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Resumen Arte Romano

El arte romano se distingue del griego se distingue de lo griego en todo lo que


precede y constituye el fundamento de gran parte de lo que tras ellos acontece.
La verdadera clave para entender sus logros políticos y artísticos se
encuentra en la religión, su tendencia gira hacia el realismo en una sociedad
rígidamente dividida en hombres libres, con patricios, plebeyos y esclavos,
todo gira alrededor de muchos dioses que si bien con frecuencia son los
griegos con nombres diferentes, se interpretan ahora de manera distinta. Los
romanos ya no entienden la vida como reflejo de lo idea, sino el cumplimiento
de unas divinidades cuya fuerza se manifiesta en lo terrestre.
La arquitectura romana a diferencia de la griega y la egipcia es diferente
en el espacio, técnicas, materiales y tipologías es axial pero parte siempre de
un centro, que es origen de los ejes que se cruzan. Por tanto, su significado
difiere tanto del eje egipcio, cuyo recorrido no tiene fin ni admite un retorno,
como del griego, que logra la simetría ideal. De ahí la gran contribución de los
romanos a la arquitectura, de la que derivan sus otras aportaciones: son los
primeros en valorar el espacio interno y en integrar el edificio con el entorno
urbano. Mien-
tras que en Egipto y en Grecia la masa predomina sobre el vacío y, por tanto,
el edificio no se piensa para acoger al público, en Roma es prioritario el
interior para ser ocupado por los
hombres y así convertirse en el escenario de la vida humana regida por los
dioses. Para sus nuevas técnicas constructivas los romanos recurren a
materiales como la piedra,

el hormigón y el ladrillo. La piedra se utiliza en forma de mampostería o de


sillería: en la pri-
mera, los fragmentos irregulares se unen con mortero o argamasa (mezcla de
cal, arena y

agua); en la segunda, los bloques como paralelepípedos se labran


regularmente. El mármol

se usa sólo como revestimiento y decoración en edificios importantes


realizados con apare-
jos pobres. Pero el verdadero descubrimiento romano es el hormigón,
imprescindible para

desarrollar la arquitectura abovedada. Barato y fácil de obtener y de aplicar,


consiste en una
mezcla de cemento (caliza y arcilla), arena, agua y grava, o en lugar de ésta
también casco-
tes irregulares de piedra. Cuando se seca, esta mezcla ofrece mucha solidez,
por lo que es

fundamental como núcleo en muros, pilares y bóvedas de gran tamaño,


aunque por su aspec-
to basto se oculta normalmente con otro material de mejor presencia. Por
tanto, gracias al

hormigón los romanos hacen del espacio interior el auténtico protagonista de


su arquitectu-
ra, que se puede moldear libremente porque los muros se asumen como
envolvente. El ladri-
llo también es frecuente por su bajo precio y su abundancia, aunque resulta
tosco, lo que se

remedia recubriéndolo con placas de mármol. Ya sea secado al sol (adobe) o


cocido al horno,
se presenta solo o alternando con capas de piedra, lo que crea contrastes de
color.
La arquitectura romana también destaca sobre la egipcia y sobre la
griega por su enorme

variedad de tipologías, algunas ya existentes pero otras nuevas. Este amplio


programa res-
ponde a una sociedad más compleja en donde para cada necesidad se brinda
una solución

diferente. Se construyen obras con carácter lúdico (teatro, anfiteatro y circo),


público (acue-
ductos, calzadas, puentes y termas), civil (basílicas), conmemorativo (arcos de
triunfo y

columnas), religioso (templos) y doméstico (viviendas). Cualquiera de ellas


respeta el espacio
característico de la arquitectura romana y enaltece el poder político.
El teatro romano deriva del griego y básicamente mantiene su estructura,
aunque con algu-
nos cambios. La cávea adquiere forma semicircular, igual que la orquesta
(orchestra), que, con

acceso a través de dos grandes puertas laterales (aditus), reduce así su espacio
porque ahora el

aspecto musical pierde relevancia.


A diferencia del teatro pero muy vinculado con él, el anfiteatro es una
creación romana pen-
sada para la lucha a muerte entre gladiadores (en parejas o en grupos) o entre
gladiadores y ani-
males salvajes (venatio). Los gladiadores son luchadores armados que, en su
mayoría, se

escogen entre los prisioneros de guerra, criminales y esclavos, aunque también


los hay libres que

se consideran profesionales. En un principio estos espectáculos se celebran en


las plazas públi-
cas, para lo que se montan asientos de madera, pero después se requieren
mayor espacio y

mejor visibilidad por la complejidad alcanzada y el mayor número tanto de


asistentes como de
participantes. Así nace el anfiteatro, un edificio completamente cerrado con
planta elíptica y con
dos partes en su interior: la arena y la gradería. La arena consta de una
estructura subterránea
cerrada con un piso de madera sobre el que se lucha. Debajo de él se disponen
al menos dos
corredores - uno para esclavos y otro para animales – que, además de
establecer dos ejes que

se cruzan en el centro, enlazan con cámaras como almacenes, enfermerías o


depósitos de cadá-
veres. Al igual que en el teatro, la grada se divide en franjas y se sostiene con
arcos y bóvedas,
al tiempo que la fachada se resuelve con la misma superposición de órdenes

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