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La directora de Inteligencia Nacional, Avril Haines, se ve en una pantalla mientras habla durante una
audiencia del Comité de Inteligencia del Senado en Capitol Hill, Washington, D. C., el 8 de marzo de
2023. Foto: Amanda Andrade-Rhoades/AP
NUEVA OFICINA DE DESINFORMACIÓN EN ESTADOS UNIDOS
Government Created a New Disinformation Office to Oversee All the Other Ones
(theintercept.com)
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El uso de la inteligencia (en su acepción de recolección y análisis de información para
elaboración/aplicación de políticas), ha sido recurso obligatorio en el desarrollo de la
lucha de clases, las dominantes para mantener y extender sus poderes y los sectores
conscientes de las clases económico-políticamente subsumidas para defenderse y
contraatacar en pro del derrocamiento de su clase antagónica, cuando tienen y
desarrollan un proyecto a ese objetivo dirigido.
Les invitamos a leer algunas experiencias históricas contadas por uno de los más feroces
espías capitalistas estadounidenses:
Uno de los imponentes servicios de inteligencia del siglo XIX en Europa
no fue mantenido por un gobierno sino por una empresa privada, la banca
de los Rothschild. Había un precedente para esto en las actividades de una
familia bancaria mucho más temprana, los Fuggers de Augsburgo en el siglo
XVI, quienes construyeron un considerable imperio financiero, prestando
dinero a soberanos y estados empobrecidos, como lo hicieron los Rothschild
más tarde. El hecho de que los Fugger cometieran pocos errores en la
colocación de sus inversiones fue, en gran medida, el resultado de la
excelente inteligencia privada que recopilaron. Los Rothschild, sin
embargo, una vez que habían alcanzado una posición de cierto poder,
beneficiaron a sus clientes, así como a ellos mismos, por sus habilidades
superiores de compilación de inteligencia.
Así que Lionel compró las acciones para el gobierno británico, lo que
permitió a Disraeli llevar a cabo uno de los grandes golpes de su carrera.
Se murmuraba que algunas de las "primicias" Rothschild se obtuvieron
mediante el uso de palomas mensajeras.
Probablemente había poca base para el rumor, aunque es cierto que uno de
los Rothschild, inmovilizado en París cuando la ciudad fue rodeada por
veinticuatro alemanes en la guerra franco-alemana de 1870, utilizó globos
─y posiblemente también palomas mensajeras─ para comunicarse con el mundo
exterior. Éste se enteró del armisticio que puso fin a la guerra a través
de este medio, en lugar de a través de los convencionales canales de
noticias.
Allen DULLES. «The Craft of Intelligence». Signet Books. Published by The
New American Library of World Literature, Inc., USA, 1965, pp. 24-25.
El modo de producción capitalista (por estos tiempos mejor definido en tanto modus
operandi mafioso), basado en la expropiación del producto de trabajo ajeno no pagado,
tiene como objetivo el beneficio privado [de una clase social determinada] del esfuerzo
colectivo y la sostenida acumulación de capital para mantener el ciclo de
producción/circulación, proceso conocido como reproducción ampliada del metabolismo
social, vale decir la permanencia de la sociedad tal como la burguesía quiere y necesita
que sea, no solo en lo económico sino en todos y cada uno de los ámbitos de ella.
El Estado cumple aquí una tarea principal como Puesto de Comando del sistema, lo cual
explica cómo la “banca privada” de los ROTSCHILD pudo actuar con sus propios recursos
políticos de recolección de información “restringida” al espionaje “público” en función de
sus intereses “privados”, ejecutando operaciones de compra-venta a nombre del gobierno.
En otros relatos históricos, encontramos también el ejemplo de ROCKEFELLER
(“Standard Oil”) imponiendo, dentro del plan de invasión a China en 1930, que todo el
comercio de hidrocarburos estuviera bajo su control.
Leamos un aporte:
… la dinámica del desarrollo no debe ser caracterizada bajo la categoría
de “como resultado de”, sino en términos de “en conjunción con”, si
queremos hacer inteligibles los cambios en el control metabólico social
del capital provenientes de la reciprocidad dialéctica entre sus
estructuras de mando políticas y las socioeconómicas.
Así es como surge el mito del mercado como el regulador general no sólo
suficiente, sino incluso ideal del proceso metabólico social. Más adelante
esta percepción fue llevada a sus extremos, hasta alcanzar su clímax en
las teorías grotescamente apologéticas del siglo veinte, bajo la forma de
la idea de “hacer retroceder los límites del estado”, cuando las
transformaciones en desarrollo real apuntan en la dirección opuesta. Con
todo, el papel sumamente variable del mercado en las diferentes fases del
desarrollo del sistema del capital, desde su fase de intercambios locales
limitados hasta el mercado mundial conformado a plenitud, resulta
totalmente incomprensible si no se le relaciona con el otro lado de la
misma ecuación: la dinámica igualmente cambiante del estado como
estructura de mando política totalizadora del capital.
Esa estructura de mando política totalizadora del capital está sujeta, a su vez, a las
discrepancias entre burguesías y gobiernos nacionales, hoy en lucha por la hegemonía
sistémica y un nuevo reparto del mundo, situación a la que debemos añadir la
contradicción básica de la sociedad capitalista entre la clase dominante/dirigente y los
sectores sociales dominados/dirigidos.
La creación del Centro (vean su partida de nacimiento) nos recordó los discursos de
Ronald REAGAN en 1982-83, cuando denominaba a la URSS, primero como “el Foco del
Mal” del mundo moderno, y luego como “el Imperio del Mal”, todo ello con un tufillo a
inquisición e incienso, mientras favorecía la inundación de su propio país con cocaína
negociada directamente por altos funcionarios de su gobierno con cárteles colombianos
para financiar a los “contras” en el derrocamiento de la administración nicaragüense.
Leamos algo del primer caso referido, el Congreso por la Libertad Cultural:
La libertad cultural no salió barata. Durante los siguientes diecisiete
años, la CIA invertiría decenas de millones de dólares en el Congreso por
la Libertad Cultural y en proyectos relacionados. Con este tipo de
empresas, la CIA, en realidad, actuaba como Ministerio de Cultura de los
Estados Unidos.
Un rasgo importante de las acciones emprendidas por la Agencia para
movilizar la cultura como arma de la guerra fría era la sistemática
organización de una red de «grupos» privados y «amigos», dentro de un
oficioso consorcio. Se trataba de una coalición de tipo empresarial de
fundaciones filantrópicas, empresas y otras instituciones e individuos que
trabajaban codo con codo con la CIA, como tapadera y como vía de
financiación de sus programas secretos en Europa occidental. Además, con
estos «amigos» se podía contar para defender los intereses del gobierno
en Estados Unidos y en el extranjero, en tanto que parecían hacerlo
exclusivamente por iniciativa propia. Si bien mantenían su estatus
«privado», estos individuos e instituciones, en realidad, actuaban
aportando el capital de riesgo de la guerra fría, por cuenta de la CIA.
Tras este consorcio estaba Allen Dulles, que había comenzado a crear sus
fundaciones al acabar la guerra, cuando él y su hermano John Foster Dulles
eran socios del bufete de abogados Sullivan y Cromwell. En mayo de 1949,
Allen Dulles dirigió la formación de un Comité Nacional por una Europa
Libre, teóricamente por iniciativa de un «grupo de ciudadanos particulares
de los Estados Unidos» pero, en realidad, una de las tapaderas más
ambiciosas de la CIA. Constituido legalmente el 11 de mayo de 1949, en
Nueva York, el objetivo declarado del National Committee for a Free Europe,
Inc. era «emplear las muchas y diversas capacidades de los europeos
orientales exiliados en el desarrollo de programas que puedan combatir
activamente el dominio soviético». Comprometidos con «la creencia de que
esta lucha se puede resolver tanto por la fuerza de las ideas como por
medios físicos», el Comité pronto habría de extender sus territorios a
todos los aspectos de la guerra fría. «El Departamento de Estado ve con
buenos ojos la formación de este grupo —anunció el secretario de Estado,
Dean Acheson—. Cree que los fines de esta organización son excelentes, y
aprueba esta actividad y le da su firme apoyo». Con esta pública bendición
se pretendía ocultar el verdadero origen del Comité y el hecho de que sólo
funcionase según dispusiese la CIA, que proporcionaba el 90 por ciento de
la financiación, procedente de fondos reservados. Tras el respaldo de
Acheson se escondía otra verdad. Aunque en los estatutos de constitución
del Comité existía la cláusula de que «dentro de las actividades de la
corporación no se hará propaganda política», para ello, específicamente
es para lo que había sido creada.
Porque de lo que se trata es que los gobiernos capitalistas, único poder existente en el
ámbito terrestre, continúen manteniendo a la burguesía como clase dominante/dirigente,
y el consenso necesario para ello solo puede ser mantenido mediante desinformación y
engaño, vale decir la propaganda, ya que la fuerza es el recurso extremo del dominio.