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Rousseau, Kant y la ética

Con el ánimo de contextualizar un poco este escrito es importante enmarcar


temporalmente a Europa a finales del siglo XVIII cuando desde Francia y otros
puntos del viejo continente ya empezaban a sentirse los vientos de revolución.
No por nada, el siglo XVIII es conocido como “el siglo de las luces” y cómo no
se va a interpretar así tras la larga y oscura noche del medioevo que se
encargó de una u otra forma de sumergir a gran parte del mundo (o al menos el
que conocemos, el “occidental”) en la sumisión y la ignorancia frente a la
naturaleza y el hombre, a su reconocimiento y estudio que siempre fueron
sujetos de rigurosos filtros e inexplicables persecuciones derivadas de un
exacerbado fanatismo religioso y desmedido poder por parte del clero.
Superado el renacimiento, se empieza a dar protagonismo a la razón, y al
estudio de la naturaleza entendiendo que solo de esta manera se podría
escapar de la somnífera ignorancia en la que estuvo sumergida la humanidad
por cerca de mil años (Siglo V al XV d.C.) .

El siglo de las luces tuvo dentro de sus máximos exponentes a importantes


personajes como lo fueron Montesquieu, Voltaire, Benjamín Franklin, Thomas
Jefferson, Jean Jacques Rousseau e Immanuel Kant. El presente escrito tiene
como objetivo revisar los planteamientos éticos de los dos últimos hombres
mencionados, ambos reconocidos filósofos, Rousseau de origen Francés y
Kant nacido en la antigua Prusia que hoy es territorio alemán.

Vale la pena resaltar que la perspectiva desde la cual se analiza en este texto
los planteamientos éticos de ambos filósofos va dirigida a lo deontológico, a la
ciencia de la moral pero no referido estrictamente a la moral impuesta por un
colectivo, estipulada en leyes y normas que atiborran libros jurídicos; es “más la
cuestión aplicada por el individuo a su propia regla de conducta, se reduce a
saber: qué es lo que aprueba él mismo, y cuáles son las condiciones
necesarias para que una cosa merezca aprobarse en una ocasión dada.” 1
1
BENTHAM, Jeremy; Deontología o Ciencia de la Moral; 1836 – Link:
https://play.google.com/books/reader?
id=ON2yDOOQT0AC&printsec=frontcover&output=reader&hl=es&pg=GBS.PA19
El principal tratado de Jean Jacques Rousseau a ese respecto vio la luz en el
año de 1762, la referencia en este caso es a su obra Emilio o de la Educación.
Rousseau plantea en este libro una crítica y así mismo una propuesta respecto
a la moral en la sociedad, la manera en que unas voluntades individuales
pasan por encima de otras sin respectar el ideal de un conjunto, o la
susceptibilidad de los otros. La mejor manera para presentar su planteamiento
sobre la ética la expone desde la hipotética situación de la formación de un
niño que crece alejado de la corrupta sociedad, separado de los vicios y
vejaciones que caracterizaban a la sociedad de la época, y que no distan
mucho de la sociedad actual. Rousseau parte de la idea de que “Todo sale bien
de las manos del creador, todo degenera en las de los hombres” 2 y que uno de
los principales pasos hacia la conformación de un correcto estado de las cosas,
una sociedad guiada por los preceptos de la naturaleza más no por los
intereses particulares de los hombres, es la educación.

Entendiendo que el ser humano pueda recibir una buena educación que le
permita comprender la importancia de la razón y la comprensión de la
naturaleza, Rousseau entiende que no solo comprender la naturaleza basta
sino que se apoya en el fundamento de la compasión (que hoy entenderíamos
mejor como empatía) y que se basa en la compresión de la realidad del otro, o
como bien se podría poner en términos coloquiales, “ponernos en los zapatos
del otro”, comparar el sentimiento de los demás con el propio para empezar a
estructurar así una sociedad basada en el uso de la razón por encima del
instinto individual generando juicios objetivos, cada vez más imparciales
entendiendo que el justo juicio moral surge de la sensibilidad bien educada que
a su vez propone una moral en contra del interés de quienes pretenden
dominar a otros.

Uno de los temas que pasa por la lupa de Jean Jacques Rousseau es el que se
refiere a la propiedad privada pues esta se puede entender como una
aberración contra la naturaleza, contra la razón, contra la luz; esto debido a que
2
ROUSSEAU, Jean-Jacques; Emilio o de la Educación, 1762, Link:

http://www.escritoriodocentes.educ.ar/datos/recursos/libros/emilio.pdf Pag. 8.
una voluntad pasa a imponerse sobre la de otro y de esta manera genera un
descontento fuerte en el individuo sometido puesto que no desempeñará una
actividad a gusto al verse constreñido por un fuerza opresora, ya que es su
voluntad la que ha sido doblegada, y no desempeña un trabajo por voluntad,
sino por necesidad, por instinto de supervivencia. Así pues, desde campo de la
ética, la propiedad privada propone un ambiente plagado de desigualdad moral
que atenta contra los principios y sobre todo los fines de una sociedad ilustrada
que reconozca en cada hombre su valor como fin, y no simplemente como
medio. A este respecto la propuesta de Rousseau como se mencionó
anteriormente es la educación de hombre para que no se deprede con sus
congéneres; Homo hominis lupus est (el hombre es lobo para el hombre).3

Rousseau no pretende una sociedad en la que todos sean absolutamente


iguales porque se entiende en cierta manera que dentro cada individuo hay
todo un universo que lo distingue de los otros, sin embargo lo que si se
propone como solución a la situación de la desigualdad moral es el hecho de
que se logre un consenso entre las partes para que se dé forma a una voluntad
general que se puede entender de una manera más sencilla como una armonía
de intereses en la cual ambas partes se ven beneficiadas; el ciudadano se
desprende de sus libertades siendo consciente de que recibirá las libertades de
los otros llegando así al acuerdo moral ciudadano de lo que es justo, con
respecto a lo cual Rousseau alcanza a plantear que la religión no debe ser una
imposición por parte de una institución, sino que la religión surge de cada uno
como resultado de la ya mencionada sensibilidad educada que permite al
hombre entender hasta qué punto van sus libertades, y en qué momento inician
las del otro y viceversa,; la ética entonces ha de ser dictada siempre por la
“diosa razón” que ilumina los corazones de quienes la acogen y hacen de ella
su estilo de vida; argumento principal dentro del “racionalismo ilustrado” de la
época.

Es precisamente el hecho de proponer una moral en contra del interés de


quienes dominan a los otros el punto en que se encuentran Rousseao y Kant,
de hecho se habla de la gran influencia de los postulados del filósofo francés
sobre los planteamientos de Immanuel Kant. Ambos coincidían en la necesidad

3
HOBBES, Thomas; Leviatán, o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil; 1651.
de dejarse llevar por la razón siempre y cuando esta vaya orientada en no ser
dañina para nadie, y de hecho no debería serlo pues el racionalismo encuentra
en la verdad su norte, su luz, por lo tanto todo acto que se realice dirigido por la
razón no tiene por qué estar equivocado.

“La imposibilidad subjetiva de explicar la libertad de la voluntad es idéntica a la


imposibilidad de encontrar y hacer concebible un interés que el hombre pudiera
tomar en las leyes morales, y, sin embargo, toma realmente un interés en ellas,
cuyo fundamento en nosotros llamamos sentimiento moral, el cual ha sido por
algunos presentado falsamente como el criterio de nuestro juicio moral,
debiendo considerársele más bien como el efecto subjetivo que ejerce la ley
sobre la voluntad, cuyos fundamentos objetivos sólo la razón proporciona.” 4

Immanuel Kant es claro en su declaración de que los hombres no tienen por


qué ser un medio para un fin, entendiendo que precisamente los hombres
deben ser el fin mismo, motor del desarrollo de la razón. Cuando se actúa de
una u otra forma contra la voluntad del hombre para lograr el objetivo del otro
se está violentando la razón en sí misma puesto que se ataca la moral, y con
eso la razón ya que dice Kant que un ser perfectamente racional deber ser a su
vez un ser perfectamente moral. Por tanto para que una acción sea permisible,
ésta no debe ser dañina para nadie. Los humanos no son un medio para un fin.

Al entender esta máxima como uno de los principales cimientos de la ética


kantiana se debe revisar el hecho de que al igual que con Rousseau, el actuar
del hombre no se debe dar en primera instancia en función de los mandatos y
reglamentos jurídicos sino por una vocación de bien actuar, del bien hacer y del
bien servir. Se deber ver entonces a la humanidad como un fin en donde la ley
moral surge por propia voluntad de cada individuo que basa en la razón cada
paso de su andar, es por eso que plante Kant que la mayoría de edad solo se
alcanza en el momento en que se empieza a discernir con claridad estas
situaciones y se convierte el modo de vida el actuar con rectitud, siempre
persiguiendo la verdad, razón por la cual el pensamiento kantiano es enemigo

4
KANT, Immanuel; Fundamentación de la Metafísica de las costumbres, 1797, Link:

http://pmrb.net/books/kantfund/fund_metaf_costumbres_vD.pdf Pag. 72.


de la mentira, y por otra parte encuentra en la buena voluntad la mayor de las
virtudes.

Han pasado ya más de doscientos años desde que se publicó la


“fundamentación de la metafísica de las costumbres” de Kant, en la que expone
gran parte de su argumentación alrededor de la libertad, la voluntad, la moral y
la autonomía, y aún en nuestros días cuesta pensar que somos una sociedad
como la ideada por Kant y Rousseau; en cierta forma eso de la autonomía y la
libertad se han manipulado de una u otra forma cambiando en gran parte su
forma y esencia obedeciendo a los intereses de unos cuantos, aún falta en
nuestra sociedad mucha de esa compasión, de la empatía necesaria para
construir en conjunto y no atrincherados desde nuestros individualismos.
Respecto a la moral, no es mucho lo que se pueda decir, y mucho menos
salvar respecto a una sociedad como la nuestra, tan llena de mentiras, tan
alejada de la razón, de la luz.

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