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RESUMEN
En el intento por contestar: ¿por qué la democracia liberal se encuentra deslegitimada por las
mujeres?, el presente texto busca debatir el concepto y la mirada hegemónica que se usa para observar
la democracia. Así, se plantea una propuesta feminista -desde una epistemología crítica- que permite
visibilizar el espacio del hogar y de los trabajos como espacios de poder; introduciendo la teoría de la
reproducción social y de sostenibilidad de la vida. Se cuestiona lo privado y lo público; sugiriendo
retomar
en la vida cotidiana de las mujeres.
PALABRAS CLAVE
Democracia, feminismos, hogar, mujeres, trabajo de los cuidados y reproductivo.
ABSTRACT
In an attempt to answer the question: ¿why liberal democracy is delegitimized for the women?; this
text seeks to debate the concept and the hegemonic view that is used to observe democracy. Within
this framework, a feminist proposal is put forward from a critical epistemology that allows making
visible the space of the home and the care work as spaces of power, introducing the theory of social
reproduction and sustainability of life. We question what is private and what is public, therefore, it is
suggested that the slogan "the personal is political" be taken up again. We recommend that a
democracy in everyday life.
KEYWORDS
Care work and reproductive work, democracy, feminisms, households, women
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CUADERNO JURÍDICO Y POLÍTICO |Vol. 7 Nro. 18. Julio-diciembre de 2021
Sumario
Introducción | Metodología: método lógico marxista
| Kratos | Demos | Los otros aspectos de la
democracia | Los hogares y la familia | Los espacios
de trabajo | Conclusiones | Referencias
bibliográficas.
Introducción
¿Por qué la democracia representativa se encuentra deslegitimada por las mujeres3? ¿Cuál
es la democracia que plantean los feminismos? O más concretamente: ¿desde dónde se
1
Por citar algunos ejemplos: - En las recientes elecciones presidenciales en Ecuador de abril-2021 se destaca la opción del
nulo que, por primera vez en la historia, superó al millón de votante, llegando a ser al 16,26%. Es decir, 1'761.433 del
electorado optó por el nulo; de quienes, en su mayoría fueron mujeres con el 54,33%, frente a un 45,67% de votos nulos
de hombres (el telégrafo, 2021). Otra evidencia, se ve en las recientes elecciones en Perú en la primera vuelta ningún
candidato superar el 20% de los votos. Además de las manifestaciones del año 2021 en Estados Unidos y en Colombia.
2
Por citar un ejemplo: En la realizada en México se muestra que las mujeres se encuentran en gran más medidas
insatisfechas con la democracia que los hombres (45% frente a 39%).
3
Se reconoce que se debe hablar también de diversidades, sexo, genéricas y democracia pero el presente ensayo por temas
de espacio y tiempo ha delimitado el análisis solo a mujeres.
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La democracia feminista desde la vida cotidiana: los hogares y el trabajo Ana Gabriela Gallardo Lastra
debe abordar para reformular la democracia? Sería muy sencillo atribuir este problema a
la falta de mujeres en las instituciones de representación4.
Sin embargo, parece que el problema no reside ahí sino en la forma en la es concebida la
democracia. Pues, no hay que perder de vista que la democracia, de acuerdo como es
concebida y problematizada, confiere legitimidad política y establece una serie de
parámetros como dónde situar los centros del poder, qué se entiende por sociedad, y cuál
ha de ser su espacio de realización (Miyares, 2019).
Los supuestos de Marx difieren radicalmente de los que se encuentran en la base de los
paradigmas económicos neoclásicos, de la sociología de la acción social y de la ciencia
política dominante, así como también el feminismo da luces de los camuflajes en los que
se ha escondido la democracia (Miyares, 2019).
Por lo que llama la atención que las investigaciones sobre democracia y género se
concentren en su gran mayoría en la participación política dentro de instituciones
representativas, sobre todo en relación a la presencia de mujeres en los parlamentos
(Childs, 2004; Celis et al., 2008; Gallardo, 2021; Schwindt-Bayer, 2010, entre tantas otras).
Es decir, la discusión teórica hegemónica sobre democracia y género se enmarca en la
democracia representativa. Se reconoce que las personas académicas de la teoría
convencional predominante (mainstream) de estudios del desarrollo y ciencias políticas
(también en género) tienden a limitar el desarrollo a cuestiones institucionales y a
reformas políticas (Veltmeyer, 2020). En cambio, del otro lado, parecería existir un vacío
en la literatura sobre la democracia radical, participativa y deliberativa de las mujeres en
4
Cabe recalcar que se reconoce un problema de falta de mujeres y especialmente de mujeres indígenas o afrodescendientes,
ver Mala Htun y Jennifer Piscopo (2014).
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espacios y tiempos más cercanos a ellas y que no limite su participación solo al sufragio.
En conclusión, es como si existiera una desconexión entre la realidad y el mundo de las
ideas. Muy acertadamente Nancy Fraser y otras (2019) enfatizan que el fracaso de la
democracia feminista liberal está en la desconexión entre el ascenso de las mujeres de
élite a los altos cargos y las mejoras en la vida de la gran mayoría.
Por esta razón, encontramos en la epistemología crítica una lectura aguda y necesaria para
este debate, po
propuesta que entiende la construcción del conocimiento como un proceso centrado en
la recuperación de las perspectivas históricas planteadas por y desde los sujetos
subalternos, por sus d
(p.1).
Entonces, para pensar una verdadera democracia que expanda sus lecturas a los
problemas de despojo y explotación, se debe poner en el centro del debate qué cuerpos
y qué territorios están en hiper precarizados y como la democracia da respuesta a estas
situaciones. Por ende, existe la necesidad de dar respuestas complejas a los límites de los
modelos democráticos actuales y como ya no es suficiente pensar en democracia sin
pensar en una postura anticapitalista, anticolonialista y antipatriarcal. Dado que, como
bien lo señala feminista decolonial, estos sistemas de opresión (el capitalismo, el
imperialismo, el extractivismo y el patriarcado) no operan de manera desarticulada, todo
lo contrario, están complejamente interrelacionados (Ochoa 2018).
Con esto dicho, este texto se estructura de la siguiente manera para resolver las preguntas
planteadas. En un primer momento se situará la metodología que se aplicará a esta
propuesta basado en el método lógico marxista: abstracción, concreción y abstracción.
En un segundo momento, se presenta un debate teórico sobre Kratos y Demos para
sobrepasar las lecturas hegemónicas de la democracia representativa. Así, en un tercer
momento se sitúa el análisis en los hogares, el trabajo reproductivo y los trabajos de
cuidados para enriquecer y expandir los debates de la democracia en base a la
reproducción social marxista y la teoría de la sostenibilidad de la vida. Finalmente, se
propone una reflexión sobre la democracia nuevamente abstracta después de haber sido
analizada en lo concreto.
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La democracia feminista desde la vida cotidiana: los hogares y el trabajo Ana Gabriela Gallardo Lastra
Marx y Engels plantean ver lo material como punto de partida del análisis; ascendiendo de
la tierra al cielo. Ellos piensan que no son las ideas o la conciencia las que dan forma al
mundo, sino que la historia surge de lo material, de lo visible. En otras palabras, los
autores señalan que las condiciones de los hombres y las mujeres son plasmadas en su
proceso de desarrollo real, empírico, bajo determinadas condiciones (Marx y Engels,
1845). Es decir, las personas actúan de determinado modo y contraen determinadas
relaciones sociales y políticas en función de sus necesidades materiales y el rol que ocupan
en la sociedad.
Kratos
John Locke menciona que el gobierno es la sociedad política que representa un
contrato social entre quienes han consentido formar una comunidad o gobierno. Ante lo
cual, Robert Dahl (1999) pregunta: pero ¿cuál es la asociación adecuada en la que debería
establecerse un gobierno democrático?; es decir, cuestiona el espacio donde debe
implantar el gobierno democrático. De acuerdo a Dahl (1999), la respuesta de Locke sería
en los Estados-nación, respuesta que es, hasta nuestros días, la idea hegemónica: la
democracia entendida desde y e
cuestionamiento: Karl Popper (1988) en Un repaso de mi teoría de la democracia, manifiesta
que el problema fundamental de la democracia era y sigue siendo la siguiente pregunta
manifestada por Platón: ¿quién debe gobernar un Estado? en la Edad Media, la respuesta
a la pregunta se basó en un principio: Dios es quien gobierna, y gobierna a través de sus
representantes humanos. Después del tiempo, con la primacía de la democracia
representativa, que quien debe gobernar es el pueblo pero a través de los representados
electos democráticamente (Popper, 1988).
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La democracia liberal está lejos de ser la única forma alternativa de democracia (Strin y
Azzellini, 2014). Especialmente para los feminismos esta conceptualización de la
democracia liberal no alcanza ya que evidentemente el pueblo no gobierna- menos aún
las mujeres pobres, racializadas y rurales- y los y las representantes se encuentran en un
nivel tan elevado que no se encuentran en su día a día. Por lo que es necesario aclarar el
de las experiencias concretas del día a día y la falta de conexión con las prácticas
En la misma línea, Alicia Miyares (2019) menciona que no es suficiente con equilibrar la
representación de las mujeres en la esfera de lo público y político sino que es necesario
enmarcar los otros niveles de la realidad. Es decir, ver el espacio como lugares de poder
como en los hogares, en los espacios de trabajo femenino, en los cuerpos y en las
comunidades como territorios5; además como espacios de una realidad concreta.
5
Regresar a observar a las comunidades es un debate planteado por los feminismos decoloniales. Por razones de espacio y
tiempo no se abordará el tema de las comunidades como espacios de democracia. Sin embargo, se sugiere para una próxima
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La democracia feminista desde la vida cotidiana: los hogares y el trabajo Ana Gabriela Gallardo Lastra
hay también que reconocer que desde los movimientos sociales, la economía feminista
se ha ido desplazando conceptual y políticamente de la discusión sobre el trabajo
doméstico a la idea de sostenibilidad de la vida (Carrasco, 2017).
Ahora, hay que señalar que los hogares y los espacios de trabajo femeninos son también,
-en muchos de los casos- espacios injustos para las mujeres, donde no se garantiza la
libertad ni la igualdad (Carrasco, 2006). De acuerdo con Alicia Miyares, una verdadera
democracia feminista no puede existir sin estos tres elementos básicos: justicia, libertad e
igualdad (Miyares, 2019). Este último argumento constituye la segunda hipótesis por las
que se considera que la democracia es deslegitimada por las mujeres. En otras palabras,
porque su vida se enmarca en espacios no democráticos, sino por el contrario en espacios
no justos, no libres y no igualitarios. Por lo que, Karina Batthyany, Secretaría de
CLACSO, exige que se interpele la concepción de ciudadanía y democracia dentro de la
noción sobre libertad para las mujeres (CLACSO, 2020a).
Demos
Robert Dahl (1999) plantea la pregunta: ¿qué personas deberían constituir el demos
(pueblo)? La respuesta de las ciencias políticas mainstream es que todos y todas en la
práctica constituyen el demos. Tal afirmación parte de la premisa de que todos y todas
tienen derechos políticos. Cabe mencionar que, en el pasado las mujeres eran excluidas
de estos derechos. De hecho, John Locke abiertamente manifestaba su visión tradicional
de que las mujeres debían quedar excluidas del demos. Más de un siglo tuvo que pasar
hasta lograr que se interprete que el consentimiento del pueblo, incluía el consentimiento de
las mujeres (Dahl, 1999).
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Así, se ha mirado al pueblo como una categoría homogénea sin género, sin clase, sin raza,
sin identidad sexual. Se establece como sí los hombres y mujeres son iguales cuando bien
sabemos que las ciudadanas no se encuentran en las mismas condiciones que los y las
ciudadanas y ciudadanos. Basta con mostrar que el 70% de los 1200 millones de pobres,
que viven en pobreza extrema- con menos de un dólar al día- sean mujeres; hay una clara
feminización de la pobreza. Así como también, en América Latina la mayoría de las
mujeres cabezas de hogar en áreas rurales no son dueñas de sus tierras (Miyares, 2019).
Por otro lado, el demos debe ser entendido desde la diversidad, dado que no todos ni todas
compartimos la misma realidad solo por tener derechos políticos. Esto, se puede
entender mejor si lo abordamos desde el pensamiento feminista. Por ejemplo, Celis,
Childs, Kantola y Krook (2008) en plantean
un concepto central para el feminismo interseccional: las mujeres no son una categoría
homogénea, pues, se evidencia que una mujer negra de una comunidad rural
afroecuatoriana que es explotada y que trabaja más de ocho horas diarias vive y entiende
una democracia distinta que la de una 6
de la ciudad de Quito.
Pero estas diferencias entre mujeres no son solo frente a su entendimiento o experiencia
de la democracia, son diferencias materiales de ubicarse en diferentes lugares de
privilegios y opresiones. Amelia
(p. 24). Claramente, solo algunas y
algunos pueden mantener su libertad, tienen sus necesidades básicas cubiertas, tienen
acceso a educación, salud, trabajo asalariado digno, acceso a información, tiempo y
recursos para tener goce y disfrute de bienes relacionales.
Por tanto, se puede decir que no existe una real democracia para todos y todas; no hay
un tal gobierno del pueblo. Con este panorama en mente, proponemos plantear la segunda
subhipótesis: La democracia se encuentra deslegitimada porque se la observa como si el
pueblo fuera homogéneo cuando en realidad todos y todas quienes incluyen la categoría
6
Este barrio ha sufrido una intensa gentificación en los últimos años concentrando gran variedad de bares y restaurantes
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La democracia feminista desde la vida cotidiana: los hogares y el trabajo Ana Gabriela Gallardo Lastra
Esta hipótesis es respondida por Dagnino y otros (2006), quienes explicitan sus
insatisfacciones con la forma en que se ha analizado hasta hoy la democracia en América
Latina:
Así como también, se establecen ideas sobre el autoritarismo solo dentro de la esfera
representativa. Por ejemplo, O´Donnell contextualiza el autoritarismo de los países
latinoamericanos solo desde la perspectiva electoral, dentro del marco de las elecciones
libres (O´Donnell, 2004). Como también, se debe decir que la mayoría de los países se
autoproclaman ser democráticos (Strin y Azzellini, 2014).
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Quizás por eso, Elinor Ostrom se interesó en delimitar las condiciones de una
democracia policéntrica en lo cotidiano. Cabe recalcar que, si bien la politóloga
estadounidense y premio nombre de Economía de 2009 no buscó construir una nueva
teoría sistemática de la democracia, sus argumentos nos ayudan a comprender una nueva
noción de esta (Olivos, 2017).
Dentro de las preguntas claves que ella formuló destacan: ¿quién tendrá derecho a tomar
las decisiones en un ámbito concreto? ¿qué retribuciones se asignan a cada participante?,
entre otras (Olivos, 2014). Sobre los hogares, surgen las preguntas: ¿qué pasa en los
hogares?, ¿quiénes toman las decisiones? ¿el padre siempre tiene la última palabra? En
los trabajos reproductivos y de cuidados, ¿las mujeres están de acuerdo con ser las que
realizan - en su mayoría- los trabajos impagados? También se podría ampliar a otros
espacios de dominación y sumisión de las mujeres: los cuerpos7; entendiéndose como los
lugares donde habitamos.
Esto puede ser mejor entendido si incluimos el debate feminista frente de los hogares y
el trabajo femenino en medio de qué es público y qué es lo privado. Karina Batthyany en
un diálogo con otras feministas exhorta que releamos la vieja consigna feminista de Lo
personal es político a un tiempo actual con la intención de introducir en la vida cotidiana la
dimensión política y de introducir en la política la vida cotidiana, e acuerdo, a la
representante de CLACSO, estos dos nudos señalados deben desatarse para poder hablar
de igualdad de género (CLACSO, 2020).
La vida cotidiana entendida como lo que sucede dentro de espacios de la vida diaria de
mujeres como son los hogares y los espacios de trabajo de las mujeres, cuestionando, a
la vez, cómo el bien-estar tiene lugar (o no) día a día (Pérez Orozco, 2014).
De la misma manera, sucede con la democracia deliberativa -que para algunos(as) es igual
que la democracia participativa-.
juntas escolares, vigilancia comunitaria, votaciones deliberativas, consultas comunitarias,
jurados de ciudadanxs, asambleas de ciudadanxs, legislaturas, órganos judiciales y
presupuestos participati Como vemos, tampoco se incluyen los
hogares o los espacios de trabajo. Por lo contrario, se los asume como espacios
intocables.
Es así que, las encuestas más usadas en estudios sobre democracia en Latinoamérica- las
realizadas por el grupo LAPOP y las encuestas de la Corporación Latinobarómetro8- si
7
En este marco surge la siguiente pregunta: ¿las mujeres deciden sobre sus cuerpos? Es decir, se cuestiona si existe
democracia en los cuerpos de las mujeres. Se sugiere revisar esta temática en próximas discusiones feministas.
8
Se procedió a revisar los últimos cuestionarios de las dos grandes encuestas: LAPOP (2019 b) y Latinobarómetro (2018).
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La democracia feminista desde la vida cotidiana: los hogares y el trabajo Ana Gabriela Gallardo Lastra
bien toman en cuenta varios tipos de participación de los y las ciudadanas (como la
participación dentro del barrio, comunidad, escuela; como también la participación en
protestas y manifestaciones; y hasta la participación en redes sociales) no toman en cuenta
la participación de las personas dentro del hogar, ni mucho menos dentro de los espacios
de trabajo femenino. Sí bien el sentido de la democracia participativa es bajarle a la
democracia a un terreno real, todavía falta incorporarle una mirada de una democracia
feminista. Por lo que, se hace importante retomar y posicionar las encuestas dentro de
los hogares para poder visibilizar cuestiones sobre la desigualdad 9.
Los hogares donde se encuentran las familias han sido puntos donde se han impuesto
roles construidos socialmente. De acuerdo con Silvia Rivera Cusicanqui en La noción de
derecho o las paradojas de la modernidad postcolonial: indígenas y mujeres en Bolivia, desde la
implantación de los cabildos coloniales, la representación de las familias fue usualmente
atribuida a los hombres (práctica que se prolonga en los actuales sindicatos); y la imagen
predominante de las relaciones entre los géneros, ya que según Rivera Cusicanqui (1997)
es:
9
Cabe mencionar que existen encuestas del uso del tiempo, que - entre otras cosas- visibilizan cuanto tiempo hombres y
mujeres dedican al trabajo reproductivo. Sin embargo, ninguna de éstas conectan el tiempo con la democracia o la
democracia del tiempo.
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A lo que se suma la tradición reformada de que el matrimonio debe verse como una
relación de protectorado con la idea de que el hombre entrega protección a su familia a
cambio de recibir los cuidados (Miyares, 2019). Existe un contrato social en el hogar. Por
lo que, es necesario aclarar que ese supuesto contrato social mejor conocido como
contrato sexual (Pateman, 2016) fue decidido no por todo el demos que compone el hogar
sino por las conveniencias de uno de los dos géneros que evidentemente han sido los
hombres y un sistema capitalista que se aventajo de estas desigualdades y encontró en la
familia el núcleo para su reproducción.
Cabe recalcar que no se busca homogeneizar los hogares10, sino caeríamos en el mismo
error de la democracia representativa de no reconocer las diversidades- que son muy
importantes dentro de los debates feministas no hegemónicos. Los feminismos
decoloniales son conscientes que coexisten diferentes formas de vida y de organización.
Por ejemplo, Sil
de g nero en el que las mujeres tenían derechos públicos y familiares más equilibrados
con sus pares varones, los que comienzan a ser trastrocados tan solo en décadas
997, p. 29). Sino lo que se busca es aclarar que dentro de los hogares
y familias se encuentran desigualdades que se pueden ver claramente en la asignación de
roles dentro de los mismos.
Es, por tanto, que los feminismos critican la filosofía liberal y la distinción entre lo público
y lo privado que la democracia liberal postula, donde lo político es componente esencial
de lo público, en tanto que lo privado está vinculado a la familia y al desarrollo de las
relaciones que se suscitan al interior del hogar. Así como también los feminismos buscan
entender y revelar los roles que culturalmente han sido asignados a hombres y mujeres,
inciden en la forma cómo hoy conceptualizamos determinadas relaciones que
históricamente han sido consideradas de subordinación (Yanasupo y Zevallos, 2018).
¿Existe o no democracia en los hogares? ¿Cómo y en qué términos se da esta democracia?
Lo desconocemos.
10
De hecho los feminismos entienden las nuevas formas de familias y de hogares. Por ejemplo, las
comunidades como familias ampliadas o las familias compuestas por personas de diversidades sexo
genéricas.
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La democracia feminista desde la vida cotidiana: los hogares y el trabajo Ana Gabriela Gallardo Lastra
Si bien estos segundos no se limitan a lo que sucede en el hogar, es algo común que las
mujeres se hagan cargo de los cuidados dentro de los hogares (como cuidar a los niños y
niñas y a los ancianos y ancianas). Hay que enfatizar que este trabajo de reproducción de
la fuerza de trabajo es en su gran mayoría realizado por mujeres. Como también se debe
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Entonces, el problema principal que se visibiliza sigue estando en el marco de la idea del
trabajador libre de Marx. Es decir, libre de medios de producción y libre de vender su
fuerza de tener que vender su trabajo en el mercado (Varela, 2020). A lo que sumaría
libre de trabajar o no en el hogar.
Por otra parte, pensando en el trabajo productivo, el filósofo marxista István Mészáros
(2001), interpela que exista un modo sustancialmente democrático dentro de los espacios
de trabajo (las fábricas). En su capítulo El sistema comunal y la ley de valor el filósofo húngaro
hace mención a la importancia de la participación y la toma de decisiones reales de los(as)
trabajadores(as) en sus trabajos. Como también hace énfasis en la superación de la
división social del trabajo y en la eliminación de todo tipo de jerarquías. Se plantea que
los trabajadores puedan decidir en todo el proceso de producción, desde la planificación
hasta la decisión sobre la ganancia obtenida. Ahora, la misma reflexión y lógica se puede
trasladar, con una perspectiva feminista, a los espacios de trabajo femenino. Las mujeres
deben poder decidir sobre su trabajo reproductivo y de cuidados, sobre la remuneración
que deberían obtener por este trabajo, tener plena libertad para planificar las tareas, las
cargas horarias, el número de actividades, sobre quién debe cocinar, etc.
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La democracia feminista desde la vida cotidiana: los hogares y el trabajo Ana Gabriela Gallardo Lastra
Finalmente, vale mencionar que también existe la posibilidad de analizar el trabajo de los
cuidados de las mujeres desde otra perspectiva: la de la sostenibilidad de la vida que no
contradice sino que complementa lo analizado desde la teoría marxista de la reproducción
social. De acuerdo con Cristina Carrasco, este concepto de sostenibilidad de la vida es
complejo pero presenta ventajas en relación a de reproducción social dada que:
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Además, los cuidados no deben ser considerados solo para el producto final (pensándolo
solo como trabaja asalariado o no), sino que su importancia también radica en la relación
misma que se establece entre las personas involucradas. Sin embargo, hay que tener
cuidado que los feminismos no sean todo y por ende nada.
Esta discusión debe seguir: la discusión del capital versus la vida misma.
Conclusiones
Durante este texto se ha planteado que la democracia es un concepto vacío sino
toma en cuenta de manera integral la desigualdad material, simbólica y epistémica de las
desigualdades de géneros. Es decir, si las mujeres siguen realizando mayoritariamente el
trabajo reproductivo y de cuidados sin pago alguno; si no existe una democratización de
las decisiones y el ejercicio de poder dentro de los hogares; si no se generan espacios de
toma de decisiones para los sujetos subalternizados sobre todo para las mujeres
racializadas, negras, indígenas y mestizas empobrecidas, poco o nada avanzará la
democracia. Por lo que parte del ímpetu del presente ensayo es hacer una demanda
Para generar estas
respuestas urgentes, la democracia debe situarse en los espacios concretos de la vida diaria
de las mujeres. Los espacios que deben ser observados son los que han permanecido
intocables como son los hogares y el trabajo feminizado. Para lo cual se promueve se
cuestionen los instrumentos y las encuestas que miden el termómetro democrático y en
su lugar se conjuguen con las encuestas de los hogares y se integre en el análisis el tiempo
de los cuidados. Se debe revelar otra realidad que parece permanecer oculta. Solo
conociendo esto se puede pensar en un proceso de emancipación que supone
humanización, liberación y la organización de una nueva sociedad.
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La razón principal que motiva este cambio de mirada sobre cómo observar la democracia
se basa en la idea de retomar una consigna aún vigente: lo personal es político, ya que se
están escondiendo grandes injusticias como bien se lo ha señalado: la no heterogeniedad
del demos, la participación desigual de las mujeres en la toma de decisiones en el hogar y
en los espacios de trabajo reproductivo y de los cuidados. Además, esto se presenta como
una primera lectura dado que la intensión real del texto no es develar la apariencia de la
democracia no feminista sino invitar a que se cuestione y se amplíe su mirada teórica
desde una perspectiva feminista y critica. Para solo así poder elevar el concepto
democracia nuevamente a lo abstracto y poder responder ¿qué es la democracia?
Actualmente se puede decir que si regresamos a lo abstracto después de esta revisión de
lo concreto, podemos ver una democracia capitalista, pero sobre todo patriarcal.
Se recomienda para futuros estudios que los espacios y territorios de los cuerpos y las
comunidades sean integrados al análisis y construcción de la democracia. Como también,
comprobar empíricamente las hipótesis planteadas. Además, los feminismos deben seguir
interpelando una vida democrática en todos los lugares que merecen una transformación.
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