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XXVI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología.

Asociación
Latinoamericana de Sociología, Guadalajara, 2007.

La Justicia Comunitaria y su
incidencia en la protecciòn de
los Derechos Humanos en
Amèrica Latina.

Nathalie Pabón Ayala.

Cita:
Nathalie Pabón Ayala (2007). La Justicia Comunitaria y su incidencia en
la protecciòn de los Derechos Humanos en Amèrica Latina. XXVI
Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Asociación
Latinoamericana de Sociología, Guadalajara.

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LA JUSTICIA COMUNITARIA Y SU INCIDENCIA EN LA CONSTRUCCIÓN DE
LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA

En América Latina, con la creación de los Estados se buscó generar los espacios donde se
construyeran y/o definieran los derechos y libertades de los ciudadanos, y con esto la apertura
a un sistema legal que garantizara su consolidación.

En el siglo XIX con la influencia del proceso de industrialización y las consecuencias


económicas que conllevo, la necesidad de la consolidación de los mecanismos de justicia se
hizo más evidente ya que los regimenes políticos debían enfrentarse a nuevos retos y a los
cambios sociales, económicos y culturales que se avecinaban.

Sin embargo, los retos que presento la entrada a la modernidad contrastaba con la diversidad
cultural no solo interna sino regional en los países de América latina. Esto también demostró
la incapacidad del Estado por dar respuesta a todas las demandas de la sociedad, entre ellas las
necesidades de administración de justicia. A esto se suma el reconocimiento que los grupos
sociales empiezan a exigir por parte del Estado a sus derechos y libertades.

La no respuesta del Estado o su incapacidad para atender todas las solicitudes, generó que en
las comunidades mas alejadas del poder central o que eran desatendidas por las autoridades, se
continuaran utilizando los mecanismos e instrumentos tradicionales de administración de
justicia, los cuales se encuentran legitimados por las comunidades. Mecanismos que por ser
tradicionales los ciudadanos aceptan por ser eficaces, acordes a sus valores culturales y
efectivos según las costumbres de su comunidad.

Las transiciones a la democracia y su consolidación en América Latina permiten reconocer las


particularidades de las comunidades y generan nuevas formas de garantizar sus derechos. Con
esto se ampliaron las posibilidades para que las personas tuvieran acceso a la justicia de
manera efectiva, reconociéndose los mecanismos alternos y comunitarios existentes en cada
país, mecanismos caracterizados por ser más eficientes, expeditos e imparciales que los
estatales.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que esto no significó que el Estado se desentendiera de
su función de administrar justicia, ya que en todo caso los mecanismos alternos dependen del
reconocimiento por parte del Estado que los señala como legítimos y legales. Aunque el
Estado debe al igual generar las condiciones y controles necesarios para que la entrega a
particulares de la administración de justicia no conlleve a irresponsabilidades o irrespeto a los
derechos humanos por parte de los líderes u operadores de justicia.

Gran parte de las naciones latinoamericanas tiene dificultades de tipo geográfico, económico y
cultural que impiden o disminuyen las posibilidades de la población para acceder al sistema
judicial. Con el fin de solucionar estas dificultades han sido adoptados mecanismos
alternativos de solución de conflictos, jueces de pequeñas causas y otras formas de mejorar las
posibilidades de acceso a medios de solución de disputas para sus habitantes.

La importancia de la implementación de la justicia comunitaria y los mecanismos alternos de


resolución de conflictos en América Latina reside en el reconocimiento que se da a las
diversas comunidades, en especial aquellas minoritarias como los indígenas en algunos países;
este reconocimiento no solo es a nivel cultural sino económico y social. A esto se suma las
posibilidades para estas comunidades de resolver sus conflictos de manera eficaz, con bajo
costo y según sus costumbres y valores culturales.

La Justicia Comunitaria

A manera de generalizar algunos conceptos y rasgos comunes de la Justicia Comunitaria en


América Latina, esta se entenderá como una jurisdicción especial que se regula y funciona de
manera diferente e independiente de la jurisdicción ordinaria, aunque deberán ser
complementarias y coordinadas sus acciones. Sus formas mas institucionalizadas son la
Justicia de Paz y la Conciliación en Equidad, configuradas como mecanismos alternativos de
solución de conflicto.
En Colombia la justicia de paz recoge características de la justicia estatal y de la justicia
comunitaria, que la han hecho muy novedosa desde la Constitución de 1991, aunque no ha
sido así en otros países de América Latina donde existe y cumple un importante papel como en
Bolivia y Perú.

La Justicia de Paz

Como lo explica José Luciano Sanin Vásquez, la justicia de paz es una justicia regulada por el
Estado, y por tanto, el juez de paz sin ser un servidor público cumple funciones públicas,
como lo es la de administrar justicia y por tanto está sometido a un régimen disciplinario. Y tal
vez su mayor similitud con los jueces estatales es la potestad de imponer sanciones a quienes
no cumplan sus decisiones.

Uno de los objetivos principales de la Justicia de Paz, es la de agilizar los procedimientos que
permita la descongestión de los despachos judiciales, y primordialmente garantizar el acceso a
la justicia por parte de todos los ciudadanos.

La institución de los jueces de paz se inscribe dentro del concepto de democracia participativa,
al permitir la intervención del ciudadano en el cumplimiento de funciones del estado, como lo
es, en este caso, la judicial.

Es importante mencionar que el propósito fundamental de la actividad de los Jueces de Paz, es


lograr a contribuir a la construcción de la paz, es decir, a alcanzar una mayor armonía entre los
asociados y la tranquilidad de la persona humana, garantizar el respeto a los derechos y
libertades de los ciudadanos, de acuerdo con un orden social, político y económico justo.

La importancia de la justicia de paz radica en que se caracteriza por ser una figura
esencialmente comunitaria, útil en particular para la solución de las controversias cotidianas.
Se trata de una justicia flexible, que combina el concepto de lo justo comunitario, con la
cultura, la idiosincrasia y las creencias de la comunidad, es decir, es una justicia que convoca a
la comunidad y en la que participa de manera proactiva, teniendo a la equidad como referente
regulador de los fallos, por medio de un procedimiento informal, con énfasis en la moralidad,
en las soluciones conciliadas, que esté ejercida por una figura que goce de credibilidad
reconocida en la comunidad y que sea elegida preferiblemente por voto popular.

La Conciliación en Equidad

Es un mecanismo para resolver los conflictos de manera pacifica y rápida, con la intervención
de un facilitador neutral quien ayuda a buscar alternativas de solución.

La conciliación por su naturaleza es un trámite en equidad, al menos dentro de la gama de los


medios alternativos para la solución de conflictos. La conciliación en equidad como todo
medio de justicia equitativo, se atiene solo al sentido común y a principios de justicia que
deben respetarse.

La conciliación en equidad, como parte de los mecanismos de justicia informal, permite que
los pequeños conflictos, puedan ser canalizados y solucionados en una instancia que permite a
los ciudadanos participar activamente en la construcción de decisiones que los afecten, y
fomentar una cultura de convivencia pacifica, que reconoce, respeta y defiende los derechos
humanos.

Son características importantes de la conciliación en equidad dentro de los principios de


acceso a la justicia, celeridad, gratuidad, eficiencia, alternatividad y respeto a los derechos.

La conformación de la equidad debe aparecer como resultado de los relatos de las experiencias
cotidianas, teniendo en cuenta el conocimiento que el pueblo tiene de sus propias formas de
pensar y de actuar, compartiendo sus valores, que al ser analizados imponen una conducta. El
conciliador analiza el discurso que presenta la persona que se encuentra en problemas, bajo las
condiciones socio-culturales en las que se produce y vive, valorando la historia desde la visión
de quien la cuenta, sin alejarse de ese mundo comunitario al cual pertenece esa persona.
Luego tendrá que fusionar la norma con el concepto moral que se tiene. Y si bien es cierto este
colaborador de la justicia ejerce un poder sustentando institucionalmente, lo más importante es
que esta avalado por la comunidad, porque debe pertenecer a ella.

El principio mas importante: La Equidad

La equidad se constituye en un valor, si se quiere, de categoría moral y ética que supera la


noción de justicia, porque en la aplicación de sus preceptos trata de restablecer los derechos
correspondientes dentro de los conflictos interpersonales o en los intereses que persigue la
comunidad en la perspectiva de conservar la convivencia y la armonía dentro de la sociedad.

La equidad se constituye en la única fuente jurídica tanto de los Jueces de Paz como de los
Conciliadores en Equidad al momento de resolver los conflictos individuales y comunitarios.

La equidad es el único dato valorativo en la resolución del conflicto. Ni la ley, ni la


jurisprudencia, ni la doctrina, son referentes obligatorio para adoptar sus decisiones, aunque le
sirven de apoyo para analizar las situaciones y contar con elementos auxiliares para tomar sus
determinaciones.

Las actuaciones de los Jueces de Paz y los Conciliadores en Equidad están signadas por el
compromiso de obrar conforme a lo bueno, que se proyecta como modelo socialmente
admitido y reconocido como tipo idóneo de conducta. Actuar en equidad significa actuar en
correspondencia con las normas de la moral y de la ética, como objetividad e imparcialidad,
escuchando con atención y responsabilidad a las partes, a los testigos, a los terceros que
pueden verse implicados, valorar en conciencia las pruebas y examinar con profundidad todos
los elementos de la causa que le puedan dar la convicción sobre los hechos y la forma como
tiene que decidir.

En la Justicia Comunitaria la solución de un conflicto está más dirigida a la recomposición de


los vínculos sociales que a la aplicación de una norma preexistente. Por tal motivo lo que
prima es que las decisiones se sometan a una concepción de justicia que sea aceptable en cada
contexto comunitario.
Los aspectos anteriormente mencionados de la Justicia Comunitaria configuran un modelo
abstracto que difícilmente se va a encontrar tal cual en una figura concreta. Las
particularidades de los contextos latinoamericanos hacen que según las demandas, necesidades
y formas de organización de las comunidades se tomen o combinen estas características de
manera variada.

Las particularidades en América Latina

Teniendo en cuenta a Alfredo Manrique Reyes1, a continuación se presentan las figuras que se
han adoptado en algunos países de América Latina en relación a la Justicia Comunitaria,

En Brasil, desde 1984 a través de la ley Federal 7244, se crearon los Juzgados de Pequeñas
Causas. Posteriormente con la Constitución de 1988, se crearon los jueces de legos. En este
caso, estos funcionarios pueden sugerir una decisión de fondo, la cual puede ser acogida o no
por las partes.

Son características de estos procesos la oralidad, la gratuidad – no se pagan cotas, ni nadie es


condenado a ello en caso de derrota, solo siendo posible esto cuando se ha actuado de mala fe
o se pierde en caso de recurrir. Tampoco se requiere de la presencia de abogados.

En Brasil, para ser conciliador, generalmente se seleccionan egresados de facultades de


derecho, mientras los jueces de legos son elegidos entre los conciliadores, en la mayoría de
ocasiones los que cuentan con más de cinco años de experiencia, siendo el periodo de los
primeros de 2 años y de los segundos por 3 años. No reciben remuneración, sino una suma
simbólica por cada caso (aproximadamente US $5.). En las grandes ciudades también actúan
como jueces Legos, algunos letrados pensionados, mientras que en pequeños municipios
también ejercen como tales profesionales de otras disciplinas.

1
MANRIQUE REYES, Alfredo. Estudios Temáticos. La Justicia Comunitaria en América Latina: Avances y
Desafíos. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Septiembre de 2004.
En Argentina, la Justicia de Paz es competencia de los Estados Federados de conformidad con
la Constitución Política. En cada Departamento habrá uno o más jueces de Paz y los de
Distrito que establezca la ley, cuya duración y funciones serán determinadas por ella.

Los Jueces de Paz son nombrados por el Poder Ejecutivo con el acuerdo de la Corte de
Justicia. Los Jueces de Distrito son nombrados por el Poder Ejecutivo a propuesta de los
Jueces de Paz, con excepción de los pueblos donde existan Municipalidades.

Toda la actuación será oral, documentándose solo la sentencia, la cual no es apelable. En caso
de proceso ejecutivo, dos días después de presentarse el formulario de la demanda, se expide
el mandamiento y en caso necesario, medidas cautelares.

En Paraguay, la Justicia de Paz es ejercida por Jueces de Paz en lo Civil, Comercial y Laboral,
y por Jueces de Paz en lo Criminal. Existe también la figura de la Justicia de Paz Letrada.

En Uruguay, según la Constitución, deben existir tantos Juzgados de Paz, por cuantas sean las
secciones judiciales en que se divida el territorio de los departamentos. De esta manera hay
Juzgados de Paz Departamentales de la Capital; Juzgados de Faltas; Juzgados de Paz
Departamentales del Interior; de Paz Rurales; y de Paz de las ciudades, villas o pueblos del
interior.

En Venezuela, la Ley Orgánica de la Justicia de Paz, del 21 de diciembre de 1994, regula los
asuntos referidos a los Jueces de Paz, que buscan la solución de conflictos por medio de la
Conciliación, la cual puede ser en derecho o en equidad según lo determinen las partes. Tienen
competencia de acuerdo al lugar donde residan las personas de su jurisdicción.

El cargo de juez de paz no es remunerado ni por el estado ni por las partes, el despacho y sus
gastos de funcionamiento son asumidos por los municipios. Los Jueces de Paz son
competentes para conocer por vía de equidad.
En Perú, de conformidad con el artículo 152º de la Constitución, los Jueces de Paz provienen
de elección popular. Dicha elección, sus requisitos, el desempeño jurisdiccional, la
capacitación y la duración en sus cargos son reguladas por ley 27539. Existen Juzgados de Paz
Letrados que son para asuntos de menor cuantía. Actúan sin especialidad y resuelven casos
civiles, de familia, laborales y penales; su competencia está acotada a asuntos de menor
gravedad y constituyen la primera escala de jueces profesionales del Poder Judicial y actúan a
nivel distrital. También hay Jueces de Paz (no letrados) que si bien no son parte del Poder
Judicial, la justicia de paz no letrada reviste una importancia significativa en Perú. Ésta es
ejercida por cerca de cuatro mil quinientos jueces de paz no letrados (para el 2005) elegidos
por voto popular, que son personas miembros de la comunidad sin formación legal que
intervienen en la resolución de conflictos menores aplicando los usos y costumbres.

Para ser elegido el interesado en ser Juez de Paz debe tener dominio, además del castellano,
del idioma quechua, del aymará, o la lengua que predomine en el lugar donde va a ejercer el
cargo; y su postulación deberá estar acompañada de una relación de vecinos en número no
menor al 0.5% del total de electores de su circunscripción judicial.

En Perú, según algunos estimados, los Jueces de Paz soportan alrededor de la tercera parte de
la carga procesal del sistema de justicia a nivel nacional. Desempeñan sus cargos en las
localidades aisladas geográficamente o extremadamente pobres sobre todo del campo, donde
es imposible que lleguen otros órganos judiciales. Al momento de resolver los conflictos, no
sólo aplican la ley sino que están facultados para aplicar criterios de equidad y
proporcionalidad y normas de derecho consuetudinario. Es bastante rápida su acción y
esencialmente conciliadora.

En Guatemala, el origen de los Juzgados de Paz se remonta al gobierno del General Justo
Rufino Barrios, en el año 1877, cuando se crean los juzgados menores comarcales. Según la
Ley del Organismo Judicial, la competencia de los Jueces de Paz, es fijada por la Corte
Suprema de Justicia, ya sea por razón de la cuantía o por razón de la materia.
Por medio de los Jueces de Paz, con la aplicación de la conciliación, la mediación y los jueces
de menores, se pretende que la población de pocos recursos, alejada de los centros urbanos y
los indígenas tengan la posibilidad de encontrar personas expertas en la solución de conflictos.

En México, en el Distrito Federal se han constituido los juzgados de paz que determina la Ley
Orgánica de los Tribunales de Justicia del Fuero Común.

La ley orgánica del Estado de Chiapas en su articulo 60 establece que los jueces de paz y
conciliación conocerán en materia civil de los juicios cuyo monto sea hasta el equivalente a
quinientos días de salario mínimo vigente en el estado; y de la conciliación de conflictos en
materia civil, familiar y mercantil.

El Juez de Paz debe procurar la conciliación entre el ofendido y el inculpado en cualquier


etapa del proceso, hasta antes de pronunciar el fallo.
Corresponde a los jueces de paz y conciliación en los municipios con población
mayoritariamente indígena, substanciar y resolver los conflictos que surjan entre personas
pertenecientes a esos pueblos indígenas, aplicando sus usos, costumbres, tradiciones y
practicas jurídicas, salvaguardando las garantías individuales que establece la constitución
general de la republica y el respeto a los derechos humanos.

En Colombia, la congestión de los despachos judiciales y la rampante impunidad son


consecuencia de la falta de instancias mediadoras que faciliten a las personas la solución de
conflictos y el acuerdo racional y equitativo para dirimirlos.

Con la Constitución de 1991, se abre el espacio para que figuras como los Jueces de Paz y los
Conciliadores en Equidad entren a mediar los conflictos. Se establece según el artículo 247
que los Jueces de Paz podrán resolver en equidad conflictos individuales o comunitarios, y
pueden, si la ley ordena, ser elegidos por voto popular.
Son imprescindibles en todos los lugares de la patria, formas de justicia cívica que tengan
asiento en la propia comunidad y que estén inspiradas más en la equidad y la justicia, que en el
formalismo legal.

En Colombia, los principios reguladores de la justicia de paz y la conciliación en equidad son:


Tratamiento integral y pacífico de los conflictos comunitarios y particulares. La jurisdicción
de paz busca lograr la solución integral y pacífica de los conflictos comunitarios o
particulares. Equidad. Las decisiones que profieran los jueces de paz deberán ser en equidad,
conforme a los criterios de justicia propios de la comunidad. Eficiencia. La administración de
justicia de paz debe cumplir con la finalidad de promover la convivencia pacífica en las
comunidades de todo el territorio nacional. Oralidad. Todas las actuaciones que se realicen
ante la jurisdicción de paz serán verbales, salvo las excepciones señaladas en la presente ley
Autonomía e independencia. La justicia de paz es independiente y autónoma con el único
límite de la Constitución Nacional. Ningún servidor público podrá insinuar, exigir, determinar
o aconsejar a un juez de paz las decisiones o criterios que deba adoptar en sus intervenciones,
so pena de incurrir en mala conducta, sancionable disciplinariamente. Gratuidad. La justicia
de paz será gratuita y su funcionamiento estará a cargo del Estado, sin perjuicio de las
expensas o costas que señale el Consejo Superior de la Judicatura. Garantía de los derechos.
Es obligación de los jueces de paz respetar y garantizar los derechos, no sólo de quienes
intervienen en el proceso directamente, sino de todos aquellos que se afecten con él.

Los candidatos serán postulados, ante el respectivo personero municipal, por organizaciones
comunitarias con personería jurídica o grupos organizados de vecinos inscritos en la respectiva
circunscripción electoral que haya señalado el concejo municipal.

La Justicia Comunitaria en la construcción de la democracia y la paz

La Justicia Comunitaria constituye un hecho de gran importancia y significado en la


construcción social del Estado Social de Derecho en América Latina. Es una gran oportunidad
para continuar buscando alternativas diferentes a la violencia y a la llamada “justicia privada”
para resolver los conflictos, y puede ser una forma mas mediante la cual la sociedad, esta vez
en cooperación con el Estado, contribuya al logro, de la constituye quizá la mayor aspiración
de una sociedad: la justicia, y que esta sea pronta, cercana y accesible para todos.

La coexistencia de dos jurisdicciones, la ordinaria y las especiales generara un cierto


pluralismo jurídico en nuestras sociedades, que deberá ser asumido como una oportunidad
para transformar los valores y normas y como un dialogo cultural al interior de sociedades que
se reclaman multiculturales y democráticas.

La consolidación de condiciones para la paz y la convivencia, es uno de los desafíos de la


justicia comunitaria. La cultura de la no violencia y el conocimiento de las raíces de los
conflictos sociales, políticos y económicos, así como la educación en derechos humanos, son
acciones que deben complementar la puesta en marcha de los jueces de paz. En este sentido,
la construcción de pactos de paz y convivencia a nivel local, suscritos por las autoridades y los
diversos estamentos de la sociedad civil, se constituyen en una herramienta útil en aquellos
territorios caracterizados por la ausencia de Estado o marcados por una alta conflictividad
social.

La justicia comunitaria es un medio para recuperar las reglas de juego de la democracia y el


imperio de la ley, para la relegitimación del Estado de derecho. En este sentido, es
fundamental un mayor apoyo de los poderes centrales del Estado, ya que pareciera que hecha
las leyes y designados los primeros jueces de paz, la “retórica” de la justicia comunitaria
comienza su desgaste por el abandono a que sus operadores son sometidos. Si la comunidad
siente que los jueces de paz son solo un atenuante frente a todas las injusticias, esta figura
rápidamente perderá su legitimidad.

La descongestión de los despachos judiciales es otro reto de la implementación de la justicia


comunitaria. Las experiencias reseñadas muestran como los jueces de paz evitan que lleguen
procesos y demandas a la justicia formal, y en otros casos, señalan como la jurisdicción de paz
se ha encargado de pequeñas causas antaño en manos de jueces ordinarios, con lo cual estos
últimos liberan tiempo y recursos humanos, técnicos y financieros para atender otros asuntos
de mayor envergadura para la convivencia social.
A su vez, la protección de las personas más vulnerables, tales como los niños, las minorías
étnicas y raciales, las mujeres y los limitados físicos y mentales, encuentra en la justicia
comunitaria formidables oportunidades que deben ser tenidas en cuenta y estudiadas.

Para finalizar, la informalización de la justicia es interesante, siempre y cuando esta se piense


en terminos de democratización de la resolución de conflictos. Esto significa que no basta
decir que hubo un progreso por cuanto algunos procedimientos judiciales fueron simplificados
o se sustrajo del aparato judicial el conocimiento de un litigio. Lo importantes es determinar si
esa informalización contribuyó a la democracia o no, a la participación ciudadana o no.

La justicia comunitaria no puede tapar el descalabro de la función judicial de los Estados, sin
embargo el reto mas significativo que nos sugieren las practicas locales de justicia es el
fortalecimiento de la acción colectiva, a través de una combinación acertada entre formas de
organización y oportunidades para actuar, en la búsqueda de intereses comunes.

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