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Tema 6: Los pueblos ibéricos

Prehistoria de la Península Ibérica


Curso 2022-2023

Alumna: Lucía Dopico García

Profesora: Mar Llinares García

Grupo expositivo: 1

Grupo Interactivo: B

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Contenido
Introducción.................................................................................................................................3

Cronología y áreas de influencia..................................................................................................3

Lugares de vida............................................................................................................................3

Asentamientos..........................................................................................................................3

Hábitat......................................................................................................................................4

Anexo...........................................................................................................................................4

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Introducción.
Los pueblos ibéricos conforman un amplio conjunto de diferentes culturas las cuales
comparten ciertos rasgos y contactos con los pueblos fenicios, griegos y púnicos a
través de los que desarrollan distintos elementos como por ejemplo el uso de la moneda
o de la escritura.

Cronología y áreas de influencia.


En cuanto al desarrollo cronológico de los pueblos ibéricos distinguimos cuatro
períodos:

- Protoibérico u Orientalizante (dependiendo de los autores). S. VII a.C.


- Ibérico antiguo o período formativo: s. VI a.C.
- Ibérico pleno o clásico: del año 500 al año 200 a.C.
- Ibérico final, tardío o iberorromano: desde el año 200 a.C hasta una fecha no
concretada.

Con respecto a la delimitación espacial de la cultura ibérica, podemos diferenciar tres


importantes áreas1:

- Andalucía y parte de Extremadura: contactos con Tartessos y con los pueblos


célticos indoeuropeos.
- Murcia, Almería y Valencia: influencia tartésica y en especial fenicia y griega.
- Cataluñas, parte de Aragón y del sur de Francia: influencia fundamentalmente
griega y de la cultura de los campos de urnas.

Lugares de vida.
Asentamientos.
Podemos distinguir fundamentalmente dos tipos de asentamientos:

I. Oppida:
- En la zona meridional: de mayor tamaño, tienden a absorber los núcleos
dispersos.
- Nordeste: de menor tamaño.
- Levante: parece existir una jerarquía de asentamientos, manteniéndose el
poblamiento disperso (ej. Territorio de Edeta)
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Véase Figura 1

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II. En la costa nororiental por su parte, cada grupo parece tener un territorio más o
menos similar, con varios asentamientos de aparentemente la misma
importancia.

Hábitat.
En cuanto a los tipos de hábitats, podemos diferenciar cuatro grupos:

- Grandes oppida (ej. Puente Tablas)


- Hábitats no organizados dentro de las murallas (ej. Covalta)
- Poblados de calle central (ej. Tossal Redó)
- Poblados dispuestos en parrilla, con redi viaria reguladora2 (ej. Ullastret)

En su mayoría presentan amplios sistemas defensivos, tanto naturales (ubicación en


lugares elevados y empleo de terrenos rocosos), como artificiales (fosas, murallas, etc.)

A destacar el hecho de que no sólo se colocan sistemas de defensa en las oppidas, sino
que también en los pequeños poblados de carácter ganadero.

La lectura realizada con respecto de estos acusados medios de protección está


relacionada fundamentalmente con los enfrentamientos mantenidos con los pueblos
vecinos, aunque en algunos casos se ha planteado también la hipótesis de que podría
tratarse de manifestaciones que mostraran el prestigio de las élites guerreras. Además de
murallas simples, también se constatan maurallas de doble paramento 3, es decir, un
doble muro relleno con rocas o piedras, que, en ocasiones puede tener zócalos que a su
vez se pueden transformar en grandes sillares (las denominadas ciclópeas o almenas).
Asimismo, las murallas pueden estar complementadas con torres, por lo general de
forma cuadrada, aunque también aparecen de formas rendonda e incluso poligonal.

Las puertas suelen ser las partes más débiles de las murallas, por lo que se tienden a
reforzar mediante torres a los lados o colo cando una serie de aperturas. Por último, en
muchos casos los asentamientos venían acompañados de grandes fosos que rodeaban
total o parcialmente el poblado.

El interior de las ciudades podía presentar una inmensa variedad. Aparecen por tanto
calles estrechas, calles pavimentadas e incluso con aceras. No está demasiado claro si en
todos los asentamientos habría zonas comunes, aunque sí se confirma su presencia en

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Véase Figura 2.
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Véase Figura 3.

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algunos de ellos. También aparecen canalizaciones para las aguas fluviales (ej. Pech
Maho, Francia).

Este tipo de manifestaciones arquitectónicas requieren de un gran esfuerzo conjunto,


administración de recursos y organización del trabajo, por lo que se considera que se
trata de una evidencia de la existencia de una organización política con un grupo de
dirigentes que permitiese y gestionase este tipo de actividades.

Viviendas.
Por lo general se trata de casas de una planta única, pero que en ocasiones presentan
unas escaleras adosadas que permitirían subir a las terrazas. Lo habitual es que
dispongan de dos estancias compuestas por la cocina o de una estancia principal y un
almacén, donde se suelen encontrar piezas de trabajo tales como telares. También
cuentan con la presencia de sótanos. En el centro de los asentamientos aparecen en
ocasiones, grandes casas con un gran número de estancias (15-20). El material que se
suele emplear para estas construcciones es el adobe o la piedra.

Aparecen también otro tipo de construcciones, a las que se suele denominar como
“edificios singulares”, dado que su función es desconocida.

Algunos de los ejemplos de vivienda ibérica serían La Mata (Badajoz)4, Illeta des
Banyets (Alicante) o Puente Tablas (Jaén).

Economía.
Nos encontramos ante grupos de agricultores que generan importantes cantidades de
excedente. Dichos grupos emplean herramientas de hierro, fácilmente identificables.
También se tiene registrado el uso del arado. Así pues, practicaban la alternancia de los
cultivos (legumbres, cereales, etc). En cuanto a los cultivos, estos consisten
prácticamente en cebada vestida.

Desconocemos las técnicas agrícolas, al igual que los sistemas de propiedas, lo que sí
que sabemos es que la distribución sería muy organizada, debido a la aparición de
parcelas de tamaños similares.

Con respecto a la ganadería, hay un claro predominio de los ovicápridos, con la


aparición progresiva del cerdo. Las zonas del sur por su parte cuentan con una gran
presencia de bóvidos.

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Véase Figura 4.

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Las actividades relacionadas con la caza parecen seguir practicándose, estando dirigidas
tanto a animales pequeños (ej. conejos) como grandes (ej. jabalíes) . del mismo modo,
se practica la pesca con anzuelo, figurando incluso representaciones de peces en los
platos hallados en algunos yacimientos5. También se constatan lugares destinados al
tratamiento de vino o aceite, que a su vez requiere de trabajos de cerámica para la
elaboración de recipientes. Esto demuestra que el sector vinatero gozó de una gran
relevancia, derivando en la creación de almacenes para su conservación. Contamos
también con la presencia de grandes silos y almacenamientos sobreelevados.

En cuanto al comercio, éste podría haber tenido una gran importancia para el
establecimiento de las poblaciones tanto fenicias como griegas, las cuales mantuvieron
amplios intercambis, constatados en documentos tales como las carta de Pech Maho
(Francia), realizada en plomo. Estas relaciones con las poblaciones foráneas
estimularían toda una serie de cambios en la poblcaión local, manifestados
principalmente en la incorporación de elementos foráneos tales como el uso de la
moneda. Así pues, los primeros focos de la difusión de la moneda se hallan en las
colonias griegas (véase figura 6). A partir del s. IV a.C. comienzan a aumentar las
diversidad de las monedas, variando su peso y tamaño. En el s. III a.C, con la
dominación romana, apenas quedan monedas, debido al elevado pago de tributos y
compensaciones.

Religión.
Si hablamos de religión ibérica, frecuentemente nos encontramos con aspectos muy
entremezclados entre sí los cuales pueden corresponder a lo pueblos tanto fenicio,
griegos o indígenas.

No obstante, el estudio de la religión ibérica presenta la importante dificuktas de que no


existen fuentes escritas que no sean en alfabeto ibérico, el cual no se puede traducir.

Entre los diferentes actos de culto se encuentran las libaciones y ofrendas de productos
(vegetales, leche, cera, etc.) junto a sacrificios de animales tanto domésticos como
salvajes. Sin embargo, se ignora la simbología asociada a cada especie o gesto ritual.

En cuanto a las divinidades ibéricas, tan sólo se conoce a una, Betatun, cuyo nombre
aparece escrito en un ara del Santuario de Fuente del Rey (Las Atalayuelas, Jaén).

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Véase Figura 5

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También aparecen representaciones femeninas asociadas con la divinidad fenicia
Astarté.

Se han constatado edificaciones que podrían corresponderse con lugares de culto, dado
a que albergan betilos, exvotos, etc. Estas estructuras se clasifican en función de su
situación, de este modo tenemos:

- Templos urbanos (ej. Sant Miquel de Liria).


- Templos empóricos (ej. Illeta dels Banyets, Alicante), considerado como
protector de la actividad comercial desarrollada en la zona.
- Santuarios ubicados en los ecteriores (ej. Cueva de la Lobera, Jaén).

Mundo funerario.
Con respecto a los tratamientos funerarios, podemos constatar los siguientes elementos:

La incineración estaba reservada para los adultos de forma casi exclusiva, mientras que
los infantes normalmente aparecen enterrados debajo de las casas y, en caso de contar
con un ajuar, cosa poco común, eran enterrados con juguetes.

En cuanto a la incineración, una vez realizada, los restos se introducían en urnas, siendo
las más comunes las denominadas de orejeta.

Tras el entierro daba comienzo una especie de banquete funerario, donde se consumían
o quemaban animales, frutas, cereales. Una vez concluido, se inutilizaban los
recipientes echándolos al fuego.

En cuanto a los ajuares, éstos contenían elementos de metal (broches, pendientes,


brazaletes y armas) y su interpretación se ha visto dificultada debido a la presencia o no
de los mismos en los yacimientos. Así pues desconocemos si guardan relación con el
difunto o si tienen una finalidad más bien práctica.

Podemos distinguir diferentes tipos de enterramientos en la cultura ibérica:

- En agujeros, los de menor complejodad, con las cenizas en urnas de cerámica,


con tapadera

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Anexo.

Figura 1: Mapa de los distintos pueblos ibéricos.

Figura 2: ejemplo de hábitat con red viaria reguladora (Ullastret, Girona)

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Figura 3: elementos de una muralla ibérica de doble paramento.

Figura 4: reconstrucción hipotética de La Mata (Badajoz)

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Figura 5: plato con representaciones de peces, necrópolis de Santa Ana (Museo de
Albacete)

Figura 6: dracma de Arse (Sagunto). Museo de Prehistoria de Valencia

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