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Además, el canibalismo puede ser practicado por motivos culturales, religiosos o por
razones psicológicas, lo que puede hacer que la aplicación de la ley sea más
compleja. En algunos casos, los perpetradores pueden alegar enfermedades
mentales o trastornos psicológicos como defensa en su juicio.
Otro factor que puede contribuir al vacío legal es la falta de evidencia clara en
algunos casos de canibalismo. Puede ser difícil demostrar que alguien ha practicado
canibalismo sin pruebas sólidas, lo que puede hacer que sea difícil llevar a cabo un
juicio y obtener una condena.
Artículo 280.- Se impondrá prisión de tres días a dos años o de 30 a 90 días multa:
I.- Al que oculte, destruya o sepulte un cadáver o un feto humano, sin la orden de la
autoridad que deba darla o sin los requisitos que exijan los Códigos Civil y Sanitario
o leyes especiales;
II.- Al que profane un cadáver o restos humanos con actos de vilipendio, mutilación,
brutalidad o necrofilia. Si los actos de necrofilia consisten en la realización del coito,
la pena de prisión será de cuatro a ocho años.
A sus 72 años, Andrés Filomeno Mendoza Celis era bien conocido por sus vecinos
de una colonia popular de Atizapán, Estado de México. Se le tomaba como un
hombre amable, que gustaba de ayudar a otros. Vivía solo y no se le conocían
esposa ni hijos. A pocos metros de su hogar vivía su hermana con una hija.
Andrés Mendoza era de corta estatura y cabellera rizada, rasgo por el que también
se le conocía como “El Chino”. Su aspecto era el de un hombre inofensivo que
buscaba siempre el bienestar ajeno. Como ocurre en el caso de muchos asesinos
seriales, nadie podría creer que alguien como él, escondiera un secreto tan tétrico a
sus espaldas.
Después del hallazgo del cuerpo de Reyna, la policía y los peritos fueron
desenterrando miles de osamentas, la gran mayoría pertenecientes a mujeres. Unos
pocos eran de niños y hombres. Mendoza era un feminicida consumado. La
cantidad precisa de víctimas hasta el momento permanece como un misterio. Pero
pueden ser los suficientes para considerarlo el asesino serial más prolífico del país.
En los interrogatorios a los que fue sometido confesó que comió la carne de algunas
de sus víctimas.
La manera en que este hombre convencía a las mujeres de ir hasta su hogar era
variada. Algunas de sus estrategias era la de ofrecer empleos o presentarse como
facilitador de programas sociales, lo cual puede ser un gancho para personas en
busca de una mejora en su vida, como ocurre en las periferias del Estado de México
y la Ciudad de México, donde la pobreza llega a ser extrema.
Ahí se fueron acumulando con el paso de los años, vidas y vidas de personas
inocentes a quienes alguien esperaba en sus hogares.
Además de las osamentas enterradas, la policía encontró en la vivienda de este
sujeto una libreta donde llevaba un recuento de sus víctimas: nombre, edad y
demás detalles.
“Era muy curioso, cuando salía por Atizapán les decía a los vecinos que era carne
de jabalí que traía de Oaxaca y cuando llegaba a Oaxaca les decía que era carne
de cerdo que le regalaban en el Estado de México”.
La sentencia
Un juez del Distrito Judicial de Tenango del Valle dictó esta sentencia en marzo de
2022 luego de revisar los elementos de prueba recabados, aportados y expuestos
por el agente del Ministerio Público de la Fiscalía Especializada de Feminicidio.
También le impusieron multas de 5 mil días de salario mínimo y 1 millón 344 mil 500
pesos como reparación del daño, además fueron suspendidos sus derechos civiles
y políticos.
“Era un odio, una hostilidad muy marcada hacia la figura femenina. En pruebas que
se le aplicaron, decía que las mujeres eran frías y manipuladoras y que siempre le
habían cambiado por hombres más ricos que él. Nunca tuvo pareja, siempre
buscaba mujeres en lugares como los table dance “.
“Prefería a las mujeres llenitas, con un peso de unos 70 kilos. Jóvenes y atractivas”.
“Tiene una mirada muy transparente, que no la tienen los asesinos seriales. Te
mantiene la mirada fija. Estaba muy contento. Al principio pensé que no era él”.
“En él hay una baja autoestima. No se siente físicamente adecuado. Esta falta de
autoestima se volvía fantástica cuando ayudaba y era el gran cuidador de la
sociedad “El acto de matar era un acto de vengarse de las mujeres. Tenía
satisfacción sexual cuando mataba a la víctima y la grababa”.
Lo anterior no solo refleja la mentalidad de un asesino, sino también de un
país y un modelo de justicia poco eficiente que no ofrece garantías de
seguridad a millones de mujeres del Estado de México.