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DEBATE Cacique Inakayal.

La primera María Luz Endere*


Reclamos, restituciones y repatriaciones de
restos humanos indígenas:
restitución de restos humanos
cuerpos muertos, identidades, ordenada por ley
cosmologías, políticas y justicia

Editor Introducción
Axel Lazzari (presentador y comentarista) Modesto Inacayal o Inakayal fue un cacique tehuelche que nació en Tecka, Chubut, ca. 1833. Alojó en
sus dominios a naturalistas y viajeros, tales como Guillermo Cox, George Musters y Francisco P. Moreno.
Una ofensiva inesperada de las columnas al mando del Cnel. Villegas empujó hacia el sur a las tolderías de
Inakayal, que se ubicaban cerca de las nacientes del río Limay del lago Nahuel Huapi, debiendo instalarse
Autores y comentaristas (en orden alfabético) en Chubut. En octubre de 1884, cuando la “Conquista del Desierto” había concluido, los caciques Inakayal y
Foyel fueron al Fuerte de Junín a negociar con el Comandante Lasciar, pero ellos y su gente fueron tomados
Patricia Arenas
prisioneros y sus tolderías destruidas. Luego de estar 18 meses en la prisión de El Tigre, en la provincia de
Rafael Curtoni y María Gabriela Chaparro Buenos Aires, fueron alojados en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata gracias a las gestiones efec-
María Luz Endere tuadas por su director Francisco P. Moreno. Este obtuvo un permiso del gobierno para trasladar a ambos
caciques, sus familiares y dependientes al museo. Probablemente, el pedido de Moreno se debió a razones
Anne Gustavsson humanitarias1 aunque lo justificó con propósitos científicos, ya que las “mujeres enriquecerían las coleccio-
Karina Oldani, Miguel Añon Suárez nes etnográficas con sus trabajos de tejidos, al mismo tiempo que se podría estudiar sus costumbres” (Ten
y Fernando Miguel Pepe Kate 1904). Algunos de ellos desempeñaron diferentes tareas en el museo, pero Inakayal nunca aceptó su
nueva situación y se rehusó a desempeñar tarea alguna.
Mariela Eva Rodríguez
Gustavo Verdesio
Objeto de estudio
Durante su estadía en el museo fue estudiado por Hermann Ten Kate, quien describió su personalidad
calificándolo como receloso, rencoroso, poco afecto a la conversación y sólo comunicativo en estado de
ebriedad, haragán, sucio, pendenciero (Ten Kate 1904:43, también Vignati 1942:23). Ten Kate señalaba que
“Inacayal, durante sus accesos de cólera, trataba de ‘gringos’ a los argentinos y decía ‘yo jefe, hijo de esta
tierra, blancos ladrones… matar mis hermanos, robar mis caballos y la tierra que me ha visto nacer, además

Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N° 1, 1er semestre 2011, *CONICET, PATRIMONIA-INCUAPA, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
ISSN 1853-8037, URL: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/corpus Correo electrónico: luz.endere@gmail.com
prisionero… yo desgraciado’. En esos momentos su ros- ny y Miotti 1994; Podgorny y Politis 1992). En 1989 el cartas de apoyo al proyecto. Señalaron que: a) no solo
tro reflejaba la mayor tristeza” (Ten Kate 1904:43). Lejos Centro Indígena Mapuche Tehuelche reclamó al Museo los restos de Inakayal, sino los de los otros caciques que
estaba del cacique descripto por Cox cuando lo visitó en de La Plata los restos de Inakayal. Este reclamo obtu- fueron despojados de sus territorios deberían ser ente-
sus tierras: “Inacayal me agradó en el momento, tiene el vo la adhesión de algunos docentes de la Facultad de rrados en sus propias tierras, inclusive Saihueque (Aso-
ademán franco y abierto, la cara inteligente, y sabe algo Ciencias Naturales de La Plata, lo cual fue visto como ciación Indoamericana de Argentina —Aindara—, Cen-
de castellano; de cuerpo rechoncho y bien proporciona- una insurrección por las autoridades académicas (Miotti tro Cultural Tinkunaku y Movimiento Nuestras Raíces);
do” (Cox 1864:158). 1994:4-5). Existía un obstáculo legal para la restitución b) las naciones indígenas precedieron al Estado argen-
A diferencia de Foyel, que logró regresar a la Pata- que parecía insalvable, ya que los restos de Inakayal for- tino y la historia argentina comenzó hace 20.000 años
gonia gracias a las gestiones de Moreno, que obtuvo maban parte de las colecciones del Museo y, por ende, atrás, no en 1810 con la emancipación de España (Centro
un permiso del gobierno y el otorgamiento de tierras, pertenecían al dominio público del Estado (en virtud Cultural Tinkunaku); c) Inakayal nunca renunció a su
Inakayal murió en el museo. Conforme a la versión ofi- de lo dispuesto en el art 2339 inc. 9 del Código Civil). derecho a las tierras pese a haber enarbolado la bandera
cial, su fallecimiento ocurrió el 24 de setiembre de 1888. De modo que era necesario contar con una ley nacional argentina (Centro Cultural Tinkunaku); d) los colores de
Clemente Onelli considera que Inakayal presintió su que los desafectara de su condición para que el Museo la bandera argentina están también presentes en la ban-
muerte y por dicha razón, realizó un último ritual en las pudiera autorizar a su devolución. En 1990, el Senador dera Mapuche (Gran Parlamento Indígena Nacional); e)
escalinatas del museo, acompañado por dos indios que Nacional Hipólito Solari Yrigoyen (que había apoyado es una cuestión de derechos humanos la devolución de
lo sostenían. Desnudó su torso, hizo un ademán al sol los reclamos del Centro Mapuche Tehuelche) presentó todos los restos indígenas (Aindara, Movimiento Nues-
del crepúsculo y otro al sur, hablando palabras descono- un proyecto de ley al Congreso disponiendo el retorno tras Raíces); f) Inakayal debería ser considerado un hé-
cidas (Onelli 1908:571). Esa misma noche Inakayal habría de Inakayal a Tecka. El proyecto recibió la adhesión de roe nacional (Aindara)2.
muerto. Vignati (1942) considera que, si bien lucía como numerosas agrupaciones indígenas, aunque no compar- En mayo de 1991, el proyecto de Solari Yrigoyen fue
un anciano, tendría alrededor de 55 años. Sus restos no tían los motivos por los cuales los restos debían ser de- aprobado en el Congreso y se convirtió en ley nacional
fueron enterrados. Al igual que lo sucedido con otros vueltos. Nº 23.940. En ella se dispone que “el Poder Ejecutivo Na-
miembros del grupo fallecidos en el museo (i.e. la mu- El Senador Solari Yrigoyen justificó la devolución en cional (PEN) deberá trasladar los restos de Inakayal a la
jer de Inakayal, la hija de Foyel y una indígena llamada las siguientes razones: a) Inakayal había ayudado en la localidad de Tecka, provincia de Chubut, donde será en-
Tafá) sus huesos, cerebro, cuero cabelludo y su máscara exploración de la Patagonia; b) protegió a viajeros cien- terrado luego de recibir honores militares”. Sin embargo,
vaciada en yeso —tomada después de su muerte— pa- tíficos como Musters en 1869 (1979), Guerrico en 1872 su retorno se demoró porque el PEN no dictaba el decreto
saron a formar parte del Departamento de Antropología y Moreno en 1875, cuando éste fue perseguido por Sai- reglamentario que hiciera operativa dicha ley. El decre-
del Museo de La Plata (Lehmann-Nitsche 1910:85; Vig- hueque; c) en su toldería enarboló la bandera argentina, to Nº 2.391 fue finalmente sancionado en noviembre de
nati 1942:25; Farro 2009) y fueron exhibidos en la Sala de como reconocimiento del gobierno nacional y estuvo a 1993, luego de que Solari Yrigoyen iniciara una causa por
Antropología hasta 1940, en que fueron guardados en favor del progreso, porque le enseñó a su gente a cul- incumplimiento de los deberes de funcionario público
sus depósitos (Politis 1994:46). tivar la tierra; d) fue tomado prisionero injustamente. al entonces titular del Ministerio del Interior. El decreto
Finalmente señalaba que “es una cuestión de justicia y dispone que “se creará una comisión ejecutiva que pro-
Objeto de reclamos respeto por la dignidad humana reconocer el derecho de gramará y coordinará el traslado”. Tres meses después, el
las comunidades indígenas a conservar en sus tierras los Consejo Superior de la UNLP aprobó el traslado por una-
Los restos de Inakayal, así como de otros conocidos restos de sus ancestros”. nimidad, cambiando un criterio que había sostenido por
caciques protagonistas de la “Conquista del Desierto”, décadas. El entonces director declaró que “el museo se ha-
han sido objeto de reclamos por diversas organizaciones Varias organizaciones indígenas manifestaron sus di- bía negado a devolver a Inakayal en el pasado porque no
indígenas desde los setentas (Podgorny 1991; Podgor- ferencias con los argumentos de Solari Yrigoyen en las había garantías del destino de sus restos”. Sin embargo,

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Solari Yrigoyen consideraba que las autoridades del mu- aquellos que primero se relacionaron a este territorio (Rosa que él volvió todo comenzó a mejorar” (Casiano Calau-
seo se vieron forzadas a cambiar su posición porque eran Chiquichano, com. pers., Esquel, 10.07.1998)4. quir, com. pers., 11.07.1998).
concientes de su responsabilidad legal (Clarín, 16.04.1994; La ceremonia fue acompañada por un gran número de Efectivamente, en los años siguientes la comunidad
H. Solari Yrigoyen, com. pers., 1998). personas, en su mayoría descendientes, quienes recibie- empezó a recibir más ayuda del gobierno, se instaló
ron sus restos “como si Inakayal hubiera muerto ese día” un equipo de radio para conectarse con el municipio
El regreso a Tecka (Osorio Pisco, com. pers., Tecka, 11.07.1998). Un fuerte más próximo e informarse sobre el precio de la lana en
El 19 de abril de 1994, coincidiendo con el “Día del viento sacudió la procesión a la llegada al mausoleo, por el mercado, se construyó una sala de usos múltiples y
Aborigen”, los restos de Inakayal fueron trasladados a lo que tuvo que suspenderse el acto oficial que iba a rea- constituyeron legalmente una comunidad indígena.
Esquel en un avión de la Fuerza Aérea y acompañado lizarse en el lugar y se concluyó frente a la Municipali-
dad. No obstante, las machis y un grupo de descendien- Los miembros de la comunidad remarcaron la impor-
por autoridades nacionales, provinciales y por el Dr. tancia de los rituales efectuados a Inakayal durante su
Gustavo Politis, en representación del Museo de la Pla- tes, incluidas las bisnietas de Inakayal, continuaron en
el mausoleo hasta el anochecer. “La gente local cree que funeral. El número de participantes en el camaruco no
ta. Los restos habían sido entregados por las autorida- solo demostró a las autoridades la presencia indígena en
des del Museo en un acto oficial realizado en La Plata. aquel viento era el espíritu de Inakayal, que regresaba a
su hogar” (Osvaldo Cuevas, Intendente de Tecka, com. la región sino que sirvió para reforzar sus propias tradi-
Los honores militares se rindieron en el aeropuerto de ciones. Casiano Calauquir, un anciano de la comunidad
Esquel. La urna que contenía sus restos fue luego lleva- pers., Tecka, 11.07.1998).
señaló:
da a caballo por descendientes indígenas hasta Tecka. La noticia fue ampliamente cubierta por la prensa na-
Cuando la procesión llegó a dicha localidad, la urna fue cional. Los principales diarios lo presentaron como un Nosotros estábamos muy felices, el cacique Inakayal era
llevada a pie al mausoleo3. Las machis comenzaron las caso de reparación histórica por el trato injusto que ha- muy respetado, nunca antes se habían juntado tantos des-
rogativas y a su paso se arrojaban semillas de trigo y bía recibido el Cacique. El periódico El Día de La Plata cendientes como cuando él volvió. Debemos hacer cama-
agua. Una vez en el mausoleo la urna fue envuelta en la hizo hincapié en el debate originado a partir de su de- rucos más seguido pero son muy caros, se necesita mucha
bandera argentina y cubierto de piedras al estilo de un volución, destacando que mientras algunos investigado- gente, caballos, comida y a los mayores, que saben cómo
chenque (Politis 1994; Endere 1998). res mostraban preocupación por la pérdida de valiosas hacer las cosas… Hoy la gente puede hacer camarucos,
piezas del museo y por el daño al patrimonio cultural y pero antes estaban prohibidos… teníamos que pedir per-
En 1998 se efectuaron una serie de entrevistas a des-
científico que este tipo de reclamo pudiera acarrear, las miso a la Gendarmería…[….] (Casiano Calauquir, com.
cendientes indígenas y autoridades en Esquel y Tecka
personas consultadas en la calle sostenía que los restos pers., 11.07.1998).
con el objeto de conocer sus opiniones acerca del retorno
de los restos de Inakayal. Una de las cuestiones que se de los caciques deberían ser devueltos a sus descendien-
indagó fue acerca del hecho de haber recibido honores tes (El Día, 15.04.94). Nuevas polémicas respecto de los restos de
militares y haber sido cubierto con la bandera argentina. Inakayal
El retorno del Cacique A mediados de la década de 2000, un grupo de estu-
Los honores militares fueron aceptados por los descendien-
tes indígenas porque significaba que finalmente se recono- Para los descendientes indígenas de Tecka, el mauso- diantes ofreció al Jefe de la División Antropología del
cía la jerarquía de Inakayal como jefe de la región… Parte leo es considerado un lugar sagrado donde suelen pasar Museo de La Plata su colaboración en la organización y
de los honores a un cacique es enterrarlo con la bandera a dejar flores o una piedra sobre la tumba. Los habitantes reordenamiento de los restos humanos allí depositados
argentina. Esta bandera es algo muy significativo para la de la Colonia Pocitos de Quichaura, ubicada a 70 km de (Silvia Ametrano, com. pers. 26.04.2011). Como parte de
comunidad, simboliza la tierra. Nosotros somos los ver- Tecka, consideran que el regreso de Inakayal “significó dicha tarea se revisaron las colecciones y sus registros
daderos argentinos, porque somos los descendientes de que la colonia comenzó a ser tenida en cuenta… desde para agrupar todo aquello que perteneciera a un mismo

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individuo. Se trabajó de manera conjunta con el perso- fueron informados oralmente por el Director del Centro, ratorias, complicadas muchas veces con otros males que
nal técnico de la División y el asesoramiento de la Uni- quien manifestó que el estudio había fracasado debido a resultan del contacto del salvaje con los centros civili-
dad de Conservación y Exhibición para el acondiciona- las condiciones de preservación del tejido, ya que lleva- zados minan estas razas” (nota publicada en La Capital
miento preventivo de las colecciones revisadas (Pepe et ba más de 100 años sumergido en el líquido contenedor 01.10.1987 citada por Oldani et al., en este volumen).
al. 2009). Este grupo luego se constituyó como GUIAS (Silvia Ametrano, com. pers., 26.04.2011). Investigaciones recientes han puesto también en duda
(Grupo Universitario de Investigación en Antropología
En mayo del 2007, por iniciativa del grupo GUIAS se la fecha de fallecimiento de Inakayal que fue señalada
Social) y en el 2006 hizo público el hallazgo del cuero ca-
efectuó un estudio comparativo consistente en contras- por Clemente Onelli y tomada por oficial, basándose en
belludo y del cerebro de Inakayal, conservado en formol
tar las medidas, peso y cortes realizados sobre el cerebro una noticia publicada por un periódico de la época que
(Pepe et al. 2010).
de Inakayal por el Dr. Christfried Jakob en 1906 con los indica que el Cacique había fallecido el 26 de setiembre
Conocida la noticia, descendientes indígenas de Tecka restos encontrados en el laboratorio. Gracias a este es- de 1887 y que sus restos estaban siendo diseccionados
con el respaldo de la Secretaría de Cultura de Chubut, tudio se habría determinado que se trataba de la misma en el Museo de La Plata. La denuncia de su muerte fue
iniciaron los reclamos. La restitución complementaria persona (Pepe et al. 2009). publicada por La Capital de La Plata y no fue refutada
de los restos del cacique Inakayal fue formalmente so- por las autoridades del museo (ver Oldani et al., en este
En los últimos años el trámite de devolución de los
licitada por la Asociación Civil Cacique Inacayal y la volumen).
restos remanentes de Inakayal no ha tenido avances sig-
Gobernación de Chubut mediante Expediente Nº 1000
nificativos. “En el Museo de La Plata se está analizando
- 05206/2006 – 00 (Pepe et al. 2010:36).
qué determinación tomar ante la imposibilidad del estu- Algunas reflexiones
En efecto, en 1994 se restituyeron solo los restos óseos dio genético para luego acordarla con los reclamantes. Inakayal constituye el primer caso exitoso de restitu-
de Inakayal, pero no los órganos y tejidos extraídos del Esta decisión se prevé para este año. Para ello se están ción en Argentina, abriendo el camino legal para via-
cuerpo, pese a que se conocía su existencia, ya que ha- analizando distintos antecedentes mundiales” (Silvia bilizar los siguientes reclamos. Este caso produjo un
bían sido descriptos por Ten Kate (1904) y mencionados Ametrano, com. pers., 26.04.2011). profundo impacto en los descendientes indígenas, en la
en el catálogo publicado por Lehmann-Nitsche (1910). El
En la actualidad los restos de Inakayal se encuentran comunidad científica y en la población en general (En-
cuero cabelludo de Inakayal se encontraba en un sobre
en el depósito denominado “Sala Ameghino” del Museo dere 2002). En los descendientes indígenas, sobre todo
de papel madera que contenía su número de registro.
de La Plata, junto con otros familiares cuyos restos han en aquellos que habían presentado reclamos, por haber
En el Laboratorio Lilia Ascona se guardaban cuatro ce-
sido unificados e identificados (Pepe et al. 2009). concretado un viejo anhelo que parecía difícil de alcan-
rebros en formol, dos de ellos tenían borrado el número
Por otra parte, el grupo GUIAS considera que la causa zar. En la comunidad científica, o al menos en un grupo
de inventario pero se suponía que podrían corresponder
de la muerte de Inakayal debe ser calificada como “du- significativo de investigadores, el impacto no fue menor,
a Inakayal y a Margarita Foyel (Pepe et al. 2009; Pepe et
dosa”, basándose en la descripción del esqueleto que ya que consideraban que el argumento del valor cientí-
al. 2010:34; Fernando Pepe, com. pers., 24.04.2011). Por
efectúa Ten Kate (1904), quien afirma que “los huesos fico y patrimonial de las colecciones antropológicas los
esta razón, la directora del museo, Dra. Silvia Ametrano,
de la nariz estaban quebrados por una caída o un golpe, mantenía inmunes a cualquier reclamo étnico. Por su
tomó la iniciativa de solicitar que se realizaran estudios
también le faltan varios dientes”. Por esta razón supo- parte, la población en general mostró estupor al enterar-
de ADN para su identificación, previa solicitud de con-
nen que habría rodado por las escaleras, no descartando se, a través de los medios de comunicación, de que los
sentimiento a la Asociación Civil Cacique Inacayal, con-
que “haya sido empujado por las escaleras al desnudar- restos de conocidos caciques históricos no estaban en sus
forme lo dispuesto en la ley N° 25.517. En septiembre
se en público o bien que se haya suicidado” (Pepe et al. tumbas sino en los depósitos del Museo de La Plata.
de 2006, los genetistas del Centro Regional de Estudios
Genómicos de la UNLP tomaron muestra del cerebro a 2010:32). Por su parte, Moreno menciona como posibles Para comprender el caso de Inakayal es necesario, en
fin de efectuar estudios de ADN, sin embargo sus resul- causas de las muertes de “los indígenas alojados en el primer lugar, analizar el paradigma científico imperante
tados no se han hecho públicos (Pepe et al. 2009). Sólo museo” a “la tisis y otras enfermedades de las vías respi- en la época y la manera en que se concebía al “otro et-

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nográfico” tanto en vida como después de la muerte. El secreto y el ocultamiento fuera una práctica habitual du- sido autores de la iniciativa parlamentaria. Sin embargo,
interés por el estudio de los restos humanos indígenas rante las actividades de recolección, disección y guarda para 1990 las organizaciones indígenas estaban lejos de
se basaba en una concepción difundida de la antropo- de los cuerpos (Vezub 2009). gozar del peso político y de la aceptación social que tie-
logía evolucionista del siglo XIX, que consideraba que Lo que es más difícil de comprender es por qué Inaka- nen actualmente. Aún no se había reformado la Consti-
los grupos indígenas contemporáneos constituían fósiles yal, considerado como hospitalario, pacífico y civiliza- tución Nacional (que incorporó en 1994 el importantísi-
vivientes que representaban los estadios más primitivos do, no fue excluido de convertirse en objeto de estudio mo art. 75 inc. 17) ni se había dictado la Ley N° 25.517
de la evolución humana (por ej. Darwin 1989, ver Stoc- y de exhibición. En primer lugar la exhibición de grupos de restitución de restos indígenas de 2001, por lo que la
king 1988). En Argentina, investigadores como el propio indígenas vivientes no era algo ajeno a las costumbres de actuación de Solari Yrigoyen fue decisiva.
Francisco P. Moreno consideraban que los esqueletos la época y se han registrado otros casos de indígenas que Cabe preguntarse las razones por las cuales el proyec-
patagónicos podrían ayudar a revelar el origen del hom- a pesar de vivir en museos y tener una relación cerca- to Solari Yrigoyen no incluía los restos de la mujer de
bre en el territorio americano. Moreno pretendía además na con los investigadores, corrieron la misma suerte que Inakayal y la hija de Foyel. Y este interrogante conduce
“demostrar el interés que para los argentinos tiene el pa- Inakayal5. No obstante, la clave de este caso es explicada a una cuestión central: la mayoría de los reclamos y res-
sado más remoto de nuestros precursores en este sue- claramente por Quijada (1998), cuando puntualiza que tituciones se han dirigido no solo a individuos de iden-
lo, como base de nuestra historia” (Moreno 1878:15). En el interés de llevar a Inakayal a las vitrinas del museo se tidad conocida sino a caciques de reconocida trayectoria
efecto, en la exhibición de la “historia física y moral de debía a que se le atribuía el carácter de ser un ejemplar histórica. En esto puede observarse que más que una
los argentinos” del Museo de Ciencias Naturales de La único de su raza (un arquetipo) y, como tal, poseía un cuestión moral fundada en el respeto a los muertos y a
Plata, proyectada por Moreno, la serie antropológica pa- particular interés científico. En efecto, era considerado sus restos mortales, se impone la necesidad de reivindi-
tagónica ocupaba un papel destacado, ya que iba “desde un representante de las razas antiguas, de los “auténti- carlos desde el punto de vista histórico, incorporándolos
el hombre testigo de la época glacial hasta el indio úl- cos indios argentinos” que proveerían una clave acerca a la historia nacional y al culto de los héroes argentinos.
timamente vencido” (Moreno 1878:26-27, 1890, 1969:28; del origen del hombre americano, a diferencia de los bra- En este sentido, la idea de panteón o mausoleo, parece
véase también Podgorny 1995; Endere 1998 y Quijada quicéfalos “invasores” tardíos de las pampas y Patago- ser compartida por los diferentes actores que han parti-
1998). En este contexto, los cráneos constituían una pie- nia, considerados extranjeros (Podgorny 2005:73). El Ge- cipado en los procesos de reclamos, desde descendientes
za clave cuyo estudio permitiría determinar la etnogéne- neral Conrado Villegas, en su conferencia del Instituto y agrupaciones indígenas hasta autoridades de diferen-
sis y evolución de las razas (por ej. Broca 1879), aunque Geográfico del 21 de julio de 1881, lo expresó claramente tes niveles de gobierno.
también el estudio del cerebro y la psiquis permitirían cuando refiriéndose a Inakayal señaló que: “Este cacique En las justificaciones que presenta Solari Yrigoyen al
conocer las causas “endógenas y exógenas” de la evolu- es uno de los pocos indios que van quedando de la an- proyecto, puede entenderse por qué Inakayal —y no su
ción del cerebro (ver Podgorny 2005). tigua tribu de los pampas, de los cuales no quedan sino esposa o la hija de Foyel— debía restituirse. Él era el Ca-
Este paradigma evolucionista de la antropología, si quince o veinte. Es del tipo del verdadero indio argenti- cique, el héroe injustamente tratado, pero también un
bien fue compatible y de algún modo sirvió de justifi- no…” (Villegas 1881:41, citado por Podgorny 2005,:73). arquetipo de lo indígena, que había que recuperar en el
cación para las políticas de exterminio implementadas En segundo lugar, en la discusión acerca de su resti- marco de una reivindicación histórica. El “mausoleo al
por los gobiernos de la época (Blengino 2005), no estu- tución no puede dejar de ponderarse el rol del senador Cacique” y el proyectado “museo del aborigen patagó-
vo exenta de polémicas. No solo había voces disonantes Solari Yrigoyen, quien dedicó varios años a superar los nico” de Solari Yrigoyen, comparten esa idea de rescatar
respecto de cómo resolver la cuestión indígena a fines múltiples obstáculos legales, burocráticos y económicos lo singular, el ejemplar único, el modelo, como si su caso
del siglo XIX (Barros 1975), sino que la manipulación de necesarios para hacerla efectiva. En la numerosa biblio- fuera único y excepcional. Por eso parece atinado con-
restos humanos con fines científicos no era una cuestión grafía producida en los últimos años sobre Inakayal po- cluir que su aporte a la causa de las reivindicaciones ét-
bien vista en general por la sociedad, mayoritariamente cas veces se lo menciona y es común encontrar que di- nicas fue meritorio, aunque no parecía ser este el motivo
instruida en los valores cristianos. No es casual que el ferentes descendientes se atribuyan el mérito de haber esencial de su cruzada.

5 Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N° 1, 1er semestre 2011, ISSN 1853-8037
El regreso de Inakayal disparó una serie de conse- hasta que la “desclasificación” (Vezub 2009) de archivos 5 Véase el caso de Vaimaca Pirú como ejemplo de ex-
cuencias insospechadas desde el punto de vista de la y depósitos del Museo haya concluido. El caso Inakayal hibición de grupos exóticos vivientes en Europa (En-
identidad indígena, su presencia material, simbólica y sigue vigente y continúa marcando hitos en el desarrollo dere 2000; Martínez Barbosa 2002; Verdesio 2010). Un
espiritual en Tecka es algo que los descendientes per- de la “cuestión de reinhumaciones” (reburial issue) en caso que presenta similitudes sorprendentes con el
cibieron desde un primer momento, aun aquellos que Argentina. caso de Inakayal es el de Ishi, no sólo porque ambos
vivían (y viven) en lugares perdidos de Patagonia, lejos vivieron en museos antes de pasar a formar parte de
de los centros urbanos y ajenos a las agendas reivindica- NOTAS: sus colecciones, sino por las vicisitudes de su restitu-
torias de las agrupaciones indígenas más movilizadas. ción. Ishi, considerado el último Yahi, encontrado en
Desde 1994 hasta ahora, las comunidades indígenas de 1 En una carta publicada por Francisco P. Moreno en 1911, vivió en el Museo de Antropología de la Uni-
Argentina, en general, han sufrido profundas transfor- 1885 en El Diario de Buenos Aires, relata sus encuen- versidad de California bajo la protección de Alfred
maciones, producto de un nuevo status legal que supie- tros con Inakayal y Foyel en las tolderías y posterior- Kroeber hasta su muerte (Kroeber 1961). Si bien las
ron ganarse a través de años de lucha y que les ha abier- mente, en la cárcel. En dicha carta destaca la bon- cenizas de Ishi fueron llevadas al Cementerio de Oli-
to posibilidades de reclamos de todo tipo, a una escala homía del grupo de prisioneros, defiende a ambos vert en San Francisco, nunca se supo el destino de su
sin precedentes. El control sobre los restos humanos de caciques por ser “hombres civilizados” y concluye: cerebro por lo que el Butte County Native American
sus ancestros es un derecho difícil de negar hoy en día, “Vuelvo a repetir: Inacayal y Foyel merecen ser pro- Cultural Committee lanzó una campaña en 1997 para
por razones que van desde lo humano hasta lo legal, y tegidos; y que no se les confunda con los Pincen y reclamar su repatriación a fin de enterrar los restos
que sin duda han cambiado profundamente la manera Namuncurá. No han asesinado, han dado hospitali- completos de Ishi en tierras ancestrales. Luego de
de percibir “el objeto de estudio” de la bioantropología dad. Que no lleven, pues, el desgraciado fin de la tri- una ardua investigación en la que participaron antro-
contemporánea. No obstante, esta cuestión no es hoy bu de Orkeke” (Moreno 194:181). pólogos se pudo determinar que el cerebro se halla-
central en la lista de reclamos de las comunidades indí- 2 Cartas enviadas al Senador Solari Yrigoyen por el ba en el Museo de Historia Natural del Smithsonian,
genas, más preocupadas por asegurarse una subsisten- Gran Parlamento Indígena Nacional, 01/06/90; que efectuó finalmente su devolución (Rockafellar y
cia digna. Por otra parte, el hecho de que los reclamos se Aindara, 15/06/90; Centro Cultural Tinkunaku, Starn 1999).
concentren en la recuperación de los restos de caciques 26/05/90 y Movimiento Nuestras Raíces, 03/07/90,
históricos y no en todos los restos en general, parece in- (copias provistas por el destinatario).
dicar que estaría primando una lógica de reivindicación 3 El mausoleo de Inakayal fue construido con un subsi-
histórica, social y étnica por sobre el simple “respeto a Referencias bibliográficas
dio gestionado por Solari Yrigoyen, que incluía tam-
los muertos”, así como el deseo de que “lo reinvidicado” bién la construcción de un “Museo del Aborigen de Barros, A. (1975) [1872]. Fronteras y territorios federales de
sirva también para legitimar al (o los) reinvidicador(es) la Patagonia” en el lugar (Proyecto de Comunicación las pampas del sur. Buenos Aires: Hachette.
como auténtico(s) descendiente(s), fortaleciendo su del Senado S.812/92, Orden del día 917/92).
identidad dentro y fuera del grupo de pertenencia y re- Blengino, V. (2005). La zanja de la Patagonia. Los nuevos
forzando la veracidad de sus reclamos ante la sociedad. 4 Rosa Chiquichano es la bisnieta del cacique tehuel- conquistadores, militares, científicos, sacerdotes y escrito-
che Nahuelquir Chiquichano. A la fecha de la entre- res. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Ar-
Como puede observarse a partir de los últimos acon- vista, ella era estudiante de derecho y participaba en gentina.
tecimientos, la historia de Inakayal y de su restitución diferentes organizaciones indígenas. Posteriormente,
aún no ha acabado de escribirse y tampoco van a termi- obtuvo su título de abogada y fue elegida diputada Broca, P. (1879). Instructions générales pour les recherches et
nar de develarse los intrincados sucesos y circunstancias nacional por la provincia de Chubut, siendo la prime- observations anthropologiques à faire sur le vivant. París:
que llevaron al destino actual de cada uno de sus restos ra legisladora indígena. Masson.

6 Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N° 1, 1er semestre 2011, ISSN 1853-8037
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7 Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N° 1, 1er semestre 2011, ISSN 1853-8037
DEBATE
Reclamos, restituciones y repatriaciones de Reflexiones de los autores sobre Karina Oldani
Miguel Añon Suarez
restos humanos indígenas: el dossier* Fernando Miguel Pepe
cuerpos muertos, identidades,
cosmologías, políticas y justicia

Editor Desde el colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social) desde el año
2006 venimos impulsando la no exhibición y la restitución de los cuerpos de los hombres, mujeres y niños
Axel Lazzari (presentador y comentarista) que se encuentran en las “colecciones arqueológicas” del Museo de La Plata, que tiene el horroroso privile-
gio de haber albergado con inadmisibles justificativos “humanitarios y científicos” a prisioneros de guerra
Autores y comentaristas (en orden alfabético) cuyos cuerpos estaban expresamente destinados por su fundador el “Perito” Moreno a engrosar sus “co-
lecciones”. Entendemos a estas “colecciones de restos humanos” como “trofeos de guerra”, producto del
Patricia Arenas
genocidio perpetrado contra los Pueblos Originarios por el Estado argentino, con el objetivo principal de
Rafael Curtoni y María Gabriela Chaparro apropiarse de sus territorios y sus recursos. Esto que es evidente para algunos autores, el genocidio como
María Luz Endere la condición primaria para la formación de “colecciones antropológicas y/o arqueológicas” en Argentina,
la relación entre genocidio y la formación de las “colecciones de restos humanos”, son los hechos históricos
Anne Gustavsson que configuraron las relaciones de poder que se dan en la actualidad entre los Pueblos Originarios y el Esta-
Karina Oldani, Miguel Añon Suárez do, entendiendo a los antropólogos y/o arqueólogos como agentes del mismo, del cual reciben sus sueldos,
y Fernando Miguel Pepe subsidios, becas, etc.
Mariela Eva Rodríguez Comprendemos que las restituciones, así como los reclamos, son en sí mismos hechos políticos (deriva-
dos de hechos políticos, condiciones/relaciones sociales, que hacen posible el genocidio) que fortalecen la
Gustavo Verdesio
lucha principal de los Pueblos Originarios: la recuperación de sus territorios ancestrales. Al ser los cuerpos
restituidos a estos territorios, se reafirma el legítimo derecho sobre ellos. No se puede afirmar simplemente
que son solo “paliativos”, “canjes” o que “eximen de otras acciones reparadoras” al Estado y sus agentes,
los antropólogos y/o arqueólogos, ya que esta política se enmarca en la histórica lucha de resistencia que
los Pueblos Originarios vienen desarrollando desde hace ya más de 500 años. Ya en las primeras décadas
de la “conquista de América”, el padre Bartolomé de las Casas en su “De thesauris” apelaba principalmente
al derecho privado para demostrar que los tesoros de las tumbas pertenecían a los difuntos propietarios
y debían ser restituidos a sus descendientes. Disociar estas luchas es claramente un enfoque erróneo. Al

Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N° 1, 1er semestre 2011, *Para una mejor comprensión de los textos se recomienda revisar la dinámica de su construcción, explicitada en la Presentación realizada por
ISSN 1853-8037, URL: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/corpus su editor, Axel Lazzari, en este mismo volumen. [Nota de los editores de Corpus]
analizar los casos argentinos —la restitución incompleta régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de que contribuye a hacer una auto-reflexión sobre nuestras
de Inakayal, la restitución de Panguitruz Güor (Mariano resolverla con medidas de administración o policía, con prácticas y nuestra ética profesional y que, al tratarlo,
Rosas), los restos de más de cincuenta hombres, muje- métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constitu- expreso una ideología y una postura. Pero no considero
res y niños exhumados por el antropólogo Casamiquela, yen un trabajo superficial […]”. (Mariátegui, J. C. 1970. que hago ninguna reparación ni me pongo en la posición
recuperados por las comunidades mapuches del Museo Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. de reparadora. Si mi trabajo le sirve a alguien, bienve-
Antropológico “Gobernador Eugenio Tello” de Viedma Ed. Gorla). nido sea, pero no me atribuyo una representación que
durante el año 2010, incluyendo la restitución impulsada no me corresponde. Las comunidades indígenas tienen
por GUIAS, del esqueleto postcraneal de la pequeña Da- María Luz Endere todo el derecho de hacer la reparación que quieran y de
miana y del cráneo de un hombre aché asesinado, apro- Prefiero no profundizar sobe las motivaciones últimas la manera que ellos quieran, independientemente de lo
piaciones que fueron posibles luego del genocidio cono- de Moreno porque eso implicaría hacer un análisis de que nosotros opinemos.
cido como Guerra de la Triple Alianza— encontramos toda su vida y su obra. Mi íntima convicción es que pro-
que cada restitución tiene un significado diferente, tan- bablemente tuviera una visión no religiosa y utilitarista Anne Gustavsson
to para la comunidad originaria que realiza el reclamo de los restos humanos, en el sentido de Bentham, y por Luego de leer cada uno de los trabajos en este dossier
como para las instituciones estatales y sus agentes —an- otro lado, que el deseo de conseguir un ejemplar único que en su conjunto representa un aporte importante para
tropólogos y/o arqueólogos— que se ven involucradas. fuera superior a cualquier prurito ético. Eso también era el debate sobre restitución en Argentina, presento, a con-
Sin embargo todas se han constituido sin lugar a dudas común en los naturalistas de la época. Por otra parte era tinuación, dos cuestiones que me parecen importantes
en hitos en la lucha por la justicia, la verdad y la me- una práctica habitual de los anatomistas el proveerse de para seguir discutiendo; el significado de la reglamenta-
moria, que son Derechos Humanos universales básicos y cadáveres para su estudio. En el siglo XIX en Inglaterra ción de la ley Nº 25.517/2001 y las posibilidades y limi-
todas estas restituciones, en menor o mayor medida, for- la demanda de los anatomistas dio origen a un mercado taciones de la patrimonialización de los restos humanos.
talecieron a las comunidades en su larga lucha de resis- negro de cadáveres que se robaban de los cementerios,
tencia por la recuperación de sus territorios ancestrales. En primer lugar, en el caso argentino, es interesante
lo que causaba horror en los parientes y fuertes polémi- ver qué importancia tienen los nombres propios en los
Como ya hemos expresado en los trabajos presentados cas con los sacerdotes y sirvió de inspiración a novelis-
sobre el conflicto de las comunidades mbyá guaraní con reclamos de restitución. Como plantea la pregunta de
tas de la época (Frankestein de Shelley, por ejemplo). La Axel Lazzari ¿Afecta la falta de biografía —el nombre
la UNLP, presentados en el IV TAAS 2007 y reafirmado práctica de apropiarse de los NN muertos en hospitales,
en el VIII RAM 2009, desde el colectivo GUIAS afirma- propio— la legitimidad del reclamo?
así como del cadáver de toda persona o feto deforme o
mos: “Todas las tesis sobre el problema indígena, que ig- con alguna anormalidad era también una práctica habi- Se podría considerar que hasta la restitución de “Da-
noran o eluden a éste como problema económico-social, tual en hospitales europeos y de nuestro país. miana” en 2010 el nombre propio constituyó un dato
son otros tantos estériles ejercicios teoréticos y a veces fundamental para que se efectuara una restitución en
solo verbales, condenados a un absoluto descrédito. No Me parece absolutamente necesario tratar de entender este país. Las biografías bien documentadas de Inakayal
las salva a algunas su buena fe. Prácticamente, ningu- el caso Inakayal en el contexto de la época y no utilizar y Mariano Rosas no solamente sirvieron como eviden-
na ha servido sino para ocultar o desfigurar la realidad las categorías del presente para explicar el pasado. Yo cia de la violación de sus derechos humanos, sino que
del problema. La crítica socialista lo descubre y esclare- creo que es una cuestión de honestidad intelectual. No al mismo tiempo se usaron para convertir a los caciques
ce, porque busca sus causas en la economía del país y considero que sea una simplificación sino todo lo con- muertos en héroes argentinos, ampliando los grupos de
no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiás- trario. interés y de esta forma dando al reclamo mayor fuerza.
tico, ni en su dualidad o pluralidad de razas ni en sus Con respecto a los ejes de discusión quisiera aclarar- En el tercer caso, se restituyen dos individuos a las co-
condiciones culturales o morales. La cuestión indígena te que no me considero indióloga ni reparadora. Creo munidades indígenas aché de Paraguay pero solamente
arranca de nuestra economía. Tiene sus orígenes en el que analizo un tema de interés actual para la disciplina uno de ellos, Damiana, tiene nombre propio y biografía

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documentada. O sea, resulta ser la primera vez que un de injusticias pasadas y presentes desde “indiólogos” cibir los restos humanos como patrimonio de todos los
resto sin nombre ni biografía pero con afiliación étnica que buscan remediar tal condición y a la vez criticar las argentinos y materia de estudio se usa en la mayoría de
se restituye. Es muy probable que esto fuese posible jus- ideologías instituidas de la “reparación histórica”. los casos como argumento en contra de la restitución.
tamente porque, por primera vez, se realizaba la restitu- Más allá de las cuestiones legislativas, se plantean va- Esta percepción se evidencia en distintos momentos en
ción gracias a la ley Nº 25.517/2001 sobre restitución de rias problemáticas en torno al rol de los investigadores- el discurso del Museo de Ciencias Naturales de La Plata,
restos humanos indígenas reglamentada en el 2010 y no científicos en los casos de restitución. En los tres casos de el Museo Etnográfico J. B. Ambrosetti y especialmente
a través de una ley particular. restitución discutidos en el dossier las comunidades in- en la ley de patrimonio N° 25.743 (del 2003, reglamen-
dígenas fueron los reclamantes que recibieron los restos tada en el 2004). En este sentido, se considera que los
Por otro lado, hubo durante los últimos tiempos re- restos humanos junto con todas las otras colecciones del
clamos de restitución o de no exhibición sobre restos a través de la restitución, pero actores oficiales y no in-
dígenas tuvieron roles importantes en el proceso. Pare- museo son patrimonio de todos los argentinos, o sea
humanos “antiguos” o arqueológicos pero por ahora sin que son públicas, mas bajo ninguna circunstancia son
resultado, como en el caso de las momias de Llullailla- ciera que en la Argentina la comunidad científica y aca-
démica se encuentra bastante dividida sobre cuestiones consultables/accesibles y muy pocas veces divulgados
co y el cuerpo de un niño de 1.750 años de antigüedad a los ciudadanos argentinos que no son investigadores.
reclamado por la Comunidad Mapuche-Tehuelche Fem de restitución. Existen seguramente muchas posiciones
intermedias, pero las dos posturas enfrentadas consisten Existen muy pocas iniciativas que aspiran a proveer al
Mapu (Puerto Santa Cruz). ¿De qué manera afectará la público un acceso total a las colecciones (ver por ejemplo
ley Nº 25.517/2001 los reclamos sobre este tipo de restos en entender las restituciones que reclaman los indíge-
nas como reparación histórica o como atentado contra la proyecto de depósito abierto de etnografía del Museo Et-
humanos? ¿Podríamos entonces considerar la restitu- nográfico J. B. Ambrosetti).
ción del cráneo N. 22 a los aché de Paraguay un hito que ciencia y el patrimonio argentino.
marca el comienzo de la restitución de restos con una Entonces, parece que la verdadera solución de repara-
Como evidencia este dossier, existen antropólogos ción histórica no solo yace en reafirmar el derecho de los
afiliación étnica documentada pero sin nombre propio y críticos y militantes que quieren reparar las injusticias
biografía? ¿Qué estrategias adoptarán los museos frente pueblos indígenas sobre los restos humanos que estén
y violencias producidas desde su propia disciplina en afiliados a ellos sino también promover su protagonis-
a esta nueva situación? Hasta ahora podemos ver cómo el pasado. Desde esta perspectiva, es innegable la afir-
los dos museos universitarios con mayores colecciones mo en estos mismos procesos. Los antropólogos deben
mación de que los pueblos originarios, de acuerdo a sus revisar las prácticas de su disciplina pero creo que hay
de restos humanos en la Argentina se posicionan fren- derechos humanos, merecen decidir sobre el destino de
te a temas de restitución, concibiendo como reclama- otro actor que es clave en los procesos de rendir a los
sus antepasados que durante tanto tiempo fueron con- pueblos originarios mayor protagonismo. Me estoy re-
ble solo los restos con identidad documentada. Desde siderados meros objetos de estudio sin haberles pedido
2006, el Consejo Académico de la Facultad de Ciencias firiendo a la responsabilidad de los museos de difundir
permiso para tales fines. En este sentido, la restitución el contenido de sus colecciones más allá del mundo aca-
Naturales de la Universidad de La Plata resolvió que el representa una reparación histórica. La pregunta sigue
Museo de Ciencias Naturales apoyará la restitución de démico. La clave está justamente en promover un ma-
siendo cómo se efectúa una reparación histórica sin re- nejo de colecciones públicas que apunte a democratizar
restos humanos indígenas identificados mientras que el producir los sistemas de violencia simbólica tan intrín-
Museo Etnográfico J. B. Ambrosetti se construye como el acceso de un público en general a los bienes cultura-
secas en la disciplina misma. Como destaca Mariela Eva les. De ser así, la patrimonialización de bienes culturales
políticamente correcto enfatizando que las colecciones Rodríguez, algunos referentes de comunidades indíge-
no contienen restos humanos indígenas americanos con significaría un mayor acceso de las comunidades indíge-
nas ya están cansados de que los académicos vayan a in- nas al contenido de las colecciones sin necesariamente
nombre. vestigarlos y escriban sobre ellos como si fuesen muertos un intermediario científico-académico. Es decir, el tipo
En segundo lugar, quisiera comentar brevemente y no pudiesen hablar por sí mismos. de manejo de colecciones que se basa en un concepto de
acerca del planteado presupuesto de que los indígenas Esto nos lleva a analizar la segunda postura que existe bienes públicos se puede considerar un elemento clave
son interpelados como víctimas (aunque sean agentes) en el mundo académico-científico sobre restitución. Per- para disminuir el rol de los investigadores en el proceso

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de reclamo y aumentar el protagonismo de los propios das y distintos paradigmas en territorios interpelados. sado como un territorio, viene a decir algo que es necesa-
pueblos indígenas. Una restitución, como en el caso en que participé desde rio escuchar, una huella borrada que retorna, una historia
un principio, no sólo repara a los reclamantes sino que que interpela, un acto de violencia que se hace visible.
permite revisar ideologías que traficamos hacia dentro
Patricia Arenas El texto de A. Gustavsson me parece muy oportuno so-
de la disciplina. Es más o menos nuevo que la Antro- bre todo porque el Museo Etnográfico de la Universidad
“Ni muerto has perdido tu nombre” pología se haga cargo de su atravesamiento por la vio- de Buenos Aires fue pionero en varios temas: no sólo por
Canto XXIV de La Odisea, de boca de Agamenón lencia colonial, y más nuevo aun que podamos pensar la restitución de la cabeza maorí, llevada adelante por
Todos los cuerpos no son iguales ni todos los muertos los territorios de alta complejidad —donde tomamos de- Pérez Gollán y su equipo, sino porque en los años 80 fue
lo son. ¿Cómo es que un cuerpo es político? De Foucault cisiones metodológicas, teóricas y de agenda pública— el único proyecto museográfico que aspiraba a revisar el
para acá la relación entre cuerpo-poder-biopoder está desde otro lugar, desde otros posicionamientos y desde paradigma tradicional de los museos universitarios (Pé-
clara. Los cuerpos no son entidades naturales sino textos ahí dar respuestas políticas, epistemológicas y teóricas rez Gollán y Dujovne 1988). Este texto fue leído, trabaja-
que cuentan una historia individual, en tanto social. Si el a las demandas de los reclamantes, en cuyo caso habría do y enseñado —aún lo es— como un cambio paradig-
cuerpo es una estructura de poder es porque interaccio- un acuerdo: que algún tipo de saber podemos compartir, mático. Es interesante la diferenciación que se hace en
na en un campo de fuerzas de todo tipo, entre ellas las para un objetivo planteado como común. el texto de las tipos de colecciones y luego de la denun-
culturales. El cuerpo se hace un significante accionado, Saber quién es el muerto y dónde está la tumba era in- cia del estado de las colecciones de Antropología Física
por ejemplo, por el racismo y el etnocentrismo. También soslayable para la identidad en la antigua Grecia. Había (toda una definición epistemológica y paradigmática).
ese cuerpo es territorio de memoria, por eso un cuerpo derecho a la muerte escrita (en el epitafio) y derecho a Se afirma que esas colecciones no fueron consideradas
es un texto cultural. Se “saca el cuerpo” o se “pone el las lágrimas de los deudos. Cuando un muerto no está un bien público sino como responsabilidad individual
cuerpo”, dos actitudes que lo marcan como espacio de en su lugar, cuando no se sabe dónde está —como en el de los/as investigadores/as, como si hubiera de algu-
disputa y resistencia. El problema que nos ocupa no son caso de los desaparecidos— se rompe la cadena de las na manera un tema con transformar esto en patrimonio.
los cuerpos de los indígenas muertos sino los indígenas generaciones. El ritual fúnebre con el cuerpo ahí repara En la construcción de corrección política el Museo fue
vivos, en tanto el reclamo, restitución, reconocimiento, la falta y lo sitúa allí, en la tumba con nombre, con histo- pionero también en no exhibir restos humanos. No es
se hace desde el presente hacia el pasado. Son los indios- ria y con identidad. el caso del Museo de La Plata donde fueron expuestos
vivos los que otorgan significados a los cuerpos apropia- No se sabe dónde están los cuerpos de miles y miles hasta 2006 y retirados gracias a la militancia de grupos
dos de los indios-muertos. Y si los muertos son indíge- de hombres y mujeres de todo tipo de sociedades. El pro- de estudiantes.
nas, los cuerpos adquieren un status particular, no sólo blema es cuando se recupera una historia, se nombra un El artículo de Curtoni y Chaparro me parece por de-
por la condena a la otredad de la antropología del canon, cuerpo/resto (eso que queda) con nombre y un colecti- más interesante porque hace un análisis más político del
sino porque los indios pasaron a ser sujetos de derecho vo lo reclama para sí, para poder recomponer la cadena tema. Políticas de reclamación, políticas de reconoci-
no hace mucho. ¿Qué valor cultural, social y político tie- de las generaciones. El cuerpo es reclamado porque está miento, visibilidad de la cuestión indígena, restitución,
ne un cuerpo/esqueleto de un sujeto (comunidad) que donde no tiene que estar, en un museo, en un cajón de reclamación, etc., pero se interroga: “Las restituciones
no es alcanzado por el derecho? un laboratorio. Mientras sale del anonimato ese muerto/ ¿sirven al Estado como paliativos temporales para exi-
Que los pueblos indígenas han sido víctimas de la in- cuerpo/indio/india se reinstala en una red simbólica que mirlo de otras acciones de reparación más problemáticas
justicia, a la revisión histórica me remito, ahora, como lo situó en un lugar en las alianzas y contra-alianzas. Una e incómodas a sus intereses?” Y otra pregunta mortal:
colectivo profesional. Los que nos dedicamos a eso tan restitución puede ser una forma de comprender la nece- “¿Son las restituciones monedas de cambio resignadas
complicado de definir que es la Antropología, no somos sidad de que la tumba tenga un cuerpo y ese cuerpo una por los sectores de poder a favor de la unidad de valor
ni misioneros/as ni redentores/as, sino profesionales historia y una identidad, por lo tanto una lápida con un y uso preferida, la tierra?” Me parece que esto debe ser
que llevamos adelante prácticas desde distintas mira- nombre. Por eso, un cuerpo en un museo puede ser pen- profundizado y tenido presente en tanto son procesos

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que van a ir dándose con mayor frecuencia. El uso polí- manos. Es otro abordaje y puede articularse con las pos- res reclaman a las autoridades la relocalización del cuer-
tico de las restituciones corre por parte de las comunida- turas anteriores. Si hay, como dice el texto, derecho a po (localizado en el cementerio) apelando a un sentido
des indígenas como de las agencias involucradas en los disponer de los restos de los ancestros, no disponer de de justicia y reparación a la figura del Cacique.
procesos y al parecer pueden ser hasta parte de proyec- ello vulnera un derecho. Y teniendo en cuenta que lo que Por otra parte, no sabemos si la patrimonialización y
tos antagónicos. Entonces, pueden ser expresiones tan- se restituye no son huesos, sino identidades (enseñanza otrificación son estrategias “exitosas” en el caso de Yan-
to reparadoras como canje a cambio de tierra, o ambas. recogida en mi experiencia del Equipo Argentino de An- camil. En todo caso habría que discutir la idea de éxito y
Creo que esto dependerá de los grados de organización tropología Forense), ese cuerpo restituido (o no restitui- desde dónde y para quién. Lo que estamos planteando
política y de los niveles de conciencia de las comuni- do) es político. Hay una propuesta de correrse del lugar es una implicación más allá del ejemplo, vinculada con
dades indígenas sobre sus propias luchas y derechos. saber-poder para comprender el reclamo. Ahora, si hay la idea de que al lograrse los casos de restitución, las mi-
Mientras tanto descolonizamos nuestra disciplina (de) un reclamo de un cuerpo de un sujeto X en un contexto radas académicas suelen interpretar esos hechos como
construyendo y denunciando prácticas de violencia po- X, que no pertenece a un pueblo originario, se le restitui- logros para las comunidades originarias, colocándose
lítica y violencia simbólica. Y sí, ¿cómo es posible plan- rá a la familia, pues hoy es posible saber a qué familia el peso de ese éxito en la materialidad restituida, en la
tarse frente a estos desafíos si no es repensando, desar- pertenecen tales restos; pero la experiencia de devolver “cosa” motivo del acto (por ej. cráneos, restos, etc.), y
ticulando y subvirtiendo los saberes coloniales en que un cuerpo de un sujeto a un colectivo, pone en jaque a la también como la culminación de un proceso que depen-
fuimos educados/as? comunidad científica, de la misma manera que a la Jus- diendo de los casos pudo ser de largo aliento y de ardua
ticia, jueces y otros, pues tienen dificultad para pensar el burocracia. Esas formas de considerar las restituciones
En cuanto al texto de Endere: la historia de Inakayal
tema de la tierra comunitaria en lugar de la propiedad contrastan con las consideraciones de los reclamantes
es por demás paradigmática y la forma de su restitu-
privada. Si los restos son patrimonio y hay que despatri- que, como en el caso de Yancamil —y se podría agregar
ción también. Ya varios, como Miotti, Politis y el gru-
monializarlos será necesario también revisar las legisla- también de Mariano Rosas—, los agentes indígenas vi-
po GUIAS, han escrito sobre eso. Al final del trabajo se
ciones. Y respecto de las reuniones que se están organi- sualizan como puntos de inflexión y comienzos teniendo
dice: “la recuperación de los restos de caciques históri-
zando a partir del decreto Nº 710, espero que no sea un además en claro que la “cosa” y el acto performativo re-
cos parece inscribirse aún en la lógica de la reivindica-
reflejo corporativo. Nada me lo indica, pero me siento presentan otras dimensiones que trascienden a los mis-
ción histórica, social y étnica, en la que ‘lo reivindica-
bien diciéndolo, sólo como vigilancia epistemológica. mos actores reclamantes y activan procesos y agencias
do’ sirve para legitimar al (o los) reivindicador(es) como
auténtico(s) descendientes(s), fortaleciendo su identidad pensados y novedosos. Eso es lo que ubicamos como
dentro y fuera del grupo de pertenencia y reforzando la Rafael Curtoni y María Gabriela Chaparro parte de estrategias etnopolíticas que, por supuesto, son
veracidad de sus recamos ante la sociedad”. Al tratar- ¿Podrían explicar mejor la diferencia entre restitución y complejas y están más allá de los casos de restitución y
se de familiares la restitución podría tomar las caracte- reclamación? ¿La patrimonialización y otrificación son es- que a veces nos generan la sensación de que nosotros
rísticas señaladas arriba por Endere pero, en el caso de trategias exitosas en este caso?, ¿cómo interpretan esto los casi siempre estamos por detrás de las mismas.
Damiana se trata de un colectivo, una Liga de Comuni- actores?, ¿podrían ampliar el tema del “vestigio que deja
dades Aché quien pide y exige la restitución. El caso es huellas a futuro”? I ¿La dimensión epistemológica y moral de la colonialidad
diferente. Aquí es el colectivo Aché quien se empodera del poder no afecta el argumento que ustedes mismos de-
Lo que queremos remarcar es que no se trata de una sarrollan? Es decir, no hay cierta contradicción entre identi-
frente a los reclamos y visibiliza este tema en Paraguay restitución en el sentido de “devolver restos de una
vinculándolo con la violación de los DDHH y con el ge- ficar las funciones y resultados materiales de la reparación
persona al lugar de origen o la comunidad de referen- y la crítica de la visión utilitarista y objetualista que tiene
nocidio. cia como consecuencia de un proceso de expropiación”, la disciplina?, ¿entre plantear las lógicas de la visibilidad
Del trabajo de Verdesio, comentaré dos puntos. Me como muchos de los otros ejemplos que se están discu- específica/invisibilidad genérica y el intercambio desigual
parece acertado vincular restituciones y Derechos Hu- tiendo en el dossier. En el caso de Yancamil sus familia- de patrimonio por tierra —que son formas de cierre con-

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ceptual— y sostener que todo está abierto al futuro?; ¿cómo las condiciones necesarias pareciera ser la definición casi cuerpo, color y género que desea, expresa y construye
separan los procesos de otrificación colonial de sus propios absoluta de logros y resultados. conocimientos.
argumentos de que los rankülche tienen su propia cosmo-
visión? Finalmente, ¿hasta qué punto la agenda de descolo-
La identificación de mecanismos de otrificación colo-
“Politicidad” es el axioma más general que recorre todos
nización de la arqueología no surge de un planteo endóge- nial, o mejor dicho de las consecuencias manifiestas de
los ensayos. ¿Podrían elaborar más esta conciencia extre-
no, una fantasía del “yo disciplinar” donde “el otro” opera dichos procesos, no inhabilita en el mismo acto el reco- mada de que todo decir es político, especialmente el que
como justificación?, ¿cuánto hay de estrategia aquí (con nocimiento de otras formas del saber, como las cosmovi- involucra “muertos” y, ahora más que nunca el que refiere
esto no estoy deslegitimando) respecto de competencias siones indígenas, que se expresan en el mismo contexto a “muertos/indígenas”?III
por nichos institucionales, recambios generacionales, etc.?II para en algunos casos desafiar aquellas construcciones
La inclusión del tema de restitución de restos indíge-
No encontramos contradicción entre la identificación y proponer intersticios de acción, pensamiento y visión.
nas en la agenda sociocultural y su tratamiento acadé-
funcional y material de las políticas de reparación y la Más allá de las posibilidades de argumentar la presencia
mico sin dudas constituye una expresión política impul-
crítica a la visión utilitarista y objetualista de la disci- de cosmovisiones otras por parte de sujetos externos a
sada por diversidad de actores que viene a desafiar e
plina, porque ambas concepciones tienen fundamentos las mismas, en el caso analizado los representantes indí-
introducir discusiones y resignificaciones de relaciones
similares que se originan en una forma eurocentrada de genas enuncian sus pensamientos enmarcándolos en la
de poder y, en simultáneo, a desestabilizar historias y
construcción del saber en la cual se preestablece la in- idea de cosmovisión propia.
narrativas incuestionadas que han sido fundamentos
conmensurabilidad entre el nosotros y los otros, se sus- La agenda de descolonización disciplinaria de la ar- de conformación del Estado-nación. La puesta en obra
tenta en la neutralidad valorativa, el distanciamiento, queología surge más que nada de un ámbito de desen- de los procesos de reclamos y restitución de restos en
la exterioridad y, entre otras cosas, se da preeminencia cuentro/encuentro multivocal caracterizado por diver- sintonía con la eclosión a nivel mundial de los derechos
a la disociación entre sujeto-objeto, naturaleza-cultura, sidad de actores, intereses y situaciones que han puesto indígenas y el consecuente seguimiento académico de
etc. Por eso el planteo ulterior basado en la necesidad en cuestionamiento narrativas académicas y formas del dichos procesos, reflejan la dimensión inherentemente
de una descolonización de la práctica que habilite una conocer. De esa manera, antes que un planteo endóge- política de la concurrencia de estos fenómenos. Por úl-
mirada diferente acerca del modo de producción del co- no o una “fantasía del yo disciplinar”, lo cual re-signi- timo, la aparentemente simple categorización de “muer-
nocimiento. ficaría los sentidos que la decolonización pretende su- tos” y “restitución” comportan actos políticos desde un
Los procesos simultáneos de visibilidad genérica e perar, las perspectivas descolonizadoras emergen como locus de enunciación también político.
invisibilidad específica no los vemos como formas de consecuencia de limitaciones y críticas emergentes en
cierre conceptual sino como partes de un continuum situaciones de encuentros y diferencias, promoviendo “Pueblos indígenas como víctimas de injusticia/ ‘Indiólo-
abierto de acciones, agentes, intereses y contextos que la puesta en obra, discusión y construcción situada del gos’ como reparadores ‘críticos’.” Los indígenas (sean lo
confluyen en un tema pero que forman parte de un esce- conocimiento, apostando al encuentro de saberes e in- que sean) son interpelados como víctimas (aunque sean
nario más amplio, conformado por lógicas y trayectorias tereses en común, desde posicionamientos geo-crono- agentes) de injusticias pasadas y presentes desde “indiólo-
diversas, desde las del Estado hasta las de los grupos políticos alternativos. El “yo disciplinar”, sujeto sabedor gos” que buscan remediar tal condición y a la vez criticar
originarios. En esa arena es posible visualizar realizacio- y centrado en las coordenadas de la ciencia moderna las ideologías instituidas de la “reparación histórica”. ¿Qué
problemas les sugiere esta situación?IV
nes y hechos; además los mismos actores enuncian la au- occidental, desaparece en la transversalidad, pluriver-
sencia de finitud en las prácticas en sí mismas quedando salidad y descentramiento epistemológico político que Este presupuesto generalizado nos plantea algunas
la sensación de que todo o casi todo está abierto al deve- implica el pensamiento decolonial. El “otro” colonial y preocupaciones relacionadas con las ideas que hemos
nir. Esas sensaciones de un siempre porvenir contrastan antropológico deja de operar como justificación del “yo querido transmitir y con las presentadas en otros traba-
también con algunas visiones académicas donde una de disciplinar”, por el contrario es agente de interés con jos y que por supuesto contrastan notablemente con lo

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referido en este eje de la discusión. No creemos que el Gustavo Verdesio Y acá ya entramos en el otro asunto que me parece
tratamiento dado a los indígenas en este dossier sea el Según Axel Lazzari, hay temas, como el que él llama oportuno comentar, ya que el editor de este dossier me
de víctimas y mucho menos que se busque un posicio- “politicidad,” que subyacen o sobrevuelan buena parte insta a ello: la relación entre Estado y derechos huma-
namiento de reparador crítico desde un “logo”. Si la sen- de las contribuciones del dossier. Las razones para esto nos. Un Estado que, como es sabido, fue actor principal
sación transmitida por los textos fuese que los “sujetos son bastante evidentes y todos las conocemos: en Lati- en los intentos de genocidio de los pueblos indígenas
sabedores” aportan claridad y justicia a través de la ex- noamérica, la sociedad occidental se impuso por la fuer- en las Américas; un Estado cuya identidad, en muchos
pertise disciplinar, ello representaría un avasallamiento za y, por lo tanto, las huellas de la violencia generadas casos, se confundía con la del ejército —cosa que en Ar-
de la agencia indígena y una subestimación de las capa- por la expansión capitalista tanto a lo largo de la época gentina es incluso más evidente que en otros países. Y
cidades de los representantes y líderes de los pueblos colonial como de la historia independiente de los Esta- aun así, paradojalmente, es hoy nuestra única garan-
originarios. Si así fuera, la Antropología y su campo es- dos latinoamericanos, todavía persisten. Los indígenas tía en relación a la resolución de conflictos en el seno
tarían reproduciendo acciones paternalistas y arrogan- fueron, como es sabido, los grupos humanos más afecta- de la sociedad. Por eso es importante que se le exija el
cia académica que estimamos han sido superadas hace dos por todas esas acciones emprendidas en nombre de respeto de los derechos humanos y, especialmente, que
tiempo. la civilización. Esta situación neocolonial no puede no respete los convenios internacionales y la Constitución.
generar un abordaje político —especialmente en un mo- Además, al legislar sobre la problemática indígena (es
“Los muertos”. Otro común denominador de los artículos decir, al reconocer que esos sujetos requieren de una le-
y el revés de los temas anteriores. La conflictividad y la mento histórico en el que se han abierto espacios legales
y sociales para iniciar acciones de reparación de ciertas gislación específica), ese mismo Estado se compromete a
posibilidad de justicia dependen de que los muertos per-
injusticias. De modo que el carácter político de cualquier darles tratamiento especial. Esto es así y no admite otra
duren (vivan). ¿Consideran que esta supervivencia de los
muertos puede ser realmente “identificada” en el objeto, el problemática que involucre como actores a los indígenas opinión, a menos que uno quiera negar la legalidad vi-
cadáver, el resto óseo, el recuerdo, la tumba, el nombre, las será algo inevitable. gente (que es la que regula las interacciones entre los
“cosmovisiones otras” y la “crítica”?V diferentes ciudadanos en el país) y pasar a vivir en la
Otra pregunta de Lazzari es la siguiente: “¿Conside- clandestinidad.
Nos parece que esta apreciación es algo superficial y ran que esta supervivencia de los muertos puede ser
no representa del todo la complejidad del tema indígena realmente ‘identificada’ en el objeto, el cadáver, el resto Ese tratamiento especial tiene como fin propiciar al-
en cuanto a reclamos y reivindicaciones de sus derechos. óseo, el recuerdo, la tumba, el nombre, las ‘cosmovisio- gún tipo de reparación que, en la medida de sus posi-
Sobre todo porque reduce los asuntos indígenas a una nes otras’ y la ‘crítica’?” Mi respuesta a esa pregunta es, bilidades, el Estado probablemente procurará (seamos
mirada que coloca todo el peso de las posibilidades de obviamente, sí. Las razones detrás de esta respuesta tie- realistas) que sea de carácter meramente simbólico, pero
reivindicaciones, luchas y visibilidades en los muertos nen que ver con que lo más importante, en mi opinión, que en teoría (e incluso en el ámbito de lo legal) pue-
cuando, según los casos presentados, las restituciones es el asunto de los valores, del contenido simbólico que de y debe ir más allá, y ocuparse, en algún momento,
forman parte de agendas más amplias. Ello no deslegi- tienen esos huesos para las comunidades oprimidas y de algún tipo de reparación patrimonial —por ejemplo,
tima las reclamaciones y restituciones de restos huma- avasalladas a lo largo de la historia americana. Digo esto en materia de tierras. Pero la reparación en sí, si bien es
nos y de cultura material asociada, que por cierto son porque el imperativo ético y lo que manda la ley son cla- importante y necesaria, no es el único fin que persigue,
relevantes para las comunidades, sino que señala la pre- ros: son ellos los que deben determinar el valor de esos creo, la legislación sobre restitución. Lo que se intenta,
sencia de otros aspectos que contribuyen a mantener la restos en la esfera pública, así como también el o los usos me parece, es poner límites al quehacer disciplinario, a
agenda activa indicando que la conflictividad y posibi- que se hagan de ellos. Esos usos, esa disposición, deben las prácticas que caracterizan la producción de conoci-
lidades de justicia no dependan exclusivamente de una estar garantizados por el único poder que legalmente os- miento con relación a los indígenas.
variable. tenta el poder de coerción: el Estado.

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Lazzari pregunta: “¿Los derechos humanos no com- sociedades subalternizados por el Estado en sus previas Esto es no sólo necesario sino también posible, entre
parten la misma lógica universalista de las metanarrati- encarnaciones. Pero siempre recordando que las comu- otras razones porque las disciplinas que se ocupan del
vas que simplificaron las ‘otras’ historias y cultura bajo nidades indígenas que no se organizaban alrededor de pasado indígena pueden ser, y están siendo en algunos
la idea de razón?” Indudablemente que sí. Y hay auto- estructuras estatales eran y son, como imaginaban De- casos, de gran utilidad para las propias comunidades
res, como Giorgio Agamben, que van más allá y dicen leuze y Guattari (y como preanunciaba Pierre Clastres), indígenas. Cada vez que un arqueólogo o un antropólo-
que la noción de soberanía que da origen a la tradición una máquina de guerra que preexiste y que cuestiona go biológico se acerca a los indígenas respetuosamente
legislativa que culmina en los derechos humanos, está desde siempre al Estado. Es teniendo conciencia que el y con argumentos razonables, hay más posibilidades de
basada en una violencia originaria que convierte a la Estado es una especie de Pharmakon (en el sentido que colaboración entre las partes y, sobre todo, de generar
vida concreta (que él llama “forma-de-vida”), encarna- le da Derrida en su ya legendario “La pharmacie de Pla- un espacio para el mutuo beneficio de los involucrados.
da en un individuo, en vida desnuda (vita nuda, cuyo ton”: como veneno y cura a la vez) y que los indígenas Es en ese marco que las disciplinas occidentales pueden
origen en el término griego “zoe” refiere a aquel ele- son, en general, exteriores y preexistentes al Estado, que llegar a reciclarse y a constituirse en una fuente produc-
mento común que puede aislarse en todas las formas de es posible articular un accionar político dentro del marco tora de conocimiento descolonizador que sea un aporte
vida), que es un tipo de vida común a todos los seres, de la hegemonía y al mismo tiempo conservar un afuera no sólo para algunos sectores de la sociedad sino para la
despojada de identidad y personalidad alguna (Agam- epistemológico que permita una mirada crítica radical a humanidad toda.
ben 2000:3-4; Agamben 1998:1-2). Ahora bien, si bien es lo actuado dentro del marco de lo permitido por el siste-
cierto que esta filogénesis que propone de la soberanía ma jurídico imperante. Mariela Eva Rodríguez
y los derechos humanos tiene grandes visos de verosi- Para algunos de los que nos dedicamos a producir co-
militud y que, probablemente, sea comprobable histó- nocimiento acerca del pasado (ya sea reciente o remoto), “¿Te sentís interpelada por ‘los antes’?” indaga Axel
ricamente, también lo es que postula una ilegitimidad nuestra obligación es, independientemente de las leyes Lazzari2, editor de este dossier, preguntando si éstos tie-
originaria de los sistemas jurídicos que, para aquellos que nos imponga el Estado, mantener nosotros mismos la nen poder para desestabilizar dicotomías y si ese poder
que vivimos bajo las últimas dictaduras en el Río de la policía sobre nuestras concepciones y, sobre todo, sobre de desestabilización se extiende a las identidades que se
Plata (época en la que los derechos humanos fueron el nuestra praxis. Eso implica, creo, una voluntad de evitar presentan en este campo de oposiciones y alianzas, a lo
recurso más poderoso que las víctimas del poder estatal todo resabio o relicto de carácter colonial. Por lo tanto, cual agrega: “¿cómo congeniamos la idea de racionali-
tuvieron a su alcance para defender no sólo sus vidas el tratamiento de los restos humanos indígenas como si dad política ‘técnica’ (medios y fines, como por ejemplo,
sino también su dignidad como seres humanos), puede fueran objetos de estudio y no vestigios de nuestros pró- promulgar una ley) con el problema de los valores occi-
resultar, en el mejor de los casos, meramente frívola y, jimos, que está basado en una situación en la que hay un dentales (libertad, igualdad, etc.) y con el ‘misterio’ de
en el peor, bastante peligrosa1. fuerte diferencial de poder que les impide a los indígenas los ancestros?”.
Estamos así en un momento histórico en el cual lo es- defenderse de tamaño abuso, debe ser inaceptable para Si bien centraré mis comentarios en las primeras pre-
tatal y lo jurídico se nos presentan como conteniendo los practicantes de las disciplinas occidentales que se guntas, dado que los aspectos jurídicos han sido tratados
las cualidades tanto de un veneno (son los causantes de ocupan del pasado independientemente de si existe o no por el resto de los autores, quisiera recalcar que, como
los daños sufridos por los indígenas) como de una cura una legislación que se los exija. En suma, de lo que se tra- bien sabe Lazzari, los ancestros no son un “misterio” en
(son la mejor esperanza de reparación para los pueblos ta es, me parece, de una reorganización de las disciplinas ninguna cosmovisión indígena y que son tales visiones
oprimidos). Cada vez que se recurra a ellos, habrá que que permita que se pueda pensar en la producción de co- del mundo, concepciones y prácticas diferenciales las
recordar que son los causantes de la situación de subal- nocimiento en relación a los oprimidos de la civilización que se encuentran bajo el paraguas de protección de de-
ternidad de los pueblos originarios, pero eso no niega occidental de una manera que no reproduzca estructuras rechos del Convenio 169 de la OIT (el cual reemplazó en
la utilidad de las disposiciones legales que habilitan es- coloniales de pensamiento ni prácticas académicas pro- 1989 el Convenio 107 de 1957 y fue ratificado por nues-
trategias de reparación y compensación de los sujetos y ductoras y reproductoras de subalternidad. tro país)3.

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El plexo jurídico que garantiza los derechos de los cionalidad científica ha tendido a trasladar categorías anécdotas cuya enunciación conjura a los muertos, los
pueblos indígenas resulta de procesos extensos de lu- y taxonomías propias de Occidente, sin esforzarse por invoca, los rememora, los confronta, los espanta. Los lu-
cha, más que de la “buena voluntad” de los funciona- comprender el mundo desde otras epistemologías, filo- gares de entierro son, por lo tanto, huellas de una ocupa-
rios de la burocracia estatal o internacional, en tanto que sofías, sistemas de conocimiento, etc. En contraste con la ción que se profundiza en el tiempo, marcas en las que
su puesta en práctica suele ser impedida por los intere- ontología “naturalista” occidental moderna construida se asientan las demandas indígenas orientadas a la recu-
ses de las redes locales de poder. Es decir, la racionali- sobre la oposición binaria naturaleza/cultura —según la peración de territorios ancestrales.
dad política técnica que habilita la implementación de cual la naturaleza sería lo dado y la cultura lo construi- ¿Es posible que el debate público permita expandir
tales normativas no es ajena a las prácticas políticas de do—, la esfera de la naturaleza es para la mayoría de los nuestros sistemas de comprensión hacia concepciones
las movilizaciones indígenas, sino que las “herramien- pueblos indígenas un espacio tan reducido que algunos alternativas en las que el territorio va más allá de la tie-
tas” jurídicas constituyen recursos fundamentales para antropólogos se preguntan si debería ser denominado rra como recurso económico, naturaleza a ser explotada
canalizar sus demandas. Internalizar tales derechos les con este término. Aunque todos los pueblos indígenas o protegida, eje de la soberanía estatal, etc.? ¿Es posible
permite repensar trayectorias personales y colectivas — tienen sus propias ontologías y cosmologías, éstas difie- que los jueces a quienes les toca dirimir conflictos por
interrogarse sobre posibles identificaciones ligadas a la ren en términos de contenidos, significados y prácticas. demandas territoriales entre comunidades y privados se
pregunta ¿quién soy, quiénes somos?—, reacentuar la En los casos en que los procesos de colonización e in- interioricen en los derechos de los pueblos indígenas, y
historia hegemónica y diseñar planes de acción. Ante di- corporación forzada a las matrices estatales (coloniales y que comprendan que el territorio es una base fundamen-
chas circunstancias, algunos sujetos invierten las estig- republicanas) fueron demasiado exitosos, una de las es- tal para su pleno desarrollo? ¿Cómo se logra que jueces y
matizaciones de los procesos de blanqueamiento y asi- trategias de supervivencia ha sido la interrupción de la académicos reflexionen sobre la no universalidad de las
milación y se vinculan públicamente con sus ancestros, transmisión entre generaciones. En otros casos, tales in- categorías y sistemas de clasificación a los que adhieren?
no ya como “descendientes” sino como miembros de tal terrupciones no fueron resultado de estrategias indíge- ¿Cómo se hace para modificar el proceder de arqueólo-
o cual pueblo. nas de resistencia, sino de dispositivos demasiado pode- gos que —dando por garantía el presupuesto de que los
rosos, entre cuyos extremos se encuentra la apropiación indígenas se extinguieron— continúan excavando chen-
Vuelvo a la primera parte de la pregunta de Lazza-
de los niños y su reubicación en orfanatos y escuelas de ques y exponiendo restos humanos u objetos sagrados
ri sobre “los antes”: si es que éstos tienen poder para
internados, la privación de libertad y el asesinato. en espacios cedidos por áreas culturales de gobierno
interpelarme en tanto académica y para desestabilizar
dicotomías. Comenzaré nuevamente por el final permi- “Territorio” no es meramente “tierra” entendida como sin la consulta, la participación, ni el consentimiento de
tiéndome reformular la pregunta: ¿qué poder tienen las recurso o naturaleza. Es un concepto que el Convenio quienes se autoadscriben como indígenas?
ontologías y cosmologías indígenas —más que los “an- 169 ha dejado abierto (“totalidad del hábitat” que ocu- Ante la inestabilidad que caracteriza la instituciona-
tes” que serían tan sólo una parte de las mismas— para pan o utilizan, sobre el que tienen derecho de propiedad lidad en nuestro país y el modo personalista en que se
desestabilizar dicotomías? y posesión) para que cada pueblo lo defina en sus pro- lleva a cabo la gestión pública, suelo preguntarme de
A pesar de enraizar sus orígenes en el colonialismo —y pios términos, de acuerdo a los seres que lo habitan y qué depende que ciertas políticas ejecutadas en el marco
probablemente por eso mismo— si hay algo que legó la las relaciones entre éstos. Los ancestros —“los antes” a de una administración de gobierno permanezcan en la
antropología fue la posibilidad de reflexionar acerca de los que refiere Victorina, los “majp” tehuelche— no de- siguiente gestión. En el caso de Santa Cruz, no es común
la diversidad y, simultáneamente, sobre las luchas de jan de ser “persona” al cambiar su corporalidad ni tam- que los funcionarios cumplan su mandato de cuatro
poder implicadas en los procesos de construcción de poco cesan sus vinculaciones en calidad de sujetos con años y cada reemplazo implica, tanto para los indígenas
Occidente como una mismidad, como entidad especular los vivos, encuadrados en relaciones intersubjetivas que como para quienes acompañamos sus demandas, una
refractada en múltiples alteridades. Si bien cada grupo conectan experiencias particulares cargadas de sentidos vuelta a foja cero; en algunos casos ni siquiera es posi-
humano construye sus propios sistemas de clasificación, y sentimientos. Los enterratorios son lugares habitados ble rastrear los archivos. Retomando la comparación que
concepciones del cuerpo, del ser, del mundo, etc., la ra- por “personas” con fisicalidades disímiles, por relatos y hace Gustavsson entre los dos museos —conjuntamente

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con los casos expuestos por Endere, Arenas y el grupo religión indígena. Pero éste no es el único ámbito del que no significa que necesariamente se asuman moralidades
GUIAS— me pregunto en qué medida las posiciones no se habla en el ámbito académico. Tampoco se habla paternalistas. Mucho menos que se revise una violencia
epistemológicas, éticas y políticas de quienes toman las demasiado sobre los límites éticos y las consecuencias de antigua data a los fines de relativizarla o negarla. No
decisiones en espacios de este tipo pueden habilitar dis- de nuestras investigaciones entre los grupos subalter- es el “paternalismo” frente a la víctima ni el “revisionis-
cursos y prácticas de exhibición acordes con los dere- nizados con los que solemos trabajar. Las elecciones de mo” acerca de las fuerzas y estructuras históricas que
chos de los pueblos indígenas, o bien inhibirlas. Motiva- nuestras agendas y prácticas de investigación definiti- la determinan lo que, desde mi punto de vista, está en
da por el ensayo de Curtoni y Chaparro sobre La Pampa vamente no son casuales, como tampoco lo son los mo- juego al intentar reflexionar sobre la categoría “víctima”.
y el de Verdesio sobre Uruguay, planteo la posibilidad dos en que construimos nuestras trayectorias científicas, A mi entender, es cierta forma de ponderar a las vícti-
de realizar un análisis comparativo en la línea de lo que las decisiones que tomamos en el camino, aquellos con mas la que obtura otras dimensiones y abordajes. Esta
el Grupo de Estudios en Aboriginalidad, Provincias y quienes nos aliamos y los compromisos que asumimos. ponderación abarca tanto las posiciones éticas de lo que
Nación (GEAPRONA) refiere como “matrices de diver- En el marco de la antropología argentina, no hay códigos Nancy Scheper-Hughes denomina “espectador” como
sidad” (provinciales y nacionales). de ética oficiales, ni sanciones para temas sensibles tales “testigo”. En ambos casos, las víctimas son valoradas
como la apropiación de los conocimientos indígenas ni positivamente si y sólo si se las dota de “agencia” —lu-
¿Te interpelan los antes? me interpela Lazzari, en un
tampoco para el plagio, el acoso sexual, la manipulación chan, se organizan, demandan y actúan contra-discur-
proceso en el que al responder me constituyo como un
política, etc. pero… Shhhh… de eso tampoco se habla. sos. Por lo mismo, cuando las víctimas asumen actitudes
sujeto con ciertas particularidades, como académica que
“Esas son cosas de gringos” se escucha en los pasillos, pasivas (y con esto no me refiero a la “aparente” pasi-
potencialmente se podría ver interpelada por los “an-
afirmación que suele ser aplicada tanto a las demandas vidad tras la cual se reencontraría un guión oculto de
tes”, o por los posicionamientos cosmológicos y ontoló-
de restitución de restos humanos indígenas como a las resistencia bajo el ropaje de “otra racionalidad”), éstas
gicos de los mapuches y tehuelches. Sí, así es. Los “an-
de corrección política discursiva, un enunciado que al son rechazadas y quizá, incluso, apenas puedan asomar
tes” a veces me interpelan, particularmente cuando se
ser pronunciado parecería operar como conjuro para entre la grilla clasificatoria y moral hegemónica. ¿Hay
acaban las “razones científicas”, cuando no puedo expli-
evitar que esas “cosas de gringos” ocurran por estos lares. ceguera y horror estructural a las “víctimas pasivas”? A
car ciertas situaciones y encuentros inesperados carga-
la inversa, ¿qué placeres morales distribuyen las opera-
dos de afectividad, trayectorias que se cruzan de modo
ciones de identificación de víctimas que resisten desde
poco predecible, sucesos ocurridos durante el trabajo REFLEXIONES DEL EDITOR. Axel Lazzari siempre a lo largo de todo el espectro cósmico? ¿Qué tie-
de campo que bien podrían ser una casualidad. Me pre-
O “refracciones”, ya que mi punto de vista inicial ha ne de peligroso psicológica y éticamente concebir una
gunto si los mapuches no tendrán razón y las cadenas “víctima total”? No estoy diciendo que esta figura pue-
incorporado algo de los énfasis que los autores traen
de casualidades tal vez no sean tan casuales, sino que da identificarse positivamente. El analista se resistiría a
al debate. Creo poder identificar una perspectiva, que
hay una serie de causalidades cosmológicas a las que ello con un “mecanismo de defensa”, transformándose
es a la vez un posicionamiento explícito o implícito. Ya
no podemos acceder con las herramientas con las que ipso facto ella misma o él mismo en “víctima resistente”
se encuentra en la propia categorización del fenómeno
contamos los antropólogos. Shhh… de eso no se habla… a esa misma figura. De este modo, se auto-cumpliría la
como “restitución”, “repatriación” o “retorno”. Es decir,
En el ámbito académico no está bien visto exponer todos abordamos la cuestión identificando como clave profecía de identificación en y con el activo sufriente. Lo
públicamente nuestras creencias y prácticas rituales sin la posición de los reclamantes. Estos reclamantes son los que pretendemos poner a debate, es decir, reflexionar en
que recaigan sospechas sobre nuestras investigaciones. “pueblos indígenas”. Ahora bien, y volviendo sobre uno conjunto, es esta paradoja que nos atraviesa. Es por esta
Sin embargo, las sospechas serían menores si tales in- de los ejes del debate, no puedo dejar de pensar la insis- razón que este editor intentó mover la discusión hacia
terpelaciones provinieran de los principios dogmáti- tencia con que los miembros de los pueblos indígenas, los muertos-vivos, los cadáveres y los nombres propios
cos del catolicismo, del judaísmo, del protestantismo, en la medida misma en que reclaman algún tipo de re- con la esperanza de que estos tópicos de liminaridad y
del islamismo— sólo por citar las doctrinas con mayor paración, son categorizados como víctimas de una vio- sacralidad —despojados de lecturas posculturalistas o
peso en la Argentina— que de cualquier cosmología/ lencia histórica. Que así sean supuestos y afectivizados político-instrumentalistas— pudiesen arrojar otra luz.

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No tuve demasiado eco pero es precisamente eso que ca y culturalmente preexistentes a los estados y que, Referencias bibliográficas
ha quedado no dicho frente a mi demanda de reconoci- dado que no se han extinguido sino que continúan vi- (sólo las que no figuran en el ensayo
miento lo que siquiera puede otorgar alguna brizna de viendo en el marco de los estados nacionales, les asis-
Agamben, G. (1998). Homo Sacer. Sovereign Power and
justicia a nuestra empresa colectiva. ten también los mismos derechos que al resto de los
Bare Life. Trans. Daniel Heller-Roazen. Stanford, CA:
ciudadanos (acceso a la justicia, a la salud, a la educa-
Stanford University Press.
Notas del Editor ción, etc.). El reconocimiento de la preexistencia de los
“pueblos” indígenas, la promoción del respeto a sus Agamben, G. (2000). Means without Ends. Notes on Poli-
I En este caso, los autores han elegido exponer sus identidades, costumbres, tradiciones e instituciones tics. Trans. Vincenzo Binetti and Cesare Casarino.
puntos de vista citando directamente las preguntas (art. 2), así como el reconocimiento y protección de Minneapolis: University of Minnesota Press.
que yo les envié tras leer su ensayo. los valores y prácticas sociales, culturales, religiosos Ciccone, F. y Hirsch, S. (2011). “Representaciones cultu-
II Se recuerda que este párrafo es una cita a las pregun- y espirituales (Art. 5) entre otros enunciados, ubican rales y lingüísticas en el resurgimiento identitario de
tas hechas oportunamente por el editor. al Convenio en el marco de los derechos colectivos los tapietes”, en: Gordillo, G. y Hirsch, S. (Eds.), Movi-
III Nuevamente los autores citan al editor para organi- (económicos, sociales y culturales). En el marco de lizaciones indígenas e identidades en disputa en la Argenti-
zar su respuesta. proceso de reformas de los estados latinoamericanos na (pp. 123-146). Buenos Aires: La Crujía.
que siguieron a las democracias transicionales —las
IV Pregunta del editor. cuales continuaron aplicando modelos neoliberales Deleuze, G. y Guattari, F. (1987) [1980]. One Thousand Pla-
V Pregunta del editor. de ajuste y retracción estatal implementados durante teaus. Capitalism and Schizofrenia. Trans. Brian Massumi.
las dictaduras— la mayoría de los países incluyó en Minneapolis and London: University of Minnesota Press.
sus constituciones nacionales algún artículo especí- Derrida, J. (1972). “La Pharmacie de Platon”, en: Marges
NOTAS:
fico sobre los derechos de los pueblos indígenas. En de la Philosophie. Paris: Editions de Minuit.
1 Además, como bien nos recuerda Hernán Vidal, los nuestro país, los debates vinculados a la sustitución
derechos humanos son, desde el punto de vista ju- del art. 67 de la Constitución de 1953 por el art. 75 inc. Escolar, D. (2007). Los dones étnicos de la nación. Identida-
rídico y ético, anteriores y superiores al estado —de 17 incentivaron movilizaciones indígenas y adscrip- des huarpe y modos de producción de soberanía estatal en
ahí que se los proteja internacionalmente, dándole ciones étnicas de grupos que se consideraban “extin- Argentina. Buenos Aires: Prometeo.
así a la persona un status internacional que hace posi- guidos” —los huarpes (Escolar 2007), los rankulches Lazzari, A. (2010). Autonomy in Apparitions: Phantom In-
ble que se la pueda defender contra su propio estado (Lazzari 2010), los tapietes (Ciccone y Hirsch 2011), dian, Selves and Freedom. Tesis doctoral, Columbia Uni-
(Vidal 1989:436-438). los tehuelches (Rodríguez 1996, 2010), los comechin- versity.
2 Agradezco a Axel Lazzari la invitación para partici- gones, entre otros— que en algunos casos han impli-
Rodríguez, M. E. (1999). Fantasmas tehuelches en el imagi-
par en este debate, su tolerancia con los tiempos de cado procesos de revitalización lingüística y cultural.
nario santacruceño. Tesis de Licenciatura, Universidad
entrega y sus comentarios críticos a la primera ver- En la medida en que los dispositivos disciplinarios
de Buenos Aires.
sión, los cuales, conjuntamente con los de Gustavo abrieron paso a los de seguridad fueron recreándose
Verdesio, me permitieron llegar a una segunda ver- procesos de comunalización y la necesidad de docu- Vidal, H. (1989). Cultura nacional chilena, crítica literaria y
sión algo más acabada del artículo y a reflexionar mentar los mismos ante el Estado, tal como evidencia derechos humanos. Minneapolis: Institute for the Study
sobre la relación entre los “antes” y los procesos de la creciente inscripción de comunidades en el Registro of Ideologies and Literature. Series Literature and Hu-
restitución en los comentarios a los ensayos. Nacional de Comunidades Indígenas (ReNaCI-INAI). man Rights No 5
3 Los derechos particulares con los que cuentan los
pueblos indígenas remiten a que son alteridades étni-

11 Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N° 1, 1er semestre 2011, ISSN 1853-8037

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