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Dentro de este concepto existen registrados tres diferentes tipos de canibalismo: el

ritual, el de supervivencia y el gastronómico, como se describe a continuación.

Canibalismo ritual: Se llama "endo canibalismo" a la práctica que consiste en comer


los cuerpos de miembros de la misma tribu, como un modo de venerar la muerte.
Otra costumbre, conocida como "exo canibalismo", se basa en la ingesta de los
cuerpos de miembros de otras tribus para provocar con ello intimidación y temor
entre los enemigos, o incluso por la mera creencia de que tal conducta les otorga
“fuerza invencible “. (Anónimo, sf)

Canibalismo de supervivencia: Este tipo de canibalismo proviene del instinto de


supervivencia, ya que este puede impulsar al ser humano a comer carne de su
misma especie, con el único objetivo de estabilizar con vida. En situaciones
extremas, una persona común puede recurrir al canibalismo, por repudiable que lo
considere, como un medio para no perder la vida. (Anónimo, sf)

Canibalismo gastronómico: Es la acción o costumbre humana de comer carne de su


misma especie sin un sentido ritual ni por hambruna extrema. La práctica se da por
el consumo de forma gastronómica de los cuerpos humanos, generalmente es
referida a la prehistoria y asociada al Homo antecesor. (JF, 2008)

Cesare Lombroso, un famoso criminólogo italiano del siglo XIX, postuló que los
criminales presentaban rasgos físicos y psicológicos distintivos que los
diferenciaban de la población general. En su obra "El Hombre Delincuente",
Lombroso incluyó una sobre canibalismo y en ella describió el perfil del caníbal de la
siguiente manera:

Físicamente, el caníbal tiene una constitución robusta y una apariencia primitiva.

Psicológicamente, Lombroso lo describe como un individuo con una moralidad


deformada, falta de empatía y una inclinación hacia el sadismo.

Lombroso también menciona que el caníbal puede tener un trasfondo cultural o


religioso que lo lleve a justificar o normalizar la práctica del canibalismo.
Es importante mencionar que las teorías de Lombroso han sido sumamente
criticadas y desacreditadas, y que hoy en día no se utilizan para explicar el
comportamiento criminal.

Sanción.

Es importante crear una pena para este tipo de conductas ya que no está regulado
en ningún código penal el consumo de carne humana y es muy importante ya que
cada vez se registran más casos este tipo de conductas criminales y en nuestro
sistema penal federal no está tipificado, si bien muchos estudiosos de esta conducta
no tienen aún muy claro si es un trastorno patológico ya que si bien fuera el caso de
patología se tendrían que recluir en hospitales psiquiátricos al caníbal para estudiar
su patología o su trastorno y, con esto, empezar a abordar o crear un perfil criminal
del caníbal.

Hasta le fecha de hoy en día no se tiene un perfil específico del caníbal, pero es
importante que se tome medidas al respecto ya que con más frecuencia se está
dando casos de canibalismo en México y en el mundo y solo se les condena por el
delito de feminicidio o asesinato en México como lo fue el “caníbal de la guerrero” y
no se enfocan o atienden el problema psiquiátrico para un estudio a fondo y así
combatir desde lo clínico el problema.

¿Patología o personalidad?

Sonia Rodríguez Báñez, psicóloga forense de Psicolegalmente, explica que no está


claro que, al menos en todos los casos, el canibalismo criminal pueda achacarse a
una psicopatología. "Hay que distinguir los rasgos de la personalidad de la
psicopatología. En muchos de estos casos, de lo que se puede hablar es de rasgos
muy elevados de psicopatía combinados con una serie de factores de riesgo, como
son el haber sufrido abusos, malos tratos, o situaciones traumáticas en la infancia".

¿Psicopatía?

“La psicopatía consiste en la falta de empatía hacia la víctima. Son personas que
saben lo que están haciendo, controlan sus actos, pero no tienen esa empatía que
impide llevarlos a cabo".
Materia de Inhumaciones y Exhumaciones CAPITULO UNICO Violación de las leyes
sobre inhumaciones y exhumaciones

Artículo 280.- Se impondrá prisión de tres días a dos años o de 30 a 90 días multa:

I.- Al que oculte, destruya o sepulte un cadáver o un feto humano, sin la orden de la
autoridad que deba darla o sin los requisitos que exijan los Códigos Civil y Sanitario
o leyes especiales;

II.- Al que oculte, destruya, o sin la licencia correspondiente sepulte el cadáver de


una persona, siempre que la muerte haya sido a consecuencia de golpes, heridas u
otras lesiones, si el reo sabía esa circunstancia. En este caso no se aplicará sanción
a los ascendientes o descendientes, cónyuge o hermanos del responsable del
homicidio, y

III.- Al que exhume un cadáver sin los requisitos legales o con violación de
derechos.

Artículo 281.- Se impondrá de uno a cinco años de prisión:

I.- Al que viole un túmulo, un sepulcro, una sepultura o féretro, y

II.- Al que profane un cadáver o restos humanos con actos de vilipendio, mutilación,
brutalidad o necrofilia. Si los actos de necrofilia consisten en la realización del coito,
la pena de prisión será de cuatro a ocho años.

Casos.

Los crímenes tan extremos como el canibalismo son, por otra parte, de gran interés
para el campo de la psicología forense. Virtualmente todos los sospechosos de esta
clase de actos que terminan siendo juzgados aducen, en su defensa, padecer
graves trastornos psiquiátricos. Por ello, resulta especialmente interesante explorar
el perfil psicológico que puede subyacer en quienes llevan a cabo esta atrocidad.

De hecho, algunos de los casos más famosos, como los del alemán Armin Meiwes
(apodado 'el caníbal de Rotemburgo') o los norteamericanos Albert Fish y Jeffrey
Dahmer, en los que los tribunales que los juzgaron declararon cuerdos a los
condenados, sorprenden por el grado de planificación y frialdad con las que llevaban
a cabo sus crímenes, algo que no parece propio de las psicopatologías tal y como
las entendemos sino más bien de alguien que controla sus actos y decide
conscientemente llevarlos a cabo.

Albert Fish, por ejemplo, seguía durante algún tiempo a sus víctimas (en todos los
casos niños), llegando en un caso a hablar con la familia de una de ellas e incluso
ser invitado a la casa, y localizaba previamente lugares convenientemente
apartados y solitarios para llevar a cabo sus atrocidades. Además, posteriormente
describió en cartas con una mórbida precisión los asesinatos e incluso las recetas
que preparó con los cadáveres.

Similarmente, Dahmer tenía un modus operandi bien definido que consistía en


invitar a sus víctimas (hombres jóvenes) a ver pornografía, drogarlas, y después
estrangularlos, violarlos y documentar fotográficamente el proceso de
desmembramiento.

El caso de Meiwes es excepcional, ya que su única víctima consintió tanto al


asesinato como al canibalismo. Ambos habían contactado a través de internet y, de
hecho, Meiwes había dejado ir a otros cuatro 'voluntarios' que habían manifestado
dudas en el último momento. Tras el asesinato, siguió buscando nuevas víctimas,
aunque fue detenido antes de llegar a encontrar otra.

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