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Ciencia y Cultura

ISSN: 2077-3323
cultura@ucb.edu.bo
Universidad Católica Boliviana San Pablo
Bolivia

Fernández, Monserrat
Pirotecnia. Hilda Mundy. 2004, Plural, La Paz, 171 páginas.
Ciencia y Cultura, núm. 37, diciembre, 2016, pp. 264-270
Universidad Católica Boliviana San Pablo
La Paz, Bolivia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=425849664014

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Pirotecnia

Hilda Mundy
2004, Plural, La Paz, 171 páginas.

Con su libro Pirotecnia (1936), Hil- (d)escritas en un libro. De esta ma-


da Mundy (1912-1982) cambia la nera, Mundy transgrede toda norma
perspectiva de la escritura de lo fe- o tradición de la literatura boliviana
menino y propone una poética de la y no sólo construye una historia sin
esquirla. Transformando la imagen historia, que enaltece la escritura de
264 de la mujer boliviana –su condición
y posición social–, Mundy constru-
lo femenino.

Con la construcción de un libro


ye un libro fragmentado, un texto no
abierto, ¿cuáles fueron las intencio-
narrativo que cuenta. Su escritura se
nes de Mundy? En primera instancia,
autodefine como: “pequeños opúscu-
cabe destacar que sus propósitos son
los, dispersos, rápidos, policoloros” (p.
netamente estéticos, es decir, Mundy
Revista número 37 • Diciembre 2016

169). Además, aclara que estos opús-


trabaja con y para el lenguaje. Dicho
culos o chispas quebrantan la lógica.
trabajo implica un tratamiento al
Dicho atentado interpela no sólo al
lenguaje comunicativo, con el fin de
género literario, sino al lector, que
convertirlo en un pedazo de material
busca entretenerse con las aventuras
para la creación. La creación es el ob- Igualmente, el personaje no tiene for-
jetivo de la escritura literaria y, parti- ma (cuerpo) ni discurso (voz), no vive
cularmente, de la escritura de Mundy. acontecimientos entrelazados, sólo
Por eso, se dirá que la esquirla es la piensa esporádicamente en algo.
imagen que construye Pirotecnia. La
En Pirotecnia se (d)escribe un mundo
esquirla está compuesta de no pala-
casi conocido o poco extraño. Dicha
bras: palabras que no contienen, no
descripción implica la presencia de
retienen, ni comprimen, ni represen-
una voz constructora, que extraordi-
tan. Las palabras que componen Pi-
nariamente diseñará un camino tran-
rotecnia no sólo son desarraigadas de
sitable. La voz narradora de Mundy
sus significaciones cotidianas, sino de
no sólo erigirá una ciudad-cultura-
sus funciones comunicativas. Mundy
política, sino una forma artística: un
nunca llega a contar una historia, no
estilo. El estilo está más allá del len-
construye vidas; al contrario, deforma
guaje, del gesto esencial de sociabi-
las escenas cotidianas: presenta situa-
lidad. El estilo suscita el movimien-
ciones casi veraces.
to del lenguaje, su metamorfosis, e
Construyendo escenas vacías, Mundy instaura “otras” existencias. Utiliza
pone en crisis dos actantes funda- la palabra para fundar significados o
mentales de la narración: el narrador y renovarlos; la palabra se presenta des-
el personaje. El primero no sólo debe terrada, vacía de su significación. Así,
ordenar una historia, sino componer el lenguaje se convierte en ritual, en
un lenguaje. El segundo debe partici- creación, pues colinda con la magia.
par activamente en la construcción de El estilo contiene la mitología perso-
un lenguaje que sostiene una serie de nal y secreta del escritor. Por eso, es
acontecimientos no relacionados, y la carne hecha verbo, la visión com-
hace mundo. El personaje, pues, más primida de un ser, un alguien que,
allá de ser el objeto de la historia, es momentáneamente, compartió nues-
la voz que sostiene tiempos y espacios tro pedazo de tierra. Se dirá, enton-
diversos. En Pirotecnia, el narrador y
el personaje no se distinguen; al con-
ces, que la voz narradora de Mundy
construye un mundo clandestino que
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trario, se (con)funden, pero no es una contiene un aliento de vida.
apacible (con)fusión de voces (que
La voz narradora de Mundy se multi-
tradicionalmente da lugar al narrador
plica para crear un mundo. Por eso, al
en primera persona), sino un com-
finalizar, se evoca la imagen ambigua
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pendio que implica una anulación de


del Quijote –personaje fragmenta-
categorías. De pronto, el narrador no
do por el deseo de estar impacien-
cuenta, no describe los hechos, sim-
temente en el mundo– para calificar
plemente se desplaza por el lenguaje.
la escritura. El Quijote es un trozo
de barro informe que se transforma Más aun, pensar que la escritora debe
constantemente; un trozo de barro construir este tipo de imágenes para
absurdo e indeciso que fragmenta la reivindicar a su género es subestimar
voz del Yo. Por eso, Mundy rescata su su producción intelectual y estética.
paradoja inasible: ser o no ser. Enton- Por eso, Mundy profana la voz de la
ces, distingue tres formas de creación heroína y construye una nueva forma
que corresponden a tres tonos dife- escritural. En este contexto emergen
rentes: “Un trozo de barro: informe, los tonos de la esquirla.
absurdo, indeciso. (Resulta imposible
La imagen femenina de la época re-
definir el arte de un trozo de barro).
cogía un conjunto de virtudes ligadas
Es el venero bruto, inmodelado, “in-
a la fortaleza, la moralidad y la ca-
trasmitido” a ningún espíritu, como
pacidad afectiva. La mujer buena era
una virginidad hipotética. Hay tres
aquélla que guiaba la sexualidad del
artistas en tono a él. Pueden presio-
cuerpo para entregarse enteramente
narlo, infringirle el castigo del pulgar
al otro. El otro no sólo necesitaba del
y crear el arte en forma perfecta y ab-
cuerpo de la mujer para procrear, para
soluta” (p. 169).
eternizarse, sino para ser, para insti-
Mundy fragmenta la voz narradora, tuirse como ser. La mujer era, pues,
la heroína se presenta voluble. En la dadora de vida, y por tanto, su organi-
literatura boliviana, la construcción zadora. De esta manera, se convirtió
de heroínas es limitada, pues no sólo en el eje de la sociedad y comenzó a
su presencia es exigua, sino es relega- compartir algunas virtudes masculi-
da al ámbito doméstico. Las heroínas nas: valentía, solidaridad y sacrificio.
deben permanecer en “los márgenes Pero ¿qué sucede si la mujer sale del
románticos” para constituirse como ámbito doméstico? ¿cuál es su cuer-
verosímiles. Los personajes femí- po, cuál su voz? Al dejar de ser madre,
neos de la literatura boliviana estaban esposa e hija y permanecer como ob-
(debían estar) comprometidos con servadora, la mujer deja de ser mujer
266 el imaginario social. Dicho compro-
miso es registrado, por ejemplo, en
y se convierte en un trozo de barro
informe que espera ser modelado.
las novelas de Lindaura Anzoátegui. Nacen entonces los tonos de la es-
Por eso, hasta el siglo XIX, la voz de quirla.
la mujer narradora se caracterizaba
El tono de la arrinconada o del alma:
como doméstica o romántica. Inser-
“El primero: toma la masa informe y
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tar a la mujer allí donde no existe más


hace una bola. Realiza la esfericidad,
ley que la del patriarca, allí donde se
creyendo que la esfericidad repre-
almacenan los alimentos, es cons-
senta la inteligencia y el arte. La for-
truir una imagen femenina burda.
ma esférica rueda (rodar es atributo,
cuando hay declive que favorezca el viana, las más, sufrieron la pérdida de
movimiento de la esfera)” (p. 171). Si familiares por las acciones de la vio-
se revisa la representación de la mu- lencia política, fueran autodidactas,
jer en la literatura boliviana, aparecen carecieron de una educación sistemá-
dos bandos: la producción masculina tica, algunas de ellas asistieron al con-
y la femenina. Gracias a la primera, vento para recibir las primeras letras.
las imágenes femeninas en la litera- Su ingreso al campo de la literatura y
tura nacional, tomando como fuente su presencia en las revistas y prensa
las principales novelas y obras de tea- de la época así como de su notoriedad
tro de finales del siglo XIX, poseen fue en cierta medida producto de la
rasgos coloniales religiosos así como influencia familiar, de las lecturas de
códigos culturales europeos. Así, el autores románticos franceses y espa-
reconocimiento de las virtudes feme- ñoles realizadas con la complicidad y
ninas reside en una fortaleza relati- bajo la dirección de padres y herma-
va, una moralidad quebrantable, una nos” (Rossells, p. 82). De esta manera,
capacidad afectiva natural o descon- comenzando el siglo XX, la imagen
trolada. Por eso, la figura de la mu- de la mujer contiene y comprime
jer boliviana, gracias a la producción cierta angustia histórica y, por tanto,
masculina, “se ha conformado como cierto rencor.
un complejo y abigarrado escaparate
Mundy, en primera instancia, inten-
de figuras y símbolos que se modifi-
ta agarrar y desentrañar las virtudes
can periódicamente en tanto la cons-
de la mujer, indagar en su angustia
trucción social, el espacio y el tiempo
rencorosa, o viceversa. Entonces, crea
van construyendo nuevas modalida-
un primer artista, aquél que recono-
des y premisas de relaciones entre los
ce la condición ambigua de la mujer.
sexos” (Beatriz Rossells, Las mujeres
Mundy (d)escribe escenas comple-
en la historia de Bolivia. Imágenes y
jas, donde la mujer se muestra libre
realidades del siglo XIX, 2001:74).
y hogareña; donde, además, reconoce
En cambio, las mujeres que escriben
en el siglo XX, como respuesta a la
su belleza como una virtud. Se cons-
truyen imágenes blasfemas: mujeres
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visión masculina, cultivan la imagen opinando críticamente sobre grafías y
de la mujer destinada al sufrimiento sardinas; mujeres leyendo los encan-
y la resignación. Más aun, revelan tos de las mujeres; mujeres hablando
su inconformidad social y critican la de recintos no hogareños; más aun,
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hipocresía de la sociedad, el absurdo mujeres irónicas hablando sobre sus


y la injusticia de la discriminación y condiciones y posiciones. De esta
las modas. Estas primeras escritoras manera, se reúnen, se (con)funden,
“fueron agitadas por la historia boli- las virtudes femeninas que caracte-
rizaron no sólo una época, sino una el predominio de la cabeza de familia,
visión existencial: “Ya murió la época el hombre por antonomasia. La situa-
en que a una mujer se la comparaba ción de la mujer en general se hallaba
metafóricamente a una sirena... una signada por el sometimiento al mari-
estrella... o una flor... Hoy es distin- do, padre, hermano, novio o patrón”
to... Hay adelanto... Hay fenómeno... (Rossells, p. 28).
La mujer fichada en 1936-37 se sien-
Así, el carácter patriarcal de la familia
te sufragista... chauffeur... aviadora...
boliviana afectaba considerablemente
locomotriz... concertista... boxeado-
a la mujer, pues no reconocía su pro-
ra... Tiene el don singularísimo de
tagonismo en la vida social, política
haber reemplazado al corazón con
y económica, reafirmando en contra-
una máquina portátil de calcular...”
posición el tradicional rol de la mujer
(p. 96)
como madre e hija. Por eso, se declara,
Mundy erige otro discurso que des- tal vez inocentemente, que el cuerpo
monta los antiguos significados. De de la mujer fue desplazado de la belle-
pronto, la mujer deja de ser un instru- za, utilizándolo como el instrumento
mento doméstico, deja de acumular generador de vida: “El retablo de la
títulos o nombres, y habla sobre su vida de la mujer aún estaba trazado
belleza, su sabiduría, sus rencores. Tal por dos sendas: el matrimonio y el
discurso no sólo interrumpe el pasivo convento. La mujer debía ser una be-
transcurso de la historia, sino la so- lla máquina cristiana de incubar hijos
segada permanencia. Ahora la mujer y cumpliendo esa función biológica y
reconoce la ferocidad del capitalismo, patriótica sólo le quedaba dedicarse a
que no duda en someter a mujeres a asistir a las procesiones, cuidar de las
un trabajo tan duro como poco retri- faenas caseras, bordar, coser prendas
buido. de vestir, leer novelas y periódicos que
no fueran liberales” (Rossells, p. 39).
El tono de la ciudadana o del cuer-

268 po: “El segundo tiene adentrada en


el alma la forma sinuosa de la Mujer.
Tales declaraciones contienen un
ocultamiento de la belleza del cuer-
Quiere modelar el poema de la car- po femenino, su retraimiento, pues el
ne en barro y fecundizarla en belle- hombre ha formado intrincadas rela-
za, estilizando las curvas perfectas” ciones entre cuerpo femíneo, caos y
(p. 170). “A finales del siglo XIX, la maldad. Por eso, el cuerpo, hasta fi-
nales del siglo XIX, se mantuvo en
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mujer desempeñaba roles propios


de la tradición familiar, certificando completo enclaustramiento, acaso
una sociedad patriarcal; es decir, un deseando no tener tanta belleza, ni
mundo dominado por el hombre, tan grandioso poder. De esta manera,
sustentado con leyes que reforzaban Mundy rescata las virtudes corporales
de la mujer y las expone y las explota. poética de la mujer, exhibe y esconde
De pronto, la mujer se mira al espejo sus tropiezos, retrocesos y fracasos;
y reconoce su belleza que irradia be- muestra su difícil juego. Mundy exige
lleza. Entonces, se rescatan las formas además sobrepasar las reglas preesta-
femíneas y las muestran participes de blecidas de lectura y establecer otras.
la actividad cotidiana: “La Primera
El tono de la artista: “El tercero, for-
mujer –que tenía la preeminencia de
midable – formidable, – formidable,
la Unicidad y el Pecado– caminando
– modelo vivo del Genio en el Siglo,
cinco millas para invitar el Primer
alza la mano en afán de condensa-
Hombre, a tomar el aperitivo” (p.
ción, en afán de fiebre destructora y
162) “El escote es la pieza de género
destroza la perfección “esterizada” y
desenvuelta un poco por un lado y en
la mujer reviviscente. Destroza, im-
que los clientes van tocando cuidado-
poniéndose por la fiebre destructora,
samente con las yemas de los dedos
por la fiebre de caos que es una llama-
para saber qué calidad tiene. ¡Cómo
rada” (p. 170).
de distinguida es la mujer misteriosa
que lleva el cuello alto en una con- Cuando Mundy erige mundo, pri-
dena de escotes vulgares! Parece que mero destruye: “El único papel algo
pregonara: “Imaginaos qué tersura y digno de envidiarse es el del agita-
qué grado de color tiene mi piel de dor anarquista de pasta destructora.
diez hilos. Si o no. Imaginaos” (p. 88). Porque vive al borde del ‘acaso’ y la
“La mujer, la mujer rosa-mate, la mu- ‘circunstancia’ con una magnitud de
jer de cutis pétalo, leyendo un folio anticristo diabólico, disolvente, ex-
diminuto bajo la complicidad de un plosivo, siniestro” (p. 90). Entonces,
ramaje florido” (p. 88). su escritura se caracteriza por su
transgresión que es ofensa. En este
Así, las mujeres, manifestando su be-
sentido, la mujer-escritora es y será
lleza, se convierten en ciudadanas, en
lapidada, pero, en otro ámbito, será
voces que leen y opinan. Más aun, no
dejan sus labores, sus discursos, sus
títulos, para hablar políticamente de
reconocida por su descubrimiento.
Tal descubrimiento es la autonomía
269
del arte, la posibilidad de construir
la patria. Entonces, Mundy crea otra
un mundo paralelo al mundo. Por eso,
imagen de la mujer, pues la belleza
Mundy se deleita con los tonos de la
que irradia matiza todo aquello que
esquirla y presenta un proceso artísti-
la rodea. Sobre este punto, algunos
co harto complicado.
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lectores de Mundy resaltaron el tono


irónico de las imágenes, anulando Mundy presenta un enfrentamien-
toda alabanza al cuerpo femenino. to permanente entre el yo y el otro.
Sin embargo, Mundy tiene una visión De dicho enfrentamiento nace Pi-
rotecnia. Entendiendo al yo como la el enfrentamiento permanente entre
voz que observa y al otro como la voz el yo y el otro, sino el doloroso reco-
ciega, se presenta un mundo donde nocimiento del yo (con)fundido en el
habitan dos entidades combatientes. otro: “Turbia, amarilla, terrosa (la tar-
Estas dos entidades se enfrentan y de) –se dijera una mujer enferma con
dan nacimiento a nuevas imágenes todos los requisitos indispensables
de lo femenino: “Ella (una bombilla cumplidos para su inmaterialización
eléctrica) sacia su curiosidad feme- en el Infinito” (p. 157).
nina con un sentido recóndito y en-
Para finalizar, Mundy invoca el silen-
trañable, de todas las pequeñeces del
cio, y audazmente lo relaciona con el
barrio” (p. 150).
arte: “Y es que cuando en Arte son
El yo y el otro son mundos indepen- tres… y dos… quieren hacerse Dio-
dientes. Entendiendo por mundo a ses… el tercero siendo Genio calla…
una dimensión o espacio cerrado, se porque callarse es hacer florecer el
tiene al mundo del yo y al mundo del pensamiento en la ruta de la Perfec-
otro. El primero está compuesto por ción…” ¿Qué es el arte entonces? Se-
un lenguaje íntimo que no identifica, gún Heidegger, la obra de arte surge
sino crea a través de la destrucción y se constituye como tal en el ámbito
de significados. El mundo del otro de una sociedad, de una época. Con
está compuesto por lo establecido, el el tiempo, este ámbito desaparece y la
lenguaje como instrumento de domi- obra trasciende y subsiste a su entor-
nación. Cuando estos dos mundos se no original. Entonces, el arte revela
encuentran, el mundo del otro es el un mundo, una posibilidad de nuevo
que se modifica y emerge una nue- aliento, y “lo mantiene en imperiosa
va imagen: “Para sentir con intensi- permanencia” El arte servirá para des-
dad plena la vida de ciudad, hay que cubrir aquello que no habíamos visto
fugarse de los límites lógicos y de lo antes, por la sencilla razón de que
pre-establecido, remozando la sensi- sólo allí comienza a existir. El silen-
270 bilidad con ‘flejes’ nuevos” (p. 123). cio del artista evidencia la certeza de
una existencia en el devenir, sabiendo
Así Mundy comienza la (re)creación
que hoy es tan solo confrontación con
de la mujer. Transformando el len-
lo cotidiano. Entonces se dirá que el
guaje, transmutando los significados,
arte hace mundo al capturar, uno por
encuentra otra figura, condición y po-
uno, sus silencios.
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sición, otro impulso para existir. Por


eso, también, su libro no sólo ilustra Monserrat Fernández

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