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Han ' corrído ya muchos años desde el día en que mí buen a
fortuna me hizo pasar por delante del antiguo hospital de Sa n
Antonio de los Peregrinos, en la plaza de la Merced, a la sazó n
en trance de derribo . En la ya desmantelada capilla neoclásica ,
digna de mejor suerte, atrajeron mí atención algunas piedra s
labradas, mucho más antiguas que el resto de la fábrica : un
trozo de imposta gótica con las armas de los Arias Dávila y lo s
rotos e incompletos fragmentos de dos estatuas funerarias . ya-
centes, de varón la una y de mujer la otra . Como aquellos ves -
tigios estaban abocados a acabar en mampostería, se los pedí a l
encargado de las obras, que me los concedió sin dificultad y ha n
permanecido desde entonces arrinconados en el patio de mí cas a.
hasta que recientemente, al convertir en capilla conmemorativ a
el refugio que en el jardín hizo construir el General don Enriqu e
Varela en los meses del año de 1937 en que tuvo en este edífíci o
su puesto de mando, las hice restaurar y situar bajo arcosolios ,
sobre sendos plintos . Los huesos, que aún permanecían en l a
capilla del Hospital de Peregrinos, fueron trasladados en 1946
a la que los Arias Dávila fundaron en la parroquia de San Martín .
De que los yacentes representados en las piedras tumulare s
pertenecían al linaje de Arias Dávila no podía caber ningun a
duda . Lo declara la heráldica de la única piedra blasonada en -
contrada con los restos y su procedencia, ya que el Hospital d e
Peregrinos fué fundado por el contador de Enrique IV, Diego
.Arias Dávila, el 10 de noviembre de 1461 . La lectura del test a
_mento° de Pedrarias Dávila, gobernador de Castilla del Or o
(Sanlúcar deBarrameda, 20 de marzo de 1514), nos da la mu y
probable :identíficacíóín de:Ios:personajes representados . Orden a
el famoso conquistador que a su muerte su cuerpo sea enterra -
do en la capilla mayor del : Convento de la Merced, en una se -
piultura llana <e que sea entremedias de mí Señor abuelo Diego
Arias Dávila, que Santa Gloria haya, e del bulto de la Señor a
Doña Isabel Arias» (1) . El estilo de las piedras sepulcrales ín-
dica que fueron indudablemente labradas en el último terci o
del siglo xv, lo cual hace muy verosímil que los personajes re -
tratados sean Diego Arias Dávila, fundador del gran linaje, qu e
murió en los primeros días del año 1466 y su hija doña Isabe l
Arias Dávila, ya fallecida en 1497, mujer de Gómez Gonzále z
de la Hoz, señor de Hermoro, antecesores de los barones d e
Hermoro, título que iure uxoris ha venido a recaer en mí casa .
Diego Arias Dávila es cabeza de una estirpe que, sí n o
figura entre las de ascendencia más antigua y clara, es sin dud a
la más fecunda en personalidades importantes entre todas la s
e ovianas- Poderosísima y elevada al supremo honor de l a
grandeza de España, no solamente mezcla su sangre con la d e
todos los linajes históricos españoles, sino que se enlaza co n
¡-grandes casas europeas como los Cray, los Pío de Saboya, lo s
Centurión y los Stuart. El fundador, representado ya ancian o
en la escultura que estamos comentando, es uno de los per-
esonajes más apasionadamente discutidos del pintoresco y ba -
rroco reinado de Enrique IV. Fué probablemente de muy hu -
milde origen y por su esfuerzo o por su suerte se víó encumbra -
do a la cúspide de la fortuna . Es éste un pecado que no perdon a
la envidia hispánica y que era más imperdonable en los siglo s
penetrados de afán nobiliario y de intransigencia racista . De l a
lectura de las crónicas contemporáneas, tanto de las favorables
como de las adversas, se deduce que fué árbitro supremo de l a
_.. :: recaudación de tributos y de la administración del tesoro del
Rey . Oficios son éstos que siempre han concitado el odio de lo s
ciudadanos y más cuando fueron base de un engrandecimient o
desmesurado . Hechura de Enrique IV y su confidente, había d e
concentrarse en su memoria la campaña antienriqueña durant e
la guerra de sucesión . Diego Arias Dávila fué uno de los hom -
bres más odiados de su tiempo y todo parecía poco a sus detrac -
'lores para denigrar a su persona y a su linaje .
°"Pero, por otra parte, genealogistas y reyes de armas s e
aprestaban a proporcionar a los descendientes del Contador ,
grandes señores que se codeaban con Toledos, Mendozas y Gí-
rones, una genealogía mítica que les permitiese alternar sin son-
rojo con sus parientes, que tenían detrás de ellos toda la híst o
ría de España . Los Arías Dávila tuvieron su leyenda áurea ,
como tuvieron su leyenda negra . Quizá, como suele suceder ene
estos casos, entre la una y la otra esté la verdad .
"La leyenda áurea» del linaje pretendía buscar sus raíce s
en la más simpática y noble figura del romancero : Arias Gon-
zalo, el revíndicador sin ventura de la honra de su ciudad, Za-
mora y de la infanta-reina Doña Urraca contra los caballero s
del Rey Don Sancho que querían hacer recaer sobre ambas l a
traición de Bellido Dolfos . La figura de Arias Gonzalo alcanz a
la grandeza de Ios protagonistas de la tragedia griega cuando
ve morir a sus cuatro hijos mozos para que quede límpía l a
honra de su ciudad y de la Infanta, su señora :
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Sebastián de Almonacíd ?
Sebastián de Almonañd ?
Sebastián de Almonacid ?
MARQUES DE LOZOYA :_
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LYtem ipse dominas teslator dixil quod cum alias bote me-
morae Domina Elisa bel eius soror carnalis in sua última vota n
tatas voluissel sepelire justa dispositionem et ordinalionem do-
mini Episcopi testaloris, ideo mandavil corpus eius sepeliri et
tumulari in capilla sancti michaelís in sepulchrum parenlu m
suorum ibidem sepullorunz cui mandavil fiera sepulchrum spe-
ciossum instar sepulclzrorurn diclorum parentum suorum circa
lamen sepulturas aliarum suprum sucesoris sui episcopi ac de
cani el capíluli segoviensis eclessie prefale voluntatem el dispo-
s_itione voluit observara (14) .
Hay en esta cláusula una frase que nos desconcierta u n
poco : la que se refiere a que el sepulcro de doña Isabel había d e
2construirse, junto a los de sus padres, en la capilla de San Mí-
guel . Los Arias Dávila no tenían relación alguna con la parro -
quia de este nombre y por el testamento de Pedrarias «el Justa-
dorD, sabemos que en 1514 la efigie funeraria de la dama per-
manecía, junto a la sepultura del Contador, en la capilla mayo r
del convento de la Merced . Probablemente esta capilla estab a
dedicada al Santo Arcángel y no me faltan razones en apoyo d e
. sta hipótesis (15) .
= Parece desprenderse del testamento de don Juan que e l
sepulchrum speciosum de la dama estaba ya en su lugar en 1497 .
En el mismo documento se ordena a Francisco Arias, parient e
del testador, que se entreviste con el arquitecto y con los lapí-
daríos (magislri aul arlifjces lapídum) que habían desempeña -
do sus numerosos encargos y que les pague sus estipendios .
Según los documentos contemporáneos y, especialmente, segú n
las cuentas del archivo de la Catedral publicadas por don Artu -
ro Hernández (16), era Juan Guas el que se ocupaba, con s u
cuadrilla de artífices de diversos oficios en las obras episcop á
:-fíes, de 1472 a 1492, por lo menos . En el equipo del maestre
famoso, que dejó su huella inconfundible en tantos monumento s
segovianos, figuran muchos «entalladores», pero un sólo «íma-
gínero», al cual los documentos designan con el nombre d e
Sebastián . Se trata, sín duda, de Sebastián de Almonacid, veci-
no de Torrijos, cuya intervención en el monasterio del Parral y
le en el claustro catedralícío está demostrada . Es, sín duda, el más
grande escultor castellano del siglo xv y en su Iabor, siempre
MARQUES DE LOZOYA
Véanse también las coplas de Cota dedicadas a Diego Arias Dávila con
motivo de un acontecimiento familiar publicadas en eI Homenaje a Menénde z
Pida] y el artículo de L. F. Peñalosa: luan Bravo y la familia Coronel, ESTLI-
DIOS SEGOVIANOS, I, 1949 .
(7) Expediente para ser nombrado calificador del Santo Oficio el Padr e
Francisco de Contreras y Ulloa . Archivo Histórico Nacional. Inquisición. Pu-
blica un extracto P . Alvarez Rubiano como apéndice a su obra citada .
Hoz tomaron el apellido Arias Dávila, sin duda en vista de la posible sucesió n
del mayorazgo fundado por Diego Arias Dávila, el Contador, que exigía el us o
de su apellido y armas . El hijo de doña Isabel, llamado como su primo eI fa-
moso conquistador, Pedrarías Dávila, fundó mayorazgo en 4 de junio de 150 4
sobre el término de Hermoro, con su castillejo y aldea, comprado por sus pa -
dres eI 19 de febrero de 1461, y con otros bienes . A la muerte de este Pedraría s
el mayor de sus hijos, Antonio heredó el señorío de Hermoro y otro, jerónimo ,
el mayorazgo de Hoyuelos, con sus casas y tierras . De ellos descienden la ma-
yoría de los de este apellido que suenan en Segovia en los siglos xvi y xvu .
Véase : Conde de Cedíllo: Desde la Casona, Madrid, 1931 .
(13) . Juan de Vera : Piedras de Segovia, página 48 y siguientes.
. (14) Se deduce de esta cláusula que doña Isabel Arias Dávila, herman a
del Obispo, en su testamento había dejado su sepultura al cuidado del prelado ,
el cual ordenó se la enterrase en la capilla de San Miguel, en la tumba-cripta
o bóveda familiar de sus padres y que se la elevase un sepulcro suntuoso, se-
mejante al de dichos sus padres, el cual sin duda tenía estatua, pues el testa-
mento de Pedrarías «el Justador» se refiere a un «bulto» . El Obispo, sin dud a
receloso de posibles desmanes contra los restos de sus parientes, ruega al
Obispo su sucesor y al Deán y Cabildo respeten sus disposiciones .
(15) En el magnífico tríptico de Ambrosio Benson que de la parroquia d e
San Miguel ha pasado a una capilla de la Catedral, figuran representados el
Arcángel y San Antonio . Esta bella obra de arte no figura en los inventarlo s
ní en las visitas de la parroquia, pero Ponz la consigna en ella en su «Viaje d e
España», a fines del siglo xvui. Siempre pensé que pudiera proceder del Hospi -
tal de Peregrinos, consagrado a San Antonio . El erudito segovíano don Maria-
no Grau me dice haber visto en algún documento que el tríptico procede de l
Convento de la Merced. La presencia de San Miguel en una de sus tablas con -
firma la presunción de que estuviese dedicada al Arcángel alguna capilla de l a
fundación de los Arias Dávila, devotos de ambos santos . (A San Miguel estab a
dedicada la iglesia del castillo de Turégano, y a San Antonio el Hospital de
Peregrinos ; el Obispo don Juan prodigó, en los adarves del castillo, la imagen
del Arcángel).
(16) Arturo Hernández: Juan Guas, maestro de Obras de la Catedral d e
Segovia (1472-1491), «Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueolo-
gía» . Valladolid, 1947.