salud en algunos de los niveles de prácticas educativas, físicas

o deportivas, deben ser parte del currículo adaptado escolar, pues son la respuesta a

la consecución de logros desde proyectos movilizadores, para una escuela inclusiva.

La inclusión debe ser progresiva en el tiempo hacia la aceptación y en proyectos no

categóricos, tendientes a la emancipación, apartándose de un modelo adueñado por el

profesor, compartiendo responsabilidades educativas y comunales.

Las actividades para grupos exclusivos son para aquellas personas que necesitan

compartir un programa con personas de iguales características, para su mejor desarrollo

o en resguardo de su salud46.

El grupo (a) abarca a algunas personas con discapacidad, a personas con insuficiencias
respiratorias,

a personas con trastornos cardíacos, con anorexia y bulimia, todos en grado leve y moderado.

46 Cuando hablamos de salud, estamos utilizando la misma en sentido amplio, dentro del
marco especial en el

que estamos planteando el tema.

51

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

También algunas personas trasplantadas y personas drogodependientes recuperadas.

Los elementos claves para la inclusión, son:

• Desde la perspectiva del docente, la formación en los profesorados y cursos de

especialización.

• Desde la sociedad, campañas de sensibilización, concienciación y trabajo en redes.

• Desde el participante, la inclusión gradual y voluntaria.

• Desde lo educativo: secularización actitudinal del alumnado y trabajo de apoyo a las familias.

Las deficiencias más profundas son abarcadas por el grupo (b), donde se programa y se

planifica especialmente, alejándose en el caso de una escuela, del curriculum habitual, para

armar uno nuevo en instituciones especializadas, con objetivos a cumplir que tenga que ver

con ese grupo en particular, valorando las capacidades individuales de los integrantes.

Es evidente que hay que realizar un profundo análisis de las prácticas existentes. Esto

permitirá identificar y compartir las buenas prácticas, mientras que, al mismo tiempo, se pone

atención sobre las maneras de trabajar, pues pueden estar creando barreras a la participación

y aprendizaje de algunos estudiantes. El centro de atención de tales enfoques no sólo es la


práctica, también es el pensamiento (lo actitudinal) que se halla detrás de estas maneras de

trabajar. La aplicación de proyectos, como se adelantó líneas arriba (gráfico nº1), proporciona

un medio para que afloren premisas asumidas, que pueden ser la causa de las barreras

que algunos estudiantes experimentan, sumando los dos procesos de integración (también

señalados) institucional, donde la adaptación curricular como la actuación especializada,

promuevan un único sistema educativo que esté compuesto de instituciones que aprenden a

vivir con la diferencia y, de hecho, aprender a aprender de la misma. En este punto, debemos

profundizar un poco para dejar planteada toda la realidad escolar.

Las diferencias individuales en el aprendizaje y el impacto que tienen en la forma de

enseñar y aprender, requiere de estrategias profundas y múltiples destinadas a mejorar la

integración en la diversidad, con la población de alumnos con necesidades especiales.

Para esto, es imprescindible:

a) La adaptación del proyecto curricular institucional en el tercer nivel de concreción.

b) La creación de ambientes adecuados en la escuela para la diversidad de este tipo de

población con necesidades especiales.

c) La integración entre Escuelas Comunes y Escuelas de Educación Especial, para la

realización de proyectos y/o ensayos protegidos, monitoreos y conducción coordinada

desde las escuelas especializadas (para desarrollar una verdadera corriente integracionista),

que tendrá una base social importante en la cual sustentarse para el logro de un mismo

sistema educativo. En este sentido, como veremos más adelante, el proyecto es una

estrategia de mediación indirecta, para conjugar estos dos tipos de educación (común y

especial), para que puedan fusionarse en una misma red de educación para las escuelas y

ser parte de un mismo sistema educativo, compuesto por escuelas inclusivas.

Todo esto nos hace volver a recordar al gráfico nº 1 que señalaba la magnitud del logro de

un sistema único y, a su vez, que la mejora escolar es básicamente un proceso social.

A modo de ejemplo, les brindamos este cuadernillo realizado concretamente en algunas

) EL PROYECTO COMO REALIDAD SOCIAL


7.1) INTRODUCCIÓN

La realidad social tiende a complejizarse y su dinámica mina las instituciones, si las mismas,

no se preparan desde sus herramientas: planes de estudios, programas, proyectos, áreas

curriculares generadoras de los microambientes adecuados para la enseñanza-


aprendizajeenseñanza. En ese camino, una institución se proyecta en un orden social-comunal,
como

un aporte de soluciones o ignorándolas profundizando sus actuales problemáticas.

El proyecto como estrategia global permite:

a) el logro de una mayor articulación intrínseca entre la cultura docente y la institución

en general, gracias al crecimiento y perfección de las relaciones intersubjetivas entre los

actores escolares,

b) homogenizar los intereses formativos de docentes y alumnos/as, involucrados en la

consecución de sus objetivos y el alcance educativo,

c) absorber las prácticas específicas del contexto cultural que los alumnos portan;

revisando así la contradicción entre contenido y práctica, a veces demasiado estereotipada

al enseñarse en el aula y el patio,

d) su formato flexible, permite una adaptación más rápida y concreta a las situaciones

propias de la enseñanza-aprendizaje-enseñanza en el aula y patio, que suelen darse en

la escuela, propio de las asociaciones que los chicos y los docentes pueden confrontar

con los hechos sociales externos a la escuela. Por eso, es justo decir, que esta estrategia

tiene una relación mucho más amplia y abierta con los actores principales que intervienen

a través del tiempo. Es así, que un proyecto propone el camino de todos sus actores

intervinientes y que va de la enseñanza-aprendizaje-enseñanza, sin romperse o cortarse,

hasta la aparición de la producción final, como verdadero cierre natural y cíclico para las

relaciones intersubjetivas y los aprendizajes logrados.

En otras palabras, puede representar en el orden didáctico una estrategia original y

flexible, con un sin número de cambios que van no sólo en lo metodológico sino también

en el saber y la necesidad que se tiene del mismo; las relaciones interpersonales, y sobre

todo, porque el “qué hacer” con lo aprendido está, de alguna manera, resuelto por el

compromiso cooperativo que genera el producto final de todo el proyecto en las personas

que intervienen.

El proyecto ayudará como estrategia global al logro de una mayor articulación de la cultura
docente de la institución, gracias a las ricas relaciones intersubjetivas que se produce en

la planificación y puesta en práctica del mismo. Además homogeneizará por un tiempo

los intereses formativos de los docentes y alumnos /as involucrados en la consecución

de las expectativas, propósitos y contenidos, que alcance educativamente el proyecto.

Esta situación en particular, que el proyecto suele brindar, distiende el “arco de tensión”

64

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

entre lo deseable y lo factible en el espacio pedagógico, porque responde a una lógica

propia del tercer nivel de concreción, desde donde se desafía la influencia de un contexto

social contradictorio y el aquí y ahora de alumnos y docentes en lo económico, cultural,

simbólico y laboral.

Se aleja de lo individual y autónomo a manera de un rodeo pedagógico. Es decir, reviste

desde el trabajo grupal y el aprendizaje cooperativo un saber no sólo para los alumnos/

as, sino también para los docentes.

Propone diversas y concretas situaciones que mejoran los intercambios y actuaciones

sociales de todos hacia un punto en común, propio de “todos” y para “todos”, favoreciendo

así, la identidad autónoma e individual de cada uno y la de su grupo de relación. A su vez,

esto se proyecta de manera radial a todos los demás grupos de la escuela que se quieran

sumar a la tarea, ayudando así a la configuración del “otro” pluralizado, como el verdadero

aprendizaje que vuelve, ahora sí a lo individual como un sujeto autónomo integrado, sin

que esta situación represente una contradicción.

7.2) SOBRE EL PROYECTO

Un proyecto transversal representa una estrategia que conjuga los diversos trabajos de

un colectivo de docentes en ejercicio. La instancia jurisdiccional que la contiene, debe

ser facilitadora y de característica abierta, con apoyo técnico y tecnológico a través del

tiempo. De ahí, que antes que se pueda construir las condiciones para desarrollar un

proyecto transversal, un posible camino a iniciar hacia su consecución sea los trabajos

esporádicos, entre dos docentes de diferentes o de similares áreas curriculares. No es el

caso de este trabajo, que requiere de la planificación de un futuro vincular y actitudinal en la

actual diversidad. Es como una escalera que se dirige hacia arriba, que se sabe en donde

comienza, pero no donde termina. En dicho camino, los proyectos tienen que garantizar a
través de la dinámica de sus fases la mediación, el punto de apoyo firme para mover otros

trabajos relevantes en red. Es sin dudas, por lo que indica la práctica de su aplicación,

que la flexibilidad representa una característica clave para desarrollar un amplio campo

experimental para los alumnos, que va desde la reflexión individual y grupal, los trabajos

intragrupales al interior de cada grado, o bien intergrupal entre los grados que forman

parte del proyecto. En los mismos, el eje social hace centro en mejorar la socialización,

planteando desde las tareas el intercambio colectivo. Además presenta otra ventaja, pues

moviliza a los grupos de edad en diferentes actividades hacia el interior del mismo o en

su proyección con “otros” grupos de edad, generando relaciones sociales de encuentro

y/o conflictivas, pues hay una parte que opera sobre el “otro”, pero desde procedimientos

y bases conceptuales que señalan y articulan las demandas y necesidades de “todos”,

para buscar articulaciones desde los valores para mejorar las vinculaciones sociales.

Además presenta otra ventaja, es un medio como se adelantó operativo y rápido, para

desarrollar las bases sociales y vinculares en los alumnos hacia una escuela inclusiva, con

procesos de integración curricular y especializada, para trabajar mejor y ahorrar tiempo.

El proyecto como estrategia específica, concreta un aprendizaje social cuyo soporte es el

cambio actitudinal, gracias a:

65

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

a) las producciones auténticas del alumno.

b) las intervenciones de todos los agentes sociales en particular: docentes, directivos y familia.

c) la segmentación de los contenidos en una especificidad común.

d) La evaluación parcial continua y global del proyecto.

No estamos hablando de un aprendizaje social unitario, privilegiado y categorizado, como

selectivo de la diversidad. Para modificar esta situación, lleva tiempo y mucho de lo que

se va aprendiendo está localizado en el tercer nivel de concreción. Sin embargo, lo más

importante es la actitud de comulgar la diversidad interna, tomando como eje las diferencias

y soporte, a la vez, para una nueva cultura escolar más humanizada. En este sentido,

si esta problemática es enfrentada desde una limitada forma de pensar, las relaciones

intervinientes entre los alumnos, tendrán un impacto directo negativo en el proyecto y

entonces, la atención a la diversidad, a sus problemáticas, y la solución a los conflictos


reales terminarán siendo una expresión de deseo más que una realidad fundamental.

De ahí, que el proyecto, es una estrategia que se centra en esta problemática real y

originaria del lugar donde se lo aplica. Por eso, la definición del proyecto de Stevenson, es

más adecuada, al decir: “una situación posible ubicada, para su manejo adecuado, en su

marco natural” (Adams, John, 1948:232)48.

Las áreas curriculares, con sus contenidos, son verdaderos indicadores o referentes

disparadores de cualquier proyecto, pero aún así, lo más importante en este sentido,

es delinear contenidos propios transversales y desde estos orientar los contenidos de

las áreas curriculares para el proyecto. Este ejercicio es denominado, en este trabajo:

“segmentación” (contenidos segmentados) y tiene el objetivo fundamental de evitar una

superposición entre los contenidos de cada área interviniente, pues justamente se trata

de lo contrario, pues representa una real instrumentación de los contenidos transversales

y hacia ellos se encamina todo el proceso secuencial del proyecto. Esto da por tierra, con

la idea de pensar al proyecto, como una organización de contenidos, pues implica ante

todo una estrategia pura, conformada por un trabajo cuidadosamente integrado, desde

los contenidos y, posteriormente, desde la complejidad metodológica de los corredores

técnicos principal y complementario. Por qué el planteo es así, en realidad, la respuesta

es simple, aunque muchas veces, pensemos que es compleja o complicada. Es que,

los valores no son contenidos tradicionales son el producto del ejercicio aplicativo en el

espacio pedagógico. En este intercambio, los diferentes actores, pero sobre todo los

niños/as, ejercitan la valorización desde las acciones comunes necesarias para la normal

convivencia y aceptación del “otro”. Por ejemplo, la solidaridad como valor clave en una

sociedad no puede discutirse. Sin embargo, su definición nos dice, lo que “es”. Es decir:

“tomar la causa de otra persona como propia y ayudarla”. La definición, claramente, lo dice;

como en la mayoría de los valores, donde se trata de articular al contexto (donde establece,

se necesita) ese valor ejercitado. Justamente en la aplicación, es donde encontramos la

formación actitudinal, que representa el ejercicio de ese valor. Siguiendo el ejemplo, si

planteamos durante un proyecto diferentes actividades y experiencias directas, donde los

48 ADAMS, John; Modern developments in educational practical. 2da Reimpresión de la 2da


edición University of

London Press, 1948, pág.232, citado en el Módulo 2. Capacitación Docente 1995. Desarrollo de
los Temas de los
Contenidos Básicos Comunes. Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de
Buenos Aires, Argentina.

66

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

alumnos, de alguna manera, ejerciten la solidaridad; estaríamos generando una actitud

solidaria y, por tanto, educando en valores y favoreciendo la escuela inclusiva. El eje

vertebrador de los dos corredores, lo plantean las tres fases sobre las cuales se produce

una nueva actitud positiva, hacia la transferencia funcional del ejercicio de educar en la

diversidad.

Este valor cívico, le servirá a los alumnos/as toda la vida, convirtiéndose en transtemporal y

transcultural, valuarte de lo que debe transmitir culturalmente una educación de calidad.

La provincia de Buenos Aires, enfrenta una preocupante realidad de cambios sociales que

son drásticos, acelerados y que en algunas o muchas oportunidades llegan a descolocar

a sus instituciones, con sus recursos humanos o capital social cultural. Esta situación se

vivencia por los hechos de violencia simbólica, física y discriminatoria, que actualmente se

producen en las escuelas y fuera de ellas. De ahí, que un proyecto de estas características,

justifica todavía más la revalorización de los espacios formales escolares y también del

2do nivel de concreción. Se enmarca así, la relevancia de esta situación problemática

expuestas en este Módulo, sobre la cual se localizará la capacitación directamente en

las escuelas desde un tipo de propuesta. En este sentido, refuerzan este planteo del

problema, la importancia comunitaria de la escuela pública, pues este espacio conserva

una plataforma socio-comunal que no tiene otra institución. La misma contiene un valor

estratégico nacional clave, pues posee población masiva y continuidad en el tiempo de

formación, recursos humanos disponibles y perfectibles. Además, todo esto se concentra

en un espacio infraestructural de continencia. Es una realidad la posibilidad inclusiva

institucional, que brinda la escuela, como un verdadero anclaje para construir un lugar

de encuentro donde los docentes de todas las áreas, puedan ser principales gestores del

cambio social dentro de la misma. En este sentido, este proyecto encuentra un mayor

contenido y significación, pues estos elementos direccionales representan el impacto

social en términos locales, como una nueva forma de redefinir las relaciones concretas

entre adultos y niño-joven en la diversidad.


El Diseño Curricular Jurisdiccional, es un segundo nivel de concreción; y es por tanto, un

cruce de prácticas mediador, pues absorbe las necesidades de una política educativa

nacional del primer nivel de concreción (Ministerio de Cultura y Educación de la Nación)

y los transforma, apropiándolos a su realidad jurisdiccional y se nutre de lo que detecta

desde los instrumentos que recibe del 3er nivel de concreción. En este último nivel, el

proyecto resulta ser una estructura realmente clave para incorporar los aprendizajes

transversales. Creemos mejor establecer un proyecto que sea la consecuencia del trabajo

de todos, porque consideramos que un aporte curricular debe ser eso, la construcción de

un material no sólo teórico, sino metodológico, con registros puntuales y concretos de la

práctica real; esa que vivencian ustedes todos los días, y que en definitiva, se estructura

como trabajo en donde todos aprendemos.

El ejercicio que se deberá realizar, es muy extenso, pero sin dudas comenzará a ser propio

de cada uno de ustedes cuando las diferentes construcciones, al ser comparadas con

otras, surgirá la transferencia a la propia realidad de cada uno. De esta forma, aspectos no

contemplados a priori, les ratificará, en definitiva, la importancia de resignificar la propia

práctica, con la de los demás en diferentes proyectos. Este ejercicio que cada uno deberá

67

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

realizar, si les interesa que no se agote, representará los cimientos del cambio y el progreso

de los niños en relación a su formación como ciudadano y a la de ustedes, al haber vencido

el aislamiento. Por eso, nos parece más importante, luego de esta explicación, pensar a

cualquier proyecto para la inclusión, como algo más. Es decir, más relacionada al futuro

de la persona y de todo lo que debería comprenderlo hacia una vida segura e instalada,

en este caso, en la escuela.

Las falencias en la gestión de la inclusión a las personas que sufren alguna discapacidad,

daña sus necesidades relevantes y terminan excluyéndolas de la alteridad, que la sociedad

debe brindarles por derecho propio (evitando la violación por exclusión). Es decir, que es

prioritario como originalmente se había pensado (siempre que su tipo de discapacidad se

lo permita) brindarle una interacción específica funcional con sus pares y con los adultos,

adquiriendo así, como se sabe, normas y valores de su grupo cultural de manera recíproca

y generalizadora para todos. Así se asume institucionalmente, la supremacía de una idea


causal que tiene un sentido proyectivo presente y futuro, y desde ésta, cualquier actividad

inclusiva que la educación presenta en el patio o el aula escolar, tiene un impacto cultural

puertas afuera de la escuela.

7.3) CONTENIDOS CURRICULARES SEGMENTADOS Y TRANSVERSALES

Los contenidos disciplinares o curriculares, son un conjunto de saberes que promueven la

especificidad de cada disciplina en el marco aplicativo. Sin embargo, cuando un proyecto

de formación en la diversidad se plantea, es entonces imperioso orientar el trabajo hacia

el eje de la Formación Ética y la Competencia Moral en la convivencia con el “otro”,

seleccionando los contenidos curriculares, para que pierdan su pertenencia curricular en

función de su proyección transversal.

Esta segmentación es tan cuantitativa, como componentes (áreas) curriculares intervengan,

y tan cualitativa, cuanto más contenidos se estructuran en función de la Formación Ética,

hacia su transversalización propia de la inclusión. La segmentación y el enriquecimiento de

los contenidos propios orgánicos, conllevan a un proceso pleno de una matriz muy profunda

en las intervenciones entre: práctica docente, participación de los chicos y la comunidad.

Sin dudas, que un desarrollo de estas características a un proyecto lo hace crecer en

motivación y participación, justamente por esta apertura distintiva e integrativa, es que

termina construyendo nuevos contenidos pedagógicos para educar en la diversidad.

Es importante destacar, que en este tipo de construcciones (proyecto) los puntos de

encuentro con cada área curricular dependen del momento cronológico programado para

su aparición, mediante actividades de aprendizaje, como de su forma de ser evaluadas

dentro del proyecto. En consecuencia, la segmentación de contenidos, nombrada líneas

arriba, dependerá de su mayor o menor tiempo a favor dentro del proyecto y no como

una forma de mensurar su importancia como área curricular en sí misma, pues todas son

importantes porque están puestas al servicio de lo proyectado.

68

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

Las áreas que, en este caso, intervinieron a lo largo del proyecto: Formación Ética, Ciencias

Naturales; Educación Física; Ciencias Sociales; Educación Artística; Lengua; Matemática.

Cabe destacar, que para cada área se segmentaran contenidos del campo tecnológico.

8) SOBRE EL CAMINO DE LA PRÁCTICA


8.1) EL CORREDOR TÉCNICO PRINCIPAL Y COMPLEMENTARIO

El corredor representa la secuencia de las actividades que movilizan el aprendizaje de

los contenidos segmentados del proyecto, para sus distintas fases, que permitirá adquirir

valor en sí mismo y afirmarse curricularmente en la institución.

Está constituido por principios que lo rigen y orientan, pues son actividades secuenciadas

para generar aprendizaje social. De ahí, que la denominación del corredor es claramente

técnico, pues no sólo se compone de tareas y propuestas, sino que todas están articuladas

estratégicamente, para movilizar a los alumnos hacia el logro de determinada segmentación

de contenidos, en función de la Formación Ética y la competencia moral.

8.2) ALGUNAS CARACTERÍSTICAS RELEVANTES

Este curso tiene cuatro módulos más. El siguiente, estará desarrollado puntualmente en la

sociedad y puntualmente en situaciones escolares. Un tercer módulo, es un ejemplo de un

proyecto real, que pretende ser una ayuda para la verificación aplicativa de los conceptos

desarrollados hasta ese momento. El cuarto, es la oportunidad de autoevaluarse en la

formación y en el ejercicio previo para formar parte de un proyecto. Los cuatro pretenden

ser puntales pedagógicos del quinto módulo, que consta de la elaboración, por parte de

ustedes, de un proyecto como un verdadero aporte para generar un proceso de integración

de la discapacidad con los docentes inscriptos en el curso. En este trabajo, se tendrán

en cuenta las propuestas que planteen, los recursos didácticos que puedan utilizar, como

también las escuelas donde los centren y el ahorro económico que produzcan en la

elección de las actividades y cómo resuelven esta problemática.

8.3) LAS ESTRATEGIAS DE LOS DOCENTES

Las estrategias como puntos de conexión entre el alumno, el docente y el contenido.

Este trabajo es una prueba de las posibles estrategias que deberán utilizar. Enunciamos

algunas en el anexo de este módulo y que verán desarrolladas en el Módulo 3. Además,

les sugerimos bibliografía específica y, en algún caso, las describimos en el Anexo

Bibliográfico Virtual de la Editorial, o les informamos sobre la lectura de determinados

autores, en este Módulo:

a) Indagación de ideas previas

b) Interacción docente-alumno

c) Introducción de conceptos
d) Enfatización de conceptos

69

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

e) Orientación del trabajo grupal e individual

f) Recapitulaciones

g) La modularidad didáctica o lúdico didáctica (leer anexo de este Módulo)

h) Resolución de problemas:

i) Presentación de casos esporádicos disparadores

9) LA MATRIZ DEL PROYECTO: LAS FASES DE LA MAGNITUD DE LAS

INTERVENCIONES.

Estas tres fases altamente dinámicas del proceso de enseñanza-aprendizaje-enseñanza de

los actores que interviene en el proyecto son, en definitiva, la matriz de las intervenciones.

Es decir, la viva consecuencia de una serie de relaciones pedagógicas, políticas y culturales,

que el proyecto contiene.

Si bien pueden darse en algún momento secuencialmente, la dinámica de ida y vuelta

sobre las fases, le otorga el progreso en el aprendizaje de los alumnos y las necesidades

metodológicas, el colectivo docente, el apoyo directivo el familiar del alumno y también

del docente. Por eso, la matriz no define una práctica específica en sus diferentes fases,

pues se apoya en la flexibilidad para beneficio de los actores, sobre todo de los alumnos,

que durante el avance del proyecto van aprendiendo y evolucionando en el saber y en los

nuevos objetivos que los demanda individual y colectivamente para aprender.

9.1) FASE DE PROYECCIÓN

Esta fase asume una línea de acción indirecta en sí misma, pues se trata del trabajo del

docente planificado, solo o dentro de un colectivo de docentes. Paralelamente, tiene un

flujo de acción combinado, pues va de una magnitud indirecta a la directa, con origen en

los docentes y transposición a los alumnos. Es el verdadero motor de inicio del proyecto.

9.2) FASE DE MEDIACIÓN

Es una fase clave, pues trae un tipo de intervención diferente. Aquí el alumno pasa a

ser el centro del proceso, entonces se invierte el flujo dinámico aprendizaje-enseñanza.

En este sentido, los alumnos deben trabajar juntos aplicando conocimientos aprendidos,

colaborando entre sí, favoreciendo su autoestima y a la vez, trabajar tras un mismo objetivo
en situación individual y/o cooperativa.

Esta es la fase más extensa del proyecto, como queda claro, pues tiene su punto de origen

en el propio alumno y si esta situación no se produce, el proyecto fracasará, y todo lo que

se realice, sólo serán actividades aisladas. Decimos, entonces, que aquí nace otro tipo de

magnitud combinada que va de la directa haciendo centro desde el alumno, a lo indirecto

por parte del o los docentes, y obliga a los mismos, a: acompañar, orientar, tranquilizar,

guiar, confrontar los logros parciales y los alumnos/as, en este proceso aprenden y

enseñan, ejercitando la crítica y la elaboración de respuestas y nuevas preguntas, con

nuevas reorientaciones al proceso, para ayudar en la búsqueda y la construcción de nuevos

aprendizaje y, a su vez, mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje-enseñanza. Tanto

es así, que el eje, en esta fase, es el intercambio con una finalidad cooperativa, lo cual

también plantea una importante ayuda de todos para todos, averiguando y aprendiendo,

70

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

dándose nuevamente la característica de socialización de la Educación para la Paz.

Cabe destacar, que esta fase es altamente combinada y más dinámica que la anterior. En

otras palabras, ubica a los alumnos en una situación de aprendizaje directa, produciendo

una resignificación de los avances y retrocesos de lo aprendido e ignorado. De ahí, que

durante esta fase no sólo tiene que ver con aprovechar todo lo aprendido a manera de

una forma de producir conocimiento básico sobre la diversidad, y dentro de esta las

necesidades educativas especiales, sino conocer parte de aquello que hasta ese momento

se ignoraba para que la escuela sea inclusiva.

9.3) FASE DE LA CONCIENCIA CURRICULAR

Es una fase que representa una verdadera producción auténtica, ya lograda en parte en la

anterior (fase) a manera de una respuesta colectiva, como aportes de medidas para prevenir

y solucionar las problemáticas abordadas. Es, en definitiva, una construcción colectiva

emergente de las conclusiones parciales y generales, pero tiene una característica, ya que no

siempre aparece tan rápido o tan secuencialmente. Con esto queremos decir, que a veces un

proyecto tiene su última fase mucho tiempo después, que ha terminado cronológicamente

y tal vez, el indicador más concreto de este logro sea la consecución de un producto final,

que de alguna manera comparten todos los involucrados en el proyecto.


Esta fase es la más dinámica de todas, pues implica un “ir y venir” constante desde el

propio alumno donde media como eje junto con el docente que a veces toma mayor

protagonismo en la guía, la organización, en cómo los ordena (dentro de esta fase) porque

tiene casi siempre una apertura comunal.

Como se adelantó, existe un indicador de cierre de esta fase, que es el producto final que deja

el proyecto y que debe caracterizarse, al ser transversal, por abrir la participación a todos.

Este es el verdadero “ir y venir” que promueve un ejercicio colectivo y a la vez autónomo

para los alumnos de un proyecto, cuyos intereses centrales son, por un lado, encontrar la

verdad para mediar con ella y al conocerla, finalmente, compartirla desde su difusión; por

otro, trabajar todos juntos pensando y actuando con diferentes alternativas. De ahí, que

va de lo directo desde las acciones y trabajos propios de los alumnos tanto individuales

como colectivos; a lo indirecto, representado por la proyección que tiene lo desarrollado

en el proyecto como el producto final, como verdad en relación a la comunidad y en qué

condiciones político-económicas se la tiene en cuenta, para enfrentarla o ignorarla.

71

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

Graficación nº 3

10) EL PRODUCTO FINAL

Es ante todo el compromiso final y tal vez, la manera de mesurar mejor lo logrado, pues

representa en cierta forma, una manera de aprender a aprender, En otras palabras, la

concreta manifestación del proceso de enseñanza-aprendizaje-enseñanza.

El producto que debe quedar después de la implementación de un proyecto, responde a

la fase de conciencia curricular. Esta se caracteriza por ser abierta, pues la magnitud de

las intervenciones es la consecuencia de una combinación que va de lo directo, haciendo

centro en el alumno y de ahí a lo indirecto propio de la comunidad educativa.

Se les propone a los chicos, en este caso, un producto determinado para realizar entre

todos el trabajo de base y como consecuencia de este movimiento, un grupo de chicos

de la primaria le cuentan el proyecto a algunos de sus hermanos mayores que concurren

a una escuela técnica cercana. Los más grandes, plantean trabajar en Tecnología junto al

profesor, para ver de que forma pueden aportar con otro producción para el proyecto. En

esta situación, radica la flexibilidad de esta fase (conciencia curricular) que, como se explicó
líneas arriba, puede adaptarse y dar por terminado al proyecto recién al siguiente año, lo cual

a veces, puede ser el mecanismo para activar el próximo proyecto o muy por el contrario,

puede cerrarlo dando indicios bien reales del final del mismo y de los logros obtenidos.

Los docentes cumplen una función fundamental en esta etapa, pues deben ayudar a

encauzar dicha motivación, para que no se agote o se anule porque no se realiza.

72

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

11) LA EVALUACIÓN DEL PROYECTO

11.1) MARCO INTRODUCTORIO

Como se sabe la evaluación en educación no es un componente reciente de la didáctica,

es más bien una consecuencia de la evolución del pensamiento de un grupo cada vez

mayor de pedagogos, que ya desde el siglo pasado comprendieron los beneficios de

este componente, como un verdadero instrumento para mejorar la enseñanza o práctica

docente. La razón obedecía al advenimiento de un Estado ausente junto con sus escuelas

vacías por la aproximación a un Estado activo (leer anexo de este Módulo) con escuelas

para “todos”, que se orientaría hacia la equidad, al permitir la apropiación universal del

conocimiento, como una nueva síntesis de la inclusión social, a poblaciones hasta ese

momento, sin posibilidad de movilidad social.

Desde este derecho básico planificado por el Estado-gobierno, la relación dejó de ser

selectiva y mínima, para ser integrativa y masiva. Fue durante este cambio, que el docente se

encontró siendo parte de un inmenso sistema Educativo Formal, controlado por el Estado.

Al crecer dimensionalmente, se comenzó a valorar y aprovechar “el más allá de la clase”,

pero que representaba ser el reverso de la moneda de un condicionamiento de la práctica

docente. Entonces a manera de una síntesis podemos decir, que su secular cambio

obedece a una doble valorización, pues por un lado, la importancia de la pedagogía para

la transformación de un país, y por otro, al ser reconocida como ciencia desde la segunda

mitad del siglo XIX.

En el siglo XX, con una pedagogía diferenciada y fortalecida en su constitución científica,

estaban dadas las condiciones para comprender mejor a la niñez y adolescencia, como

colorario de la evolución del concepto de infancia, que ya bien entrado el propio siglo XIX,

se comenzó a gestar entre la diferenciación niño-adulto y, posteriormente, niño artesano


y campesino con el niño noble y burgués. La escuela sería el punto de articulación de

la infancia que representaría la verdadera razón de mejorar la educación. Nadie podía

prever la importancia que esta situación tendría, pues lo que vendría pondrían a prueba

la relavancia de saber y aprender. Las dos guerras mundiales, verdaderas catástrofes,

arrojaron al precipicio de la vulnerabilidad a la niñez y juventud, obligando a todos aquellos

que sobrevivieron a aprender de otra forma. A la luz de esta vergüenza adulta, que arrastró

a la inocente niñez a pagar las consecuencias de su ignorancia humana, paradójicamente,

el siglo XX será llamado como el de la infancia. Es que durante su transcurrir, se investigará

mucho esta etapa de la vida humana y cuan importante es para un niño la escuela, la

educación y aprender.

A principios del siglo pasado, se genera un campo de fructíferas ideas que tenían

la tipificación de la “escuela nueva”, y que ya entrado el siglo, encontraba en el viejo

continente su forma moderna de expresión pedagógica. Como un anticipo la primera

guerra mundial, la escuela aquí también asume una nueva función también más allá de la

específica: la asistencia. El camino fue vasto entre las dos escuelas y tipos de educación

que se brindaban la educación tradicional heredera del siglo XIX y la naciente o moderna,

denominada: “escuela nueva”. En este momento de la historia, coinciden los autores

73

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

en que John Dewey fue su principal exponente, para oponerse desde sus trabajos. Así,

surgieron otros métodos como la educación funcional con los centros de interés en niños

refugiados de la guerra, la pedagogía científica (Italia) y el método del trabajo en equipo

(Francia) entre los 60 y 70, junto al constructivismo, como los esfuerzos de llevar a la

educación, las investigaciones de Jean Piaget.

Las palabras de Estela Cols, encierran, tal vez, la explicación más certera y concreta donde

la evaluación estuvo siempre bien tenida en cuenta, para avanzar progresando en una

mejor educación: “De algún modo, se inaugura una concepción más ‘mediacional’ de las

relaciones entre enseñanza y aprendizaje, que se afianzará posteriormente con los aportes

de las teorías de orientación constructivista. La mejor forma de influencia pedagógica

es, por ende, aquella que deja suficiente ‘espacio al alumno’: se trata de disponer un

contexto rico en materiales, organizar variedades de situaciones que despierten el interés


y promuevan la actividad del alumno, y orientar a los alumnos en su proceso de búsqueda

y construcción“(Cols: 2005)49.

De esta manera, por un lado, al crecer dimensionalmente, logra independizarse un poco de

su sentido pedagógico. Pero por otro, hasta ese momento a la evaluación no se la había

planteado como metodología para el mejoramiento de la prácticas, sino que adquiere un

lugar mayor cuando, como aclara Litwin, Edith, plantea la situación bipolar de la misma,

dentro de una perspectiva didáctica, pues: se encuentra involucrada en el estudio de las

relaciones y de las implicaciones del enseñar y aprender”50 y además, en cómo circula el

estilo pedagógico para motivar al nuevo alumno (subrayado propio). Este camino marcó

su crecimiento hacia modelos de gestión escolar, donde los datos democratizadores, que

desde la misma se podrían encontrar, formarían parte del modelo de gestión que llegó a

nuestro país en los 90.

Pero, cabe destacar, que al crecer su dimensión también se impone convenir una mejor

definición que incluya ahora sus nuevos alcances. Por eso, ha sido elegida la que exponen

Daniel L. Stufflebeam y Anthony J. Shinkfield, pues da una idea cabal de su nuevo alcance,

pero además es extensiva a cualquiera de sus dimensiones actuales: “la evaluación es el

proceso de identificar, obtener y proporcionar información útil y descriptiva acerca del

valor y el mérito de las metas, la planificación, la realización y el impacto de un objeto

determinado, con el fin de servir de guía para la toma de decisiones, solucionar los problemas

de responsabilidad y promover la comprensión de los fenómenos implicados”51.

Todo este camino la ha convertido actualmente en un fenómeno muy amplio, que excede

49 CAMILLONI, Alicia (2007) El Saber Didáctico. Capítulo nº 5 Problemas de la enseñanza y


propuestas Didácticas

a través del Tiempo por COLS, Estela. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina

50 LITWIN, Edith; CAMILLONI, Alicia, R,W; CELMAN, Susana; PALOU DE MATÉ, María del
Carmen, (2005) La

evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico contemporáneo. Editorial PAIDOS.


Buenos Aires, Argentina.

51 STUFFLEBEAM, Daniel, L y. SHINKFIELD, Anthony, J ( ) Evaluación Sistemática. Guía teórica y


práctica.

Ediciones Piados. Buenos Aires, Argentina.

74
APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

lo didáctico o en todo caso, la concepción de la didáctica del acto pedagógico, pues

construye una nueva idea de gestión en educación como una nueva forma de aprendizaje

para todos los actores, no sólo de la institución sino del sistema educativo en general. No

por ello, cabe aclarar, ha perdido su importancia primaria como referente de base para

el docente, y su actividad cotidiana. En este sentido, se puede enfocar a la evaluación

en una escuela y al mismo tiempo, en un aula o en un patio de ella. También puede ser

mucho más macro, al referirnos a la evaluación del sistema educativo, por ejemplo. No

obstante, los resultados serán también de un gran alcance global al evaluar a los sistemas

educativos, regionales y locales, como a nivel concreto dentro de un aula o patio escolar,

propio de un nivel educativo específico y, apuntando en definitiva a mejorar la dinámica

curricular, como objeto del conocimiento de la didáctica.

Constituye un paso clave, concretar una estructura evaluativa adecuada, con contenido

para la realidad escolar, comunal y disciplinar en la que se dé el proceso de


enseñanzaaprendizaje-enseñanza. Un punto clave, a la hora de comprender, posteriormente a
la

evaluación como proceso significativo del aprendizaje de los contenidos educativos de

cada disciplina, es entenderla como una instancia más de aprendizaje.

Aún más, no es ajeno que en esta realidad, se piense a veces a la educación escolar

desde una teoría y práctica separadas, como si no fueran parte de una misma realidad.

Nos parece que aquí es necesario no perder de vista los caminos previos que permiten

llegar a los contenidos relevantes del proyecto, esos que no pueden dejar de concretar

y tampoco de evaluarse. En ellos, los docentes encuentran puntos de estabilidad

pedagógica-didáctica, y por lógica paridad, se afirma la didáctica proyectiva que las

propias instancias de aprendizaje del proyecto van logrando rumbo al producto final. Sin

embargo, dicha estabilidad es la consecuencia de una conjugación integral, que es muy

necesario observar sin dejar de investigar; para que, en todo caso, dicha separación sea

realizada por los propios docentes y aquello que colabore en vislumbrarla sea parte de

esos caminos previos.

En este caso, la evaluación se presenta como una parte ineludible, pues no deja de ser

una nueva instancia de aprendizaje o por el contrario, el estancamiento del proceso para

cada actor en particular (alumno ó docente).


Desde este punto de vista, este material pretende ser una contribución para los docentes,

para que mejoren parte de sus prácticas, la que pueden ajustar gracias al planteo y a la

agudeza especializada para cada dimensión que en la actualidad tiene la evaluación. En

consecuencia, al evaluar resignifica su propia práctica, aumentando el conocimiento y

profundidad de las mismas y, por tanto, de lo que se enseña y; aquí, no hay discusiones

externas que la relativicen, sólo basta verificar lo que se enseña y aprende y, por tanto,

cómo se enseña, para que realmente se aprenda.

En otras palabras, se advierte que la evaluación representa un instrumento que permite

conocer multifacéticamente a los actores y su forma particular de relación con el

conocimiento, como así también, los caminos que los unen a ambos en el proyecto escolar

y fuera de el.

75

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

Refleja la preocupación por mejorar no sólo la forma en que los alumnos aprenden contenidos,

sino que además permite que la relación teórica-práctica, sea consecuencia de una mejor

efectividad didáctica–pedagógico, que garantice un proceso de instrucción significativa,

para concretar buenos progresos en los niños/as durante y al final del proyecto.

Este es el verdadero espejo que refleja la totalidad, lo que queremos ver y lo que no

queremos. El docente está en esta encrucijada entre concienciarse verdaderamente

desde su propia autocrítica o elaborar sus propios criterios de satisfacción, salvadores

de su propia práctica; este ejercicio ya le garantiza no caer en la trampa egocéntrica de

elaborar lo que quiere escuchar o leer.

Un verdadero engaño egocéntrico que lo hace caer en el “error y la ilusión”52, como diría

Edgar Morín, que a lo largo del proceso daña la vez la educatividad y la educabilidad del

maestro, donde se refugian las ideas, la experiencia, las actitudes y las acciones de los

mismos, que ayudan (no importa la situación personal que tengan que enfrentar) a los niños

en el proceso de socialización y formación en cualquier tipo de contexto fragmentado e

injusto ó integrado y justo, para la vida infantil. Es decir, la educatividad y la educabilidad

y el proceso de enseñanza-aprendizaje, están en permanente lucha para garantizar la

educabilidad como categoría superior humana e integradora de la vida escolar y social de

los alumnos / as.


En síntesis, una evaluación adecuada como instancia de aprendizaje, que aterrice en la

realidad, tiene su “aquí y ahora” en la capacidad de la educatividad del docente, como si

fuera una forma de “solidaridad pedagógica” y su mañana en el alumno, como una manera

de expresión de enriquecimiento para su educabilidad como categoría humana en desarrollo

para realizarse y socializarse, pues apunta a una mejor comprensión de su formación como

parte del “recurso humano en formación y de su totalidad como persona y alumno”.

También la etimología del término no nos permite separarnos demasiado, como se

adelantó, de su origen vital como categoría instrumental. De ahí, su relación con la

didáctica, con la tarea diaria del docente y con las diferentes dimensiones como un todo

complejo, cambiante y de una gran magnitud para su utilización en educación.

En estos justos términos, no puede ser considerada como un instrumento cerrado, pues

es ante todo dinámico, otorgando así una cualidad instrumental que determinaremos aquí

como flexible y diversa. La primera, es una cuestión evolutiva propia de su educabilidad,

como se trató líneas arriba. Gracias a esta capacidad móvil, que permite que se la utilice

en diferentes dimensiones de la gestión institucional, local y jurisdiccional. En este sentido,

podemos decir que es: “alternativa vertical” asociada con la cualidad de la flexibilidad

de las dimensiones en su situación integral e institucional. La segunda, es básicamente

la consecuencia de la especialización que le otorga las diferentes didácticas de cada

espacio curricular y es, por tanto, el producto de la educatividad del docente desde su

saber pedagógico y su “saber hacer” práxico, para colaborar en la formación del alumno.

52 MORÍN, Edgar (2001). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Ediciones
Nueva Visión SAIC.

Buenos Aires, Argentina

76

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

También aquí podemos decir que es: “continuidad horizontal”, asociada con la cualidad

de la diversidad de cada espacio curricular involucrado en el proyecto.

Es ciertamente, como si fuera un cruce de perpendiculares que va tejiendo la escuela puertas

adentro al realizar el proyecto. En cada “alternativa vertical” para la primera se encuentra

su punto de cruce evaluador con la continuidad horizontal de cada diversidad disciplinar,

absorbida por el proyecto, y, en síntesis: el impacto, el progreso, el estancamiento o la


afirmación del sistema en su totalidad. Este cruce convierte a la evaluación en una instancia

que promueve la aplicación de lo que se aprendió siempre y cuando se de en un ambiente

natural de desafío a enfrentar para concretar un determinado rendimiento. En este caso,

el alumno está preparado para obtener transferencias favorables gracias a lo que sabe

como una muestra concreta de mejorar su rendimiento como producción auténtica. En

este punto es donde se justifica una evaluación como evolución, que conlleva a una

participación más dinámica de ambos actores en donde nuevamente nos encontramos

con la realidad de entenderlo como bifuncional para el docente que recibe la devolución

del impacto pedagógico de las actividades y para el alumno, que desde dichos avances le

permite estar mejor posicionado en el saber para involucrase más en el proyecto.

No se trata entonces, de colocar al niño como único centro del proceso de


enseñanzaaprendizaje-enseñanza, pues sería entonces un reduccionismo, que en definitiva
niega al

“otro”, como parte importante del proceso. Ninguno de los dos actores (alumno-docente)

escapa a esta realidad que actualmente es relevante para pensar una pedagogía que

obtengan éxito a largo plazo. Este punto válido hasta las entrañas más profundas de lo

que se “hace o se deja de hacer”, tiene que ver con el destino tanto de alumnos como de

docentes en las escuelas, no importa en que parte de nuestra inconmensurable nación estén.

Desde ya, que esto es un trayecto muy extenso y convengamos que tal vez, ciertamente,

no tenga fin. Pues construir esta nueva realidad es una tarea muy compleja y además

requiere perseverancia, formación crítica, mucho conocimiento, paciencia, razonamiento

didáctico constante y amplitud metodológica de parte de quienes intervengan.

De esta forma, convenimos en que la evaluación no es un tema coyuntural, muy por el

contrario, pues la necesidad de evaluar linda con la de construir un saber integral con los

resultados derivados de la misma, donde todos son una parte importante, de ahí que es

estructural. El por qué de esta premisa, tiene su respuesta en los beneficios intrínsecos de

articular el encuentro dimensional entre lo pedagógico-didáctico, pues, por su lado, es una

parte indivisible de la didáctica (como ciencia) y a su vez de la metodología (componente

de esta última) y el método (didáctico) como instrumento activador de las propuestas

prácticas. Consecuentemente, es capaz de vitalizar el aspecto pedagógico de todo

proceso educativo. Es decir, lo que se pensó con lo que ocurrió, finalmente, es materia de

circulación del saber donde hay un verdadero encuentro entre alumnos-docentes .padres
y conocimiento. Esto nos indica, que evaluar adecuadamente, es además una forma

de “saber” cuánto se valora integralmente la realidad del acto pedagógico, para tomar

decisiones de alguna manera relacionadas con profundidad en la práctica de los alumnos/

as y los docentes involucrados.

Este saber adquiere una multiplicidad de argumentos como un componente fundante de

77

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

la mejora y progreso de los actores de la institución escolar. En este sentido, hay aspectos

muy importantes, que Frigerio y Poggi (1992:87,88)53, señalan:

a) Toda propuesta pedagógico-didáctica conlleva propósitos y objetivos, implica la puesta

en circulación de ciertos contenidos, así como el diseño de enfoques didácticos y modelos

de desempeño docente y determina estrategias de evaluación de la propuesta.

b) La evaluación constituye un aspecto insoslayable de todo proceso de formación y

deberá convertirse en una instancia de aprendizaje, para lo cual debe incluir un tiempo de

reconsideración y trabajo sobre cada producto.

c) La evaluación a su vez implica no sólo un producto, sino que ella misma constituye un

proceso y como tal sería un reduccionismo limitarla a una instancia y/o momento.

d) La modalidad de evaluación constituye parte del contrato pedagógico-didáctico que el

docente establece con el alumno y requiere ser explicitada tanto en su carácter, frecuencia

, contenidos y consecuencias. En tanto, instancia que condiciona la acreditación , debe

fijar pautas y criterios y hacerlos igualmente explícitos.

e) La modalidad de evaluación constituye también parte del contrato organizacional que

todo directivo establece con los docentes respecto del concepto que se elabora sobre las

prácticas docentes.

f) La definición y claridad acerca de aquello que va a ser evaluado permitirá la elección

de la mejor estrategia. Esto qué dependerá de los objetivos (sensibilización, adquisición,

Capacitación, formación, integración interdisciplinaria, profundización, aplicación, etc) y

deberá constituir a su vez un producto comunicable.

Aquel que va a ser evaluado debe conocer a priori lo que se espera de su producción, así

como los criterios de medición y/o conceptualización (escala cuanti o cualitativa) que se

aplicarán a la misma.
Por ello cada evaluación exige una consiga explícita previa.

Estos puntos volcados de dichas autoras, permiten sintetizar el argumento final para

este marco introductorio. De ahí, que comprender a la evaluación en estas dimensiones

permitirá que la misma, tomada como instancia de aprendizaje, conecte mejor al alumno

y al docente entre si, junto con los propósitos y las expectativas. y con aquello que no

puede dejar de ganarse registro en el ámbito pedagógico-didáctico, para que vuelva al

espacio vital de la clase, como indicador e incluso gracias a la capacidad del docente,

como estrategia de enseñanza. Es decir, que estaríamos ante una linealidad del proceso,

enseñanza-aprendizaje-enseñanza, garantizando así un progreso colectivo donde alumno

y docente son participes.

La evaluación a nivel micro, que es el objetivo de este material que llega a sus manos,

53 FRIGERIO, G; POGGI, M; TIRAMONTI, G (2000) Las Instituciones Educativas. Cara y ceca.


TROQVEL Educación,

serie FLACSO – ACCIÓN. Argentina.

78

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

representa en términos actuales una instancia de comprensión “del pensar y el hacer”

de todos los actores que intervienen. Por eso, se justifica, aún más, como preocupación

actual, que además asume un campo vasto de diferentes dudas y certezas, transferidas a

la realidad escolar, como preguntas y respuestas, poniendo en juego algo importantísimo

para la educación y en especial para los docentes y alumnos: la búsqueda de la verdad,

para aprender de ella. De esta forma, es capaz de vitalizar el aspecto pedagógico del

Proyecto. Evaluar adecuadamente, es además, una forma de “saber”: qué importancia

ha tenido a lo largo del proyecto la realidad del acto pedagógico, para tomar decisiones

de alguna manera relacionadas con los alumnos y los docentes involucrados con la

convivencia en la diversidad.

11.2) MODALIDAD DE EVALUACIÓN

La evaluación del proyecto es siempre un desafío porque a diferencia de otras propuestas

educativas, esta verdadera estrategia a lo largo de su proceso recorre fases (proyección,

mediación y conciencia curricular) con muchas actividades compuestas por diferentes

tareas que involucran directa, indirecta y de manera combinada a todos los actores
de la comunidad educativa. En otras palabras, tiempo y esfuerzo se conjugan con las

áreas curriculares y los contenidos segmentados, para que se produzca el aprendizaje

transversal. Son a lo largo de su implementación verdaderas inversiones para todo el

capital cultural de la escuela. Sin embargo, no se debe olvidar al resultado, pues esta

estrategia, se caracteriza también, por involucrar tanto a sus protagonistas en el proceso

(si está bien conducido, orientado, incentivado y originalmente planteado en sus fases),

que los resultados van surgiendo de forma eventual, producto de un proceso funcional

para el aprendizaje múltiple.

En realidad, esta característica no es una dificultad a la hora de evaluar, es más bien la

oportunidad para convertirla en un aspecto sólido del proyecto que promueva más la

práctica, pues quiebra el “determinismo lineal” rendimiento-resultado.

Todas estas características y beneficios, son sin dudas indicadores para seleccionar las

diferentes modalidades para evaluar en donde el alumno debe participar activamente de

su propia evaluación.

Es un punto muy importante, para todo lo vivido y lo conectado como un criterio, para

observar el nivel de factibilidad del proyecto, su coherencia interna (orgánica) , los niveles

de alcance pedagógico que logre con las expectativas, propósitos y necesidades

iniciales . Lo cual involucra todo lo vivenciado y concretado, como una consecuencia de

la adecuación a la realidad del proyecto. No debe caerse en el error de descuidar y tomar

a la evaluación como una instancia menor del proyecto.

Al referirnos a indicadores señalando a las características, son como verdaderas señales

que guían sobre las dimensiones del objeto a evaluar.

En esta parte, presentaremos tres tipos de evaluación. Las primeras dos por tipo de

portafolios y la segunda centralizada en lo holístico, diagramada en dos formas concretas.

Todas las evaluaciones, responden a una auténtica resignificación del trabajo realizado, como

79

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

del desarrollo de habilidades, destrezas y aplicación de conocimientos de los alumnos.

Las siguientes evaluaciones fueron las utilizadas en el proyecto, que se presenta en el módulo
3:

a) EL PORTAFOLIO INDIVIDUAL DE EVALUACIÓN


b) EL PORTAFOLIO ESCOLAR DE COMPROMISO

c) LA CENTRALIZACIÓN EVALUATIVA HOLÍSTICA

Entendemos que una de las principales herramientas a utilizar en la evaluación del proyecto

que se presenta en este curso, es el portafolio, no sólo por su actual demanda escolar,

sino por esta posibilidad de constituirse en una forma muy interesante de fortalecer con

un monitoreo continuo al proceso.

En el otro extremo de este seguimiento aportado por el portafolio, se encuentra el resultado

del proyecto, como prueba real y fidedigna, pues representa toda la centralización de la

participación de los alumnos/as en una tarea conjunta que sabemos y determinamos como

producto, a veces con repercusiones emergente en alguno de los grupos; otras veces como

propuesta para los docentes a manera de síntesis integradora de lo realizado, otras veces

votado, otras propuesto por un grupo de padres, etc. Las formas en que el producto final

del proyecto puede servir como evaluación, es realmente vasta. En este sentido, conviene

advertir que, como queda claro, tiene la posibilidad de ser muy abierto, y señalamos las

palabras “muy abierta”, por la sencilla razón, que a veces muchos proyectos se abren

de una manera increíble, por tanto, no aprovechar esta situación, es un grave error. Lo

sintetizaremos con un dicho que no viene de las aulas académicas pero que realmente sirve

para tener en cuenta: “si se abre la ventana, hay que aguantarse el viento”. No lo olviden,

pues constituye y revaloriza el aporte del “otro”, con su pensar y hacer, la sustancia más

importante de un proyecto, no importa la transversalidad que se busque.

El producto, en tanto producción final colectiva, puede servir como una instancia para

una evaluación global del proyecto. La misma permite dar un valor y una observación,

como se adelantó a un gran número de actores y las producciones auténticas de cada

alumno/a sobre una misma realidad y (desde lo aprendido), sus aciertos y sus errores para

tomar decisiones, como más adelante se verá.

11.3) INSTRUMENTOS PARA EVALUAR

a) PORTAFOLIO INDIVIDUAL DE EVALUACIÓN

El portafolio individual es un instrumento que moviliza muchos aspectos para observar en el

momento y a proyección, pues es transtemporal si permanece archivado en la escuela y él

alumno accede al material cuando lo necesite, para agregar trabajos o llevarlo a su casa, como

medio de comunicación para que su familia se informe. Este tipo de mecanismo, lo situará
como persona que aprende, pues combinará al mismo tiempo las enseñanzas del proyecto

en toda su extensión, los aprendizajes y sus desempeños, para construir en el alumno y en

los docentes, un referente objetivo de la calidad de sus nuevos saberes y las dimensiones

alcanzadas por ambos en sus intervenciones durante la realización del proyecto.

80

APORTES para una ESCUELA INCLUSIVA

ESTRUCTURA DEL PORTAFOLIO INDIVIDUAL

• RECOLECCIÓN

• SELECCIÓN DE ELEMENTOS COMPLEMENTARIOS (Forma)

_Carátulas

_Separadores

_Tipo de carpeta contenedora.

• SELECCIÓN DE ELEMENTOS FUNCIONALES (Contenido)

_Introducción

_Informe

_Comentarios (documento abierto)

_Trabajos o documentos específicos del proyecto.

_Producciones específicas del proyecto.

_Producciones artísticas.

_Evaluaciones.

_ Materiales de otros portafolios.

Es importante a esta altura, describir algunos de estos puntos que puedan dar lugar a

confusión. El primero que se desarrollará es la introducción en el inicio del portafolio de

evaluación, que promueve en el alumno una reflexión sobre los conocimientos y sentimientos

previos sobre la temática del proyecto y sobre una parte del mismo (primeros trabajos) los

exige en la crítica, en la opinión y en la autoevaluación de “entrada” permitiéndoles ganar

registro sobre lo realizado y preparase significativamente para lo que vendrá.

Los informes, en estas edades de primaria, deben dar cuenta, de: lo que se hizo; la

problemática a la cual iba dirigido el proyecto; cómo se hizo y en qué piensa que lo ayudó

lo que se hizo. En este sentido, el contenido fundamental refiere a cuatro apartados, que

se desarrollan con el propósito de ser el propio partícipe de la evaluación:


a) el tipo de trabajo que se hizo,

b) en las razones y motivos para hacerlo

c) en la forma en que se realizó, pero adquiere mayor importancia la cuarta parte, donde

se presentan:

d) los resultados, porque aquí, es donde se da cuenta de cuáles son, qué tan significativos,

valiosos y útiles son.

Además, los documentos abiertos, en este caso: “los comentarios”, determinan una manera

sencilla y particular de orientación para los alumnos, los docentes y padres al mismo

tiempo, sobre el proceso y, muchas veces, sobre el telón de fondo de las interrelaciones

sociales, que se tejen desde el proyecto. En este sentido, esta fase del portafolio otorga

información muy valiosa sobre el contenido movilizado para su aprendizaje, pero como se

advirtió, además registra el aprendizaje social de los alumnos/as. A modo de ejemplo, les

proponemos algunos enunciados con los que se puede iniciar este documento, para que

los alumnos/as sigan su confección:

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