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INTRODUCCIÓN
El liderazgo como atributo personal y fenómeno social ha sido investigado por los
estudiosos de las ciencias humanas durante décadas. Lo que hace o no a un líder ha
intrigado a la sociedad al ser testigo de los prodigios y los horrores que la influencia de
uno sobre muchos ha generado a través de la historia. En este módulo se abordará el
liderazgo en el contexto empresarial, ámbito en el que se debate sobre la diferencia entre
la autoridad formal que se le otorga al gerente responsable de dirigir y orientar los
esfuerzos de otros, y el liderazgo, como la capacidad de influir en el comportamiento de
los demás. Derivado de lo anterior, se examinará también una de las prerrogativas de
jefes y líderes, la toma de decisiones y sus diferentes modelos.
2. ESTRUCTURA DE CONTENIDOS
Unidad 2: Liderazgo y toma de decisiones.
3. DESARROLLO DE CONTENIDOS.
2. Liderazgo y toma de decisiones
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responsabilidad) detona el potencial del equipo impulsando a la organización a cumplir
con su misión y a alcanzar su visión
De lo anterior se puede concluir que el liderazgo es ejercido por las personas, y, por lo
tanto, se reconoce como un atributo humano. Así mismo, se identifica como un fenómeno
organizacional debido a que emana de la autoridad formal que poseen los directivos
dentro de la estructura de la empresa. Sin embargo, existen numerosos ejemplos en la
práctica que muestran que ser jefe no significa forzosamente ser líder; y que el liderazgo
puede ser ejercido por personas que no ocupan un puesto gerencial. Para efecto de este
curso se reconocerán ambos enfoques y se considerará coexistencia como la situación
ideal. Sin embargo, a lo largo de tiempo se ha concebido la naturaleza del liderazgo y su
impacto en la organización en función de los paradigmas administrativos de la época. De
ahí, surgen las diferentes teorías sobre el liderazgo.
Enfoque de rasgos.
De acuerdo con Stoner, Freeman y Gilbert (1996) el primer acercamiento para el estudio
del liderazgo se realizó abordándolo a partir de las características personales de los
líderes históricos. La intención del estudio era encontrar rasgos comunes que permitieran
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pronosticar el liderazgo (p 515). Como resultado, se obtuvieron una serie de atributos
personales como: impulso, madurez emocional, honestidad e integridad, confianza en sí
mismo y motivación para liderar (Hitt el al., 2007, p. 632). Sin embargo, al realizar estudios
posteriores se encontró que no todos los líderes poseían dichas características, y, que
personas que sí las reunían nunca llegaban a ejercer el liderazgo. A pesar de su futilidad,
este enfoque fue un avance valioso para el estudio del liderazgo (Stoner et al., p. 515-
516).
Enfoque conductista.
Modelo Blake-Mouton.
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Rejilla administrativa de Blake y Mouton. Robbins, S. & Coutler, M.
(2014). Administración. DF, México: Pearson.
Enfoque de contingencias.
Este modelo sostiene que “el comportamiento del líder está compuesto por dos factores:
conductas de apoyo y conductas directivas” (Hitt et al., 2007, p. 382). Pero, lo que define
en qué medida entran en juego estos dos factores es el nivel de madurez del colaborador
de acuerdo a dos criterios: su capacidad y su motivación. Dicho en otras palabras, el
modelo plantea que el líder deberá modificar o ajustar su estilo de liderazgo de acuerdo
a la situación aplicando en mayor o menor medida conductas de apoyo o directivas en
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función de si el colaborador tiene los conocimientos y habilidades necesarias para realizar
la tarea (sabe hacerlo) y si tiene un nivel alto o bajo de motivación (quiere hacerlo). De lo
anterior se desprenden 4 estilos básicos de liderazgo que se aplican según la situación
como se aprecia en la siguiente figura.
Enfoque contemporáneo.
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o estilos de liderazgo. A continuación, se presentan algunas de las más importantes (Hitt
et al., 2007; Stoner et al., 1999).
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un nuevo tipo de cliente más informado y exigente, así como la necesidad de las
empresas de contar con diferenciadores que les permitieran destacar en mercados cada
vez más competidos (Robbins & Coutler, 2014, p.550-551).
Por lo tanto, la figura de un líder que comunica, motiva y supervisa la labor de los
colaboradores se volvió, para algunas empresas, en algo obsoleto, ya que son los
colaboradores los que, en la mayoría de las ocasiones, están en contacto directo con el
cliente de manera presencial o remota, y conocen sus requerimientos. Como el líder no
puede estar presente en todo momento con cada uno, la opción lógica fue facultar (o dar
mayor poder de decisión) a los colaboradores, con una filosofía que va mucho más allá
de la delegación ya que proporciona al colaborador la información, el poder y la
responsabilidad de tomar decisiones que favorezcan a los clientes y a la empresa
utilizando marcos de referencia claros, y trabajando en equipo (Blanchard, 1996, pp. 1-
36).
Entonces, ¿la figura del líder desaparece con la facultación? La respuesta es no, sólo
cambia de rol y se convierte en un facilitador e impulsor de este método de organización.
Para que la implementación de la facultación sea exitosa en cualquier empresa, es
indispensable que los gerentes estén convencidos que ésta es la mejor alternativa para
la empresa y actuar de manera congruente y sostenida para ganar la voluntad y la
confianza de sus colaboradores (Blanchard, 1996, pp. 1-36).
Sin embargo, aunque enfocar la atención en los colaboradores y dotarlos de poder para
realizar su trabajo de manera más eficiente sea una tendencia que va ganando terreno
en un entorno globalizado y altamente competitivo, existen otras variables que la misma
globalización integra a la ecuación de la función gerencial. Estos factores hacen más
desafiante la labor de los gerentes para ejercer un liderazgo que sea eficaz y eficiente.
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Los gerentes de empresas globales tienen a menudo que emigrar a diferentes partes del
mundo como parte de sus funciones, o bien, dirigir equipos de personas que pertenecen
a una cultura diferente a la suya. A esta condición Robbins y Coutler (2014) la llaman
liderazgo transcultural y afirman que la cultura del país de origen influye en las
características y actitudes de los colaboradores, que como se sabe, son factores que
influyen en el estilo de liderazgo que el gerente debe asumir para lograr el cumplimiento
eficiente de los objetivos (p. 551-552). Por lo tanto, el líder “globalizado” debe poseer
una gran adaptabilidad para influenciar a personas de diferentes nacionalidades
adecuando el estilo de liderazgo que sea más a fin con la cultura de sus colaboradores
haciendo un uso apropiado del poder y la autoridad; para obtener de ellos los mejores
resultados (Hitt et al., 2007, pp. 397-400).
Sin embargo, la influencia de un líder de poco servirá si no cuenta con una visión. Saber
qué se busca y cuáles son las acciones necesarias para conseguirlo es un atributo
indispensable tanto para gerentes como para líderes. Por lo anterior, la toma de
decisiones manifiesta el ejercicio más puro de lo que implica ser un líder. Ahora bien, si
se considera la complejidad que el entorno globalizado y los contextos que lo acompañan
aportan al interior de las organizaciones, se puede vislumbrar la importancia de contar no
sólo con conocimientos, sino, con herramientas que incentiven y faciliten esta función
gerencial.
Para Hitt et al. (2007) existen dos tipos básicos de decisiones: las programadas y las no
programas (p. 311). La decisión programada es la “respuesta estándar a una tarea simple
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o a un problema de rutina” (p. 311); es decir, existen actividades, tareas y procedimientos
dentro de la organización que son cíclicos o predecibles para los cuales es necesario
elegir una alternativa que les permita reiniciar el ciclo o continuar el proceso. Por otro
lado, la decisión no programada es aquella que surge de una situación inesperada, un
cambio repentino o una mala elección anterior, de ahí que se defina como la “decisión a
un problema nuevo o mal formulado” (p. 311).
Para lograr una toma de decisiones eficaz y evitar los sesgos, los autores recomiendan
(Hitt et al., 2007, pp. 313-315):
• Analizar la situación.
• Escanear o rastrear el ambiente.
• Pensar a través del proceso.
• Ser creativo.
• Reconocer el momento oportuno.
• Incrementar el conocimiento.
• Ser flexible
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Proceso de toma de decisiones en Robbins, S & Coutler, M. (2014).
Administración. DF, México: Pearson.
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aplicar criterios o estándares específicos; la heurística puede basarse en creencias o
percepciones del gerente, casos de éxito conocidos o decisiones anteriores. El tercer
mecanismo se coloca en el conformismo, es decir, escoger la solución mínima aceptable
para resolver el problema en lugar de seguir buscando una mejor. Si bien, el proceso de
toma de decisiones explicado por este modelo podría considerarse positivo en cuanto a
la optimización de tiempos y recursos, también se puede visualizar como mediocre (Hitt
et al., 2007, pp. 308-310).
El último modelo a abordar fue desarrollado por el profesor Peter Soelberg y se conoce
como Modelo retrospectivo de toma de decisiones. Este modelo identifica tres
elementos clave: el favorito implícito, la distorsión perceptual y la intuición. De acuerdo a
este modelo, cuando se tienen diferentes alternativas para tomar una decisión, el gerente
identifica de manera inconsciente (toma de decisiones intuitiva) aquella que le resulta
mejor, más atractiva o menos complicada y la marca como su predilecta (favorito
implícito). Cuando compara las alternativas entre sí tiende a destacar las características
positivas de su favorita (distorsión perceptual) haciendo obvia la elección y justificándola
después de haber tomado la decisión (Robbins & Coutler, 2014, pp. 310-311).
4. GLOSARIO
Decisión programada: respuesta estándar a una tarea simple o a un problema de rutina.
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Decisión no programada: decisión a un problema nuevo o mal formulado.
Líder: persona que puede influir en los demás y que tiene autoridad administrativa.
Liderazgo: capacidad que posee una persona para anticipar, tener una visión, mantener
la flexibilidad y atribuir facultades a otros con el propósito de crear cambios estratégicos
conforme se necesite.
5. RECURSOS BIBLIOGRÁFICOS
Blanchard, Ken. (1996). Empowerment. 3 claves para lograr que el proceso de facultar
a los empleados funcione. DF, México: Editorial Norma.
Hitt, M., Black, S. & Porter, L. (2006). Administración. D.F., México: Pearson.
Stoner, J., Freeman, R. & Gilbert, D. (1999). Administración. DF, México: Prentice Hall
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