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Con triunfo electoral de 1946, además de poseer una mayoría de representantes en las
Cámaras del Congreso, permitió que a partir de 1948, en particular en 1951, se produzca una
burocratización del parlamento, donde el Poder Ejecutivo acentuó su control sobre el
Congreso, fue así que proyectos de ley eran elaborados y revisados en diversos
ministerios para ser presentados luego en el Congreso.
La intensa actividad estatal en los primeros años contribuyó a superar la crisis de
legitimidad política heredada por el régimen conservador. El gobierno consideró que para
legitimar el intervencionismo económico y social era necesaria la reforma de la Constitución
Liberal de 1853. Es así que, a la culminación de esta fase intervencionista comenzó la
convocatoria de una Convención Nacional Reformadora.
El control político buscó reducir la influencia de las fuerzas políticas y sociales opositoras.
Con ello se incentivó la división entre peronistas y antiperonistas. El gobierno concentró los
medios de comunicación e información a favor de la imagen de Perón. En la relación entre
los militares y el gobierno peronista se distinguen dos fases. La primera en la que el gobierno
trató de neutralizarlas políticamente intentando reavivar el sentido de profesionalismo y
restaurar la disciplina. Pero la vinculación entre las autoridades y el ejército comenzó a
agrietarse durante la crisis económica de 1949.
La fuerza política que había obtenido Eva Perón, llevó a presiones militares en contra de
Eva Perón, en relación con su pasado dudoso, que postulaban los militares. Perón se
comprometió a limitar las actividades de su esposa en el ámbito social.
Hacia 1950, se produjo una gran sensación de malestar en las fuerzas armadas debido a
que Evita estaba postulada como acompañante de fórmula de Perón para las elecciones de
1951. Dos grupos de oficiales rivalizaban para conducir un golpe militar. Ellos eran los
generales Eduardo Lombardi y Benjamín Menéndez. Ambos jefes no pudieron coordinar sus
acciones debido a diferencias.
El golpe se realizó antes de las elecciones presidenciales de 1951, pero fracasó por
distintas razones: la renuncia de Evita a su candidatura, el descontento de algunos militares,
la planificación inadecuada y la ejecución deficiente del golpe.
No sólo midió las relaciones entre los trabajadores y las organizaciones patronales, sino
que también asumió una función reguladora de las necesidades de los sectores empresariales.
Tanto el sector industrial emergente como el tradicional se beneficiaron en parte con la
política económica implementada, aunque ambos resistieron o rechazaron la actividad
sindical y los costos de las políticas salariales y el de bienestar social.
También operó una política estatal de subsidios a los alimentos, de tarifas de servicios
públicos, de congelamiento de los alquileres urbanos, etc. Los salarios reales experimentaron
un crecimiento, particularmente, se vieron favorecidos los asalariados urbanos.
Dado el resultado del Censo Escolar, del Analfabetismo y de la Vivienda en 1943, mostró
que el hacinamiento era unos de los más graves problemas de índole social y moral, por lo
que se transformó en unos de los objetivos sociales prioritarios para la gestión de las
autoridades que asumieron en 1946. Un instrumento importante para la política de vivienda
del peronismo fue la nacionalización del Banco Central, el cual facilitó gran parte de recursos
al Banco Hipotecario Nacional, para el otorgamiento de créditos con bajos intereses. La
política de viviendas fue una de las realizaciones más significativas del gobierno peronista.
El Primer Plan Quinquenal estableció objetivos ambiciosos, que cumplió de manera parcial:
1. La transformación de la estructura económica-social por la expansión industrial.
2. La reducción de los factores de vulnerabilidad externa a través del rescate de la deuda
externa pública y privada y la nacionalización de los servicios públicos.
3. La elevación del nivel de vida de la población mediante una redistribución de la
riqueza y un plan general de obras y servicios públicos referidos a sanidad,
educación, y vivienda.
4. El empleo de parte de las ganancias generadas por términos de intercambio muy
favorables de que gozaba el país, junto con las reservas de oro y divisas acumuladas
durante la guerra, para la financiación del programa.
5. EL mantenimiento de una política nacionalista frente a los organismos internacionales
de la posguerra, aprovechando la coyuntura favorable.
6. Una amplia movilización de los recursos nacionales, la aceleración de la
capitalización industrial, el fomento de la creación de un importante mercado interno
y máxima utilización de la fluidez brindada al sistema bancario, para independizarse
de las fluctuaciones de la balanza de pagos.
Uno de los ejemplos más tempranos de nacionalización fue el de las empresas de gas, proceso
comenzó en 1945. También fue nacionalizado el sector telefónico, en 1946. Entre otras
empresas estaban la de los Ferrocarriles franceses y las de origen inglés.La compra de
empresas por parte del Estado no fue considerado un proceso compulsivo, sino que las
propias empresas extranjeras estaban interesadas en desprenderse de sus activos en la
Argentina.
Las llamadas “libras bloqueadas” fueron los créditos que había tomado Inglaterra a partir de
1939. Estos créditos tienen garantía en oro en el Banco de Inglaterra, no disponibles en lo
inmediato e inconvertibles en otras divisas. En el caso de Argentina entre 1940-1945 logró
tener de esta manera un balance comercial bilateral favorable ante Gran Bretaña, por hacerse
cargo de los Frigoríficos y las exportaciones.
Perón tuvo que afrontar el problema de las “libras bloqueadas”, por lo que fue uno de sus
primeros pasos comenzar las negociaciones de dicha deuda. En 1946, se reunieron
representantes de ambos países, para solucionar distintas cuestiones que había entre
Argentina e Inglaterra.
Otro aspecto importante de la política económica del peronismo fue la nacionalización del
Banco Central. Se adoptaron de inmediato una serie de disposiciones orientadas a canalizar el
crédito a través de bancos especializados, como el Banco de Crédito Industrial, Banco Nación
Argentina (orientado a actividades agrarias y comerciales) y el Banco Hipotecario Nacional.
Se estableció la garantía del Estado de todos los depósitos efectuados tanto en bancos
oficiales como privados. Fue así que, orientaron la política crediticia hacia las actividades que
el Estado consideraba prioritarias y reducir el costo del dinero mediante la disminución de las
tasas de interés. Los resultados en su comienzo fueron buenos, obteniéndose un control
eficaz. La política monetaria flexible y selectiva a favor de la nacionalización de la economía
favoreció el financiamiento bancario a rubros como los transportes, la construcción y la
producción de caucho y metales.
Uno de los aspectos destacados de la política industrial fue el otorgamiento de una importante
corriente de créditos al sector industrial. Estos préstamos fueron adjudicados en su mayor
parte por el Banco de Crédito Industrial (BCIA). En este contexto, y de acuerdo con los
propósitos iniciales de la institución, las pequeñas y medianas empresas fueron favorecidas
con créditos baratos para distintos fines. Las sociedades anónimas y diversas compañías
estatales absorbieron durante todo el período una alta proporción de los préstamos del Banco.
Los sectores industriales que recibieron mayor apoyo fueron los de alimentos, bebidas,
tabaco, textiles, confección, etc.
El gobierno peronista debió diseñar su política exterior en un contexto poco propicio. Así fue
diseñada la “tercera posición”, por la cual significa un alineamiento automático con los dos
bloques (rechaza toda subordinación a los intereses con los Estados Unidos), se afirmaba la
no intervención en los asuntos internos de otros países, la integración con los países vecinos y
la necesidad de la unidad latinoamericana y la no participación en conflictos bélicos y/o
económicos que comprometen la seguridad argentina.
Con esta doctrina, la política económica aspiraba a la diversificación de los mercados
compradores y vendedores. El objetivo del gobierno a mediano plazo era el fortalecimiento
del comercio con los países del Cono Sur. Se desarrollaron nuevos ejes en el posicionamiento
internacional del país, tales como el impulso a las relaciones económicas con la URSS, otras
naciones del este europeo y las iniciativas de unidad regional en América Latina.
Desde 1946, el gobierno peronista desplegó una serie de propuestas hacia los países
iberoamericanos. Entre ellas la conformación de una unión aduanera Sudamericana, se
abrieron embajadas, se intensificó el intercambio de misiones militares, etc. Todas estas
acciones se realizaron con el fin de oponerse a la posición de los Estados Unidos.
Los convenios argentinos con América Latina abarcaron dos períodos: 1946-1948 y 1953-
1955. El primer período se desarrolló durante el primer gobierno peronista, que se negoció
convenios con casi todos los países de América del Sur, especialmente para obtener de ellos
los insumos básicos requeridos por la industrialización propuesta por el Plan Quinquenal. El
segundo período comenzó con un tratado con Chile en el cual se asentaron las bases para una
política de complementación económica entre los dos países. A partir de entonces se
reanudaron las relaciones con otros países de la región para el desarrollo de la expansión de
los intercambios comerciales, el fomento del transporte, comunicación y la propuesta de
establecer uniones aduaneras.
Para la concreción de sus objetivos, las relaciones del gobierno peronista con los Estados
Unidos resultaron decisivas. A través de la Tercera Posición, la política peronista trató de
equilibrar el peso del país del norte en lo económico y diplomático.
El gobierno no adoptó ninguna medida efectiva para reprimirlos. Una oferta cegetista al
ministro de guerra para que conformara una reserva armada de trabajadores fue rechazada.
El 16 de septiembre de 1955 un golpe de Estado, autodenominado “Revolución Libertadora”,
derrocó a un gobierno legitimado por cuenta compulsa electoral tuvo lugar desde 1946.
4.13. El peronismo.
Desde finales del siglo XX, investigadores como César Tcach han señalado que en Córdoba y
otras latitudes del interior de Argentina, el peronismo no tuvo en sus orígenes al movimiento
obrero como columna vertebral y a la oligarquía como sus enemigos naturales, y la
inmigración reciente no ha jugado un papel relevante. De lo contrario, entre sus elementos
tradicionales internos, se puede decir que es una matriz conservadora.
Nos referimos a un claro apoyo político e institucional: los líderes del Partido Demócrata en
la provincia, Radicales nacionalistas y no liberales y la propia iglesia, Fundamentalmente, fue
la acción de la Asociación Católica de Laicos.
La entrada del peronismo en el gobierno provincial abrió un período caracterizado por crisis
políticas basadas en la incapacidad del partido gobernante. Y oponerse a acordar los términos
del juego político.
Dado que el apoyo a la candidatura de Perón provino de distintos sectores. El hecho de que la
construcción del partido político se hiciera ya siendo gobierno y disponiendo del aparató del
Estado hizo que los distintos sectores compiten por encabezar el partido y ocupar cargos
estatales.
En Córdoba, el conflicto provocó enfrentamientos entre el gobernador Argentino Auchter y
el vicegobernador Ramón Asís, así como entre la administración provincial y el legislativo
cordobés. La crisis terminó con la intervención de la provincia en junio de 1947. Córdoba ha
atravesado un proceso de centralización político-administrativa, cuya manifestación más
evidente es la ausencia de elecciones municipales y la concentración de funciones en
distintos organismos centralizadores que se sucedieron entre 1943 y 1955.
A través de los dos planes quinquenales se buscó fortalecer al Estado mediante un aumento
del gasto público que lo convirtiera en articulador y orientador de la vida nacional. Eran
programas de cinco años que estaban pensados para el fomento de la
industria como una forma de lograr la independencia económica, bandera del
justicialismo.
Las Banderas del Justicialismo eran:
● La justicia social se refiere a una distribución justa de los ingresos, que permitan no
solo satisfacer las necesidades básicas, sino también el acceso a bienes y servicios
como educación, turismo, esparcimiento, etc.
● La independencia económica implica el desarrollo de una economía que no esté atada
a los designios del mercado mundial.
● La soberanía política significa la plena autonomía en la toma de decisiones
gubernamentales, sin la intervención de países extranjeros.
Hacia finales de la década del cuarenta, se abrió un nuevo ciclo urbano en Córdoba que se
extendió hasta los setenta, en el que la ciudad duplicó su población, densifica su área central,
consolidó sus barrios intermedios y vivió un crecimiento exponencial de su periferia.