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Componentes del Examen Clínico:

El examen clínico está compuesto de tres procesos principales: historial del problema del
habla, examen físico y examen motor del habla.

1) Historial del problema del habla

El objetivo del historial es obtener información sobre:

 Naturaleza y curso de la deficiencia.


 Tipo y frecuencia de la limitación funcional.
 Discapacidades percibidas.

La base para obtener información acerca del historial son:

 La revisión de la ficha clínica del paciente.


 La entrevista con el paciente.

La entrevista al paciente debe ser minuciosa, con preguntas abiertas acerca de cualquier aspecto que
sea relevante la el diagnóstico y el posible tratamiento, ya que el paciente puede omitir información
que considere irrelevante.

Es importante contar con la ficha clínica para conocer los antecedentes más importantes acerca del
problema. Se habla de informe médico porque en ocasiones los pacientes llegan con la información
proveniente de otro profesional médico (diagnóstico o hipótesis diagnóstica, tratamiento, etc.) A
veces se habla de epicrisis (‘sobre la crisis’) que es un informe que se entrega al paciente cuando se
le da el alta médica. Este informe contiene información acerca de los síntomas presentados por el
paciente, diagnóstico, lo que se realizó y los posibles tratamientos.

Ficha fonoaudiológica:

 Antecedentes personales: datos más relevantes del paciente.


 Antecedentes psíquicos pre-mórbidos y post-mórbidos: se realizan preguntas abiertas acerca
de su estado de salud pasado y actual, estado de ánimo, temperamento. Se comprar cómo era
antes y después del problema.
 Antecedentes socioeconómicos: situación laboral, sistema de previsión (para saber si va a
poder realizar el tratamiento).
 Antecedentes clínicos: historia clínica, diagnósticos, estudios imageneológicos, etc.
 Otros antecedentes: quién está informando (familiar, amigo, etc.), quién esta evaluando y las
observaciones necesarias.

2) Examen Físico
El objetivo del examen físico es comprender los patrones y la severidad de las deficiencias de los
componentes de los mecanismos del habla a través de tareas no habladas (movimientos orales).

Durante el examen físico se evalúa la deficiencia o las alteraciones fisiológicas de los mecanismos
de la producción del habla. También se evalúa la estructura y función de los subsistemas del
mecanismo del habla (mandíbula, labios, lengua, mecanismo del velo faríngeo, sistema respiratorio y
fonatorio. El articulador más importante en el que se debe centrar el examen físico es la lengua.
Cuando hay un paciente con parálisis de la lengua por compromiso del nervio hipogloso bilateral,
lógicamente no hablara (anartria).

Materiales necesarios: linterna de OFAs, grabadora, cronómetro, espejo de Glatzel, guía lengua y
guantes (la grabadora es ideal en un comienzo, porque es difícil centrarse en todos los aspectos
importantes de la producción del habla del paciente).

Aspectos a considerar en la evaluación:

 Anatomía oral y facial, si se encuentran todas las piezas anatómicas o no.


 Dentición completa o incompleta, el uso de placas.
 Control motor oral (se observa al paciente en reposo). Observas presencia de parálisis uni o
bilateral o si es normal.
 Mandíbula: apertura y cierre.
 Labios: protuir, llevar adelante, atrás, cerrar por unos segundos. Una persona con parálisis no
podrá hacerlo.
 Lengua: sacar, retraer, mover a la derecha, izquierda, etc.
 Sensibilidad oral.

3) Examen Motor del Habla

El objetivo del examen motor del habla es determinar el rendimiento motor del habla a través
de tareas habladas. Se observan y evalúan los procesos motores básicos del habla nivel de la
deficiencia y a nivel de la discapacidad, la inteligibilidad, velocidad y naturalidad del habla.

LAS DISARTRIAS
El habla es una de las conductas más complejas desarrolladas por los seres humanos. Para
que la producción oral se realice con normalidad se necesita un control adecuado de la
respiración y de la musculatura de la laringe, faringe, paladar, lengua y labios.
La disartria se puede definir como una alteración de la articulación del habla debida a
lesiones en el sistema nervioso central, así como a enfermedades de los nervios o de los
músculos responsables del habla.
Estas alteraciones en la articulación se manifiestan mediante omisión, sustitución, adición o
distorsión de unos o más sonidos, afectando a la inteligibilidad de la expresión verbal.
Además, a estas alteraciones se une la dificultad para mover los órganos bucales al realizar
cualquier actividad como succionar o soplar. El caso más extremo y grave de la disartria
sería la anartria o imposibilidad para articular correctamente los sonidos del habla
(fonemas).
La evaluación de la disartria ha de ser minuciosa, ya que síntomas similares pueden
proceder de trastornos muy distintos, además de incluir tanto la valoración del habla como
la alteración de los músculos implicados en la respiración, laringe, velo del paladar, lengua,
labios y mandíbula. En los pacientes con disartria los movimientos de los músculos del
habla pueden estar alterados en la fuerza, direccionalidad, amplitud, tiempo o resistencia.
La disartria puede causar parálisis, debilidad y descoordinación de la musculatura oral,
pudiéndose identificar seis tipos diferentes de disartria en función de la localización de la
lesión en distintas zonas del Sistema Nervioso Central:

1. Disartria flácida: se debe a un daño en las neuronas de los nervios craneales o de la médula espinal
causado por infecciones, accidentes cerebrovasculares, procesos degenerativos o enfermedades
congénitas. También los nervios craneales o espinales pueden afectarse por traumatismos, tumores,
toxinas, procesos inflamatorios y enfermedades autoinmunes, carenciales o metabólicas. La lesión
de algún componente de esta unidad motora inferior supone la alteración del movimiento voluntario,
automático y reflejo, produciendo flacidez y parálisis con disminución de reflejos musculares,
atrofia de las fibras musculares, debilidad al ejercitar la musculatura ocular y del cuello, posible
alteración de la respiración, afectación de la lengua y de los movimientos del paladar, disminución
del reflejo de náuseas, dificultades al deglutir, debilidad de las cuerdas vocales, paladar y laringe,
voz ronca y poco intensa, hipernasalidad y articulación distorsionada de las consonantes.
2. Disartria espástica: se debe a un daño en las vías de activación directa o indirecta desde la corteza
al tronco cerebral y médula espinal, que puede estar causado por accidentes cerebrovasculares,
traumatismos craneales, esclerosis múltiple, encefalitis, tumores extensos o enfermedades
degenerativas. Las lesiones de estas neuromas motoras superiores ocasionan debilidad y
espasticidad en un lado del cuerpo, en los músculos distales de las extremidades, la lengua y los
labios, resistencia al movimiento pasivo de un grupo muscular, reflejos de estiramiento muscular
exagerados, presencia de reflejos patológicos como elevar el dedo gordo del pie con separación del
resto de los dedos al estimular la planta del pie (signo de Babinski), afectación de la respiración y la
fonación, con tono bajo y monótono y voz ronca, dificultades en la articulación y lentitud en el
habla, producción de frases cortas con interrupciones tonales o de la respiración y alteración del
control emocional con inicio repentino de llanto o risa excesivos y sin ningún motivo.
3. Disartria atáxica: se debe a lesiones en el cerebelo, órgano que regula la fuerza, velocidad,
duración y dirección de los movimientos ocasionados en otros sistemas motores, ocasionando
hipotonía de los músculos afectados, alteración de la dirección, duración e intensidad de los
movimientos, además de ser lentos y con fuerza inapropiada, posible irregularidad de los
movimientos oculares, afectación de la fonación con una voz áspera, monótona y con escasas
variaciones en la intensidad, distorsiones en la articulación del habla y alteraciones de la prosodia
por énfasis en determinadas sílabas.
4. Disartria por lesiones en el Sistema Extrapiramidal: constituido por los núcleos grises
subcorticales y responsable de regular el tono muscular necesario para mantener una postura o
cambiarla, organiza los movimientos asociados a la marcha y facilita el automatismo en los actos
voluntarios que requieren destreza. Las lesiones en el sistema extrapiramidal pueden ocasionar dos
tipos de disartria: 1) Hipocinética: caracterizada por movimientos lentos, limitados y rígidos,
movimientos repetitivos en los músculos del habla, voz débil, articulación defectuosa y falta de
inflexión, frases cortas, falta de flexibilidad y control de los músculos laríngeos, monotonía tonal y
variabilidad en el ritmo articulatorio (enfermedad de Parkinson) y 2) Hipercinética: caracterizada
por la posible afectación de forma sucesiva o simultánea de todas las funciones motoras básicas
(respiración, fonación, resonancia y articulación), siendo imposible predecir su ocurrencia en el
tiempo. Entre los trastornos más relevantes se encuentran:

 Coreas: enfermedad del sistema nervioso caracterizada por movimientos involuntarios e


irregularidades, lentos o rápidos, de uno o varios músculos. El tono muscular es bajo y existen
trastornos en la coordinación. Estos pacientes presentan alteraciones del habla, distorsión de las
vocales, uso de frases cortas, producción oral irregular y afectación de la prosodia.
 Atetosis: es un trastorno neurológico caracterizado por movimientos involuntarios y lentos en la
articulación, frecuentes problemas respiratorios y de fonación, voz áspera, habla distorsionada y
tono monótono.
 Temblor: es una forma rítmica de movimiento anormal que ocasiona, a veces, interrupciones en la
emisión de la voz.
 Distonía: se trata de un movimiento involuntario anormal, lento y sostenido que conlleva
alteraciones en la prosodia, disminución en la altura tonal, inspiraciones audibles y temblor de la
voz.

5. Disartria mixta: es la forma más compleja de disartria, en la que la disfunción del habla es el
resultado de la combinación de las características propias de los sistemas motores implicados, como
en el caso de tumores, inflamaciones, traumatismos, accidentes cerebrovasculares, enfermedades
degenerativas o desmielinizantes (esclerosis múltiple).

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