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Pretendemos dar una serie de contenidos, pautas y actividades que faciliten a las
educadoras y educadores el acercamiento al lenguaje rítmico-musical y su aplicación
en el aula infantil.
Alrededor de los dos años, pueden ser ellos mismos quienes produzcan un
ritmo fácil de negras para que los compañeros y compañeras lo repitan con la
misma intensidad.
También se podrán realizar pequeños dictados para que las niñas y los niños
identifiquen la grafía <<fuerte>> con el sonido fuerte y la grafía <<flojo>> con el
sonido flojo.
Otro grupo de ejercicios consiste en identificar los sonidos del ambiente con la
grafía correspondiente:
El león: fuerte.
El pájaro: flojo.
Los coches: fuerte.
Las hojas de los árboles movidas por el viento: flojo.
4.2.3. La altura.
La altura sonora se refiere a la escala musical o registro que se utiliza al cantar.
Se identificarán los sonidos altos como sonidos agudos y los sonidos mas bajos como
sonidos graves.
La mayoría de los cuentos populares son muy apropiados para producir
diferentes voces, que más tarde los niños y las niñas identificaran con sonidos
graves y agudos.
Alrededor del año, se podrá jugar con marionetas, por ejemplo, realizar
pequeños diálogos entiendo diferentes voces, una la señora María Agudo y el
señor Pepe Grave.
Puede jugar con las marionetas e imaginarse donde viven y qué animales tienen.
En cuanto a los instrumentos se podrá trabajar la altura sonora a partir de las
notas agudas graves de la flauta, el xilófono o el piano.
A partir de los dos años se incorporarán las grafías asociadas a los sonidos
agudos y graves. Siempre se identificará el sonido agudo con un tono más alto
que el sonido grave, en el de abajo.
4.2.4. El timbre.
El timbre es la cualidad que permite diferenciar el sonido que emite una voz o un
instrumento de otras voces o instrumentos de la misma naturaleza.
Desde que el bebé empieza a desarrollar su oído, irá asociando los diversos timbres
que percibe.
4.3. El ritmo.
El ritmo es una sucesión armoniosa de sonidos repetitivos producidos en frecuencias
más o menos regulares durante un periodo.
El ritmo aparece como un elemento habitual en la vida cotidiana del niño.
Estos ritmos podrán ser más rápidos o más lentos, más fuertes o más débiles, más
seguidos o más espaciado.
Unas actividades rítmicas adecuadas favorecerán otros aprendizajes, como la
prelectura, al cálculo el desarrollo psicomotor, la orientación espacial o la lateralidad.
La improvisación y la creatividad.
Además de utilizar y trabajar patrones marcados bajo un tiempo regular y con unas
pulsaciones determinadas, hay que dejar aflorar los aspectos creativos.
Para ello será indispensable que la educadora o el educador trabaje diferentes
modelos de improvisación, se pueden cantar melodías diferentes con vocales,
incorporar ritmos libres en las manos, brazos y pies del bebé, o bien acompañar los
sonidos con gestos y movimientos.
Se deben trabajar los temas de improvisación sin miedo, dejar que las niñas y los niños
se puedan expresar vocal e instrumentalmente, y que encuentren en esta actividad
una manera afectiva y lúdica de comunicarse.
Sonidos onomatopéyicos. Son los que se utilizan para imitar las voces de
algunos animales.
Estos sonidos pueden acompañarse de imágenes visuales como cuentos, fotografías o
bits.
Sonidos de la naturaleza. Como los del viento, el fuego, el mar, el rio, la lluvia.
4.4.2. El sonido.
La educación en el silencio.
La educación del silencio es primordial para poder iniciar cualquier actividad, por lo
que seria necesario crear un clima de silencio y expectación.
La niña o el niño será receptivo entre una situación de silencio antes de escuchar una
canción.
La familia de la percusión.
La familia de la percusión está formada por los instrumentos que producen sonidos por
la acción de golpear o agitar.
La familia de cuerda.
Dentro de la familia de los instrumentos de cuerda, según la forma de tocar.
La familia de viento.
Esta familia está compuesta pro todos los instrumentos que se tocan soplando. Según
el material de que estén hechos se pueden clasificar en:
Preparación de la actividad.
La educadora o el educador deberá motivas y crear ilusión a los niños y niñas para
captar su atención y fomentar su curiosidad por la audición que seguidamente se
escuchará. Podrá hacerlo explicando la audición.
Una vez que el niño o la niña ha comprendido la historia, procederá a interpretarla. En
esta etapa es conveniente ayudarse de disfraces, instrumentos y movimientos
corporales.
¿Cómo trabajar una audición descriptiva?
Hay una serie de audiciones muy idóneas:
Los niños y las niñas tienen una disposición natural para desarrollar el lenguaje y el
canto.
Estimular y desarrollar habilidades vocales es una responsabilidad de la educadora o el
educador y también de la familia.
Ejercicios de resonancia.
Es necesario abrir las cavidades de resonancia: boca, nariz y cavidades craneales. La
mejor ayuda se encuentra con los sonidos m, n, ñ.
Ejercicios de articulación.
La pronunciación se debe trabajar en esta etapa para que sea lo más clara posible.
Para ello hay que ejercitar los órganos que intervienen en la articulación,
especialmente la lengua, los labios y la mandíbula.
Enseña la canción por fases breves, sin que queden cortadas por el texto,
repitiendo dos o tres veces cada frase.
El cancionero.
Es interesante crear un cancionero que recoja todas las canciones tradicionales
infantiles propias de cada zona.
En el aula de educación infantil tiene que haber un espacio para crear un rincón de
música.
Repertorio de canciones.
Las canciones con contenido onomatopéyico o con silabas repetitivas. Son
algunos ejemplos: Debajo un botón-tón-tón, Miau, miau o Pon, pon.
Las canciones que hablan de animales.
Las canciones que hablan de las partes del cuerpo.
Las canciones que hablen de la familia, de su nombre.
Las canciones para empezar o finalizar una determinada actividad.
Las canciones ilustrativas de un centro de interés.
Las canciones sobre las estaciones del año o sobre las fiestas del calendario.
Navidad, Carnaval.