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Sebastián Bauer
Y diría, además, que con la elección del tema, elección que no obstante
siempre tiene algo de azar, intento una cierta revalorización que me
gustaría hacer, hoy, de este fenómeno y categoría, la cual se tramita en
general a nivel del ‘sobreentendido’
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a partir de la noción de “a priori”; pero no es exactamente eso lo que quiero
significar con la elección de este título: se trata sí de una especulación en
torno a la expresión pero no acordaría en que se pueda prescindir de la
experiencia en cuestiones de expresión. Me refiero, en todo caso, a lo que
intenta ser un ejercicio de abstracción aplicado a la expresión; un estudio
sumario en busca de lo fundamental o estructural.
Lo que intento considerar es la expresión en su aspecto menos subjetivo y
menos antropológico; menos dependiente del “yo me expreso”: una
expresión que entonces se presenta como a priori o externa al “yo”, pero
que no obstante, como dije, tampoco podría excluirlo.
Por otro lado, desde una segunda perspectiva, tal vez un poco más práctica,
propondré una figura literaria, concretamente, la figura de la paradoja,
como un medio para la comprensión del fenómeno de la expresión. Se trata
entonces de dos perspectivas, una un poco más filosófica y la otra un poco
más lingüística o semiótica, para analizar un mismo fenómeno.
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música expresiva o todo el arte expresivo, a partir de este “descubrimiento
y rozamiento de los límites”, de algún modo tendería a sonar más o menos
de la misma manera; o al menos habría algo, digamos, un cierto afecto o
humor, que identificaría a las músicas expresivas entre sí. Podría ser, no lo
descarto; en todo caso propongo pensar, con un sentido más pragmático, o
simplemente para no ir tan lejos, como si se tratara de “unos” límites
(específicos y particulares).
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Diría que a diferencia del imaginario habitual referido a la expresión o al
compositor expresivo, la expresión pensada de este modo resulta a partir
del “control” y la habitación de los límites; aquello que, a la vez, separa y
une: eso es un límite; une hacia adentro y separa hacia fuera, para decirlo
con una imagen; la expresión pensada así es consecuencia del acceso a una
instancia de fluidez sobre los límites de una forma (en definitiva, de la
forma misma); en relación a los límites y, concretamente, sobre los límites.
Lo cual redunda en algún momento en una cierta identificación con el
propio límite: esto es el ser a la vez ‘medición y medida’; y no se trata de
una subversión de la ley sino de algo más bien del tipo ‘te descubrí, te
tengo’; y lo que prima ahí es, paradójicamente, una identificación.
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Expresión como ex - presión (ya no presión). Donde, para poder acceder a
tal experiencia, habría que conocer y descubrir los límites; y creo que eso
es algo que no puede prescindir de la instancia de un “yo”, por decir así, y
del trabajo.
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Desde luego no creo que haya efectivamente una fórmula o algo que
garantice en la práctica la expresión o la expresividad. Creo sí, es la idea o
intuición que vengo a exponer, que es a partir del trabajo con los
materiales, de un trabajo suficiente, digamos, como se llega a descubrir la
forma, que es el contorno que los contiene. En este punto, y sólo en este
punto, forma y expresión o forma y el trabajo expresivo coincidirían:
podríamos considerarlo como el punto de `belleza´ (belleza, con las
comillas que se quieran); que como pensaba también Nietzsche, es más
bien un atributo de la forma y no de la expresión. No obstante la expresión
no se detiene ahí sino que es ahí donde haya o comienza su territorio; y el
arribo a este sitio trae siempre aparejada una cierta fuerza: una dirección,
básicamente, la fuerza con que cuenta la expresión en sí misma, su vector.
Recapitulando, diría que: hay un material que tiene una forma y por lo
mismo responde a un sistema, a una legalidad, al que hay que descubrir;
descubrir sus límites, el punto a partir del cual también se deshace: los
límites son la frontera de la forma. En esa instancia que se constituye como
el “punto de belleza”, anterior a la erosión, comienza el fenómeno
específicamente expresivo: lo que podríamos identificar como lo
propiamente expresivo. Esto es, a posteriori, una cierta exasperación de la
forma, un debilitamiento de los límites; de algún modo, un rozamiento
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debilitante de la belleza. Una ex - presión de la forma; y dicho sin
entonación: una expresión de la forma.
La expresión, según la entiendo, es una fuerza que lleva una dirección y un
sentido (como toda fuerza): el sentido de la expresión. No es de cualquier
manera que uno se expresa; es en el sentido de la expresión: el que tuvo su
impulso inicial en el trabajo sobre la forma.
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La otra perspectiva que quisiera presentar para pensar el fenómeno
expresión es una perspectiva que podría considerarse lingüística o literaria.
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En una paradoja hay una negación de la opinión corriente (de la doxa) pero
también hay una contigüidad que es la que está indicada por el prefijo para,
que denota un principio de contigüidad o de disyunción en la contigüidad.
El “para” que a mí me interesa destacar es el para que significa “en
relación a..”; en la paradoja, la doxa, la opinión corriente.
En la paradoja (figura) hay algo inesperado, una rareza; una cierta alianza o
fusión de cosas que normalmente no se funden y sin embargo aparecen
fundidas en una unidad; se trata de una alianza impensada que pone en
cuestión o suspensión al conjunto de lo pensado; y da así qué pensar: da
que pensar que el conjunto de lo pensado puede ser puesto en cuestión, por
ejemplo.
Me atrevería a decir que la paradoja, en este sentido, es tal vez la figura
esencial del arte, o al menos del arte que quiere ser expresivo.
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retórica compartida sobre la cual la paradoja entonces intercede con las
negaciones y mixturas del caso.
Por último diría que estas aproximaciones muy reduccionistas y tal vez
demasiado pedagógicas, por decir así, o demasiado ilustrativas; en rigor, no
responden solidariamente con lo que creo es un proceso bastante menos
meditado y más natural en el temperamento del músico o el artista
expresivo; pero creo sí, permiten identificar con una figura lingüística, por
ejemplo, a un fenómeno musical. Y trabajar eventualmente desde ahí,
desde un territorio un poco más firme, sobre aquello que, todo lo indica, se
resiste a las afirmaciones.
Muchas gracias
Julio de 2009
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