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VI - Nº 61 Mayo de 2023
Medianera y Auxiliadora
de los Cristianos
Mateus S.
Rosa Mística
e dice que la rosa es la reina de las flores, y
lo es. Sin embargo, al contemplar ciertos cla-
veles, tulipanes, orquídeas, nos preguntamos:
“Oh, rosa, ¿qué fue hecho de ti?” Sin embargo, en
la rosa hay algo de finalizado, de perfectamente ar-
mónico, de una belleza constituida más de charme
que de pulchrum propiamente dicho, por donde ella
aparta todo el resto con naturalidad, con cordiali-
dad, con estima por aquello que está apartando.
Pero, por otro lado, ella es tan perfecta y de
tal manera es natural que sea la reina, que no lo
empuja lejos, sino que casi atrae alrededor de sí a
las otras flores y sonríe. ¡Esa es la rosa!
De tal manera es así, que Nuestra Señora es
João C. V. Villa
Segunda página
2 Rosa Mística
Dr. Plinio Editorial
Revista Mensual de Cultura Católica 4 María Santísima Medianera
Director:
Piedad pliniana
Roberto Kasuo Takayanagi
5 Para pedir el socorro de los
Ángeles y Santos en las tentaciones
Consejo Consultivo:
Antonio Rodrigues Ferreira
Doña Lucilia
Jorge Eduardo G. Koury 6 Idea de patriotismo
muy acentuada
La sociedad analizada por Dr. Plinio
Redacción:
Traducida de la edición 9 Proceso de desarrollo de la
brasileña y editada en Revolución tendencial
Colombia por PRODENAL De Maria nunquam satis
con las debidas autorizaciones
de la Editora Retornarei Ltda. 16 Auxilium Christianorum en la vía
de San Pablo - Brasil gloriosa de los callejones sin salida
Reflexiones teológicas
*****
22 La búsqueda universal
PRODENAL de lo sublime
Carrera 13 No. 75-20 Apto. 203
Santoral
Tel (57 1) 312 0585
Bogotá - Colombia 26 Santos de Mayo
prodenal@gmail.com
Para obtener la versión digital de Hagiografía
números anteriores, ir a:
http://caballerosdelavirgen.org/articulo/ 28 Contemplar el mundo
revista-dr-plinio maravilloso de las almas
Luces de la Civilización Cristiana
Plinio Corrêa de Oliveira 32 Entusiasmo y alegría
San Pablo – Brasil por el alma guerrera
13/XII/1908 – = 3/X/1995 Última página
Pensador y escritor católico
36 Hija, Madre y Esposa de Dios
3
i t o r i a l
Ed
María Santísima Medianera
E s innegable que en la economía de la Redención del género humano la Virgen María ocupa un lu-
gar especial. Como afirma San Efrén, Dios quiso que, así como el género humano cayó por medio
de Eva, la primera mujer, por medio de María, la nueva mujer, la humanidad recibiera la gracia de
la salvación.
En los Evangelios, en toda la vida de Nuestro Señor Jesucristo, los hechos más importantes, aquellos
que más de cerca se relacionaban con la restauración de la humanidad, no se realizaron sin la intervención
de Nuestra Señora.
En las bodas de Caná, el milagro que determinó la fe de los Apóstoles, no fue hecho sin la intercesión
de María. Ahora bien, los Apóstoles fueron las primicias de la obra de Jesucristo y los fundamentos de la
evangelización de todo el mundo.
Más tarde, cuando se consumó, en la Cruz, la obra de la Redención, ahí estaba la “Mujer” a cuya guar-
da, en la persona de San Juan, Jesucristo confiaba todos los hombres.
Estos hechos llevaron a los Santos Padres y a los Doctores de la Iglesia a considerar en Nuestra Señora
la Maternidad Divina y las consecuencias que se derivan de esta prerrogativa. Si realmente María fue es-
pecialmente escogida por Dios para ser Madre de su Divino Hijo, si para este fin la Bondad Divina la pre-
paró con privilegios inefables, como el tan singular de la Inmaculada Concepción, era natural que el Altí-
simo reservara a la Virgen María una situación especial y profunda en la restauración del género humano.
Eco de todos los Santos Padres y del sentimiento común de los católicos, el Bienaventurado Grignion
de Montfort escribió: “Toda la Tierra está llena de su gloria [de María], especialmente entre los pueblos cris-
tianos, muchos de los cuales la toman por patrona y protectora en sus reinos, provincias, diócesis y ciudades;
muchas iglesias consagradas a Dios lo son en su nombre; ninguna iglesia sin un altar en su honra; ninguna na-
ción en que no haya un lugar con una de sus imágenes milagrosas, en el cual todos los males son curados y se
han obtenido todo tipo de bienes; tantas congregaciones y cofradías en su honra; tantas Órdenes religiosas con
su nombre y bajo su protección; tantos religiosos y monjas de todas as Congregaciones que publican sus elogios
y anuncian sus misericordias. No hay niño que no la alabe balbuceando el Ave-María; no hay pecador que, por
más endurecido que esté, no ponga en Ella una centella de confianza; no hay incluso un diablo en los infiernos
que, temiéndola, no la respete”.1
De hecho, no hay gracia concedida por la Misericordia de Dios que no lo sea a través de las manos de
María. En el Antiguo Testamento eran los merecimientos de Nuestra Señora que, previstos, movían a la
Bondad Divina a distribuir sus gracias a los patriarcas y a los fieles del pueblo elegido. Hoy, en el Cielo, es
Ella la dispensadora de los beneficios que nos vienen a este valle de lágrimas. Es precisamente en este he-
cho que se contiene la mediación de todas las gracias, consagrada por la Iglesia el 31 de mayo.
El dominio, pues, de la Mediación de María Santísima se extiende a todas las gracias conquistadas por
Jesucristo. De donde se desprende toda la importancia y necesidad moral de la devoción a la Virgen San-
tísima para cualquier fiel en el difícil camino al Paraíso. Si es verdad que la Virgen María, en los extremos
de su cariño maternal, intercede junto a su Divino Hijo por todos los hombres, no hay la menor duda de
que su protección se ejerce de modo, tanto más especial, cuanto más tierna sea la devoción que el fiel ali-
mente hacia la Virgen Santísima.
¿Qué nombre, entonces, merecería el cristiano que no tuviese con la Madre de Jesucristo acendrado
amor y filial ternura? ¿Sería verdadero católico quien no diese a María el culto a que tiene derecho por la
excelencia singular con que la distinguió la omnipotencia de la gracia de Dios?2
Declaración: Conformándonos con los decretos del Sumo Pontífice Urbano VIII, del 13 de marzo de 1625 y
del 5 de junio de 1631, declaramos no querer anticipar el juicio de la Santa Iglesia en el empleo de palabras o en
la apreciación de los hechos edificantes publicados en esta revista. En nuestra intención, los títulos elogiosos no
tienen otro sentido sino el ordinario, y en todo nos sometemos, con filial amor, a las decisiones de la Santa Iglesia.
4
Piedad pliniana
GAP (CC3.0)
La Virgen con el Niño - Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona
5
˜ Lucilia
Dona
Idea de patriotismo
muy acentuada
Además de ser una paulista
Archivo Revista
6
riemas. ¡Son unos monstruos! Yo
Archivo Revista
vi aquella cantidad de seriemas
y le pregunté a mi madre:
– Mãezinha1, ¿qué son esos
animales?
Ella, sin percibir que a mí
me parecían horrorosos, dijo:
– Seriemas.
Y yo, para molestarla, dije:
– Ahí está lo que Brasil
produce… es la tierra de la
seriema.
A ella no le gustaba eso. Le El Dr. João Paulo,
parecía que Brasil debía ser trata- padre de Plinio
do con todo respeto.
7
˜ Lucilia
Dona
su paciente, pero creo que no perci-
Divulgación (CC3.0)
bió lo que estaba haciendo–, dijo:
– Señora, tengo que contarle una
cosa que la va a animar.
Mi madre preguntó amablemente:
– ¿Qué es, Doctor Bier?
– Estuve hoy temprano con el
Emperador para examinarlo, y lo
encontré con su Estado Mayor. Ud.
no sabe lo que tenían encima de la
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La Sociedad analizada por el Dr. Plinio
Proceso de desarrollo de
la Revolución tendencial
Los hombres son influenciables por la opinión y por los
ejemplos. Entre tanto, debido al desorden instaurado por el
pecado original, frecuentemente se hace necesario romper
con la opinión pública a fin de orientarse por aquello que,
en el orden de la gracia y de la Redención, la substituye.
Flávio Lourenço
te podríamos preguntarnos en qué
debería consistir la opinión pública
en el Paraíso terrenal, si Adán y Eva
no hubiesen pecado y su descenden-
cia allá hubiese continuado. ¿Habría
una opinión pública? ¿Cuál habría
sido su fuerza y su dinamismo?
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un gran efecto sobre toda la residencia el plano Revolución y Contra-Revo-
Samuel Holanda
en que viviésemos: un hombre de ese lución. Dos personas que conversan;
porte de alma, llena una casa. A la ho- si no tienen cuidado, se contagiarán
ra de la cena, ocuparía la cabecera; de mutuamente. Es imposible que dos
manera instintiva apagaríamos la ra- hombres se vean, sin que produzcan
dio que está dando el último noticie- uno sobre el otro una influencia, por
ro. Él comienza a conversar. Evidente- mínima que sea, lo que, de cierto mo-
mente nadie tendría coraje de pregun- do, representa un contagio.
tarle: “Eminencia, ¿supo del chiste del Como corolario de la afirmación
portugués y del turco?” anterior, podemos decir que un hom-
Él ni siquiera entendería una co- bre, colocado en un determinado am-
sa dicha en ese nivel; daría una tan biente, o ejerce una reacción constan-
gélida risa protocolaria, que ensegui- te para no dejarse influenciar, o inclu-
da se comprendería el error cometi- so contra su voluntad, se dejará con-
do, y se elevaría el nivel de la conver- taminar por él; la recíproca también
sación. A este contagio de dignidad es verdadera, o sea, el ambiente sufri-
que se produciría con la simple pre- rá una influencia de su parte.
sencia del Cardenal Merry del Val, Un ejemplo lo tendríamos en la ra-
podríamos llamarla de contagio en dio. ¿Quién habría de decirnos, antes
el plano tendencial. de su invención, que las ondas emiti-
También existe el contagio en el pla- das por la torre de la BBC de Londres,
no sofístico. Así, si viésemos en un li- El Santo Cura de Ars – Catedral llegarían hasta nosotros, y que se-
bro un determinado argumento, acaba- de Béziers, Francia ría posible escucharlas con solo apre-
ríamos por memorizarlo como si fuese tar un botón? Esta es una imagen de
materia aprendida en una clase. Pero cuanto una mariposa volando es dis- lo que sucede con el mundo de las al-
si un compañero, que ejerce sobre no- tinta de una muerta en un museo. Ad- mas. Toda alma, por más apagada y
sotros una cierta influencia, sustentase quiere otra vitalidad y otra capacidad modesta que sea, es en proporciones
aquella misma tesis, el argumento pa- de penetración. Es la contagiabilidad. mayores o menores, una como que to-
recería tomar vida y pasaríamos a en- De donde se deduce, que no hay rre de la BBC, con ondas más largas o
contrarlo interesante. Se hace tan dife- hecho en la vida social que no pro- más cortas, pero capaces de llegar has-
rente del argumento leído en el libro, duzca un efecto de opinión pública en ta muy lejos. La cuestión es detectarlas
Adrien Marquette (CC3.0)
Desfile de los Cadetes de Saint Cyr por la Avenida de los Campos Elíseos, París
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La Sociedad analizada por el Dr. Plinio
Hombres-Clave por tendencial, que es verdaderamente cación divina es el Cura de Ars. Era
maravilloso. poco inteligente y de pobre personali-
vocación divina Cierta vez, San Francisco invitó a dad; pero solamente de verle predicar
Esto nos lleva a otro principio, el Fray León para predicar juntos un en el púlpito, de lejos, incluso sin con-
de los hombres-clave. Tenemos en sermón. Salieron del convento, fue- seguir oírle, muchos se convertían. El
la sociedad, algunos hombres en los ron a la ciudad, anduvieron por varias Cura de Ars, pertenece a esa categoría
cuales, esta función de irradiar es calles y regresaron. A la vuelta, Fray de hombres a quienes Dios les dio la
particularmente intensa. Esto suce- León le preguntó a San Francisco misión de hace de algún modo trans-
de en tres categorías de hombres que cuál era el sermón que habían ido a lúcido lo sobrenatural, de manera que
ejercen esa función por: predicar, el Santo respondió: el andar cerca de ellos, las personas sienten lo
1) vocación divina; por la calle fue el sermón que predi- que los Apóstoles sentían en el Tabor,
2) su estado; camos. Es precisamente la aplicación junto a Nuestro Señor.
3) capacidad personal. del principio arriba enunciado. Ver a
Entre los primeros, esto es, entre un franciscano como San Francisco, Por estado o por
los que ejercen esa función por vo- tan pobre, tan humilde, tan recogi- capacidad personal
cación divina, tenemos a título de do, tan suave, tan profundo, tan arro-
ejemplo, a San Francisco de Asís. bado, tan sobrenatural, es una predi- Junto a aquellos que, por voca-
Hay un hecho de su vida, que en el cación. El simple hecho de ver pasar ción divina, tienen esa misión, hay
terreno de la Contra-Revolución A por la calle, a un fraile, compenetra- otros que la poseen por su estado.
do de su vocación, ya Los hombres de una alta categoría
es una predicación. social, por ejemplo, deben ser perso-
Divulgación (CC3.0)
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raciones, con el quepis en la cabeza, Instituciones y
Pensiero (CC3.0)
mandó arrancar el auto. Lo inevita-
ble sucedió. A cierta altura los revo- naciones-clave
lucionarios pararon el vehículo y co- Estas consideracio-
menzaron a romper los vidrios, in- nes nos llevan a otro
tentando matar al Gran duque. És- principio: además de
te se levantó, y en toda su estatura, las personas-clave,
miró a los revolucionarios y les echó hay instituciones y na-
una reprimenda, intimándoles a que ciones-clave.
se retirasen. ¡Todos se alejaron, y el Hubo una isla en
automóvil llegó al palacio imperial! Oceanía en la que
El Gran duque era un hombre que fueron de misión po-
tenía por deber de estado reflejar la cos sacerdotes y una
majestad real, y sabía hacerlo. Como Congregación religio-
militar debía mantener la disciplina, y sa femenina. La su-
sabía simbolizarla; tanto es así, que él periora, al llegar a la
solo, dispersó una multitud furiosa. isla notó que la po-
En ese sentido es necesario de- blación nativa tenía
cir que cada hombre debe reflejar ex- ya un cierto grado de
ternamente su papel en la sociedad. desenvolvimiento; no
Aquello que los franceses llaman le eran, pues, completa-
physique du rôle, esto es, tener un físico mente bárbaros. En-
de acuerdo con el papel que se desem- tonces se planteó pa-
peña es algo que se debe exigir de ca- ra ella el problema
da hombre. Un magistrado no puede de qué hacer. Si fun-
tener un aire de payaso. Si lo tuviese, dase un orfanato po-
estaría traicionando su misión. Ade- dría bautizar a todos
más de conocer muy bien las leyes, de- los niños que en él en-
be ser un hombre que tenga la digni- trasen; si construyese
dad de un magistrado. Un militar no un hospital ganaría la
puede tener el aspecto de un dandi. El simpatía de la pobla-
sacerdote no puede tener el aspecto ción y así conseguiría algunas conver- en los puntos estratégicos. En lugar
de un laico, y nada peor que un laico siones. Entre tanto, después de ha- de procurar ver cuál es la obra-cla-
con aspecto de sacerdote. Cada papel cer varias conjeturas, resolvió fundar ve, realizan la primera idea agrada-
social precisa tener su aspecto propio, una escuela para la formación de pro- ble que les pasa por la mente.
y existe un aspecto para cada papel. fesoras primarias que enseñasen a la
Finalmente, hay personas que tie- población a leer y escribir. En poco El demonio siempre está
nen ese don de irradiación por capa- tiempo la escuela estaba repleta. Las rugiendo alrededor del hombre
cidad personal. Muchas veces, sola- alumnas del curso fueron bautizadas
mente por su silencio, por su mirada, en gran cantidad, y se hicieron profe- Después de haber analizado los
por una media palabra, por su simple soras primarias católicas. Toda la en- principios de las Revoluciones A y B
presencia, esos hombres crean una señanza básica de la isla cayó en las referentes al individuo y a la sociedad
serie de estados de espíritu. Otros tie- manos de esas religiosas, y en veinte humana, pasaremos a mostrar cómo
nen la misma cualidad en el terreno años la Religión Católica estaba sóli- fue el proceso de la Revolución ten-
de la lógica o del sofisma. Argumen- damente establecida. Esa escuela fue dencial a través de los siglos, desde la
tan tan bien que el adversario queda una institución-clave. Edad Media hasta nuestros días.
aplastado por la argumentación. Son Si aquella Congregación se hubie- ¿Como se desenvuelve una Re-
personas a quienes Dios les dio la ta- se dedicado a la fundación del or- volución tendencial en el plano A?
rea de guiar a los otros hacia el bien, fanato, habría hecho una obra muy Cuando consideramos los varios des-
dentro del propio orden natural. Y si buena, pero no la obra-clave. envolvimientos por los cuales pasó en
la persona tiene esa capacidad está Poquísimas son las personas que una determinada sociedad, a lo largo
obligada a ejercerla. tienen la preocupación de colocarse de los siglos, vemos que el proceso de
13
La Sociedad analizada por el Dr. Plinio
personas sean fieles, piadosas, reli-
Flávio Lourenço
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plantea, porque todo eso abstrae del diendo hacia la vida mole, el rela- honrada; sin embargo, cuando un
hecho de que la Civilización Católi- jamiento, la pérdida del sentido del hombre se abandona al goce de una
ca, por más perfecta que sea, nunca sacrificio, de lo sobrenatural, inun- vida honrada, estamos en las víspe-
elimina el pecado original, por una dada de los bienes naturales de la ras del día en que comenzará a en-
parte, ni el demonio por otra, que Civilización Cristiana. San Francis- contrarla pesada y preferirá la vida
siempre está rugiendo alrededor del co por la caridad y Santo Domingo deshonrada. v
hombre. por la lógica re-irguieron en conjun- (Continúa en el próximo número)
Cuando aquellas situaciones se to la Edad Media.
consolidan, satanás pasa a no tentar Pero ya en esa época, tales Ór- (Extraído de conferencia de 1964)
más a las almas, a fin de adormecer- denes religiosas presentaban un co-
las y así conducirlas más fácilmente. mienzo de decadencia, y por mis-
teriosos designios de la Providen-
1) Ver Revista Dr. Plinio Nº 59
Dos grandes Contra- cia, no hubo una Orden nueva que
2) Expresión acuñada por el Dr. Plinio
Revoluciones hechas por restaurase la sociedad en su fervor
para indicar la aspiración existente en
primitivo. Entonces, los árboles co- el alma de cada persona para contem-
la Orden Benedictina menzaron a hacerse combustibles, plar a Dios de un modo propio.
En ápices de la Civilización como esto es, los fieles comenzaron a vol- 3) Nikolás Nikoláyevich (* 1856 -
ese, ¿de quién es la misión de man- verse hacia el goce de la vida. En +1929), fue Comandante Supremo
tener los ojos vueltos para el Cielo? sus comienzos, el goce de una vida del Ejercito Imperial Ruso.
Del clero en primer lugar y especial-
mente de las Órdenes religiosas, que
Archivo Revista
representan dentro de la Iglesia el
estado de perfección, y a quien cabe
inculcar la idea de oración, de reco-
gimiento y de mortificación.
La Historia de la Revolución y de
la Contra-Revolución en la Edad Me-
da, en el plano A, es la Historia de
las Órdenes religiosas. No hubo ma-
yor Contra-Revolución en la Histo-
ria que la de dos grandes hechas por
la Orden Benedictina. La primera de
ellas fue la organización de las misio-
nes, con la que se edificó la Edad Me-
dia; la segunda fue la gran reforma de
la Edad Media realizada por los be-
nedictinos de Cluny, elevando la so-
ciedad a un ápice de civilización.
Tuvimos, además, las reformas
de Santo Domingo y de San Fran-
cisco, las cuales se inter-penetran y
atestiguan, una vez más, el impor-
tante papel de las Órdenes religio-
sas. Así se realizó, el famoso sueño
del Papa Inocencio III, en el que vio
la Basílica de San Juan de Letrán –
que representaba toda la Iglesia Ca-
tólica– agrietada y siendo sustenta-
da, ora por Santo Domingo, ora por
San Francisco. Esta iglesia resque-
brajada era el comienzo de la Revo-
El Dr. Plinio en 1964
lución, La Cristiandad estaba ten-
15
De Maria nunquam satis
Auxilium Christianorum en
Samuel Moraes
Archivo Revista
realizado un hallazgo encontrando es-
ta imagen? Me pareció de una expre-
sión fisiognómica, de una serenidad
interior que provenía de la templan-
za. La templanza es la virtud cardi-
nal por la cual se tiene por cada cosa
el grado de aprecio o de repudio que
es proporcional a todas las circunstan-
cias. Nunca se quiere una cosa exage-
radamente ni menos de lo que mere-
ce, y jamás se detesta algo exagerada-
mente ni menos de lo que merece. La
completa execración hacia las cosas
totalmente execrables forma parte de
Dr. Plinio durante una conferencia en 1985
la virtud de la templanza.
17
De Maria nunquam satis
18
a Nuestra Señora; o se sube cada día María Grignion de Montfort tiene una das Iscariote… ¡Hasta él hubiese reci-
más, o se para, y aquello que para, de- expresión que parece exagerada, pero bido un auxilio de la Virgen!
cae. No tengamos miedo de exagerar está absolutamente dentro de la ver-
desde que seamos fieles a la Doctrina dad: él dice que, si hubiese en el mun- La bella avenida de los
Católica, en materia de culto a la San- do una sola madre que reuniese en su callejones sin salida
tísima Virgen, porque De Maria nun- corazón todas las formas y grados de
quam satis, dice San Bernardo: sobre ternura que todas las madres del mun- Pero nosotros tenemos una difi-
Nuestra Señora jamás hay lo que bas- do tendrían por un hijo único, y esa cultad de tener esto siempre presen-
te. Ella sabrá después premiar. madre tuviese un solo hijo para amar, te. ¿Por qué? Porque no lo vemos con
ella lo amaría menos de lo que Nues- los ojos del cuerpo, y en nuestra mi-
Si Judas hubiese procurado tra Señora ama a todos y cada uno de seria, muchas veces somos de aque-
a Nuestra Señora, Ella los hombres. De manera que Ella es llos que no creen porque no ven. No
de tal modo Madre de cada uno de no- dudamos, pero olvidamos. Nos senti-
lo recibiría con bondad sotros, nos quiere tanto, por más des- mos tan desorientados, que decimos:
Nuestra Señora Auxiliadora de los valido, descarriado, espiritualmen- “¿Pero será así realmente? Me pasó
Cristianos... ¿Para María Santísima te tambaleante que se sea, que si nos esto, aquello y aquello otro. Le pedí a
no es una gloria mayor ser Madre de volvemos hacia Ella, su primer movi- Ella y no fui socorrido; ¿por qué voy
Dios, además Corredentora del géne- miento es de amor y de auxilio. María a creer que ahora seré ayudado? Ma-
ro humano, concebida sin pecado ori- Santísima nos acompaña incluso an- dre de misericordia… conmigo a ve-
ginal? ¡Claro! ¿Por qué, entonces, tan- tes de volvernos hacia Ella, pues tiene ces sí y a veces no…”
ta insistencia en torno a esta invoca- conocimiento de lo que ocurre con to- En esas horas debemos decir: “Au-
ción de Nuestra Señora Auxiliadora? dos los hombres, en todos los lugares. xilium Christianorum, ¡ora pro nobis!”
Es comprensible. Como Ella es Ella me ve aquí hablando de Ella, y yo En los momentos en que no com-
Madre de Nuestro Señor Jesucristo y oso esperar que, por la intercesión de prendemos, no tenemos noción de
es nuestra Madre, está permanente- nuestros ángeles en el Cielo, Ella son- cómo será la salida del caso, de lo que
mente dispuesta a ayudarnos en to- ría. Ella conoce, por lo tanto, nuestras va a suceder, debemos repetir con in-
do aquello que necesitamos. San Luis necesidades, y por su intercesión tene- sistencia: “¡Auxilium Christianorum!
mos la gracia de volvernos hacia Ella.
Ella es quien le pide a Dios que ob-
Gabriel K.
Gabriel K.
tengamos esa gracia y Dios nos la con-
cede. Nosotros nos dirigimos a Ella y
la primera pregunta que Ella hace es:
“Hijo mío, ¿qué quieres?”
Ya vi una afirmación, que no era
de un gran teólogo, pero tengo la im-
presión de que es verdadera: si el pro-
pio Judas Iscariote, después de haber
vendido a Nuestro Señor y estar cami-
nando hacia el lugar maldito donde se
ahorcó, hubiese tenido un momento
de devoción hacia la Santísima Virgen
y le hubiese rezado, habría recibido un
apoyo. Si la hubiese procurado y le hu-
biese dicho: “Yo no soy digno de apro-
ximarme a Vos, de veros, ni de dirigir-
me a Vos, soy Judas, el inmundo… Pe-
ro Vos sois mi Madre, ¡tened pena de
mí!”, Ella habría recibido con bondad
al hombre cuyo nombre es sinónimo
de la torpeza más baja y más asque-
rosa, y que nadie debería pronunciar,
por así decir, sin gestos de repulsa: Ju-
19
De Maria nunquam satis
¡Auxilium Christianorum! ¡Auxilium Por lo tanto, a ese título muy espe- rum, ora pro nobis! ¡Auxilium Chris-
Christianorum!” Porque todo caso cial, debemos repetir siempre: “¡Au- tianorum, ora pro nobis!”
tiene salida. Nosotros a veces no ve- xilium Christianorum!” Somos tan
mos la solución, pero Ella está dan- pocos, tan perseguidos, tan aislados, La Batalla de Lepanto
do al asunto una salida monumental. muchas veces tan probados interior- Tenemos un ejemplo de eso en la
Cuando recuerdo la historia de mente, hay tanta cosa que pasa den- Batalla de Lepanto, tan relacionada
nuestras catástrofes, de nuestros nue- tro de nosotros mismos y en torno de con la fiesta de hoy, en la cual se dio es-
vos erguimientos, de nuestra dolori- nosotros, sentimos tanto adversario to: la escuadra católica estaba enorme-
da y gloriosa vía de los callejones sin que ruge, hay toda especie de distan- mente desproporcionada en relación
salida, volviéndome hacia atrás me cias, que necesitamos decir constan- con la escuadra mahometana. Eso ya
pregunto: “Si Ella me diese a esco- temente: “¡Auxilium Christianorum! era una cosa de no entender. ¿No se-
ger esta vía de los callejones sin sa- ¡Auxilium Christianorum! ¡Auxilium ría más comprensible que Nuestra Se-
lida u otra cualquiera de las que yo Christianorum!”, para que quede cla- ñora hubiese reunido una escuadra ca-
imaginara, ¿cuál preferiría?” Yo ha- ro que la victoria fue de Nuestra Se- tólica potente, magnífica, para aplastar
bría respondido: “Madre mía, si Vos ñora. Nuestra insuficiencia proclama a aquellos impíos seguidores de Maho-
me diereis fuerza, ¡escojo la aveni- ma? Sin embargo Ella no hizo eso. Era
da de los callejones sin salida!” Ave- una escuadra pequeña, tal vez casi se
nida de lo inexplicable, de la aparen- pudiese decir raquítica.
te catástrofe, de la derrota, del arra- Surge la escuadra musulmana que
samiento, pero de la victoria que se forma la media luna y va cercando a
afirma. ¡Cómo es bella la avenida los católicos. La batalla se inicia y
de los callejones sin salida! ¿Por hay varios reveses de los católicos.
qué? Porque es la avenida triun- En cierto momento, estos saltan
fal de Nuestra Señora. Ella abre en la nave capitana enemiga y
Gabriel K.
los callejones sin salida, trans- comienzan a atacar. Hay algu-
forma esa cosa monstruosa – nos éxitos, la escuadra mahome-
una avenida dividida en callejo- tana huye. Ellos mismos no com-
nes sin salida– y hace de eso una prenden bien por qué huían. Pe-
avenida. Se comprende la provi- ro en los anales encontrados de
dencia de María Santísima. ¡Es los propios mahometanos está
una verdadera maravilla! escrito: “La escuadra huyó por-
que una Dama terrible apareció
en el cielo y nos miraba con un
Rodrigo C. B.
20
Sepultura de Don Juan Queridos, recemos, por lo tanto:
Vicente Torres
Vicente Torres
esplendores del Vaticano. En una V dijo de él: “Fuit ho-
sala, un Papa santo –San Pío V– mo missus a Deo, cui no-
preside una reunión de cardena- men erat Ioannes!” Lo que el
les. Pero lo mejor de su atención Evangelio dice de San Juan Bau-
está puesto en aquella escuadra tista, él lo aplicó a Don Juan de
que, con una dificultad diplomáti- Austria: “Hubo un hombre enviado timo aliento y aún digamos “Auxilium
ca enorme, él consiguió reunir. El por Dios, cuyo nombre era Juan” Christianorum”, poco después el Cielo
grueso de la escuadra era de naves (Jn 1, 6). se abrirá para nosotros. v
españolas, pero Filipón2 tardó de- Pero, ¿quién obtuvo que la Reina (Extraído de conferencia del
masiado tiempo en mandarlas. Por del Cielo desde el cielo acortase las 23/5/1984)
otro lado, unos pocos navíos vene- inmensidades vacías y con su mirada
cianos, de la Serenísima Repúbli- ganase la batalla? El Rosario rezado 1) Situada en São Paulo, en la Rua Ma-
ca de Venecia, y algunos pequeños por San Pío V, que decía a Nuestra ranhão, 341, Barrio Higienópolis.
navíos de la Santa Sede. Todo junto Señora: “¡Auxilium Christianorum!” 2) Felipe II, Rey de España.
colocado bajo el comando de Don
Juan de Austria. Los navíos de la
Archivo Revista
Santa Sede estaban comandados
por el Príncipe de Colonna. La es-
cuadra va hacia aquellas regiones y
el Papa piensa, piensa… En cierto
momento se aparta de su sala don-
de se estaba realizando la reunión
de los cardenales y se pone junto
a la ventana, al tiempo que se veía
un pequeño un rosarito que caía de
sus manos. Él reza el rosario ente-
ro, vuelve y dice: “Una gran victo-
ria fue ganada por Don Juan: ¡la
escuadra cristiana venció!”
Don Juan de Austria combatió,
fue un gran guerrero, un héroe. En
su sepultura en el Escorial, que yo
tuve la alegría de visitar, está escrita
El Dr. Plinio en 1984
como epitafio una frase que San Pío
21
Reflexiones teológicas
La búsqueda universal
de lo sublime
Lo sublime verdadero existe sólo en Nuestro
Señor Jesucristo y en la religión católica.
Buscarlo en todo y amar las cosas en la
medida en que son sublimes es una flor
propia del espíritu católico, que encontraba
en los cruzados su realización. Hoy en día,
quienes no tienen ese ideal de cruzado no
tienen medios para mantenerse en estado de
gracia, excepto en situaciones muy raras.
22
Debemos ser la
Flávio Lourenço
contraofensiva de lo sublime
De esto vivía la Edad Media: de la
paz de aquellos que no estaban desti-
nados a la sublimidad como actividad,
pero que buscaban importarla para re-
Defensa de Salerno contra gar su campo no sublime. Entonces la
el ataque de los moros
rosa sublime, el pan sublime, el traje
Catedral de Salerno, Italia
sublime, la canción sublime, la subli-
midad en todo. Propiamente, la Edad
Flávio Lourenço Media es esa omnipresencia de la su-
blimidad e, insisto de nuevo, incluso
en aquellos que no eran sublimes.
Leí una obra de un historiador de la
Edad Media que trataba de un aspec-
to curioso. Preguntaba, entre otras co-
sas, qué distracción podría haber en un
castillo para los lugareños que vivían a
su alrededor. En general, en una aldea
o villa, la iglesia estaba dentro del pa-
tio del castillo porque no querían que
fuera asaltada por los adversarios. Así
que lo mejor de las murallas era pro-
teger la iglesia. Pero en un período de
paz los portones estaban abiertos y la
gente iba a rezar a la capilla, en el pa-
tio del señor feudal. Y su distracción
era ver cómo trascurría la vida de los
lidad de este gran santo el habitantes del castillo, que comunica-
aspecto de caballero. ¡Pero, San ban cierta sublimidad a todo lo que
Francisco tenía alma cruzado! hacían. De hecho, el concepto de aris-
El espíritu de caballería genera- tocracia fue naciendo de ahí como un
ba el gusto por la sublimidad en to- perfume emana de una flor.
do. De ahí la presencia de lo sublime Esta búsqueda universal de lo subli-
en la Edad Media, incluso en aque- me nació en último análisis del espíri-
llos que fueron llamados a realizar tu católico llevado, en lo que tiene de
tareas no propiamente sublimes. Un apetencia por lo sublime, a su apogeo
panadero llamado Maestro Juan, por la Cruzada, en la que un ideal al-
por ejemplo, dueño de una muy bue- tísimo inducía al sacrificio de la vida.
na panadería, en su físico y en todo Nuestro Señor dijo que nadie puede
lo demás no tenía nada sublime ex- ser más amigo de otro que ofreciendo
cepto esto: la tendencia constante su vida por él (cf. Jn 15, 13). Entonces,
de darle al pan que hacía un sabor ante la sublimidad del Divino Reden-
espiritualmente más elevado y, por tor una persona, por amor a esta subli-
lo tanto, más delicioso. La búsqueda midad, ofrece su vida y ella misma se
del sabor perfecto estaba presente eleva a un grado sublime.
en una idea del pan sublime, y cons- El progreso de la espiritualidad
tituía el progreso del arte del pana- católica a lo largo de los siglos de-
dero. Era un hombre cuyo gusto de be conducir a este punto. Sin embar-
la vida estaba en contemplar la su- go, no puede no ser que el demonio
blimidad. quiera cortar el desarrollo de esta
espiritualidad. Por lo tanto, se hacía habían hecho, fue una buena prueba Es verdad que el espíritu de la ca-
necesario que la Revolución fuera la de que los grandiosos siglos de la Ca- ballería estaba muriendo, pero Nues-
contra cruzada, primero por lo ba- ballería habían pasado”. tra Señora no permitió que muriera
nal, después por lo vulgar, por lo vil Durante su agonía moral, que pro- por completo, y dispuso que renacie-
y, finalmente, por lo infame. Consi- bablemente sufrió despierta toda la ra en la parte católica de un continen-
derados bajo este punto de vista, los noche, la víspera de ser guillotinada, y te sin gran fuerza industrial, ni grandes
movimientos más avanzados de la desde temprano escuchando los tam- éxitos económicos, que vivía de admi-
Revolución tienden a la infamia, ya bores que sonaban en todas las in- rar e imitar a Norteamérica y Europa.
de una vez. Es la eliminación de to- mediaciones de París, convocando a Quien, hoy en día, no tiene este ideal
da cultura, de toda civilización, que aquellos malvados, sinvergüenzas, pa- de cruzado no tiene medios para mante-
son aún restos de la sublimidad que ra asistir y ver su ejecución, María An- nerse en estado de gracia, excepto en si-
hubo en determinado momento. Por tonieta todavía esperaba que un tal tuaciones muy raras. Por eso, en mi opi-
esta razón debemos ser la contrao- Caballero del Clavel –un anónimo que nión, este espíritu de Caballería debería
fensiva de lo sublime. Es este amor a le envió cartas a la prisión de la Con- haber modelado a toda la sociedad civil
la sublimidad lo que nos explica. ciergerie, y quien declaró que en cierto hasta el más mínimo detalle. Sin embar-
momento estaría a su paso para libe- go, se fue evaporando.
Matar a una princesa como rarla– se haría presente.
De hecho, hubo un avance sobre Apostolado de la sublimidad
María Antonieta sólo fue
el cortejo que la llevaba a la muer- Acabo de ver con tristeza, en una re-
posible porque el espíritu de te, y debió sentir allí que el Caballe- vista, varias fotografías de príncipes que
la Caballería había acabado ro del Clavel se estaba aproximan- en diferentes ocasiones aparecen ape-
do. Pero él no tuvo las agallas para nas con camiseta, y reinas o princesas,
Burke1 tiene un pasaje muy boni- correr el riesgo hasta el final, y hu- sus esposas, más o menos en la misma si-
to, que dice más o menos lo siguien- yó con el grupo de compañeros que tuación. Es de cortar el alma...
te: “Que haya sido posible matar a había reunido. Lo que parece confir- Por ejemplo, la Reina de Dina-
una princesa como María Antonieta, mar aún más a Burke... Hasta aque- marca es una persona que se presen-
sin que los cruzados de toda Europa llos que intentaron ser caballeros no ta bien, una princesa digna del cargo
se levantasen para evitar que esto su- llegaron al final y, puestos ante el pe- que ocupa. Pero, visitando su ciudad
cediera, o para castigar a los que lo ligro, no tuvieron coraje. natal en Francia, donde va todos los
24
años de vacaciones con su marido,
25
S antoral
1. San José Obrero.
–––––––––––––––––––––
San Sacerdote de Limoges, obispo
Gabriel K.
San Jeremías, profeta. Prenunció la y monje (+s. VIII). Fue obispo en Li-
destrucción de la Ciudad Santa y de- moges, Francia, pero al final de su vi-
portación del pueblo israelita, sufrien-da, volvió a la vida monacal.
do por esto graves persecuciones. 6. San Francisco de Montmorency-La-
2. San Atanasio, obispo y Doctor val, obispo (+1708). Francés, primer
de la Iglesia (+373). Obispo de Quebec, Canadá. Durante 50
San José Nguyên Van Luu, mártir años ayudó a consolidar y aumentar la
(+1854). Agricultor y catequista viet- Iglesia, en toda América del Norte.
namita, se entregó en lugar del presbí- 7. V Domingo de Pascua.
tero Pedro Luu, y murió en la cárcel, Santa Domitila, mártir (+s. I/II).
en tiempos del emperador Tu-Dirc. Esposa del cónsul Flavio Clemente.
3. Santos Felipe y Santiago el Me- Acusada de renegar de los dioses pa-
nor, Apóstoles. ganos, es deportada a la isla de Pan-
San Estanislao Kazimierczyk, dataria, donde padeció un largo mar-
(+1489). Canónigo regular en Kasi- tirio, muriendo sola y abandonada.
mierz, Polonia. Diligente ministro de 8. San Víctor, mártir (+c. 304). Sol-
la Palabra, maestro de vida espiritual dado de las tropas imperiales de origen San Estanislao Kazimierczyk
y asiduo en las Confesiones. mauritano. Rechazó sacrificar a los dio-
4. Santa Antonina de Nicea, virgen ses paganos y por esta razón, padeció di- 13. Nuestra Señora de Fátima.
y mártir (+s. III/IV). versos tormentos y muere decapitado. San Andrés Hubert Fournet, presbí-
9. San Isaías, Profeta. tero (+1834). Durante el periodo del
5. San Hilario de Arlés, obispo
San Pacomio, abad (+347/348). Re- Terror en Francia, era párroco en Le
(+449).
cibió el hábito monástico de manos del Puy-en-Velay, con valentía fortalecía los
anacoreta Palemón. Fundador de nu- fieles en la Fe. Restituida la paz, fundo
Helio G.K.
26
–––––––––––––––––––– * Mayo * ––––
18. San Juan I, Papa y mártir (+526). 24. María Auxiliadora.
Flávio Lourenço
Beata Blandina del Sagrado Cora- San Vicente de Lerins, presbítero y
zón (María Magdalena Merten), vir- monje (+450). Religioso del monas-
gen (+1918). Religiosa ursulina alema- terio de Lerins, Francia. Ilustre en la
na, asoció con sabiduría la vida contem- doctrina y ejemplo de santidad de vida.
plativa a un excelente trabajo de forma- 25. San Beda el Venerable, presbí-
ción integral, para jóvenes cristianas. tero y Doctor de la Iglesia (+735).
19. San Crispín de Viterbo, religio- San Gregorio VII, Papa (+1085).
so (+1750). 26. San Felipe Neri, presbítero
20. San Bernardino de Siena, pres- (+1595).
bítero (+1444). Santa Mariana de Jesús Paredes,
Beata María Crescencia Pérez, vir- virgen (+1645). Terciaria francisca-
gen (+1932). Religiosa argentina, na. Dedicó su vida a los indígenas y ne-
perteneciente a la Congregación “Hi-
Flávio Lourenço
27
Hagiografía
Contemplar el mundo
maravilloso de las almas
Comentando algunos aspectos de la vida de San Ampelio
el Herrero, el Dr. Plinio muestra la importancia de conocer
las almas para admirar en cada una aquello que es
recto, según Dios, lo qué sería ella si fuera enteramente
fiel, y el grado de fidelidad que dentro de ella existe
y la convierte en un reflejo especial del Creador.
Aislamiento, silencio y
extraños visitantes
Podemos imaginar más o menos
lo que sería la vida de San Ampelio
como herrero ambulante en la Te-
baida del siglo V.
En este siglo, precisamente, la ins-
titución ermitaña estaba ganando su
San Ampelio - Iglesia de Santa María Magdalena, Bordighera, Italia
verdadero carácter, porque durante
28
los siglos anteriores, especialmente el
J.P.Ramos
seguía mucho a los católicos y su vi-
da era extremadamente difícil. Mu-
chos huían hacia el desierto para no
ser encarcelados o torturados. Allí
pasaban a veces una larga vida, has-
ta los noventa o más años, en la tran-
quilidad absoluta del yermo, rezando
a Dios y pidiendo por la Iglesia Cató-
lica, de tal manera perseguida.
Pero en esta tierra el Creador no
permite que la vida de nadie esté
exenta de grandes pruebas. E incluso
pruebas heroicas, sufridas por perso- Monasterio de la Luz en São Paulo.
nas que Dios ama más y que destina a En destaque, San Antonio de Sant’Ana Galvão
prestar un servicio especial a la Iglesia.
No debemos suponer que el úni- fácilmente los demonios buscan co- la propia religión católica. Los de-
co martirio que sufrían estos ermita- mo permanencia habitual, de donde monios se aparecen a veces a los er-
ños que iban a la Tebaida era el aisla- salen a producir infestaciones. Estos mitaños y fingen festines de Roma,
miento y el silencio, lo que constituía ermitaños estaban donde podían. A de Alejandría y otros lugares don-
un martirio. Uno puede imaginar en el veces eran lugares hermosos, a veces de ellos están. Los ermitaños sufren
hombre con instinto de sociabilidad y, feos o comunes. Estaban allí, por lo alucinaciones. Se da de todo.
por lo tanto, con la tendencia a comu- tanto, sufriendo todos los inconve-
nicarse, lo que representa el sufrimien- nientes del aislamiento, incluida una Deseo de ofrecer a Dios el
to de pasar cuarenta o cincuenta años cierta presencia preternatural, en el holocausto y la soledad
sin ver absolutamente a nadie, a no ser sentido malo de la palabra.
uno que otro visitante que aparecía de Pero eso no es nada. El hombre es- En el siglo V, el número de ermi-
vez en cuando, y que no se sabía bien tá de tal manera hecho para la lucha y taños era muy grande, ya no causado
quién era. A veces era un alma necesi- el dolor que cuando huye de ellas y se por el miedo a la persecución –que
tada que habiendo oído hablar de ese establece en el desierto, dentro de su terminó con Constantino y la inva-
ermitaño, emprendía un viaje arriesga- alma surgen los problemas… nacen sión de Roma por los bárbaros– sino
do para pedirle oraciones. Sin embar- la lucha y el dolor. Y vienen, enton- determinado por el miedo a perder-
go, muchas veces era algún bandido o ces, las pruebas interiores que a me- se en las ciudades y por la voluntad
criminal político que huía de la poli- nudo son más terribles que las prue- de ofrecer a Dios el holocausto de su
cía o de las autoridades; algún lunático, bas exteriores. soledad. Y hubo tantos en esa época,
maníaco o incluso algún poseso del de- ¿Y qué es una prueba interior? Un que se llegó a decir que el desierto
monio que corría por esas zonas. ermitaño va al yermo solitario; en los estaba hormigueando de ermitaños.
primeros tiempos experimenta una En todas las épocas de la civiliza-
El hombre es hecho para alegría, un consuelo, las gracias de ción cristiana hubo ermitaños en gran
la lucha y para el dolor Dios inundan su alma. Pero, poco a cantidad. El nuestro es el tiempo des-
poco van alejándose y él comienza a afortunado sin verdaderos ermitaños.
Hay que resaltar esta cosa curio- perder toda la primera unción, se sien- A menudo voy por la tarde a la igle-
sa y real. Los mismos yermos, luga- te aislado, triste, deprimido, abatido y sia de la Luz, rezando mis oraciones
res aislados, si no son muy bendeci- enfermo. De repente, las tentaciones en el camino de ida y vuelta. Y nunca
dos, a veces están especialmente in- comienzan a zumbar en el espíritu. Y dejo de recordar que, en las historias
festados de demonios. Por ejemplo, con las tentaciones, no pocas veces se de São Paulo, se dice haber sido el ba-
ciertos bajíos pantanosos poco pro- inician las infestaciones diabólicas. rrio de la Luz poblado por ermitaños,
fundos, o grutas muy profundas, lu- La peor de todas las tentaciones que vivían en las redondeces y contor-
gares donde nadie va, pantanos, zo- es la tentación contra la fe. Él es in- nos del río Tietê, lo cual hizo de él un
nas malolientes, etc., son lugares que vitado por el demonio a cuestionar lugar particularmente poético por la
29
Hagiografía
niebla que, en ciertas épocas del año, cidos y proporcionando servicios con recto, según Dios, lo que sería si fuera
había en aquella zona más húmeda, y su trabajo del hierro, o haciendo al- completamente fiel y el grado de fide-
por la enorme cantidad de garzas que guna pieza que necesitaban para que lidad que existe dentro de ella y que
volaban de un lado a otro y encanta- su vida material fuese más fácil, etc. la hace un reflejo especial del Crea-
ban a [San] Fray Galvão, cuando pasa- Probablemente sin hablar, recibien- dor. Saber también discernir en las al-
ba por ahí. ¡Qué diferente es el barrio do solo del ermitaño algún consejo, mas lo que es ruin, y a contrario sensu,
de la Luz hoy en día! si se lo pedía, para su propia vida es- seguir amando lo que es bueno.
piritual. Y luego seguiría adelante. Yo les garantizo que, si una per-
Conocedor de los esplendores Este es un verdadero Guide Bleu –la sona dedicara su vida solo al estudio
espirituales del desierto gran guía turística de Europa– de los y al conocimiento de las almas, ten-
esplendores espirituales del desier- dría una vida mucho más entretenida
Los ermitaños, tan numerosos en to. “Si quieres conocer a alguien que que si hiciera otras cosas. Ciertamen-
el siglo V, a veces eran servidos por tiene el don de profecía, vuélvete por te más que tomar un avión e ir a Nue-
caminantes callejeros que les lleva- allí y baja; en esa cueva hay un ancia- va Delhi, de allí a Shanghái, y lue-
ban cosas y hacían caridad con ellos. no que posee este don; Si deseas ver go a algún lugar de América del Sur,
Y San Ampelio llevaba una vida a alguien que es heroico en las peni- América del Norte o Suecia; entran-
curiosa, con esta forma única de tu- tencias, sube a la cima de esa colina do en aeropuertos, alojándose en ho-
rismo: el de las almas. Un hombre donde vive un joven que se flagela de teles, viendo monumentos y quedan-
que es herrero de profesión una manera admirable. Más adelan- do con el alma vacía. Los verdaderos
Luis Samuel
va gratuitamente a ayudar a te verás a un ermitaño que se levan- monumentos de este mundo son las
tal ermitaño; más adelante ta del suelo, cuando saluda a Nues- almas de los hombres. Y no hay nada
se encuentra a uno que hi- tra Señora al mediodía. Y al llegar la más hermoso, más interesante y más
zo tal milagro, y más allá a noche, verás a aquel otro que duerme atractivo que conocer las almas.
otro que se destaca por tal en la serenidad, mientras afuera aú-
virtud. Así, él va conocien- llan las fieras: es fulano, el gran ermi- Conocer hombres “sin alma”
do alma por alma, volviendo taño, cuyo sueño es edificante y trae Confieso que la poca experiencia
a recorrer itinerarios cono- paz a todos los que lo contemplan”. del contacto con las almas que me
han proporcionado los pocos viajes
Los verdaderos que he hecho, lo que más me inte-
monumentos de este resa es conocer las almas; incluso las
almas de hombres “sin alma”, por-
mundo son las almas que incluso éstas, a contrario sensu,
Probablemente San Ampe- son interesantes de conocer.
lio, con sus dones de herrero, Recuerdo que una vez viajé de Río
fue un visitante, un turista de la de Janeiro a París, al lado de un holan-
santidad a través de los desiertos. dés que venía de Indonesia e iba a ba-
Y era movido, con certeza, por jarse en Londres, y que no tenía alma.
el encanto y el entusiasmo que le Miré para él de reojo y pensé:
causaba el contacto con almas “Pero qué horrible. Esa es una larga
tan extraordinarias. línea cubierta de carne, ¡él no tiene
Si esta hipótesis –perfec- alma! ¡¿Qué es este hombre?!”
tamente plausible– es ver- Debe ser interesante conversar pa-
dadera, entonces sabemos ra conocer el alma de un hombre “sin
qué virtud podemos imitar alma”. Así que comenté con él a res-
de un santo del que solo te- pecto de cualquier cosa sobre la velo-
nemos generalidades en su cidad del avión, y hablamos en algunos
biografía. momentos del viaje. Pude observar el
Deberíamos pedirle que vacío de un hombre completamen-
nos obtenga una doble gra- te “sin alma” que se sentía bien en el
cia: el discernimiento para cuerpo, porque era evidente que tenía
percibir cómo son las almas, y una salud envidiable, y hacía de eso su
admirar en cada alma lo que es alegría, pero siempre estaba compri-
Arquivo Revista
cuado para esto? ban, Él decía: “¡Ma-
Esa es toda la vida del Redentor. dre mía!”, y Ella:
En todas las cosas que hacía, se pue- “¡Hijo mío!” ¡Qué
de ver un conocimiento perfecto de entraba allí de co-
las almas con las que Él trataba, y to- mercio de almas! Es
do ajustado a las condiciones y nece- la relación más no-
sidades de esas almas. ble, más alta y más
O sea, Él estaba continuamente con perfecta de toda la
su mente puesta en el Padre Eterno y historia. Fue esen-
en las almas con las que estaba tratan- cialmente una rela-
do, considerándolas, inmediatamente ción de almas.
y, a primera vista, como, por ejemplo, Entonces, traten
aquel joven rico. El Evangelio dice que de conocer las al-
Nuestro Señor lo miró y lo amó. Dicho mas y de interesar-
de otra manera, vio su alma y lo amó se por ellas.
por causa de su fidelidad. Cuando Je- ¿Hay algún obs-
sús trataba con los fariseos, era el alma táculo para esto?
de ellos lo que Él veía y conocía hasta el Sí. Es cuando esta-
fondo. Y así, con su sabiduría, su infini- mos tratando con
ta santidad, removía hasta el fondo los los otros y no pensa-
acontecimientos de los pueblos con los mos en sus almas, si-
que entraba en contacto. no en nosotros mis-
Podemos imaginar cuál era la ale- mos: nos volvemos
gría de Nuestro Señor cuando miraba a incapaces de cono-
Nuestra Señora y veía su alma perfectí- cerlos. Cuando uno
sima. No podemos tener idea del gau- analiza a los demás,
El Dr. Plinio en 1976
dio –alegría– que Él tenía con esto. Sin no para ver cómo
31
Luzes da Civilização Cristã
Entusiasmo y alegría
por el alma guerrera
Durante la Edad Media se entendía que, en la sociedad
temporal, la más alta carrera era la militar, exactamente
por el principio enunciado por Nuestro Señor: “Nadie tiene
mayor amor que aquel que da su vida por sus amigos.”
Por esa razón, las más bellas guerras de la Historia fueron
aquellas que tomaron todo su sentido en el ideal religioso.
32
están tiesas y erguidas como un
dragón de caballería. La Empe-
ratriz, persona por cierto muy
afable y simpática, tiene un po-
co la postura de una “genera-
la”. Pero todo pasaba de un mo-
do medio militarizado en la cor-
te alemana, siempre impregnada
o
por la idea de que el valor supremo nç
ure
Lo
de la existencia humana es la lucha y, io
áv
Fl
por lo tanto, la guerra, la inmolación de
la vida o la destrucción de vidas. En la músi-
ca militar alemana las notas salen como si fuesen
batallones, arrasando en el aire a un enemigo imagi-
nario. Silencios perezosos se rasgan delante de ellos,
y van batiendo, provocando, combatiendo, de manera
que se tiene la impresión de que acaban tomando la
ciudadela. Es la descripción magnífica de un comba-
te o la musicalización de una parada. Cuando determi-
nados instrumentos tocan unas notas, se tiene la sensa-
Jesús indicando el camino a
ción de estar viendo pasar al soldado alemán; cascos que se los cruzados – Iglesia Sainte
mueven, estandartes… Es la antigua Alemania Imperial que Ségolene, Metz, Francia
pasa delante nuestro.
Por detrás del muy bonito aparato militar y de su sonori-
dad que, de modo tan natural interactúan, percibimos algo pia plenitud. Sobre todo, cuando se da totalmente a ries-
más bello: es el alma militar. Lo que ésta, a su vez, tiene de go de, después de la guerra, quedar lisiado, ciego, arras-
más bello es la decisión resultante de la profundidad del alma trándose como un inválido, a veces un pobre mendigo, o
humana de entregar la vida por un determinado ideal. No es morir en la flor de la edad, o caer prisionero, ser maltra-
entregar la vida dejándose matar, sino destruyendo algo que tado. Sea cual fuere el riesgo, él lo decidió y lo hará. Lo
no tiene derecho de existir, organizando contra un ilegítimo ejecuta y sufre, pero en ese sufrimiento, el hombre va su
agresor una fuerza metódica, implacable y dispuesta a todo. ideal y por así decir, se realiza con su ideal.
Esto, en el fondo, tiene el siguiente sentido: la vida
La vida humana no es el valor supremo humana no es el valor supremo. La comodidad, la pros-
Lo bonito, entonces, no es sólo esta resolución, sino, peridad, el confort, el propio placer noble y elevado de
por encima de ella, el idealismo. Si algo hiere al Dere- tener una cultura, una instrucción, familiaridad con al-
cho, la Ley, la Moral, no tiene la facultad de existir; y en tos pensamientos del espíritu, nada de eso constituye el
nombre de la Ley, del Derecho y de la Moral es preciso fin de la vida. Consiste en algo que es más alto que la vi-
tomar la iniciativa de luchar contra eso. da: el Derecho considerado en sí mismo, la Moral consi-
Se trata de una resolución tomada a la luz de un prin- derada en sí misma, el Bien considerado en sí mismo, en
cipio superior, determinando en el hombre una verdadera cuyo holocausto el hombre se inmola.
sublevación en el sentido etimológico de la palabra; un im-
pulso de toda la personalidad, una movilización completa. La más perfecta de las guerras de todos
No una movilización sin distancia psíquica, neurótica, de los tiempos fueron las Cruzadas
un tonto que toma un remedio cualquiera para quedar me-
dio alucinado y va como una bestia a meterse encima de la Mas, a su vez, ¿qué son el Derecho, el Bien, la Moral,
bayoneta de los otros, sino de un hombre enteramente lúci- considerados en sí mismos? La Doctrina Católica ense-
do, señor de sí mismo, que apela a su propia personalidad ña que sólo existe un Dios supremo, perfecto, santísimo,
y la coloca en lucha, y lo hace en una especie de acto de ho- Creador de todas las cosas, a cuya Ley todos deben obede-
locausto, que es el siguiente: “si debo morir, mi vida tiene cer. Él es el Bien, el Derecho. Dios premia al héroe y cas-
pleno sentido porque me realicé enteramente”. tiga al injusto agresor o al débil que no supo resistir a es-
El hombre se realiza completamente cuando se da a te último. Es decir, o esos principios se personifican en un
algo que vale completamente. Entonces llegó a su pro- Ser espiritual vivo, perfecto e infinito, o no tienen sentido.
33
Luzes da Civilização Cristã
Porque el Derecho en sí mismo… es lo que los latinos los demonios que se rebelaron en el Cielo y los precipi-
llaman flatus vocis, una palabra vaga, un sonido emitido te en el Infierno. ¡Qué acto supremamente majestuoso!
por la voz. La Moral en sí misma… ¿qué sentido tiene el Dios, antes del comienzo de todos los siglos, levantándose
vocablo “moral” si no hay un Dios que me premia y me en su indignación y dando la orden a San Miguel Arcán-
castiga, al cual tengo que amar porque Él es Él? E inclu- gel de expulsar a los demonios. Se puede imaginar cómo
so aunque no me premiara y no me castigara, yo lo debe- debió ser esta manifestación de cólera divina, del desagra-
ría amar porque Él es perfectísimo y digno de todo amor. do de Dios, de la repulsa, del rechazo, del asco, y después,
Esto da el último sentido de la inmolación, del sentido el castigo eterno, completo: “Contra ellos mi odio implaca-
militar. Por esa razón, la más bella y noble forma de gue- ble. Yo los cancelaré del lugar glorioso, de la perpetua y feliz
rra que se pueda imaginar es la guerra religiosa. permanencia en mi presencia, los arrojaré para siempre a un
La guerra de las guerras de todos los tiempos y la más dolor sin remedio ni disminución ni consolación, en el lugar
perfecta fue la de las Cruzadas para liberar el Santo Sepul- del fuego, de las inmundicias, del asco, de la blasfemia, la tor-
cro y las poblaciones de los católicos de Oriente próximo, que tura. Detestados por mí por toda la eternidad.”
estaban siendo oprimidos por los mahometanos. La Cruza- ¡Imaginen la majestad de esa sentencia! La belleza del
da contra los cátaros y albigenses, las guerras de religión de triunfo de San Miguel Arcángel y de todos los Ángeles fie-
la Liga Católica de Francia, las de los “Chouans”, de los car- les que, en el Cielo, resistieron la prueba y, por así decir,
listas, de los cristeros. Son las más bellas guerras de la His- desfilaron delante de Dios, recibiendo –ellos, los buenos
toria, porque toman todo su sentido en el ideal religioso. guerreros que arrojaron a los demonios para el infierno–
Ahora viene la más alta consideración que podemos hacer: el premio por la guerra santa, la primera de la Historia,
el alma de esos guerreros que murieron pensando en Dios. De que ellos habían trabado. ¡Qué resplandores en el Paraí-
un Roland, par de Carlomagno, que expira en Roncesvalles, so! ¡Qué “desfiles”, qué “marchas”! Si, como sabemos, los
entregando su alma al Creador. Esa alma que lo ama tanto es, Ángeles entonan un canto espiritual, ¿cómo habrán sido
ella misma, un reflejo de Él, se parece a Él, creada a su ima- sus cánticos durante la guerra contra los demonios, y có-
gen. Dios se ve en ella como en un espejo y ese heroísmo que mo podría ser el cántico de triunfo de los Ángeles fieles en
hay en ella es el reflejo de una virtud divina, un reflejo mucho el Cielo, mostrando a Dios los demonios derrotados? ¡Na-
más cercano que el león, el cual es un animal irracional. El hé- die puede tener una idea de la belleza de esto!
roe es un ser racional y, en su alma espiritual, el heroísmo ya Pero, con el favor de Nuestra Señora, vamos a tener
es un reflejo mucho más cercano de Dios, porque el alma se esta idea. Cuando sobre el mundo desolado, devasta-
parece mucho más al espíritu que a la materia. do, arruinado, casi todos los hombres muertos, toque la
trompeta del Juicio Final, los cuerpos comiencen a resuci-
La primera guerra santa de la Historia tar y el Verbo de Dios encarnado baje a la Tierra en pom-
¡Cuántas actitudes de Dios nos lo muestran como gue- pa y majestad, veremos al Creador dando también el fin a
rrero! Ordenando a San Miguel Arcángel que elimine a la gran batalla de la Creación. Va a llamar a todos los ele-
Flávio Lourenço
34
acto de suprema identificación con los más nobles ideales,
Gabriel K.
J. P. Braido
de su indignación contra los malos y en el esplendor de
su amor a los buenos, y veremos la separación hecha. El
ejército de los buenos se quedará para siempre en el Cie-
lo y el de los malos para siempre en el Infierno. Será el
fin de la batalla y la victoria permanente de los buenos.
En ese momento tendremos refulgencias de Dios y ve-
remos aquello que podríamos llamar el Alma guerrera,
santísima y perfectísima de Nuestro Señor Jesucristo,
llamado por las Sagradas Escrituras el León de Judá, y
la de Nuestra Señora, la Reina de los ejércitos.
San Pablo decía que sólo sabía predicar a Jesucristo. Y
añadió después: a Jesucristo crucificado (1Co 2, 2), enten-
diendo que todas las cosas perfectísimas, santísimas e inson-
dablemente sabias que Nuestro Señor hizo en su vida, sien-
do todas ellas objeto de enlevo1 constante de los hombres, sin
embargo, como que se compendiaban en el acto en el que dio
su vida en la Cruz. Es decir, en el momento en que el hombre
se inmola por algo, da todo cuanto podría dar. El holocausto,
el sacrificio cruento contiene todo el resto. Es un ápice.
Por causa de esto, en la Edad Media se entendió que, en
la sociedad temporal, la más alta carrera era la militar; y la
clase social que seguía esa carrera era la más alta, o sea, la
nobleza. Exactamente por causa de ese principio enuncia-
Jesús cargando la Cruz – Basílica de
do por Nuestro Señor: Nadie puede amar más a su amigo
Nuestra Señora del Rosario, Guatemala
que dando la vida por él. (cf. Job 15, 13). Entonces, es aquel
35
Daiane Amaral
Coronación de
María Santísima
Universidad Nuestra
Señora del Lago,
Texas, EE.UU.