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La Conspiración de la Cueva de los Tayos

Cuando los colonizadores españoles avanzaban por el continente americano, lo


hacían acompañados de los sacerdotes de la Santa Inquisición y misioneros
católicos, de distintas órdenes, como los Jesuitas, comisionados por el Vaticano.

Estos jefes religiosos católicos tenían un poder indiscutible en aquella época, tanto en Europa

como en América, y según se ha reflejado en las crónicas, organizaban quemas y

destrucciones de documentos y objetos paganos de las poblaciones nativas.

Sin embargo, en realidad lo que hacían era hacer desaparecer todas aquellas pruebas que

demostraban la existencia de unas civilizaciones muy antiguas, antediluvianas, que habitaron

en aquellas tierras fértiles de América. No siempre se quemaba o se destruían los

documentos o los objetos ancestrales, sino que muchos de ellos eran trasladados, en

secreto, al Vaticano.

Allí, en el Archivo Secreto Vaticano, se guardan incontables documentos, tablillas, piedras,

robots, oopars, objetos de todo tipo, procedentes de la antigua ciudad de Toledo, de

América, de Oceanía, y de todos los rincones del mundo.

Desde el principio de la historia conocida de América, se instaló una Conspiración inquisitorial

vaticana, para la ocultación de la verdad y de las pruebas de la existencia de otras

civilizaciones a lo largo de la Historia de América. Y el Vaticano siempre estuvo apoyado y

protegido por las Coronas de España y Portugal. Las Monarquías y el Vaticano siempre han
vivido apoyándose el uno en el otro, con el objetivo común de someter y explotar a la

humanidad, manteniéndola en perpetua ignorancia de todo.

Los túneles subterráneos del planeta

La Cueva de los Tayos se llama así por ser el hábitat de unas aves nocturnas llamadas

“tayos”. Se encuentra al oriente de Ecuador, en una zona montañosa irregular conocida

como la Cordillera del Cóndor. La Entrada de esta cueva se halla a unos 800 metros de

altura, si bien no se descarta que pudiera existir alguna otra entrada secundaria.

Esta cueva guarda la entrada a unos túneles labrados, que recorren miles de kilómetros y

países, por toda América y por todo el mundo, y que fueron construídos hace miles de años

por una civilización no humana antediluviana. Mediante estos gigantescos túneles

subterráneos están conectadas las distintas zonas geográficas del planeta, como el Tíbet,

Machu Pichu, el País Cátaro, Toledo, Capadoccia, etc…

Por ejemplo, en el País Cátaro, cuentan las leyendas que el Monte Bugarach guarda una de

estas entradas al mundo intraterreno. O por ejemplo tenemos también la leyenda de la

ciudad de Erks, al noroeste del Cerro Uritorco, cerca de Capilla del Monte, en Argentina. Lo

mismo que las leyendas intraterrenas de Shambala en el Himalaya. Es decir, hay distintas

salidas a la superficie de la Tierra, desde una inmensa red de túneles subterráneos.

Pero el mundo intraterreno de los túneles subterráneos antediluvianos y sus entradas como

la de la Cueva de los Tayos, no tiene nada que ver con el tema de la Tierra Hueca.

Adicionalmente existe la Tierra Hueca desde la creación del planeta y es un lugar en donde

vive actualmente una civilización intraterrena avanzada. La civilización que construyó los

túneles intraterrenos y la cueva de los tayos no es la misma que la que habita en el mundo

de la Tierra interior hueca.

El padre Crespi

El religioso salesiano Carlo Crespi (Milán 1891 – Ecuador 1982), era un sacerdote erudito y

multifacético, que tenía conocimiento de la Cueva de los Tayos, en el Ecuador, desde hacía

décadas, y muchas de las piezas arqueológicas procedentes de esa cueva, que le

proporcionaban los nativos shuaras de la selva oriental, las guardaba en el patio de la Iglesia

de María Auxiliadora en la ciudad de Cuenca, Ecuador.


El padre Crespi mostrando algunas piezas tan sorprendentes como brillantes de la colección
ancestral que guardaba.Las planchas metálicas, muchas de oro, y objetos variados que
guardaba el padre Crespi, tenían un valor incalculable, sobre todo en cuanto a los códigos de
escritura que recogían y la información valiosa, que una antigua civilización muy pretérita en
el tiempo, había reflejado en aquellos objetos. El Vaticano estaba muy molesto con la
actividad de divulgación arqueológica de Crespi.En distintas ocasiones, el padre Crespi sufrió
dos atentados perpetrados con fuego, en forma de incendios. Finalmente, muchas de las
extrañas piezas ancestrales que custodiaba el padre Crespi, seguramente todas, fueron
robadas, y desaparecieron.

Una de las planchas metálicas de la colección del padre Crespi, realizada hace miles de años
por una antigua civilización no humana. ¿Nos suena de algo esta iconografía? Hay una
pirámide con escalones de piedras y en la cúspide un sol, rodeado por serpientes. Son los
típicos símbolos ocultos de los Illuminati y de las logias masónicas y esotéricas. Es la misma
religión oculta, que venera a los mismos dioses, y que tienen en la actualidad las sociedades
secretas illuminati.

Muchos grabados que muestran las planchas de Tayos parecen recién salidos de la cantera
de tablillas y labrados de la cultura sumeria y de la zona de Babilonia y Asiria, la cuna de la
civilización humana.A partir de 1950 aparece en América un personaje de origen húngaro y
nacionalizado argentino, llamado Juan Moricz, (Hungría, 1923), buscando las entradas al
mundo intraterreno.Juan Moricz era aficionado a la espeleología y experto conocedor de las
leyendas antiguas; de hecho, se sospecha, que dado el alto grado de conocimientos
esotéricos que poseía, especialmente relacionados con el mundo intraterreno, pertenecía a
alguna sociedad secreta de corte germánica o del norte de Europa; unas corrientes
intelectuales esotéricas que habían estado muy de moda en la época de la Europa Nazi.
La expedición de Moricz en la Cueva de los Tayos. Todo esto estaba ya construído, y llevaba
allí muchos miles de años. Bloques muy pesados, que sólo una civilización antigua, no
humana, pudo manejar como si fueran ladrillos.Después de haber visitado distintos países
suramericanos, como Argentina, Bolivia y Perú, las investigaciones llevaron a Moricz a
Ecuador. Con la ayuda de los Shuaras, indios nativos de la selva oriental del Ecuador, que
viven en las inmediaciones de la cueva, Moricz descubrió en 1969 la Entrada de la Cueva de
los Tayos, y fué el primero en divulgar al mundo la existencia de esta cueva y los tesoros
que había en sus profundidades.

Según el Acta Notarial del hallazgo del 21 de julio de 1969 en Guayaquil se puede leer:“He
descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad.
Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas que contienen
probablemente el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual
no tenemos hasta la fecha el menor indicio”.  
Juan Moricz.Según Moricz, la Biblioteca Metálica de la Cueva de los Tayos registra
una historia antigua que tuvo lugar en la Tierra, y que retrocede en el tiempo hasta
250.000 años.

Erich Von Däniken conversando con Juan MoriczEl descubrimiento asombroso de Juan Moricz
atrajo al escritor e investigador suizo Erich Von Däniken hacia el Ecuador y la Cueva de los
Tayos, entrevistándose con Moricz y con el padre Crespi, para recoger una información que
se plasmó en su libro “El Oro de los dioses” de 1974, un best seller del que se vendieron 5
millones y medio de ejemplares y que fué traducido en 25 idiomas.El éxito de los libros de
aventuras arqueológicas de Däniken, vislumbrando antiguas civilizaciones en la Tierra,
arrasaba en Europa en la década de 1970. Pese a algunas críticas que le han llovido con el
tiempo, la verdad es que nunca un escritor investigador del Pasado ha tenido tanto éxito
como Däniken. Y una de las críticas más amargas fué que Moricz, que a fín de cuentas era el
descubridor, no recibió ni una sola moneda por su inestimable colaboración con Däniken.

La obra de Däniken fué leída por Stanley Hall, un ingeniero escocés, el cual contactó con

Moricz para proponerle una expedición al interior de la Cueva de los Tayos. Moricz aceptó en

tanto en cuanto él fuera el jefe de la expedición y con la condición de que la expedición

inglesa no se llevara las piezas arqueológicas que se hallaran.

El espabilado de Stanley Hall, a la derecha, tratando de sacar información a Juan Moricz, en


1973. Moricz no entró en el juego sucio de Hall y declinó la invitación para participar en la
expedición infame.Por supuesto que Hall no aceptó las condiciones de Moricz, pues
precisamente su plan se trataba de que la expedición inglesa tuviera el mando, y además, se
organizaba dicha expedición para saquear el tesoro de Ecuador y llevarse todas las piezas
posibles. Entonces Hall llegó a un acuerdo con las autoridades ecuatorianas, y en julio de
1976, se organizó una expedición británico-ecuatoriana, que en realidad era británica-
estadounidense, formada por personal científico y militar.El espeleólogo argentino, de origen
español, Julio Goyen Aguado, que había sido contratado para la expedición, sospechaba que
Stanley Hall pertenecía al servicio secreto británico y que militaba a la vez en logias
masónicas inglesas. Por lo visto, el tal Stanley Hall era un pájaro de mucho cuidado. Aguado
declaró que la expedición británica tenía un interés obsesivo en encontrar la Biblioteca
Metálica de Tayos, para llevársela ellos en secreto a Inglaterra, claro.
El astronauta Neil Armstrong y el ingeniero escocés Stanley Hall, comisionados por las logias
masónicas illuminati y los servicios secretos anglo-norteamericanos, en la época de la
Expedición a la Cueva de los Tayos en Ecuador, en 1976. Dos pájaros de cuenta recién
llegados para saquear el tesoro de los ecuatorianos, y encima se ríen.Y es que la
expedición de 1976 a la Cueva de los Tayos fué en realidad una expedición secreta,
desvergonzada e infame, de masones iluminados, entroncados con los servicios
secretos anglo-norteamericanos, enviada y financiada por la Elite conspiradora
illuminati del mundo.
Uno de los integrantes era el astronauta masón Neil Armstrong, que tenía experiencia en
haber sido testigo y haber visto, ya antes, rastros, huellas y objetos extraterrestres y de
otras civilizaciones, en La Luna, durante la Misión Espacial del Apollo 11.La expedición
masónica se valió de la ayuda de los guías nativos shuaras, los cuales declararon
posteriormente que se sintieron utilizados y coaccionados. Se dice que la expedición salió al
menos con 4 cajas de madera, llenas de piezas antiguas, y desde entonces pesa un manto
de silencio sobre aquella extraña expedición de 1976.

De aquella expedición silenciosa nunca se supo más. Nunca hubo Ruedas de Prensa, ni

comparecencias ante los medios de comunicación, ni Conferencias, por parte de Neil

Armstrong, Stanley Hall, ni de ningún miembro de la Expedición británica de 1976.

Solamente llegaron a transcender algunas imágenes fotográficas seleccionadas, pero no

todas. Tampoco hubo entrevistas ni libros escritos de aquella expedición por parte de sus

miembros. Todo quedó en el más absoluto secreto. Materia Reservada, clasificada como Top

Secret.

Julio Goyén Aguado y Juan Moricz, en 1968.El descubridor húngaro-argentino, Juan Moricz,
murió en extrañas circunstancias, nunca aclaradas, en 1991, dejando a Julio Goyen Aguado
como heredero de toda su fortuna de tesoros arqueológicos.Y en 1999, el espeleólogo
argentino, de origen vasco, Julio Goyen Aguado, que estuvo presente en la expedición de
1976, y heredero del tesoro Moricz, falleció en un accidente de tráfico, al volcar de
madrugada su camioneta en una carretera próxima a San Rafael, en las cercanías de un
puente sobre el río Diamante, al sur de Mendoza.

Entre 1995 y 1998 se desató una absurda y cruel guerra entre Perú y Ecuador por una

disputa de demarcación de fronteras, conocida como el Conflicto del Cenepa, llamado así por

el río Cenepa que dá también nombre a la zona. Se dice que había unos intereses

petrolíferos, pero lo cierto es que también dentro de la zona en disputa se hallaba

casualmente la Cueva de los Tayos. El conflicto se cobró cientos de muertos.

En resumen, la Elite Illuminati criminal y psicópata, que manipula el poder político,

económico, cultural y religioso en la Tierra, mediante las sociedades secretas y los gobiernos,

envió una expedición criminal y conspiradora a la Cueva de los Tayos en 1976 para

secuestrar y ocultar a la humanidad las pruebas culturales de otras civilizaciones que

habitaron en la Tierra hace muchos miles de años, y que fueron los responsables de las

mega-construcciones antiguas.

Sin duda que la expedición de 1976 a la Cueva de los Tayos fué un Crimen cultural contra la

humanidad. Como crimen contra la humanidad fué la Misión Apollo a la Luna, y son las

sondas a Marte, y muchas otras iniciativas de descubrimientos. Todo para monopolizar y

ocultar la información de la verdadera historia y mentir a los seres humanos, porque de este

sistema falso de creencias y de mentiras se valen para perpetuarse en el poder.

El día que los seres humanos se libren de las sociedades secretas, que tienen aplastada a la

humanidad, y sumida en la ignorancia, llegarán a conocer toda la verdad, de ellos, del

mundo y del universo.

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